Una Educacion Laica Se Refiere A Que La Iglesia?

Una Educacion Laica Se Refiere A Que La Iglesia
Se concibe como educación laica a aquella que se mantiene por completo ajena a cualquier doctrina religiosa y que se basa en los resultados del progreso científico, lucha contra la ignorancia y sus efectos como las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.
Ver respuesta completa

¿Qué significado tiene la palabra laico?

Resumen – ¿Quién es una persona laica?, ¿Cuándo podemos decir que alguien piensa y actúa de conformidad con las premisas que dan sustento al sistema de pensamiento laico?, ¿Cuándo decimos que una persona promueve el proyecto institucional, político, de la laicidad? son preguntas que no puede quedar sin respuesta si queremos abordar el tema de la laicidad con seriedad.
Ver respuesta completa

¿Qué es el pensamiento laico?

Laico es quien considera que no existe ninguna obligación de pensar de una forma de- terminada, porque no cree que haya verdades tan ciertas que obliguen al asentimiento. Desde este punto de vista, el problema para el laico es la posibilidad de convivencia entre creencias y valores diferentes.
Ver respuesta completa

¿Cuál es el papel de los laicos en la Iglesia?

Tras el Concilio Vaticano II – Desde el Concilio Vaticano II, se destaca cada vez más que el laico en la Iglesia católica es una auténtica vocación. El contenido de esta vocación es la santificación de las obligaciones ordinarias del cristiano y, en primer lugar, las familiares.

Así, la Constitución Dogmática Lumen Gentium afirma que su vocación consiste en “iluminar y organizar todos los asuntos temporales a los que están estrechamente vinculados, de tal manera que se realicen continuamente según el espíritu de Jesucristo y se desarrollen y sean para la gloria del Creador y del Redentor” (n.31).

El Decreto conciliar Apostolicam Actuositatem indica que forma parte de esta vocación el apostolado, entendido como deber de acercar almas a Dios. ejercen el apostolado con su trabajo por evangelizar y santificar a los hombres, y por perfeccionar y saturar de espíritu evangélico el orden temporal, de tal forma que su actividad en este orden dé claro testimonio de Cristo y sirva para la salvación de los hombres.

Dios llama a los seglares a que, con el fervor del espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de fermento. ​ Apostolicam Actuositatem, 2 El Código de Derecho Canónico indica: Por institución divina, entre los fieles hay en la Iglesia ministros sagrados, que en el derecho se denominan también clérigos; los demás se denominan laicos.

Código de Derecho Canónico, 207 § 1. Los cánones 224 y siguientes establecen el estatuto de los fieles laicos al dar una lista de derechos y deberes de los fieles laicos. De ellos destaca el canon 225 porque de él se puede extraer una definición positiva del fiel laico: según este canon, los laicos son aquellos que tienen la obligación general de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres en todo el mundo.

Esta obligación les apremia todavía más en aquellas circunstancias en las que solo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a Jesucristo. Puesto que, en virtud del bautismo y de la confirmación, los laicos, como todos los demás fieles, están destinados por Dios al apostolado, tienen la obligación general y gozan del derecho tanto personal como asociadamente, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres en todo el mundo; obligación que les apremia todavía más en aquellas circunstancias en las que sólo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a Jesucristo.

Código de Derecho Canónico, 225 § 1. Por lo tanto, en el lenguaje católico, el estado laical es uno de los estados en los que el cristiano puede ejercer su misión dentro de la iglesia, además del clerical y del religioso. El laico es aquella persona bautizada, perteneciente a la Iglesia que no ha recibido el sacramento del orden sacerdotal ni ha hecho votos dentro de alguna comunidad religiosa.
Ver respuesta completa

¿Cuál es la diferencia entre laico y religioso?

Significado de Laico Como laico se designa todo aquello que carece de credo o que no se encuentra sujeto o influido por una religión, La palabra, como tal, pasa al español desde el latín laĭcus, Así, laico es un adjetivo utilizado para referirse a las organizaciones e instituciones que no están bajo el influjo de una organización religiosa.
Ver respuesta completa

¿Qué significa la palabra laico en la Biblia?

1. Can. Cristiano que no es miembro del clero; fiel que no es clérigo y no sigue la vida consagrada ( CIC, c.
Ver respuesta completa

¿Qué quiere decir laica y gratuita?

La educación que el gobierno imparte es laica, es decir, alejada de cualquier doctrina religiosa. La educación que imparte el gobierno es gratuita.
Ver respuesta completa

¿Cómo debe actuar un laico?

Índice 1 Cuestiones introductorias 2 Los laicos: su identidad eclesial 3 Los laicos: su vocación y misión 4 Conclusión 5 Referencias bibliográficas 1 Cuestiones introductorias El Concilio Vaticano II definió toda la Iglesia como misionera. En esta dimensión de totalidad, se manifiestan con más fuerza, y ​​con un tono totalmente nuevo, aquellos y aquellas que se denominan laicos, y que ahora de forma más expresiva y razonada, desempeñan un papel preponderante en la misión de toda la Iglesia.

Es preciso destacar que esta es una visión que se renueva porque la tradición eclesial que llega hasta el Concilio conlleva para el término laico una connotación ampliamente negativa, construida social y culturalmente, pero también eclesiológicamente, ya que la visión que se tenía antes era marcadamente pasiva y sumisa, sin autonomía y sin ningún tipo de independencia en su manera de ser y hacer iglesia.

Culturalmente, el laico fue visto como uno que no sabe, no entiende, que no está preparado para el ejercicio de una función en la Iglesia. Eclesiológicamente, el laico fue visto de forma pasiva y sumisa a la jerarquía eclesiástica, siendo tratado frecuentemente como inferior (KUZMA 2015 p.528-31).

Esta definición se basa en la nueva comprensión eclesiológica de que se afirma con el Concilio Vaticano II, que presenta a la Iglesia como Pueblo de Dios, en la que todos los bautizados son parte importante y constitutiva de su misión, sustentados por algo que es común a todos y que proviene de una experiencia fundamental: el bautismo – que une cada fiel a Cristo y lo convierte en miembro activo del cuerpo eclesial.

Por el bautismo, todos son Iglesia, lo que garantiza a los laicos una nueva identidad y una nueva conciencia de su vocación y misión. La Iglesia del Vaticano II se entiende como communio, reproduciendo en su estado visible e histórico un reflejo de la comunión trinitaria (KASPER, 2012, p.256-7).

  1. Nadie y / o ninguna vocación ocupan el centro de la Iglesia, porque sólo Cristo es el centro.
  2. Él es el fundamento del que nace y vive en la fuerza de su Espíritu, y así camina, peregrina hacia la consumación del plano del Padre (LG 48).
  3. Alrededor de Cristo y del misterio que lo rodea, circulan los diversos ministerios, enriquecidos con dones y carismas, dejándose tocar y definir por el mismo misterio, y que colaboran y cooperan para la edificación del cuerpo y al servicio de esta Iglesia en mundo: el anuncio y la vivencia del Reino de Dios.

De este modo, y en esta nueva concepción, los laicos son comprendidos (e inseridos) en la misión de toda la Iglesia, con una especificidad que le es propia y que les permite actuar en los asuntos internos de la Iglesia (ad intra) y / o en problemas externos (ad extra) en el mundo y en las realidades en que se encuentran, sin exclusivismos.

Sobre esto, dice Bruno Forte: “Todos comparten la responsabilidad, tanto en el centro de la vida eclesial, cuanto en la relación con el mundo; comprometidos en poner sus dones al servicio, donde quiera que el espíritu suscite la acción de cada uno, en una articulada y dinámica relación entre los diversos ministerios y carismas “(FORTE, 2005, p.43).

Corresponde a toda la Iglesia, por tanto, en la responsabilidad que le es conferida, despertar la vocación y misión de los laicos, alimentándola y fortaleciéndola en todas sus acciones, respetando su autonomía y especificidad, siempre promoviendo la comunión.2 Los laicos: su identidad eclesial La identidad eclesial de los laicos está garantizada por el bautismo.

  1. He aquí el punto principal que une los laicos a todos los fieles, asegurándoles a todos la misma dignidad, lo que también les habilita en la misión y los distingue en vocación, en aquello que es específico de su forma de ser y de manifestar/vivenciar su fe.
  2. El bautismo ofrece a todos una nueva manera de existir, “el existir cristiano” (BINGEMER 1998, p.32).

Este sacramento – fundante y único para la vida cristiana – confiere a ellos y a todo el pueblo de Dios la marca del ser cristiano e incorpora todos los fieles a Cristo, despertando en gracia, la vocación y la misión de cada uno. Afirmamos: 1) por el bautismo, todos están unidos a Cristo; 2) por el bautismo, todos están llamados a la misión; 3) por el bautismo todos son Iglesia; y, por esta razón ofrecen al mundo un testimonio auténtico de que y en quién y por aquello y por aquel en quien creen están dispuestos a servir al mundo con el fin de transformarlo desde el punto de vista del Reino de Dios, haciendo de la vida concreta un verdadero camino de santidad y de encuentro con Dios.

Aquí tenemos la base de toda la eclesiología que quiere tratar sobre los laicos, su vocación y su misión. El bautizado – cualquiera que sea el carisma recibido y el ministerio ejercido – es, ante todo, homo christianus, aquel que por el bautismo se ha incorporado a Cristo (cristiano, de Cristo), ungido por el Espíritu (Cristo de chris = ungido), por eso constituido pueblo de Dios.

Esto significa que todos los bautizados son Iglesia, partícipes de las riquezas y de las responsabilidades que la consagración bautismal implica. Todos están inequívocamente llamados a ofrecerse como “un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (cf. Rm 12,1).

En todas partes den testimonio de Cristo. Y a los que lo pidan, den razones de su esperanza de vida eterna (cf.1 Pe 3,15) “(LG 10). (FORTE, 2005, p.31). Podemos decir que con el bautismo no falta nada en la vida cristiana, porque a través de él inserta en el misterio de Cristo, siendo con él, y a partir de él, una nueva criatura (cf.2 Cor 5,17).

Se coloca en el camino y en la práctica de su reino, viviendo en la esperanza y la anticipación del Reino que está llamado a construir como Iglesia, pues también a él, por su condición y posición en la Iglesia y en el mundo, está destinada la invitación del Señor: “Id también vosotros a mi viña” (Mt 20,4).

Esta llamada se fortaleció con el Vaticano II, que valoró la esencia de esta vocación y abrió nuevas perspectivas, más acordes con el Evangelio mismo inaugurado por Cristo, estableciendo que esta llamada y esta presentación fueron y son llevadas a cabo por el mismo Cristo (AA 33), Esto fue confirmado por el Papa Juan Pablo II, en la Exhortación Christifideles laici, diciendo que estos laicos –fieles laicos – están llamados a trabajar en la viña del Señor, que es todo el mundo, y allí ofrecen su vida y su testimonio, lo que obliga a toda la Iglesia y sus estructuras a la valorización y la toma de consciencia de esta importante vocación (JUAN PABLO II, 1989 n.1-2).

Por lo tanto, dado el bautismo es la experiencia fundante, ocurrirá que, a continuación, en la vida cristiana, surgirán la vivencia eclesial y la comunidad, la práctica cotidiana, el servicio al mundo, el ejercicio de la solidaridad y los demás sacramentos, que junto con otras realidades servirán de alimento y de búsqueda de aquello que se fortalece en la fe y la esperanza.

You might be interested:  Que Relacion Tiene La Educacion Fisica Con La Quimica?

Por el bautismo, los laicos están incluidos en la misión de toda la Iglesia (interna y externamente), pues ellos pasan a ser y a formar parte con ella; e incluso en un espíritu de comunión con todos los demás bautizados, viven la fe de manera autónoma y libre, con una forma única y propia de ser y hacer como Iglesia (KUZMA de 2009, p.85).

Los laicos son aquellos hombres y mujeres que están en mayor número en el cuerpo eclesial y, por tanto, deben ser valorados en lo que compete y compromete a su vocación y misión, sin perjuicio de nadie, pero en vista de la comunión de toda la Iglesia que camina en misión en el horizonte del Reino de Dios; misión a la que todos los cristianos están llamados – como ekklesia (iglesia) – para trabajar, cada uno a su manera y en aquello que le es específico.

Estos cristianos tradicionalmente llamados laicos, tienen una dignidad conferida por Cristo y no pueden ser tratados como un pueblo conquistado, como objetos de evangelización, o como alguien que siempre recibe y que sólo escucha, que acepta todo de forma pasiva, sin entender y que no cuestiona críticamente, su situación y su fe.

Estos laicos que son parte constitutiva e importante del cuerpo eclesial, quieren contribuir a su manera y en comunión para construir el Reino de Dios, una misión que es su derecho, pues es parte de la vocación a la que fueron llamados. ¿Pero quiénes son estos los laicos? ¿Tenemos claridad de la respuesta? ¿Vemos en su vocación y misión, su identidad? Veamos.

  1. Os documentos de la Iglesia proporcionan definiciones importantes de lo que son en la Iglesia, así como su función específica adquirida por el bautismo, que hemos mencionado antes.
  2. Sin embargo, como ya se ha señalado, no se puede negar que la palabra laico en sí tiene una carga negativa, históricamente adquirida, también en el seno de eclesial (CONGAR, 1966, p.14-41), lo que hace pasar a estos fieles parte de esta intención negativa, dejando pequeña y sin valor su posición.

Durante mucho tiempo, se definió al laico por su negatividad, por lo que no era: no clérigo o alguien sin votos religiosos. Esta intención era tanto más grave cuanto que quitaba de los fieles la práctica activa del ejercicio de la fe, limitándolos a solo escuchar y recibir.

Cuando había una acción, ésta era a partir de un ordenado, dejando al laico un servicio de colaboración, sin autonomía. La historia de la Iglesia nos muestra los avances y retrocesos de esta vocación, así como las percepciones, interpretaciones y nuevos y / o viejos entendimientos (ALMEIDA, 2006). El Concilio Vaticano II, por la Constitución dogmática Lumen Gentium (LG), sobre la Iglesia, no anuló esta condición de no clérigo y de no religioso, pues es un hecho, pero se ofreció a todos los fieles un carácter fundante, inicial, teniendo en cuenta que todos bautizados integran y son la iglesia de Cristo y forman el nuevo Pueblo de Dios, en la que hay diversidad de funciones y servicios, pero igual dignidad e importancia (LG 32).

Ninguna vocación está por encima o en el centro, todos en comunión, cada uno con su propio don y carisma, asumidos y puestos al servicio de todos (cf.1 Cor 12,7). Cristo – la fuente y el destino de toda la fe – está en el centro, lo que garantiza a la Iglesia su sentido del misterio, de dónde ella nace (LG 3) y el destino escatológico (LG 48) al cual está destinada (FORTE, 2005, p.63-4).

El Vaticano II rescata el sentido primero de la palabra laico, que es laikós (griego y un término ausente de la tradición bíblica), es decir, aquel (aquella) que pertenece al Pueblo de Dios, Laos (en griego y un término presente en la tradición bíblica). Así, del Vaticano II extraemos esta nueva e importante definición que señala la identidad de los laicos en la misión de toda la Iglesia: Con el nombre de laicos se designan aquí todos los fieles cristianos, a excepción de los miembros del orden sagrado y los del estado religioso aprobado por la Iglesia.

Es decir, los fieles que, en cuanto incorporados a Cristo por el bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos partícipes, a su modo, de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos corresponde.

  • LG 31a).
  • A partir de esta definición, los laicos comenzaron a tener importancia y su condición pasa a tener un nuevo enfoque.
  • Ahora se justifica una eclesiología sobre ellos, como trataron de argumentar en el pre-concilio teólogos como Y.
  • Congar, E.
  • Schillebeeckx, G.
  • Philips, Karl Rahner y otros (ALMEIDA, 2012, p.13-33), cuya influencia y urgencia del tema se hizo valer recurre en el Consejo.

Esta definición y sus consecuencias – que aunque todavía insuficiente, ¡merecen hoy nueva audacia! – fueron un gran logro (SCHILLEBEECKX 1965, p.981-90). Sin embargo, lo que se discute hoy en día es si el término laico es suficiente para designar la vocación y la misión establecida, ya que la carga negativa sobre el término fue grande y se prolongó durante siglos.

Por el contrario, sólo cambiar el término por otro, o especificando su actividad pastoral, no siempre puede garantizar una valorización de su condición y posición eclesial. Lo correcto sería avanzar en la comprensión de ser cristiano a partir de lo que el bautismo nos ofrece y del camino de seguimiento que decidimos recorrer en busca de la madurez de la fe (BINGEMER, 2013).

Pero esto aún es algo que debe ser buscado, precisando ahora una reinterpretación del contenido de ser un cristiano laico y un reconocimiento y valorización de su identidad eclesial.3 Los laicos: su vocación y misión Habiendo definido la identidad del laico, no por su aspecto negativo, como antes, sino por aquello que los garantiza la eclesiásticamente – el bautismo – y por su misión con toda la Iglesia, el Vaticano II trató de definir el ejercicio de esta vocación y misión, pidiendo para ellos – preferencialmente – la responsabilidad en el mundo secular, el lugar en el que ellos ya se encuentran y dónde son llamados para el ejercicio de su fe y búsqueda de su santidad como los laicos.

De este modo, hacemos uso aquí de lo que fue señalado por el Concilio al describir el carácter secular como característica particular (pero no exclusiva) de su condición, texto que sigue al ya utilizado anteriormente. Aquí, para discernir mejor quiénes son esos laicos, el documento conciliar los define por su acción, por aquello que están llamados a ejercer y cooperar, de modo propio y autónomo: El carácter secular es propio y peculiar de los laicos.

Pues los miembros del orden sagrado, aun cuando alguna vez pueden ocuparse de los asuntos seculares incluso ejerciendo una profesión secular, están destinados principal y expresamente al sagrado ministerio por razón de su particular vocación. En tanto que los religiosos, en virtud de su estado, proporcionan un preclaro e inestimable testimonio de que el mundo no puede ser transformado ni ofrecido a Dios sin el espíritu de las bienaventuranzas.

A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Viven en el siglo, es decir, en todos y cada uno de los deberes y ocupaciones del mundo, y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con las que su existencia está como entretejida.

Allí están llamados por Dios, para que, desempeñando su propia profesión guiados por el espíritu evangélico, contribuyan a la santificación del mundo como desde dentro, a modo de fermento. Y así hagan manifiesto a Cristo ante los demás, primordialmente mediante el testimonio de su vida, por la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad.

Por tanto, de manera singular, a ellos corresponde iluminar y ordenar las realidades temporales a las que están estrechamente vinculados, de tal modo que sin cesar se realicen y progresen conforme a Cristo y sean para la gloria del Creador y del Redentor. ( LG 31b). En este texto se establece que es específico de los laicos iluminar y organizar las cosas temporales, es decir, la realidad del mundo donde se encuentran y viven y donde deben vivir como levadura en la masa, desde dentro, convirtiéndose en luz para las personas, una luz que viene de Cristo y que brilla en sus acciones (LG 1).

Así, los laicos – hombres y mujeres insertados en la sociedad – se presentan como auténticos testigos del Evangelio y se comprometen con la causa del Reino, iluminando y organizando todo a su alrededor, “ejerciendo funciones temporales y ordenándolas según Dios” (LG 31b).

Sin embargo, para entender la amplitud de esta definición en su matriz teológico fundamental, es necesario asimilar el proyecto de Dios, que es lo que hace el Vaticano II en sus definiciones (LG 1-5, 1-6 DV AG 1- 5), y con él, el principio mayor de nuestra fe, que está basado en un Dios que se hizo hombre y que como humano asumió toda nuestra condición (GS 22), involucrándose en la trama de nuestra existencia, haciendo que nuestras esperanzas humanas se convirtiesen en una gran esperanza anunciada por él, que era el Reino de Dios, una buena noticia para todo el mundo.

Miremos, entonces, a Jesús de Nazaret. Jesús de Nazaret, ocupándose de las cosas de su tiempo, nos ha abierto una nueva perspectiva de la vida y por eso nos presentó un nuevo rostro de Dios, más próximo y más libre, más presente en nuestra propia realidad, que resultó importante para él, ya que la asumió plenamente dando su vida por amor a nosotros.

Por lo tanto, la atención del texto conciliar que aquí reproducimos para señalar la vocación y misión de los laicos es para afirmar la presencia de la Iglesia en el mundo, de manera concreta, dispuesta a presentar al mundo la propuesta que la garantiza y que la fundamenta, que es Cristo y su Reino. Basado en el texto conciliar de LG 31b percibimos que la Iglesia pretende hacer esto de una manera concreta por los fieles, por todos, pero aquí destaca este papel especialmente a los laicos, que están integrados en la sociedad directamente y allí ofrecen un testimonio firme y verdadero.

Esto no quiere decir que la experiencia de fe en el mundo será invasiva, sino en la práctica del servicio, en el hacer el bien, en la autenticidad y la coherencia con lo que dice creer y profesar, como se destaca en el documento de Aparecida en 2007 ( DAp n.210).

Asimismo, el Decreto Apostolicam actuositatem (AA), que trata sobre el apostolado de los laicos, dice: ” Prueba de esta múltiple y urgente necesidad, y respuesta feliz al mismo tiempo, es la acción del Espíritu Santo, que impele hoy a los laicos más y más conscientes de su responsabilidad, y los inclina en todas partes al servicio de Cristo y de la Iglesia.

“(AA n.1c). En una relectura y frente al contexto actual, también en su Exhortación Apostólica Christifideles Laici, el Papa Juan Pablo II dice, ” por medio de ellos la Iglesia de Cristo está presente en los más variados sectores del mundo, como signo y fuente de esperanza y de amor ” (Juan Pablo II, 1989 n.7).

  • Y añade: “A nadie le es lícito permanecer ocioso ” (Juan Pablo II en 1989, n ° 3).
  • Si miramos al tiempo presente, las acusaciones y apuntes pastorales que Francisco Papa coloca en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium son aún más firmes, en la reivindicación del papel de una Iglesia – sobre todo aquí los laicos – en salida y rompiendo con todo lo que pueda obstaculizar su misión y verdadera vocación:¡la de anunciar el Evangelio de hoy! (FRANCISCO, 2013 n.110-121).

Y siempre de modo dialógico, en la coherencia entre fe y vida, un verdadero y auténtico testimonio. También en esta línea, es digno de mención que, en la actualidad, el Papa Francisco ha pedido mucho la presencia de los laicos, su valorización y una mayor presencia de los jóvenes y las mujeres en la Iglesia.

You might be interested:  Que Significa Soñar Con Un Compañero De La Escuela?

Por cierto, también acusa la pasividad, adquirida históricamente – a veces sin culpa – pero también llama la atención sobre una nueva audacia, para avanzar a nuevos rumbos y nuevos descubrimientos eclesiales. Hacemos hincapié en que aquí la creación del nuevo Dicasterio sobre los Laicos la Familia y la Vida, anunciado durante el Sínodo de los Obispos en octubre de 2015.

Otro punto importante es que los laicos están llamados a la vocación y misión como laicos. ¡No necesitan ser otra cosa! ¡Ellos son laicos! Forman parte del Laos (pueblo) de Dios donde viven, ofrecen su testimonio y las razones de su esperanza. Esto es fundamental, sobre todo cuando se ve hoy en día como avanzan clericalismos (FRANCISCO, 2013, n.102), ya mencionados en varias ocasiones y que no permitan que la Iglesia pueda dar responder eficazmente a los problemas actuales (cf.

  • Conferencia de Santo Domingo n.96), pues intentan restaurar una imagen de iglesia que se sustenta por sí sola y que se cierra en sí misma, casi como una fuga (KUZMA, 2009, p.43-7) o alienación de la realidad.
  • Dios no cambia su condición, sino que lleva a plenitud su estado, los hace llenos de vida y de gracia en el Espíritu.

Así, ellos son verdaderos adoradores y santifican el mundo con la propia vida “(KUZMA y SANTINON, 2014, p.137). Y más: “Los laicos no están llamados a ser lo que no son y vivir donde no están, pero están llamados a vivir plenamente lo que son y a estar efectivamente donde ya están, y dentro de su vida, encontrar a Dios y anunciarlo a los demás “(KUZMA y SANTINON, 2014, p.137).

  • En el curso de sus vidas, “preparan el campo del mundo para mejor recibir la semiente de la palabra divina y abren las puertas a la iglesia, para que actúe como anunciadora de la paz” (LG 36c).
  • Con toda la Iglesia, los laicos están llamados a servir, y sirven con la propia vida, donde la experiencia con Cristo produce un auténtico testimonio.

¡Aquí está su vocación y su misión! 4 Conclusión De aquello que el Vaticano II definió sobre los laicos en la misión de la Iglesia, podemos sacar puntos importantes aquí: 1) el bautismo los incorpora a Cristo y los constituye como miembros del Pueblo de Dios, lo que acentúa un punto importante en la definición de Iglesia del Vaticano II (en la Lumen Gentium); 2) ellos se convierten en partícipes de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, de donde reciben el mandato – de Cristo – par el testimonio en el mundo y en la Iglesia de aquello que es la razón de su esperanza.

Al modo de Cristo, un sujeto común – laicos – de su tiempo, ellos pasan a ofrecer sus vidas a Dios y a los hermanos a través de la práctica del Reino; ellos son en el mundo y en la Iglesia anunciadores de la verdad y tratan de gobernar, gestionar y transformar todo, desde la perspectiva del Reino de Dios; 3) asumen su parte en la misión: es cuando los laicos, hombres y mujeres de fe, pasan a servir en el lugar donde se encuentran, y la base que sustenta su servicio es la experiencia concreta y vivificante con Jesús de Nazaret.

Y donde se encuentra el trabajo es en el mundo secular, vivido especialmente, pero no exclusivamente, pues la Iglesia es misionera en su conjunto y no en parte. El Concilio dio pasos importantes. Es importante hoy en día abrirse al Espíritu que lo concibió y se dispone a los nuevos desafíos que el mismo Espíritu que nos hace ver, siempre abierto, sensible y de diálogo, en la acogida y la construcción de un Reino que necesita de todos nosotros ¡porque todos estamos llamados a la viña del Señor! Cesar Kuzma.

  • PUC Rio. Texto original Portugués.5 Referencias bibliográficas ALMEIDA, A.J.
  • Leigos em quê? Uma abordagem histórica.
  • São Paulo: Paulinas, 2006._.
  • Apostolicam actuositatem: texto e comentário.
  • São Paulo: Paulinas, 2012.
  • BINGEMER, M.C.L.
  • Identidade crística: sobre a identidade, a vocação e a missão dos leigos.

São Paulo: Loyola, 1998._. Ser cristão hoje. São Paulo: Ave Maria, 2013. CONGAR, Y. Os leigos na Igreja: escalões para uma teologia do laicato. São Paulo: Herder, 1966. FORTE, B. A Igreja: ícone da Trindade.2.ed. São Paulo: Loyola, 2005. FRANCISCO. Evangelii Gaudium.

São Paulo: Loyola, 2013. JOÃO PAULO II. Christifideles Laici. São Paulo: Paulinas, 1989. KASPER, W. A Igreja Católica: essência, realidade, missão. São Leopoldo: Unisinos, 2012. KUZMA, C. Leigos e leigas: força e esperança da Igreja no mundo. São Paulo: Paulus, 2009._. Leigos. In: PASSOS, J.D.; SANCHEZ, W.L. (orgs).

Dicionário do Concílio Vaticano II. São Paulo: Paulinas, 2015, p.527-33. _; SANTINON, I.T.G. A teologia do laicato no Concílio Vaticano II. In: PASSOS, J.D. (org.). Sujeitos no mundo e na Igreja. São Paulo: Paulus, 2014, p.123-44. SCHILLEBEECKX, E. A definição tipológica do leigo cristão conforme o Vaticano II.
Ver respuesta completa

¿Qué promueve el pensamiento laico?

La laicidad promueve la investigación racional y descarta la revelación como método para conocer y entender el mundo en que vivimos.
Ver respuesta completa

¿Qué es la Iglesia y cuál es su proposito?

El propósito de la Iglesia El propósito de la Iglesia Capítulo 3 La Iglesia, con su organización completa, ofrece servicio e inspiración a toda persona. El presidente David O. McKay sentía gran amor por la Iglesia y tenía un fuerte testimonio de la misión de ésta de preparar el establecimiento final del reino de Dios.

Mientras integraba el Quórum de los Doce Apóstoles, contó la siguiente experiencia: “Por encima del púlpito del centro de reuniones al cual asistía los domingos cuando era niño, durante muchos años hubo una gran fotografía del fallecido presidente John Taylor, y debajo, escrito con letras que me parecían de oro, la frase: ” ‘El reino de Dios o nada’.

“La expresión me impresionó cuando no era más que un niño, años antes de comprender su verdadera trascendencia. Creo que a esa tierna edad me daba cuenta de que no hay otra iglesia ni organización que se aproxime siquiera a la perfección ni posea la divinidad que caracteriza a la Iglesia de Jesucristo.

  • Siendo niño lo percibía intuitivamente; en la adolescencia llegué a convencerme totalmente de ello; y hoy lo atesoro como una firme convicción de mi alma “La divinidad de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se manifiesta en su organización así como en sus enseñanzas.
  • La realidad de Dios, la hermandad y el servicio, esos tres principios guiadores impregnan toda nuestra actividad en la Iglesia”.

El liderazgo del presidente McKay reflejaba su firme convicción. Durante su ministerio como Presidente, hubo un progreso considerable de la Iglesia en todo el mundo y el número de miembros aumentó de aproximadamente un millón a casi tres millones. Al describir la función que tuvo el presidente McKay en ese crecimiento, dos historiadores comentaron lo siguiente: “Desde el principio de su labor administrativa, el presidente McKay, el primero en viajar a tantos lugares como Presidente de la Iglesia, visitó misiones de Europa, América Latina, África y el Sur del Pacífico, dedicando dos lugares en Europa para la edificación de templos y anunciando la construcción de uno en Nueva Zelanda.

En 1955 dijo que la Iglesia debía ‘hacer cualquier esfuerzo, dentro de lo posible y lo práctico, por poner al alcance de sus miembros que estén en esas misiones alejadas todo privilegio espiritual de los que tiene para ofrecer’, La construcción de templos, el aumento del número de misiones, la organización de estacas por todo el mundo, el persuadir a los santos de que debían edificar Sión en su propia tierra en lugar de emigrar a los Estados Unidos y el hecho de poner el liderazgo de la Iglesia en manos de los líderes locales de cada país, fueron todos pasos importantes para alcanzar esa meta”.

La fe del presidente McKay en la misión y el destino divinos de la Iglesia continuó hasta el fin de sus días. Menos de un año antes de morir, enseñó esto en un discurso de una conferencia general: “Dios ha establecido Su Iglesia para que nunca se derribe ni se entregue a otro pueblo.

Y como Dios vive, y mientras los de Su pueblo sean fieles a Él y el uno al otro, no tenemos por qué preocuparnos sobre la realidad de que al fin la verdad triunfará”. La misión de la Iglesia es preparar el camino para el establecimiento final del reino de Dios en la tierra. Su objeto es, primero, cultivar los atributos de Cristo en el hombre; y segundo, transformar a la sociedad de manera que el mundo sea un lugar mejor y más pacífico para habitar.

Cuando Cristo estuvo entre los hombres, ¿qué en Sus enseñanzas? Su primera gran proclamación fue el anuncio de que el reino de Dios estaba a las puertas. “el reino de Dios se ha acercado arrepentíos”, Su precursor, Juan el Bautista, predicó lo mismo. Predicó la venida del Señor; indicó la posición que ocuparía el Señor en ese reino, y el Salvador testificó después de ello y predicó la misma cosa.

  1. ¿Y qué era ese reino? No un reino mitológico sino uno real; no sólo un sentimiento interior sino una expresión exterior de rectitud.
  2. Era un gobierno divino establecido entre los hombres,
  3. Eso es lo que quería el Salvador: establecer un reino divino entre los hombres.
  4. El término mismo implica el dominio divino en el corazón y la voluntad del hombre y de la sociedad.

El hombre reconoce un poder y autoridad superiores a los suyos. “No se trata del reglamento arbitrario de una Deidad despótica, sino que está basado en la libre disposición del hombre de someter su voluntad a la de Dios.” En una oportunidad Jesús dijo: “he aquí el reino de Dios está entre vosotros”,

  • Es verdad que también se encuentra dentro de nosotros, porque la condición de miembro de ese reino exterior tiene su origen en el corazón mismo del hombre Sólo un grupo de personas que, en unión, busque la guía de los cielos puede finalmente transformar a la sociedad humana.
  • El Reino de Dios lleva también implícita una fraternidad universal en la cual todas las personas reconocen a Dios como su Supremo Legislador y mantienen vivo el deseo de obedecer Su divina voluntad.

Hay quienes aseguran que la envidia, los malos sentimientos el egoísmo que existen en el corazón del hombre impedirán siempre el establecimiento de esa sociedad ideal que se conoce como el Reino de Dios. Pero, digan lo que digan los que se burlan, la misión de la Iglesia de Cristo es eliminar el pecado y la iniquidad del corazón del hombre, y transformar a la sociedad de tal modo que la paz y la buena voluntad prevalezcan en esta tierra.

  • Consideren el sacerdocio de la Iglesia; imaginen a los hombres y a los jovencitos que lo componen organizados en secciones o grupos de trabajo, desde el hombre de noventa años hasta el muchachito de doce.
  • En éstos se encuentra ejemplificado todo lo que la sociedad humana busca en grupos y organizaciones sociales.

Dichos quórumes ofrecen oportunidades de asociación, hermandad y servicio organizado Los que son activos trabajan de manera organizada por el mejoramiento mutuo, por el bienestar personal de los miembros y por el bien de la sociedad en sí. Y si no vamos más allá de los quórumes, ¿no es sublime la imagen de hombres y muchachos que se congregan, se relacionan y fraternizan en el servicio a la humanidad, y cada uno de ellos considera hermanos a los demás? En ese quórum el médico se sienta junto al carpintero, y ambos están interesados en la aspiración más noble: adorar a Dios y prestar servicio al ser humano.

La responsabilidad de la Sociedad de Socorro es ayudar al sacerdocio a establecer el reino de Dios, aliviar el sufrimiento y brindar socorro a los pobres, y de muchas otras maneras contribuir a la paz y a la felicidad del mundo Una de las promesas más alentadoras que se han dado a aquellos que presten servicio es la que hizo el Salvador con estas palabras: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40) Hasta que llegué a la edad adulta no había comprendido la importancia del servicio que prestan nuestras hermanas de la Iglesia.

You might be interested:  En Que Consiste La Tecnica De Observacion En Educacion?

Al reconocer la fuerza de otras influencias, aparte de las del hogar, que puedan existir en la vida de un niño antes de que llegue a la edad de tomar determinaciones por sí mismo, la Iglesia le ofrece un ambiente religioso casi desde el momento en que nace.

  1. La Escuela Dominical, la Primaria, las ponen a su disposición buena instrucción, diversión y la guía apropiada desde la cuna hasta la madurez.
  2. Los Santos de los Últimos Días son gente que de verdad se ayudan los unos a los otros en una vida productiva, una vida que tiene como objeto la salvación del ser humano.

Y no me refiero solamente a un lugar en el más allá donde cesen todas nuestras preocupaciones y dificultades, sino al tipo de salvación que se aplica aquí, al individuo, a la familia y a la sociedad del presente. Por medio del Evangelio de Jesucristo, y de la perfecta organización de la Iglesia que se ha revelado en esta dispensación al profeta José Smith, nos ayudamos los unos a los otros espiritualmente al aprovechar las muchas oportunidades de servicio que se presentan en la Iglesia.

Y con la actividad y la relación mutua en los quórumes del sacerdocio, en las organizaciones auxiliares y en nuestras reuniones sociales, estamos fomentando la hermandad, Para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el valor del individuo tiene una importancia especial.

Los quórumes, las organizaciones auxiliares, los barrios, las estacas e incluso la Iglesia misma se han organizado para fomentar el bienestar del hombre; todos son sólo los medios para lograr un fin, y ese fin es la felicidad y el bienestar eterno de todo hijo de Dios.

  1. Por lo tanto, exhorto a todos los miembros de la Iglesia, y en particular a los presidentes de quórumes y a los oficiales de las organizaciones auxiliares, a hacer un esfuerzo unido por mejorar la vida de las personas.
  2. En el hombre existe no solamente el instinto sino una chispa divina que lo impulsa a avanzar y elevarse.

Ese sentimiento es universal, y en algún punto de su vida toda persona es consciente de poseerlo. Inherentes a ese impulso espiritual hay tres inquietudes que permanecen inalterables a través de los siglos: (1) Toda persona normal anhela saber algo sobre Dios.

¿Cómo es? ¿Tiene interés en la familia humana o es totalmente indiferente al respecto? (2) ¿Cuál es la mejor manera de vivir en este mundo para obtener más éxito y mayor felicidad? (3) ¿Qué es ese inevitable suceso al que llamamos muerte? ¿Qué hay más allá? Si desean recibir respuesta a esas anhelantes preguntas, deben venir a buscarlas en la Iglesia.

Solamente la religión verdadera puede satisfacer los anhelos del alma. ¿Para qué tenemos estas conferencias y todas las otras reuniones de la Iglesia? Se llevan a cabo por el bien del individuo, por su hijo, por su hija, por los míos. El Señor ha dicho: “Y si acontece que trabajáis todos vuestros días proclamando el arrepentimiento a este pueblo y me traéis aun cuando fuere una sola alma, ¡cuán grande será vuestro gozo con ella en el reino de mi Padre!” El propósito de la organización de esta gran Iglesia tan completa, tan perfecta, es bendecir al individuo.

  • Esta Iglesia se estableció de la única manera en que podía establecerse la Iglesia de Cristo, o sea, por la autoridad directa de Dios.
  • Así fundada, invita al mundo entero a venir a una Iglesia que Dios mismo reconoce y que ofrece toda ventaja a la que la mente, las emociones y los deseos humanos puedan aspirar para cumplir la misión individual en esta tierra.

“Es una ola de influencia personal y directa que se va expandiendo, destinada finalmente a afectar y transformar a todas las personas para que, como Jesús, lleguen a ser como es Dios.” “El mormonismo”, como cristianismo verdadero, “domina el egoísmo, modera las pasiones, subordina los apetitos, aviva el intelecto y ennoblece los afectos; promueve la industria, la honestidad, la verdad, la pureza y la bondad; humilla al orgulloso, exalta al humilde, defiende la ley, favorece la libertad —es esencial para tenerla— y uniría a las personas en una grandiosa hermandad”.

Hay muchos ciudadanos muy alarmados por el aumento en el crimen, el elevado índice de divorcios y de nacimientos ilegítimos, el incremento en las enfermedades venéreas, los escándalos en los puestos elevados y otros síntomas de falta de honradez tanto privada como pública. ¿Se trata de una crisis moral? ¿Hay razón para alarmarnos? El mundo nos rodea por completo y las estadísticas que leemos son francamente inquietantes, y son una advertencia necesaria La misión de la Iglesia es reducir y, si es posible, eliminar del mundo esos males.

Es evidente que nos hace falta una fuerza unificadora para librarnos de ellos. Esa fuerza, ese ideal es el Evangelio de Jesucristo que fue restaurado por medio del profeta José Smith y que explica la vida del hombre y su propósito, y contiene los vitales elementos salvadores, los ideales nobles y la elevación espiritual que anhela el corazón del hombre.

Hombres y mujeres de todas partes que piensan correctamente tienen el deseo de eliminar de nuestras comunidades los elementos malos que están desintegrando constantemente a la sociedad: el problema del alcohol con la ebriedad que causa, la adicción a las drogas con todos los males que conlleva, la inmoralidad, la pobreza, etc.

La Iglesia procura hacer que tanto el hogar como la comunidad sean mejores y más llenos de luz. Expresemos ahora mismo gratitud por la Iglesia de Cristo con sus quórumes y organizaciones auxiliares especialmente formados para combatir esos males. La establecieron por revelación divina Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo; su gloriosa misión es proclamar la verdad del Evangelio restaurado, elevar a la sociedad para que las personas puedan tratarse mejor unas a otras, crear en nuestras comunidades un ambiente de integridad en el cual nuestros hijos encuentren fortaleza para resistir la tentación y aliento para esforzarse por alcanzar alturas culturales y espirituales.

  1. La Iglesia, establecida por la inspiración divina que se derramó sobre un muchacho sin educación académica, ofrece al mundo la solución de todos sus problemas sociales, y ya ha superado con éxito la prueba de su primer siglo.
  2. En este siglo veinte, en medio de los brillantes conceptos del hombre, que conscientemente busca reformas sociales y escudriña ciegamente el futuro tratando de adivinar el destino del ser humano, la Iglesia resplandece como el sol en el cielo, en derredor del cual los otros luminares se mueven como satélites de menor importancia.

Ciertamente, ella crea y preserva los valores más elevados del hombre, y su verdadera obra es la redención de la humanidad. “Es la luz de la verdad que irradia en todas partes del mundo y que, tarde o temprano, no puede dejar de revelar al hombre los ideales divinos por los cuales debe vivir”.

  • Basándose en las enseñanzas del presidente McKay, ¿cómo describiría usted el propósito de la Iglesia? (Véanse las págs.24–25.) ¿Para qué llevamos a cabo conferencias y reuniones en la Iglesia? (Véanse las págs.26–27.)
  • ¿Cómo ayuda la Iglesia en la preparación para el establecimiento final del reino de Dios? (Véanse las págs.24–25.) ¿En qué se parece la Iglesia al reino de Dios que se establecerá y cómo lo ejemplifica? (Véanse las págs.24–25.)
  • ¿Qué proporciona la Iglesia a los miembros fieles para conducirlos a la vida eterna? (Véanse las págs.24–25.) La forma en que la Iglesia está organizada, con sus quórumes y organizaciones auxiliares, ¿cómo ayuda al individuo a perfeccionarse? (Véase también Efesios 4: 11–13.)
  • ¿Cuáles son algunos de los problemas que enfrenta la sociedad actual? (Véanse las págs.28-30.) ¿Cómo se puede ayudar a resolver esos problemas aplicando los principios del Evangelio? (Véanse las págs.28–29.)
  • ¿De qué manera ha sido una bendición para usted el ser miembro de la Iglesia? ¿Qué pueden hacer usted y su familia para aprovechar mejor lo que la Iglesia ofrece?
  • ¿Qué podemos hacer para ayudar a la Iglesia a cumplir sus responsabilidades en estos últimos días?

Pasajes relacionados : Efesios 2:19–22; 4:11–15; Moroni 6:4–9; D. y C.10:67–69; 65:1–6. Notas

  1. Gospel Ideals, 1953, pág.109.
  2. Cherished Experiences from the Writings of President David O. McKay, comp. por Clare Middlemiss, ed. rev., 1976, págs.15–16.
  3. James B. Allen y Richard O. Cowan, “History of the Church: C.1945–1990, Post–World War II International Era Period”, Encyclopedia of Mormonism, 4 tomos, 1992, 2:639.
  4. En “Conference Report”, abril de 1969, pág.152.
  5. En “Conference Report”, abril de 1941, pág.106.
  6. En “Conference Report”, oct. de 1919, pág.76.
  7. En “Conference Report”, abril de 1941, pág.106.
  8. En “Conference Report”, abril de 1941, pág.109.
  9. En “Conference Report”, abril de 1963, pág.97; véase también la cita de James E. Faust en “Herederos del reino de Dios”, Liahona, julio de 1995, pág.69.
  10. Gospel Ideals, págs.255–256.
  11. En “Conference Report”, abril de 1941, pág.107.
  12. En “Conference Report”, abril de 1915, pág.103.
  13. En “Conference Report”, oct. de 1969, pág.8.
  14. En “Conference Report”, abril de 1968, págs.91–92.
  15. En “Conference Report”, abril de 1965, pág.137.
  16. En “Conference Report”, abril de 1927, pág.105.
  17. En “Conference Report”, abril de 1967, págs.5–6.
  18. En “Conference Report”, oct. de 1948, pág.122.
  19. En “Conference Report”, abril de 1930, pág.83.
  20. Gospel Ideals, págs.109–110.

: El propósito de la Iglesia
Ver respuesta completa

¿Cuál es el rol de la Iglesia?

La Iglesia mantenía la unidad de los creyentes, y se encargaba de fijar sus obligaciones religiosas. Seguir estas normas servía para redimir los pecados, alcanzar la vida eterna y evitar la condena al infierno. Toda la vida social o privada estaba marcada por la intervención de la Iglesia.
Ver respuesta completa

¿Cuál debe ser el papel de la Iglesia?

Características – La Iglesia católica se ve a sí misma y se proclama como la encargada por Jesucristo para ayudar a recorrer el camino espiritual hacia Dios viviendo el amor recíproco y por medio de la administración de los sacramentos, a través de los cuales Dios otorga la gracia al creyente.

La Iglesia católica se concibe a sí misma como la única Iglesia fundada por Cristo, y por tanto, la única auténtica frente a las demás iglesias y denominaciones cristianas que han surgido históricamente después de ella. ​ También, dado que considera que es una institución a la vez divina y humana ​ está tanto fuera como dentro de la historia, en el Catecismo romano (publicado en 1566) se escribió que consta de dos partes: la Iglesia peregrina, militante o en tránsito (la que existe en la historia) y la Iglesia triunfante o celeste (al finalmente llegar a la visión de Dios); ​ a lo que en ocasiones se añadió la iglesia purgante, sufriente o expectante (la de aquellos que murieron y aún no llegaron a la visión beatífica ), ​ siendo esta última parte de la Iglesia invisible pero aún no en su estado final.

La Iglesia católica considera que tiene encomendada la misión de elaborar, impartir y propagar la enseñanza cristiana, así como la de cuidar de la unidad de los fieles. Debe también disponer la gracia de los sacramentos a sus fieles por medio del ministerio de sus sacerdotes,

  • Además, la Iglesia católica se manifiesta como una estructura jerárquica y colegial, cuya cabeza es Cristo, ​ que se sirve del colegio de los apóstoles, y que en la historia posterior ejerce la autoridad mediante sus sucesores: el papa y los obispos.
  • ​ La autoridad para enseñar el Magisterio de la Iglesia basa sus enseñanzas en la Revelación, que está expresada tanto en las Sagradas Escrituras como en la Sagrada Tradición,

​ La Iglesia católica se considera a sí misma heredera de la tradición y la doctrina de la iglesia primitiva fundada por Jesucristo y, por lo tanto, como la única representante legítima de Cristo en la Tierra. Mediante la figura de los obispos, sucesores sin interrupción de los apóstoles, cumple con el mandato de Jesús de cuidar de su ovejas.
Ver respuesta completa

¿Qué es lo que dice el artículo 3?

Artículo 3o. Toda persona tiene derecho a la educación. El Estado -Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios- impartirá y garantizará la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior.
Ver respuesta completa