Que Es Violencia En La Escuela?

Que Es Violencia En La Escuela
El acoso en el entorno escolar priva a millones de niños y jóvenes de su derecho fundamental a la educación. Un informe publicado recientemente por la UNESCO revela que más del 30% de los alumnos en el mundo han sido víctimas de acoso, algo que tiene consecuencias nefastas en materia de rendimiento escolar, abandono escolar y salud física y mental.

El 5 de noviembre se celebrará el primer Día contra la violencia y el acoso en la escuela, incluido el ciberacoso. A continuación, encontrará lo que debe saber acerca de la violencia y el acoso en la escuela.

¿Qué es la violencia en el entorno escolar? La violencia en el entorno escolar designa todas las formas de violencia que se manifiestan en la escuela y alrededor de esta, padecidas por los alumnos y perpetradas por otros alumnos, docentes y demás miembros del personal docente. ¿Cuáles son las formas de violencia en la escuela? Según encuestas internacionales que recopilan datos sobre la violencia en la escuela, la UNESCO reconoce las siguientes formas de violencia en el entorno escolar:

  • La violencia física, es decir, toda forma de agresión física perpetrada por los compañeros, los docentes o miembros del personal escolar con la intención de herir.
  • La violencia psicológica que se manifiesta mediante agresiones verbales o emocionales, en la que figuran todas las formas de exclusión, rechazo, insultos, propagación de rumores, mentiras, injurias, burlas, humillaciones, amenazas o castigos psicológicos.
  • La violencia sexual, que incluye la intimidación con carácter sexual, el acoso sexual, los toqueteos no deseados, la coerción sexual y la violación perpetrada por un docente, un miembro del personal escolar o un compañero de clases.
  • El acoso, mediante el que se define más bien un modo de comportamiento que incidentes aislados, y que puede definirse como un comportamiento intencional y agresivo que tiene lugar de manera repetida contra una víctima. Puede manifestarse de diferentes formas:
    • Acoso físico, incluidos puñetazos, patadas y destrucción de bienes;
    • Acoso psicológico, como burlas, insultos y amenazas; o en las relaciones, mediante la propagación de rumores y la exclusión del grupo; y
    • Acoso sexual, como el hecho de burlarse de la víctima mediante bromas, comentarios o gestos de carácter sexual, algo que puede interpretarse como acoso sexual en determinados países.
  • El ciberacoso es una forma de intimidación psicológica o sexual que tiene lugar en línea. Incluye la publicación o el envío de mensajes electrónicos, incluidos textos, fotos o vídeos, con el objetivo de acosar, amenazar o atacar a otra persona por conducto de diferentes redes sociales. El ciberacoso consiste fundamentalmente en propagar rumores, difundir informaciones falsas o mensajes hirientes, fotos o comentarios embarazosos o también excluir a alguien de las redes sociales u otros medios de comunicación.

¿Quiénes cometen violencia en la escuela? La violencia en la escuela es perpetrada por alumnos, docentes y otros miembros del personal docentes. No obstante, los datos disponibles demuestran que la violencia perpetrada por los compañeros es la más corriente. ¿Cuáles son las principales razones por las que un niño pudiera ser víctima de acoso? Todos los niños pueden ser víctimas de acoso, pero los hechos demuestran que los niños que son considerados como “diferentes” por una u otra razón son los más expuestos.

  1. La violencia en la escuela incluye el acoso y el ciberacoso;
  2. El acoso es una de las formas más corrientes de violencia en la escuela, y afecta a uno de cada tres jóvenes;
  3. Las causas principales son las siguientes: la apariencia física; las diferencias étnicas, lingüísticas o culturales; el género, fundamentalmente el hecho de no responder a las normas y a los estereotipos de género; el estatus social; y algún impedimento físico;

¿Cuáles son las consecuencias de la violencia en la escuela? Las consecuencias en la vida escolar: el acoso socava el sentimiento de pertenencia a la escuela y afecta el acceso a la educación. Los niños que son acosados con frecuencia son más propensos a manifestar un sentimiento de exclusión y el deseo de abandonar la escuela al terminar sus estudios secundarios.

  • Los niños acosados obtienen rendimientos escolares inferiores a los demás;
  • Consecuencias para la salud: el acoso afecta la salud mental y el bienestar de los niños;
  • Son más los niños que han sido víctimas de acoso con sentimientos de soledad e ideas suicidas, así como los que presentan mayores tasas de consumo de tabaco, alcohol o cannabis y que confiesan sentirse menos satisfechos con sus vidas y estado de salud;

La violencia en la escuela también puede provocar heridas y daños físicos. ¿Qué vínculos existen entre la violencia y el acoso escolar, la violencia relacionada con las cuestiones de género en el entorno escolar y la violencia basada en la orientación sexual y la identidad o la expresión de género? La violencia en la escuela puede ser generada por las normas y los estereotipos de género y surgir de una relación de fuerza desigual – es lo que se llama violencia basada en las cuestiones de género en el entorno escolar.

Esta abarca un tipo particular de violencia basada en el género, vinculada con la orientación sexual y la identidad o la expresión de género reales o sentidas por las víctimas, algo que incluye el acoso homófobo y transfóbico.

La violencia vinculada a las cuestiones de género en el entorno escolar representa una parte importante de la violencia escolar, y tratarla requiere de esfuerzos específicos. ¿La violencia de género en el entorno escolar solo se refiere a la violencia sexual contra las niñas? No.

La violencia de género en un entorno escolar se refiere a todas las formas de violencia en la escuela que tienen su origen en las normas y los estereotipos o derivan de estos, algo que incluye también la violencia contra los niños y entre estos.

¿La violencia en la escuela está vinculada al género? Son numerosos los factores que generan violencia en la escuela. El género es uno de los factores principales de violencia, pero todas las formas de violencia perpetrada en el entorno escolar no están basadas en el género.

  • Además, las encuestas internacionales no recopilan sistemáticamente los datos sobre la naturaleza sexual de la violencia en la escuela, ni sobre la violencia basada en la orientación sexual y de intensidad o la expresión de género;

Según otros análisis de los datos a escala mundial, no existen grandes diferencias entre la prevalencia de acosos contra los niños o contra las niñas. No obstante, existen ciertas diferencias entre los niños y las niñas en lo que respecta al tipo de acoso de que son víctimas.

  • Los niños están mucho más expuestos que las niñas al hostigamiento físico y a la violencia física en general;
  • Las niñas están ligeramente más expuestas a la intimidación psicológica, fundamentalmente al ciberacoso;

Según estos mismos datos, el acoso sexual afecta a las niñas y los niños en proporciones similares. Los datos que provienen de diferentes países demuestran que las niñas resultan cada vez más expuestas al acoso sexual en línea. ¿Cómo la UNESCO puede contribuir a los esfuerzos de prevención y de lucha contra la violencia y el acoso escolar? Los datos disponibles demuestran que las respuestas eficaces ante la violencia y el acoso escolar deben ser globales y disponer de una combinación de políticas e intervenciones. Estos elementos son los siguientes:

  • Un liderazgo político fuerte y un marco jurídico y político sólido para combatir la violencia y el acoso escolar;
  • Una formación de los docentes en materia de violencia y acoso escolar, pero también en materia de gestión positiva de las aulas;
  • Planes de estudio, un aprendizaje y una enseñanza que generen un ambiente escolar más amistoso (opuesto a la violencia y al acoso escolar), así como las competencias sociales y emocionales de los alumnos;
  • Un entorno seguro en las escuelas y en las aulas, tanto en lo psicológico como en lo físico;
  • Mecanismos de alerta destinados a las víctimas de la violencia o el acoso escolar, así como servicios de apoyo y de orientación;
  • Implicación de todas las partes interesadas, incluidos los padres;
  • Empoderamiento y participación de los alumnos;
  • Colaboración y alianzas entre el sector educativo y una amplia gama de asociados (otros sectores gubernamentales, ONG, universidades);
  • Datos fehacientes: seguimiento de la violencia y el acoso escolar y evaluación de las respuestas.

Más información sobre el trabajo realizado por la UNESCO en materia de prevención y lucha contra la violencia y el acoso escolar Publicación de la UNESCO Behind the numbers: Ending school violence and bullying (en inglés) Photo: Eakachai Leesin/Shutterstock. com.

¿Qué es la violencia en la escuela primaria?

La violencia escolar es cualquier forma de actividad violenta dentro del marco escolar. Es el resultado de múltiples factores que incluyen: Edad. Entorno familiar, escolar y de la localidad.

¿Qué es la violencia escolar y como prevenirla?

6 Cambios sociales y riesgo de violencia escolar – Para comprender la posible influencia que los actuales cambios macrosociales de la denominada Revolución Tecnológica pueden tener en esta situación, es preciso considerar que reducen la eficacia de determinadas condiciones que hasta hace poco protegían a la infancia de la violencia adulta. Como se pone de manifiesto en algunos de los casos de violencia protagonizados en los últimos años por niños y adolescentes, que han sido ampliamente divulgados por los medios de comunicación, en los que se refleja que reproducen  guiones  imposibles de inventar en dichas edades, y que disponen de una información para ejercer la violenciaa la que hasta ahora en dichas edades no se tenía acceso, vemos que estos cambios afectan de una forma muy especial a los dos contextos educativos básicos tradicionales, tal como se estructuraban desde la Revolución Industrial:

  • La familia nuclear,  quese aisló de la familia extensa, especializándose en el cuidado de los/as hijos/as en torno a una figura, la de la madre, aislada también de lo que sucedía más allá del reducido mundo privado en el que transcurría su vida.
  • La escuela tradicional,  que se extendió a sectores cada vez más amplios de la población. Estuvo estructurada en torno a tres principios que parecen ser insostenibles hoy: la negación de la diversidad, cuya máxima expresión era la orientación de la educación a un alumno medio que nunca existió, y que excluía a quien no podía adaptarse a dicha referencia antes de llegar a la adolescencia; la obediencia incondicional al profesorado; y el currículum oculto, en fun-ción del cual se definían los papeles de profesor, de alumno, de compañero, y algunas normas no explícitas de respuesta a los conflictos, basadas en el dominio y en la sumisión, que entraban en contradicción con los valores que la escuela pretendía construir.
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Para prevenir la violencia escolar es preciso adaptar los dos principales contextos educativos, la escuela y la familia, a los actuales cambios sociales, estructurando las relaciones y las actividades que en ella se producen de forma que resulten más coherentes con los valores democráticos que nuestra sociedad pretende transmitir. Existe un consenso cada vez más generalizado sobre el papel que la cooperación puede tener para conseguirlo, así como sobre la necesidad de llevarla a cabo a los más diversos niveles (Ahmed y Braithwaite, 2004; Conoley y Goldstein, 2004; Gini, 2004; Johnson y Johnson, 1999; Reinke y Herman, 2002).

¿Cuáles son las formas de violencia en la escuela?

Bullying no es lo mismo que violencia escolar – Existen agresiones, humillaciones, abusos e injusticia en prácticamente todos los espacios de la vida social, pero adquieren formas específicas cuando se presentan en las escuelas; sin embargo, la influencia del término bullying y su relación con los centros escolares ha favorecido el ocultamiento de otras formas de violencia que ocurren en dichos escenarios.

  • La violencia escolar incluye agresiones físicas (golpes, puñetazos, patadas), agresiones verbales (amenazas, burlas, apodos, rumores, entre otros), exclusión social y pueden presentarse agresiones sexuales (tocamientos no consentidos, relaciones sexuales forzadas);

Cuando estas violencias se manifiestan entre pares de manera repetida (por lo menos una vez a la semana durante seis meses) y contemplan un desequilibrio en el poder entre quien ejerce el maltrato y quien lo recibe, con la intención de lastimar, entonces se trata de MEP; cuando las diversas formas de violencia se dan entre alumnos y maestros, así como entre todos los actores presentes en las escuelas (prefectos, directivos, conserjes, padres de familia), se trata de violencia escolar. Por otro lado, hay un listado con las acciones cometidas por alumnos, las cuales se clasifican como de mala conducta o indisciplina y se relacionan directamente con el entorno escolar:

  • Alterar el orden del grupo, desobedecer.
  • Faltar al respeto a compañeros y profesores.
  • Pelear.
  • Portar objetos prohibidos y armas.
  • Jugar de manera inadecuada y peligrosa.
  • Tener retardos.
  • No trabajar en clase, no entrar a clase o salirse de ella.
  • No traer material de trabajo.
  • Portar el uniforme incompleto.
  • Tener bajo aprovechamiento escolar.

Por otro lado, cuando se confunde bullying con violencia escolar en su conjunto, se olvida la violencia institucional (resultante del propio sistema educativo), que lleva a los adolescentes a ver en las clases un espacio de aburrimiento y a cometer actos considerados de mala conducta o indisciplina, debido a su desinterés por los conocimientos transmitidos. Esto se debe a que, con frecuencia, se presenta una desconexión entre lo que se enseña en los centros escolares y la cultura popular de muchos alumnos, lo que da lugar a una situación de extrañamiento y al cuestionamiento de la escuela como algo “útil”, lo que propicia desencuentros, conflictos y apatía.

¿Cuáles son las causas de la violencia en la escuela?

Como en toda la sociedad, también en la escuela (Ortega Ruiz y Mora Merchán, 2000) (Debardieux y Blaya, 2001) está presente la agresividad y ésta desencadena problemas más o menos graves, a los que haremos alusión en las próximas páginas, que dedicaremos a hacer un breve análisis de las principales manifestaciones de la violencia en el contexto escolar. Los profesores y profesoras sufren las agresiones de sus alumnos, de sus compañeros y de sus superiores; los alumnos, a su vez, están expuestos a las agresiones de sus compañeros y de los profesores; y todos ellos sufren, aunque de distinta forma, las coacciones de la institución escolar y la presión de la violencia estructural.

Frecuentemente se centra la atención en los problemas que generan las agresiones de los estudiantes entre sí o hacia los profesores, pero lo cierto es que la violencia estructural que ejercen la sociedad, la escuela y los profesores, es un condicionante de la agresividad de los estudiantes, que a veces puede actuar en ellos como un mecanismo de defensa y protesta.

De esta forma la violencia funciona como una espiral que genera más violencia. El maltrato entre iguales Los primeros estudios sobre violencia entre iguales fueron realizados por Heinemman (1972) y Olweus (1973; 1978; 1993; 1996; 1998). Podemos definir el maltrato entre iguales (Bullying) como una conducta de persecución y agresión física, psicológica o moral que realiza un alumno o grupo de alumnos sobre otro, con desequilibrio de poder y de manera reiterada.

En este sentido, las investigaciones realizadas en los últimos años sobre este tema coinciden en que el maltrato entre iguales en el contexto escolar es un fenómeno presente en numerosos países (Ortega Ruiz y Mora Merchán, 2000) (Debardieux y Blaya, 2001).

Por otra parte, según diferentes investigaciones realizadas en España, como las de Ortega Ruiz (1997), Ortega Ruiz y Mora Merchán (1997; 1998) o el Informe del Defensor del Pueblo (2000), las características más destacadas del bullying son las siguientes:  1) Tiene diferentes manifestaciones: maltrato verbal (insultos y rumores), robo, amenazas, agresiones y aislamiento social.

  • 2) En el caso de los chicos su forma más frecuente es la agresión física y verbal, mientras que en el de las chicas su manifestación es más indirecta, tomando frecuentemente la forma de aislamiento de la víctima o exclusión social;

3) Tiende a disminuir con la edad y su mayor nivel de incidencia se da entre los 11 y los 14 años. 4) Finalmente, su escenario más frecuente suele ser el patio de recreo (en primaria), que se amplía a otros contextos (aulas, pasillos. ) en el caso de secundaria.

Mora Merchán (2001) señala en su Tesis Doctoral que el número de alumnos afectados por el Bullying se sitúa alrededor de 11%, dato consistente con las investigaciones desarrolladas en otros países de nuestro entorno.

En todo nuestro entorno cultural (Debardieux y Blaya, 2001) (Etxeberría, 2001) (García Correa, 2001) y en nuestro país en particular (Del Rey y Ortega, 2001) (Morollón, 2001), existe una sensibilización creciente ante el problema del maltrato entre iguales y de la violencia escolar en general, como se pone de manifiesto en las numerosas investigaciones, publicaciones, programas de prevención e intervención, congresos o actividades de formación del profesorado existentes en la actualidad de las que, por otra parte, se deja una amplia reseña bibliográfica en esta monografía [(Fernández y Palomero, 2001) –  Pulsar aquí para acceder a este documento a texto completo].

  1. En el Informe del Defensor del Pueblo (1999) (Pulsar aquí para acceder al mismo a texto completo), de referencia obligada por ser un estudio de carácter nacional sobre malos tratos entre escolares realizado sobre una muestra de 3;

000 estudiantes de Educación Secundaria pertenecientes a 300 centros públicos, concertados y privados de toda España, se analiza la incidencia de un total de trece actos violentos: insultar, hablar mal, ignorar, poner motes, esconder cosas, no dejar participar, amenazar para meter miedo, pegar, robar, romper cosas, acosar sexualmente, amenazar con armas y obligar a hacer cosas.

  1. En este informe se recogen también los resultados de una encuesta a equipos directivos, profesores y estudiantes, en la que se reflejan las diferentes percepciones de unos y otros con respecto al fenómeno de la violencia escolar, ofreciendo unas pautas de orientación ante el mismo;

Según este informe los profesores, más preocupados por los problemas de aprendizaje que por el desarrollo de la inteligencia emocional de los estudiantes, no son conscientes de la gravedad y causas del Bullying, que achacan a factores individuales o sociofamiliares ajenos al centro escolar, y que muy frecuentemente abordan de forma inadecuada: o no hacen nada ante el problema o responden con pautas de agresión similares a las de los alumnos; no mantienen suficientemente abiertos los canales de comunicación con los estudiantes y sus familias; se resisten a los cambios imprescindibles en aulas y centros para hacer frente al problema; desconfían de las tutorías e ignoran al Departamento de Orientación; no valoran la ayuda de los expertos y presentan resistencias a la formación permanente.

Violencia de los alumnos hacia los profesores Los problemas de disciplina han sido siempre un componente de la escuela (Ortega y Cols. , 1998). Esta engloba todo un conjunto de reglas, hábitos de relación y convenciones sociales.

que si no están bien asumidos e integrados por los diferentes miembros de la comunidad escolar entorpecen la convivencia, convirtiéndose en una fuente de conflictos, de manera que podríamos afirmar que en la disciplina se refleja el carácter democrático o no de la convivencia escolar.

  • La falta de disciplina se puede manifestar de muy diversas formas, entorpeciendo la vida diaria de las aulas, los procesos y tareas educativas que en ellas se desarrollan y su clima relacional;
  • Según Elzo (1999) en las aulas el alboroto y la indisciplina son muy frecuentes, estando también presente la violencia hacia los profesores, que se manifiesta en forma de presiones, insultos y agresiones por parte de los alumnos e incluso de las familias;

Esta situación de presión, conflictividad y tensión que se vive frecuentemente en los centros escolares, se refleja en el malestar y en el estrés laboral del profesorado (Esteve, 1984; 1995) (Trianes Torres y otras, 2001). En otros países como Gran Bretaña y Estados Unidos (García Correa, 2001) los problemas de disciplina y agresión hacia el profesorado son realmente graves y preocupantes, y también comienzan a convertirse en un problema en nuestro entorno.

  • En este sentido, la constatación de la existencia del «síndrome de burnout», estrés y bajas laborales lo confirma;
  • Violencia de la escuela hacia los alumnos Hemos analizado la violencia entre alumnos y la violencia de los alumnos hacia los profesores, pero no todo queda ahí;

Hay una dimensión, que es la de la violencia contra los niños (Sanmartín, 1999), que también está presente en las aulas (Rodríguez Rojo, 1992) (Fernández Herrería, 1995), por lo que debemos tenerla en cuenta a la hora de estudiar las causas y los modelos de intervención ante la violencia de los escolares.

La violencia hacia los estudiantes se manifiesta a través de formas más o menos sutiles o directas. A veces se manifiesta en un clima de clase tenso, en falta de democracia, de participación, en normas de convivencia y pautas de comportamiento inadecuadas o no consensuadas.

; otras veces, las prohibiciones, la arbitrariedad, los castigos, el autoritarismo y el no reconocimiento de los derechos de los estudiantes, son moneda común. Otra manifestación de violencia hacia los estudiantes es el stress (Trianes Torres, 1999), los exámenes, la sobrecarga de trabajos.

  1. y, por supuesto, el alto grado de fracaso escolar existente en el sistema educativo, que conduce a muchos alumnos hacia la exclusión escolar y más tarde social, que denota que no se está abordando el problema desde una perspectiva global;
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La violencia psicológica a través de la ridiculización, el insulto, el desprecio y el abandono también está presente en nuestras escuelas y provoca en los estudiantes vivencias muy negativas. Lo más grave de este tipo de agresión es que los chicos pasan a convertirse en objeto de rechazo, de burla y agresión por parte de sus propios compañeros.

Según las investigaciones realizadas en España, los alumnos afirman que los maestros insultan y ridiculizan (Defensor del Pueblo, 2000) y que, a veces, los profesores «pegan» (Elzo, 1999), como queda nítidamente reflejado en una reciente memoria de prácticas de una de nuestras alumnas de tercero de Magisterio, de la que hemos entresacado un breve fragmento:  «No he salido de mi asombro al observar las técnicas del maestro.

Léase: “cachetes” a diestro y siniestro, gritos e insultos, castigos mirando a la pared. Me asusta, porque lo veo un poco «violento». A mí no me han dado cachetes de pequeña en el colegio, así que no puedo entender cómo a niños de seis años se les pueden atizar semejantes “collejas”.

  • Incluso cuando grita me asusto y me dan ganas de sentarme;
  • Creo que viendo lo que yo creo que son sus errores se aprende»;
  • Causas de la violencia escolar La sociedad en la que vivimos rezuma violencia y agresividad, que impregna todos los ambientes en que se mueven nuestros niños y adolescentes, que se ven afectados —especialmente los adolescentes— por ella;

Hay una serie muy numerosa de factores y causas condicionantes de las conductas violentas en la escuela y fuera de ella (Informe del Defensor del Pueblo, 2000) (Ortega Ruiz y Mora Merchán, 2000) (Debardieux y Blaya, 2001) (Etxeberría, en prensa). De un lado, la agresividad puede ser la expresión de factores relativamente independientes de la escuela, como los problemas personales, los trastornos de relación, la influencia del grupo de amigos o la familia.

De otro, podemos decir que la conducta agresiva de los niños está condicionada por la estructura escolar y sus métodos pedagógicos, así como por todo un conjunto de factores políticos, económicos y sociales.

En la mayor parte de los casos, intervienen todos o varios de estos factores, pues las interacciones y las relaciones interpersonales sólo pueden entenderse contemplando de una forma global las condiciones sociales e institucionales en que se producen, siendo por otra parte las personas quienes intervienen con sus interaccciones en la configuración de los sistemas e instituciones sociales.

  • En definitiva, existe un estrecho lazo entre problemas sociales, familiares, escolares y personales en el origen de la violencia escolar;
  • Causas individuales Existen una serie de factores personales que juegan un papel importante en la conducta agresiva de los niños (Rodríguez Sacristán, 1995) (Train, 2001);

Así, hay ciertas patologías infantiles que pueden estar relacionadas con la agresividad: niños con dificultades para el autocontrol, con baja tolerancia a la frustración, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), toxicomanías, problemas de autoestima, depresión, stress, trastornos psiquiátricos.

; otras veces nos encontramos ante niños de carácter difícil, oposicionistas ante las demandas de los adultos, o con niños con dificultades para controlar su agresividad. A veces se trata de niños maltratados que se convierten en maltratadores (Echeburúa, 1994) a través de un proceso de aprendizaje por imitación, o de niños con falta de afecto y cuidado.

Otras veces se trata de niños que encuentran en la rebeldía y en la conducta agresiva un modelo masculino de con- ducta (López Jiménez, 2000). En definitiva, los problemas de disciplina y agresión pueden tener su origen en dificultades personales de los alumnos, que en muchas ocasiones no son más que síntomas de situaciones conflictivas o marginales de socialización, tanto para el niño como para el grupo social o familiar al que éste pertenece.

Por todo ello es necesaria una intervención conjunta de la familia, y de psicólogos, educadores, servicios de orientación, animadores sociales y otros profesionales para abordar la problemática de una manera interdisciplinar y global.

Un factor muy importante en la determinación de la agresividad escolar que, conectado al género, queremos resaltar aquí, es la cultura machista y la exaltación de los modelos duros y agresivos imperantes en nuestra sociedad. Numerosas investigaciones señalan que existe una mayor incidencia de indisciplina y violencia escolar entre los chicos, lo que probablemente se deba a las siguientes causas:  1) Existen una serie de actitudes y comportamientos diferenciales entre chicos y chicas, relacionados con la inteligencia emocional (habilidades sociales, capacidad para la empatía, autoconocimiento, autoestima.

) y con el éxito o fracaso en la escuela. La inteligencia emocional es en general mayor entre las chicas, quizá porque los chicos temen ser considerados como débiles (Goleman, 1996) si se comportan siendo afectivos, amables y comprensivos.

Las chicas suelen tener actitudes más positivas hacia la escuela y sus exigencias, mientras que los chicos suelen carecer de algunas de las habilidades necesarias (responsabili- dad, solidaridad, capacidad de diálogo, empatía, autoconocimiento, autoestima.

  • ) para adaptarse a la misma, lo que les lleva a asociar su autoestima a la «rebeldía» y a encontrar en el rechazo a las normas escolares su propia identidad;
  • 2) Podemos afirmar también que los chicos, gracias a la influencia de la televisión, el cine, los videojuegos;

y de la sociedad en general, suelen identificarse con modelos más agresivos y rebeldes. En esta línea, según Rojas Marcos (1995), un elemento que desempeña un papel muy importante en la violencia, es la exaltación del machismo y los estereotipos duros en nuestra sociedad (López Jiménez, 2000), que conducen a asumir conductas identificadas con tales estereotipos, como beber, pelear.

Así, muchos niños encuentran su autoestima adoptando conductas alejadas de los valores y requerimientos escolares; algunos son partidarios de resolver los problemas a través de la violencia; otros son intolerantes e insolidarios.

,  mientras que otros se comportan de forma conflictiva, porque temen ser considerados poco “machos”. Podemos afirmar, en consecuencia, que las actitudes y comportamientos diferenciales de chicas y chicos en el aula, y la identificación con ciertos roles, son determinantes tanto del rendimiento escolar como de la aparición de violencia en las aulas.

Por ello es necesario que la escuela cultive actitudes, valores y habilidades de tipo social que permitan mejorar la convivencia en la escuela y prevenir la violencia en ella (Trianes Torres y Fernández-Figares, 2001).

Causas familiares La familia es el primer entorno en que el niño se socializa, adquiere normas de conducta y convivencia y forma su personalidad, de manera que ésta es fundamental para su ajuste personal, escolar y social, estando en el origen de muchos de los problemas de agresividad que se reflejan en el entorno escolar (Fernández, 1999).

  1. Si analizamos el contexto familiar de nuestros niños y adolescentes podemos encontrar algunos modelos familiares que actúan como factores de riesgo que pueden desencadenar conductas agresivas: familias desestructuradas, muchas veces con problemas de drogas o alcohol, con paro y pobreza, con conflictos de pareja, con problemas de delincuencia, con bajo nivel educativo;

Hay familias en las que se da falta de cuidado y afecto, abandono, maltrato y abuso hacia el niño. (Rojas Marcos, 1995). Como ya hemos señalado con anterioridad, la violencia contra los niños es un caldo de cultivo capaz de convertirlos en maltratadores y agresivos, pues el aprendizaje social les conduce a resolver los conflictos a través de la agresión física o verbal.

Así pues la familia, fuente primaria de seguridad y estabilidad, espacio natural para la convivencia y el afecto, e imprescindible para un desarrollo sano y equilibrado del niño, es también, de forma paradójica, el lugar donde se producen muchas de las agresiones que sufren los menores.

En otras ocasiones nos encontramos con niños que viven en familias muy autoritarias o punitivas, en las que aprenden que el más fuerte ejerce el poder y que no es necesario recurrir al diálogo o la negociación para resolver los conflictos. A veces los niños viven en familias muy permisivas o con disciplina inconsistente, que no ponen límite a sus deseos.

Al no haber internalizado ningún tipo de normas, estos niños viven bajo la primacía del principio del placer, por lo que frecuentemente reaccionan con violencia ante las frustraciones y exigencias de la realidad.

Finalmente, nos encontramos con niños o adolescentes cuyas familias están muy alejadas socioestructuralmente de la organización escolar y sus objetivos, lo que provoca en ellos falta de motivación, pues piensan que los objetivos escolares son inalcanzables para ellos.

  1. Los alumnos expresan en la escuela todos estos conflictos y además reflejan en ella pautas sociales aprendidas que fomentan el racismo y la xenofobia, el sexismo o la intolerancia, siendo sus compañeros o los profesores las víctimas de sus agresiones, insultos y amenazas;

Por todo ello, la escuela debe ser especialmente sensible a estas situaciones que no son más que un fiel reflejo de los problemas familiares que sufren nuestros niños y adolescentes. Pantallas y violencia Vivimos instalados en una cultura icónica, cuya presencia es cada vez más fuerte.

  • Las pantallas del cine, la televisión, internet o los videojuegos, nos bombardean constantemente con todo tipo de imágenes violentas (García Galera, 2000; San Martín y otros, 1998);
  • Son muchos los estudios, proyectos, publicaciones, investigaciones o congresos [Como el recientemente celebrado en Zaragoza bajo el título «Pantallas y violencia» (Heraldo de Aragón, 2001), o como el que próximamente se celebrará en Granada bajo el lema «Violencia mediática, infancia, adolescencia y cultura de paz» (Ortega Carrillo, 2001)], que se ocupan de analizar la influencia de las pantallas sobre las actitudes, comportamientos y formación de niños y adolescentes;

En el caso de la televisión, es tal la cantidad de escenas violentas que puede contemplar un niño o adolescente cada día, que es posible que éstos lleguen a la conclusión de que es normal matar, disparar o violar, insensibilizándose ante el dolor del otro, creyendo que «quien utiliza la fuerza tiene razón» (Dot, 1988).

Según un reciente estudio realizado por Lola Lara y Javo Rodríguez, que lleva por título ¿Qué televisión ven los niños?, el 28% del contenido de la programación infantil de TVE1 analizada estuvo íntegramente dedicada a imágenes violentas.

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Además, y según este estudio, la programación infantil de todas las televisiones emitió, durante tan sólo una semana, hasta 101 escenas que reflejan actitudes sexistas o que atentan contra la dignidad de las mujeres, lo que conduce a que los niños construyan una imagen sesgada del rol de éstas en nuestra sociedad.

  1. En televisión se presenta la violencia como algo «cotidiano y normal» para resolver situaciones conflictivas, y a los violentos como ganadores y como dominadores de los demás;
  2. La televisión favorece de esta forma el aprendizaje de la violencia por modelado, reforzando la conducta agresiva de niños y jóvenes;

Por ello es necesario luchar contra la utilización de la violencia como espectáculo por parte de la televisión, cuyas programaciones más agresivas invaden incluso las franjas y espacios dedicados a los niños. Además, en televisión se presenta todo lo relacionado con la cultura como algo ridículo, aburrido, carente de interés y sin posibilidad de despertar la curiosidad infantil.

  • Por todo ello, dada la gravedad del problema y considerando que la televisión actúa sobre la opinión pública como conformadora de conciencias, orientadora de conductas y deformadora de la realidad (Sánchez Moro, 1996), se hace imprescindible una regulación de las programaciones, especialmente durante el horario infantil, así como una mejor formación de profesores y estudiantes, para que aprendan a descifrar, criticar y autocontrolarse ante el mundo de la televisión;

Otro tanto podríamos decir de los videojuegos (Etxeberría, 1998) o de Internet, pantallas en las que aparecen, también de forma muy frecuente, escenas y temas cargados de violencia, que exigen una llamada de atención a la prudencia en su uso, dada su contribución al desarrollo de conductas agresivas y de prejuicios sexistas.

La escuela y la violencia La escuela juega un papel muy importante en la génesis de la violencia escolar. La convivencia en la escuela está condicionada por todo un conjunto de reglas, oficiales unas, oficiosas otras.

Los reglamentos, que a veces no se aplican y que en otras ocasiones son una especie de «tablas de la ley» o «códigos penales» (Cerrón, 2000, 15) que imponen normas de conducta y disciplina, pueden hacer difícil la convivencia y/o provocar reacciones agresivas de los estudiantes o de los profesores.

  1. Todo el contexto escolar (Trianes Torres, 2000) (Ortega Ruiz, 2000) condiciona el trabajo y la convivencia;
  2. La escuela, con sus actuaciones, puede fomentar la competitividad y los conflictos entre sus miembros, o favorecer la cooperación y el entendimiento de todos;

En este sentido podemos hablar de la importancia que tiene la organización del centro, el currículum, los estilos democráticos, autoritarios o permisivos de gestión, los métodos y estilos de enseñanza y aprendizaje, la estructura cooperativa o competitiva, la forma de organizar los espacios y el tiempo, los valores que se fomentan o critican, las normas y reglamentos.

  • y, por supuesto, el modo en que el profesorado resuelve los conflictos y problemas;
  • Podríamos añadir, además, otra serie de factores que son germen de conflicto y agresividad en la escuela (Fernández, 1999) y que señalamos a continuación:  1) La crisis de valores de la propia institución escolar, que propicia una disparidad de respuestas y puntos de vista dentro de la comunidad educativa; y que se manifiesta a través de la falta de aceptación de normas, valores y reglamentos escolares por parte de los estudiantes;

Por ello, los problemas serios y prolongados de disciplina y agresividad pueden ser una señal de poca identificación de los niños con las actividades y valores escolares y de una falta de legitimación de la escuela; pero es también un indicativo de los conflictos del sistema general de valores y del funcionamiento de nuestra sociedad.

  • 2) El sistema de interacción escolar, que homogeneiza y estimula el rendimiento individual y la competitividad, siendo incapaz de satisfacer las necesidades psicológicas y sociales de los estudiantes a nivel personal y grupal;

Esto puede provocar falta de motivación por aprender y generar dificultades de conducta. En este sentido, el énfasis en el rendimiento de los estudiantes y en listones uniformes de referencia que todos deben superar, generan barreras de exclusión y entorpece la atención a la diversidad.

3) La escasa atención a los valores de minorías étnicas, religiosas o de cualquier otro signo. no coincidentes con los dominantes en la institución escolar. 4) La concentración (segregación en realidad) en centros o en aulas de niños y adolescentes en situación de riesgo o con problemas.

5) Las dimensiones de la escuela y el elevado número de alumnos, que hacen difícil para éstos la creación de vínculos personales y afectivos con los adultos del centro. Por otra parte, las relaciones interpersonales en la escuela son fundamentales para la creación de climas más o menos propicios a la convivencia.

  1. Así, las relaciones entre profesores crean muchas veces un clima enrarecido que en nada favorece la convivencia y buen funciona- miento del centro;
  2. Quizá los problemas más frecuentes son las dificultades para trabajar en equipo, la falta de respeto hacia otros profesores, la existencia de bandos enfrentados en cuestiones fundamentales, la crítica destructiva y la marginación o victimización de algunos profesores por sus propios compañeros o por la dirección del centro;

Por otra parte, las relaciones entre profesores y estudiantes requerirían un cambio de los roles tradicionales asociados a ambos y un incremento de los niveles de comunicación. La violencia escolar se ve favorecida, en el caso de los estudiantes, por la falta de motivación e interés, por los problemas de autoestima, por las dificultades de comunicación personal, por las conductas disruptivas, por el fracaso escolar.

  • En el caso de los profesores, son las relaciones verticales de poder, las metodologías rutinarias, la poca sensibilidad hacia lo relacional y afectivo, o las dificultades de comunicación, algunos de los elementos que favorecen la violencia escolar;

Finalmente, las relaciones entre alumnos, uno de los espejos más importantes en que se miran niños y adolescentes (especialmente estos últimos), pueden ejercer una tremenda influencia en el clima del centro y del aula. Las relaciones entre alumnos pueden contribuir al enrarecimiento del clima escolar y a la generación de violencia en contextos educativos, especialmente cuando éstas son difíciles o conflictivas, cuando hay grupos dominantes y de presión, cuando hay falta de respeto o solidaridad, o cuando se producen agresiones y victimización.

  • Teniendo en consideración todos los elementos que hemos señalado con anterioridad, se hace imprescindible una formación del profesorado y de toda la comunidad educativa que contribuya a prevenir los problemas de disciplina y agresividad que puedan surgir en el contexto escolar;

En este sentido en nuestro país están activados, en la práctica totalidad de las Comunidades Autónomas (Del Rey y Ortega, 2001) (Morollón, 2001), una serie de programas que de una u otra forma se centran en el papel de la escuela en la prevención de la violencia a través de la gestión democrática, del trabajo cooperativo y de la enseñanza de comportamientos y valores y de la educación de la afectividad.

  1. Destacamos, entre ellos, los desarrollados por Rosario Ortega, María Victoria Trianes, María José Díaz Aguado, Isabel Fernández, Nélida Zaitegui;
  2. y sus correspondientes equipos;
  3. Dejamos constancia también de la labor de las «Comunidades de Aprendizaje», así como de todas aquellas otras experiencias pedagógicas que favorecen la creación de climas globales de convivencia escolar y social;

Reseñamos, finalmente, las investigaciones y programas de intervención desarrollados por los Movimientos de Educación para la Paz (Fernández Herrería, Jares, Torrego, Rodríguez Rojo. ) (Se puede consultar una recopilación de bibliografía sobre educación para la paz en Cascón Soriano, 2000), así como todo un conjunto de acciones y publicaciones que de una u otra forma quedan reflejados en los artículos que se publican en esta monografía (pulsar aquí para acceder a la misma a texto completo).

¿Cuáles son las causas y las consecuencias de la violencia escolar?

Las principales consecuencias producto del ejercicio de la violencia escolar, las podemos agrupar en cuatro aspectos, a saber: – Consecuencias emocionales: estrés, apego inseguro, hiperactividad, negativismo, baja autoestima, síntomas depresivos, ideas e intentos suicidas. – Consecuencias físicas: traducidas en lesiones reversibles o irreversibles y en casos extremos con resultado fatal. – Consecuencias a nivel cognitivo: retraso intelectual, fracaso escolar, inadaptación a la escuela, conductas de exploración del entorno empobrecidas. – Consecuencias de tipo social: dificultades en la relación con adultos no familiares, consumo de alcohol y drogas, conductas antisociales, comportamientos delictivos. Los factores de riego para la producción de violencia escolar también los podemos dividir en cuatro: – Factores personales: Impulsividad, baja tolerancia a la frustración, baja autoestima. – Factores familiares: Historia parental con problemas de conducta, aislamiento social, escasos vínculos afectivos, crianza restrictiva, alcoholismo en los padres, violencia intrafamiliar, baja educación de los padres. – Factores escolares: Fracaso escolar, baja motivación para estudiar, desorganización escolar, bajo apego con los profesores.

– Factores sociales y culturales: Nivel socioeconómico bajo, altas tazas de violencia y delincuencia, amistades agresivas, clima social sexista, Por el lado puesto también encontramos factores de protección que alejan a los jóvenes de cometer violencia escolar – Factores personales: Buena salud, sentido de competencia, autonomía, alta autoestima, resistencia a la frustración, claridad en los objetivos personales, autocontrol.

– Factores familiares: Afecto, empatía, apoyo emocional, normas y límites claros, crianza democrática. – Factores escolares: Establecer altas expectativas, brindar apoyo social, trabajo junto a los padres, buena organización escolar, fortalecer el autoestima.

¿Cómo se puede prevenir la violencia en la escuela?

¿Qué es la Violencia Escolar?

UNICEF promueve un cambio positivo a nivel escolar mediante la formación de profesores, normas escolares y “proyectos socio productivos” dirigidos por los estudiantes sobre la prevención de todas las formas de violencia; y promueve relaciones positivas, respeto, tolerancia y empatía al: –

  • Formar a los profesores sobre disciplina positiva, habilidades de resolución de conflictos y tolerancia, incluido el desarrollo de herramientas pedagógicas y apoyo al Diplomado para Docentes sobre Prevención de la Violencia. Esperamos capacitar a 3. 000 profesores para reducir todos los tipos de violencia en las escuelas y asegurar la aplicación de protocolos y mecanismos de protección.
  • Apoyar a los gobiernos departamentales y municipales en la creación de programas de prevención de la violencia en las unidades educativas, incluida la elaboración de material de sensibilización, la promoción de la participación y la ampliación de las actividades extracurriculares.
  • Promover proyectos escolares y la participación de los estudiantes en la prevención de la violencia, la promoción de masculinidades positivas y la creación de entornos escolares favorables.

¿Cómo se soluciona la violencia escolar?