Papel Que Se Le Confiere A La Educacion Neoliberal?

Papel Que Se Le Confiere A La Educacion Neoliberal
¿Cómo se expresa el neoliberalismo en la educación? – La propuesta neoliberal consiste en limitar al máximo la intervención estatal y ampliar la participación privada en educación, creando un mercado educativo que, vía oferta y demanda, adecue los recursos humanos calificados a los requerimientos sociales. Ello permitirá elevar la calidad y eficacia educativa.
Ver respuesta completa

¿Cuál es el papel de la educación en la logica neoliberal?

La propuesta neoliberal consiste en limitar al máximo la intervención estatal y ampliar la participación privada en educación, creando un mercado educativo que, vía oferta y demanda, adecue los recursos humanos calificados a los requerimientos sociales. Ello permitirá elevar la calidad y eficacia educativa.
Ver respuesta completa

¿Qué es el neoliberalismo educativo?

La educación en el neoliberalismo incluye prácticas sociales conformadas como una totalidad socio-política, económica y cultural legitimada en prácticas educativas (Rivero, 2013), es decir, que el fin de la educación neoliberal es la de insertar al alumno en la sociedad bajo la lógica de producción capital.
Ver respuesta completa

¿Cómo influye el neoliberalismo en el sistema educativo mexicano?

El modelo neoliberal nos obliga a pensar en el futuro de las instituciones de educación superior en términos que restituyan el valor sustantivo de educar. El gran reto es crear instituciones que no se dejen llevar por la competencia desenfrenada, que no vean el sistema educativo como un negocio.
Ver respuesta completa

¿Qué propone la teoria neoliberal?

El neoliberalismo defiende la competitividad y la libre competen- cia por encima de cualesquiera otros condicionantes. Las empresas, los productos, los territorios han de ser competitivos en el entorno mun- dial. Esto sólo se conseguirá si se deja actuar al mercado libremente, sin ninguna intervención del Estado.
Ver respuesta completa

¿Cuáles son las consecuencias del modelo neoliberal?

La ciudad bajo el neoliberalismo Jaime Ornelas Delgado Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Resumen En este artículo se exponen algunas reflexiones referidas a los diversos impactos que el neoliberalismo ha tenido en las áreas urbanas en México.

  • En una primera parte se analizan los aspectos esenciales del modelo económico neoliberal; en la segunda se exponen los efectos de este modelo en las ciudades, tanto los que ya están presentes como los que se prevé que puedan aparecer.
  • Asimismo, se estudia cómo se ha organizado y ocupado el territorio en las ciudades bajo el modelo neoliberal y cuáles son las escenarios, tanto si prevalece dicho modelo, como en el caso del surgimiento de una organización social dispuesta de manera distinta.

Abstract In this article some reflections were exposed to some of the different impacts of the new-liberalism movement has had in the urban areas in Mexico. It is analysed in the first part the essential aspects of the new-liberal economic model; in the second one, is exposed the effects of this model in the cities, taking into account the once already present as the others could appear.

  • Likewise, it studies how its organized and occupied the territory in the cities under the new-liberal model and which are the scenes, as much as if model prevails, as in the case of arising from social organization arranged in a different manner.
  • Introducción En estos momentos, cuando el neoliberalismo se ha impuesto como el modelo económico dominante en buena parte del mundo, incluyendo a México, resulta pertinente analizar los efectos que en los distintos ámbitos de la vida del país tiene o puede tener el modelo económico que se ha empeñado en seguir y sostener el gobierno mexicano desde hace poco más de tres lustros.1 Las siguientes líneas tienen el propósito de exponer algunas reflexiones respecto de los diversos impactos de la estrategia neoliberal sobre la ciudad y lo urbano en México.

De esta manera, en la primera parte se hace un rápido recorrido sobre lo aspectos esenciales del modelo económico neoliberal; en la segunda, se exponen algunas reflexiones respecto de los efectos del neoliberalismo sobre las ciudades, tanto los que ya pueden observarse como aquellos cuya presencia puede preverse.

  1. El trabajo concluye con algunos comentarios sobre la manera como se organiza y ocupa el territorio en las ciudades bajo el modelo neoliberal y los escenarios posibles, en caso de prevalecer ese modelo, como de surgir una organización social ordenada de manera distinta.
  2. El neoliberalismo Una de las peculiaridades del modelo neoliberal es el predominio de la razón económica sobre la política, es decir, bajo el neoliberalismo la lógica del funcionamiento del mercado y la ganancia se convierten en los factores determinantes de la organización de la vida social.

Nada fuera del mercado puede ser racional.2 En otras palabras, bajo el neoliberalismo lo fundamental de la economía es considerar el mercado total como el mecanismo más eficiente para la asignación de los recursos productivos; asimismo, para que el mercado funcione de manera adecuada se precisa la libertad de precios que se fijan a través del libre funcionamiento de la oferta y la demanda, esto es, sin interferencia política (social) alguna.3 Asimismo, agrega Foxley (1982: 6): La apertura de la economía al comercio internacional y a los flujos de capital, el desarrollo de un sector financiero privado y la drástica disminución de la injerencia del Estado en la economía constituyen elementos fundamentales de los nuevos programas neoliberales.

  • En México, a partir del gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) y como respuesta a la crisis fiscal del Estado del bienestar, se impuso una estrategia económica de tipo neoliberal, cuyos rasgos esenciales se pueden sintetizar de la siguiente manera: 1.
  • Se considera el libre funcionamiento del mercado como el mecanismo más eficiente para asignar los recursos productivos.2.

Se realizó una rápida e indiscriminada apertura de la economía nacional a los flujos de mercancías y capitales extranjeros, con el propósito de incorporar al país a la nueva división internacional del trabajo.3. Se redujo sensiblemente la participación del Estado en la actividad económica, lo cual implica el equilibrio fiscal; la eliminación de cualquier tipo de política gubernamental dado que con ello se podría alterar el equilibrio en el mercado; la privatización de las empresas y los servicios públicos, así como la desregulación de las actividades económicas.4 4.

Se controló y restringió la circulación monetaria y se elevaron las tasas de interés, con el propósito de combatir la inflación.5. Se concluyó liberando el precio de todos los bienes y servicios y se eliminaron los subsidios generalizados al consumo.6. Se propuso una “nueva cultura laboral”, encaminada a flexibilizar las relaciones entre el capital y el trabajo, lo cual requiere limitar la capacidad de los sindicatos para fijar salarios y prestaciones; eliminar los contratos colectivos de trabajo; e incrementar la capacidad patronal para establecer salarios, prestaciones y condiciones laborales.

En palabras de Pedro Aspe Armella (1993: 11), secretario de Hacienda durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), la estrategia neoliberal se sintetiza de la siguiente manera: la estabilización de la economía a partir de un manejo realista del presupuesto, la privatización de empresas paraestatales, la reforma fiscal, la desregulación económica, la reforma financiera, la liberalización del comercio, la renegociación de la deuda externa y el fortalecimiento de la tenencia de la tierra es el nuevo camino con que el pueblo de México y su gobierno están llevando a cabo una ambiciosa reforma del Estado.

  1. La estrategia neoliberal emprendida en México, ha tenido como principal objetivo explícito combatir la inflación.
  2. Inicialmente, la base teórica de esa estrategia fue proporcionada por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
  3. Las acciones realizadas bajo la tutela del Fondo, únicamente consideraban restricciones a la demanda, lo que trajo consigo elevadas y persistentes tasas de desempleo, así como reducciones permanentes en los sueldos y salarios.

En consecuencia, el desempleo y la continua caída de los ingresos de los trabajadores de la ciudad y el campo fueron determinantes en la creciente pobreza que ha caracterizado al neoliberalismo en México. Dados los resultados obtenidos por la aplicación irrestricta del modelo neoliberal, incluso algunos de sus representantes ideológicos criticaron duramente esa estrategia por su tratamiento unilateral.

  • Por ejemplo, para Rudiger Dornbusch: Debido a que los programas ortodoxos de control de la demanda no afrontan directamente la inercia inflacionaria, deben contrarrestar esto creando desempleo.
  • Éste debe tener tasas lo suficientemente altas como para empujar la inflación salarial por debajo de la tendencia de la inflación de precios.

El desempleo es, por tanto, el mecanismo de desinflación (Dornbusch 1993: 13). De esta manera, entre 1985 y 1987 a la estrategia emprendida para el control de la inflación de demanda, “. que en muchas ocasiones se debe a un desbordamiento del gasto del gobierno y, por consiguiente, a un alto déficit fiscal.”, diagnosticarían dos funcionarios del gobierno mexicano (Jarque y Téllez, 1993: 31), se agregó lo que ellos mismos denominarían: Medidas administrativas de control de precios, los salarios y el tipo de cambio.

Los controles de precios se instrumentaron junto con medidas para reducir la demanda agregada, tales como un ajuste fiscal (menor gasto público y mayores impuestos) y una política monetaria restrictiva: disminución del crédito y elevación de las tasas de interés (Jarque y Téllez, 1993: 23-24). Si bien los resultados de la estrategia económica fondomonetarista fueron lamentables, en 1995 llegaron a ser catastróficos, ese año el PIB se redujo 6.2 por ciento, la caída más severa desde 1932.

Entre 1982 y 1998, según puede observarse en el cuadro 1, los ingresos de los trabajadores como porcentaje del producto interno bruto (PIB) cayeron a niveles francamente alarmantes; el salario mínimo perdió 72 por ciento de su poder adquisitivo; la inflación no ha podido ser controlada; el PIB ha tenido un comportamiento sumamente errático y en 1995 cayó 6.2 por ciento para registrar en los tres años siguientes crecimientos sin precedente; por último, aunque no al final, el desempleo ha persistido al grado que la economía informal, que se calcula produce el equivalente a un tercio del PIB nacional, proporciona tanto o más ocupación que la ofrecida por el sector formal.5 En los últimos años, como resultado de las políticas de ajuste llevadas a cabo por los gobiernos neoliberales que encuentran su mayor crítica en la crisis de 1995, cuando el PIB alcanza su más severa caída en los últimos 60 años; a su vez, en 1998 a los sueldos y salarios apenas corresponde el 29 por ciento del ingreso nacional; el salario mínimo, en términos reales, tiene en ese mismo año el poder adquisitivo más bajo de la era neoliberal y, en consecuencia, podríamos decir, de la historia moderna de México; la inflación, cuyo control ha sido uno de los propósitos perseguidos con más énfasis y de manera obsesiva por los gobiernos neoliberales, después de alcanzar un dígito al concluir el gobierno de Carlos Salinas volvió a repuntar y sigue robusta ubicada por encima del 10 por ciento. Con esta estrategia, la pobreza se hizo parte natural de cualquier definición del neoliberalismo en México. Los datos que ofrece Julio Boltvinik resultan escalofriantes. Por ejemplo, si bien entre 1994 y 1996 la población total país aumentó en 3 millones 219 mil personas, la que vivía en condiciones de pobreza se incrementó en 10.5 millones, es decir, 17 por ciento más de la que había en 1994; pero los pobres extremos pasaron de 36 a 51 millones, esto es, un aumento de 41 por ciento (ver cuadro 3 ). Uno de los aspectos centrales en la estrategia económica neoliberal radica en la privatización de las empresas gubernamentales y los servicios públicos. En México, el traslado de la propiedad pública a manos del sector privado, como se muestra en el cuadro 4, se emprendió con inusitada energía al grado de que rápidamente, en poco más de una década, desaparecieron 939 entidades paraestatales, casi 80 por año y, aproximadamente, siete por mes.6 Al concluir la administración de Carlos Salinas, en noviembre de 1994, la venta de los activos nacionales había significado al gobierno la obtención de 26 mil millones de dólares. En cambio, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, al no concretarse la venta de los complejos petroquímicos, ni la privatización del sector eléctrico, las privatizaciones sólo permitieron obtener 3 mil 645 millones de dólares (Flores, 1999: 49).

  • Se agotó así el patrimonio nacional, sin que los beneficios prometidos se hayan alcanzado.
  • La fiebre privatizadora nunca se detuvo a considerar que —si bien existen empresas industriales, comerciales y de servicios en las que se puede aplicar una racionalidad de tipo empresarial basada en la relación costo/beneficio, dado que su fin último es obtener el máximo beneficio y, en consecuencia, los criterios básicos de comercialización y distribución están determinados por el mercado y la tasa de ganancia—, existe otro tipo de empresas vinculadas con el bienestar social, cuyos criterios de racionalidad se alejan de la lógica de la ganancia y, por lo tanto, los criterios de producción y distribución, como los utilizados para fijar los precios, están determinados, más bien, por la demanda social que por el mercado.

Estas empresas producen bienes y servicios que requiere la sociedad para mejorar sus niveles de bienestar y a los que la mayor parte de la población difícilmente puede acceder a través del mercado. Concluida la fase de liquidación de los bienes nacionales, se procedió a la aplicación de una estrategia publicitaria encaminada a la privatización de los servicios públicos.

En realidad el proceso de desincorporación o la entrega a la “. administración privada de servicios públicos como gustan decir los funcionarios gubernamentales, se ha iniciado ya con el servicio de recolección de basura, el abasto de agua potable, el tratamiento de aguas residuales y, en el caso de aquellas ciudades donde el servicio de transporte colectivo de personas aún lo ofrece el gobierno, se propone con insistencia que se le se entregue al sector privado (Gamboa, 1993: 82).

Los servicios públicos, así, se convierten en mercancías que sólo se pueden obtener en el mercado, por cierto monopólico dada su escala; lo cual empieza a generar múltiples exclusiones en la posibilidad de satisfacer las necesidades de servicios para amplias zonas urbanas, donde precisamente habita la mayor parte de la población.7 Valor de uso general y específico de la ciudad La ciudad capitalista resulta ser un proceso de socialización tanto de las fuerzas productivas, como de los Medios de Consumo Colectivo (MCC).8 En este proceso, la ciudad adquiere para los propietarios del capital un valor de uso general diferente al valor de uso específico de cada una de sus partes consideradas por separado.9 La ciudad es, entonces, un producto resultante continuo del proceso general de valorización del capital y, en este caso, su valor de uso general radica en que se convierte en una fuerza productiva más en tanto concentra las condiciones generales e inmediatas de la producción y reproducción del capital, es decir, el proceso único y diferenciado de la producción, circulación, intercambio y consumo de las mercancías y de la ciudad, mediante la producción y el consumo de los soportes materiales del proceso productivo y de los MCC.

Las razones por las cuales los aparatos gubernamentales asumen la provisión de los MCC son, entre otras: La escala requerida para su producción suele desbordar el grado de acumulación y concentración del capital en un momento determinado y ningún capital, tomado separadamente, está en capacidad de emprender esos procesos.

La naturaleza de ciertos valores de uso, por ejemplo su consumo colectivo difícilmente divisible, con frecuencia obstaculiza su circulación mercantil y por lo tanto no permite que alrededor suyo se estructure un proceso de acumulación privada. Puede ocurrir asimismo que estas inversiones no encuentren una demanda solvente y los capitales eventualmente comprometidos en ellas no pueden alcanzar una remuneración normal (Jaramillo, 1983: 11).

La producción de los MCC que debiera marchar con la misma velocidad e intensidad con que transcurre el proceso de acumulación capitalista, tiene, sin embargo, límites si bien imprecisos sí determinados por el monto de los recursos puestos a disposición del gobierno, que casi nunca son suficientes como para satisfacer la demanda social por esos servicios.

Ahora bien, bajo el neoliberalismo la satisfacción del conjunto de las demandas sociales es abandonada, cada vez más por el Estado que las proveía, aún cuando fuera de manera desigual y limitada. Bajo estas circunstancias, advierte Castells (1979: 15) “El Estado concentra sus inversiones en aquellas funciones urbanas necesarias al funcionamiento del polo dominante, o sea el capital.

  1. Mientras que se dejan de lado las necesidades de vivienda, transporte y equipamiento social de la población.”.
  2. Es decir, se atiende más a la producción de las condiciones generales de la producción que a la de los soportes materiales que producen los satisfactores de las necesidades de la clase trabajadora, lo cual significa la acumulación permanente del déficit en diversos servicios sociales, dada la incapacidad de buena parte de la población para insertarse en el mercado privado de esos servicios.

Al interior de la ciudad ocurren procesos cada vez más complejos de cooperación entre las distintas unidades de producción, lo que permite a todas ellas apropiarse del valor de uso general de la ciudad, lo que la convierte, como se dijo antes, en una fuerza productiva más para el capital.

A estas condiciones generales, es necesario agregar las formas mediante las cuales se reproduce la fuerza de trabajo fuera de la fábrica es decir, del proceso productivo, así como aquellas bajo las cuales se lleva a cabo el ejercicio de la dominación del capital sobre el trabajo, para disponer de una visión aproximada de la ciudad.

La concentración, en un territorio determinado históricamente, tanto de los medios de producción como del conjunto de las condiciones generales de la producción y reproducción del capital y de los MCC, únicamente puede ser explicada a partir del concepto cooperación, en cuanto éste exprese algo más que la asociación de los trabajadores en la fábrica, para considerarlo como uno de los instrumentos esenciales en el desarrollo de la producción social.

La cooperación, comprendida de esta manera, da lugar a la aglomeración urbana en tanto surge como efecto directo e inmediato de la necesidad de economizar “gastos generales” de la producción, disminuir los costos de circulación e intercambio, todo con el propósito de acelerar la velocidad de rotación del capital y disminuir al mínimo el tiempo de su valorización.

De esta manera, al interior de las ciudades transcurren procesos cada vez más complejos de cooperación entre las distintas unidades de producción, lo que les permite a todas ellas apropiarse del valor de uso general de la ciudad. Ahora bien, la creación de los medios materiales para la producción de mercancías y servicios, cuyo fin último es el mercado, requiere de la inversión creciente de capital que, si bien no produce plusvalía, si resulta indispensable para producirla o apropiársela por parte de los capitalistas privados.

Este es, entonces, un capital que no se valoriza pero que es necesario para producir y reproducir las condiciones generales de la producción, que si bien son indispensables para valorizar el capital, no transmiten ni añaden valor, por lo que es exclusivamente inversión de capital improductivo, es decir, desvalorizado que, a diferencia del capital productivo constante, resulta de un descuento previo de la plusvalía ya producida, en tanto que son los aparatos gubernamentales de Estado los que asumen la provisión de esos objetos materiales productores de diversos efectos útiles, en este caso específico, necesarios para la reproducción del capital.

En este sentido, como señala Marx (Elementos, 1972: t.2, 22-23): Puede haber trabajos e inversiones que sean necesarios sin ser productivos en el sentido del capital, esto es, sin que el plustrabajo contenido en ellos se realice como plusvalor a través de la circulación, a través del intercambio.

  • El trabajo puede ser necesario y no ser productivo.
  • Por consiguiente todas las condiciones generales, colectivas de la producción —mientras tanto no pueda ocurrir su creación por el capital en cuanto tal, bajo sus condiciones— se cubren con una parte del rédito nacional, del erario público, y los obreros no se presentan como trabajadores productivos, aunque aumenten la fuerza productiva del capital.

El gobierno, y no los capitalistas, es el encargado de la producción y reproducción de las condiciones generales de la producción hasta el momento que ella se convierta en un negocio, esto es, en una actividad que produzca ganancia al conjunto de los capitalistas o de una parte de ellos y que éstos tengan la fuerza política suficiente para obtener la concesión de su producción o manejo.

El triple carácter de la ciudad La configuración urbana en el capitalismo resulta de un proceso determinado y determinante de las condiciones materiales necesarias para la producción y reproducción del capital, como de la fuerza de trabajo y de los procesos políticos y sociales vinculados con el ejercicio de la dominación de una clase por otra, o de alguna de las fracciones hegemónicas de la clase dominante sobre el conjunto de la sociedad.

En este sentido, en la fase monopólica del desarrollo capitalista la ciudad resulta ser la expresión de la forma como la competencia entre los monopolios determina no sólo el proceso de acumulación del capital, sino también de la forma como se produce y consume el territorio.10 Asimismo, la ciudad se consume produciendo las formas mediante la cuales se satisfacen las necesidades colectivas de la población total, de los trabajadores y los capitalistas, pero la ciudad es, también y al mismo tiempo, la resultante material de la forma concreta como se ejerce la dominación política e ideológico-cultural del capital sobre la sociedad en su conjunto.

Por ello, la ciudad se produce y consume no sólo como espacio, sino también llena de expresiones ideológicas, las cuales mucho tienen que ver con la forma de ocupación del espacio y su edificación. Nada en la ciudad es circunstancial, ingenuo o neutral. De acuerdo con lo anterior, podemos concluir que la ciudad contemporánea tiene un triple carácter: 1) es el lugar donde transcurre la aglomeración de los soportes materiales constitutivos de las condiciones generales de la producción (medios de producción, circulación, intercambio y consumo de las mercancías) para el conjunto de los capitalistas, 2) en ella se propicia y produce la concentración de los MCC necesarios para la reproducción de la fuerza de trabajo fuera del proceso productivo y 3) es el lugar de ubicación espacial principal de los aparatos de Estado, mediante los cuales se ejerce el dominio político e ideológico de los propietarios del capital sobre el resto de la sociedad.

En estas circunstancias, los aparatos gubernamentales en un momento determinado se transforman en un agente decisivo en la producción, distribución y gestión, tanto de los MCC y su organización espacial, como de las condiciones generales de la producción.

  1. Esta situación hace del gobierno y sus aparatos uno de los agentes urbanos de la mayor importancia; informa que en los últimos tiempos, han perdido, dada la estrategia de ajuste estructural de orientación al mercado que se ha impuesto en todos los ámbitos de la economía y la sociedad.
  2. En conclusión, podemos decir que la concentración urbana, por sus necesidades de producción, distribución, circulación y consumo de mercancías y equipamiento colectivo (infraestructura y MCC), constituye ante todo una economía de gastos generales de producción y reproducción del capital, como de condiciones necesarias para la reproducción de la fuerza de trabajo y el ejercicio de la dominación político-cultural e ideológica de una clase, o fracción de ella, sobre el conjunto de la sociedad.

El neoliberalismo y lo urbano Definir lo urbano como un concepto abstracto siempre es útil, pues resulta “. una abstracción que tiene sentido, en tanto pone realmente de relieve lo común, lo fija y nos ahorra así una constante repetición” (Marx, Elementos: t.1, 5).

Por supuesto, esos son los límites y virtudes de una definición abstracta que toma los rasgos generales del fenómeno, al margen de su peculiaridad histórica concreta. Ahora bien, a partir de cualquier definición abstracta se requiere emprender un esfuerzo más para elevarse a lo concreto; 11 en nuestro caso se trata de explicar cómo funciona la ciudad bajo las condiciones concretas del capitalismo en su fase actual de globalización y neoliberalismo.

Es en estos términos históricos que hablamos de ciudad neoliberal, no porque el neoliberalismo haya inventado lo urbano y su compleja problemática, sino para comprender y explicar adecuadamente lo que cambia en la ciudad y en la gestión urbana bajo este modelo.

  • La implantación del neoliberalismo en México ha significado, por lo menos, una reforma del Estado que ha consistido, entre otras cosas y según lo planteara uno de sus promotores más conspicuos (Salinas, 1990: 29-30 y 32), en “.
  • Ampliar la participación de las comunidades y los grupos privados.” para mejorar la distribución del bienestar y reducir las funciones del Estado para “.

garantizar la paz social, abatir el conflicto y usar los medios políticos para promover la armonía social.” El repliegue del Estado sobre sí mismo, sin embargo, ha significado el abandono de diversas responsabilidades autoasignadas o que las distintas fuerzas sociales integrantes del pacto social derivado de la institucionalización de la Revolución de 1910-1917 le habían señalado, sin que ese abandono haya permitido elevar el bienestar de los grupos mayoritarios de la sociedad que, por el contrario, se han empobrecido aún más.12 El desconocimiento de las responsabilidades sociales por parte del gobierno ciertamente ha profundizado la iniquidad social que, si bien es característica del capitalismo, el neoliberalismo la reproduce de manera aguda.13 Bajo el neoliberalismo, en el marco de la reforma del Estado emprendida durante el salinismo, los gobiernos locales transforman su papel en los procesos de provisión de los principales servicios urbanos, estimulando y facilitando la inversión en proyectos promovidos por el capital privado, 14 donde se desplaza a los aparatos gubernamentales por parte del capital privado en la organización del territorio urbano, proceso que se hace altamente lucrativo y que, para serlo, tiene que referirse, casi exclusivamente, a los sectores de más altos ingresos, excluyendo a la mayoría de la población.

De esta manera, una parte significativa de esa reforma del Estado en materia urbana ha consistido en el abandono de cualquier forma de planeación gubernamental para ser sustituida por la gestoría en la promoción de los grandes proyectos con capital privado: “. el gobierno es un facilitador de las acciones urbanas actuando a veces como socio del capital privado, pero sobre todo propiciando las condiciones para estimular la inversión privada” (Martínez, 1995: 40).

Con la propuesta de que “la política es que no hay política”, el repliegue gubernamental, si bien en menor medida que la actividad encaminada a la construcción de las condiciones generales de la producción, ha incurrido con mayor énfasis en el abandono de la producción de los medios de consumo colectivo, se ha dejado el camino abierto a la actuación e inversión del capital privado en la satisfacción de las necesidades sociales que, con ello, dejan de serlo para convertirse en necesidades que se satisfacen individualmente entre el capitalista y el demandante, en una relación donde priva el lucro y la lógica de la ganancia.15 Así, de acuerdo con Pradilla (1997: 6): El neoliberalismo mexicano, con su ideología y su práctica ciega de transferencia de lo fundamental de la acción económica, social y territorial del Estado al mercado, de nuevo protagonismo hegemónico de la empresa e iniciativa privadas, ha desmontado rápidamente las débiles, carentes de herramientas e ineficaces estructuras de planeación y control urbanos.

El abandono de las antiguas responsabilidades sociales del gobierno tiene como contrapartida, entonces, el fomento y estímulo a la privatización de la gestión y dotación de los servicios públicos, de los MCC cuya demanda crece a medida que se expresa con mayor fuerza la inequidad en la distribución de la riqueza, notoria peculiaridad del capitalismo agudizada por el modelo neoliberal.

El agua, un problema permanente en todas las ciudades del mundo, en México adquiere la mayor complejidad, ya que la cuarta parte de la población del país se asienta en entornos situados por encima de los dos mil metros sobre el nivel del mar, donde apenas se dispone de 4 por ciento del escurrimiento de los ríos; mientras que por debajo de los 500 metros de altitud, con una población similar, se tiene 50 por ciento del escurrimiento.

  1. Por supuesto, como en todo el mundo, la demanda de agua en las ciudades es permanente y creciente, lo cual ha hecho de su distribución, sobre todo, un anhelado servicio a prestar por los particulares: “.
  2. Así bajo el principio de que un Estado moderno no puede tener la responsabilidad de administrar un recurso que a todos interesa se ha procedido a impulsar la privatización de los servicios referidos al agua.

De esta manera se advierte: La nueva Ley de Aguas Nacionales (sic) que se publicó en el Diario Oficial del primero de diciembre de 1992, plantea la participación privada en el uso, aprovechamiento y explotación del agua. la reforma al artículo 115 constitucional, (sic) constituye otra de las disposiciones que favorecen la concesión en el manejo y administración del servicio del agua.

  1. En este Artículo, se plantea el traspaso de facultades y responsabilidades a los municipios en la prestación de los servicios de abastecimiento de agua potable y alcantarillado, entre otros.
  2. Quedando, a su vez, facultado para concesionar la prestación de dichos servicios a particulares (Martínez, 1995: 40).

La administración privada del agua se repite ahora constantemente; no es sólo una de las opciones posibles, sino la opción “. de las ciudades con problemas de aprovisionamiento de agua y limitaciones para sostener la política de subsidios.” y, según información reciente, el proceso se ha puesto en marcha pues: “.

  1. El Distrito Federal, Aguascalientes y Cancún son las primeras muestras de operación bajo el régimen privado de concesiones o prestación de servicios.
  2. Con posibilidades de incorporarse a tal esquema resaltan las ciudades de Monterrey y Guadalajara.” (Gestión, 1997: 6), es decir, las ciudades más pobladas de la República estarán pronto bajo el régimen de la administración privada del agua, lo cual convierte en un negocio muy lucrativo la satisfacción de una necesidad social vital.

Pero no es solamente el agua, servicios como la recolección de basura, la seguridad, los parques recreativos, el alumbrado público y otros más, se han privatizado o están en vías de privatizarse. De esta manera, señala Pradilla (1997:8): Los ciudadanos, contribuyentes forzosos al erario pierden su derecho a recibir como contraprestación por el mantenimiento del Estado los bienes y servicios urbanos subsidiados.

Ahora deben pagarlos doblemente, en el impuesto público y la tarifa privada, incrementada por la ganancia empresarial. Lo urbano se mercantiliza, se compra y se vende. Esto, por supuesto, produce y reproduce la segregación 16 a partir de la disposición de servicios urbanos, ya que mientras los sectores populares mayoritarios están imposibilitados para adquirir en el mercado los servicios públicos, los grupos de elevados ingresos los obtienen con creces, lo cual provoca una aguda diferenciación en la calidad y cantidad de los servicios urbanos disponibles.

El continuo empobrecimiento de la población, característica inseparable del neoliberalismo ( cuadro 3 ), empieza a provocar la existencia en una ciudad para dos tipos de ciudadanos: aquellos privilegiados que pueden pagar los servicios urbanos y el resto de la población, los mayoritarios, a las que se abandonaría a su suerte.

  • En México, al parecer, la ciudad neoliberal se ha vuelto ineficiente, ya que la estrategia económica seguida en los últimos 17 años no ha sido capaz de generar la riqueza necesaria para el bienestar de la mayoría de sus habitantes.
  • Por el contrario, lo que en muchos casos se ha logrado es la destrucción de miles de micro, pequeñas y medianas empresas; desindustrializar las ciudades; contraer el mercado interno; elevar el desempleo; hacer proliferar el sector informal de la economía; reducir el salario a menos de la mitad; y, finalmente, empobrecer a sus habitantes.

Dicho de otra manera, el modelo neoliberal aplicado desde la visión del gran capital, la lógica de la ganancia y el mercado; así como la terquedad del gobierno federal incapaz de comprender la necesidad de los cambios indispensables para hacer viable la ciudad y eficiente para producir y reproducir las condiciones generales de la producción y los medios de consumo colectivo, seguirá generando estructuras urbanas cada vez más rígidas que excluyen toda posibilidad de una vida digna a la mayor parte de los habitantes de nuestras ciudades, fragmentan las estructuras sociales y territoriales, contribuyen a la ingobernabilidad, propician la conflictividad social e impiden la sustentabilidad del desarrollo urbano.

Si como plantea Pradilla, la disyuntiva es: Regulación urbana por el “libre” mercado, deterioro de las condiciones de vida las mayorías y profundización de las contradicciones urbanas actuales, gestión pública autoritaria y asistencialismo compensatorio para detener los conflictos y paliar la miseria; o planeación urbana democrática con amplia participación ciudadana, en una economía socialmente regulada, justa y con equidad distributiva, y una gestión pública participativa realizada por un Estado socialmente responsable y solidario (Pradilla, 1997: 10), poco es lo que se puede discutir, ya que en este momento resulta difícil considerar una alternativa distinta a aquélla que significa el cambio del modelo neoliberal por uno que supere la falsa disyuntiva de “o todo al mercado o todo al Estado”.

Al final, cada uno puede cumplir un papel capaz de permitir mejores condiciones de vida para la población trabajadora. El impacto neoliberal sobre la vida urbana El neoliberalismo ha sido incapaz de enfrentar los efectos más negativos de la ciudad capitalista, incluso, en muchos casos, los ha profundizado.

Tal es el aumento incesante del desempleo y del empleo informal, la creciente pobreza urbana (expresada en la menor dotación de MCC) y el creciente deterioro de la capacidad de los gobiernos para procurar el mantenimiento e incremento de la infraestructura urbana y de las condiciones generales de la producción.

Los efectos sociales de dicho proceso, a más del creciente autoritarismo para gobernar, son una mayor segregación urbana, el deterioro, dispersión y fragmentación de la vida en las ciudades, como el aumento exponencial de la violencia e inseguridad. En estas circunstancias, dentro de las prioridades en la agenda social y urbana están las relacionadas con los impactos negativos que el neoliberalismo ocasiona en los grupos más vulnerables de la sociedad, como son los niños, las mujeres y los ancianos.

Para estos grupos, el deterioro económico y social prevaleciente restringe su capacidad de sobrevivencia ante un entorno cada vez más hostil. Adicionalmente, la pérdida de las condiciones de su participación en el aprovechamiento de la infraestructura urbana incrementa la polarización y la segregación en la ciudad.

Uno de los rezagos creciente en materia urbana es el de la vivienda, a la que cada vez con mayores dificultades accede la mayor parte de la población. En estos momentos, en materia de vivienda destacan, por un lado, aspectos relacionados con la especulación y la creciente incapacidad de acceso al suelo por parte de un número creciente de personas y, por otro lado, la crisis de los sistemas de financiamiento para la construcción de vivienda de interés social, expresados por la escasez de recursos destinados a tal fin, así como la ausencia de un marco normativo coherente en los mercados inmobiliarios que permitan esquemas financieros al alcance de los pobres de la ciudad.

Por otra parte, es necesario asegurar el abasto de agua potable y la procuración de sistema de saneamiento integrales, como requisito indiscutible del derecho de los habitantes a la salud y a un medio que propicie un entorno adecuado al desarrollo social urbano. La gestión eficaz de los recursos naturales constituye de cara al siglo XXI el compromiso fundamental de la generación actual con los derechos de las generaciones futuras y el desafío mayor del desarrollo urbano sustentable.

Por último, es imposible dejar de mencionar la inmediata necesidad de mejorar sustancialmente los sistemas de transporte, priorizando el público. Ésta es, en todas las ciudades de México, una de las asignaturas pendientes cuyo cumplimiento parece cada vez más lejano, dados los intereses privados que la cruzan.

En este contexto, el espacio y la infraestructura pública se constituyen en los protagonistas fundamentales de la integración de la vida urbana, siempre y cuando estemos planteando el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de las ciudades y no solamente que se tenga en mente la ganancia de los capitales monopólicos ligados al sector inmobiliario y de servicios urbanos.

Neoliberalismo y sustentabilidad urbana El paradigma neoliberal que tiene como postulado central el mercado no sólo como el mecanismo más eficiente para la asignación de recursos, sino como el único, ha convertido a la ganancia y su búsqueda en el valor más alto del hombre, motivo para la innovación y razón de ser del mundo.

Bajo estas circunstancias, la participación individual de los agentes económicos en el mercado impide la expresión de los intereses generales de la sociedad en una entidad como Estado; de esta manera, los proyectos estratégicos dejan de existir y la naturaleza se convierte en una mercancía más para la generación de ganancias, aunque sea a costa de su propia destrucción.

Con ello, sin duda alguna, podemos señalar que la economía de mercado contiene en sí misma la estructura de la insustentabilidad del desarrollo, situación que se acentúa bajo el modelo neoliberal. Los rasgos de esa estructura que hacen inviable el desarrollo sustentable son los siguientes: 1.

La falta de equidad social, caracterizada por la concentración del ingreso y propiciada por el libre funcionamiento de las fuerzas del mercado; la creciente pobreza y marginación social y regional. De hecho, la política de desarrollo empeñada en reducir las desigualdades entre las regiones ha dejado de existir y, ahora se deja a las regiones y a las ciudades competir entre sí para atraer las inversiones, al parecer único motivo de existencia tanto de los centros de población urbanos, como de las regiones donde éstos se localizan.2.

Lo anterior se acompaña y fortalece por los altos niveles de centralización de la inversión pública y del poder político en los grupos con intereses monopólicos, lo cual profundiza las desigualdades y los desequilibrios regionales característicos del capitalismo.3.

El rechazo al uso de tecnologías adecuadas en los procesos industriales y agropecuarios, que se traduce en elevados índices de contaminación en las concentraciones urbanas y en la rápida destrucción de los recursos naturales en las zonas rurales.4. La ausencia de canales eficaces que permitan la participación de la sociedad civil en la decisión e instrumentación de la política económica.

Frente a estas circunstancias, ha empezado a crecer la convicción de que si “. en el pasado, el crecimiento podía tener lugar en sistemas signados por la concentración del ingreso, el despilfarro, la pobreza de segmentos importantes de la población y la explotación de los recursos naturales.” (Ferrer, 1993: 807), en este momento dicha forma de crecimiento resulta absolutamente inviable, sobre todo si se considera la necesidad de mantener el equilibrio social, político, económico y ambiental.

En todo caso, la crítica al neoliberalismo ha puesto en el centro de la preocupación social la posibilidad y la necesidad de crecer sin destruir el medio ambiente así como romper con el círculo vicioso, característico del capitalismo, y que el modelo neoliberal profundiza: desarrollo perverso-degradación ambiental-pobreza-desarrollo perverso.

La planificación del crecimiento urbano La constante expansión física de las ciudades y la creación de su área metropolitana, junto con la configuración de nuevas metrópolis y megalópolis, conducen sin duda al fortalecimiento de la percepción sobre lo necesario que resulta insistir en los mecanismos de planificación urbana.

La falta de previsión y de decisiones consistentes con un orden que considere las posibilidades del desarrollo urbano sustentable, ha traído consigo consecuencias demasiado costosas en energía, recursos, tiempo y condiciones generales de bienestar. La planeación, los programas y proyectos vinculados al crecimiento ordenado de las urbes, cuando son validados socialmente y comprendidos plenamente por las autoridades responsables de ejecutarlos, son instrumentos técnicos que bien pueden ser utilizados para fundamentar decisiones cotidianas, pero, su eficacia aumenta en tanto la población los respalda, vigila y defiende su aplicación.

En buena medida, la participación de la sociedad constituye el equilibrio indispensable para prever y evitar desviaciones o alteraciones del plan de desarrollo urbano, como las que pudieran intentarse en beneficio particular contra el interés mayoritario.

Si bien cada plan de desarrollo urbano requiere de un proyecto comunitario de utilización del espacio, es siempre necesario considerar su validez en el tiempo. Dicho de otra manera, el plan no es un documento acabado y definitivo en el tiempo, sino apenas un instrumento que prevé su propia y permanente actualización.

Con esto queremos decir que la planeación urbana no es aséptica: “El desarrollo urbano ocurre mediante una lucha de intereses en el espacio y no hay regla que los satisfaga a todos, de tal manera que la planeación tiene que tomar partido e indicar qué intereses va a defender.” (Eibenshutz, 1985: 18).

Sustentabilidad y democracia La complejidad de los retos y tareas asociados a la ciudad y lo urbano, como la viabilidad de un desarrollo urbano sustentable en una sociedad que se organiza de manera distinta a la actual, han colocado entre las prioridades urbanas los temas referidos a la democracia, la participación ciudadana, la ampliación de las oportunidades de acceso a la ciudad y a los servicios públicos esenciales y el diálogo como recurso del método empeñado en construir una cultura urbana distinta, que reconozca la plenitud y diversidad del fenómeno cultural, tanto del presente como del futuro de nuestras ciudades.

La democracia aún incipiente en México, pero nada despreciable en la parte de los procesos electorales, ha permitido recomponer el mapa político en los niveles local y nacional. La apropiación de parcelas de poder y nuevas capacidades de decisión regionales por parte de grupos sociales distintos a los que tradicionalmente han ejercido el poder, es un hecho incontrovertible. No obstante que aún se observa cierto predominio en la centralización del poder político, dado que el partido oficial aún gobierna poco más de dos tercios de la población localizada en 21 entidades de la República, los cambios en las preferencias electorales y la presencia de ciudadanos cada vez mejor informados y más interesados en los problemas sociales y políticos, obliga a todos los partidos a depurar sus propuestas y augura nuevas reivindicaciones sociales tendientes a modificar la forma de vida en las ciudades, exigiendo una mayor participación de sus habitantes en decisiones que tienen que ver con el futuro de su centro de población.

Lo anterior puede permitir a las corrientes sociales que consideran al neoliberalismo como el modelo que agudizó los procesos de empobrecimiento, exclusión social, segregación territorial, contaminación ambiental y vulnerabilidad, cambiar las cosas hoy adversas porque hacen de nuestras ciudades sitios inequitativos por su creciente ineficiencia social.

En última instancia, los cimientos de la vialidad económica, social y física de nuestras ciudades se encuentran en garantizar a todos sus habitantes las condiciones necesarias, adecuadas y suficientes como para hacerlas plenas y racionalmente productivas, donde se ofrezca: empleo estable y bien remunerado, acceso a la educación, salud y recreación de la más alta calidad, se disponga de vivienda digna y haya servicios para todos, sin la previa consideración de su capacidad para pagarlos, todo ello en la democracia.

Sin la presencia protagónica de la población en el diseño y construcción de la ciudad a la que aspira, hablar de localidades urbanas habitables, productiva y ambientalmente sustentables es mera retórica inviable. Bibliografía ANAYA, Gerardo (coord.), 1995, Neoliberalismo, Universidad Iberoamericana, Centro de Investigación Universitaria, colección Análisis de la realidad mexicana, núm.20, México.

ASPE Armella, Pedro, 1993, El camino mexicano de la transformación económica, Fondo de Cultura Económica, textos de economía, México. BOBBIO, Norberto, 1996, Liberalismo y democracia, Fondo de Cultura Económica, colección Breviarios, núm.476, México. BOLTVINIK, Julio, 1998, “¡15 millones más de pobres extremos!”, La jornada, 16 de octubre, México.

  1. CÁRDENAS, Cuauhtémoc, 1997, “La economía de la capital.
  2. Propuesta económica de Cuauhtémoc Cárdenas”, en Economía Informa, núm.259, Facultad de Economía de la UNAM, México.
  3. CASTELLS, Manuel, 1979, Ciudad, democracia y socialismo, Siglo XXI editores, 2a.
  4. Ed., México.
  5. COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA, 1997, Panorama social de América Latina 1966, Santiago de Chile.

COMISIÓN NACIONAL del AGUA, 1994, “Preservación del agua: es ahora responsabilidad de la sociedad”, Teorema. Revista técnico ambiental, núm.1, mayo-julio, México. DORNBUSCH, Rudiger, 1993, Presentación al libro de Carlos Jarque y Luis Téllez, El combate a la inflación.

El éxito de la fórmula mexicana, Grijalbo, México. EIBENSHUTZ, Roberto, 1985, “El municipio y el desarrollo urbano”, en Estudios Municipales, núm.6, Centro Nacional de Estudios Municipales, México. FERRER, Aldo, 1993, “Nuevos paradigmas tecnológicos y desarrollo sostenible: perspectiva latinoamericana”, en Comercio Exterior, Banco Nacional de Comercio Exterior, vol.43, núm.9, septiembre, México.

FLORES, Mauricio, 1999, “Finalizan las privatizaciones del sexenio con tres mil 645 millones de dólares”, revista Milenio, núm.104, agosto 30. FOXLEY, Alejandro, 1982, Experimentos neoliberales en América Latina, Alfabeta impresores, colección Estudios del Cieplan, núm.59, Santiago de Chile, marzo.

GAMBOA Ramírez, Ricardo, 1993, “Servicios públicos urbanos y privatización: una visión histórica comparada”, en Carlos Bustamante Lemus, Las grandes ciudades de México en el marco actual del ajuste estructural, Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, México.

GAMBOA Ramírez, Ricardo, 1997, “Gestión privada del agua, modelo de eficiencia y ahorro”, en Teorema, núm.14, septiembre-noviembre, México. GUILLÉN Romo, Héctor, 1997, La contrarrevolución neoliberal, ediciones ERA, México. IMAS Ruiz, Víctor y Beatriz García Peralta, 1997, “Desregulación y política de vivienda en México”, en Ciudades, núm.36, Red Nacional de Investigación Urbana, octubre-diciembre, México.

JÁQUEZ, Antonio, 1997, “Con su plan de rescate ‘viciado de origen’, el gobierno pretende tapar irregularidades y deficiencias del plan carretero de Salinas”, en Proceso, núm.1089, 14 de septiembre, México. JARAMILLO, Samuel, 1983, “Crisis de los medios de consumo colectivo urbano y capitalismo periférico”, en Tabique, núm.4, Cuadernos de Material Didáctico, Facultad de Arquitectura, UNAM, México.

JARQUE, Carlos y Luis Téllez, 1993, El combate a la inflación. El éxito de la fórmula mexicana, Grijalbo, México. LOJKINE, Jean, 1979, El marxismo, el Estado y la cuestión urbana, Siglo XXI editores, México. MÁRMORA, Leopoldo, 1992, “La ecología en las relaciones Norte-Sur, el debate sobre el desarrollo sustentable”, en Comercio Exterior, vol.42, núm.3, Banco Nacional de Comercio Exterior, México.

MARTÍNEZ Omaña, María Concepción, 1995, “Servicios públicos: gestión privada y necesidad social”, en Ciudades, núm.28, Red Nacional de Investigación Urbana, octubre-diciembre, México. MARX, Carlos, 1968, El Capital, tres tomos, Fondo de Cultura Económica, México. MARX, Carlos, 1971, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador), 1857-1858, dos volúmenes, Siglo XXI editores, 2a.

ed., México. MARX, Carlos, 1985, “Grundrisse 1857-1858”, en Obras fundamentales, vols.6 y 7, Fondo de Cultura Económica, México. ORTIZ Wadgymar, Arturo, 1993, “Desequilibrio urbano en el proyecto neoliberal”, en Carlos Bustamante Lemus (coordinador y compilador), Las grandes ciudades de México en el marco actual del ajuste estructural, Instituto de Investigaciones Económicas/ UNAM, México.

  1. PRADILLA Cobos, Emilio, 1997, “La megalópolis neoliberal: gigantismo, fragmentación y exclusión”, en Economía Informa, núm.258, Facultad de Economía de la UNAM, México.
  2. ROGOZINSKI, Jacques, 1997, La privatización en México.
  3. Razones e impactos, Trillas, México.
  4. SALINAS de Gortari, Carlos, 1990, “Reformando al Estado”, en Nexos, núm.148, México.

Notas 1 A diferencia de lo que ha ocurrido en Europa donde, en este momento con las excepciones de España e Irlanda los restantes 13 países integrantes de la Unión Europea han optado por gobiernos social demócratas, de alguna manera enfrentados a la estrategia económica neoliberal, en México la administración del presidente Ernesto Zedillo mantiene su propósito de evitar cualquier cambio al modelo neoliberal.

En este sentido, el discurso presidencial ha sido reiterado y hay una fuerte tendencia a culpar al sector externo de los problemas económicos del país. Por ejemplo, en el mensaje enviado por el ejecutivo a las familias mexicanas con motivo del inicio de 1999, dijo el presidente: “México va por el camino correcto, aunque seguiremos enfrentando condiciones difíciles en la economía mundial.” (La jornada, 11 de enero de 1999).2 El racionalismo supone una visión del mundo que afirma una relación perfecta entre lo racional y la realidad; excluye, por tanto, lo irracional y lo arracional.

De esta manera, todo lo que contradiga esa relación resulta irracional; en tanto todo lo que no pueda ser controlado en esa relación es excluido como irracional (Anaya, 1995: 10 y ss.).3 De acuerdo con Guillén Romo (1997: 449), para los economistas neoliberales: “El mercado ‘abandonado a sí mismo’ constituiría la mejor manera de contribuir a una asignación óptima de los recursos, porque reduce la información necesaria para la toma de decisiones y porque libera al individuo del control de otros”.

  • Por su parte, Foxley (1982: 6), afirma que los programas neoliberales en Latinoamérica tienen como sustento “.
  • Una política de liberación de precios, de manera que el mercado se transforma en el principal mecanismo de asignación de recursos.” 4 En términos generales: “La desregulación tiene por objetivo reducir el control directo del Estado sobre el conjunto de la actividad económica del país, reformando el marco institucional, simplificando y flexibilizando la normatividad de las organizaciones y de los intercambios mercantiles” (Imas y García, 1997: 33).5 La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), estima que en 1998 la economía informal en México manejó recursos por un monto de 146 mil millones de dólares, equivalentes a un tercio del PIB nacional.
You might be interested:  Que Es La Educacion A Distancia Y Sus Caracteristicas?

Asimismo, calcula que 44 por ciento del empleo urbano lo proporciona el sector informal. Otras fuentes, como la Organización Internacional del Trabajo, estiman que 57 por ciento del empleo no agrícola se concentra en el sector informal (“La economía informal maneja recursos por 146 mil mdd: OCDE”, La jornada, 11 de mayo de 1999: 20-22).6 Entre 1982 y junio de 1994, el número de entidades paraestatales se redujo de mil 155 a 219.

“De la disminución registrada, 314 empresas de participación mayoritaria fueron privatizadas, mientras que el resto se desincorporaron mediante extinción, liquidación, fusión o transferencia” (Rogozinski, 1997: 110). Al agotarse las empresas paraestatales, se redujo, aunque no se detuvo, el ritmo de las privatizaciones.

En 1996, los recursos de las pensiones de retiro pasaron a ser manejados por empresas privadas y más recientemente, en enero de 1999, el presidente de la República propuso privatizar la generación y distribución de la energía eléctrica, uno de los dos sectores estratégicos con presencia gubernamental, el otro es el petróleo.7 De acuerdo con estimaciones sobre la magnitud de la pobreza efectuadas por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en 1994, 34 por ciento de los hogares urbanos latinoamericanos vivían en situación de pobreza, mientras que 17 por ciento se encontraba en una situación de indigencia.

Para ese mismo año, la CEPAL calculaba que en México 29 por ciento de los hogares urbanos se encontraba en situación de pobreza y el nueve por ciento eran indigentes. No obstante, la crisis de 1995 significó un incremento de cinco puntos de la pobreza urbana (CEPAL, 1996: I-19 y I-129).8 Los medios de consumo colectivo (MCC) son objetos materiales producidos a la manera capitalista, es decir, en una relación capital-trabajo, por tanto contienen valor, son trabajo cristalizado; pero su valor de uso no se encuentra materializado por un objeto, que pueda venderse, que se separe de la esfera de la circulación para ser destruido en el consumo personal o productivo.

El efecto útil de los MCC no es, en consecuencia, un objeto, sino un trabajo, un valor de uso inseparable del proceso que los ha producido, esto es, de su medio de producción. Dicho de otra forma, mientras que cualquier mercancía destinada, ya sea al consumo personal o productivo, es perfectamente diferenciable de los medios consumidos en su producción, el medio de consumo colectivo es inseparable de los medios materiales que lo producen.

Son por tanto, bienes que se consumen al mismo tiempo que se producen, como es el caso de las clínicas, sanatorios, escuelas, viviendas, autopistas, etcétera. (Lojkine, 1979).9 Por valor de uso se entiende la capacidad que tienen los objetos para satisfacer “. necesidades humanas, de cualquier clase que ellas sean.

la utilidad de un objeto lo convierte en valor de uso”. Asimismo, “Los valores de uso son el soporte material del valor de cambio.” (Marx, El capital: t.1, pp.3 y 4).10 “La producción es también inmediatamente consumo. Doble consumo, subjetivo y objetivo: el individuo, quien desarrolla en la producción sus capacidades, las invierte también, las consume en el acto de la producción, es exactamente lo mismo que la apropiación natural representa un consumo de fuerzas vitales.

  1. En segundo lugar, consumo de los medios de producción, que se utilizan y se desgastan y que, en parte (como por ejemplo, en la combustión), vuelven a disolverse en los elementos generales.
  2. El acto mismo de la producción es también, en todos sus momentos, un acto de consumo.
  3. Sin producción no hay consumo; pero tampoco, sin consumo hay producción, ya que, si el consumo no existiera, resultaría inútil producir.

La producción no sólo produce el objeto del consumo, sino también la manera de consumir. La producción, por tanto, crea a los consumidores. La producción no es sólo inmediatamente consumo y el consumo inmediatamente producción; además, la producción es tan sólo medio para el consumo y el consumo el fin de la producción; es decir, que cada uno de los dos suministra al otro su objeto, la producción externamente para el consumo, y el consumo imaginariamente para la producción; además, cada uno de ellos no sólo es inmediatamente el otro ni se limita a servirle de mediador, sino que cada cual crea, al efectuarse, al otro en cuanto el otro.

La producción produce el consumo, al crear el modo determinado de éste y, además, creando como una necesidad el incentivo al consumo, la capacidad misma para consumir.” (Marx, Grundrisse, 1857/ 1985: t.6: 6).11 “El método que consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto es para el pensamiento sólo la manera de apropiarse lo concreto, de reproducirlo como un concepto espiritual” (Marx, Elementos: t.1, 22).12 “En 1994, en millones cerrados, la estructura social expresada en pobres extremos, pobres moderados y no pobres, era de: 36-25-28 y se transformó a 51-21-22,

La primera era una estructura en la cual todavía había un cierto equilibrio entre estos tres grupos (a pesar de que habían ya transcurrido doce años de incremento de la pobreza bajo regímenes neoliberales). En la segunda se muestra el rostro de una sociedad ya totalmente polarizada y pauperizada en la cual los pobres extremos se constituyen en mayoría absoluta.” (Boltvinik, 1998: 19).13 Para los neoliberales, poco importa que la desigualdad se acentúe por efecto de la puesta en marcha de sus propuestas económicas.

Por ejemplo, Friedrich Hayek, premio Nobel tan admirado por numerosos asesores de los gobiernos de Ronald Regan y Margaret Thatcher, afirmaba sin recato alguno que: “. la desigualdad no es deplorable, sino sumamente satisfactoria y sencillamente necesaria. que, según parece, la población mundial volverá a duplicarse en los próximos años.

Para un mundo basado en ideas igualitarias, el problema de la superpoblación es insoluble. Si se nos ocurriese garantizar la vida de todo el que viene al mundo, al poco tiempo seríamos incapaces de cumplir nuestra promesa. Para la superpoblación no hay más que un freno: que se conserven y multipliquen tan sólo los pueblos capaces de alimentarse ellos mismos” (citado por Mármora, 1992: 209).14 Ejemplos de este tipo de proyectos, pueden serlo: en el Distrito Federal, el de Santa Fe, la Alameda, la Torre Águila o el Centro Comercial Coyoacán y, más recientemente, el de Cuicuilco; en la ciudad de Puebla el “Proyecto Angelópolis”; y en la de Pachuca el nuevo aeropuerto y su complejo urbano.15 Son muchos los servicios que se han privatizado, sin embargo y a pesar de las optimistas expectativas oficiales no todas han tenido el éxito esperado.

  • Por ejemplo, en el programa de autopistas concesionadas tuvo que darse marcha atrás a poco de iniciado.
  • El 27 de agosto de 1997, en un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, apareció la “Declaratoria de Rescate” de 23 autopistas concesionadas a la iniciativa privada.
  • Según las cuentas gubernamentales, se trata de absorber pasivos por 60 mil millones de pesos, mientras que en los próximos 45 años se espera obtener ingresos provenientes de esas autopistas por 40 mil millones de pesos, es decir, 20 mil millones, es el costo fiscal del desastre del proyecto salinista de modernizar la red carretera del país (Jáquez, 1997: 27).

Asimismo, la banca privatizada muy pronto entró en una severa crisis debido a los torpes manejos de los improvisados banqueros y tuvo que diseñarse un programa de rescate que, hasta el momento, ha costado al pueblo de México, aproximadamente, 67 mil millones de dólares.16 La segregación hace referencia a un proceso mediante el cual se agrupan, en determinadas partes del territorio de la ciudad, personas y actividades afines en lo social y lo económico.

Información sobre el autor Jaime Ornelas Delgado. Maestro y doctor en Urbanismo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Realizó estudios de Diplomado en Planeación y Presupuesto de Empresas Públicas, impartido en el Centro Interamericano de Capacitación en Administración Pública de Buenos Aires, Argentina, y Diplomado en Administración Municipal y Desarrollo Rural, realizado en el Instituto de Estudios de Administración Local, en Madrid, España.

Es investigador-docente de la Facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP); docente de la Maestría en Administración de la Facultad de Contaduría Pública de la BUAP y docente en la Maestría en Economía de la Facultad de Economía de la misma universidad.

Ha sido director de la Escuela de Economía, director de Extensión Universitaria y Difusión Cultural y director de la revista Crítica de dicha universidad y secretario de Investigación y Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y autor de diversos libros y artículos en revistas nacionales e internacionales; entre otros ha publicado: Estructuración del territorio y política regional en México, Conacyt-Universidad Autónoma de Tlaxcala; Tlaxcala, coordinó, Puebla, modelo para armar, BUAP; y “¿Es posible un desarrollo sustentable para los países pobres y dependientes?”, en Papeles de Población, año 3, núm.14, Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población, Universidad Autónoma del Estado de México, octubre-diciembre de 1997.

Correo electrónico: [email protected]
Ver respuesta completa

¿Como debe ser la educación que se encuentra en proceso de desarrollo?

La educación y el desarrollo II. LA EDUCACIÓN Y EL DESARROLLO EN LA PRIMERA INFANCIA

Particularidades esenciales del proceso educativo en las condiciones del centro infantil y la educación por vías no formales.

Si bien para un educador es importante conocer las caractersticas de los nios con los que ha de trabajar, y tambin de los objetivos que se plantea para alcanzar los logros del desarrollo de sus educandos, de igual manera la comprensin de las particularidades del proceso educativo en que se ha de desenvolver la enseanza y el aprendizaje es fundamental, pues en la medida en que este se adecue y refleje los factores y condiciones ms favorables de dicho proceso, asimismo podrn ser los resultados que se obtengan en el desarrollo de los nios.

Por supuesto que ahora no se pretende hacer un anlisis exhaustivo y muy pormenorizado del proceso educativo en la primera infancia, sino solamente dar una panormica conceptual y metodolgica de las particularidades de este proceso, que al igual que las cuestiones anteriores tambin reviste su propia singularidad.

De este modo al concebir y planificar como ha de ser la formacin de un educador para estas edades, se parte de una base ms firme para proyectar su perfil, el currculo de esta formacin y las caractersticas de personalidad que ha de reunir aquel que ha de educar a nios de 0 a 6-7 aos.

Cuando se habla del proceso educativo en la primera infancia se consideran una serie de factores y condiciones que implican tres aspectos primordiales: 1. El cuidado del nio, relacionado con las acciones que se realizan para preservar la vida, integridad y su crecimiento sano, referidos principalmente a lo que concierne a la satisfaccin de sus necesidades bsicas de alimentacin, sueo y vigilia, as como de su salud y nutricin.2.

La formacin y educacin del mismo, que comprende el conjunto de acciones educativas que se realizan en relacin con su desarrollo multilateral y armnico, y su formacin como persona.3. La atencin integral, como compendio de acciones generales que se promueven por todos los agentes educativos que intervienen en la formacin y educacin del nio: el centro infantil o la educacin en la va no formal, la familia, la comunidad, para garantizar su crecimiento, desarrollo y formacin adecuada, y que surge como un resumen de los dos primeros aspectos considerados.

  • A partir de estos conceptos, se debate entonces la cuestin de quienes son, o deben ser los agentes principales en esta atencin integral.
  • Lo que implica la consideracin del papel que corresponde a la familia y los dems agentes en esta atencin.
  • Esto ha llevado fundamentalmente a tres posiciones: 1.
  • La que considera que la atencin integral a los nios de 0 a 6 aos ha de corresponder exclusivamente a la familia.2.

La que enfatiza que esta atencin debe recaer fundamentalmente en agentes externos a la familia, especializados y tcnicamente capacitados.3. La que concilia ambas posiciones y establece que debe ser una labor complementaria entre ambos tipos de agentes.

  • En este sentido se asume que, dada la vulnerabilidad y susceptibilidad de los nios de estas edades a la accin nociva o iatrognica de los ms diversos agentes fsicos y psicolgicos, la dependencia de estos para la satisfaccin de sus necesidades, la plasticidad del desarrollo en las primeras edades, entre otros factores, evidencia la importancia de la familia como factor principal en la atencin de estas necesidades bsicas y de desarrollo del nio.
  • Es por ello que se destaca el rol insustituible de la familia durante estos primeros aos de la vida, lo que hace que en muchas constituciones y documentos oficiales se establezca a la familia como la clula fundamental de la sociedad, y se plantea a la misma como el modelo natural ms perfecto para la atencin integral de los nios.
  • Pero, an reconociendo este rol fundamental, a su vez se plantea la disyuntiva de si la familia, o todas las familias, poseen las condiciones econmicas, sociales y educativas para garantizar el desarrollo integral de sus hijos.
  • Esto implica la lgica consideracin de la necesidad de la labor de otros agentes educativos y extrafamiliares que compatibilicen las posibilidades que la familia ofrece como centro bsico para la atencin integral de los nios.
  • La problemtica que se deriva de esta consideracin radica entonces en como estructurar y hacer combinar de manera eficiente esta labor de atencin a los hijos dentro de la familia, con la accin que pueden desarrollar los dems agentes educativos, es decir, la participacin de los educadores y otros profesionales, de otras instituciones.
  • Desde este punto de vista, la accin que otras instituciones pueden ejercer en el crecimiento, educacin y desarrollo de los nios, se destaca como una labor que complementa la labor de la familia, que por su condicin de clula bsica de la sociedad, mantiene su primaca y responsabilidad en la atencin integral de los hijos.
  • Pero la familia a su vez consolida la accin de los dems agentes, por lo que la labor que se realiza en el medio hogareo se compatibiliza con la efectuada por los dems agentes educativos, en una relacin de mutua complementacin, puesto que cada uno aporta elementos indispensables y diferenciales para dicha atencin integral.
  • Esta accin que realizan los diferentes agentes en la atencin integral de los nios, generalmente se ha concebido mediante tres alternativas fundamentales:
  • La educacin formal o escolar, caracterizada por la existencia de una institucin especficamente creada para proporcionar el sistema de influencias educativas, que conlleva la participacin permanente y directa de educadores y otros profesionales, as como de un currculo dirigido para esa comunidad educativa.
  • La educacin no formal o no escolarizada, que se singulariza por la inexistencia de una institucin como se concibe en el enfoque institucional, y donde el sistema de influencias educativas se comparte entre diversos agentes educativos, incluyendo a la familia y la comunidad, y en el que el rol del educador profesional disminuye su rol protagnico y se convierte en un promotor y facilitador del trabajo educativo. Esta va tambin ha recibido la denominacin de no convencional, y presenta numerosas variantes en los distintos pases.
  • La educacin informal, que careciendo de una institucin y educadores en el sentido en que se establece en los dos enfoques anteriores, comprende un conjunto de acciones educativas, directas e indirectas, mediatas e inmediatas, que en un amplio prisma de espacios y situaciones proveen diversos tipos de aprendizajes. Este tipo de influencia educativa, tambin llamada en ocasiones ambiental o ecolgica, utiliza los espacios pblicos y principalmente los medios de difusin masiva y de la informtica, para su accin.
  1. Como se observa, la educacin de la primera infancia, en su interrelacin con la familia y la comunidad, puede propiciarse a travs de variadas vas, y su seleccin y creacin va a depender bsicamente de las posibilidades de la sociedad, las particularidades de las comunidades educativas, las caractersticas de los nios a los que se dirige.
  2. No obstante, en cualquiera de estas formas, el proceso educativo en estas edades reviste sus particularidades propias, lo que se debe a las caractersticas tan significativas de la edad.
  3. El centro de educacin infantil caracteriza a la va institucional, e implica, como se sealara en la educacin formal, la existencia de una instalacin creada con este propsito y educadores y otros profesionales, que ponen en prctica un sistema de influencias educativas, y que, por lo general, se expresa en un currculo.

En este sentido, el centro infantil constituye una institucin social, que expresa en su esencia, las proyecciones y los criterios que una determinada sociedad establece para la educacin de los nios en estas edades iniciales. Desde este punto de vista, la sociedad establece sus expectativas respecto a los logros del desarrollo a alcanzar en los nios de esa comunidad educativa, y que por lo general se plasman en un currculo oficial.

Pero, lograr que todos los nios de la edad se eduquen en un centro infantil puede ser una meta utpica en muchos pases, por lo que ha habido la necesidad de buscar soluciones alternativas que a partir de diversos modelos traten de educar a aquellos nios que no pueden asistir a un centro infantil. As, el entrenar a los padres para que asuman un rol tcnicamente mejor en la educacin a sus hijos, o crear grupos no formales o no escolarizados para atender a los nios caracteriza a la va no institucional.

Pero en cualquier caso el proceso educativo es similar en su esencia, aunque difieran en sus formas de expresin. Y tienen que ver con los objetivos generales planteados para la educacin y el desarrollo de los nios de esta etapa educativa, y que suelen generalmente estar establecidos en un modelo curricular.

  • Desde este punto de vista, tanto en una como en otra alternativa, la atencin integral y formacin de los nios materializa un conjunto de aspectos y acciones que van desde los aspectos referentes a la salud y la alimentacin, el aseguramiento de un estado emocional satisfactorio, las condiciones para un sano desarrollo de la personalidad, hasta la asimilacin del proceso educativo que se imparte.
  • Esto implica a su vez la apropiada direccin de todo el sistema de acciones educativas, la formacin, preparacin, capacitacin y tecnificacin del personal docente, el sistema de relaciones con los padres y la comunidad, entre otras muchas acciones de todo tipo que se realizan.
  • La asimilacin adecuada del sistema de influencias educativas constituye uno de los objetivos centrales de la educacin de la primera infancia, y que tomando en consideracin los requisitos didcticos acordes con la edad, sigue una determinada secuencia y organizacin, en el cual se imparten a los nios los contenidos bsicos para su aprendizaje, contribuyendo as a la formacin de sus hbitos y habilidades, al dominio de determinados conocimientos, y a la formacin de importantes cualidades para su desarrollo fsico, intelectual, moral y esttico.
  • A travs de estas vas se organiza el proceso educativo de los nios, y se garantiza su atencin integral y formacin, de acuerdo con las proyecciones socialmente establecidas y las exigencias de la educacin para estas edades.

La educacin de la primera infancia culmina, como resultado del desarrollo mximo de todas las potencialidades fsicas y psquicas de los nios, con la preparacin de estos para la escuela, la continuidad de la vida escolar, y la asimilacin de la nueva actividad directriz de su desarrollo, el estudio.

  1. El proceso educativo en la primera infancia garantiza que todas estas posibilidades y condiciones del desarrollo de los nios se alcancen, en coordinacin armnica con el hogar y la comunidad, concretando de esta manera los requisitos sociales fundamentales planteados.
  2. El proceso educativo en el centro infantil guarda una relacin directa y estrecha con los objetivos generales planteados a la educacin en la primera infancia, y orgnicamente vrtebra los fundamentos, principios y proyecciones del modelo curricular que asume.
  3. Pero, independientemente del enfoque curricular, los propsitos, finalidades y particularidades de su proceso educativo pueden generalizarse y resumirse en aspectos muy generales que constituyen los paradigmas ya analizados previamente, a los que se aaden cuestiones que la ciencia psicolgica y pedaggica han demostrado son vlidas para la formacin y educacin de los nios que se encuentran en esta etapa de la vida.
  4. Es importante recordar que uno de los propsitos fundamentales del proceso educativo es posibilitar el mximo desarrollo de las potencialidades fsicas y psquicas del nio, de sus capacidades y habilidades, en un proceso continuo, vinculado directamente al medio circundante y el contexto sociocultural en que se encuentra, as como con el contexto familiar.

Es propsito tambin que este proceso de aprendizaje se realice dentro de una metodologa activa y participativa, y favorecer las situaciones de dicho aprendizaje con un enfoque humanista, que eduque y favorezca en los nios la autoiniciativa, la autodisciplina, la independencia.

Estos principios pueden llevar a los nios a adquirir capacidades y habilidades que les permitan analizar el mundo que les rodea, enfrentarse a los problemas y resolverlos, a convivir con otros de modo cooperador y participante. Un principio importante del proceso educativo en la primera infancia es el reconocimiento de que cada nio nace con una gama ilimitada de potencialidades, y el hecho de que desarrolle o no ese potencial ha de depender del sistema de influencias educativas que reciba en los primeros aos de vida.

Esto implica que el educador no ha de esperar a la madurez para proponer un aprendizaje al nio, pues es precisamente este aprendizaje el que favorece la madurez. Por lo tanto, para que el proceso educativo cumpla con estos objetivos; es decir, para que la enseanza y la educacin sean realmente desarrolladoras y educativas, ha de cumplir requerimientos, exigencias pedaggicas y didcticas esenciales que organizan y dirigen este proceso.

  1. Entre estos requerimientos esencialmente se destacan los siguientes: El proceso educativo debe tener un alto nivel de exigencias.
  2. Esto no quiere decir que se le pida al nio lo que est mucho ms all de sus posibilidades, sino de que en las actividades que se le planteen se tenga en cuenta el desarrollo ya alcanzado, lo que es capaz de realizar por s mismo de una manera autnoma e independiente, para que sirva de base, de plataforma a las nuevas exigencias.

En este sentido, si se le pide al nio lo que ya sabe hacer, solamente se le est ejercitando, pero no se lograr un nuevo desarrollo; por ello debe plantearse ante el nio nuevas y ms altas realizaciones que lo puedan conducir a un ms alto desarrollo, al logro de nuevas formaciones.

  1. El proceso educativo ha de ser activo, en el sentido de centrar a la propia actividad del nio como eje del proceso, y en el que nadie puede ni debe hacer lo que l mismo es capaz de realizar.
  2. De incumplirse este requisito se sera inconsecuente con la concepcin del importante papel de la actividad y la comunicacin en el desarrollo infantil.

El proceso educativo ha de ser significativo y al mismo tiempo tener un sentido para el nio como sujeto activo. Tener significado significa que lo nuevo se inserte en lo ya adquirido y conocido por el nio para alcanzar una verdadera y actual comprensin.

Cuando se va a educar se deben tener en cuenta las formaciones y desarrollos ya alcanzados como fundamento esencial para proyectar el futuro. La actividad tiene que tener sentido para el nio. No se trata de hacer por hacer, sino de hacer algo que se desea, satisface y con un objetivo determinado. El nio que ayuda a regar las plantas debe sentir agrado en echarle agua con su regadera, satisfaccin por cumplir el encargo, y hacerlo para contribuir a que tengan ms vida, para que sus hojas sean ms verdes, y sus races ms fuertes.

El proceso educativo ha de ser interactivo, El nio no est solo con su educador, sino que forma parte de un grupo de coetneos, con los convive, se desarrolla, aprende y se forma. Solamente junto a los otros, en una accin conjunta, puede lograrse en el nio o la nia la comunicacin, la interrelacin, y el placer de hacer con los dems.

  • Conocedor de esto, el educador propiciar la realizacin de actividades conjuntas donde aprendan a compartir sus materiales, ayudarse los unos a los otros, apreciar y valorar lo que los dems hacen, y respetarlos y amarlos.
  • Pero ser interactivo, adems, significa que, en dependencia de los logros alcanzados por los nios, y de sus criterios y realizaciones, el proceso educativo pueda ser modificado convenientemente para poder ajustarse a las nuevas condiciones, y de que el educador organice su labor pedaggica sobre la base de las posibilidades que sus propios nios le planteen.

De esta manera el proceso educativo se convierte en una actividad conjunta y no en va de un solo sentido en la que solo prime el criterio y valoracin del educador. El proceso educativo ha de posibilitar la participacin reflexiva de los nios, siendo necesario que comprendan que hacer y como hacerlo, pero tambin para que hacerlo.

  • As se contribuye a desarrollar su pensamiento y su capacidad para aprender, y su aceptacin del que hacer.
  • El proceso educativo se ha de caracterizar tambin por la consideracin de las particularidades psicolgicas de los nios, como anteriormente se ha planteado.
  • Por ello, en toda la organizacin de su vida es necesario tomar en cuenta sus particularidades constitucionales y funcionales y la actividad de su sistema nervioso.

Estas posibilidades del organismo es necesario tenerlas en cuenta al organizar el proceso educativo, tanto para responder al requerimiento de las exigencias antes sealadas, como para determinar ciertos lmites, ya que de no tenerse en cuenta podran afectar el propio crecimiento y el desarrollo infantil.

A pesar de la alta capacidad de trabajo que puede lograrse, el proceso educativo ha de tener en cuenta que no se pueden traspasar los lmites de la resistencia del sistema nervioso del nio al determinar el tiempo de duracin de las actividades, y la necesidad de su diversidad, variacin y ritmo de trabajo que se plantean al nio.

La fatiga, el cansancio funcional, pueden influir negativamente en el proceso activo del nio y disminuir su efecto desarrollador. En este sentido, es necesario tener en cuenta el tiempo dedicado a la actividad y el descanso que requiere este organismo en desarrollo, con el objetivo de lograr el mximo de productividad.

El proceso educativo en estas edades tambin ha de caracterizarse por las actividades de juego en todas sus manifestaciones, las de construccin y otras que como el dibujo, el modelado, y las manualidades en su diversidad, atraen el inters y atencin de los nios, y por lo tanto, deben ser altamente aprovechadas al instrumentar el proceso educativo.

La actividad grupal ha de caracterizar al proceso educativo en la primera infancia. Trabajar juntos implica planificar de conjunto, ponerse de acuerdo, distribuir tareas, y todo esto contribuye a la toma de decisiones y al desarrollo del lenguaje. Al mismo tiempo se deben propiciar en esta actividad grupal situaciones en que los nios tengan que compartir los materiales, prestarse ayuda, cooperar, situaciones que son propicias para la formacin de cualidades, tales como el respeto al otro como al disfrute de realizar cosas juntos con un mismo objetivo.

  • Considerar al trabajo en el grupo como fundamental no implica que se deje de considerar la atencin a las diferencias individuales, lo cual tambin es una caracterstica importante de la labor educativa, en particular en los aos ms tempranos de la etapa.
  • De esta manera el educador no se concreta solamente a interesarse por la marcha del proceso educativo, de las formas metodolgicas a utilizar para implementar los contenidos, a la derivacin y dosificacin de los objetivos generales y especficos, a los tipos de recursos y medio materiales que ha de utilizar en la realizacin de las actividades pedaggicas, en los perodos y mtodos de la evaluacin de los programas, sino que se convierte en un promotor del desarrollo, en un docente cuya meta fundamental es el mximo desarrollo de las potencialidades de los nios y nias que tiene a su cargo, y para lo cual usa mtodos y principios diferentes en su diaria labor.
  • En este proceso educativo la posicin que ocupa y la funcin que ejerce el educador se ha expresado de diversas maneras, y que pueden resumirse en cuatro posiciones fundamentales:
  • En primer trmino, dos posiciones extremas:

1. El educador ejerce el rol director en el proceso de enseanza aprendizaje, centrando en s mismo la bsqueda de las relaciones esenciales y explicitndolas directamente a los nios. Este es el enfoque tpico de la educacin infantil ms tradicional.2. El educador no ejerce ningn rol, pues el nio posee un patrn interno de desarrollo en que la accin del maestro dificulta la manifestacin de este patrn, y provoca deficiencias en su apropiacin de las relaciones esenciales.

Esta es la clsica posicin montessoriana, para quien el mejor maestro es aquel que se mueve por el saln de clases como una sombra, sin intervenir en el proceso de aprendizaje de los nios”. Luego, vienen dos posiciones ms modernas y actualizadas: 3. La posicin constructivista, para quien el educador es un facilitador del proceso de aprendizaje del nio, que ha de buscar por s mismo las relaciones esenciales y construir su pensamiento.4.

La posicin histrico cultural, la cual, planteando igualmente que el nio ha de buscar por s mismo las relaciones esenciales, seala que el educador ejerce un papel orientador del proceso de enseanza aprendizaje.

  1. Estas posiciones respecto a la posicin del educador van a determinar formas organizativas propias, en concordancia con sus preceptos tericos y metodolgicos, los cuales, por lo general, se expresan en el proyecto curricular. Las formas organizativas ms extendidas dentro del quehacer pedaggico en la primera infancia pueden agruparse de la siguiente manera:
  2. q La actividad pedaggica propiamente dicha.
  3. q La actividad libre o independiente.
  4. q Los procesos de satisfaccin de necesidades bsicas y de organizacin racional de la vida.
  5. q El juego, como forma organizativa en s misma.
  6. Estas formas organizativas singularizan el proceso educativo en la institucin infantil, y se acompaan de mtodos y medios que le son propios.
  7. La actividad pedaggica constituye la forma organizativa principal del proceso educativo en muchos modelos curriculares, y recibe diversos nombres: educativa, programada, experiencia – clave o llave, juego trabajo, propositiva, entre otros.
  8. Los rasgos que tipifican a esta actividad son:
  • En la actividad pedaggica tiene lugar la asimilacin por parte de los nios de un volumen determinado de conocimientos, hbitos y habilidades de una u otra rea de conocimiento y desarrollo del programa educativo.
  • Se realiza con todos los nios, con una composicin constante de estos, en un tiempo y horario determinado por la edad.
  • Se realizan y organizan bajo la direccin del adulto, quien determina las tareas y contenido de la actividad, selecciona mtodos, medios, organiza y orienta la actividad cognoscitiva de los nios en lo referente a la asimilacin de conocimientos, hbitos y habilidades.

La actividad libre o independiente, es otra forma organizativa importante dentro del proceso educativo en la educacin de la primera infancia, y es probablemente la ms importante, de acuerdo con los enfoques ms actualizados. Las actividades libres ocupan un tiempo y un lugar importantes en el proceso educativo del centro infantil.

  • En muchos contextos se considera que la actividad libre tiene la funcin de crear un balance en la carga intelectual que el nio puede tener y si bien esto es cierto, no se puede olvidar que su principal funcin consiste en propiciar la autonoma, iniciativa y la creatividad.
  • Los procesos de satisfaccin de necesidades bsicas son formas organizativas dirigidas, por una parte a garantizar la cumplimentacin de los requerimientos fisiolgicos de la actividad del organismo (sueo, alimentacin, aseo e higiene, entre otros) y por la otra, a coadyuvar la organizacin racional de la vida del nio y la nia en el centro infantil (cambio de ropas, la recepcin y entrada de los nios y nias, entre otros).
  • Se considera una forma organizativa del trabajo educativo porque todo proceso de satisfaccin de necesidades bsicas tiene implcita una determinada formacin de hbitos, por lo que tambin suele poseer un contenido programtico, si bien en muchas instituciones, particularmente las privadas, no tienen un peso considerable debido a lo restringido del horario de asistencia del nio al centro infantil.
  • El juego es quizs la forma organizativa ms importante del proceso educativo en el centro infantil, y por su esencia y alcance constituye el recurso metodolgico ms apropiado para posibilitar en los nios la asimilacin de las relaciones esenciales, aunque no todo el aprendizaje ha de organizarse en forma de juego, y una condicin importante del proceso educativo es encontrar el justo equilibrio entre las actividades en forma de juego y aquellas en las que no est presente como procedimiento metodolgico.
  • El proceso educativo en la primera infancia se caracteriza tambin por su carcter diferenciado.

La primera infancia se caracteriza porque, dentro de su concepcin como etapa nica del desarrollo, presenta perodos o subetapas bien diferenciados entre s, y que obedecen a las distintas caractersticas de los nios en ese momento. Esto obliga a organizar el proceso educativo de manera diferente en cada uno de estos ciclos lactancia, edad temprana y edad preescolar propiamente dicha- pues cambian los mtodos, los procedimientos metodolgicos y los medios o recursos que se utilizan en el trabajo educativo, y en la intencin y fines de los propsitos o metas (objetivos) y de las formas del contenido.

Es por ello que, dentro de los enfoques generales que son aplicables a toda la edad, el proceso educativo ha de adecuarse atendiendo a las particularidades especficas de cada ciclo, subetapa o perodo. Esto es algo que singulariza grandemente a la primera infancia y la distingue de las otras etapas del desarrollo, que son en esencia homogneas y que, aunque puedan variar algunos procedimientos para la labor educativa, estos suelen ser ms o menos semejantes en todo el transcurso de la etapa en cuestin.

Estas son particularidades del proceso educativo en la primera infancia en las condiciones del centro infantil y que, aunque en su esencia responden a una misma concepcin terica, difieren metodolgica y organizativamente cuando se trata de la va no institucional o no formal.

Las vas no formales de la educacin preescolar, tambin denominadas como no escolarizadas o no convencionales, en suma, no institucionales, constituyen hoy da una forma cada vez ms extendida de brindar atencin y educacin en los primeros aos de la vida, lo cual obedece en gran medida a la imposibilidad que en algunos lugares existe de impartir educacin en la primera infancia mediante la va institucional.

En esto inciden factores de diversa ndole: sociales, econmicos, tcnicos, entre otros, que han hecho de este tipo de educacin una forma actual muy recurrente para tratar de atender a la formacin y educacin de los nios en las etapas iniciales de la vida.

Este hecho que est aparentemente relacionado con una carencia de instituciones infantiles, tiene implicaciones conceptuales muy profundas, que no se reducen un simple problema econmico de falta de cobertura, y que van desde el momento inicial en que se define que se entiende por educacin no formal y que relacin guarda entonces con el proceso educativo en la primera infancia.

El Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Infancia (UNICEF) define a la educacin no formal como una forma organizada y sistemtica de impartir contenidos seleccionados a grupos especficos de poblacin. En esta definicin estn implcitos algunas aseveraciones que han llevado a los detractores de esta forma de educacin a calificarla como una educacin de segundo orden, planteando que si se establece que se refiere a contenidos seleccionados ello implica que no se han de impartir todos los contenidos correspondientes a un programa educativo dado, sino a una seleccin de estos contenidos y, por lo tanto, una menor posibilidad de aprendizajes que en la va institucional, es decir, el centro o jardn infantil.

A su vez, sealar que se dirige a grupos especficos de poblacin plantea que la misma no se concibe para toda la poblacin infantil, sino para aquella que tiene determinadas condiciones, que incluso pueden ser valoradas como de riesgo, como son los nios que viven en zonas marginadas, comunidades indgenas, medios rurales, entre otras.

En este sentido es un tipo particular de educacin, no equivalente a la que habitualmente se ofrece en el medio institucional, y por lo tanto, inferior o de segundo orden comparada con aquella. De ah la crtica que algunos hacen a la educacin por la va no formal, y la causa de su rechazo a la misma.

  1. Esto se puede posibilitar mediante la elaboracin de un programa educativo propio para esta va y de procedimientos metodolgicos especficos para llevar a cabo este tipo de educacin, y que la misma sea en trminos generales semejante a la que se imparte mediante la va institucional.
  2. Esta posicin ha ido cambiando la definicin y el contenido de la educacin por va no formal, y actualmente en los foros internacionales la propia UNICEF ha variado su enfoque, tendiendo ya a ver el sentido de la va no formal como una alternativa de educacin semejante en su esencia a la va institucional, aunque, como es natural, con sus propias particularidades.
  3. Claro est que esta toma de conciencia no se ha materializado an en la prctica educativa habitual, ello requiere ingentes esfuerzos tcnicos, econmicos y sociopolticos y, salvo raras excepciones, an en la mayora de los pases los sistemas de influencias educativas por va no formal tienen las limitaciones que se les han sealado, aunque su cobertura va siendo cada vez ms amplia.
  4. La forma que asume actualmente en los distintos pases la educacin no formal es muy variada, por lo que es bastante difcil sealar pautas generales para el proceso educativo que en la misma se desarrolla, pero an as es factible apuntar a criterios y proyecciones muy generales pero que permiten hacer una cierta caracterizacin de su proceso educativo.

La orientacin a los padres en el hogar o la comunidad y la existencia de grupos educativos no formales caracterizan a la va no institucional. Esto no es as en todos los lugares, dndose incluso formas intermedias que algunos definen como semi-institucional.

Estas tres formas a veces coexisten en una misma comunidad, y en otras solo algunas de ellas. Pero de cualquier manera se pueden anticipar criterios al respecto. Las actividades no formales de educacin inicial, van desde los esfuerzos experimentales hasta programas que se pretenden tengan un carcter nacional.

En muchos pases se han desarrollado diferentes modelos que se adaptan a las necesidades de la poblacin. Los programas pueden ser administrados por una variedad de agencias representando diferentes sectores. En comparacin con otros programas formales, stos son generalmente ms flexibles en cuanto a manejo y estructura administrativa y menor en costo.

  • Los programas no formales utilizan una variedad de materiales educativos y curriculares.
  • Dado que gran parte de los que trabajan con los nios suelen ser personal voluntario, las comunidades tienen un rol importante en la ejecucin de stos programas, y con su participacin, los programas reflejan generalmente la cultura, valores, prcticas de crianza y costumbres de la comunidad.

Los programas no formales, a menudo, son considerados agentes efectivos de cambio social, mejorando los conocimientos de los padres acerca del desarrollo temprano de los nios y la participacin de la comunidad. En la práctica unos modelos estn ms orientados al cuidado y custodia del nio, mientras que otros se dirigen ms a su desarrollo.

  • Pero, en trminos generales estos modelos se caracterizan por:
  • Un enfoque centrado en el nio
  • Al igual que sucede con el programa educativo de la va institucional, los no formales o no escolarizados suelen situar al nio como eje central del proceso educativo, lo cual determina que contenidos y procedimientos tratan de ajustarse a esta perspectiva.
  • La amplia participacin de los padres y apoyo de la familia
  • An ms que en el centro infantil, el papel que juegan los padres es crucial en la va no institucional, lo cual hace que se conviertan en un factor de cambio importante de las familias, al darse la interaccin directa y continua del hogar en estos planes educativos.
  • Participacin estrecha de la comunidad

Se dice que los programas no escolarizados constituyen un elemento importante de transformacin de la comunidad, la cual se apropia de estos programas y se involucra directamente en su sostenimiento, apoyo y ejecucin. Esto ratifica la importancia de una extensiva participacin de la comunidad, para crear pertenencia y asegurar la sostenibilidad de los programas, que necesitan involucrar a las comunidades desde el comienzo y adoptar una alternativa social que permita la participacin de lleno de los padres, las familias y los miembros de la comunidad desde un principio.

  1. Sostenibilidad cultural y econmica
  2. Los programas no formales, al estar directamente involucrados con la comunidad, suelen ser un reflejo de sus tradiciones culturales, de su folklore, de su nivel cultural, y esto colabora a que la comunidad los sienta como suyos y coopere econmicamente a su sostenimiento, y dentro de ellos participen diferentes miembros de la comunidad de forma activa en sus actividades.
  3. En cuanto al proceso educativo la va no formal, independientemente de sus variantes, tiene particularidades que han de ser tomadas en cuenta por el educador que trabaje en esta va, sea un profesional formado, un tcnico emergente, o personal voluntario, algunas de ellas coinciden en su esencia con las de la va institucional, de la cual, si se ha seguido el criterio de que sean sistemas de influencias equivalentes, toma sus principales paradigmas y los aplica de manera creadora en su prctica pedaggica.

Por lo general, la va no formal suele ser una situacin pedaggica poco estructurada en el sentido que la misma se concibe en el modelo institucional. Tanto la situacin de trabajo con los nios como con los padres suele ser mucho ms flexible, adaptable y transformable que la que se da en el centro infantil, y esto obliga al educador a usar su creatividad e iniciativa de manera ms amplia que en la otra va.

  1. El rgimen de la prctica pedaggica es muy variable, y constituye una condicin y particularidad significativa de este modelo.
  2. Por lo general, tanto si asisten nios o padres, o ambos, la actividad pedaggica suele no ser diaria, y si los es, con mucho menor tiempo que el que se asigna en el centro infantil.

Ello determina que el educador tiene que trasmitir de manera eficiente lo que pretende trasmitir en un breve espacio de tiempo, ya sea contenidos pedaggicos a los nios, orientaciones a los padres, etc. La actividad pedaggica grupal se combina con la atencin individual de una manera ms evidente que en la va institucional, y esto puede implicar variadas formas de accin: visitas al hogar, reuniones informales, grupos operativos, etc., cuyas tcnicas ha de conocer y saber aplicar el educador.

  • El curso del desarrollo depende de los padres y del educador.
  • Esto significa, en unos modelos ms que en otros, que la va no escolarizada conlleva la activa participacin de los padres en las actividades que se realizan con sus hijos y que, garantizar que posean el suficiente conocimiento para llevar esta labor, y en ocasiones para evaluar su accin pedaggica, constituya una labor importante del educador.

Otra particularidad del proceso educativo en la va no formal es la participacin de otros agentes educativos o comunitarios, que proporcionan determinados aprendizajes a los nios o padres, tanto en las actividades de tipo cultural como de contenido programtico.

  • Esto hace que el educador tenga tambin la responsabilidad de orientar y encauzar las acciones de estos otros agentes.
  • La heterogeneidad de los nios y familias es una particularidad destacable del proceso educativo no formal, que si se organiza en grupos por lo general se integran con nios de diversas edades (no de una sola edad como suele ser ms comn en el centro infantil) y obliga al educador a considerar estos desniveles etarios en la organizacin de sus actividades educativas.

En el caso del trabajo directo con los padres la disimilitud cultural y escolar suele ser la norma, lo que tambin conlleva mtodos diferenciados dentro de las propias situaciones de aprendizaje de estos adultos. Finalmente, el uso de medios de enseanza para las actividades educativas suele ser limitado, en comparacin con aquellos que se utilizan en la va institucional, y por lo general, de carcter artesanal o provistos por la propia comunidad.

Esto hace que el educador deba dedicar gran parte de su tiempo a la consecucin de estos medios y a mover mecanismos comunitarios para su obtencin. La necesidad de la mayora de los sistemas educacionales de acudir a las posibilidades de implantacin de estas vas no formales o no escolarizadas, es muy acusiante, ya que la experiencia ha comprobado que mediante la va institucional, el centro infantil, los ndices de cobertura suelen no ser satisfactorios, y ello indica que una gran parte de la poblacin infantil no puede recibir los beneficios de una educacin dirigida, en una etapa de la vida tan crucial a su desarrollo.

Es por eso que esta alternativa se extiende cada vez mas, y determina la urgente necesidad de crear un profesional, un educador, que no solamente est capacitado para su labor pedaggica dentro de las condiciones organizativas de un centro infantil, sino tambin que sea capaz de llevar a cabo su labor pedaggica en las condiciones de la educacin no formal.

Esto lleva a que los planes de formacin del docente para estas edades tempranas, tienen necesaria e indefectiblemente que lograr la preparacin idnea del educador para ambos modelos educativos, y dominar los objetivos, mtodos y procedimientos de cada uno de ellos, que en su esencia responden a una misma proyeccin: lograr el mximo desarrollo de las potencialidades de los nios en esta primera infancia.

: La educación y el desarrollo
Ver respuesta completa

¿Por qué y para qué educamos?

¿Por qué es tan importante educar para la vida desde el colegio? Educar va más allá de transmitir unos conocimientos. Las matemáticas, la lengua y el idioma son importantísimos, por supuesto. Sin embargo, también lo es el concepto de educar para la vida.

Una de las finalidades de la educación en los colegios es el desarrollo integral de la persona y su capacidad para transformar la sociedad. Durante mucho tiempo se ha dado importancia al desarrollo de la dimensión cognitiva, dejando de lado otras dimensiones del niño como la emocional, la afectiva, la moral, la cívica y la espiritual.

You might be interested:  Como Sacar El Nia De La Escuela?

para que tengan conocimientos, sino para que muestren también calidad en sus comportamientos y en su relación con los otros. Y esto no es más que educar también en valores, habilidades, emociones y actitudes. Educar para la vida es también caminar junto al alumno para que llene su mochila de recursos personales y sociales que le ayuden a desenvolverse en el entorno actual, el famoso VUCA del que todo el mundo habla: volátil, ambiguo, incierto y cambiante.
Ver respuesta completa

¿Qué impacto tiene el neoliberalismo en nuestro país?

En el rubro donde la política neoliberal impacta más fuerte es en el de combate a la pobreza, la cual sigue en aumento, pasando de 27 millones durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, a 40 millones con Ernesto Zedillo y con Fox aumentó a más o menos 50 millones.
Ver respuesta completa

¿Cómo influye el neoliberalismo y globalización en su entorno?

Impacto de la globalización neoliberal en el ordenamiento urbano y territorial Neoliberal globalization impact of urban and territorial ordering Jaime Ornelas Delgado Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Resumen Los cambios recientes observados en la modalidad neoliberal adquirida por la globalización no han modificado la esencia de la ciudad capitalista, que continúa como el territorio donde se asientan los soportes materiales necesarios a la producción y reproducción del capital, así como de la fuerza de trabajo.

Al mismo tiempo, el urbano sigue siendo el espacio privilegiado en la construcción de la compleja ingeniería del consenso mediante el cual se legitima la hegemonía del capital. La globalización, sin embargo, ha impuesto cambios al proceso urbano y, aún conservando su esencia, las ciudades se transforman para adecuarse a las nuevas exigencias de la acumulación del capital, dando lugar al surgimiento de las megalópolis y la ciudad global.

Palabras clave: globalización, ordenamiento urbano, urbanización, zona metropolitana, México. Abstract The recent observed changes in the acquired neoliberal modality by the globalization has not modify the essence of the capitalist city, which continues as a territory where there are settled the necessary material supports for output, as well as force labor.

  1. At the same time, urban keep on being the privileged space for the construction of the complex engineering from the consensus to legitimize the capital hegemony.
  2. However, the globalization has forced upon changes to the urban processes, and conserving its essence, the cities transforms themselves in order to adequate to the new capital gathering demands, getting place to megalopolis arising and the global city.

Key words: globalization, urban ordering, urbanization, metropolitan zone, Mexico. Introducción Los cambios recientes observados en el proceso de acumulación del capital —provocados por la modalidad neoliberal del capitalismo actual 1 — de ninguna manera han modificado la esencia de la ciudad capitalista, que continúa siendo el territorio donde se asientan los soportes materiales necesarios para la producción y reproducción del capital y de la fuerza de trabajo fuera del proceso productivo.

Al mismo tiempo, el urbano sigue siendo el espacio privilegiado en la construcción de la compleja ingeniería del consenso mediante el cual se legitima la hegemonía de una clase sobre el conjunto de la sociedad.2 La globalización neoliberal, sin embargo, ha impuesto cambios al proceso urbano, por eso, aun cuando conservan su esencia, las ciudades se transforman para adecuarse a las nuevas exigencias del capital transnacional, con lo cual han surgido las megalópolis y la ciudad global.

La expansión global contemporánea del capital bajo la modalidad neoliberal se caracteriza, entre otros rasgos, por la generalización de la economía de mercado, la privatización de los bienes y servicios públicos, la apertura comercial y financiera, así como por el creciente abandono de las actividades del Estado en la economía y, en particular, de las cuestiones urbanas.

La presentación de algunas reflexiones surgidas de esta nueva realidad de las ciudades, resultado del impacto que la globalización neoliberal —proceso contradictorio, múltiple y complejo— ha provocado en el ámbito del ordenamiento territorial, es el motivo central de las presentes líneas. La ciudad del capital La ciudad en el capitalismo no puede disociarse de la tendencia del capital a elevar la productividad del trabajo mediante la división técnica del trabajo y la socialización de las condiciones generales de la producción y los servicios, como la educación o la salud.

De esta manera podemos decir que la ciudad contemporánea “de ninguna manera es un fenómeno autónomo sometido a leyes de desarrollo totalmente distintas a las leyes de la acumulación capitalista” (Lojkine, 1979: 130). Por el contrario, la ciudad forma parte de la realidad que cotidianamente construye el movimiento del capital y, en consecuencia, lo urbano no escapa a las leyes generales que rigen la reproducción capitalista.

Si se evita, entonces, reducir la relación entre urbanización y capitalismo a una relación simple, directa, unívoca entre un efecto y su causa, nos estaremos acercando a la verdadera condición de la ciudad del capital que tiene, entre otras, tres características determinadas por las necesidades surgidas de la reproducción del sistema capitalista en su conjunto: 1.

Es el territorio donde se asientan y concentran los soportes materiales que forman las condiciones generales de la producción, constituidas por los medios de producción, circulación, intercambio y consumo de las mercancías. En efecto, en el proceso de producción de la ciudad, las condiciones generales de la producción y reproducción del capital —generales porque no corresponden a ningún capitalista en particular, sino a todos ellos— desempeñan un papel de la mayor importancia en tanto que contribuyen en buena medida a definir el propio carácter de la ciudad y la manera en que ésta, finalmente, se produce y consume.

Para llevarse a cabo la producción (que es a la vez consumo de fuerza de trabajo y de objetos e instrumentos de producción) y la circulación de mercancías como momento de aquélla, así como la valorización del capital (realización de las mercancías), se requiere de diversos soportes materiales (fábricas, oleoductos, líneas de trasmisión de energía, caminos, carreteras, vías urbanas e interurbanas, bodegas, bancos e instituciones de crédito, mercados, centros comerciales y muchos otros más), cuya producción y generalización significa la expansión de los centros urbanos que los contienen de manera concentrada.

Las condiciones generales de la producción tradicionalmente son generadas por el aparato gubernamental que con ello contribuye a disminuir la inversión en capital constante del capitalista privado. Sin embargo, cuando su construcción o su operación se pueden convertir en negocio, de inmediato se demanda su privatización, toda vez que el capitalista puede obtener la misma o una mayor tasa de ganancia que la prevaleciente en la producción de otras mercancías, hecho que fue advertido por Carlos Marx desde su crítica a la economía política.

En palabras de Marx: Todas las condiciones generales de la producción (y, por tanto, no como condición particular para este o aquel capitalista), como caminos, canales, etcétera, ya sea que faciliten la circulación o tal vez que la hagan posible por primera vez, ya sea que acrecienten la fuerza productiva (como obras de regadío, etcétera, en Asia y por lo demás también en Europa, construidas por los gobiernos) suponen, para que emprenda su realización el capital (en vez del gobierno, que representa la entidad comunitaria en cuanto tal), el más alto desarrollo de la producción fundada en el capital (Marx, 1971: t.2, 20-21).2.

La concentración de la población en los centros urbanos, fundamentalmente de trabajadores que tienen necesidad de vender su fuerza de trabajo para subsistir, genera un conjunto de demandas para satisfacer sus necesidades de salud, educación, vivienda y recreación, entre otras, que deben ser resueltas.

Por esa razón, en las ciudades se propicia y produce la concentración de los medios de consumo colectivo (MCC) necesarios para la reproducción social y biológica de la fuerza de trabajo, fuera del proceso productivo. De otra manera, el desarrollo del capitalismo crea y recrea las formas mediante las cuales se reproduce y potencia la fuerza de trabajo por medio de múltiples servicios producidos en sus respectivos soportes materiales especializados, que no son sino medios para el consumo social de los trabajadores.

Se trata de los edificios escolares, clínicas y hospitales, viviendas, parques públicos y, en general, todos aquéllos donde se producen los servicios que elevan la productividad de la fuerza de trabajo. Los MCC, junto con las condiciones generales de la producción, los medios de circulación social (bancos, establecimientos comerciales, etcétera) y los de circulación material (transporte y almacenaje), configuran materialmente la ciudad capitalista y, en buena medida, determinan sus características específicas que la diferencian de otras.

Producidos a la manera capitalista, es decir, mediante una relación capital-trabajo, los MCC resultan ser objetos materiales “preñados de valor”, no importa que buena parte de ellos sean producidos por el gobierno, pues también los produce de manera capitalista aunque no se tenga el propósito de valorizar el capital empleado en su producción.

En todo caso, son los MCC trabajo cristalizado, pero su valor de uso 3 no se encuentra materializado en un objeto producido que pueda venderse y separarse definitivamente de la esfera de la circulación —como ocurre con las mercancías que directamente satisfacen necesidades de las personas o la producción—, para ser destruido en el consumo individual o productivo.4 El efecto útil de los MCC no es, en consecuencia, un objeto, sino un trabajo, un valor de uso inseparable del proceso que los ha producido, esto es, de su medio de producción.

De esta manera, mientras que cualquier mercancía destinada al consumo personal o al consumo productivo puede diferenciarse perfectamente de los medios consumidos en su producción, el servicio obtenido de los MCC es inseparable del soporte material que lo produce. Son, por tanto, servicios que se consumen al mismo tiempo que se producen, tal como es el caso del servicio educativo o de salud, consumidos al mismo tiempo que se producen en el aula o en la clínica.

Por supuesto, la atención prestada por los gobiernos capitalistas a los MCC ha sido y es diferenciada y por más útiles que se consideren para la reproducción ampliada de la fuerza de trabajo, por ejemplo, los equipamientos recreativos, deportivos o culturales jamás tendrán la misma prioridad que tienen en el gasto gubernamental los equipamentos escolares directamente ligados a la formación profesional especializada que demanda el mercado laboral, es decir, los dueños del capital.

Siguiendo a Lojkine (1979: 124 y ss.), podemos señalar las tres características que distinguen a los MCC de los medios de consumo individuales: a. El valor de uso de los MCC es colectivo, en el sentido de que se dirige no a satisfacer una necesidad particular de un individuo, sino a una necesidad social que sólo puede ser satisfecha de manera colectiva, es decir, por el aparato gubernamental.b.

La dificultad de insertar los MCC en el sector de las mercancías se debe a que los servicios que producen se consideran como aquéllos que el gobierno tiene la obligación de proporcionar a la población, esto es, se les considera servicios públicos, y sólo cuando pierden este carácter se vuelven atractivos para los inversionistas que empiezan a demandar su privatización.c.

Finalmente, los MCC son, en general, lo que se conoce como valores de uso complejos, es decir, duraderos, inamovibles y difícilmente divisibles, por lo que no poseen valores de uso que cristalicen en productos materiales separados de sí mismos, esto es, distintos a la actividad que los produce, porque su reproducción es muy lenta y a largo plazo, lo cual explica su baja rentabilidad.

De esta manera, algunas de las razones por las cuales los aparatos gubernamentales asumieron la provisión de los MCC, entre otras, han sido las siguientes: La escala requerida para su producción suele desbordar el grado de acumulación y concentración del capital en un momento determinado y ningún capital, tomado separadamente, está en capacidad de emprender esos procesos.

  1. La naturaleza de ciertos valores de uso; por ejemplo, su consumo colectivo difícilmente divisible, con frecuencia obstaculiza su circulación mercantil y por lo tanto no permite que alrededor de él se estructure un proceso de acumulación privada.
  2. Puede ocurrir asimismo que estas inversiones no encuentren una demanda solvente y los capitales eventualmente comprometidos en ellas no pueden alcanzar una remuneración normal (Jaramillo, 1983: 11).3.

De la misma importancia para la comprensión de la ciudad capitalista resultan las actividades vinculadas al ejercicio del poder, entendido como las distintas modalidades sociales que asume la relación política, económica, ideológica, filosófica, cultural y jurídica que adopta la hegemonía de una clase o una parte de ella sobre el conjunto de la sociedad.

La ciudad es, entonces, el sitio donde mayoritariamente se ubican los aparatos del Estado mediante los cuales se construyen los consensos con los que se ejerce el dominio político e ideológico de los propietarios del capital sobre toda la sociedad, de manera tal que es en las urbes donde la cultura y los valores representativos de las clases dominantes se producen y trasmiten por diversas vías —significativamente la educación formal e informal— al resto de la sociedad, al grado de que las clases subordinadas terminan por creerlos universales, eternos y superiores a todos los demás valores y expresiones culturales.

Fetichización de la ciudad Derivada de su condición como sede fundamental del proceso de producción y reproducción del capital, así como del intercambio de mercancías, de la mayor dotación de MCC y del ejercicio consensuado del poder, la ciudad adquiere una especie de connotación mágico-religiosa que tiende a forjar su fetichización en la medida que se la comprende como un todopoderoso centro de actividades político-militares, religiosas, administrativas, económicas y de servicios que se desarrollan por la ciudad misma y que son consideradas “funciones urbanas”, es decir, como si no tuvieran relación alguna con la estructura económica que las sustenta.

En síntesis, la concentración de la población y los MCC donde se producen los servicios que potencian la fuerza de trabajo, así como las condiciones generales de producción y el ejercicio del poder, se convierten en la peculiaridad de la ciudad del capital, peculiaridad que se produce y localiza de manera desigual en el territorio, de manera tal que, de acuerdo con Emilio Pradilla, la ciudad existe: Como totalidad de múltiples determinaciones y contradicciones, en la que se combinan elementos económicos, políticos, sociales, históricos, culturales, geográficos y costumbristas de acuerdo con un orden y una jerarquía estructuralmente determinados (Pradilla, 1993: 229).

El proceso actual de ordenamiento territorial urbano En la ciudad capitalista, la generación de las condiciones generales de la producción y de los MCC ha recaído en los aparatos gubernamentales mediante el uso de capital desvalorizado (que es aquél cuyo valor no se recupera, o se recupera muy lentamente, en los actos de intercambio mercantil).

Por esa razón es que en el capitalismo los aparatos gubernamentales se convirtieron en agentes urbanos de la mayor importancia en la producción, distribución, localización, gestión y organización espacial en la ciudad. En cambio, ahora, cuando se ha impuesto en el mundo la modalidad neoliberal de la globalización, las acciones sociales en general y urbanas en particular de los gobiernos han perdido importancia, y sobre todo eficacia, dado que el ajuste estructural de orientación al mercado ha tejido muy finos procesos de poder que se ubican más allá del aparato gubernamental.

De esta manera, con el desplazamiento del Estado fuera de las actividades que tradicionalmente se consideraban dentro de su ámbito de acción, se ha impuesto la razón económica a la política; en otras palabras: el mercado ha desplazado a la racionalidad social.

El predomino de la razón económica sobre la social en el neoliberalismo, que limita la acción social estatal hasta casi su desaparición, se sustenta en el dogma que considera al mercado como el mecanismo más eficiente para la asignación de los recursos productivos, lo cual hace innecesaria —inclusive perversa— la racionalidad social en los procesos macroeconómicos.

Esto, naturalmente, tiende a reducir la acción gubernamental a las funciones gerenciales de gestión del capital y a las tareas policiacas que ofrezcan seguridad jurídica a los inversionistas y mantengan el conflicto social en los límites aceptables para el poder económico.5 Ante el retraimiento del Estado, el capital privado empieza a ser en las ciudades el principal protagonista en las tareas de ordenamiento del territorio, al grado que una de las peculiaridades que en lo urbano impone la globalización neoliberal puede sintetizarse enfatizando: el desplazamiento de los aparatos gubernamentales y el creciente predominio de los intereses del capital privado en el proceso de producción y consumo de la ciudad, lo que termina provocando, como muestra la evidencia empírica, significativos procesos de exclusión, marginación y empobrecimiento de amplios sectores de la población urbana.

La urbanización global La urbanización, más allá de la manera como se la conciba o se defina, tiene ya un carácter global y su impacto en las ciudades tanto de los países desarrollados como de aquellos en vías de serlo ha provocado transformaciones sustanciales en la forma de vida de la sociedad entera, desde la producción económica hasta sus expresiones culturales.

Definir la urbanización es una tarea compleja debido a su íntima conexión con factores económicos, políticos, culturales y ecológicos que la determinan. De cualquier manera, debe reconocerse que ese fenómeno es una de las fuerzas más apremiantes de la sociedad y, al parecer, opera actualmente como el territorio principal de la expansión del capital.

  • Las definiciones más difundidas de la urbanización la plantean como un proceso general poblacional, geográfico y económico, siempre vinculado a las ciudades.
  • Por ejemplo, desde fines de la década de 1970, paralelamente al ascenso del neoliberalismo, John Friedman señalaba que la urbanización adquiría dos formas: La concentración geográfica de la población y de las actividades no agrícolas en ambientes urbanos de tamaño y forma variables y la difusión geográfica de valores urbanos, comportamiento, organizaciones e instituciones (Friedman, 1976: 71).

Definiciones como ésta expresan un proceso que incluye sus componentes principales, pero se le concibe como si se instalara en todos los territorios del mundo de manera natural y homogénea, es decir, un proceso que globaliza adoptando un carácter integrador de territorios y sociedades sin diferencia alguna.

Esta generalización, sin embargo, poco ayuda a la comprensión del fenómeno mismo de la urbanización en tanto que si bien es correcto presentarlo como un proceso múltiple, aparece sin agente social dinamizador, es decir, pareciera ser un proceso que se dinamiza a sí mismo. De la misma manera, la definición evita referirse a los procesos complejos y contradictorios que se desarrollan en un territorio específico y diferenciado, esto es, desconoce la desigualdad que ocurre en la urbanización como proceso social (que expresa también el desarrollo desigual del capitalismo) y, en consecuencia, impide el reconocimiento de sus particularidades (las diferencias) en aras de una supuesta homogeneización e integración de los agentes que intervienen en el proceso.

De esta manera, al hablar de la urbanización conviene referirse a los aspectos concretos que deben estudiarse específicamente y así, en primer término, evitar que éstos se pierdan en lo global y, enseguida, lograr identificar los agentes sociales que la dinamizan y dirigen en cada caso específico, pues no siempre son los mismos necesariamente.

Como fenómeno social, la urbanización tiene en la demográfica su dimensión fundamental. Bajo este enfoque se puede definir a la urbanización como un proceso de concentración de la población en los puntos centrales del territorio, proceso que actualmente se encuentra determinado por las condiciones bajo las cuales se desarrolla el capitalismo; esto es, la industrialización, y la desruralización de la economía y la sociedad se han convertido en los factores dinamizadores y conductores de la urbanización contemporánea que, a su vez, se ha constituido en el territorio donde se localiza y concentra la expansión capitalista.

Luego entonces, el agente de este proceso es el capital, que ha dejado al margen del proceso al Estado. Ahora bien, “en realidad todo régimen histórico concreto de producción tiene sus leyes de población propias, leyes que rigen de un modo históricamente concreto” (Marx, 1968: t.1, 534) y una ley de población, peculiar del régimen de producción capitalista, consiste en el hecho de que durante el proceso de acumulación del capital los trabajadores producen, concentrados y en proporciones cada vez mayores, los medios para su propio exceso relativo.

Esto es, conforme aumenta el capital total, su parte variable —la destinada a la compra de fuerza de trabajo— decrece relativamente en el total y, en consecuencia: “Como la demanda de trabajo no depende del volumen del capital total sino solamente del capital variable, disminuye progresivamente a medida que aumenta el capital total” (Marx, 1968: t.1, 532).

Esta situación, finalmente, alienta la movilización de los trabajadores desde los sitios donde son excedentes y no encuentran empleo a otros donde esperan poder vender su fuerza de trabajo, la única mercancía de que disponen para sobrevivir. Lo anterior, entre otras cosas, significa que el proceso de acumulación brinda al capitalista, en el lugar donde lo requiere: “El material humano, dispuesto siempre para ser explotado a medida que lo requieren sus necesidades variables de explotación e independiente, además, de los límites que pueda oponer el aumento real de población” (Marx, 1968: t.1, 535).

De acuerdo con lo dicho, las condiciones que finalmente determinan el proceso de urbanización en el capitalismo neoliberal son las siguientes: 1. El crecimiento natural de la población que vive en la ciudad.2. La migración del campo a la ciudad y de ciudades pequeñas y medias a ciudades mayores.3. La expansión física de la ciudad, que resulta de la movilización de la población y sus actividades del centro a la periferia de las ciudades.

Estos determinantes apresuran el proceso de urbanización y cada una de ellas, a su vez, se encuentra determinada por distintos factores. En el primer caso, por ejemplo, cuenta la estructura de la población por edad y sexo, la forma de distribución del ingreso, el grado de avance sociocultural (particularmente el nivel educativo), o los avances en la salud pública.

Por su parte, el movimiento de la población hacia las ciudades -que no es otra cosa sino el traslado de la fuerza de trabajo de un lugar a otro, condición necesaria al desarrollo del propio capitalismo-, se genera por un doble juego de fuerzas: las de expulsión del campo y las ciudades pequeñas y medias, así como las de atracción emanadas de las grandes ciudades.

En otras palabras: las fuerzas de expulsión de la población excedente del campo se deben al continuo empobrecimiento de ésta, a la baja productividad de su trabajo y a la carencia de empleos remunerados: “La expropiación y el desahucio de la población campesina, realizados por ráfagas y constantemente renovados, hacen fluir a la industria de las ciudades masas cada vez más numerosas de proletarios” (Marx, 1968: t.1: 633-634).

Adicionalmente, la modernización de las fuerzas productivas genera en el campo una población excedente o “superpoblación relativa”, que sólo tiene como alternativa de solución a sus problemas de sobrevivencia su traslado a los centros urbanos: finalmente, las fuerzas que atraen hacia las grandes ciudades a los habitantes no sólo del campo sino también de ciudades pequeñas y medias son las mayores expectativas de empleo, ingreso, educación, salud y vivienda decorosa, entre otras.

En todos esos casos, el capital dispone de grandes masas de hombres prestas a ser lanzadas de pronto a los puntos decisivos (dentro de un mismo territorio o de otros), sin que la escala de producción en el resto de los sectores económicos sufra quebranto alguno: “Es la superpoblación la que brinda a la industria esas masas humanas” (Marx, 1968: t.1, 535), que terminan por abaratar a la propia fuerza de trabajo.

La nueva configuración urbana El movimiento creciente de la población hacia las ciudades ha hecho que actualmente buena parte de los habitantes del mundo viva en grandes concentraciones urbanas que se han empezado a constituir como megalópolis, proceso mediante el cual una zona metropolitana integra a otras zonas metropolitanas.6 Según las Naciones Unidas, una ciudad con más de 10 millones de habitantes se considera megalópolis, de las que en este momento hay 20 en el mundo y, entre las 10 más grandes, siete se localizan en países en vías de desarrollo, entre los que predomina la India donde se encuentran tres de ellas.

Algo más, ninguna ciudad europea se encuentra entre las 10 megalópolis más grandes del mundo y, en cambio, se ubican seis en Asia y cuatro en América, dos de las cuales son latinoamericanas (México y Sao Paulo, Brasil) y las otras dos estadunidenses (Nueva York y Los Ángeles) ( cuadro 1 ).

Actualmente, la zona metropolitana de la ciudad de México (ZMCM) está integrada por las 16 delegaciones del Distrito Federal y 40 municipios formalmente declarados conurbados por la legislatura del estado de México.7 Además, Tizayuca, municipio del estado de Hidalgo, también forma parte de la ZMCM. (Garza, 2003: 154, cuadro AM-3).

Sin embargo, la realidad supera lo formal, al grado que desde principios del 2004 el gobierno del estado de México anunció que tiene en proyecto proponer a la legislatura local elevar a 59 el número de municipios de esa entidad conurbados al Distrito Federal (La Jornada, 22 de febrero de 2004: 30).

La ZMCM —la tercera del mundo en cuanto a su número de habitantes—, se ha convertido en una megalópolis de nivel internacional, pues ha logrado atraer e integrar a su dinámica a las siguientes zonas metropolitanas del centro de la república: Puebla-San Martín-Atlixco, en el estado de Puebla; Tlaxcala-Santa Ana-Apizaco, en Tlaxcala; Lerma-Toluca-Metepec, en el estado de México; Cuautla-Cuernavaca, en el de Morelos; Pachuca-Tepeji-Tula, en Hidalgo, y Querétaro, en el estado de Querétaro.

Aproximación a una tipología de las ciudades La ciudad se encuentra siempre en la encrucijada de la geografía y la historia, dice Octavio Ianni, y aunque en algunas predomina una de sus características —ya sea política, económica o cultural—, siempre es la ciudad una realidad múltiple, compleja y contradictoria, donde están presentes las condiciones y el resultado de la dinámica de las relaciones sociales, culturales, políticas y económicas.

Por otra parte, si bien existen ciudades eminentemente mundiales, algunas más predominan en el ámbito regional internacional y nacional, aunque en la mayoría de los casos las ciudades están fuertemente determinadas por lo que es local y en ese espacio ejercen su influencia de vinculación de las actividades económicas, políticas y sociales.

Ahora bien, bajo la globalización neoliberal, el principal agente responsable de la organización del mapa económico mundial son las corporaciones trasnacionales, localizadas fundamentalmente en los grandes centros urbanos.8 De esta manera: El sistema de relaciones económicas globales emergentes adquiere forma particular, típicamente urbana, en localidades bajo diversas formas enredadas en el sistema global.

  1. El modo específico de su integración en este sistema da origen a una jerarquía urbana de influencias y controles.
  2. En la cima de esta jerarquía se encuentra un pequeño número de densas regiones urbanas, a las que llamamos ciudades mundiales.
  3. Fuertemente interconectadas entre sí, por medio de decisión y finanzas, ellas constituyen un sistema mundial de control de la producción y de la expansión del mercado (Ianni, 2001: 48).

Algunas ciudades localizadas en los países más desarrollados del capitalismo se han convertido en los sitios de asiento de aquel capital, que impone la globalización porque es hegemónico y puede moverse por todo el mundo, el cual adquiere ahora “características de una inmensa fábrica acoplada a un vasto shopping center y coloreado por una enorme Disneylandia” (Ianni, 2001: 49).

Así, la ciudad global surgió a finales del siglo pasado como condición y resultado de la globalización del capitalismo. En términos urbanos, el principal resultado de la modalidad neoliberal de la expansión capitalista actual, empujada por el capital y sus empresas transnacionales, ha sido la constitución de una red de ciudades globales que dominan al conjunto de la economía mundial, tanto como la cultura y la política del planeta.

Otras megalópolis de carácter internacional —aunque no global— también han empezado a reestructurarse para poder ejercer de manera eficiente su condición de ciudades dependientes del sistema financiero internacional, al que sirven como vínculo con su propio territorio.

Estas aglomeraciones urbanas dependientes (la ciudad de México sería un ejemplo de ellas), al tiempo de ser sede de empresas subsidiarias de corporaciones transnacionales, también pueden ser sede de empresas formadas por el capital nativo que tienden a expandirse hacia otras naciones de su periferia.

Existen también ciudades megalopolitanas, cuya influencia es solamente nacional, es decir, sin trascender, sustancialmente, el ámbito del país donde se localizan. Estas zonas metropolitanas (como puede ser el caso de Puebla), se articulan a la ciudad central del país, de la que son tributarias en muchos sentidos y es precisamente a través de ellas que se organiza territorialmente el capitalismo doméstico bajo los impulsos de los capitales nacional e internacional asentados en la zona metropolitana formada alrededor de la ciudad que ocupa el lugar central en la nación.

Desplazamiento de la acción urbana del Estado Además de la aparición de las megalópolis y la ciudad global, la globalización tiene como eje central la imposición de una cultura hegemónica sustentada en los valores del mercado y la competencia; pero, principalmente, una visión del Estado que tiende a diluirse como agente económico en beneficio del mercado.

De esta manera, la expansión de lo privado desplaza a lo público y, en la gestión gubernamental, el eficientismo sustituye a la conducción política, así como el cliente-consumidor suplanta al ciudadano. La separación del Estado, en particular de la actividad reguladora de la expansión urbana, acarrea por lo menos dos problemas estructuralmente graves para el desarrollo de las ciudades, especialmente de aquellas localizadas en los países emergentes.

En primer lugar, el Estado empieza por soslayar la gestión de las desigualdades, ya que pierde fuerza o de plano deja de existir cualquier tipo de política orientada a mejorar las condiciones de sobrevivencia de los grupos excluidos, cuya cantidad aumenta ahora sin solución alguna para superar su condición.

Un segundo problema estructural derivado de la disminución de la acción estatal en lo urbano es la aparición de ciudades excluidas, precisamente aquéllas que carecen de capacidades para insertarse en el modelo social modernizador. El nuevo papel de los gobiernos locales En estas condiciones, en tanto se pretende que sólo el mercado es capaz de resolver las dificultades que enfrenta el crecimiento urbano, se desplaza por innecesaria la acción del gobierno por una estrategia individual encaminada a generar un conjunto de ventajas capaces de atraer a la inversión privada a una ciudad por encima de todas las demás, consideradas rivales.

  • De esta manera, las ciudades entran en una dura competencia por el capital, donde las primeras ofrecen todo lo que pueden y los inversionistas asumen la estrategia de mantenerse a la expectativa y esperar a ver “quién da más”.
  • Entonces, para atraer al capital se despliega una amplia gama de ventajas que hagan competitiva a la ciudad que aspira a ser asiento de las nuevas inversiones.

La ventaja competitiva es un concepto creado por el economista estadunidense Michael Porter, el cual comprende los méritos para lograr que una empresa alcance una “posición competitiva favorable en un sector industrial”, haciéndola capaz de: Crear para sus compradores un valor que exceda el costo de esa empresa por crearlo.

  1. El valor es lo que los compradores están dispuestos a pagar, y el valor superior sale de ofrecer precios más bajos que los competidores por beneficios equivalentes o por proporcionar beneficios únicos que justifiquen un precio mayor (Porter, 2000: 20).
  2. Además del “liderazgo de costo”, el propio Porter (2000: 21) señala que es posible crear otra ventaja competitiva: la diferenciación del producto (la razón por la cual los consumidores prefieren un bien por encima de otros similares o sustitutivos).

En el desarrollo de la teoría de las ventajas competitivas, Michael Porter advierte que la especialización de las naciones sólo se da en ciertos sectores, puesto que no se puede ser competitivo en todos. También destaca Porter que: La competitividad de una nación depende de la capacidad de su industria para innovar y mejorar”, y sostiene, además, que: “Las diferencias en valores nacionales, cultura, estructuras económicas, instituciones e historias contribuyen todas ellas al éxito competitivo (Porter, 1990: 3).

  1. Al trasladarse este concepto al ámbito urbano, los gobiernos locales asumieron la responsabilidad de crear ese valor excedente -sin costo para el capital- en favor de los inversionistas, con el fin de atraerlos hacia esa ciudad y no a otra.
  2. De esta manera, los gobiernos deben actuar exclusivamente en favor del territorio que gobiernan, por lo que su responsabilidad se limita a crear la infraestructura que permita abatir los costos generales de producción, o para generar el “ambiente local de negocios” que haga la diferencia de la ciudad que gobiernan respecto de todas aquellas que son sus competidoras en la atracción del capital.

Por esa razón, en la “mundialización de la competencia”, los gobiernos mantienen su importancia en el logro del éxito competitivo de las empresas. En el modelo neoliberal, el Estado no desaparece, sino que en la cuestión urbana se considera su papel de una importancia creciente en tanto, y sólo en tanto, asuma la responsabilidad de preparar las condiciones necesarias para el éxito de las empresas que se asientan en su territorio, éxito al servicio del cual deben ponerse todos los recursos y acciones posibles, incluyendo “valores, cultura, estructuras económicas, instituciones e historias” nacionales o regionales.

Así, cuando por gozar con las condiciones adecuadas en la ciudad deciden ubicarse en ellas empresas productivas capaces de triunfar en el mercado nacional, y mejor si el éxito ocurre en el mercado mundial, se pude decir entonces que esa ciudad y su gobierno también triunfan, simple y llanamente, porque supieron atraer e impulsar a esas empresas.

En todo caso, valores nacionales, cultura, estructura económica y jurídica, instituciones e historia, tienen, por fin, una utilidad: ponerse a disposición de las empresas para lograr la competitividad que las haga triunfar en la economía nacional e internacional.

Esta propuesta se ha convertido en el fundamento neoliberal de la estrategia de desarrollo urbano, que enfatiza la competencia entre las ciudades nacionales o extranjeras que luchan por atraer a su territorio la inversión foránea y que las enfrenta a otras ciudades que luchan con la misma intensidad por canalizar hacia ellas esos recursos de inversión por medio de diferenciarse por algún factor que las haga competitivas (por ejemplo, la existencia de fuerza de trabajo calificada y sumisa, lo que los ideólogos neoliberales llaman “capital humano”), o bien, construyendo las condiciones generales de la producción que abaten los costos de producción de las empresas asentadas en su territorio.

Como puede observarse, en el proyecto neoliberal, la dimensión urbana, definida como la base territorial del proceso de acumulación sustentado en el libre juego de las fuerzas del mercado, resulta clave en el proceso de reproducción del capital y de ahí el impulso a estrategias como la descentralización, que procuran transferir a las ciudades y a sus gobiernos la responsabilidad de estructurar su territorio y su sociedad de acuerdo con las necesidades del capital, es decir, hacer funcionales a la ciudad y su gobierno en la expansión del capitalismo en los términos impuestos por el mercado.

En todo caso, se pretende hacer del gobierno de la ciudad el agente capaz de diseñar y llevar a cabo estrategias que le permitan hacer la gestión de las necesidades del capital y mantener un orden social que posibilite la nueva forma de acumulación, es decir, generar las llamadas “condiciones locales” adecuadas para atraer al capital, que busca territorios con las facilidades necesarias para su reproducción más ventajosa.

En estos términos, las contradicciones entre las ciudades de una misma nación que compiten entre sí para atraer al capital privado —que recibe trato de nacional en todas partes—, se hacen cada vez más agudas y su competencia adquiere elevados niveles de agresividad (agresividad que, incluso, se considera una virtud), en la medida que el capital que disputan es cada vez más exigente y escaso.

En este nuevo esquema, las desigualdades entre las ciudades se convierten en las diferencias que alientan la localización territorial del capital; de la misma manera, la infraestructura física, las condiciones generales de la producción, que abaten la inversión privada en capital constante, se convierten en las ventajas competitivas de una ciudad sobre otras: “En este contexto, los regionalismos son parte de las desigualdades y, por ende, bienvenidos al nuevo modelo” (Hiernaux, 1993: 11), que por cierto puede conducir a la pérdida del concepto de nación y, a la vez, participa del fraccionamiento del territorio en pequeñas unidades más preocupadas por lograr su viabilidad como ciudad que por contribuir al logro de objetivos nacionales, que muchas veces ya ni siquiera existen.

Nadie mejor para expresar esta situación con mayor claridad y fuerza que el Director de Estudios Económicos del ya desparecido Grupo Financiero Banamex-Accival, Alberto Gómez Alcalá, quien en la V Reunión Plenaria de Consejeros de esa institución señaló: La inversión en infraestructura y los incentivos locales para el crecimiento pueden complementarse; la inversión en infraestructura es más rentable si el ambiente de negocios local mejora simultáneamente En los ambientes locales tenemos que trabajar con mayor intensidad Debemos transparentar las agendas locales e impulsar su difusión, ligar recursos, ayudas y entidades Es necesario fomentar la competencia entre Estados, que será sana si ocurre bajo el principio de ver dónde existen los mejores incentivos para invertir (Gómez, 1998: 218).

  1. Ni más ni menos que la ciudad y su gobierno puestos al servicio del mercado, la inversión y la ganancia.
  2. Ciudad y gobierno sometidos al capital, sin necesidad de un proyecto nacional capaz de articular y potenciar los esfuerzos individuales en pos de objetivos y metas comunes.
  3. La estrategia neoliberal de ordenamiento urbano y territorial en México A partir de la imposición del modelo neoliberal, la competencia y rivalidad extrema entre las ciudades, así como la prioridad otorgada a la atención de las necesidades del capital en el ordenamiento urbano territorial se han convertido en las características de las relaciones inter e intraurbanas en el mundo, y México no escapa de esa situación.

Los gobiernos neoliberales mexicanos, siguiendo las propuestas del ya mencionado Michael Porter (1990, 13 y ss.), han asumido que la competencia es el factor que estimula la diferenciación y eleva los atractivos que persigue el capital, pues: La rivalidad interior es, posiblemente, la más importante ventaja competitiva a causa del poderoso efecto estimulante que ejerce sobre los demás factores de atracción.

  • Asimismo) La concentración geográfica magnifica el poder de la rivalidad interior.
  • De esta manera) Dos elementos, la rivalidad interior y la concentración geográfica, tienen especialmente gran poder para lograr elevar la competitividad de la organización.
  • Con estos criterios, actualmente en México puede observarse una intensa competencia entre las ciudades de toda la república —que parecen no participar de propósitos comunes—, dado que, se dice desde el aparato gubernamental, ésa es la mejor manera de promover mejoras en las condiciones locales para atraer al capital que busca precisamente las condiciones óptimas para alcanzar su propósito único: la máxima ganancia.

De esta manera, cada ciudad a su modo y dentro de sus posibilidades tensadas al extremo, promueve todo aquello que cree que puede permitirle atraer al capital: desde la desregulación en materia ecológica hasta el ofrecimiento de trato nacional a la inversión extranjera, pasando por los estímulos fiscales al establecimiento de los procesos industriales, o calificar a la fuerza de trabajo y, con las respectivas complicidades, contener las demandas de aumento salarial y apresurar la flexibilización de las relaciones laborales.

De la misma manera, los gobiernos locales acometen con singular entusiasmo la tarea de construir las condiciones generales de la producción con el propósito de arrebatar inversiones a las ciudades cercanas o lejanas, pertenecientes al mismo estado o a cualquier otro del propio país. Lo mismo da, pues a todas se las considera rivales a las que es necesario vencer, y vencer significa atraer al capital.

Finalmente, todas esas acciones y muchas más demandas de los empresarios se han ido convirtiendo en responsabilidad exclusiva de los gobiernos locales, que ahora encuentran su razón de ser en ponerse al servicio exclusivo del capital. Esta actitud de servicio y servidumbre ha sido aprovechada por empresas trasnacionales, particularmente las maquiladoras de exportación, que han encontrado condiciones óptimas de localización en las ciudades de la frontera norte del país, convertidas en polos de atracción para el capital extranjero, lo que ha dado lugar a una urbanización caracterizada por el rápido y desordenado crecimiento, con limitadas inversiones en MCC y apresurada construcción de las condiciones generales de la producción.

Con todo ello se establecen nuevas tendencias en el proceso de ocupación y organización del territorio nacional, que deja de ser guiado por el gobierno —si es que alguna vez lo fue, aunque ahora la renuncia es explícita—, para obedecer estricta y fundamentalmente a las necesidades de integración con Estados Unidos y a la apresurada y eficiente valorización del capital privado trasnacional.

De esta manera, si en México tradicionalmente la estructuración del territorio tuvo como su principal polo ordenador del territorio a la ZMCM, en estos momentos un nuevo polo, el mercado estadunidense, empieza a ser determinante en el reordenamiento territorial del país y en la expansión de la urbanización.

Así, las nuevas ciudades de atracción de la inversión extranjera, sobre todo las localizadas en la frontera con Estados Unidos y en la costa Pacífico y el Caribe, lo son en tanto han empezado a concentrar y centralizar la producción y el capital, lo que alienta el movimiento de la fuerza de trabajo, apresurando el desordenado crecimiento urbano.

Es por ello que la población de toda la república se traslada hasta Tijuana en Baja California, o a Ciudad Juárez en Chihuahua, en flujos continuos que demandan vivienda y servicios que el gobierno no está dispuesto a otorgar, sino más bien, a privatizarlos, es decir, entregarlos al capital privado y someterlos a la lógica de la ganancia y permitir a los monopolios privados lucrar con las necesidades colectivas y universales.

  • Esas ciudades de concentración capitalista reciente ofrecen al capital privado beneficios superiores a las ciudades de concentración tradicional, en tanto que su “necesidad de desarrollo” las hace tratar de ofrecer un mayor número de ventajas a la inversión privada.
  • Esto, a su vez, impulsa una patética “modernización” de las ciudades tradicionales, aunque ambas —las recientes y las tradicionales— terminan por suprimir cualquier ventaja laboral y ofrecen infraestructura y servicios urbanos casi sin costo para el capital, ya que ninguna de ellas quiere perder la oportunidad de recibir las inversiones que “modernicen” su estructura productiva.

Por estas razones, las empresas maquiladoras de exportación encuentran en las ciudades colindantes con Estados Unidos nuevos espacios de localización, que, además de facilitarles el acceso al mercado estadunidense, disponen de todos los servicios urbanos y de aquéllos necesarios para la producción, así como abundante mano de obra mal pagada y con limitadas o reprimidas aspiraciones sociales que permiten disminuir la dotación de MCC.

Pero no sólo las maquiladoras de exportación se han establecido en la frontera norte del país. Recientemente, a partir de la entrada en vigor el primero de enero de 1994 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), diversas ciudades fuera del área de influencia inmediata de la ciudad de México se han convertido en asiento de nuevas y modernas plantas industriales de capital transnacional.

Así, Hermosillo, capital del norteño estado de Sonora, que había sido un centro tradicional de comercialización y abastecimiento de una rica zona agrícola, se ha transformado en una importante metrópoli industrial a partir de la localización inicial de una ensambladora de automóviles Ford, y actualmente tiene una producción industrial superior a la de Tijuana y muy cercana a la de Ciudad Juárez.

Por su parte, San Luis Potosí, que supera la producción manufacturera sumada de Tijuana y Ciudad Juárez, se encuentra en el eje carretero de influencia del TLCAN. Otra ciudad, Aguascalientes, alcanza ya un valor de su producción manufacturera similar al de Tijuana y ha logrado atraer a empresas como Nissan (automóviles), Xerox y Texas Instruments (Garza, 2003: 94).

Todas esas ciudades y otras más donde se han implantado muchas empresas de capital transnacional, buena parte de ellas con tecnología y organización del trabajo similares a las de sus empresas matrices, se localizan en los estados del norte del país, cuya relación económica y cultural se ha vuelto más intensa con la economía estadunidense que con la mexicana, particularmente a partir y como efecto de la entrada en vigor del TLCAN.

En otros casos, ciudades consideradas con potencial turístico se han convertido en enclaves del capital extranjero en el territorio nacional, ante la mirada no sólo complaciente sino cómplice de las autoridades locales y nacionales. De esta manera, desarrollos como Cancún, en Quintana Roo, o Los Cabos, en Baja California Sur; se han conformando como zonas turísticas desarrolladas fundamentalmente con inversión gubernamental en infraestructura que ha sido aprovechada plenamente por el capital transnacional, y destinadas al turismo extranjero con el argumento de que deja divisas.

Aún más, el neoliberalismo ha logrado profundizar las diferencias urbano-regionales en el país apresurando la dependencia del capitalismo mexicano 9 y acentuando las diferencias entre un capitalismo cada vez más integrado a la economía estadunidense y otro empobrecido, super explotado y desintegrado, que sobrevive como la otra cara, indispensable además, de la formación social capitalista mexicana caracterizada por su condición dependiente.

Así por ejemplo, de las 100 empresas con mayores ventas al extranjero, 61 realizan sus operaciones desde la ZMCM y 23 desde Monterrey. Y las tres entidades donde se asientan esas empresas (Distrito Federal, estado de México y Nuevo León), aportan 40 por ciento del PIB nacional. Las restantes 16 empresas exportadoras se ubican en ciudades de ocho estados: Chihuahua, Coahuila, Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Baja California, Puebla y Querétaro.

Finalmente, este hecho parece demostrar que en la modalidad neoliberal del capitalismo mexicano el proyecto empeñado en hacer crecer la economía sobre la base de las exportaciones ha generado una creciente desproporcionalidad en la economía y el territorio nacionales, entre ciudades y regiones que concentran las actividades de exportación y otras tributarias de aquéllas.

Consideraciones finales Las tendencias modernizadoras y los cambios económicos surgidos de la imposición de la modalidad neoliberal del capitalismo en México han desencadenado diversas y profundas modificaciones en los patrones de la organización territorial y en la urbanización. La propuesta de modernización neoliberal en términos urbanos se ha traducido en un proceso selectivo en tanto el nuevo paradigma tecnológico, en vez de eliminar la dimensión territorial, la hace estratégica.

Y si, en efecto, reconocemos que actualmente para el capital resulta estratégica la elección de un territorio adecuado para la localización de la totalidad o de un fragmento de un proceso productivo, es posible comprender la importancia que adquiere ahora la dimensión urbana, que se puede considerar como la nueva base territorial de la acumulación del capital.

Por ello, las políticas de descentralización se mantienen como el eje central de la política territorial desde el gobierno de Miguel de la Madrid, 10 pues se trata de transferir a los gobiernos locales la obligación de estructurar su territorio —urbano y regional— de acuerdo con las necesidades del capital.

Con esto se pretende que las ciudades sean una especie de entidades semiautónomas, capaces de generar sus propios recursos y hacer la gestión de las necesidades del capital. Por esa razón, las ciudades hoy compiten entre sí para atraer las inversiones privadas y esa competencia se hace cada vez más agresiva en la medida que aumenta su necesidad de capital.

En estos términos, en México los recursos que el gobierno federal entrega a los estados y los municipios se recomienda utilizarlos para acentuar las diferencias entre ellos y atraer recursos del capital privado nacional o extranjero (para el caso resultan lo mismo y por eso desde el poder se habla de manera reiterada sólo de capital sin adjetivos).

En este nuevo sistema de relaciones, las desigualdades intra e interurbanas, más que como un factor negativo, se perciben como ventajas para la acumulación, pues se las debe convertir en ventajas competitivas de una región sobre otra. Por su parte, los aparatos de Estado se dedican a impulsar la aparición de condiciones diferenciales y competitivas entre las diversas ciudades y regiones que conforman, aún, el Estado nacional.

Así las cosas, la estrategia neoliberal no debe identificarse con la falta de propósitos gubernamentales en materia urbano-regional, sino que más bien está determinada por la búsqueda de líneas de acción diferentes, ligadas a otros factores y a otras estrategias acordes con el propósito central de lograr una “inserción eficiente” de las ciudades mexicanas “mejor dotadas” en el circuito de acumulación internacional.

A lo anterior debe agregarse la apropiación de nuevos territorios por parte del capital privado, que le permitan apresurar y ampliar su ciclo de reproducción, tal como es el caso de los centros turísticos de exportación, o el intento de apropiación de la región Sur-Sureste de la república mediante la puesta en marcha del Plan Puebla-Panamá.

You might be interested:  Que Es El Cct De La Escuela De Procedencia?

En este mismo sentido podemos decir también que con el neoliberalismo se abandona cualquier propósito de impulsar el desarrollo de las regiones menos desarrolladas, en tanto se enfatiza la idea de considerar al gasto público, incluyendo el gasto social, como un elemento regido por la racionalidad y la optimización, es decir, por la eficiencia productiva, lo cual exige una super concentración de los rubros del gasto en determinadas ciudades —aquéllas que más contribuyen al desarrollo del capitalismo—, lo que provoca el abandono de la inversión pública productiva y social en aquellas ciudades poco funcionales a la reproducción del capital por carecer de las condiciones exigidas por la racionalidad modernizadora.

Con este criterio, los gobiernos neoliberales han renunciado a diseñar y conducir una política urbana y regional que tenga como propósito eliminar desigualdades y procurar el bienestar social. Finalmente, podemos decir que la modalidad del proceso de ocupación del territorio mexicano observable en este momento se sustenta en los siguientes puntos: 1.

  1. El desplazamiento de los aparatos gubernamentales por la creciente preeminencia de los intereses del capital privado en el proceso de regulación del uso de suelo y la explotación de los recursos naturales.2.
  2. Intervención determinante del sector privado en la dotación de MCC en las ciudades, lo que significa, además de una creciente marginación de los grupos de más bajos ingresos, la conformación de nuevos espacios urbanos segregados, haciendo de la ciudad un espacio sólo habitable para los grupos sociales de mayores ingresos.3.

La creciente integración de amplias franjas del territorio nacional y de muchas ciudades a la dinámica de la acumulación de capital estadunidense, incluso para provocar procesos recesivos, como ocurrió recientemente, está significando una nueva expansión de la “frontera económica” de ese país.4.

  1. Junto con ello se fortalece la tendencia a facilitar al capital extranjero la ocupación de aquellas partes del territorio nacional que muestran algún potencial turístico.5.
  2. Finalmente, el notorio esfuerzo de los gobiernos neoliberales para implantar un nuevo patrón de acumulación tendente a lograr la incorporación subordinada de la economía mexicana a la estadunidense ha significado un fuerte impacto territorial que acentúa las diferencias urbano-regionales conformadas a lo largo del desarrollo capitalista del país, tendencia que la inversión pública contribuyó a profundizar, dado que su orientación y localización han dependido más del interés y propósito de la inserción a la economía estadunidense que a cualquier propósito determinado por un proyecto nacional de desarrollo.

Bibliografía Aguilar, Luis, 2003, Gestión estratégica. Conceptos básicos, Gerencia Pública, México. Asuad Sanén, Normad, 2001, Economía regional y urbana, Fomento Editorial de la BUAP, Colección Pensamiento Económico, Puebla. Banco Mundial, 2003, Informe sobre el desarrollo mundial, 2003, Washington.

Friedman, John, 1976, Urbanización, planificación y desarrollo nacional, Editorial Diana, México. Friedman, John, 1999, “El reto de la planeación en un mundo sin fronteras”, en Ciudades, núm.42, Red Nacional de Investigación Urbana, Puebla. Gamboa Ramírez, Ricardo, 1993, “Servicios públicos urbanos y privatización: una visión histórica comparada”, en Carlos Bustamante Lemus (coord.), Las grandes ciudades de México en el marco actual del ajuste estructural, Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Garza, Gustavo, 2003, La urbanización de México en el siglo XX, El Colegio de México, México. Gómez Alcalá, Alberto, 1998, “El esfuerzo por el desarrollo regional”, en revista Examen de la Situación Económica de México, vol. LXXIV, núm.870, Grupo Financiero Banamex-Accival, México.

Gramsci, Antonio, 1975, Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado moderno, Juan Pablos Editor, México. Gutiérrez Chaparro, Juan José, 1999, “Planeación estratégica en ciudades”, en revista Ciudades, núm.42, abril-junio, Red Nacional de Investigación Urbana, Puebla, México. Hiernaux Nicolás, Daniel, 1993, “En la búsqueda de un nuevo paradigma regional”, en Blanca Ramírez (comp.), Nuevas tendencias en el análisis regional, UAM-X, México.

Ianni, Octavio, 2001, La era del globalismo, Siglo XXI Editores, México. Jaramillo, Samuel, 1983, “Crisis de los medios de consumo colectivo urbano y capitalismo periférico”, en Tabique, núm.4, Cuadernos de Material Didáctico, Facultad de Arquitectura, UNAM, México.

Ering, Claus, 1994, “Economía, población y desarrollo”, en Planeta y Población, edición especial de aniversario de La Jornada, 19 de octubre. Lojkine, Jean, 1979, El marxismo, el Estado y la cuestión urbana, Siglo XXI Editores, México. Marini, Ruy Mauro, 1977, Dialéctica de la dependencia, ERA, Serie Popular, núm.22, México.

Marx, Carlos, 1968, El Capital, tres tomos, FCE, México. Marx, Carlos, 1971, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador) 1857-1858, dos tomos, Siglo XXI editores, México. Pipitone, Ugo, 2003, Ciudades, naciones, regiones.

Los espacios institucionales de la modernidad, FCE, México. Porter, Michael, 1990, “¿Dónde radica la ventaja competitiva de las naciones?”, en Harvard Deusto Business Review, cuarto trimestre. Porter, Michael, 2000, Ventaja competitiva. Creación y sostenimiento de un desempeño superior, Compañía Editorial Continental, México.

Pradilla Cobos, Emilio, 1993, Territorios en crisis. México 1970-1992, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Red Nacional de Investigación Urbana, México. Pradilla Cobos, Emilio, 1997, “La megalópolis neoliberal: gigantismo, fragmentación y exclusión”, en Economía Informa, núm.258, junio, Facultad de Economía de la UNAM, México.

  • Smith, Adam, 1961, Indagación acerca de la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, la primera edición en inglés está fechada en 1776, Editorial Aguilar, Madrid.
  • Notas 1 Siendo el modelo la forma en que la estructura económica realiza históricamente su proceso de desarrollo, la modalidad supone una diferenciación histórica dentro del propio modelo que se define por las propiedades que adquiere su desarrollo en un momento determinado sin que se modifiquen las características esenciales del modelo.2 Por hegemonía se entiende la dirección cultural, política e ideológica de una clase sobre el conjunto de la sociedad, aunque enfatiza Gramsci: Si la hegemonía es ético-política no puede dejar de ser también económica, no puede menos que estar basada en la función decisiva que el grupo dirigente ejerce en el núcleo rector de la actividad económica (Gramsci, 1975: 55).3 De acuerdo con Carlos Marx: La utilidad de un objeto -capacidad para satisfacer necesidades, no importa que broten del estómago o de la fantasía-, lo convierte en valor de uso (Marx, 1968: t.1: 3).4 El trabajo devora sus elementos materiales, su objeto y sus instrumentos, se alimenta de ellos; es, portanto, su proceso de consumo.

Este consumo productivo se distingue del consumo individual en que éste devora los productos como medios de vida del ser viviente, mientras que aquél los absorbe como medios de vida del trabajo, de la fuerza de trabajo del individuo, puesta en acción.

El producto del consumo individual es, por tanto, el consumidor mismo; el fruto del consumo productivo es un producto distinto del consumidor (Marx, 1968: t.1, 135-136.).5 La idea de este tipo de Estado la toman los neoliberales de Adam Smith, quien de acuerdo con el sistema de libertad natural estableció desde el siglo XVIII que: “El soberano sólo tiene que atender a tres obligaciones, que son, sin duda, de grandísima importancia, pero que se hallan al alcance y a la comprensión de una inteligencia corriente: primera, la obligación de proteger a la sociedad de la violencia y de la invasión de otras sociedades independientes; segunda, la obligación de proteger hasta donde eso es posible, a cada uno de los miembros de la sociedad de la injusticia y de la opresión que puedan recibir de otros miembros de la misma, es decir, la obligación de establecer una exacta administración de la justicia; y tercera, la obligación de realizar y conservar determinadas obras públicas y determinadas instituciones públicas, cuya realización y mantenimiento no pueden ser nunca de interés para un individuo particular o para un pequeño número de individuos, porque el beneficio de las mismas no podría nunca rembolsar de su gasto a ningún individuo particular o a ningún pequeño grupo de individuos, aunque con frecuencia reembolsan con gran exceso a una gran sociedad (Smith, 1961: 601).6 El concepto de zona metropolitana se refiere a aquellas concentraciones urbanas que, partiendo de una ciudad central, presentan una interacción socioeconómica permanente, constante e intensa con localidades de su periferia inmediata, aunque no se encuentren relacionadas en un mismo tejido urbano; la trama urbana continua se define como área metropolitana, a la cual se le suman algunas unidades administrativas contiguas para formar la zona metropolitana (Garza, 2003: 147).7 La conurbación consiste en el proceso de crecimiento económico, poblacional y físico de la ciudad, mediante el cual se incorporan, o integran, áreas circundantes, que antes estaban separadas por usos de suelo no urbanos y que debido a los corredores de transporte propician el uso urbanizado de los mismos.

La contigüidad física de esas áreas se da mediante la conexión que propician los corredores y vías de transporte con las áreas urnas más distantes (Asuad, 2001: 128, nota 190).8 A mediados de la década de 1990 existían aproximadamente 40 mil corporaciones transnacionales en el planeta (90 por ciento de ellas tenían su sede en Estados Unidos, Japón o la Unión Europea), las cuales controlaban 140 mil subsidiarias en el extranjero y tenían ventas por más de 6 trillones de dólares.

Se estima que un tercio del producto mundial lo absorben estas corporaciones (Garza, 2003: 89).9 Se entiende por dependencia una relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia.

El fruto de la dependencia no puede ser por ende sino más dependencia, y su liquidación supone necesariamente la superación de las relaciones de producción que ella involucra (Marini, 1977: 18).10 El 7 de mayo de 1982, Miguel de la Madrid, en uno de sus discursos de campaña electoral, dijo, refiriéndose a la necesidad de la descentralización: Nuestra práctica política dio al federalismo, por necesidad, una dinámica centralizadora que permitió durante una larga fase histórica, multiplicar la riqueza, acelerar el crecimiento económico y el desarrollo social, y crear centros productivos modernos.
Ver respuesta completa

¿Qué es el modelo neoliberal en América Latina?

Resumen: En América Latina el neoliberalismo comenzó antes y ha enfrentado mayores resistencias. Es una práctica reaccionaria, un pensamiento conservador y un modelo de acumulación basado en agresiones a los trabajadores, en un marco de mayor internacionalización del capital.
Ver respuesta completa

¿Qué tiene que ver el neoliberalismo con la pobreza?

Nota crítica La concepción de la pobreza en el modelo neoliberal. ¿Cómo entender la lucha contra la pobreza en México? The concept of the poverty in the neoliberal model. How to understand the fight against poverty in Mexico? Lukasz Czarnecki * Profesor visitante en la UNAM.

  1. Correo electrónico: [email protected] INTRODUCCIÓN El objetivo del ensayo es analizar cómo y hasta dónde la concepción neoliberal de la pobreza construida por Friedrich von Hayek, Milton Friedman, Gary S.
  2. Becker y Douglas North ha impactado las visiones de la pobreza y lucha contra ella en América Latina, particularmente en México.

No cabe duda que el impacto del neoliberalismo en América Latina dejó huella para el establecimiento de un modelo para combatir la pobreza en el mundo. Precisamente en México a partir de 1982 se transforma la actuación del Estado en la economía, la reordenación de la misma y el cambio estructural, lo que se analizará en la primera parte.

En la segunda parte se hará el análisis de la pobreza desde el enfoque neoliberal con base en cuatro pensadores, es decir, Hayek, Friedman, Becker y North.1 La justificación de la elección de esos intelectuales radica en la importancia e influencia de las posiciones de la Escuela de Chicago (también de libros como The road to serfdom o Capitalism and freedom, entre otros) que en el contexto de la posguerra (experiencia del nazismo) y la guerra fría contra el comunismo impactaron el ambiente de las instituciones como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) principalmente.

¿Hasta dónde sus visiones impactaron la lucha contra la pobreza en América Latina? TRANSFORMACIÓN NEOLIBERAL EN MÉXICO En la transformación neoliberal en México aparecen dos procesos inseparables después de la crisis 2 de 1982: la estabilidad monetaria y el ajuste estructural (Cordera y Lomelí, 2008:88).

Dentro del primer proceso se ensayaron cuatro programas de estabilización durante el gobierno de Miguel de la Madrid: el Programa Inmediato de Recuperación Económica, 19821984 (PIRE), el Programa Extendido de Reordenación Económica, 1984–1986 (PERE), el Programa de Alimento y Crecimiento, 1986–1987 (PAC) y finalmente el Pacto de la Solidaridad Económica.

El planteamiento de estos programas (PIRE y PERE, sobre todo) fue ortodoxo a los lineamientos del BM y del FMI; se realizó un recorte sin precedentes en el gasto público. Con el PIRE, en las palabras de Pedro Aspe, “el gobierno recortó sustancialmente su gasto y aumentó los precios y tarifas del sector público” (Aspe, 1993:22).

  1. El segundo proceso consistía en el cambio estructural: privatización, liberalización, apertura al exterior, entre otros.
  2. El problema central en la estabilización fue la hiperinflación.3 La importancia de la lucha contra la hiperinflación se origina en América Latina (Stieglitz, 2006:17).
  3. El proceso de estabilización monetaria y el ajuste en la crisis de la deuda de 1982 en México no hubieran sido posibles sin los préstamos del FMI.

La Carta de intención, es decir la solicitud de apoyo financiero del FMI para realización del programa de ajuste, fue elaborada en los últimos días del gobierno de José López Portillo. Este documento fue proyectado para tres años con el objeto de “alcanzar un crecimiento sostenido de la producción y el empleo, superar el desequilibrio externo, abatir los índices de inflación y fortalecer las finanzas públicas” (Bancomext, 1982:1250).

¿Por qué los gobiernos y el FMI entran en dichos acuerdos? Además de la ayuda por la recuperación de la economía, los ingresos de los capitalistas, según Vreeland, tienden a aumentar bajo los programas del FMI, ya que ellos afectan a la distribución, por eso no debería sorprender el encontrar que la política juega un papel en las decisiones de los gobiernos para tener contacto con el FMI (Vreeland, 2003:321–343).

La transformación económica en México, según Carlos Tello, consistía en tres aspectos: 1) Redimensionar al Estado; 2) abrir y generar relaciones económicas al exterior; 3) modificar el sistema financiero a través de a) la desregulación de operaciones activas y pasivas, b) transición que consiste en dejar de ser un servicio público concesionado y pasar a ser un servicio sujeto a autorización, c) evolución del Banco Central hacia su autonomía, d) apertura al exterior y e) desarrollo de mecanismo de control destinadas a operaciones de mercado abierto.4 Un nuevo discurso neoliberal que Bihr (2007:10) denomina como la retórica del fetichismo capitalista tiene su auge con la aplicación del “consenso de Washington”, cuyo concepto fue presentado por John Williamson en noviembre de 1989 durante una reunión internacional entre Estados Unidos y los países de América Latina (Williamson, 1990).

El consenso se caracteriza por mantener la disciplina fiscal, la eliminación de los subsidios, el aumento de los ingresos fiscales, la liberalización de las tasas de interés, los tipos de cambio flexibles, la liberalización del comercio exterior y el aumento de los flujos de inversión extranjera, la privatización, la desregularización y el establecimiento del derecho a la propiedad privada.

VISIONES NEOLIBERALES La transformación al modelo neoliberal tiene sus raíces en la influencia del pensamiento de Hayek (1889–1992) tanto en Europa (la creación de Mont Pellerin Society en 1947) como en Estados Unidos (a partir de 1950 en la Universidad de Chicago).

En la década de 1960 los trabajos de Hayek son leídos en Estados Unidos, donde acepta la posición de profesor en la Universidad de Chicago (Hoover, 2003:20). El libro The road to serfdom de 1944, apreciado por John M. Keynes, es una crítica del socialismo y totalitarismo en el contexto de la segunda guerra mundial (Hayek, 1995:45).

En Chicago, 5 Hayek se encuentra con Milton Friedman quien enseñaba ahí desde 1946 (Rowley, 1999:413–431); en 1962 se publica Capitalism and freedom de Friedman; esta obra, junto con The road to serfdom, marcó la nueva corriente no solamente neoliberal, sino antibélica y anticentralista fundadas en la experiencia de la guerra.

  1. El impacto del pensamiento neoliberal penetra en las instituciones financieras tanto a nivel nacional como internacional desde la década de 1970.
  2. Paul Volcker, nombrado presidente de la Federal Reserve Board en 1979, fue convencido para tomar acciones agresivas contra la inflación (Goodfriend, 2007:47–68).

Hay que subrayar que el FMI desde su creación en 1944 tuvo una visión diferente a la de Volcker en la década de 1980, es decir, más favorable en cuanto a la intervención del Estado y el pleno empleo. Sin embargo, dice Sarah Babb (2007), que desde la década de 1980 las políticas “favorables al mercado” han vuelto a ponerse de moda, y gran parte del resto del mundo fueron “atrapados” por la visión del FMI que estribaba sobre todo en la política contra inflación.

¿Cómo se trata la pobreza, entonces? Marginalmente, ya que el contexto histórico lo justificaba. Según Hayek (1976:285), “el principio rector que afirma no existir otra política realmente progresiva que la libertad del individuo sigue siendo hoy tan verdadera como lo fue en el siglo XIX”. Es imposible tener el pleno empleo, entonces la pobreza se vuelve un fenómeno natural y se considera el documento de William Beveridge, Full employment in a free society, como “un manifiesto político” (Hayek, 1995:233).

Según Hayek (1989:3–7), “la correlación entre la demanda agregada y el empleo total, por ejemplo, sólo puede ser aproximada”. En 1960 se publica The constitution of liberty. Para Hayek la pobreza significa que no hay una suficiente prosperidad y no es ésta el problema en sí mismo ya que a) es imposible crear un sistema mejor que el sistema espontáneo, b) ese sistema es el capitalismo (Bengtsson, 2005:198).

  • Si el sistema capitalista se rige por un mecanismo de coordinación natural, espontáneo y neutral, lo que subraya Charles–André Udry (1996), el conflicto social inherente al sistema capitalista es evacuado.
  • En esta visión los sindicatos, las clases desprotegidas, pero también los pobres, son vistos como los primitivos.

Ellos aparecen como un freno en el desarrollo de las instituciones políticas (North, 1991) que asegura las reglas económicas para la productividad y el crecimiento económico sostenido (Daniels, 2005:262–263). Según Friedman y Friedman (1983:324), “los beneficios que los sindicatos poderosos obtienen para sus miembros, se consiguen principalmente a expensas de otros trabajadores”; además “un sindicato próspero reduce el número de puestos de trabajo en el sector que controla”.

  1. Para el crecimiento y desarrollo económico es necesario fomentar que las instituciones aseguren los derechos de la propiedad, las estructuras legales y el sistema jurídico para obtener la seguridad y la confianza en los contratos y en las inversiones.
  2. El desarrollo económico exitoso del país no depende solamente de “la tecnología” implementada para el crecimiento, sino de la relación entre las instituciones formales e informales, que es intrínseca a las políticas efectivas que luchan contra la pobreza.

En la tabla 1 se presenta las causas de pobreza según von Hayek, Friedman, Becker y North. En la tabla 2 se analiza las maneras de combatir la pobreza según los pensadores. Según los autores neoliberales las causas de la pobreza se derivan de la imposibilidad de alcanzar una etapa más evolutiva de una parte de la sociedad y por eso ésta es un fenómeno natural; se relaciona con la prosperidad ya que cualquier interferencia al mecanismo del mercado conduce a la pobreza (Hayek, 1978); la política monetaria por sí misma promueve la estabilidad económica y no es necesaria la intervención del Estado (Friedman, 1983), ya que la regulación excesiva o inadecuada del Estado puede provocar la pobreza.

Se destaca dos principios del comportamiento humano en la visión de Friedman, primero es la competencia que generalmente mejora los resultados para los consumidores en todos los ámbitos de la vida, segundo es la convicción que los individuos saben mejor sobre sus necesidades e intereses que el gobierno oficial (Becker, 2007: 185).

El Estado debe proporcionar el mínimo necesario del capital humano sin disturbio del mercado (Becker, 1960 y 1993) a través de las instituciones que disminuyen incertidumbre para el desarrollo y crecimiento económico (North y LeRoy, 1976). El problema de la pobreza es un hecho no solamente vinculado con las causas derivadas del capitalismo.

En este contexto, señalan la “crisis de sobrepoblación” y el problema del número de habitantes en el mundo: “las personas no pueden reproducirse como conejos” (North y LeRoy, 1976:9).6 Según Becker, la clave está en la inversión en el capital humano porque las familias “tienden a tener menos hijos e invierten más en la educación y la salud de cada uno” (Becker, 1995:4).

Ahora, “los hombres y las mujeres más educados tienden a invertir más en su propia salud y la salud de sus hijos” (Becker, 1995:6). Se observa la relación evidente y los efectos directos de la inversión en la educación y otros capitales humanos en los pobres en cuanto a la fertilidad y tamaño de la familia (más inversión significa menos hijos), a la salud y mortalidad (más inversión significa más salud), al empleo e ingresos (más inversión significa más empleo y mejor sueldo) y la discriminación contra las mujeres (más inversión significa menos discriminación).

  • Estas relaciones tienen impacto en la organización y funcionamiento de la economía, ya que los pobres pueden ser integrados a la economía del país.
  • Si no hay inversión en el capital humano, crece el número de desempleados; también aumentan aquellos que trabajan en el mercado informal.
  • Según Frieske (2008), “el diagnóstico sobre desempleo como fuente de la exclusión social, tal vez no tan malo en los años noventa, pero sí ahora.

Las nuevas víctimas de los procesos de marginalización, no son aquellos que no tienen trabajo, sino los que hacen el trabajo en formas incompletas”. En este contexto, la pobreza se manifiesta con la emigración en dos dimensiones, del campo a la ciudad y de un país a otro.

  • Según los autores neoliberales las formas de combatir la pobreza estriban en proporcionar mayor libertad (Hayek, 1978); se pueden introducir los programas para la gente pobre (focalización) bajo la condición de no “distorsionar el mercado o impedir su funcionamiento” (Friedman, 2002).
  • En esta visión se destaca la lucha contra la inflación ya que ésta “es una enfermedad, peligrosa y a veces fatal, que si no se remedia a tiempo puede destruir a una sociedad” (Friedman y Friedman, 1983:351).

“La inflación es un fenómeno monetario debido a un aumento más rápido de la cantidad de dinero que de la producción” y “existe sólo un remedio a la inflación: una tasa de incremento menor de la cantidad de dinero” (Friedman y Friedman, 1983:387–388).

Entre las prácticas restrictivas que pueden distorsionar el mercado se encuentran el funcionamiento de sindicatos o la legislación en materia de salarios mínimos que “significará necesariamente que habrá menos puestos de trabajo disponibles que antes y menos puestos que personas en busca de trabajo” (Friedman, 1972:198).

En este sentido Friedman recurre a la obra de Adam Smith, la riqueza de naciones, y dice que su hallazgo “consistió en afirmar que todo intercambio voluntario genera beneficios para las dos partes ; no es necesaria una fuerza externa, la coerción o la violación de la libertad para conseguir la cooperación entre individuos que se pueden beneficiar de ésta” (Friedman y Friedman, 1983:16).

  1. Entonces, la pobreza ipso facto es el problema de la falta de la cooperación voluntaria entre los hombres.
  2. Mayor igualdad es subproducto de la libertad.
  3. La igualdad de las oportunidades no está en contradicción con la libertad, pero la igualdad de resultados sí (Hayek, 1978 y Friedman, 2002).
  4. Según Friedman y Friedman, (1983:186), la igualdad de resultados, es decir que “todos deben tener el mismo nivel de vida o de ingresos, todos deben terminar la carrera a la vez” se relaciona con el funcionamiento de los regímenes totalitarios que restringen las libertades.

La forma de combatir a la pobreza estriba en las inversiones en el capital humano que tienen efectos directos en los ingresos, el empleo y otras variables económicas (Becker, 1964:8).7 Esto quiere decir que “la educación, la capacitación laboral, el gasto en instituciones especializadas como los servicios de salud contribuyen al capital humano, que es una parte integral de la riqueza de las naciones, como lo son las fábricas, las viviendas, la maquinaria y otros tipos de capital físico” (Becker y Becker, 2002:162).

  • Proporcionar el capital humano en los ámbitos de salud, educación, alimentación, es el resultado del desempeño de las instituciones eficientes que funcionan como reglas del juego en la sociedad (North, 1991).
  • CONCLUSIÓN La visión neoliberal de la pobreza elaborada por los cuatro pensadores: Hayek, Friedman, Becker y North permite ver la pobreza desde un enfoque del individuo, su libertad y su responsabilidad, su desarrollo integral y su capital humano.

Se construye en parte en el contexto de la guerra fría donde la confrontación con los regímenes totalitarios que restringen las libertades como la Unión Soviética o China Popular fue una realidad. Habría que preguntar si la referencia a las ideas construidas bajo la confrontación ideológica sirve para la pobreza existente y la política para contrarrestarla contemporáneamente.

La pobreza en América Latina tiene sus particularidades y el estudio sobre ella debería reflejar el análisis multidimensional y multifactorial de los hechos que provocan la pobreza en la realidad presente y su reproducción, el análisis de las estructuras sociales, las clases sociales, el papel del Estado, los empresarios, entre otros.

La visión neoliberal influyó a los organismos internacionales, responsables de las políticas de estabilización y ajuste estructural, para crear los programas contra la pobreza. Es el caso de Oportunidades que, además de su función asistencialista, se utiliza para “tranquilizar” a la sociedad y evitar los movimientos sociales.

En cuanto a la inversión en el capital humano, Oportunidades se aplica donde ya existen las clínicas, centros de salud y escuelas. Por eso todavía hay lugares en México donde este programa no llega y cuando llega la calidad de los servicios médicos y la infraestructura educativa son muy precarios. En la crítica del sistema capitalista, Echeverría analiza el sistema neoliberal como una “utopía”, es decir “su creencia en el mercado o mejor dicho, en la circulación mercantil como escenario de la mejor vida posible para los seres humanos.

Supone que el mundo feli z y la pa z perpetua son perfectamente posibles” (Echeverría, 1998:98). Las visiones “perfectamente posibles” de Hayek, Friedman, Becker y North se manifiestan y se incorporan en la actividad del Banco Mundial que propone combatir la pobreza a través del mecanismo de la asistencia social condicionada (Cash Conditional Transfers, en México opera a través del programa Oportunidades, en Brasil Bolsa Familia).

  • Se condiciona al país a obtener el acceso al crédito internacional.
  • La política del BM sobre la pobreza se ha cristalizado gracias a dos presidentes: Robert McNamara y James D.
  • Wolfensohn (1995–2005) principalmente.
  • Según Amartya Sen (2005:148), Wolfensohn ha prestado más atención a la pobreza que cualquier otro predecesor.

Con la iniciativa de Wolfensohn se lanzó el estudio cualitativo, basado en 60 000 entrevistas, editado por Narayan (2001), donde se dice que la “pobreza es multidimensional es sobre powerlessness and voicelessness; violación de la dignidad, aislamiento social, corrupción, falta de la justicia, etcétera”.

  1. Todavía nos faltan estudios cualitativos sobre las instituciones financieras como el BM y el FMI.
  2. Ojalá este trabajo contribuya en parte.
  3. BIBLIOGRAFÍA Aspe, Pedro, 1993, El camino mexicano de la transformación económica, México, Fondo de Cultura Económica.
  4. Babb, Sarah, 2007, “Embeddedness, inflation, and international regimes: The IMF in the early postwar period”, The American Journal of Sociology, vol.113, núm.1, Chicago, The University of Chicago Press.

Becker, Gary S., 1960, “Underinvestment in college education?”, The American Economic Review, vol.50, núm.2, Pittsburgh, The American Economic Association. Becker, Gary S., 1964, Human capital. A theoretical and empirical analysis, with special reference to education, Nueva York, National Bureau of Economic Research.

  1. Becker, Gary S., 1965, “A theory of the allocation of time”, The Economic Journal, vol.75, núm.299, The Royal Economic Society.
  2. Becker, Gary S., 1988, “Family economics and macro behavior”, The American Economic Review, vol.78, núm.1, Pittsburgh, The American Economic Association.
  3. Becker, Gary S., 1993, “Nobel lecture: The economic way of looking at behavior”, The Journal of Political Economy, vol.101, núm.3, Chicago, The University of Chicago Press Becker, Gary S., 1995, Human capital and poverty alleviation, World Bank, Human Resources Development and Operations Policy.

Becker, Gary S., 2007, “Milton Friedman as a microeconomist”, en Milton Friedman, Milton Friedman on economics. Selected papers, Chicago, The University of Chicago Press. Becker, Gary S. y Guity N. Becker, 2002, La economía cotidiana, México, Planeta. Bengtsson, Ingemar, 2005, “Hayek, poverty and the poor”, en Rauhut Daniel, Hatti Neelambar y Olsson Carl–Axel, Economists and poverty: From Adam Smith to Amartya Sen, Nueva Delhi, Vedams.

  • Bihr, Alain, 2007, La novlangue néolibérale: La rhétorique du fétichisme capitaliste, París, Page Deux.
  • Banco Nacional de Comercio Exterior, 1982, “México y el FMI: la carta de intención”, en Comercio Exterior, vol.32, núm.11, México.
  • Cordera, Rolando y Leonardo Lomelí Vanegas, 2008, “El papel de las ideas y las políticas en el cambio estructural (1982–2004)”, en Rolando Cordera y Carlos Javier Adame Cabrera, editores, El papel de las ideas y las políticas en el cambio estructural en México, Trimestre Económico, México, UNAM/FCE.

Daniels, Peter L., 2005, “Institutional economics and poverty: A focus on perspectives from Douglass North”, en Daniel Rauhut, Hatti Neelambar y Olsson Carl–Axel, Economists and poverty: From Adam Smith to Amartya Sen, Nueva Delhi, Vedams. Echeverría, Bolívar, 1998, “Violencia y modernidad”, en Bolívar Echeverría, Valor de uso y utopía, México, Siglo XXI Editores.

Friedman, Milton, 1968, “The role of monetary policy”, The American Economic Review, vol.58, núm.1.Pittsburgh, The American Economic Association. Friedman, Milton, 1972, Teoría de precios, Madrid, Alianza Editorial. Friedman, Milton, 1977, “Nobel lecture: Inflation and unemployment”, The Journal of Political Economy, vol.85, núm.3, Chicago, The University of Chicago Press.

Friedman, Milton, 2002, Capitalism and freedom, Chicago, The University of Chicago Press. Friedman, Milton y Rose Friedman, 1983, Libertad de elegir, Barcelona, Orbis, S.A. Frieske, Kazimierz W, 2008, “Spoleczna marginalnosc jako koszt systemowy”, en Maria Jarosz, editor, Wykluczeni.

  • Wymiar spoleczny, materialny i etniczny, Varsovia, Instytut Studiów Politycznych PAN.
  • Fuchs, Victor R., 1994, “Nobel laureate: Gary S.
  • Becker: Ideas about facts”, The Journal of Economic Perspectives, vol.8, núm.2, Chicago, The University of Chicago Press.
  • Guillén Romo, Héctor, 2000, La contrarevolución neoliberal en México, México, Era.

Goodfriend, Marvin, 2007, “How the world achieved consensus on monetary policy”, The Journal of Economic Perspectives, vol.21, núm.4, American Economic Association. Hayek, Friedrich von, 1976, Camino de servidumbre, Madrid, Alianza Editorial. Hayek, Friedrich von, 1978, The constitution of liberty, Chicago, The University of Chicago Press.

Hayek, Friedrich von, 1989, “The pretence of knowledge”, The American Economic Review, vol.79, núm.6, The American Economic Association. Hayek, Friedrich von, 1995, “Addensdum: Hayek on Beveridge”, en Friedrich von Hayek, Contra Keynes and Cambridge: Essays, correspondence, Chicago, The University of Chicago Press.

Hayek, Friedrich von, 1995, Contra Keynes and Cambridge: Essays, correspondence, Chicago, The University of Chicago Press. Hoover R., Kenneth, 2003, Economics as ideology Keynes, Laski, Hayek, and the creation of contemporary politics, Nueva York, Lanham/Md.

Rowman and Littlefield. Levy, Santiago, 1990, La pobreza en México, Banco Mundial. Minsky, Hyman, 1986, Stabilizing an unstable economy, Yale University Press. Narayan, Deepa, 2001, World Develpment Report 2000/2001, Attacking poverty, Banco Mundial, Washington. North, Douglass C., 1978, “Structure and performance: The task of economic history”, Journal of Economic literature, vol.16, núm.3, Pittsburgh, The American Economic Association.

North, Douglass C., 1990, Institutions, institutional change and economic performance, Cambridge University Press. North, Douglass C., 1991, “Institutions”, The Journal of Economic Perspectives, vol.5, núm.1, Pittsburgh, The American Economic Association.

North, Douglass C. y Paul Robert Thomas, 1973, The rise of the western world: A new economic history, Cambridge, Cambridge University Press. North, Douglass C. y Roger LeRoy Miller, 1976, El análisis económico de la usura, el crimen, la pobreza, etcétera, México, Fondo de la Cultura Económica. Rowley, Charles K., 1999, “Five market–friendly nobelists: Friedman, Stiegler, Buchanan, Coase, and Becker”, The Independent Review, vol.

III, núm.3. Sen, Amartya, 2005, Balancing the development agenda. The transformation of the World Bank under James D. Wolfensohn, 1995–2005, World Bank. Stieglitz, Joseph E. et al, 2006, Stability and growth: Macroeconomics, liberalisation and development, Oxford University Press.

Udry, Charles–André, 1996, Von Hayek: des postulats largement diffusés. Un pèlerin prosélyte, Suiza, Page 2. Williamson, John, 1990, “What Washington Means by Policy Reform”, en Latin American adjustment: How much has happened?, Washington, DC, Peterson Institute for International Economics. Vreeland Raymond, James, 2003, “Why do governments and the imf enter into agreements? Statistically selected cases”, International Political Science Review, julio, vol.24, International Political Science Association NOTAS * El análisis presentado en este artículo forma parte de la investigación de la tesis “Las concepciones oficiales de la pobreza en México y Polonia dentro de las transformaciones políticas y económicas 19802010”, que se realizó en el programa de posgrado de ciencias políticas y sociales de la UNAM.

El autor quiere agradecer al doctor José Luis Velasco por sus valiosos comentarios.1 Los dos primeros están analizados por Guillén (2000:13–73).2 Según Hyman Minsky (Minsky, 1986:13), el peso mexicano se colapsó como resultado inminente de la crisis de la deuda en toda la América Latina.3 Tanto para México en la década de 1980 como en Polonia al principio de la década de 1990 el problema central fue la hiperinflación.4 La información se recabó a través de la entrevista personal con Carlos Tello que se realizó el 2 de diciembre de 2010 en las oficinas de la Facultad de Economía de la UNAM.5 También en la Universidad de Chicago en 1955 acababa de estudiar el doctorado Gary S.
Ver respuesta completa

¿Cuál es el fin del neoliberalismo?

Presidente López Obrador declara formalmente fin del modelo neoliberal y su política económica Presidente, Andrés Manuel López Obrador, desde Palacio Nacional

  • Mandatario plantea 11 conceptos que sustentan el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024
  • Tenemos la responsabilidad de construir un modelo viable de desarrollo económico
  • Debemos demostrar que el desarrollo no tiene por qué ser contrario a la justicia social

Ciudad de México, 17 de marzo de 2019,- El trágico periodo de 36 años que dejó el modelo neoliberal llega a su fin con el Plan Nacional de Desarrollo, eje rector dela nueva etapa que todas y todos construimos en democracia como un verdadero acto soberano que hará prevalecer el desarrollo con bienestar desde once principios básicos que reflejan lo que somos hoy: un pueblo con valores, trabajador y honesto que gesta la transformación.

  • Al clausurar los trabajos del Foro Nacional ‘Planeando Juntos la Transformación de México’ para dar forma al Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, el presidente Andrés Manuel López Obrador subrayó que desde el inicio del periodo neoliberal no se aplicó la planeación para el desarrollo, ya que se impusieron políticas públicas que “iban dirigidas a garantizar el bienestar de las minorías y a marginar a la mayoría de nuestro pueblo”.
  • Por ello, transmitió la relevancia de la participación ciudadana en el contexto presente:
  • “Es muy importante que, en un acto soberano, después de mucho tiempo, los mexicanos podamos elaborar un programa de desarrollo propio a partir de nuestra realidad, de nuestras necesidades.”
  • Queda abolido el modelo neoliberal y su política económica
  • Desde el ejercicio de las libertades que hoy son posibles en el marco de un gobierno democrático, el máximo representante del Estado Mexicano visibilizó el simbolismo y trascendencia de la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo:

“Estamos iniciando una etapa nueva, es un cambio profundo, una transformación; no es un simple cambio de gobierno, es un cambio de régimen. Es el momento de expresar que para nosotros ya se terminó con esa pesadilla. Declaramos formalmente desde Palacio Nacional el fin de la política neoliberal, aparejada esa política con su política económica.

Quedan abolidas las dos cosas: el modelo neoliberal y su política económica de pillaje, antipopular y entreguista.” Tenemos la responsabilidad de construir un modelo viable de desarrollo económico Como protagonista de la transformación, el pueblo debe tener claridad de lo que implica la planeación para el desarrollo en este momento de la historia.

En palabras del mandatario: “Ahora nos toca y esa es la respuesta: edificar lo que sigue con la consciencia de que lo que hagamos no sólo será por la regeneración de nuestra vida pública, sino inspiración para otros pueblos. Tenemos la responsabilidad de construir una propuesta posneoliberal y de convertirla en un modelo viable de desarrollo económico, de ordenamiento político y convivencia entre los sectores sociales.

  1. “Debemos demostrar que la modernidad puede ser forjada desde abajo y sin excluir a nadie, y que el desarrollo no tiene por qué ser contrario a la justicia social.”
  2. Once conceptos para construir una nueva etapa
  3. Con este propósito, planteó once conceptos que serán base para delinear la nueva política posneoliberal:
  1. Honradez y honestidad, No sólo es no robar, sino “ser consecuente: actuar como se piensa”.
  2. No al gobierno rico con pueblo pobre : “Poner fin, como lo estamos haciendo, al dispendio con una política de austeridad republicana”.
  3. Economía para el bienestar, Que haya crecimiento con distribución de la riqueza, “que eso, en esencia, es desarrollo”.
  4. El mercado no sustituye al Estado : “En ninguna parte el Estado se diluye, en ninguna parte el Estado incumple con su responsabilidad económica, política y social El Estado tiene como función principal conseguir la felicidad del pueblo, conseguir que mejoren las condiciones de vida y de trabajo de todos los mexicanos”
  5. Por el bien de todos, primero los pobres, “Eso es humanismo y eso tiene que ser una característica de nuestro gobierno y un concepto fundamental de la nueva política de desarrollo”.
  6. No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera, “Esto significa igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, la dignidad de los adultos mayores y el derecho de los jóvenes a tener un lugar en el mundo. Rechazamos toda forma de discriminación por características físicas, posición social, escolaridad, religión, idioma, cultura, lugar de origen, preferencia política, ideológica, identidad de género, orientación y preferencia sexual”.
  7. No hay paz sin justicia, Se atienden las causas que originaron la violencia y la inseguridad: se reactivará la economía para que haya empleos, bienestar.
  8. El respeto al derecho ajeno es la paz, No tendremos afanes hegemónicos; mantendremos los principios de política exterior de no intervención, solución pacífica de controversias y cooperación para el desarrollo. Somos amigos de todos los pueblos y gobiernos del mundo.
  9. No más migración por hambre y violencia, Que la migración sea optativa, no forzada.
  10. La democracia es mandar obedeciendo, Ejerceremos tanto la democracia representativa como la participativa. “Hacer realidad el referéndum, el plebiscito, la consulta ciudadana, la revocación del mandato”. Además, en todo momento se respetará la opinión del pueblo: “Que se terminen las prácticas de falsificación en las elecciones; esa debe de ser otra aportación de nuestro gobierno en esta nueva etapa”.
  11. Ética, libertad y confianza : “Vamos al renacimiento de México, a la búsqueda del bienestar material y también a la búsqueda del bienestar del alma. Vamos a la Cuarta Transformación haciendo uso de la gran reserva de valores que tenemos en nuestro país”.

: Presidente López Obrador declara formalmente fin del modelo neoliberal y su política económica
Ver respuesta completa

¿Cómo ha afectado el neoliberalismo en el ámbito laboral?

El fenómeno global de corte neoliberal ha traído una problemática seriamente vinculada con el trabajo : la norma que lo protegía se ha flexibilizado hasta permitir un favorecimiento desmedido para las grandes corporaciones internacionales, que puede comprometer se- riamente los derechos humanos del trabajador.
Ver respuesta completa

¿Qué problemas trajo el neoliberalismo y la globalización?

Las consecuencias de la globalización neoliberal Existen distintas posiciones teóricas respecto a la posibilidad de alcanzar un desarrollo y, sobre todo, sobre el camino a seguir. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos siguen los dictados de las instituciones financieras internacionales, otros proponen que se haga lo que hicieron en su momento los países desarrollados (Stiglitz 2003), pero cada vez más se considera que es necesario construir un camino propio.

Los efectos de la economía neoliberal son cuestionados incluso por sus promotores mas fervientes como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) quienes reconocen la necesidad de construir “una globalización mejor”, que reconozca y atienda las desigualdades sociales y propicie una “aceptable distribución del ingreso”, y que esto es “esencial no sólo para la reducción de la pobreza y la prosperidad, sino también para la seguridad y la paz”.

Se ha reconocido que existen “fuerzas del desequilibrio en el mundo” que deben ser cambiadas. Por ejemplo, los países ricos gastan 56 mil millones de dólares (mmd) al año en asistencia para el desarrollo, pero destinan 300 mmd a subsidios agrícolas y 600 mmd al gasto militar, cantidades mucho menores que las ayudas que se otorgan, además la extracción de recursos a través de la deuda y el intrecambio comercial son factores que se añaden a estos hechos.

Seguramente hay un acuerdo general sobre la necesidad de un desarrollo con mayor equidad, disminución de la pobreza y de la desigualdad existente, que se ve cada vez más confrontada con una realidad con notoria desigualdad socioeconómica, que tiene evidentes manifestaciones territoriales. (BID 2001).

Es necesaria la ruptura del discurso de la economía neoliberal para avanzar en los aspectos esenciales de salida a la situación actual. La promesa de lograr niveles de desarrollo equivalentes a los países desarrollados se ve contrastada por la evidencia de la insustentabilidad de este modelo y de la polarización social y económica que ha provocado.

  1. Guillén 1997).
  2. La privatización de los servicios, la apertura a la inversión extranjera, el pago del servicio de la deuda externa y la liberalización financiera no sólo no han beneficiado a los países, sino que los han vuelto más dependientes de intereses que no son los suyos, y se han convertido en suministradores de recursos materiales y humanos para mantener condiciones de vida opuestos a un desarrollo sustentable.

(FMI 2000, Sader 2001, Saxe-Fernández 1999, Sen 2001). Las sociedades latinoamericanas siempre se han caracterizado por sus niveles de desigualdad, económica, política y social (Yañez 2000, Ferranti 2003). Esta situación parece agravarse desde la implantación del modelo económico neoliberal desde hace más de dos décadas.

  • El incremento de la pobreza y la desigualdad, la destrucción de las economías de subsistencia, la sustitución de las incipientes industrias locales por maquiladoras inestables, el desempleo y subempleo; son algunas de las facetas más evidentes (Gambina 2002).
  • Las condiciones de insostentabilidad del modelo económico actual se basan en la imposibilidad de que el 80% de la actual población que se encuentra en condiciones de desarrollo inferiores consuma de la misma manera que los actuales países desarrollados además de los efectos que el medio ambiente es incapaz de suministrar los insumos requeridos por un modelo derrochador e ineficiente, además se manifiesta como un modelo injusto que provoca una desigualdad cada vez mayor entre los sectores más desfavorecidos y sus mayores beneficiarios.

(Juárez-Neri 2004) La historia humana y la distribución de la población en el territorio han estado condicionadas por diversos elementos de acuerdo al estadio de desarrollo que presentaba en cada época histórica. Así, en un principio las fuentes básicas de subsistencia, agua y cotos de caza, son los elementos determinantes de la localización humana.

Después lo serán los suelos fértiles que propiciarán el asentamiento y el aumento de producción agrícola. Las diferentes etapas productivas de la economía comercial y la industrialización han caracterizado la localización y características de la organización territorial de cada sociedad. El control de los medios de comunicación han sido uno de los elementos fundamentales del desarrollo inicial, en un principio la propiedad y más actualmente el control de las materias primas y los combustibles han permanecido como ejes de la política económica.

(Saxe-Fernández 2002) En la actualidad el desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación han sido los hitos que han permitido la modificación sustancial de las nuevas formas productivas relacionadas principalmente con la libertad de flujos de capital y la eliminación de barreras comerciales.

Esto aunado a la mejoría de los transportes y la disminución de su impacto en el costo final de las mercancías, han provocado una revolución productiva de la que aún no es posible ver sus límites, sin embargo ya son manifiestos los impactos territoriales que provoca. (Alva 2001, Sebastián 2002, Veltz 1999).

La constitución de redes productivas cuyos nodos son los grandes centros de decisión económica, o aquellos que concentran externalidades que pueden ser aprovechadas en los nuevos procesos productivos flexibles. Estas auténticas redes virtuales vinculadas por las nuevas tecnologías de la información, están interrelacionadas de tal manera que potencian las capacidades de financiamiento, del propio proceso productivo y su comercialización.

  1. Su propia operación exige la eliminación de las barreras que puedan limitar su expansión, las mas importantes se refieren a las barreras arancelarias de cada país y a la libertad de circulación del capital a partir de las instituciones financieras y la inversión productiva.
  2. La modificación de las reglas de juego global respecto a estos aspectos son las estrategias fundamentales del desarrollo.

Esta es la ideología que esta detrás de la economía neoliberal y que se promueve y, muchas veces, se impone a los países en desarrollo para que lo acepten integrándolo a una serie de medidas que permitan potenciar este proceso. Dichas medidas adicionales a la liberalización comercial, es la disminución del aparato estatal y de las funciones que cumplía hasta hace algunos años, sobre todo en el ámbito social donde la educación, la salud y los servicios eran proporcionados por los estados.

Los efectos en países como México han sido el aumento de la pobreza, de la desigualdad regional y una mayor polarización social, aumentando los graves niveles de desigualdad ya existentes con anterioridad. (Cepal 2002, Hernández y Velázquez 2003, Ferranti 2003, Corona 2003) Las manifestaciones territoriales de dicho fenómeno rebasan las concepciones tradicionales que se tenían acerca de los estudios regionales.

Esta situación impacta de manera particular en la estructura territorial de los países subdesarrollados debido a los cambios en los procesos de organización del trabajo (revolución tecnológica) y de las actividades económicas (liberalización de la producción y formación de bloques económicos).

(Mattos 1998, Messmacher 2000, Pinto 2002) Esto necesariamente provoca una transformación profunda de las regiones de cada país, que si bien continúan organizándose en torno a las características y requerimientos del Estado-Nación, bajo las circunstancias actuales perfilan a constituirse en subespacios económicos menores, con asignaciones específicas de producción dentro del gran espacio económico, que en el caso mexicano es el Mercado Común Norteamericano, integrado con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA en inglés).

Así pues, se está ante la necesidad de reconceptualizar, o más bien buscar un nuevo paradigma regional que se ajuste en mayor medida a las condiciones actuales de los procesos territoriales, toda vez que las tipologías tradicionales de región limitan el campo del análisis.

Tal discusión se ha iniciado y existen importantes estudios al respecto. (Coraggio 2000, Iracheta 1999a, Boisier 1998)). Sin embargo, hay un largo trecho por recorrer, tales trabajos han caracterizado las modalidades que impone el capitalismo dependiente y, se asiste a una recomposición de la esfera regional y por ende de la necesidad de readecuar los estudios regionales.

: Las consecuencias de la globalización neoliberal
Ver respuesta completa