Cual Es El Sentido De La Educacion Basica Yahoo?

Cual Es El Sentido De La Educacion Basica Yahoo
¿Cuál es la importancia de la educación básica? – La educación básica asegura la correcta alfabetización de los niños para enfrentarse a la educación media y superior, aquella que determinará su futuro, pero para eso, por supuesto, deberá aprender a leer, a escribir, las matemáticas básicas y algunos conceptos culturales importantes para su desarrollo.
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¿Cuál es el sentido de la educación básica?

Esta brinda un conjunto de conocimientos y habilidades que, centrado en los fundamentos de lectoescritura y de aritmética, así como en las nociones básicas de ciencias sociales y naturales, tiene fuertes implicancias a nivel individual y social.
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¿Cuál es el proposito y sentido de la educación?

Para ejecutar un planeamiento educativo, Noam Chomsky nos exhorta a preguntarnos: – «¿Queremos tener una sociedad de personas libres, creativas e independientes que son capaces de apreciar y aprovechar los logros culturales del pasado y añadir a ellos? ¿Queremos eso o queremos gente que puede aumentar el producto interno bruto? No son necesariamente la misma cosa.» El progreso científico se desarrolla de manera adecuada en una sociedad de personas libres.

a) La exploración creativa b) El pensamiento independiente c) La disposición a cambiar d) Cruzar fronteras e) Cuestionar las creencias aceptadas.

El objetivo principal de la cultura y la educación no es la de generar ganancias económicas, sino la de formar mejores seres humanos capaces de aprender por ellos mismos, porque eso es lo que tendrán que hacer por el resto de su vida.
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¿Que se aprende y se enseña en la educación básica?

Reflexiones sobre la enseñanza y el aprendizaje de la historia en la educación básica Oxana Pérez Bravo Cuando incursioné en la enseñanza de Historia en educación básica reaparecieron ante mí preguntas cuyas respuestas parecen obvias, pero que vale la pena plantearse de tanto en tanto y repensar con detenimiento: ¿Para qué enseñar historia en primaria, secundaria y educación media superior?, ¿qué se espera del aprendizaje de los alumnos en estos niveles educativos?, ¿por qué niños y adolescentes deben aprender historia de México y del mundo? Seguramente ya cruzaron por tu cabeza una o varias de las siguientes respuestas: “para comprender el presente”; “un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”; “es parte de la formación de la identidad”; “en realidad, se enseña la visión de los vencedores o la historia que le sirve al poder; no se enseña la verdadera historia”, “da sentido de pertenencia”.

Si el lector fue de quienes sufrieron con esta asignatura, tal vez pensó: “¿siguen atormentando a los niños con cuestionarios interminables de información sin sentido?, ¿todavía tienen que hacer resúmenes de libros aburridos?, ¿alguien recordará todavía los nombres de los emperadores mexicas o de los presidentes de México?, etcétera.

Como docente, a las interrogantes iniciales rápidamente se sumaron otras: ¿cuál es la mejor manera de enseñar y aprender Historia?, ¿cómo hacer interesante el pasado a estudiantes y maestros?, ¿cuál es el papel de la memoria en su aprendizaje?, ¿a qué edad se comprenden conceptos tan complejos como tiempo, duración, multicausalidad?, ¿cuál es el aporte formativo de la asignatura Historia en la educación básica? Para estos cuestionamientos no existen tantas respuestas como para los primeros.

Sin embargo, el consenso es que se trata de una asignatura importante y, por ello, debe formar parte del currículo, aunque no haya acuerdos ni en los porqué ni en los para qué en los cuales funda su importancia y sean pocos los estudios pensados para orientar los cómo de su enseñanza y aprendizaje. Con el tiempo me he dado cuenta de que no hay una respuesta única para estas preguntas, pero considero necesario que quienes estamos involucrados con la enseñanza y el aprendizaje de la historia en estos niveles educativos busquemos respuestas consensuadas para darle sentido y dirección al trabajo que realizamos en el aula o para lo que sucede en ella entre maestros, estudiantes y el pasado de nuestro país y del mundo.

A continuación comparto algunos aspectos puntuales de lo que he aprendido al respecto al elaborar materiales, talleres y cursos de historia para docentes y estudiantes de educación básica. No se trata de un texto exhaustivo, sino de una síntesis sobre dos aspectos que, según he observado, han significado un cambio en la forma como se enseña y aprende Historia en este trayecto formativo.

  • ¿La historia forma o informa? Entre los porqué enseñar historia en educación básica que comparto se encuentra comprender el presente.
  • Sin duda, conocer el pasado nos permite entender mejor la realidad que vivimos.
  • En el nivel de comprensión que alcancemos intervienen la cantidad de conocimientos que poseamos y seamos capaces de adquirir sobre el pasado y el presente, tanto como nuestras habilidades para generar nuevos saberes.

Ambos, a su vez, se relacionan con nuestra edad y formación. Cuando hablamos de educación básica debemos recordar que es donde inician los procesos de adquisición y desarrollo de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que, a la larga, posibilitarán que los estudiantes comprendan su presente a partir del pasado de manera cada vez más autónoma.

Es decir, se trata de niveles en los que lo informativo y lo formativo deben tener una correspondencia con el estadio de desarrollo de los niños y en los que ambos desempeñan un papel igualmente importante. Por tanto, no cabe esperar que en esta etapa los alumnos adquieran la mayor cantidad posible de información histórica, es decir, que se aprendan la historia nacional y mundial desde la Antigüedad hasta nuestros días.

En vez de ello, se debe esperar que aprendan a convertir información histórica en conocimientos de creciente complejidad, lo cual implica crear un buen equilibrio entre la formación y la información que reciben los estudiantes de primaria, secundaria y media superior en esta asignatura.

En libros de texto, cursos y talleres, el trabajo con docentes y estudiantes ha mostrado que es necesario generar dicho equilibrio clase a clase, de manera constante y gradual. A continuación, se describen dos de los aspectos formativos que permiten crear un balance con la información sobre la historia de México y del mundo que se ha establecido en el currículo de este trayecto educativo: un vocabulario y un conjunto de habilidades básicas.

Un vocabulario compartido La experiencia muestra que desde la educación primaria hasta la media superior es preciso realizar un trabajo constante con las unidades de medida de tiempo y con términos y conceptos propios de la disciplina, a fin de compartir con los alumnos un vocabulario que les permita aprender sobre el pasado.

En cuanto a las primeras, es recomendable el uso constante de años, lustros, décadas, siglos, milenios y eras, así como de la correspondencia entre los años expresados con números arábigos y los siglos, con romanos. ¿Cuántas veces no hemos visto que estudiantes de bachillerato no logran decir si 1789 corresponde al siglo XVII o al XVIII?, ¿cuántos aseguran que la segunda década del siglo XX corresponde a los años veinte? En cuanto a los términos propios de la disciplina, se han logrado avances en el aprendizaje cuando se comparten los significados de hecho (suceso), proceso y periodo.

Si los alumnos no logran distinguir cada uno de estos conceptos, cualquier relato histórico puede convertirse en un discurso de nombres, fechas y datos sin sentido. La diferenciación entre proceso y periodo es de particular importancia, pues en ocasiones los estudiantes, incluso los de licenciatura, muestran dificultades para argumentar si la Revolución mexicana es uno, otro o ambos.

  1. Ello se agudiza cuando se utilizan sin distinción u orden palabras como era (la era de los descubrimientos), época (del cine de oro mexicano) o edad (moderna).
  2. También es importante un trabajo constante con términos y conceptos que permiten la ubicación de un suceso en el tiempo.
  3. ¿Cómo puede comprenderse un relato histórico si se desconoce el significado de antes, después, durante, mientras, al mismo tiempo, todavía, aún, hasta, desde, constante, frecuente, antiguo, enseguida, ocasional y reciente, por citar los términos más comunes? Es significativa la cantidad de problemas de comprensión que se suscitan cuando los alumnos desconocen el significado de tales términos.1 Los estudios y la experiencia de los docentes muestran que no debe darse por sentado que los estudiantes comprenden el significado de frases como: “Antiguamente, los purépechas utilizaban la madera para la elaboración de juguetes”, pues para un niño de diez años, antiguamente es tan indeterminado y ambiguo que puede no decirle nada acerca de la ubicación temporal de lo descrito.
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En atención a la edad y la vivencia respecto al paso del tiempo de los alumnos de primaria (máximo doce años), secundaria (quince) y media superior (dieciocho), es necesario cuestionarse qué entenderán cuando se dice “hace muchos años” o “en décadas recientes”.

  • La falta de constancia en la creación de un vocabulario común genera que muchos intentos por combatir la memorización fallen, pues estos conceptos permiten a los estudiantes traducir información sobre el pasado en conocimiento histórico.
  • Pero cuando ello no ocurre y no son capaces de diferenciar un hecho de un proceso, ni de saber cuándo ocurrió, si fue o no simultáneo con otro o cuánto duró, sólo queda memorizar datos, entre los que no es posible establecer conexiones.

Por supuesto, el vocabulario debe ir acompañado de otras habilidades para identificar, relacionar, vincular, analizar e incluso explicar el pasado. Habilidades para el manejo de información histórica En el trayecto de la educación obligatoria, el aprendizaje de la historia adquiere sentido para los alumnos cuando, en vez de solicitarles que recuerden datos, se les pide que identifiquen, relacionen, clasifiquen, comparen y analicen información histórica, y cuando se les dan los elementos para que elaboren y expongan sus conclusiones.

  1. ¿Cuáles son estas habilidades? Las que se consideran básicas se relacionan con la ubicación temporal y espacial, la duración, la simultaneidad, la causalidad, los cambios y las continuidades o permanencias, y la relación entre el pasado y el presente.
  2. Establecer y utilizar las secuencias, sea como cronologías, líneas del tiempo o croquis y mapas, es lo que permite afinar las ubicaciones temporal y espacial.

Es indispensable que los alumnos identifiquen por sí mismos cuándo y dónde ocurren los hechos y procesos que estudian, pues sólo enunciarlo esperando que lo recuerden como información importante es una de las estrategias que conduce a la memorización.

De manera gradual, pero constante, los estudiantes deben ubicar por propia cuenta la temporalidad y la espacialidad, utilizando recursos elaborados por ellos mismos. Reconocer cuándo dos hechos, procesos o periodos son simultáneos y si existe o no relación entre ellos, es una de las habilidades necesarias para el manejo de la información histórica que amplía la perspectiva del orden cronológico y le da un sentido distinto a la temporalidad.

La posibilidad de vincular, comparar, analizar o simplemente identificar lo que sucede al mismo tiempo en diferentes espacios también aporta un nuevo sentido a la información. Lo deseable es que, conforme avancen en los grados y niveles de la educación básica, los estudiantes logren explicar por qué en dos espacios ocurren procesos simultáneos.

También vinculada con el tiempo, la habilidad de establecer y valorar la duración de procesos o periodos permite a los alumnos identificar, primero, y posteriormente explicar estos conceptos, lo cual les aporta una perspectiva diferente de lo que estudian. En este caso, identificar, comparar y relacionar la duración de procesos y de periodos deberían ser actividades constantes, integradas tanto a los materiales educativos como a las actividades en clase; convendría igualmente complementarlas con la información que permita a los estudiantes desde describir hasta explicar semejanzas y diferencias.

La causalidad o multicausalidad —como se denomina para enfatizar lo complejo de esta habilidad— requiere que los alumnos establezcan secuencias lógicas que vinculen información que antecede a ciertos hechos, de los que surgen éstos como consecuencia.

  1. Sin duda, se trata de la habilidad que más se ha trabajado en la enseñanza y el aprendizaje de la historia.
  2. Desafortunadamente, esta labor se ha concentrado en listas de causas y consecuencias que los alumnos suelen memorizar.
  3. La causalidad abordada de esta manera no ha dado resultados que contribuyan a la comprensión del pasado, sin importar si se trata de una o de múltiples causas y consecuencias.

El aprendizaje debe favorecer que los alumnos identifiquen, clasifiquen, comparen, analicen y relacionen no sólo por sí mismos, sino como parte de la generación de descripciones y explicaciones de los procesos en cuestión. Esta habilidad debe y puede enriquecerse con las demás a fin de que los alumnos también valoren, por ejemplo, la duración de causas y de consecuencias o si todas ocurrieron en el mismo lugar y al mismo tiempo.

Si bien la historia da cuenta de los cambios, no todo lo que sucede en el pasado es transformación. Las continuidades o permanencias ayudan a comprender, por ejemplo, la generación de una cultura o de una identidad. Entender el pasado y el presente exige la capacidad de ubicar temporal y espacialmente, de saber si existe o no simultaneidad, de conocer las duraciones y sus características, y las múltiples causas y consecuencias de lo que cambia y de lo que permanece desde un determinado momento hasta otro.

Después de los cursos establecidos en la educación básica de Historia de México, los alumnos deberían ser capaces de explicar las permanencias que nos caracterizan como nación, así como los cambios que han marcado nuestra historia. Al menos, deberían poder identificarlos con claridad.

Sin las habilidades sucintamente descritas no es posible que los estudiantes establezcan relaciones entre el pasado y el presente, ni que expliquen su realidad a partir del conocimiento histórico. Aún menos el resto de los porqué y para qué atribuidos a esta asignatura en la educación básica. La enseñanza de la historia debe propiciar una forma de pensar y comprender nuestra realidad diversa, compleja y cambiante.

Actualmente se acepta que el papel de la escuela consiste en impulsar el aprender a aprender y la Historia forma parte de este propósito. En función de ello, es preciso considerar con mayor seriedad los aspectos formativos de esta asignatura, a fin de darle sentido y dirección como partícipes de la formación de los estudiantes entre primaria y media superior; la meta es que las y los alumnos sean capaces de aprender por sí mismos todo lo que les sirva para alcanzar su pleno desarrollo.

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El mundo en el que se desarrollan los estudiantes de educación básica no es el mismo que enfrentarán cuando sean adultos: habrá cambios en la tecnología, el clima, el conocimiento y en sus oportunidades de desarrollo. Esto valida volver a preguntarse: ¿qué necesitan aprender del pasado?, ¿qué papel debe desempeñar el aprendizaje de la historia en su presente y en su futuro? _ Como muestra de estos problemas se pueden consultar varias tesis del Departamento de Investigación Educativa del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), donde los libros de texto de Historia han sido objeto de estudio del área de lengua.

La investigación demostró que cuando un alumno no comprende términos como los señalados todo el discurso histórico pierde su sentido original. : Reflexiones sobre la enseñanza y el aprendizaje de la historia en la educación básica
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¿Qué sentido tiene para mí la enseñanza?

El verdadero sentido de la educación El otro día, viendo como unos críos hacían figuras de barro, me di cuenta de que las personas somos como la arcilla que utilizamos para modelar. Al principio, cuando abres el envoltorio, el barro se maneja con suma facilidad, puedes darle cualquier forma que puedas imaginar.

Con el paso del tiempo, la arcilla se va secando y pierde progresivamente su capacidad para ser modelada, hasta quedar inevitablemente rígida con una forma determinada, que ya no puede ser modificada (a no ser que se rompa en mil pedazos). Cuando somos niños, los seres humanos tenemos una capacidad inconmensurable para adquirir cualquier forma que deseemos, somos arcilla fresca: aprendemos sin descanso, casi sin esfuerzo, somos capaces de buscar soluciones diversas a situaciones problemáticas, nos adaptamos sin dificultad a nuevas circunstancias.

Es lo que nos ayuda a sobrevivir como especie. Con el paso de los años, esa capacidad de aprendizaje se va limitando. Unos dicen que es por efecto de la escolarización, pero en realidad se trata de una cuestión neurológica al ir configurándose nuestro cerebro.

  • Aunque en realidad nuestro cerebro nunca pierde del todo la capacidad de modificarse.
  • Una errónea interpretación de esta cuestión, ha provocado que durante mucho tiempo se percibiera que el objetivo de la educación era dar forma a los niños, es decir, hacerlos adultos según unas ideas preestablecidas por la sociedad.

O lo que es lo mismo, una vez modelado el niño en adulto, se dejaba secar para que permaneciera por siempre así, inmutable. Una vez finalizados los estudios, la figura ya estaba moldeada y debía dejarse secar. Pero nada es más contrario a la esencia misma de la educación.

La auténtica función de la educación es procurar que la arcilla no se seque nunca, que mantenga por siempre la capacidad para adoptar distintas formas, que pueda cambiar de forma siempre que sea preciso. ¡Esa es la auténtica esencia de la educación! La función de los docentes no es hacer de ceramistas o escultores sino de cuidadores de la materia prima, de la arcilla.

La misión de los educadores es mantener siempre fresca la arcilla que permitirá a los niños seguir aprendiendo autónomamente de adultos. El verdadero sentido de la educación es formar a los niños para que ellos mismos se conviertan en adultos capaces de participar activamente de la sociedad, con espíritu crítico e infinita capacidad de adaptación a los retos que se les planteen en el futuro.
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¿Cuáles son los objetivos de la educación básica general?

Principales objetivos de la educación – A continuación se presentan los principales objetivos de la educación:

Desarrollar las habilidades cognitivas, intelectuales y físicas de las personas. Propiciar el pensamiento crítico. Evaluar la compresión de los contenidos impartidos. Formar seres humanos libres de pensamiento y opinión. Fundamentar los valores éticos, morales, intelectuales, sociales, culturales, humanos, entre otros. Afianzar sociedades justas y equilibradas en las que se respeten la diversidad en general. Preservar las expresiones y tradiciones culturales, así como la historia. Incentivar el continuo desarrollo científico- tecnológico y las investigaciones en diversas áreas. Formar profesionales en diferentes áreas del desarrollo humano.

Vea también Aprendizaje,
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¿Qué es lo más importante que los alumnos aprendan en la educación básica?

Qué aprenden los niños en el colegio y en casa Las primeras de los niños son difíciles y pueden surgir algunas dudas de a quién le corresponde cada tarea. Qué aprenden los niños en el colegio y qué aprenden en casa no es algo que esté delimitado y eso puede suponer un problema para el desarrollo del niño. Cual Es El Sentido De La Educacion Basica Yahoo Antes de llegar a Preescolar, la mayoría de los niños han pasado ya alguna temporada en la guardería, que es el lugar ideal para que los más pequeños practiquen tareas de motricidad, atención y sociabilidad. Una vez en Preescolar, los niños empiezan a, los números, las formas y los colores.

  • En esa misma etapa educativa, los niños son capaces de aprender a unir letras, a identificar palabras y a leer textos sencillos.
  • Igualmente pueden aprender a, como sumar y restar, sin olvidarnos de otras facetas del aprendizaje básico como pueden ser las manualidades simples para relacionar objetos y pintar para identificar las formas y los colores.

Es tarea del colegio desarrollar en los niños todas aquellas habilidades básicas que necesitarán a lo largo de toda su vida académica o social. Es decir, aprender a leer, a escribir, a contar.pero también a compartir, respetar y vivir en sociedad. Sin embargo, que los niños acudan al colegio no exime a los padres de su responsabilidad educativa. Cual Es El Sentido De La Educacion Basica Yahoo Por eso insistimos en la responsabilidad educativa de los padres. Claro que la mayoría de las personas no están dotadas de conocimientos pedagógicos, pero con un poco de intuición, todo el mundo puede reforzar lo aprendido en el cole. Jugar a identificar las letras que el niño va a aprendiendo observando los letreros comerciales, por ejemplo, es una forma muy divertida para que el niño continúe,

Recordar en casa y hacer sencillos cálculos con objetos es una buena forma de que el niño afiance sus conocimientos. Y por supuesto no podemos olvidarnos de los valores que debemos inculcar a nuestros hijos. El desarrollo de su personalidad, la autoestima, la seguridad, la tolerancia y el respeto es tarea fundamentalmente de los padres.

No podemos pretender enviar a nuestros hijos al colegio y que regresen a casa con el abecedario aprendido, o contando los caramelos que tienen en bolsillo y además de eso, que sean personas educadas, respetuosas, ingeniosas, tolerantes y sociables. Porque los primeros años del niño son un aprendizaje continuo y esa labor es, sobre todo, de los padres.
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¿Qué es el sentido de propósito?

Significado de Propósito Un propósito es la intención o el ánimo por el que se realiza o se deja de realizar una acción. Se trata del objetivo que se pretende alcanzar. Este término indica la finalidad, la meta de una acción o de un objeto. Por ejemplo: “El propósito de esta reunión es elegir un representante para el Consejo Escolar”.

De forma habitual, se habla de “propósitos de Año Nuevo” para referirse a los compromisos a nivel personal que normalmente se hacen al comienzo del año para mejorar en algún aspecto. Están relacionados con el término “propósito de enmienda”, que indica la intención y decisión voluntaria de corregir un error o un defecto de la persona.

En este sentido, se asocia a temas de Ética y Moral como forma de mejorar y de promover el desarrollo personal.
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¿Qué diferencia hay entre sentido y propósito?

Martin Seligman (2011) propone que tener una vida con significado o sentido tiene que ver con sentirnos conectados a algo más grande que nosotros mismos. Las cosas “más grandes” pueden ser muchas: la ecología, la naturaleza, Dios, la familia, una causa política, un proyecto artístico o social, entre otros, pero lo que tienen en común es que no se trata de pensar solo en nosotros, sino en los demás; incluso algo pequeño, como cuidar a una mascota o a una planta, puede contribuir al sentido de vida de las personas.

Los términos propósito y sentido de vida a veces se usan de forma intercambiable y en algunas ocasiones se diferencian. El sentido es más amplio que el propósito y lo engloba. Al hablar de propósito generalmente nos referimos a ciertas metas u objetivos importantes en la vida. Los propósitos se traducen en conductas, lo que hacemos para acercarnos a esas metas.

Mientras que el sentido no necesariamente se conecta con una o varias metas ni con ciertas conductas específicas, sino que pertenece al ámbito del significado, con la manera en la que interpretamos y le encontramos coherencia a nuestras experiencias.

Por ejemplo, pensemos que el propósito en la vida de Juan es erradicar las infecciones parasitarias en México. Ese objetivo lo encauza hacia otras metas intermedias, como estudiar medicina, o microbiología, vivir en una zona tropical del país para realizar nuestra investigación y crear una organización civil para difundir información sobre cómo prevenir las parasitosis.

Todo esto contribuye al sentido de vida de Juan. Si le preguntamos si su vida vale la pena, probablemente diría que sí porque está contribuyendo a que el mundo sea un mejor o que siente que vive una vida congruente y plena trabajando al máximo de sus capacidades.

  • Investigaciones acerca del propósito y sentido de vida El Dr.
  • Todd Kashdan, de la Universidad George Mason, en EE.UU.
  • Es uno de los investigadores que han estudiado el papel de los propósitos y el sentido de vida.
  • Ashdan y McKnight (2009) dicen que un propósito de vida es un objetivo que organiza nuestras metas y nuestros esfuerzos; podemos tener más de un propósito en la vida, y esto es una buena idea, ya que si nos concentramos exclusivamente en un objetivo y no lo logramos puede ser muy decepcionante; aunque tener demasiados puede dispersar nuestros esfuerzos.

El Dr. Michael Steger, de la Universidad de Colorado, se especializa en estudiar el sentido de vida. Para él las personas interpretamos y organizamos nuestras experiencias de tal manera que tenemos una sensación de que somos valiosos, identificamos lo que es importante para nosotros y enfocamos nuestras energías en eso.

Piensa que en general “el sentido en la vida se refiere a la creencia de la gente de que su vida tiene significado y trasciende el presente efímero” (Steger, 2009). Robert Emmons, a quien ya conoces por sus estudios de la gratitud, también ha estudiado el sentido de vida y ha encontrado que para la mayoría de las personas hay 4 fuentes importantes de significado en sus vidas (Emmons, 2003): * El trabajo * Las relaciones personales cercanas, * La espiritualidad * La trascendencia Una serie de investigaciones revisadas por Steger (2009) indican que las personas que sienten que su vida tiene un propósito o significado tienen menos depresión y ansiedad y experimentan mayores niveles de felicidad y satisfacción en la vida.

Kashdan y McKnight (2009) han encontrado que tener un propósito en la vida se correlaciona con la longevidad y con la salud física y mental. Las personas que hacen trabajo como voluntarias tienen una tasa de mortalidad menor que las personas de la misma edad que no participan en un voluntariado.

Diener y Biswas-Diener (2008) reportan un “experimento” que hicieron en una clase que daban en la universidad: Les asignaron a los estudiantes dos actividades. La primera era una actividad hedonista, placentera. Tenían que hacer algo divertido y placentero (¡pero legal! dice Diener) como ir a bailar o a comer a un buen restaurante.

Después les pidieron que hicieran alguna actividad con significado, por ejemplo ser voluntarios con alguna organización, recoger basura de la calle, ayudar a alguien, en fin, actividades que podrían ser satisfactorias pero no necesariamente divertidas.

Todos los estudiantes pensaron que las primeras actividades habían sido divertidas, pero los efectos positivos que tuvieron se pasaron muy rápido. La mayoría de los jóvenes dijeron que si tuvieran que recomendarle una de las actividades a un amigo, le recomendarían la segunda (la que no era tan divertida pero era más significativa).

Las actividades que tienen sentido para nosotros nos hacen sentirnos mejor más adelante, porque se conectan con nuestros valores. Vivir de manera congruente con nuestros valores es fundamental para el bienestar. Diener y Biswas-Diener dicen que necesitamos un sentido de vida para vivir plenamente.

Necesitamos valores que sean importantes para nosotros y metas por las que valga la pena trabajar. “Una de las características especiales de los seres humanos es que pueden vivir de una forma virtuosa y encontrar un propósito en la vida” (Diener & Biswas-Diener, 2008). “La felicidad es una cuestión de equilibrio.

Demasiado placer sin propósito puede ser destructivo. El hedonismo sin la búsqueda de significado deja a la mayoría de la gente sintiéndose vacía. Sin embargo, tener demasiado propósito sin que realmente nos sintamos bien también deja algo que desear. La máxima felicidad incluye tanto el placer como el significado” (Diener y Biswas-Diener, 2008, p.249).

  • Referencias Diener, E.
  • Biswas-Diener, R. (2008).
  • Happiness: Unlocking the Mysteries of Psychological Wealth.Malden, Massachusetts, EE.UU: Blackwell Publishing.
  • Emmons, R. (2003).
  • Personal Goals, Life Meaning, and Virtue: Wellsprings of a Positive Life.C.
  • Eys, & J.
  • Haidt, In C.K. (Ed.).
  • Flourishing the Positive Person and the Good Life.

(105-128). Washington, DC, EE.UU: American Psychological Association. Kashdan, T. & McKnight, P. (2009). Origins of Purpose in Life: Refining our Understanding of a Life Well Lived. Psychological Topics (18, Special Issue on Positive Psychology), 303-316. Seligman, M. Años de experiencia avalan mi trabajo apoyando niños y jóvenes de entre 0 y 18 años de edad y sus familias. Llama para agendar tu consultoría presencial o remota vía skype. ¡Será un gusto trabajar de la mano contigo y alcanzar las metas que te propongas! Lee todas las entradas de psicologalorenaparedes
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¿Qué significa el sentido de propósito?

Ánimo o intención de hacer o de no hacer algo.2.m. Objetivo que se pretende conseguir.
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