Que Significa Volver A Galilea?

Que Significa Volver A Galilea
“Ir a Galilea significa : volver a empezar, recorrer caminos nuevos e ir a los confines” –

Autores: Francisco Papa Localización: Ecclesia, ISSN 0012-9038, Nº.4070, 2021, págs.30-31 Idioma: español Texto completo no disponible (Saber más,) Resumen

Homilía del Papa Francisco en la Vigilia Pascual en la Noche Santa (Basílica de San Pedro, 3-04-2021)

¿Cuál es el significado de Galilea?

GALILEA – La palabra Galilea viene del hebreo “galil” ( גליל ) “rollo”. La Galilea, ubicada en el norte hasta el lmite con Lbano, es la regin verde y montaosa de Israel. Las cadenas que forman estos montes los hacen similares a un “rollo de la Tor “, la biblia hebrea o Antiguo Testamento. De all deriva el nombre. Geogrficamente la Galilea se divide en 3 partes. La Baja Galilea, donde los montes suelen ser de hasta 700 m. Ms al norte tenemos la Alta Galilea donde superan esta medidas hasta los 1200 m y la Galilea occidental, que es la llanura costera. En cuanto a historia y relatos bblicos la Galilea aparece vinculada con nombres como: Nazaret, Tiberiades, Mar de Galilea, Sefat, Ro Jordn, Monte Tabor, Akko (San Juan de Acre), Seforis, Can (ver foto) y otros. A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z ↑↑↑ Grupos Anteriores ↓↓↓ Grupos Siguientes Los iconos de la parte superior e inferior de la pgina te llevarn a otras secciones tiles e interesantes. Puedes encontrar la etimologa de una palabra usando el motor de bsqueda en la parte superior a mano derecha de la pantalla. Escribe el trmino que buscas en la casilla que dice Busca aqu y luego presiona la tecla “Entrar”, “↲” o “⚲” dependiendo de tu teclado.

¿Qué significa la palabra Galilea en la Biblia?

El nombre israelita de la región procede de la raíz hebrea galil, una palabra única para ‘distrito’, y en ocasiones para ‘círculo’.

¿Que vayan a Galilea allí me verán?

Lectura del santo evangelio según san Mateo (28,8-15): – EN aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo: «Alegraos».

  1. Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
  2. Jesús les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
  3. Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido.
  4. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais.

Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros». Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. Palabra del Señor

¿Qué tiene que ver Galilea con Jesús?

El Mar de Galilea es en sí mismo un gran atractivo turístico cristiano, porque aquí es donde Jesús se dice caminó sobre el agua (Juan 6:19-21) calmó una tormenta (Mateo 8:23-26) y mostró a los discípulos pescas milagrosas (Lucas 5:1-8; Juan 21:1-6).

¿Que era Galilea en el tiempo de Jesús?

NAZARET – Hace unos dos mil años Nazaret era una aldea desconocida para casi todos los habitantes de la tierra. Era un puñado de pobres ca­sas clavadas en unos promontorios de roca en la Baja Galilea. Ni siquiera en su región tenía una gran impor­tancia. Que Significa Volver A Galilea Se trataba de una ciudad próspera, con ricas construcciones y un cierto nivel cultural. Sus habitantes hablaban griego y tenían buenas relaciones con el mundo intelectual greco-latino. En cambio, en Nazaret vivían unas pocas familias judías, que hablaban en arameo.

  • La mayor parte de sus habitantes se de­dicaban a la agricultura y la ganadería, pero no faltaba algunos ar­tesanos y obreros que se desplazaran a diario a trabajar en las construcciones de la vecina Séforis,
  • Las excavacio­nes arqueológi­cas han sacado a la luz parte del antiguo Nazaret,
  • En las casas se aprovechaban las numerosas cuevas que presenta el terreno para acondicionar en ellas sin realizar muchas modifi­caciones alguna bodega, silo o cisterna,

El suelo se aplanaba un poco delante de la cueva, y ese recinto se cerraba con unas pare­des elementales. Posiblemente las familias utilizarían el suelo de esa habitación para dormir (Lc 11,5-9.

¿Quién gobierna en Galilea en tiempos de Jesús?

Herodes Antipas gobernó Galilea con el título de tetrarca en tiempos de Jesús. Hizo decapitar a Juan Bautista y aparece interrogando a Jesús durante la pasión.

¿Cómo se llama Galilea actualmente?

El norte de Israel, o Galilea, está formado por las regiones de la Baja Galilea y la Alta Galilea, así como la Galilea Occidental y la costa mediterránea.

¿Quién fue enviado a Dios a Galilea?

Capitulo 11: De Judea A Galilea Capitulo 11 DURANTE el tiempo que nuestro Señor permaneció en el desierto, el Bautista continuó su ministerio, anunciando el arrepentimiento a todo el que se detenía para escuchar, y administrando el bautismo a quienes venían debidamente preparados y se lo solicitaban con recta intención.

Inquietaba grandemente al pueblo la indentidad de Juan; y al discernir el verdadero significado de la voz, esa inquietud se convirtió en temor. Surgía y resurgía la pregunta, ¿quién es este profeta nuevo? Entonces los judíos, y por esta expresión podemos entender que se refería a los príncipes del pueblo, enviaron una delegación de sacerdotes y levitas del partido farisaico para interrogarlo personalmente.

Contestó sin evasivas: “No soy el Cristo”; y con igual firmeza negó que era Elías el Profeta, el cual los rabinos, a causa de interpretar erróneamente la predicción de Malaquías, afirmaban que iba a volver a la tierra como precursor inmediato del Mesías.

  • Además, les afirmó que no era “el profeta”, refiriéndose al Profeta cuya venida Moisés había predicho, y en el cual no todos los judíos reconocían al esperado Mesías.
  • Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron.
  • ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor como dijo el profeta Isaías”.

Los enviados farisaicos entonces demandaron de él con qué autoridad bautizaba; y como respuesta afirmó que sobre la validez de su bautismo testificaría Uno que ya entonces estaba entre ellos aunque no lo conocían, y aseveró: “Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado”.

Con la misma determinación con que había declarado su mensaje sobre la venida inminente del Señor, Juan testificó que Jesús era el Redentor del mundo. “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”—proclamó—y para que nadie fuese a interpretar mal o dejar de comprender que estaba identificando al Cristo, añadió: “Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.

Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua”. La afirmación adicional de Juan muestra que el testimonio de la presencia ministrante del Espíritu Santo en “forma corporal como paloma”, lo convenció.

También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.

Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios”. Al día siguiente de la afirmación que acabamos de citar, Juan repitió su testimonio a dos de sus discípulos, al pasar por allí Jesús, y nuevamente dijo: “He aquí el Cordero de Dios”. Dos de los que seguían al Bautista, expresamente llamados discípulos, se hallaban con él cuando por segunda vez designó tan categóricamente a Jesús como el Cordero de Dios.

  • Eran Andrés y Juan, el segundo de los cuales llegó a ser conocido en años posteriores como el autor del cuarto evangelio.
  • Se hace mención del primero por su nombre, mientras que el narrador suprime el del segundo discípulo, que era el suyo propio.
  • Tan impresionados quedaron Andrés y Juan a causa del testimonio del Bautista, que inmediatamente siguieron a Jesús y El, volviéndose hacia ellos, preguntó: “¿Qué buscáis?” Tal vez un poco apenados por la pregunta, o quizá con un deseo verdadero de saber dónde podrían hallarlo más tarde, le contestaron con otra pregunta: “Rabí, ¿dónde moras?” Lo trataron de Rabí, como señal de honra y de respeto, a lo cual Jesús no puso reparo.

Su cortés respuesta les aseguró que su presencia no sería una intrusión inoportuna. “Venid y ved”, les dijo. De modo que los dos jóvenes lo acompañaron y permanecieron con El para aprender más. Andrés, lleno de asombro y gozo por la entrevista tan graciosamente concedida, y emocionado por el espíritu de testimonio que se había encendido dentro de su alma, salió de prisa a buscar a su hermano Simón, al cual dijo: “Hemos hallado al Mesías”.

  1. Llevó a Simón para que viera y escuchara por sí mismo, y Jesús, mirando al hermano de Andrés, lo llamó por su nombre y le añadió un sobrenombre de distinción por el cual estaba destinado a ser conocido en toda la historia futura: “Tú eres Simón, hijo de Jonás: tú serás llamado Cefas”.
  2. El nuevo nombre que le fue conferido es el equivalente arameo o siro-caldeo de la voz griega “Petros” y del castellano actual “Pedro”, que significa “una piedra”.

Al día siguiente Jesús partió para Galilea, posiblemente acompañado de algunos de sus nuevos discípulos, o de todos ellos, y por el camino encontró a un hombre llamado Felipe, en quien reconoció a otro hijo escogido de Israel. A Felipe El dijo: “Sígueme”.

  • Entré los rabinos y otros maestros de aquella época era costumbre buscar la popularidad, a fin de atraerse a muchos que pudieran sentarse a sus pies y fuesen conocidos como sus discípulos.
  • Jesús, sin embargo, escogió a sus propios compañeros íntimos; y a medida que los hallaba y discernía en ellos a los espíritus que en su estado preexistente habían sido elegidos para la misión terrenal del apostolado, El los llamaba.

Ellos eran los siervos; El, su Maestro. Poco después Felipe halló a su amigo Natanael, al que dio testimonio de al fin haber encontrado a Aquel de quien Moisés y los profetas habían escrito; y que no era otro sino Jesús de Nazaret. Natanael, como lo comprueba su historia posterior, era un hombre justo y sincero en su esperanza y expectación del Mesías, aunque parecía estar bajo la influencia de la creencia tan común entre los judíos, que el Cristo habría de venir en su estado real como convenía al Hijo de David.

Las nuevas de que este Personaje venía de Nazaret, y era conocido como el hijo de un humilde carpintero, provocaron asombro e incredulidad en la cándida mente de Natanael, que exclamó: “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?” La respuesta de Felipe fue una repetición de las palabras de Cristo a Juan y Andrés: “Ven y ve”.

Natanael dejó su asiento debajo de la higuera, dónde Felipe lo había encontrado, y fue a ver por sí mismo. Al acercarse, Jesús afirmó: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño”. Natanael comprendió que Jesús podía leer sus pensamientos, y preguntó sorprendido: “¿De dónde me conoces?” Con su respuesta Jesús manifestó un don, más admirable aún, de percepción en condiciones donde habría sido improbable y hasta imposible la observación común: “Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.

Natanael, lleno de convicción, respondió: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”. Aunque sincero, el testimonio de este hombre se basaba principalmente en su aceptación de lo que él creyó ser un poder sobrenatural en Jesús; y nuestro Señor le aseguró que en lo futuro llegaría a ver cosas mayores aún: “Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”.

En la promesa y predicción de Cristo a Natanael hallamos que por primera vez aparece cronológicamente en el Nuevo Testamento, el título significativo El Hijo del Hombre. Sin embargo, se repite aproximadamente cuarenta veces, excluyendo las repeticiones en donde el mismo relato aparece en los varios evangelios.

  1. En cada uno de estos pasajes el Salvador lo emplea distintivamente para designarse a sí mismo.
  2. El título aparece en el Nuevo Testamento tres veces más, fuera de los Evangelios; y en cada caso se aplica a Cristo, con referencia particular a sus atributos exaltados de Señor y Dios.
  3. En el Antiguo Testamento se emplea la frase “hijo del hombre” con el uso más corriente, que indica cualquier hijo humano; y aparece más de noventa veces como nombre con el cual Jehová se dirige a Ezequiel, aunque este profeta nunca lo aplica a sí mismo.

El contexto de los pasajes en que Ezequiel es llamado “hijo del hombre” indica la intención divina de poner de relieve la condición humana del profeta comparada con la divinidad de Jehová. Empléase el título, relacionado con la visión de Daniel, en la cual se revela la consumación futura aún, cuando Adán, el Anciano de Grande Edad, se sentará para juzgar a su posteridad; y en esta importante ocasión el Hijo del Hombre aparecerá y recibirá un dominio que será eterno y superior en todo sentido al del Anciano de Grande Edad, y se extenderá a todo pueblo y nación, cada uno de los cuales servirá al Señor Jesucristo, el Hijo del Hombre.

  • Al aplicar la designación a su persona, el Señor invariablemente usa el artículo definido.
  • El Hijo del Hombre” fue y es específica y exclusivamente, Jesucristo.
  • Aun cuando es una certeza solemne que fue el único ser humano, de Adán en adelante, que no tuvo por padre a ningún hombre mortal, Jesús empleó el título para mostrar de una manera conclusiva que era suyo singular y exclusivamente.
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Se destaca claramente que la expresión encierra un significado que sobrepuja el que comunican las palabras en el uso corriente. Muchos han visto en esta designación distintiva cierta indicación del humilde estado de nuestro Señor como ser mortal y una connotación de que era el prototipo de la humanidad, ya que guardaba una relación particular y singular con toda la familia humana.

Sin embargo, hay un significado más profundo comprendido en el uso que el Señor daba al título “El Hijo del Hombre”, significación basada en el hecho de saber que su Padre era el único Hombre supremamente exaltado, cuyo hijo El era, no sólo en espíritu sino en cuerpo—el Primogénito entre todos los hijos espirituales del Padre, el Unigénito en la carne—por lo que, en un sentido solamente aplicable a El, Jesús era y es el Hijo del “Hombre de Santidad”, o sea Elohim, el Padre Eterno.

Con los títulos distintivos de su divinidad, Cristo manifestó su descendencia espiritual y corporal de ese Padre exaltado, así como su sumisión filial a El. Según lo revelado a Enoc el Vidente, “Varón de Santidad” es uno de los nombres por el cual conocemos a Dios el Padre Eterno; “y el nombre de su Unigénito es el Hijo del Hombre, a saber, Jesucristo”.

Nos enteramos además de que el Padre de Jesucristo así se proclamó a Enoc: “He aquí, yo soy Dios; Varón de Santidad me llamo; Varón de Consejo es mi nombre; y Sin Fin y Eterno me llamo también”. Los títulos “El Hijo del Hombre” y “El Hijo de Dios” son casi sinónimos en cuanto a sus significados de divinidad, gloria y exaltación; porque el “Varón de Santidad”, cuyo Hijo Jesucristo reverentemente afirma ser, es Dios el Padre Eterno.

Poco después de llegar Jesús a Galilea, lo hallamos con su pequeño grupo de discípulos en la celebración de un matrimonio en Caná, pueblo próximo a Nazaret. La madre de Jesús se hallaba en la fiesta, y por alguna razón no explicada en el relato de Juan, manifestaba algún cuidado y responsabilidad personales en el asunto de atender a los huéspedes.

Es evidente que su situación era distinta del que asiste por invitación común. Sobre el asunto de que si esta circunstancia indica que el matrimonio era de alguien de su familia o de un pariente más distante, nada nos es dicho. En las fiestas de bodas era costumbre proveer suficiencia de vino, producto puro y sin fermentar de los viñedos locales, que era la bebida de mesa común en aquella época.

En esta ocasión se agotó el vino, y María informó a Jesús de la falta. El contestó: “¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora”. El apelativo “mujer”, dirigido por un hijo a su madre, tal vez suene un poco áspero a nuestros oídos, y aun lo entendamos como señal de falta de respeto; pero el modo en que se usaba era en realidad una expresión de significado opuesto.

Para todo hijo su madre debe ser preeminentemente la mujer de mujeres, la única mujer del mundo, a la cual el hijo debe su existencia terrenal; y aunque el título “Madre” pertenece a toda mujer que ha logrado los honores de la maternidad, para ningún niño, sin embargo, puede haber más de una mujer a la cual por derecho natural él pueda designar con ese título de respetuoso agradecimiento.

En las últimas y tenebrosas escenas de su vida terrenal, mientras colgaba moribundo sobre la cruz, Cristo vio a María, su madre, llorando, y con toda solicitud la encomendó al cuidado del apóstol amado, Juan, con estas palabras: “Mujer, he ahí tu hijo”.

¿Puede caber en el pensamiento que en este momento supremo, la preocupación de nuestro Señor por su madre, de la cual la muerte estaba a punto de separarlo, iba acompañada de alguna otra emoción sino las de honor, ternura y amor? Sin embargo, la forma en que se dirigió a María en la boda pudo haber sido una observación cariñosa de su posición como la madre de un Ser superior a ella, así como en la ocasión anterior cuando había hallado a su Niño, Jesús, en el templo, y El le había hecho ver que su jurisdicción no era suprema en cuanto a El.

La manera en que ella le comunicó la falta de vino probablemente implicaba la idea de que El empleara su facultad más que humana y supliera la falta por ese medio. No correspondía a ella dirigir ni aun sugerir el ejercicio del poder inherente que reposaba en El como Hijo de Dios; esto no había heredado de ella.

  • ¿Qué tienes conmigo?”—preguntó; y añadió luego: “Aún no ha venido mi hora”.
  • No hallamos aquí una refutación de su habilidad para efectuar lo que ella aparentemente deseaba que El hiciera, sino la clara afirmación de que El obraría únicamente cuando el tiempo fuese propicio para el objeto; y que El, no ella, determinaría cuándo había llegado.

La madre entendió su significado, por lo menos en parte, y se conformó con instruir a los sirvientes que hicieran cuanto El mandara. Nuevamente en esto vemos evidencia de su posición de responsabilidad y autoridad doméstica en aquella reunión social. No tardó en llegar el momento de su intervención.

  • Había en aquel lugar seis tinajuelas, las cuales El mandó que se llenaran de agua.
  • Entonces, sin ningún mandato audible o forma de invocación, que nosotros sepamos, El causó que se efectuara una transmutación dentro de las tinajuelas, de modo que al tomar de ellas los sirvientes, fue vino y no agua lo que sacaron.

En una reunión social judía, como esta fiesta de bodas, una persona determinada, usualmente el pariente de uno de los cónyuges o algún otro que fuese digno del honor, era nombrado maestresala de la fiesta o, como lo llamaríamos en estos días, maestro de ceremonias.

A dicho funcionario se le sirvió el vino nuevo primeramente, y éste, llamando al esposo, le preguntó por qué había guardado el vino mejor hasta lo último, cuando se acostumbraba servir el mejor al principio, y el más ordinario después. El evangelista inspirado expresa en forma concisa el resultado inmediato de este milagro del Señor, el primero en ser anotado: “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él”.

Con algún provecho podemos reflexionar las circunstancias consiguientes a este acto milagroso. La presencia de Jesús en las bodas y su contribución a la feliz continuación de las fiestas fue como un sello de aprobación que dio a la relación conyugal y a la propiedad de la diversión social.

El no era ni ermitaño ni asceta: anduvo entre los hombres, comiendo y bebiendo como un Ser normal y natural. En la fiesta El reconoció y siguió las exigencias de la hospitalidad liberal de la época, y dispuso lo que faltaba. Aquel, a quien pocos días antes había repugnado la sugestión del tentador, de que se proveyera de pan para su cuerpo hambriento, ahora utilizó su poder para proveer una comodidad a otros.

Uno de los efectos del milagro fue confirmar la confianza de aquellos cuya creencia en El como el Mesías era aún tierna y débil. Leemos que “sus discípulos creyeron en él”; seguramente deben haber creído hasta cierto punto antes de esto, pues de lo contrario no lo habrían seguido; pero ahora fue fortalecida su fe, acercándola más, si es que de hecho no alcanzó entonces la condición de una fe permanente en su Señor.

  • Impresiona la reserva comparativa que rodea esta manifestación: el efecto moral y espiritual fue para unos pocos; la inaguración del ministerio del Señor no iba a señalarse por medio de una exhibición pública.
  • El acto de transmutación mediante el cual se tornó el agua en vino fue manifiestamente un milagro: un fenómeno incapaz de explicarse, mucho menos de demostrarse por lo que consideramos la operación común de la ley natural.

Este fue el principio de sus milagros, o como lo expresa el Nuevo Testamento, sus “señales”. En muchos pasajes de las Escrituras los milagros son llamados señales, también maravillas, prodigios, virtudes, obras, singulares maravillas, etc. No se realizaría el efecto espiritual de los milagros, si no impulsaran a quienes los vieran, a asombrarse, maravillarse, reflexionar e inquirir dentro de sí; basta con los engaños y artificios para causar una simple admiración o sorpresa.

Ninguna manifestación milagrosa de poder divino tendría la facultad para producir un efecto espiritual, si no impresionara. Además, todo milagro es una señal del poder de Dios; y se ha demandado esta clase de señales a los profetas que han afirmado hablar por autoridad divina, aunque no en todos los casos se dieron tales manifestaciones.

Ningún milagro se le atribuye al Bautista; pero el Cristo declaró que era más que profeta; y en las crónicas de algunos de los profetas más antiguos, ninguna mención se hace de milagros. Por el contrario, cuando Moisés fue comisionado para libertar a Israel de Egipto se le dio a entender que los egipcios buscarían el testimonio de milagros, y fue facultado abundantemente para tal objeto.

Los milagros no pueden contravenir la ley natural, antes se efectúan mediante la operación de leyes que no se conocen universal o conmunmente. La ley de gravedad obra en todo lugar; pero, al parecer, se nulifica por la aplicación local y especial de otras agencias. Por ejemplo, mediante la fuerza muscular o un impulso mecánico, una piedra es elevada del suelo, sostenida en el aire o lanzada al espacio.

Sin embargo, la gravedad está obrando en cada uno de estos casos, aun cuando alguna otra energía localmente superior modifique sus efectos. El concepto humano de lo milagroso se desvanece al grado que aumenta la comprensión de la forma en que se lleva a cabo.

Lo que se realiza con las invenciones modernas de la telegrafía y telefonía, con o sin hilos, la transformación de la potencia mecánica en electricidad, con sus innumerables aplicaciones actuales y posibilidades futuras aún, el desarrollo del motor de gasolina, el progreso actual de la navegación aérea—todas estas cosas han cesado de ser milagros en el concepto del hombre, porque hasta cierto grado, todos se entienden y están bajo el dominio de la agencia humana, además de lo cual son de operación continua y no sobrenatural.

Arbitrariamente solemos clasificar los milagros como fenómenos inusuales, especiales o transitorios, efectuados por una agencia que sobrepuja el dominio del hombre. En un sentido más general, toda la naturaleza es un milagro. El hombre ha aprendido que la plantación de las semillas de la uva en un terreno conveniente puede conducir, con el cultivo apropiado, al crecimiento de lo que será una viña madura y fructífera; pero, ¿no está comprendido un milagro, aun en lo que respecta a métodos inescrutables, en ese desarrollo? ¿Es menor el elemento del milagro verdadero en el curso natural, así llamado, del desarrollo de la planta—el crecimiento de la raíz, tallo, hojas y fruto, junto con la elaboración final del sabroso néctar de la viña—que en lo que tiene apariencia de sobrenatural en la transmutación del agua en vino, como aconteció en Caná? Reflexionando los milagros efectuados por Cristo, forzosamente tenemos que reconocer la operación de un poder que sobrepuja nuestro actual entendimiento humano.

  • La ciencia aún no ha avanzado lo suficiente en este campo para analizar y explicar.
  • Negar la realidad de los milagros, apoyándose en que por no poder uno entender el medio, los efectos declarados son ficticios, es imputar a la mente humana el atributo de la omnisciencia, dando a entender que lo que el hombre no puede comprender no puede ser, y por consiguiente, puede comprender todo lo que es.

Hay tan plena comprobación para los milagros que se han escrito en los Evangelios, como para los muchos acontecimientos históricos que ni piden ni exigen pruebas adicionales. Para el que cree en la divinidad de Cristo, hay atestación suficiente para los milagros; al incrédulo, sólo le parecen mitos y fábulas.

Interpretación incorrecta de la profecía de Malaquías. —En el capítulo final de la recopilación de Escrituras que conocemos como el Antiguo Testamento, el profeta Malaquías describe en estas palabras una situación consiguiente a los últimos días, la cual precederá la segunda venida de Cristo: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación”. Esta portentosa profecía concluye con la siguiente bendita y trascendental promesa: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”. () Los teólogos y peritos en materia bíblica han sostenido que esta predicción se refiere al nacimiento y ministerio de Juan el Bautista (compárese ; ; ), sobre quien descansó el espíritu y virtud de Elías (). Sin embargo, no encontramos donde se haya escrito que Elías el Profeta visitó al Bautista; y además, el ministerio de éste, aun cuando glorioso, no justifica la conclusión de que en él se cumplió cabalmente la profecía. Por otra parte, debe tenerse presente que la declaración del Señor por boca de Malaquías, relacionada con el día ardiente en que los inicuos serán consumidos como estopa, aún tiene que cumplirse. Es evidente, pues, que la interpretación comunmente aceptada es inexacta, y que debemos buscar en una fecha posterior a la época de Juan, el cumplimiento de la predicción de Malaquías. Esta ocasión posterior ha llegado; corresponde a la dispensación actual y señala la inauguración de una obra especialmente reservada para la Iglesia en estos postreros días. Durante una manifestación gloriosa concedida a José Smith y a Oliverio Cowdery en el Templo de Kirtland, Ohio, el 3 de abril de 1836, les apareció Elías, el profeta de la antigüedad que había sido tomado de la tierra mientras se hallaba aún en el cuerpo. Les declaró: “He aquí, ha llegado el tiempo preciso anunciado por boca de Malaquías—el cual testificó que él (Elías) sería enviado antes que llegara el día grande y terrible del Señor, para convertir el corazón de los padres a los hijos, y los hijos a los padres, para que no fuera herido el mundo entero con una maldición—por tanto, se entregan en vuestras manos las llaves de esta dispensación; y por esto podéis saber que el día grande y terrible del Señor, está cerca, sí a las puertas”. () Véase también The House of the Lord, por el autor, páginas 82, 83. El signo de la paloma. —”Juan el Bautista tuvo el privilegio de ver al Espíritu Santo descender en forma de paloma, o mejor dicho en la señal de la paloma, como testimonio de esa administración. La señal de la paloma fue instituída desde antes de la creación del mundo como testimonio o testigo del Espíritu Santo, y el diablo no puede presentarse en la seña o señal de la paloma. El Espíritu Santo es un personaje y tiene la forma de una persona. No se limita a la forma de la paloma, mas se manifiesta en la señal de la paloma. El Espíritu Santo no puede transformarse en paloma; pero se dio a Juan la señal de la paloma para simbolizar la señal del hecho, así como la paloma es el emblema de la verdad y la inocencia”.— Enseñanzas del Profeta José Smith, pág.338. El testimonio de Juan el Bautista. —Nótese que según lo asentado, el testimonio de Juan el Bautista sobre la divinidad de Cristo se dió después del período de los cuarenta días de ayuno y las tentaciones de nuestro Señor, y por tanto, aproximadamente seis semanas después del bautismo de Jesús. A la delegación de sacerdotes y levitas del partido farisaico que visitaron a Juan, obedeciendo las instrucciones de sus príncipes, probablemente por nombramiento del Sanedrín, aquél, después de negar que era el Cristo o cualquiera de los profetas mencionados en la interrogación, dijo: “En medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí”. Al día siguiente y de nuevo al otro día, testificó públicamente que Jesús era el Cordero de Dios; y al tercer día de la visita de los sacerdotes y levitas a Juan, Jesús partió a Galilea. () La designación “Cordero de Dios” que Juan empleó, indica que él conceptuaba al Mesías como el que había sido señalado para el sacrificio; y fue quien usó el término primeramente en la Biblia. Posteriormente hallamos otras aplicaciones públicas, directas o sobrentendidas, en ; ; ; ;, etc. “Venid y ved” —El espíritu de la invitación que nuestro Señor extendió a los dos jóvenes, Andrés y Juan, que buscaban la verdad, se manifiesta en un privilegio similar que se extiende a toda persona. El hombre que desea conocer a Cristo debe venir a El para ver y oír, sentir y conocer. Los misioneros podrán comunicar las buenas nuevas, el mensaje del evangelio, pero la respuesta debe ser individual. ¿Estáis en duda en cuanto a lo que ese mensaje significa hoy? Entonces venid y ved por vosotros mismos. ¿Queréis saber dónde se puede hallar al Cristo? Venid y ved. El Padre Eterno es un Ser resucitado y exaltado. —”Como el Padre tiene potencia en sí mismo, también el Hijo tiene poder en sí mismo para poner su vida y volverla a levantar; y así, El tiene su propio cuerpo. El Hijo hace lo que ha visto hacer al Padre; luego el Padre en alguna ocasión puso su vida y la volvió a tomar; consiguientemente, El tiene su propio cuerpo. Cada cual se hallará en su propio cuerpo”.— Enseñanzas del Profeta José Smith, pág.381. “¡ Dios una vez fue como nosotros ahora; es un hombre glorificado y está sentado sobre su trono allá en los cielos! Ese es el gran secreto. Si el velo se partiera hoy, y el Gran Dios que conserva este mundo en su órbita y sostiene todos los mundos y todas las cosas con su poder, se manifestase a sí mismo, digo que si fueseis a verlo hoy, lo veríais en la forma de un hombre, así como vosotros os halláis en toda la persona, imagen y forma de un hombre; porque Adán fue creado a la misma imagen y semejanza de Dios, y de El recibió instrucciones, y anduvo y conversó con El, como un hombre habla y se comunica con otro”.— Ibid., página 427. Tinajuelas para purificaciones ceremoniales. —En la casa donde se hizo la fiesta en Caná se hallaban en un lugar especialmente reservado, seis tinajuelas de piedra para agua, “conforme a la purificación de los judíos”. En los hogares judíos se proveían receptáculos con agua, por orden prescrita, a fin de facilitar las purificaciones ceremoniales exigidas por la ley. De estas tinajuelas se tomaba el agua según se necesitaba; eran depósitos para abastecimiento de agua, no vasos que se usaban para la purificación misma. El testimonio de los milagros. —La promesa del Señor en días anteriores (), así como en la dispensación actual (), es precisa en el sentido de que ciertos dones determinados del Espíritu seguirán al creyente como señales de aprobación divina. Por consiguiente, la posesión de tales dones se puede considerar como rasgo esencial de la Iglesia de Jesucristo. No obstante, no hay justificación para ver en la evidencia de los milagros testimonio infalible de una autoridad celestial. Por otra parte, las Escrituras afirman que algunas fuerzas espirituales de naturaleza perversa han obrado milagros y seguirán obrándolos, engañando a muchos que carecen de discernimiento. Si se aceptan los milagros como evidencia infalible de poder divino, los magos de Egipto, en vista de las maravillas que efectuaron al oponerse al plan ordenado para el rescate de Israel, merecen nuestro respeto tanto como Moisés (). Juan el Teólogo vio en visión un poder inicuo que obraba milagros, engañando a muchos, efectuando grandes maravillas, y aun haciendo que descendiera fuego del cielo (). Además, vio espíritus inmundos que él sabía eran “espíritus de demonios, que hacen señales” (). Aparte de lo anterior, considérese la profecía del Señor: “Se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (). Refiriéndose a lo que acontecerá durante el gran juicio, estas palabras de Jesucristo indican que los milagros, como prueba de un ministerio divinamente señalado, carecen de validez: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. () Los judíos, a quienes se comunicaron estas enseñanzas, sabían que se podían efectuar maravillas por poderes malignos, porque acusaron a Cristo de hacer milagros mediante la autoridad de Beelzebú, príncipe de los demonios (; ; ).— Artículos de Fe, por el autor, páginas 256, 257. “La posisión de la ciencia en cuanto a los milagros” es el tema de un artículo de mucho valor escrito por el profesor H.L. Orchard, publicado en Journal of the Transactions of the Victoria Institute or Philosophical Society of Great Britain, 1910, tomo 42, páginas 81-122. A este artículo se otorgó el primer premio en 1909. Después de hacer una extensa exposición analítica de su tema, el autor presenta el siguiente resumen, con el cual concordaron aquellos que tomaron parte en las discusiones subsiguientes: “Con la presente completamos nuestra investigación científica de los milagros bíblicos. En ella hemos comprendido: (1) la naturaleza del fenómeno; (2) las condiciones en las cuales se dice que ocurrió; (3) el carácter del testimonio de lo ocurrido. A la pregunta, ¿fueron probables los milagros de la Biblia?, la ciencia responde afirmativamente. Al siguiente interrogatorio, ¿efectivamente ocurrieron?, la ciencia de nuevo, y en forma muy enfática, sostiene la afirmativa. Si los comparamos al oro, la ciencia ha hecho su ensayo y declara que el oro es puro. O podemos decir que los milagros de la Biblia son semejantes a un collar de perlas. En caso que la ciencia desee saber si las perlas son genuinas, puede aplicar substancias químicas y otras pruebas a la investigación de su carácter; puede investigar las condiciones y circunstancias en que se hallaron las perlas en cuestión. ¿Fueron descubiertas originalmente en una ostra o en algún laboratorio industrial? Y puede investigar el testimonio de expertos. Si el resultado de cualquiera de estos exámenes afirmase el carácter genuino de las perlas, la ciencia difícilmente creería que eran “imitación”; y si todos los resultados declarasen su carácter genuino, la ciencia afirmaría en el acto que eran perlas verdaderas. Como hemos visto, esto es lo que sucede con los milagros de la Biblia. Por tanto, la ciencia afirma su ocurrencia efectiva “.

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, ; compárese con, Nota 1 al fin del capítulo. ; págs.45, 46 de esta obra. ; compárese con,,, ; también los, Nota 2 al fin del capítulo. Nota 3 al fin del capítulo., Nota 4 al fin del capítulo. Posteriormente, y con promesas adicionales, se confirmó el nombre que le fue dado en esta ocasión:, En una ocasión subsiguiente el Señor dijo a los apóstoles: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros”. (; véase también ) Un sitio favorito para descansar, meditar y estudiar: véase :, Juan 1:47-51 Hech.7:56; Apo.1:13; 14:14 Job 25:6; Salmo 144:3; 146:3; véase también 8:4 y compárese con Heb.2:6-9 ; ;, etc., ; ; ;, ; ; ;, Notemos que en las revelaciones modernas el título se refiere únicamente al Cristo en su estado resucitado y glorificado Nota 5 al fin del capítulo. Pág.38 de esta obra. ; ; véase también, Nótese que en una ocasión Satanás llamó a Moisés “hijo del hombre”, en su blasfema tentativa de inducir a Moisés a que lo adorara haciendo hincapié en la debilidad carnal e inferioridad del hombre, en contraposición a su propia y falsa pretensión de ser divino. (), “E1 término ‘Mujer’ era tan respetuoso que podía aplicarse, y en efecto se aplica aun a la más majestuosa de las mujeres”.— The Life of Chirst, por Farrar, página 134., En ciertas ocasiones Jesús empleó la expresión “Mujer” en forma general: ; ; ; ; etc. Nota 6 al fin del capítulo., Esta ausencia de falsa austeridad y manifestación exterior de una abstinencia anormal en su vida sirvió de excusa imaginaria para las acusaciones falsas e infundadas de ser comilón y bebedor de vino. (;,) ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ;, ;, Por ejemplo, Zacarías y Malaquías. ;, Nota 7 al fin del capítulo. Nota 8 al fin del capítulo.

: Capitulo 11: De Judea A Galilea

¿Quién fue enviado por Dios a la Galilea?

El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José.

¿Cuántos milagros hizo Jesús en Galilea?

Jesús de Nazareth, en 7 milagros.

¿Qué problema trae Galilea?

La hipertensión es una afección que ha sufrido gran parte de la familia de Galilea, comentó. No sólo es su mamá quien la padece, sino también la sufrieron sus tías.

¿Qué fama tenía Galilea?

Su fama se difundió por toda Siria, así que le llevaron a todos los que tenían dolencias, a los que sufrían de diversas enfermedades y tormentos, y a los endemoniados, lunáticos y paralíticos ; y él los sanó. Y lo seguía mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.

¿Qué idioma se habla en Galilea?

En griego – A su juicio, «Jesús conocía el hebreo a la perfección ya que no sólo leía la Biblia hebrea sino que era capaz de interpretarla». Vázquez Allegue incluso se muestra convencido de que Cristo sabía griego. «No sé si el griego de la Grecia clásica, pero sí el griego con el que se escriben los evangelios» porque en aquel tiempo «el judaísmo acaba de dejar de estar dominado por la cultura griega que había impuesto Alejandro Magno, y tras la llegada del Imperio Romano y la entrada de Pompeyo en Jerusalén, se habían juntado varias culturas, tradiciones y lenguas (griego, hebreo y arameo).

La cuestión de si Jesús conocía el griego ha sido y es muy discutida, según Santiago Guijarro. En Galilea se hablaba el griego, sobre todo en las ciudades y en el ámbito del comercio, como ocurre hoy con el inglés en muchos países y muchas de las inscripciones encontradas allí están en griego, argumenta el catedrático de la Universidad Pontificia.

Una de las ciudades más importantes de Galilea, Séforis, estaba solo a seis kilómetros de Nazaret, el pueblo de la infancia de Jesús, y cuando éste era pequeño se estaba reconstruyendo. «Muchos piensan que, dado el oficio de su padre (artesano que trabajaba la piedra, el hierro, etc), es muy probable que hubiera trabajado en la reconstrucción de Séforis y Jesús con él.

En ese caso, habría tenido que utilizar el griego como lengua vehicular muy pronto», considera Guijarro. Años después, durante su predicación en torno al lago Tiberíades, se habría encontrado con que en Tiberias y Magdala, dos localidades al lado de la Decápolis (diez ciudades helenísticas que formaban una confederación independiente al otro lado del lago de Genesaret) se hablaba sin duda griego.

En este sentido, continúa Guijarro, «es muy llamativo que sus palabras se transmitieran desde muy pronto en griego. Esto da idea de la difusión y el carácter vehicular de dicha lengua entonces. Era como el inglés ahora. Todo el mundo sabía, al menos, alguna palabra.

  1. Y muchos sabían más de una».
  2. También Jonathan Katz, académico de Lenguas Clásicas de la Universidad de Oxford, cree posible que Jesús conociera el griego.
  3. «Jesús probablemente podía hablar un poco de griego aunque, quizá no fuera muy competente en él», señala Katz a la BBC,
  4. Tanto el griego como el latín eran de uso común en la época, aunque este último era el idioma de las leyes y del ejército romano, por lo que no se cree que Jesús lo hablara.
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A lo sumo que supiera algunas palabras.

¿Qué hizo Jesús cuando volvio a Galilea?

Volver a Galilea “En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: ‘Alégrense’. Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.

  1. Jesús les dijo: ‘No tengan miedo: vayan a comunicar a mis hermanos que se dirijan a Galilea; allí me verán'” (Mt 28, 8-9).
  2. Este texto nos recuerda que las mujeres que acompañaron a Jesús hasta la tumba (María, entre ellas) fueron las primeras testigos de la Resurrección.
  3. Un hecho incómodo para aquella cultura, en la que la mujer estaba descalificada como testigo.

Alegrarse, no tener miedo e ir a Galilea son los tres mensajes que reciben. Ahora bien, ¿a qué viene ese mandato de ir a Galilea? ¿Cuál es su significado? El teólogo José Antonio Pagola, en su libro Jesús. Aproximación histórica, nos presenta algunas consideraciones.

  1. En primer lugar, sostiene que el relato del sepulcro vacío, tal como está recogido al final de los escritos evangélicos, encierra un mensaje de gran importancia: es un error buscar al Crucificado en un sepulcro; no está ahí, pues no pertenece al mundo de los muertos.
  2. Es una equivocación rendirle homenaje, admiración y reconocimiento por su pasado.

Ha resucitado y sigue animando y guiando a sus seguidores. En segundo lugar, destaca el carácter simbólico de la expresión. Hay que volver a Galilea para seguir sus pasos: hay que vivir curando a los que sufren, acogiendo a los excluidos, perdonando a los pecadores, defendiendo a las mujeres y bendiciendo a los niños; hay que hacer comidas abiertas a todos y entrar a las casas anunciando la paz; hay que contar parábolas sobre la bondad de Dios y denunciar toda religión que vaya contra la felicidad de las personas; hay que seguir anunciado que el Reino de Dios está cerca.

Con Jesús, es posible un mundo diferente, más amable, digno y justo. Hay esperanza para todos; Él irá adelante. Allí lo verán. En suma, Galilea es más que un espacio geográfico, tiene un sentido simbólico: es el lugar del seguimiento a Jesús, el punto de partida de la misión de la Iglesia a todos los pueblos, el lugar de la manifestación gloriosa del Hijo de Dios.

En tercer lugar, Pagola nos habla de un fenómeno singular que transforma de raíz la adhesión de los discípulos. Ellos reavivarán lo que experimentaron junto a Jesús por los caminos de Galilea, pero esta vez a la luz de la Resurrección. Impulsados por su fe en el Resucitado, empiezan a recordar sus palabras, pero no como si fueran el testamento de un maestro muerto, que pertenece al pasado, sino como palabras de alguien que está “vivo” y sigue hablando con la fuerza de su Espíritu.

Nacen así los Evangelios. Estos escritos no recopilan los dichos pronunciados en otro tiempo por un rabino famoso, sino el mensaje de alguien resucitado por Dios, que comunica su espíritu y su vida a quienes lo siguen. Por otra parte, y siempre a propósito del texto citado, el papa Francisco, en su homilía de la vigilia pascual, explicó que “volver a Galilea” quiere decir releer todo a partir de la cruz y de la victoria de Jesús.

Es decir, releer la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los entusiasmos y las defecciones, hasta la traición, a partir del final; un final que es inicio de una vida totalmente disponible a Dios, la de Jesús resucitado. Añadió que “no se trata de volver atrás, no es una nostalgia, sino volver al primer amor para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a todos, a todos los extremos de la Tierra”.

En su mensaje Urbi et orbi, el papa dijo que en Jesús resucitado el amor vence al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte. Y desde esa certeza hizo, entre otras, las siguientes peticiones: Ayúdanos a derrotar el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos derroches de los que a menudo somos cómplices.

Haznos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono. Haz que podamos curar a los hermanos afectados por la epidemia de Ébola en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, y aquellos que padecen tantas otras enfermedades, que también se difunden a causa de la incuria y de la extrema pobreza.

  1. Consuela a todos lo que hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, por haber sido injustamente arrancados de su afecto, como tantas personas, sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes partes del mundo.
  2. Conforta a quienes han dejado su propia tierra para emigrar a lugares donde poder esperar un futuro mejor, vivir con dignidad y, muchas veces, profesar libremente su fe.

Te rogamos, Jesús glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente. En definitiva, el anuncio de la buena nueva de la Resurrección no es la transmisión de una doctrina ni la imposición de una moral, sino el convencimiento de que algo nuevo y decisivo se ha producido.

Para los primeros cristianos, creer en la Resurrección significaba ir a Galilea y regresar a Jerusalén, reunir a la comunidad y compartir las experiencias, sin miedo a los judíos ni a los romanos (Lc 24, 33.35). Significaba recibir la fuerza del Espíritu Santo, abrir las puertas, anunciar la buena noticia a la multitud (Hch 2, 4); y tener la valentía de decir: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5, 29).

Proclamar y ser testigo de la resurrección de Jesús significaba creer que Dios es capaz de sacar vida de la misma muerte (Hb 11, 9); creer que el mismo poder que Dios usó para resucitar a Jesús será usado también en sus seguidores y seguidoras, por medio de la fe (Ef 1, 19-23).

¿Qué hizo Jesús cuando recorrió toda Galilea?

Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

¿Qué nacionalidad es Jesús?

Jesús de Nazaret
Nombre nativo ܝܫܘܥ, Išo ( arameo ) יְהוֹשֻׁעַ, Yehošuaʕ, o יֵשׁוּעַ, Yešuaʕ (hebreo antiguo)
Nacimiento c.7-3 a.C. Nazaret o Belén​
Fallecimiento c.27-34 Calvario, Jerusalén
Causa de muerte Crucifixión, ordenada por el prefecto romano de Judea​

¿Qué dice en Mateo 11 28?

Comentario al Evangelio según San Mateo 11, 28-30

  • Miércoles II Semana
  • Tiempo de Adviento
  • 9 de Diciembre de 2020
  • San Juan Diego
  • Evangelio
  • Vengan a mí, todos los que están fatigados
  • + Del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, Jesús dijo: “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera”.

Comentario al Evangelio Antes de este pasaje evangélico Jesús había elevado un himno al Padre por haber revelado su misterio a los pequeños y no a los ‘sabios’ de este mundo. Jesús contrapone al pueblo sencillo e ignorante con los que mantenían el monopolio de la doctrina y dictaban la ley, imponiendo una larga serie de prescripciones superfluas que resultaban pesadas y agobiantes.

A los que se sienten agobiados y oprimidos por ese yugo, Jesús propone una relación de confianza e intimidad con Dios, a partir de la humildad y la mansedumbre. Cfr. Actualidad Litúrgica n.253.

  1. Reflexionamos
  2. · ¿Te acercas a Jesús?
  3. · ¿Tomas su yugo?
  4. · ¿Aprendes de Él?
  5. Nos comprometemos
  6. Reflexión: Para descubrir que ser libres y aceptar normas no sólo no se oponen (cuando las normas son juiciosas, porque nos permiten desarrollar nuestra personalidad y realizar el ideal de nuestra vida) sino que se complementan y enriquecen mutuamente, es necesario recogerse y reflexionar, entrar en la interioridad, entendiendo por tal no un lugar opuesto a lo que nos es exterior sino la capacidad que tenemos para encontrarnos con las grandes realidades de la vida.
  7. Gustavo Villapalos y Alfonso López,

El libro de los valores, Ed. Planeta, 2001. La responsabilidad del guía La responsabilidad es siempre proporcional a la dignidad. La dignidad de quien consagra su vida a orientar a niños y jóvenes es muy alta. Se hace responsable del futuro de estas personas y, consiguientemente, de la sociedad.

La oración de la maestra ¡Señor! Tú que enseñaste perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra. Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes. Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto.

Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñe. Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes.

  • Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.
  • Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.
  • Hazme fuerte, aún en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.

¡Amigo, acompáñame! ¡Sosténme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo.

Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones. Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana. Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.

Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor para saber que he corregido amando! Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más oro que las columnas y el oro de las escuelas ricas.

  1. Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez que enseñar y amar intensamente desde la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos de costado a costado.
  2. Gabriela Mistral, Desolación, Espasa-Calpe, 1983.
  3. San Juan Diego

Nació en Cuautitlán, hacia 1474. Se convirtió a la fe por la predicación de los primeros misioneros. “Buen cristiano y temeroso de Dios”, fue escogido por él para ser el mensajero de “la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive”, misión que cumplió fielmente.

Vivió junto a la ermita de nuestra Señora de Guadalupe, unos 17 años, hasta su muerte, acaecida en 1548. El Papa Juan Pablo II lo canonizó el 31 de julio de 2002.V. Continuaré, Oh Dios mío R. ¡Haciendo todas mis acciones por tu amor! V. San Juan Bautista de la Salle R. ¡Ruega por nosotros! V. Viva Jesús en nuestros corazones R.

¡Por siempre! : Comentario al Evangelio según San Mateo 11, 28-30

¿Qué dice el texto original de Mateo 28 19?

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¿Qué le dijo el ángel cuando vio a María?

Pero el ángel le dijo: ‘ No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo.