Qué Significa El Agua Bautismal?

Qué Significa El Agua Bautismal
La inmersión simboliza la muerte de la vida pecaminosa de la persona y su renacimiento a una vida espiritual dedicada al servicio de Dios y de Sus hijos. También simboliza la muerte y la resurrección.

¿Qué significa el agua bautismal y la vestimenta blanca?

¿Cuál es el significado de los símbolos del bautismo? La primera gran ocasión especial y motivo de reunión de la familia y amigos más cercanos que la mayoría de las personas experimentamos, es el día de nuestro bautismo. Se trata del primero de los sacramentos para quienes viven en la fe católica, y es a través de él que somos purificados del pecado original, para empezar a formar parte de la Iglesia y del cuerpo de Cristo.

  • Además, el bautismo es necesario para recibir el resto de los 7 sacramentos de la Iglesia Católica, por lo que recibirlo marca la pauta para transitar el camino espiritual que habremos de llevar de por vida.
  • La celebración de un bautismo está rodeada de símbolos, que en conjunto hacen posible que el bautizado reciba el sacramento.

Se trata de una serie de elementos materiales, así como la lectura de la palabra santa y algunos cantos, que le dan vida a la ceremonia de bienvenida a la vida cristiana.

Los elementos principales que conforman una ceremonia bautismal, son: ● El agua ● El crisma ● El aceite santo ● La luz de la vela o cirio ● La túnica blanca, vestido o ropón

El agua cumple la función de purificar al bautizado, de limpiar simbólicamente de su cuerpo y de su alma, todo signo de pecado. De hecho, este líquido es universalmente reconocido como un símbolo de vida, que nutre la tierra para que de frutos. Lo mismo hace con el alma del bautizado.

  • El crisma es un aceite consagrado y aromático que se utiliza para sellar la entrada de los bautizados a la gran familia de la Iglesia.
  • Además del bautismo, se utiliza durante los sacramentos de la confirmación y de la ordenación sacerdotal.
  • En el bautismo se utiliza para ungir la cabeza del bautizado, dándole una especie de sello que lo consagra en su nuevo rol.

Además del crisma, el aceite santo también es de gran importancia, pues al ser ungido, el bautizado se declara como un soldado de la fe y un miembro de la cristiandad. Con este óleo, el sacerdote dibuja una cruz en el pecho y otra entre los omóplatos de los bautizados, lo cual simboliza la fuerza en la lucha contra las tentaciones, dándole una especie de escudo contra el pecado.

  • La vela o el cirio que se entrega a los padres o al padrino de los bautizados simboliza a Cristo, la luz del mundo, con la esperanza de que ilumine al niño y permita que quienes lo aman y apoyan lo acompañen en su camino de fe.
  • También representa la ayuda que la iglesia debe proporcionar a su nuevo miembro para encontrar su propia luz en el mundo, recordando que La luz fue el primer regalo de Dios, su primera creación.

La vestimenta blanca que se porta durante el bautismo es símbolo de la nueva vida y de la nueva dignidad que tiene el bautizado. En la antigüedad, los que se bautizaban tenían que llevar una túnica blanca nueva antes de unirse a los demás fieles de la Iglesia.

Así que la vestidura blanca expresa la pureza del alma devuelta sin mancha tras el bautismo, el cambio profundo y la renovación interior que el sacramento ha traído a quien lo recibe. Consigue el atuendo que necesitas para ese día especial visitando la tienda en linea, tenemos, accesorios y mucho más.

: ¿Cuál es el significado de los símbolos del bautismo?

¿Que nos regala Dios con el agua bautismal?

Las gracias que se reciben en el Bautismo Fuente: Juventud y Familia misionera Existen diferentes motivos por los cuales se bautiza a los niños. En alguna ocasión hemos visto que el sacerdote se niega a administrar el Bautismo a alguien porque considera que la motivación no es la correcta.

Puntos a desarrollar: El Bautismo consagra a la persona humana, la reserva para Dios. Este es el inicio de nuestra vida cristiana que alcanza su plenitud en Cristo. Aplicaciones en la vida diaria: Meditar junto a la pila bautismal, si hemos dado la importancia debida al hecho de ser bautizados y si hemos incrementado nuestra vida de fe o la hemos dejado disminuir.

El Bautismo es el sacramento por el cual el hombre nace a la vida espiritual, por medio de la purificación con agua y la invocación a la Santísima Trinidad. Este Sacramento ocupa el primer lugar entre todos los sacramentos porque al borrar el pecado original, se nos abren las puertas de la fe, la posibilidad a los demás sacramentos y nos hace miembros de la Iglesia.

Por el Bautismo llegamos a formar parte de la Iglesia, nos invita a la vida de Jesús que se vive en ella, nos convida a vivir unidos unos con otros, con los sacerdotes, los Obispos y el Papa. En el Bautismo recibimos como un regalo de Dios las tres virtudes teologales: FE, ESPERANZA Y CARIDAD. Estas virtudes nos la da Dios por su infinito amor, porque no hemos hecho ningún mérito para que se nos den.

También se reciben los dones del Espíritu Santo. La fe recibida en el Bautismo debe crecer y hacerse cada día más fuerte para dar frutos abundantes de santidad. Debe desarrollarse por medio de un continuo y creciente conocimiento de Dios, de Cristo, de su Iglesia y de la vida de gracia.

  • La fe nos hace santos.
  • En el Bautismo el amor infinito de Dios se comunica a nuestra vida.
  • Nuestro amor a Dios lo demostramos: pensando en Él con frecuencia, cumpliendo los Mandamientos, frecuentando los sacramentos, haciendo buenas obras y amando a los demás.
  • Con el Bautismo recibimos muchas promesas, de las cuales la primera es la vida eterna y las gracias necesarias para alcanzarla.

Ni el dolor, ni el sufrimiento, ni nada debe disminuir nuestra esperanza. Mediante el Bautismo se debilita la tendencia al pecado, pero no es una fórmula mágica, hay que luchar contra el pecado. Se nos da la gracia sacramental que nos permite recibir los auxilios espirituales necesarios para vivir cristianamente y poder alcanzar la santidad, viviendo dentro de la Iglesia.

Se nos marca con el carácter bautismal, que es esa huella invisible en el alma que nos asemeja a Cristo y que nos marca como pertenecientes a Dios. Por ello, este Sacramento no se puede recibir más que una vez en la vida. También nos compromete a la evangelización y a una vida de apostolado. Podemos decir que este Sacramento es lo más importante que podemos recibir en nuestra vida.

Representa el inicio de nuestra vida cristiana. Es como la semilla que se pone en la tierra para que crezca y llegue a dar frutos, mas es necesario que se prepare el terreno y que se abone para lograrlo. : Las gracias que se reciben en el Bautismo

¿Cómo se llama el agua del bautizo?

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación acreditada, Este aviso fue puesto el 20 de diciembre de 2013.

Fuente bautismal de la Catedral de San Rafael en Dubuque. El agua bendita es el agua que ha sido bendecida por un presbítero, obispo o diácono para la celebración del sacramento del Bautismo o para bendecir objetos, entre otras costumbres. La bendición del agua se da en la Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Iglesia veterocatólica y en la Iglesia Anglicana,

¿Que simboliza el agua en la Iglesia Catolica?

Durante el rito del Bautismo, el agua representa la purificación y el rechazo del pecado original. También aparece reflejado en asociaciones como Jesús es el ‘agua viva’ o el ‘agua de vida’. El significado de esta ‘agua viva’ es el de la vida eterna y el Espíritu de Dios.

¿Cuál es el signo más importante del bautismo?

LOS SIGNOS DEL BAUTISMO | Parroquia de Sant Martí d’Empúries A menudo nuestras palabras no expresan suficientemente las realidades de nuestro corazón. Los signos son más amplios y más expresivos para traducir nuestros sentimientos. Con más razón todavía nos serviran para “comprender” el misterio inmenso que es Dios.

Acogida de la asamblea El Bautismo no es sólo un asunto personal. Afecta a toda la comunidad cristiana. Ésta lo manifiesta acogiendo al recién nacido acompañado por los padres y padrinos. Escuchar la Palabra ¿De qué palabra se tracta? De la Palabra de Dios. Cada uno escucha, acoge esta palabra y pide fuerza para hacerla viva en el corazón de la vida cotidiana.

La profesión de fe Delante de la comunidad cristiana el celebrante establece un diálogo con los padres y el padrino y la madrina, si se trata de un niño, o con el bautizado si es un adulto. Son las promesas del bautismo: – “Renunciáis, pues, al pecado para vivir en la libertat de los hijos de Dios?” – “Sí, renuncio”.

A continuación se hace la profesión de fe: – “Creéis en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo?” – “Sí, creo”. El agua Uno de los signos principales del bautismo es la agua. La agua es fuente de vida, que fecunda, regenera, purifica. La agua del bautismo simboliza la vida de Dios. Ser bautizado significa ser sumergido en Cristo, y participar, ya desde ahora, de su vida.

El celebrante vierte tres veces agua sobre la cabeza de la persona que es presentada o pide el bautismo, Al mismo tiempo el celebrante dice: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, Este gesto y estas palabras son el núcleo central, el corazón del sacramento, el signo principal de la apertura al don de Dios.

El aceite del Crisma El párroco marca la cabeza del bautizado con el aceite del Es un aceite mezclado con bálsamo consagrado por el obispo el Jueves Santo, con el cual son bautizadas todas las personas del obispado. Este rito consagra al bautizado como hijo de Dios. En la antigüedad eran ungidos con aceite los reyes, profetas y sacerdotes.

Así el bautizado es rey (reinar quiere decir amar, servir), profeta (ser testimonio de Dios entre el pueblo cristiano) y sacerdote (presenta a Dios toda su vida). Además, el aceite simboliza la fuerza, la suavidad y la belleza del Espíritu que impregnará al nuevo cristiano.

¿Qué significa fuente bautismal en la Iglesia?

Es una pieza cóncava de piedra que sirve de recipiente para el agua bendita para posteriormente ser vertida sobre la persona que quiere va a ser bautizada.

¿Cuál es la importancia del bautismo en agua?

El bautismo es esencial para nuestra salvación Nosotros creemos que tenemos que ser bautizados y recibir el don del Espíritu Santo (mediante la ordenanza de la confirmación) para ser salvos en el reino de los cielos. El Salvador enseñó: “El que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” ().

El Señor también enseñó que la ordenanza del bautismo, como todas las demás ordenanzas del Evangelio, la debe efectuar un digno poseedor del sacerdocio: “El que es llamado por Dios y tiene autoridad de Jesucristo para bautizar, entrará en el agua con la persona Entonces la sumergirá en el agua, y saldrán del agua” ().

El bautismo por inmersión simboliza la sepultura del pecador y el renacimiento espiritual de la persona para vivir “en vida nueva” (). Mediante el bautismo dejamos atrás nuestra antigua vida y comenzamos una vida nueva como discípulos de Jesucristo. Cuando se nos confirma, llegamos a ser miembros de Su Iglesia.

El bautismo también incluye un convenio sagrado, una promesa, entre el Padre Celestial y la persona que es bautizada. Nosotros hacemos convenio de guardar Sus mandamientos, de servirlo a Él y a Sus hijos, y de tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo. Él promete perdonar nuestros pecados, ” su Espíritu más abundantemente sobre ” (), y nos ofrece la vida eterna.

El Salvador mismo cumplió con el mandamiento de ser bautizado aun cuando Él era sin pecado (véase ). Se bautizó, para ser obediente, para darnos el ejemplo y para “cumplir con toda justicia” (véase ). Por consiguiente, aquellos que son bautizados están siguiendo el ejemplo del Salvador.

Quienes deseen ser bautizados deben ” ante Dios ante la iglesia que se han arrepentido verdaderamente de todos sus pecados, y dispuestos a tomar sobre sí el nombre de Jesucristo” (). “Creemos bautismo por inmersión” (). Después del bautismo se nos confirma miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y recibimos el don del Espíritu Santo. El bautismo y la confirmación permiten que la expiación de Jesucristo lleve a cabo una purificación espiritual en nuestras vidas, incluso la “remisión de pecados” (). Mediante el bautismo y la confirmación llegamos a ser “conciudadanos con los santos” en “la familia de Dios” ().

Para mayor información, refiérase al capítulo 2 de Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Lorenzo Snow, 2012. Un convenio sagrado “El bautismo es una ordenanza que simboliza entrar en un convenio sagrado y vinculante entre Dios y el hombre. Los hombres prometen renunciar al mundo, amar y servir a su prójimo, visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, proclamar la paz, predicar el Evangelio, servir al Señor y guardar Sus mandamientos.

¿Qué significa el bautismo en agua para los cristianos?

El bautismo, significa la muerte y resurrec- ción de Cristo, y la muerte y la resurrccion del cristiano. Un poco o mucha agua derramada en la ca- beza, no simboliza ni muerte, ni resurrección, 0 sea. «renacer de agua.» Juan 3: 5.

¿Qué diferencia hay entre el bautismo en agua y el bautismo en el Espíritu Santo?

¿Por qué es necesario que reciba el Espíritu Santo? – Si bien el bautismo le limpia de sus pecados, el Espíritu Santo lo santifica, o purifica. Si se mantiene fiel a sus convenios bautismales, siempre podrá tener el Espíritu Santo con usted. Toda persona buena puede sentir la influencia del Espíritu Santo, pero sólo los que son bautizados y que reciben el Espíritu Santo tienen el derecho de disfrutar de Su compañía constante durante su vida.

  1. El Espíritu Santo le permite reconocer la verdad y entenderla.
  2. Él brinda fortaleza espiritual e inspiración; le consuela en los momentos difíciles y le guía al tomar decisiones.
  3. Por medio del Espíritu Santo, usted puede sentir el amor y la influencia de Dios en su vida diaria.
  4. Su capacidad para disfrutar de este don divino depende de su obediencia a los mandamientos de Dios.

El Espíritu Santo no permanece con aquellas personas que no viven de acuerdo con las enseñanzas de Dios, por lo que pierden el privilegio de tener Su guía e inspiración. Esfuércese siempre por ser digno de la compañía y la dirección del Espíritu Santo.

  • El Espíritu Santo se recibe después del bautismo.
  • En una ordenanza llamada confirmación, uno o más poseedores autorizados del sacerdocio le ponen las manos sobre la cabeza, lo confirman miembro de la Iglesia y lo bendicen para recibir el Espíritu Santo.
  • Esta ordenanza suele realizarse durante un servicio religioso, poco después del bautismo.

Una vez que se le haya bautizado y confirmado, usted se convierte en miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Imagen La Santa Cena nos ayuda a recordar a Jesucristo.

¿Qué efectos produce en nosotros el agua del bautizo?

La eficacia simbólica del agua en el ritual cristiano del bautismo. Un enfoque antropológico

La eficacia simbólica del agua en el ritual cristiano del bautismo. Un enfoque antropológico The symbolic effectivness of water in the christian ritual of Baptism. An anthropological approach Manuel Contreras Gallego Profesor de Filosofía y Sociología en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia. Úbeda (Jaén).

RESUMEN El autor, convencido de la necesidad de analizar los sacramentos cristianos con los instrumentos teóricos y metodológicos que ofrece la moderna antropología social y cultural, presenta en este artículo un intento de análisis interdisciplinar del rito bautismal del baño del agua. En un primer momento describe cuáles son las notas básicas de cualquier rito o símbolo: repetitividad, complejidad, sociabilidad, religiosidad e intersubjetividad comunicativa. Posteriormente, estudia el «baño del agua» desde la antropología, la exégesis bíblica y la liturgia. ABSTRACT Convinced of the necessity of analyzing the Christian sacraments with the theoretical and methodological instruments that modern social and cultural anthropology offers, the author presents an interdisciplinary analysis of the baptismal rite of the bath of water. He describes the basic notes of any rite or symbol: repetition, complexity, sociability, religiosity and communicational inter-subjectivity. He goes on to study the «bath of water» from the perspective of anthropology, the biblical exegesis and the liturgy.

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PALABRAS CLAVE | KEYWORDS eficacia simbólica | bautismo | simbolismo del agua | rito | religión | liturgia | symbolic effectiveness | Baptism | water symbolism | rite | liturgy

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Dominamos al mundo a través de los signos, y a nosotros mismos por medio de los símbolos. Victor Turner

Las actitudes y valoraciones con respecto al rito son en la cultura occidental contemporánea bastante complejas y controvertidas. Mientras una tendencia parece ridiculizar los ritos e intenta abandonarlos, siguiendo en esto los estímulos cada vez mayores de la organización racional-tecnocrática de la sociedad; otra tendencia, no necesariamente ajena del todo a la precedente, sino que emerge de ella de forma ocasional, adopta ante ellos unas actitudes de búsqueda, de redescubrimiento y, en ocasiones, de ejecución convencida. Así, mientras que en la esfera tanto social como religiosa hemos observado un abandono de prácticas rituales, casi contemporáneamente han nacido otras prácticas propias de determinadas áreas culturales típicas, por ejemplo, la de los adolescentes o de los jóvenes (saludos, maneras de divertirse, ropa, distribución de tiempos.). Igualmente, al tiempo que en determinados círculos intelectuales se afirma el fin de lo religioso («el eclipse de lo sagrado».) y la instalación definitiva de la secularización, entendida en el sentido más amplio y radical de la palabra, persisten, y cada día con más vitalidad y mayor número de adeptos, prácticas rituales religiosas -la llamada «religiosidad popular» -, o los denominados «nuevos movimientos religiosos», en ocasiones llamadas «sectas» -tan «de moda» hoy-, o formas repetitivas de gestos y actitudes propias de las fiestas periódicas, tanto religiosas como civiles. Es necesario constatar la compleja presencia de los ritos en la vida de los hombres, En realidad esta presencia debe ser considerada fundamental, más aún, si se trata de la experiencia de religiosa. Sería un error pensar que pueda existir una religión que sea totalmente interior, sin reglas, sin liturgia, sin signos externos de estados de ánimo interiores. Así como para la sociedad, así también para la religión la forma exterior es condición de su existencia, Como animal social, el hombre es un animal ritual. Suprimido en un modo, el ritual rebrota en otro, tanto más fuerte cuanto más intensa es la interacción social. Podemos considerar el rito como una acción compleja en la que confluyen, ya desde su nacimiento, además de gestos y movimientos, palabras y cosas, un todo coherente que, dentro de un determinado sistema cultural, establece un campo simbólico que permite situarse o situarnos uno frente a otro, establecer relaciones, reconocer valores. Recordar lo simbólico significa confirmar, por una parte, la importancia del ritualismo humano, y por otra, señalar su esencial función maduradora para el hombre y la mujer. De hecho, lo que llamamos ordinariamente lo real no lo alcanzamos nunca directamente. Sólo podemos percibirlo mediatamente; lo real se hace presente a nosotros mismos a través de la compleja trama simbólica de la cultura, en particular mediante la actividad del lenguaje, globalmente entendido. «En un acto ritual, el mundo vivido y el mundo imaginado, fusionados por obra de una sola serie de formas simbólicas, llegan a ser el mismo mundo y producen así esa idiosincrásica transformación de la realidad», Así pues, la atención a los ritos encierra ya una dimensión simbólica, ofrecida ya en la definición misma del ritual dada, por ejemplo, por Victor Turner, cuando escribe: «Entiendo por ritual una conducta formal prescrita en ocasiones no dominadas por la rutina tecnológica y relacionada con la creencia en seres o fuerzas místicas», Y después de esta definición añade el autor que el símbolo es la unidad más pequeña del ritual, que contiene, no obstante, las propiedades específicas del ritual mismo. Rito y símbolo son, pues, dos conceptos lo suficientemente complejos e importantes en nuestro estudio para dedicar un espacio a ellos. Sin olvidar lo dicho por Victor Turner en torno al símbolo («es la unidad última de estructura específica en un contexto ritual» ), analicemos las características básicas de ritos y símbolos. Cinco son las principales notas: repetitividad, complejidad, sociabilidad, religiosidad e intersubjetividad comunicativa o significatividad, El rito se refiere a menudo a un comportamiento social repetitivo y estereotipado, Rito hace referencia a un conjunto de reglas establecidas, a algo que está conforme con el orden, la costumbre, lo regulado. Es éste el uso que se hace de «rito» en expresiones tales como «actitudes rituales», «comportamientos rituales», «expresiones rituales». Todo símbolo y todo rito es esencialmente ambiguo, difícil de traducir su significado a términos discursivos de denotaciones más o menos precisas. Están caracterizados por la vaguedad y por una compleja estructura interna, Esta complicada estructura interna se manifiesta en el hecho de que puede darse un mismo marco referencial y, sin embargo, aplicarle significados distintos. Un considerable número de antropólogos, especialmente en los últimos años, se hallan convencidos de que luchan realmente contra gigantes, por la complejidad que ritos y símbolos entrañan y por la fuerza que poseen para hacer de la endeblez de las edificaciones humanas verdaderos bastiones inexpugnables. «Lo que resulta de este breve repaso a algunos de los aparatos culturales de los rituales liminales, símbolos y mitos, es que todos estos fenómenos comportan una gran densidad y complejidad. Éstos, enfáticamente, no se dejan reducir a los términos de los practicantes de una sola disciplina o subdisciplina (.). Los símbolos pueden no reflejar ninguna estructura, sino una antiestructura, y no sólo reflejarla, sino contribuir a crearla» ; esto significa que el camino pasa, como ocurre con toda genuina indagación, a través de una espantosa complejidad. Los ritos son explicitaciones fundamentales de la sociabilidad del hombre que señalan y subrayan, en consecuencia, todas la manifestaciones de dicha sociabilidad, «Si la forma cultural de la communitas -como se encuentra en la liminaridad- puede corresponder con una experiencia verdadera de la communitas, los símbolos que se representan allí se pueden experimentar más profundamente que en otro contexto, si el sujeto ritual tiene lo que llamarían los teólogos las ‘disposiciones adecuadas’», Pero no podemos olvidar que el poder y la autoridad constituyen el tejido con y sobre el que se construyen las realidades y las relaciones sociales. De ahí que, en último extremo, las realidades y las relaciones sociales pueden ser reducidas a relaciones de poder. «Relaciones de poder que -como escribe A. Cohen- son objetivadas, desarrolladas, mantenidas, expresadas o camufladas por medio de formas simbólicas» ; tan es así que determinadas prácticas rituales legitiman las acciones de quienes gobiernan o dominan y las de aquellos que siguen sus mandatos ; la fuerza de los ritos radica precisamente en hacer borrar toda huella de artificiosidad y aleatoriedad con que son impuestas unas determinadas creencias y unas determinadas prácticas sociales. Todo este andamiaje intelectual parece mantenerse por sí mismo. Como escribe Godelier, «cuando se hacen a los hombres baruya preguntas directas como: ‘¿pero por qué las mujeres no pueden heredar la tierra?; ¿por qué no se fabrican ellas mismas sus bastones de cavar?’, primero se produce un silencio, y luego viene la respuesta: ‘porque son mujeres’, y si se insiste un poco comienza el discurso sobre las reglas, la polución, etc.», Esto es, ritos y gestos remiten a la práctica social, a la vez que ésta remite a los primeros, cerrando el círculo de tal modo que ya no cabe ni pregunta ni respuesta posterior. Toda pregunta acaba donde comienza la práctica social, y toda práctica social se cierra donde comienza el ritual, Desde Durkheim a Malinowski y la corriente funcionalista, hasta Turner, el rito es definido, además de por su repetitividad, por su referencia a creencias, a órdenes extra-empíricos o a poderes místicos, tanto que la oposición absoluta entre ritos religiosos y no religiosos no es del todo pertinente ni operativa. «El fenómeno ritual es omnicomprensivo, marca rítmicamente lo cotidiano y señala las estaciones, pero no establece relaciones entre lo sagrado y lo profano, pues no existe ninguna frontera que lo divida», La definición que Geertz da de religión, y que él explica en su trabajo, La religión como sistema cultural (1966), es en este sentido paradigmática:« Una religión es : 1) Un sistema de símbolos que obra para 2) establecer vigorosos, penetrantes y duraderos estados anímicos y motivaciones en los hombres 3) formulando concepciones de un orden general de existencia y 4) revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad tal que 5) los estados anímicos y motivaciones parezcan de un realismo único»,Además, no podemos olvidar que la relación existente entre poder y religión, entre autoridad y sacralidad se hace unidad en el rito. El simbolismo religioso por sí mismo manifiesta un poder, una autoridad, una eficacia y, al mismo tiempo es uno de los elementos fundamentales del poder político, Por último, los nuevos enfoques antropológicos en el análisis de los símbolos se preguntan por el significado que éstos transmiten; lo que les preocupa de los símbolos a los antropólogos de hoy no es «qué son» (enfoque metafísico, esencialista), sino «qué se dice a través de ellos» en la interacción social (enfoque sociológico). Las ideas subyacentes a estos tipos de análisis son principalmente las de los autores: George Herbert Mead y el interaccionismo simbólico y Alfred Schutz y la sociología del conocimiento, De forma resumida, podemos decir que estos estudios descansan sobre tres postulados básicos. Primero: El individuo no solamente se halla con un mundo socialmente determinado, prefijado de antemano, sino que, además, se halla inmerso en un mundo de significaciones compartidas, Segundo: Este mundo de significaciones compartidas abarca no solamente el universo sociocultural en el cual vive el individuo, sino que, además, incluye la realidad de la vida cotidiana. Tercero: Las significaciones no se agotan, sin embargo, en el mundo finito de la vida cotidiana, sino que hay otras que transcienden el mundo perceptible. Son los símbolos, A estas corrientes de pensamiento hay que añadir la teoría de los actos verbales, En esta interesante teoría de J.L. Austin, desarrollada después por J.R. Searle, se distingue entre uso verbal constatativo y ejecutivo. El uso verbal ejecutivo no se limita a constatar la realidad, sino que actúa sobre ella en la acción verbal. En este sentido podemos decir que a alguien le han «reducido al silencio», que han «distorsionado» una cosa, que «se saca» algo a colación, que «se pone» una cuestión sobre el tapete, etc. Ello indica que el lenguaje posee un carácter ejecutivo. Ejemplos especialmente significativos de este lenguaje son los enunciados jurídicos y los que crean una situación: «Bautizo este buque con el nombre de Isabel»; «Te recibo como mi esposa»; «queda abierta la sesión». Tales acciones verbales no constatan una realidad objetiva ni informan sobre ella; en ellas el lenguaje ejecuta aquello que dice, Decir algo es realizar una acción y, por tanto, el acto de habla es la unidad elemental del habla, que manifiesta los caracteres de una acción orientada al entendimiento, El sociólogo francés Pierre Bourdieu relaciona todas estas corrientes intelectuales con el discurso ritual en una obra de obligada lectura para el tema que estamos tratando: ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Para Bourdieu el principio fundamental por el que se rige la eficacia simbólica del discurso ritual «se resuelve en el misterio del ministerio (según ese juego de palabras tan caro a los canonistas), es decir, en la alquimia de la representación (en los diferentes sentidos del término) a través de la cual el representante constituye al grupo que le constituye a él: el portavoz dotado de poder de hablar y actuar en nombre del grupo, y en primer lugar sobre el grupo que existe única y exclusivamente por esta delegación », Se conjugan, pues, en el discurso ritual tres condiciones interrelacionadas: las propiedades lingüísticas del discurso (sintácticas, fonéticas, etc.), las propiedades de quien lo pronuncia y las propiedades de la institución que autoriza a pronunciarlos. De estas condiciones, la más importante es la delegación de autoridad que confiere autoridad al discurso autorizado. «Para que el ritual funcione y actúe, es preciso en primer lugar que se presente y sea percibido como legítimo, ya que la función de la simbólica estereotipada es precisamente manifestar que el agente no actúa en su nombre personal y por su propia autoridad sino en tanto que depositario de un mandato.(.) La eficacia simbólica de las palabras sólo se ejerce en la medida en que quienes la experimentan reconocen que quien la ejerce está autorizado para ejercerla.(.) Reside así totalmente en la convicción de que esa delegación constituye los cimientos mismos del ministerio, esa ficción social, convicción que es mucho más profunda que las propias creencias y misterios que el ministerio profesa y garantiza», Un campo concreto para aplicar esta temática antropológica puede ser el ritual litúrgico cristiano, sin duda alguna, no estudiado lo suficientemente por antropólogos, sociólogos, teólogos y liturgistas, en conjunto y de una manera interdisciplinar, Una vez más descubrimos como la «ciencia del hombre», la antropología social y cultural, puede ser un excelente marco para el estudio interdisciplinar de un hecho humano concreto, en este caso, los sacramentos cristianos. Nos vamos a limitar, y siempre a modo de ejemplo, a analizar un símbolo natural que se utiliza en uno de los rituales cristianos. El símbolo es el agua; el ritual-sacramento, el bautismo, En él vamos a poder descubrir, aunque sólo sea mínimamente, la fuerza del símbolo, la eficacia simbólica que el ritual ofrece para aquellos que lo celebran (tanto ministros como receptores). «Los actos simbólicos son increíblemente poderosos e increíblemente perdurables, fuertemente encadenados a los actos de la vida ordinaria; los rituales no parecen ser considerados breves secuencias de conducta, cuyas transformaciones son transitorias, sino que su poder consiste en proyectarse más allá, en proyectar regularidad en lo que es secuencia y proceso», En el planteamiento metodológico nos vamos a limitar a la antropología, la exégesis bíblica y la liturgia. Acerca de la antropología, no nos interesa el elemento en sí mismo (agua), sino en relación al hombre, desde el uso que de él hace (baño, limpieza, etc.); pero deberemos partir siempre del signo originario para llegar a comprender el sentido del uso existencial, es decir, el elemento en situación, el elemento usado por el hombre. La Biblia nos dirá cómo ese elemento ha sido elegido por Dios para comunicarse a los creyentes, esperando recibir una respuesta -ésta sería la «creencia»-. El discurso litúrgico será el que lógicamente concluya el camino, para mostrar cómo un grupo humano concreto, la comunidad eclesial, actualiza la «alianza» entre Dios y los hombres, a través de los símbolos que «efectúan» la salvación, los sacramentos, y en especial el ritual del bautismo. Antes de continuar quisiéramos presentar las limitaciones que consideramos propias del presente trabajo. Fundamentalmente son dos: el reducirnos a un planteamiento teórico, general, ideológico -aunque evidentemente basado en lo concreto-, sabiendo que sería antropológicamente más interesante el estudiar un rito bautismal concreto y completo. Además, y como segunda limitación, consideramos que las ciencias que deberían entrar en el análisis del rito bautismal deberían ser, además de la aludidas, otras más, como, por ejemplo, la sociología, la psicología, la teología, o la historia. La principal aportación que quisiéramos ofrecer es el animar a estudiosos e investigadores, antropólogos y teólogos, creyentes y no creyentes, sacerdotes y fieles, pastoralistas y liturgistas, a que analicen los sacramentos cristianos desde la dimensión que ofrece la antropología social y cultural. En ella y por ella podemos descubrir aspectos nuevos, especialmente significativos para comprender más ampliamente y mejor el ritual religioso cristiano; evidentemente desde una dimensión interdisciplinar y desde un fecundo y respetuoso diálogo entre la fe cristiana, la cultura y las ciencias contemporáneas.1. Las aguas y el simbolismo acuático. El poder evocador del agua «Podríamos decir en síntesis que las aguas simbolizan la totalidad de las virtualidades ; son fons et origo, matriz de todas las posibilidades de existencia. ‘¡Agua, tú eres la fuente de todas las cosas y de toda existencia!’ dice un texto indio ( Bhaviçyottarapurâna, 31,14) sintetizando así la larga tradición védica. Las aguas son el fundamento del mundo entero ( Çatapatha Brâhmana VI, 8, 2, 2; XII, 5,2,14); son la esencia de la vegetación ( ibíd. III, 6, 1, 7), el elixir de la inmortalidad ( ibíd. IV, 4, 3, 15, etc.), son semejantes al ‘amrita’ ( ibíd. I, 9, 3, 7; XI, 5, 4, 5); confieren larga vida y fuerza creadora ; son el principio de toda curación, etc. ( Rig Veda I, 23, 19s; X, 19, 1s; etc.). ‘¡Que las aguas nos traigan el bienestar!’, exclamaba en sus oraciones el sacerdote védico ( Atharva Veda II, 3, 6). ‘¡Las aguas son, en verdad, sanadoras; las aguas alejan y curan todas las enfermedades!’ ( ibíd. VI, 91, 3)»,Soporte de la creación cuya potencialidad concentra en sí, matriz universal, símbolo de la vida y de la fecundidad, elemento arquetipo, materia prima, el agua tiene por todos estos motivos un vastísimo poder de simbolización, ya que contiene todo el espectro de significados que van desde la vida hasta la muerte. Al representar la infinidad de todas las posibilidades, tiene en sí todas las promesas de desarrollo, pero también todas las amenazas de reabsorción, Sumergirse en ella para volver a salir es la regresión a lo preformal, es una vuelta a las fuentes por medio de la muerte simbólica: a través de un proceso de disolución y de desintegración, se provoca luego una fase progresiva de reintegración y nuevo nacimiento, En último análisis, el contacto con el agua implica siempre regeneración, ya porque la disolución va seguida en un nuevo nacimiento, ya también porque la inmersión fertiliza y aumenta el poder de vida de la creación,2. La tipología del agua en la Biblia La historia de las religiones nos ofrece una impresionante coincidencia de base acerca del simbolismo del agua, a pesar de que cada mito tiene sus particularidades: este hecho es significativo porque hace resaltar su valor antropológico universal, Pero en la Biblia, la utilización de la categoría «agua»será crítica, en el sentido de que se organizará en una clave soteriológica originalísima. Por ejemplo, la creación no es presentada como hilogenia ; desaparece todo carácter de sexualidad entre las aguas superiores y las inferiores; Dios, señor del agua, la administra a su juicio según la fidelidad o infidelidad de Israel a la alianza. Las dos narraciones más significativas, la del diluvio ( Génesis 6-8) y la del paso del mar ( Éxodo 14), son los ejemplos típicos de la maldición (castigo salvífico) y de la bendición por medio del agua, Para Génesis 1, las aguas «ab origine» no fueron creadas: simplemente las aguas altas o superiores fueron separadas de las terrestres o inferiores, Por esta transcendencia, las aguas no sólo están reunidas en el infinito y en la altura del cielo, sino que son acercadas a Dios mismo y a su eternidad. Es normal que una civilización agraria como la de Israel viese en el agua la manifestación de la acción divina. Yahveh muestra su poder también en el huracán; Débora, por limitarnos a una sola cita, dice que, al paso del Señor, «los cielos se agitaron y las nubes se desataron en agua» ( Jueces 5,4). El Antiguo testamento ve en el agua que cae sobre la tierra árida no sólo el signo de la fertilidad, sino sobre todo la benevolencia y la bendición de Dios. Obligado a recoger el agua de la lluvia en cisternas, el hombre del Antiguo testamento reconoce en las aguas corrientes la imagen del agua viva que evoca a la divina Sabiduría y al Espíritu: la trasposición simbólica es evidente, El Nuevo testamento vuelve a usar, profundizándolo, este mismo simbolismo. Jesús dirá a la samaritana: «el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para la vida eterna» ( Juan 4,14); y el mismo Juan, en el Apocalipsis, haciéndose eco de Ezequiel, describe al Cordero que guía a los salvados «a los manantiales de las aguas de la vida» ( Apocalipsis 7,17). El simbolismo de la inmersión, que en el contexto veterotestamentario se había desarrollado a partir de las purificaciones rituales hasta llegar al bautismo de Juan como «un bautismo de conversión para perdón de los pecados» ( Lucas 3,3), es vinculado al fuego del Espíritu: «el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios» ( Juan 3,5; cfr. Romanos 6,4). Es evidente que en el Nuevo testamento no interesa tanto el elemento agua cuanto el baño, Éste se desarrollará sobre todo en Pablo, que presenta el bautismo estrechamente unido a la muerte y resurrección de Cristo, reproducida y representada por él: la inmersión corresponde a la colocación en el sepulcro, la emersión a la resurrección, En resumen, además del simbolismo más especialmente paulino de muerte y de resurrección, este rito primordial de la vida cristiana (cfr. Hebreos 6,2), es presentado por el Nuevo testamento como una baño que purifica ( Efesios 5,26; Hebreos 10,22; cfr.1 Corintios 6,11; Tito 3,5), como un nuevo nacimiento ( Juan 3,5; Tito 3,5; cfr.1 Pedro 1,3;2,2) y como una iluminación ( Hebreos 6,4;10,32; cfr. Efesios 5,14).3. El agua en la liturgia bautismal El nuevo rito del bautismo reformado por el concilio Vaticano II consta de cuatro momentos: rito de acogida, liturgia de la palabra, liturgia del sacramento y ritos finales. Teniendo en cuenta los objetivos del presente trabajo, nos interesa exclusivamente la parte tercera, a saber, la liturgia del sacramento, Este rito comienza con la plegaria de la bendición del agua, catequesis sobre el agua en la historia de la salvación ; sigue el compromiso de los padres y padrinos en nombre del bautizado -renuncia al mal, profesión de fe, explícita solicitud del bautismo-. El rito central del bautismo puede realizarse por inmersión, «signo sacramental que expresa más claramente la participación en la muerte y resurrección de Cristo», o por infusión del agua en la cabeza del niño, acompañadas una u otra con la fórmula trinitaria, que permite la comprensión de las nuevas y misteriosas relaciones del bautizado con el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, El gesto central del bautismo, pues, no es el agua, sino el baño de agua, «Con el agua se podrían hacer muchas cosas: beber, regar, limpiar. El signo humano que desde el principio fue elegido para significar lo que sucede en el bautismo cristiano es el baño en agua. Sumergirse, atravesar, pasar a la otra orilla, entrar y salir», El baño en agua -y no solo unas gotas que tocan la cabeza- quiere indicar una purificación y renovación total, un volver a nacer a una vitalidad de signo nuevo. Si el gesto lo hacemos con autenticidad, podremos entender bastante más fácilmente la teología de Pablo sobre el bautismo como inmersión con Cristo en la muerte y resurrección con él a la vida nueva, «La inmersión en el agua y el emerger de ella es un gesto inscrito en el más profundo dominio imaginativo del cuerpo. Mitos, sueños, cosmogénesis, ritos religiosos diferentes, incluso ‘el dorado’ de todos los deseos, son testimonio de ello: en lo simbólico corporal, el hombre representa el nacimiento a la vida como un emerger fuera de las aguas. Desgraciadamente, la práctica bautismal, excesivamente marcada por una teología del pecado que lo ha absorbido todo, ha reducido el rito del agua a una purificación por el lavado», Por eso el Ritual del bautismo pone como gesto originario el de la inmersión en el agua, aunque el otro -el de la infusión de agua sobre la cabeza- no lo excluya del todo. «Sin el gesto pierde el lenguaje su poder de asumir nuestra existencia; pero el gesto separado del lenguaje no tiene significación. Los dos juntos hacen realidad la relación simbólica que constituyen la religión y la fe»,4. A modo de conclusión Para la comunidad cristiana con el rito del bautismo se producen en el bautizado una serie de cambios, de novedades. El rito bautismal es eficaz porque : a) El hombre o la mujer con el baño del bautismo renace, o sea, muere al pecado, y nace a la nueva vida de hijo de Dios, hermano de todos los hombres. Los bautizados pasan de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz, de la esclavitud a la libertad. Del agua salen revestidos de Jesucristo y liberados de la muerte y del pecado para vivir una vida nueva. Vida nueva en la felicidad, la libertad, el amor, la verdad. b) Los incorpora a un pueblo, el nuevo pueblo de Dios, la Iglesia. Es «sellado», «marcado», «incorporado» a un determinado grupo humano. Es un signo de identificación e inserción en la comunidad. c) Los hace herederos de la vida eterna, La muerte no tendrá dominio sobre ellos, porque han sido revestidos de Jesucristo resucitado y liberados de la muerte eterna.«El baño en agua, cuando se hace en el contexto bautismal, adquiere una densidad significativa muy grande: las palabras, las lecturas, las oraciones, la fe de los presentes, dan al gesto simbólico no sólo una expresividad intencional o pedagógica, sino que en el hecho mismo del gesto sacramental convergen con eficacia la acción de Cristo, la fe de la Iglesia y la realidad de la incorporación de un nuevo cristiano a la vida nueva del Espíritu. No es un rito mágico, que actúa de por sí, independientemente del contexto. Pero tampoco es sólo un gesto nominal o meramente ilustrativo : la acción simbólica es eficaz de un modo que no es ni físico ni tampoco sólo metafórico : es, sencillamente, la eficacia que tiene el símbolo. El símbolo re-une, concentra en sí mismo las realidades, conteniéndolas un poco a todas ellas.»,Por su eficacia, cuando el símbolo litúrgico es respetado, revela, manifiesta aquello que hace, y hace aquello que muestra, A través de un ritual acuático como el bautismo se introduce al hombre en una determinada cosmovisión y, más aún, la eficacia del símbolo hace que «renazca», sea «sellado» e «incorporado» a un colectivo humano concreto, El rito es considerado, no sólo por aquellos que lo administran, sino también por los que lo reciben, como algo eficaz e imprescindible para el «re-nacimiento» y la «incorporación» a una colectividad muy concreta, la comunidad cristiana, que a partir de entonces será su «pueblo». Sus efectos no sólo son válidos para el tiempo presente, sino también para el futuro, una vez se haya producido la muerte terrena. Así el agua bautismal tiene poderes incluso ultraterrenos. Su eficacia transciende la realidad tangible, traspasa ámbitos de realidad distintos, De esta manera, el símbolo bautismal realiza una cohesión social, una jerarquización, una investición de autoridad o de poder, en definitiva, se delimitan los «roles» sociales. De igual modo, define al grupo, lo incluye y lo excluye. Y una vez dentro del grupo se instituyen y se divulgan un conjunto de normas, se presentan unas determinadas guías de comportamiento; todo lo cual legitima el poder de unos sobre otros, reestructura socialmente, incorpora individuos al grupo, los socializa, cambian el estatus, reciben la identidad (el nombre propio) o la pueden cambiar, e incluso, se vence a la muerte. Todo ello, gracias al rito simbólico del baño de agua. « Cree, por tanto, en la eficacia de estas aguas », La Iglesia, como institución social, es la primera interesada en que los hombres se acerquen a recibir este «supersímbolo», aunque a veces hay por parte de muchos una cierta ocultación de todos los resultados expresados en este trabajo, especialmente aquellos que son fruto de los análisis antropológicos y sociológicos -a veces también los exegéticos.-, para que no lleguen al gran cuerpo de los fieles. Eso explica los «escándalos» que se producen cuando llegan a los medios de comunicación social como algo novedoso y que, sin embargo, forma parte ya del patrimonio común de la antropología, la sociología, la teología, la exégesis, la pastoral litúrgica. Dado que este tipo de resultados, por una parte, son en principio de dominio público -y acaban siéndolo de hecho- y que, por otra, se apoyan en razones asequibles para cualquiera, empeñarse en silenciarlos puede parecer «piedad» y respeto por la fe de los «sencillos», pero en realidad acaba denotando un miedo nada cristiano a la verdad, al tan traído y llevado diálogo fe y cultura, y, desde luego, a la larga constituye una auténtica fábrica de increencia, Notas 1. Por lo que concierne a los ritos más propiamente religiosos, M. Douglas señala tres fases en el proceso de alejamiento del rito: «Primera: la que supone el desdén por las formas simbólicas externas. Segunda: un proceso de interiorización de la experiencia religiosa. Tercera: el movimiento en favor de una filantropía de tipo humanista». Cfr. Mary Douglas: Símbolos naturales. Exploraciones en cosmología, Madrid, Alianza, 1978: 26; cfr. también las páginas anteriores donde ilustra el fenómeno y los efectos de las tres fases. De este libro, lo más sugestivo, desde una perspectiva analítica, es el capítulo II, «Hacia una experiencia interna»: 39-55.2. Para un estudio antropológico de la religión popular en el contexto andaluz, son interesantes las obras: Pedro Gómez García: Religión popular y mesianismo. Análisis de cultura andaluza, Granada, Universidad de Granada, 1991; Pedro Gómez García (coord.). Fiestas y religión en la cultura popular andaluza, Granada, Universidad de Granada, 1992; Luis Maldonado: Religiosidad popular. Nostalgia de lo mágico, Madrid, Cristiandad, 1975; Introducción a la religiosidad popular, Santander, Sal Terrae, 1985. Desde el ámbito de la teología y la pastoral es imprescindible la lectura de Juan Antonio Estrada Díaz: La transformación de la religiosidad popular, Salamanca, Sígueme, 1986. La liturgia cristiana también se ha interesado por la religiosidad popular, muestra de ello es Aldo Natale Terrin y Jesús Castellano: «Religiosidad popular y liturgia», en Domenico Sartore y Achille Triacca (dirs.): Nuevo diccionario de liturgia, Madrid, Paulinas, 1987: 1722-1743; en este artículo se ofrece una amplia bibliografía sobre el tema.3. Para un estudio antropológico de serio y actualizado de las sectas, es interesante la reciente obra de Joan Prat Carós: El estigma del extraño. Un ensayo antropológico sobre sectas religiosas, Barcelona, Ariel, 1997.4. «Muchos antropólogos están dispuestos a negar que lo simbólico sea lo opuesto a lo real o lo contrario de lo pragmático o lo técnico. Como en una pirueta dialéctica, la eficacia simbólica es la síntesis de contrarios, o más propiamente, la paradoja, asumida incluso contra toda racionalidad» (Honorio M. Velasco: Creer es poder. Un replanteamiento de la eficacia simbólica, en Antropología sin fronteras, Madrid, Instituto de Sociología Aplicada de Madrid, 1988: 21). «El rito es un acto cuya eficacia real o presunta no se agota en el encadenamiento de causa y efectos. Si es útil, no lo es por conductos exclusivamente naturales, y en ello reside su diferencia respecto de la práctica técnica» (J. Cazeneuve: Sociología del rito, Buenos Aires, Amorrortu, 1972: 19).5. Clifford Geertz: «La religión como sistema cultural», en La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 19925: 107.6. Victor Turner: La selva de los símbolos. Aspectos del ritual ndembu, Madrid, Siglo XXI Editores, 19902: 21.7. Victor Turner: La selva de los símbolos. Aspectos del ritual ndembu, p.21. Cfr. también la sugestiva «Introducción» que se ofrece en Jean Chevalier (dir.): Diccionario de los símbolos, Barcelona, Herder, 1986: 15-37.8. «El rito exhibe el aspecto de una acción que se repite de acuerdo con reglas invariables» (J. Cazeneuve: Sociología del rito, Buenos Aires, Amorrortu, 1972: 18).9. La célebre teoría de Victor Turner sobre la «multivocidad» de los símbolos es paradigmática de la complicación y levedad de los ritos y símbolos. Cfr.: Victor Turner: La selva de los símbolos. Aspectos del ritual ndembu, pp.22-49.10. Victor Turner: Dramas, Fields, and Metaphors, Ithaca, Cornell University Press, 1974. El texto en español está en: Paul Bohannan y Mark Glazer: Antropología. Lecturas, Madrid, McGraw-Hill, 19932: 535 y 543.11. «Lo esencial es que los individuos estén reunidos, que se experimenten en común los sentimientos y que esos sentimientos encuentren expresión en actos comunes; pero los detalles de esos sentimientos y esos actos son relativamente secundarios y contingentes (.). Los ritos son fundamentalmente medios a través de los cuales se reafirma periódicamente el grupo social» (Émile Durkheim: Las formas elementales de la vida religiosa, Madrid, Alianza, 1993: 608.12. Victor Turner: Dramas, Fields, and Metaphors, p.535.13. Una brevísima síntesis de esta temática se halla en Abner Cohen: «Simbolismo político», en Ted C. Lewellen: Antropología política, Barcelona, Bellaterra, 1985: 113-116.14. No podemos olvidar este dato a la hora de estudiar el rito-sacramento del bautismo. El análisis que realizó Maurice Godelier de la sociedad baruya, en la década de los sesenta, proporciona los materiales necesarios para mostrar como «sus prácticas simbólicas son mucho más que puestas en escena, ya que poner en escena realidades invisibles es ponerlas a la vez al servicio del orden social. Y es esta creencia en la eficacia concreta de las prácticas simbólicas la que hace que, para ellos, mostrar simbólicamente sea demostrar, ya que es actuar y producir resultados que cotidianamente son verificables y quedan verificados en los múltiples signos visibles de la superioridad de los hombres sobre las mujeres» (en el caso del ritual-sacramento del bautismo, de la superioridad del sacerdote sobre el fiel bautizado). Maurice Godelier: La producción de grandes hombres. Poder y dominación masculina entre los Baruya de Nueva Guinea, Madrid, Akal, 1986: 269.15. Maurice Godelier: La producción de grandes hombres, p.273.16. Cfr. Jesús Azcona: Para comprender la antropología, Estella (Navarra), Verbo Divino, 1991, vol. II: 122.17. Silvano Maggiani: «Rito/Ritos», en Domenico Sartore y Achille Triacca (dirs.): Nuevo diccionario de liturgia, Madrid, Paulinas, 1987: 1745.18. Clifford Geertz: La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 19925: 89.19. «Lo sagrado es una de las dimensiones del campo político; la religión puede ser el instrumento del poder; una garantía de su legitimidad, uno de los medios utilizados en el marco de las competiciones políticas (.). La estrategia de lo sagrado, utilizada para fines políticos, se presenta con dos aspectos aparentemente contradictorios: puede ponerse al servicio del orden social establecido y de las posiciones adquiridas, o servir la ambición de quienes desean conquistar la autoridad y legitimarla» (Georges Balandier: Antropología política, Barcelona, Península, 19762: 134). También puede resultar de interés la lectura del capítulo 2, «La religión en la política» del libro de Ted C. Lewellen: Antropología política, Barcelona, Bellaterra, 1985: 67-73.20. George H. Mead: Espíritu, persona y sociedad, Barcelona-Buenos Aires, Paidós, 1982: 403.21. Alfred Schutz: El problema de la realidad social, Buenos Aires, Amorrortu, 1974. La tercera parte de esta obra, Símbolo, realidad y sociedad (pp.195-316), a pesar de la terminología fenomenológica que emplea, resulta una de las más esclarecedoras y mejor fundadas. Su lectura es imprescindible para comprender la mayor parte de lo que se ha escrito posteriormente en torno al tema que estamos tratando.22. Postulado que ya aparece explicitado en la obra de Agustín de Hipona (354-430), sobre todo en el diálogo De magistro y en el tratado De doctrina christiana, Brevemente, podemos decir que para Agustín, la estructura del signo y su función en la vida de los hombres no se explican con la simple relación entre significante y significado, sino que implican también un conocimiento y una interpretación de tal relación. Para la existencia del signo (palabra) son necesarios tres elementos: el significante (voz), el significado (contenido intelectual) y el intérprete (interlocutor). La presencia del intérprete declara lo esencial que es para el signo la dimensión social, el contexto comunitario, la communitas, La Liturgia de las horas del tercer domingo de adviento, en la segunda lectura del oficio de lecturas, nos ofrece un texto de san Agustín que sintetiza perfectamente su posición semiótica y que puede aclarar nuestra reflexión (cfr. Comisión Episcopal Española de Liturgia: Liturgia de las horas según el rito romano, Barcelona, Coeditores Litúrgicos, 1984. Vol. I Tiempo de Adviento. Tiempo de Navidad, pp.226-227; se trata del Sermón 293, 3; PL 1328-1329). El semiólogo italiano Sante Babolín ofrece una interesante relación entre signo y símbolo a partir de este texto de San Agustín en «Segni i simboli per communicare», en Servizio della Parola 279, 1996: 9-17.23. La síntesis está recogida de: Jesús Azcona: Para comprender la antropología, vol. II: 76-77.24. Obras de J.L. Austin son Sentido y perfección, Madrid, Tecnos, 1981; Ensayos filosóficos, Revista de Occidente, 1975; Cómo hacer cosas con palabras, Barcelona-Buenos Aires, Paidós, 1982. Obras importantes de J.R. Searle traducidas a nuestro idioma son: Actos de habla. Ensayo de filosofía del lenguaje, Madrid, Cátedra, 1986; Mentes, cerebros y ciencia, Cátedra, 1985. Jürgen Habermas en su Teoría de la acción comunicativa dedica un amplio espacio a mostrar que el uso lingüístico orientado hacia el entendimiento es el modo originario de usar el lenguaje; y para ello recurre a la distinción de Austin entre «actos locucionarios», «actos ilocucionarios» y «perlocucionarios» (cfr.J. Habermas: Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1988, vol. I: 367-418.25. Pierre Bourdieu: ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Madrid, Akal, 1985. De especial interés para nosotros es la parte II de la obra, capítulo I, «El lenguaje autorizado: las condiciones sociales de la eficacia del discurso ritual» (67-77) y el capítulo II, «Los ritos de institución» (78-86).26. Pierre Bourdieu; ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, p.66.27. Pierre Bourdieu: ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, pp.73 y 77.28. Son de destacar, no obstante, las aportaciones de L.M. Chauvet: Du symbolique au symbole. Essai sur les sacraments, París, Ed. Cerf, 1979. En el contexto español son especialmente importantes las relaciones que establece Andrés Tornos entre teología, sociología y antropología social y cultural. Este planteamiento lo desarrolla en los primeros capítulos de Cuando hoy vivimos la fe (Madrid, Paulinas, 1994). Intentos especialmente loables y sugestivos.29. Cfr. Honorio M. Velasco: «Creer es poder. Un replanteamiento de la eficacia simbólica», en Antropología sin fronteras, Madrid, Instituto de Sociología Aplicada de Madrid, 1988: 26-27.30. Mircea Eliade: Tratado de historia de las religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, Madrid, Cristiandad, 19812: 200. La cursiva es nuestra.31. Cfr. Stefano Rosso: «Elementos naturales», en Domenico Sartore y Achille Triacca (dirs.): Nuevo diccionario de liturgia, Madrid, Paulinas, 1987: 639.32. Cfr. el artículo Agua, en Jean Chevalier (dir.): Diccionario de los símbolos, Barcelona, Herder, 1986: 52-60.33. Sobre la «inmersión» ver Mircea Eliade: Tratado de historia de las religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, Madrid, Cristiandad, 19812: 206-207.34. «El agua confiere un ‘nuevo nacimiento’ por un ritual iniciático; por un ritual mágico, cura; por rituales funerarios, garantiza un renacimiento post mortem, Al incorporar en sí todas las virtualidades, el agua se convierte en símbolo de la vida (el ‘agua viva’)». Mircea Eliade: Tratado de historia de las religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, pp.200-201 y 204-206.35. Cfr. «Hilogenias», en: Mircea Eliade: Tratado de historia de las religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, pp.203-204.36. Véase Marie-Émile Boismard: «Agua», en Xavier Léon-Dufour (dir.): Vocabulario de teología bíblica, Barcelona, Herder, 198212: 52-56. Cfr. también L. Ligier: «El simbolismo bíblico del bautismo en los Santos Padres y en las liturgias», Concilium 22, 1967: 188-205; A. Manrique: Teología bíblica del bautismo. Formulación de la Iglesia primitiva, Madrid, Escuela Bíblica, 1977; G. Lohfink: «El origen del bautismo cristiano», Selecciones de Teología 16, 1977: 227-236.37. El océano primordial precede a la creación ya durante la noche cósmica y la sostiene cuando, desde el caos acuático y del abismo, emerja la tierra; sin embargo, en Salmos 103,3.6 se afirma que Dios es creador de las aguas superiores e inferiores.38. Hasta imaginar el paraíso como el desierto regado y convertido en jardín: cfr. Isaías 35,6-7.39. «Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados (.) infundiré en vosotros un espíritu nuevo (.). Infundiré mi espíritu en vosotros (.). Os salvaré de todas vuestras impurezas» ( Ezequiel 36,25-29).40. En cumplimiento del mandato de Jesús: Mateo 28,19; Marcos 16,16.41. «Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» ( Romanos 6,4). La «inmersión» (sentido etimológico de «bautizar») en el baño del agua sepulta al hombre en la muerte de Cristo ( Colosenses 2,12; cfr. Marcos 10,38), de la que sale por la resurrección con él ( Romanos 8,11), como «nueva criatura» ( 2 Corintios 5,17), «hombre nuevo» ( Efesios 2,15). Esta resurrección, que no será total y definitiva más que al fin de los tiempos ( 1 Corintios 15,12-13; pero cfr. Efesios 2,6), se realiza desde ahora por una vida nueva según el Espíritu ( Romanos 6,8-11.13; 8,2-3; Gálatas 5,16-24).42. Además del uso del agua en el bautismo, la liturgia cristiana conoce otras formas de usarla, con significados varios, pero derivados del bautismo. Entre ellos, el agua lustral para las aspersiones; igualmente en la vigilia pascual, la oración de bendición del agua lustral; el agua, usada como bebida que se mezcla en el cáliz con el vino, en la eucaristía; el agua con la que, en el rito de las exequias, se asperja el cadáver y el lugar de su colocación en el cementerio; el rito de la bendición y de la aspersión del agua en la dedicación de la iglesia o del altar.43. Ritual del bautismo de niños, Madrid. Comisión Episcopal Española de Liturgia, 1970. Cfr. también el Ritual de la iniciación cristiana de adultos, Madrid, Comisión Episcopal Española de Liturgia, 1976.44. Cfr.A.G. Martimort: La Iglesia en oración. Introducción a la liturgia, Barcelona, Herder, 1965. Sobre «El agua del bautismo: su consagración y su simbolismo» ver las pp.577-581. Será interesante ver la nueva edición de este libro, con el mismo título, en Editorial Herder, 1987. El agua como «elemento material» en la celebración litúrgica (223-224) y el baño del «nuevo nacimiento» (604-612).45. Cfr. el n.37 de las «Orientaciones doctrinales y pastorales» del Ritual del bautismo de niños, p.17. Cfr. también José Aldazabal: Gestos y símbolos, Barcelona, Centre de Pastoral Litúrgica, 1984, vol. II: 13.46. Cfr. Adrien Nocent: «Bautismo», en Domenico Sartore y Achille Triacca (dirs.): Nuevo diccionario de liturgia, Madrid, Paulinas, 1987: 189-210.47. José Aldazabal: Gestos y símbolos, vol. II: 6.48. Este aspecto purificador del agua no es el más importante de los que aparecen en el bautismo cristiano -lo es mucho más el de renacimiento a la vida nueva con Cristo- pero también está presente.49. Igual que se empobrece todo ritual si no se entienden las palabras, también se pierde gran parte de expresividad si los gestos no son claros y comunicativos. «Lo racional y lo discursivo tienen gran importancia en el culto cristiano, pero lo visual y la expresión corporal, bastante menos.(.). La reforma conciliar ha revalorizado la palabra, con lo que todavía ha adquirido más relieve. Pero a la vez, y seguramente sin pretenderlo, se ha empobrecido lo simbólico, el lenguaje del movimiento y los signos» (J. Aldazabal: Gestos y símbolos, vol. I: 5. «La fe no es más que una condición para la eficacia de los sacramentos; pero esta fe se realiza en el gesto y en la palabra (.). El gesto litúrgico es, por tanto, la fe en acto.(.) En una época en que las artes plásticas, el cine, el teatro, la danza, expresan y realizan intensamente y de verdad las dimensiones de la existencia humana, una liturgia transformada en una acción técnica de gracia no puede por menos de suscitar un profundo malestar» (A. Vergote: «Gestos y acciones simbólicos en la liturgia», Concilium, 62, 1971: 200 y 201. De opinión semejante es el teólogo Juan Antonio Estrada cuando viene a decir que la reforma litúrgica y la inculturación en cada pueblo se ha limitado en buena parte a traducir los textos litúrgicos universales a las lenguas vernáculas. Esto repercute indudablemente en la religiosidad del pueblo, que, cuando asiste a esos sacramentos, en parte no los entiende más que de una forma superficial y cargada de resonancias mágico-supersticiosas, o los vivencia de forma individualizante, pasiva y de lejanía psicológica y afectiva. Hay que dar lugar al pueblo en las celebraciones sacramentales, de tal forma que se sienta sujeto y protagonista que «celebra» -y no meramente «oye» o asiste-; cfr. Juan Antonio Estrada Díaz: La transformación de la religiosidad popular, Salamanca, Sígueme, 1986: 92-93.50. «Quid est enim aqua sine cruce Christi nisi elementum commune sine ullo sacramenti profectu? Nec iterum sine aqua regenerationis mysterium est: nisi enim quis renatus fuerit ex aqua et spiritu, non potest introire in regnum dei, Credit autem etiam catechumenus in crucem domini Iesu qua et ipse signatur, sed nisi baptizatus fuerit in nomine patris et filii et spiritus sancti, remissionem non potest accipere peccatorum nec spiritalis gratiae munus haurire». (Ambrosio de Milán: «De mysteriis».n.20, en Des sacrements. Des mystères. Explication du symbole, París, Editions du Cerf, 19942: 166-167. La traducción es nuestra.51. Cfr.A. Vergote: «Gestos y acciones simbólicos en la liturgia», Concilium, 62, 1971: 205.52. Cfr.A. Vergote: «Gestos y acciones simbólicos en la liturgia», Concilium, 62, 1971: 202.53. José Aldazabal: Gestos y símbolos, vol I: 9. La cursiva es nuestra.54. Cfr. Stefano Rosso: « I «sante segni» nella liturgia», Servizio della Parola, 279, 1996: 30.55. El teólogo italiano Stefano Rosso se interesa por estos «supersímbolos» que son los sacramentos, indicando que cada uno de éstos constituye una concatenación de reenvíos, de significado a significante. En su conjunto, estos supersímbolos forman un sistema de «redes» interconectadas: pone como ejemplo, si bien, necesariamente simplificado, el dinamismo simbólico del símbolo/sacramento del bautismo: 1er significante (baño: inmersión-emersión) > 1er significado = 2º significante (muerte, sepultura y resurrección de Cristo) > 2º significado (incorporación a Cristo y a la iglesia). Cfr. Stefano Rosso: «I «sante segni» nella liturgia», p.30.56. Honorio M. Velasco: «Creer es poder. Un replanteamiento de la eficacia simbólica», en Antropología sin fronteras, Madrid, Instituto de Sociología Aplicada de Madrid, 1988: 25.57. « Crede ergo quia non sunt vacuae aqua » (Ambrosio de Milán):«De mysteriis», n.21: 168-169. La traducción es nuestra.58. Tomo las palabras de Andrés Torres Queiruga: Confesar hoy a Jesús como el Cristo, Madrid, Fe y Secularidad/Sal Terrae, 1995: 19, nota 17. Este mismo autor remite a un hombre tan equilibrado como el exégeta Raymond E. Brown, que hace notar: «una excusa común para esta carencia es que algo más complejo y matizado podría turbar al pueblo.(.) Probablemente un factor más decisivo está en que el comunicar visiones más complejas y precisas de un modo que el pueblo encuentre constructivo (más que intrigante o perturbador) requiere más esfuerzo e imaginación del que muchos predicadores están dispuestos a gastar» (Raymond E. Brown: An introduction to New Testament Christology, New York, Mahwah 1994: 9-10). : La eficacia simbólica del agua en el ritual cristiano del bautismo. Un enfoque antropológico

¿Qué significa el agua y el aceite en el bautismo?

El agua, el óleo de los catecúmenos, el crisma, la vestidura blanca y el cirio encendido regalan algo que se va haciendo eficaz a lo largo de la vida – El leguaje verbal, las palabras, lecturas y cantos, de la celebración del bautismo son excelentes, abundantes y fáciles de comprender, aunque siempre necesitan mayores explicaciones.

  • En cambio el lenguaje no verbal, de signos, gestos simbólicos y elementos como el agua, el aceite o la luz, necesitan una buena explicación para que se entienda por qué se usan y qué efectos espirituales producen en quien los recibe con fe.
  • Conviene potenciar estos signos para descubrir las realidades espirituales que significan y realizan realmente.

Estos signos han de ser auténticos, verdaderos y no ficticios, “adaptados a la capacidad de los fieles y en general, no deben precisar muchas explicaciones” (SC 34). En el bautismo se usan, además del agua: el óleo de los catecúmenos, el crisma, la vestidura blanca y el cirio encendido.

Son signos claros que simbolizan realidades espirituales. El agua es la materia principal del bautismo. El óleo de los catecúmenos recuerda el aceite que se dan, como un masaje, los atletas antes de competir, para estar fuertes, ágiles y alegres, San Pablo compara al cristiano con el corredor de fondo y el atleta gladiador que compite para llegar a la meta y vencer.

Tiene que ser fuerte para seguir el camino de Cristo, sin desalentarse, superando las tentaciones que lo querrán desviar a lo largo de la vida (cf 2T 4,7). Este óleo aplicado en el pecho es como un escudo que rechaza al demonio y defiende la fe, Todo lo simbolizado se recibe en verdad y a lo largo de la vida va haciéndose eficaz.

  1. El crisma es el óleo perfumado, que consagra el obispo en Pascua, que sirve para consagrar y marcar al cristiano como persona sagrada, perteneciente a la familia de Dios,
  2. Dice el que bautiza al ungir con el crisma: “el Espíritu Santo te consagre con el crisma de la salvación para que entres a formar parte de su pueblo y seas para siempre miembro de Cristo, sacerdote, profeta y rey” (RB 17).

Se usa en el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal. En expresión teológica se dice que “imprime carácter”, es decir, marca, sella para siempre, por eso son sacramentos irrepetibles. La vestidura blanca a veces no es más que un pañito sobre la cabeza.

Para expresar su sentido debería ser un vestido nuevo o túnica blanca, Recuerda las túnicas blancas que recibían los bautizados en Pascua en los primeros tiempos del cristianismo. Simboliza la limpieza y dignidad de vida que lleva el cristiano ayudado por la palabra y el ejemplo de suyos. “Todos los que estáis bautizados estáis revestidos de Cristo.

Ya no hay distinción de judío, ni de griego: ni de siervo, ni de libre; ni de hombre, ni de mujer” (Gal 3, 27.28). La vela encendida que se entrega a los padrinos les recuerda y da la capacidad para hacer que Cristo, que es la luz del mundo, ilumine con la fe al apadrinado por medio de sus palabras, ejemplos y ayuda,

¿Que simboliza el agua espiritualmente?

Oficina de Asuntos Religiosos El Día Mundial del Agua ( World Water Day ) se celebra cada 22 de marzo para recordar la importancia de este líquido esencial y centrar la atención en la importancia del agua y la defensa de la gestión sostenible de los recursos de agua dulce.

  1. En 2021 el tema tratado fue Valuing water, es decir, el valor y el significado del agua para las personas y su protección.
  2. La forma en que valoramos el agua determina cómo se comparte y gestiona.
  3. El valor del agua es mucho más que un tema económico: el agua tiene un valor inmenso y complejo para la cultura, la salud, la economía, etc., y evidentemente, para las tradiciones religiosas y espirituales.

El agua es un elemento esencial para la vida y tiene cierta connotación sagrada. Los nueve primeros meses de nuestra existencia transcurren inmersos en el agua, dos terceras partes del cuerpo humano son agua, necesitamos el agua para satisfacer la sed, para lavarnos y refrescarnos, para preparar los alimentos, etc.

El agua es algo sagrado que nos regala la naturaleza, sin agua no es posible la vida, Para el pensamiento antiguo, el agua era uno de los cuatro elementos constitutivos de la realidad cósmica: aire, agua, tierra y fuego. El agua es parte principal y fundamento vital en todas las culturas y todas las religiones,

En la cultura oriental el agua se considera materia prima: “Todo es agua”, dicen los textos hindúes. El agua limpia y purifica el cuerpo, lo que le da un estatus simbólico e incluso sagrado en algunos casos y la convierte en elemento clave en diversos cultos y ceremonias religiosas,

  • Prácticamente todas las religiones tienen un uso del agua en sentido ritual.
  • El agua pertenece al patrimonio simbólico de todas las culturas y religiones.
  • En todo el planeta el ser humano proyecta sobre el agua la realización de sus esperanzas y temores, la promesa de la vida y la amenaza de la muerte.

El agua carga todo esto; sequías e inundaciones son señales de la dificultad de controlar el poder de agua. El agua espiritual nunca es neutra y pasiva. Se considera que esta agua tiene el poder y la capacidad de transformar el mundo, redimir los pecados y santificar.

El agua elimina la contaminación y purifica tanto en sentido físico como simbólico. El agua es una sustancia viva y espiritual, que actúa como mediadora entre los seres humanos y los dioses. A menudo, el agua es percibida en las religiones como un Dios, una diosa o una entidad divina. Los ríos, la lluvia, los estanques, los lagos, los glaciares, las granizadas o la nieve son algunas de las formas que puede adoptar el agua al interpretarse e incorporarse a las esferas culturales, religiosas y espirituales.

En la mayoría de las religiones el agua como don sagrado tiene un significado de purificación, renovación, liberación, fertilidad y abundancia, El elemento del agua está presente, santificando, sacralizando, interiorizando credos y culturas ancestrales.

Desde las grandes religiones orientales, que ven en el agua el origen de todo lo que existe, pasando por las religiones naturales de tipo cosmobiológico, donde el agua es transmisora ​​y expresión de vida, hasta el Islam que considera el agua que cae del cielo como símbolo divino y el mismo hombre ha sido creado de una figura fluyente, y también hasta la tradición bíblica donde el agua es criatura y don de Dios y, al mismo tiempo, se encuentra presente en toda la creación como elemento constituyente de vida.

Como puede verse, las diferentes religiones y espiritualidades han hecho y hacen un uso abundante del agua con interpretaciones y aplicaciones bastante similares en torno al doble significado de la muerte y la vida. A menudo, el agua representa la frontera entre este mundo y el más allá.

En el cristianismo el agua, por ejemplo, es indisociable del bautismo; en el hinduismo el agua tiene una connotación de purificación espiritual, por ejemplo en los baños sagrados en el río Ganges; en el judaísmo la limpieza ritual con el agua permite restaurar o conservar un estado de pureza, por ejemplo en el uso del Mikve (baño ritual); en el islam el agua tiene una función purificadora, por ejemplo con las abluciones antes de las oraciones diarias; en el budismo el agua se utiliza en los funerales, vertiendo agua en un recipiente delante de los monjes y el cuerpo del difunto hasta que desborda recitando “como las lluvias llenan los ríos y fluyen hacia el océano, de la misma manera alcance lo entregado al difunto”.

L’aigua és necessària i imprescindible per a la vida, i moltes tradicions culturals, religioses i espirituals preguen i fan rituals per a la vinguda de pluja quan hi ha períodes llargs de sequera : per exemple, en el cristianisme es fan processons amb imatges de sants i oracions, o rogatives pro pluvia ; en l’hinduisme existeix un ritual al déu Indra (déu de l’atmosfera i el cel visible); des de l’antic Egipte i en religions indígenes del continent americà es fa el ritual de la dansa de la pluja; i en l’islam existeix una pregària concreta per demanar la vinguda de la pluja la pregària ( salât ) de l’ istisqâ’, que es porta a terme a primera hora del matí i fora de la mesquita per demanar a Déu que enviï la pluja.

  • Podeu trobar més informació d’aquesta pregària,
  • El agua es necesaria e imprescindible para la vida, y muchas tradiciones culturales, religiosas y espirituales rezan y hacen rituales para la venida de lluvia cuando hay períodos largos de sequía : por ejemplo, en el cristianismo se hacen procesiones con imágenes de santos y oraciones, o rogativas pro pluvia ; en el hinduismo existe un ritual al dios Indra (dios de la atmósfera y el cielo visible); desde el antiguo Egipto y en religiones indígenas del continente americano se realiza el ritual de la danza de la lluvia; y en el islam existe una oración concreta para pedir la venida de la lluvia la oración ( salât ) del istisqâ’, que se lleva a cabo a primera hora de la mañana y fuera de la mezquita para pedir a Dios que envíe la lluvia,

Puede encontrar más información de esta oración, Este año el Día Mundial del Agua 2022 se centrará en las aguas subterráneas “Hacer visible lo invisible” ( Groundwater ). Puede encontrar todas las actividades organizadas para este día en Barcelona, : Oficina de Asuntos Religiosos

¿Que simboliza el agua según la Biblia?

La Biblia ve el agua de muchas maneras: como símbolo de destrucción (Génesis 6-9), como símbolo de limpieza (por ej. en Exodo 30:18), un símbolo de bendición (Jeremías 17:8) y como símbolo de necesidad espiritual (Salmos 42).

¿Cuál es la simbología del agua?

El símbolo químico: H2O.

¿Quién se queda con la vela del bautismo?

La vela bautismal – Es llevada por el padrino, la madrina lleva al bebé en brazos. La enciende el padrino, que toma la llama del cirio que está encendido para el bautismo en la iglesia. Está relacionada con la luz y es para que el bebé sea la luz del mundo.

¿Que nos da la gracia bautismal?

SEGUNDA PARTE LA CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO SEGUNDA SECCIÓN: LOS SIETE SACRAMENTOS DE LA IGLESIA CAPÍTULO PRIMERO LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA ARTÍCULO 1 EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO 1213 El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu (” vitae spiritualis ianua “) y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos.

Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión (cf Concilio de Florencia: DS 1314; CIC, can 204,1; 849; CCEO 675,1): Baptismus est sacramentum regenerationis per aquam in verbo” (“El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra”: Catecismo Romano 2,2,5).I.

El nombre de este sacramento 1214 Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito central mediante el que se celebra: bautizar ( baptizein en griego) significa “sumergir”, “introducir dentro del agua”; la “inmersión” en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él (cf Rm 6,3-4; Col 2,12) como “nueva criatura” ( 2 Co 5,17; Ga 6,15).1215 Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo” ( Tt 3,5), porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual “nadie puede entrar en el Reino de Dios” ( Jn 3,5).1216 “Este baño es llamado iluminación porque quienes reciben esta enseñanza (catequética) su espíritu es iluminado” (San Justino, Apología 1,61).

Habiendo recibido en el Bautismo al Verbo, “la luz verdadera que ilumina a todo hombre” ( Jn 1,9), el bautizado, “tras haber sido iluminado” ( Hb 10,32), se convierte en “hijo de la luz” ( 1 Ts 5,5), y en “luz” él mismo ( Ef 5,8): El Bautismo «es el más bello y magnífico de los dones de Dios lo llamamos don, gracia, unción, iluminación, vestidura de incorruptibilidad, baño de regeneración, sello y todo lo más precioso que hay.

Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios» (San Gregorio Nacianceno, Oratio 40,3-4).

II. El Bautismo en la Economía de la salvación Las prefiguraciones del Bautismo en la Antigua Alianza 1217 En la liturgia de la vigilia Pascual, cuando se bendice el agua bautismal, la Iglesia hace solemnemente memoria de los grandes acontecimientos de la historia de la salvación que prefiguraban ya el misterio del Bautismo: «¡Oh Dios! que realizas en tus sacramentos obras admirables con tu poder invisible, y de diversos modos te has servido de tu criatura el agua para significar la gracia del bautismo» ( Vigilia Pascual, Bendición del agua: Misal Romano ).1218 Desde el origen del mundo, el agua, criatura humilde y admirable, es la fuente de la vida y de la fecundidad.

La Sagrada Escritura dice que el Espíritu de Dios “se cernía” sobre ella (cf. Gn 1,2): «¡Oh Dios!, cuyo Espíritu, en los orígenes del mundo, se cernía sobre las aguas, para que ya desde entonces concibieran el poder de santificar» ( Vigilia Pascual, Bendición del agua: Misal Romano ).1219 La Iglesia ha visto en el arca de Noé una prefiguración de la salvación por el bautismo.

En efecto, por medio de ella “unos pocos, es decir, ocho personas, fueron salvados a través del agua” ( 1 P 3,20): «¡Oh Dios!, que incluso en las aguas torrenciales del diluvio prefiguraste el nacimiento de la nueva humanidad, de modo que una misma agua pusiera fin al pecado y diera origen a la santidad ( Vigilia Pascual, Bendición del agua: Misal Romano ).1220 Si el agua de manantial simboliza la vida, el agua del mar es un símbolo de la muerte.

Por lo cual, pudo ser símbolo del misterio de la Cruz. Por este simbolismo el bautismo significa la comunión con la muerte de Cristo.1221 Sobre todo el paso del mar Rojo, verdadera liberación de Israel de la esclavitud de Egipto, es el que anuncia la liberación obrada por el bautismo: «Oh Dios!, que hiciste pasar a pie enjuto por el mar Rojo a los hijos de Abraham, para que el pueblo liberado de la esclavitud del faraón fuera imagen de la familia de los bautizados» ( Vigilia Pascual, Bendición del agua: Misal Romano ).1222 Finalmente, el Bautismo es prefigurado en el paso del Jordán, por el que el pueblo de Dios recibe el don de la tierra prometida a la descendencia de Abraham, imagen de la vida eterna.

La promesa de esta herencia bienaventurada se cumple en la nueva Alianza. El Bautismo de Cristo 1223 Todas las prefiguraciones de la Antigua Alianza culminan en Cristo Jesús. Comienza su vida pública después de hacerse bautizar por san Juan el Bautista en el Jordán (cf. Mt 3,13 ) y, después de su Resurrección, confiere esta misión a sus Apóstoles: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” ( Mt 28,19-20; cf Mc 16,15-16).1224 Nuestro Señor se sometió voluntariamente al Bautismo de san Juan, destinado a los pecadores, para “cumplir toda justicia” ( Mt 3,15).

Este gesto de Jesús es una manifestación de su “anonadamiento” ( Flp 2,7). El Espíritu que se cernía sobre las aguas de la primera creación desciende entonces sobre Cristo, como preludio de la nueva creación, y el Padre manifiesta a Jesús como su “Hijo amado” ( Mt 3,16-17).1225 En su Pascua, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes del Bautismo.

En efecto, había hablado ya de su pasión que iba a sufrir en Jerusalén como de un “Bautismo” con que debía ser bautizado ( Mc 10,38; cf Lc 12,50). La sangre y el agua que brotaron del costado traspasado de Jesús crucificado (cf. Jn 19,34) son figuras del Bautismo y de la Eucaristía, sacramentos de la vida nueva (cf 1 Jn 5,6-8): desde entonces, es posible “nacer del agua y del Espíritu” para entrar en el Reino de Dios ( Jn 3,5).

«Considera dónde eres bautizado, de dónde viene el Bautismo: de la cruz de Cristo, de la muerte de Cristo. Ahí está todo el misterio: Él padeció por ti. En él eres rescatado, en él eres salvado. (San Ambrosio, De sacramentis 2, 2, 6). El Bautismo en la Iglesia 1226 Desde el día de Pentecostés la Iglesia ha celebrado y administrado el santo Bautismo.

  • En efecto, san Pedro declara a la multitud conmovida por su predicación: “Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” ( Hch 2,38).
  • Los Apóstoles y sus colaboradores ofrecen el bautismo a quien crea en Jesús: judíos, hombres temerosos de Dios, paganos ( Hch 2,41; 8,12-13; 10,48; 16,15).

El Bautismo aparece siempre ligado a la fe: “Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa”, declara san. Pablo a su carcelero en Filipos. El relato continúa: “el carcelero inmediatamente recibió el bautismo, él y todos los suyos” ( Hch 16,31-33).1227 Según el apóstol san Pablo, por el Bautismo el creyente participa en la muerte de Cristo; es sepultado y resucita con Él: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» ( Rm 6,3-4; cf Col 2,12).

  • Los bautizados se han “revestido de Cristo” ( Ga 3,27).
  • Por el Espíritu Santo, el Bautismo es un baño que purifica, santifica y justifica (cf 1 Co 6,11; 12,13).1228 El Bautismo es, pues, un baño de agua en el que la “semilla incorruptible” de la Palabra de Dios produce su efecto vivificador (cf.1 P 1,23; Ef 5,26).

San Agustín dirá del Bautismo: Accedit verbum ad elementum, et fit sacramentum (“Se une la palabra a la materia, y se hace el sacramento”, In Iohannis evangelium tractatus 80, 3 ). III. La celebración del sacramento del Bautismo La iniciación cristiana 1229 Desde los tiempos apostólicos, para llegar a ser cristiano se sigue un camino y una iniciación que consta de varias etapas.

  1. Este camino puede ser recorrido rápida o lentamente.
  2. Y comprende siempre algunos elementos esenciales: el anuncio de la Palabra, la acogida del Evangelio que lleva a la conversión, la profesión de fe, el Bautismo, la efusión del Espíritu Santo, el acceso a la comunión eucarística.1230 Esta iniciación ha variado mucho a lo largo de los siglos y según las circunstancias.

En los primeros siglos de la Iglesia, la iniciación cristiana conoció un gran desarrollo, con un largo periodo de catecumenado, y una serie de ritos preparatorios que jalonaban litúrgicamente el camino de la preparación catecumenal y que desembocaban en la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana.1231 Desde que el Bautismo de los niños vino a ser la forma habitual de celebración de este sacramento, ésta se ha convertido en un acto único que integra de manera muy abreviada las etapas previas a la iniciación cristiana.

Por su naturaleza misma, el Bautismo de niños exige un catecumenado postbautismal, No se trata sólo de la necesidad de una instrucción posterior al Bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona. Es el momento propio de la catequesis,1232 El Concilio Vaticano II ha restaurado para la Iglesia latina, “el catecumenado de adultos, dividido en diversos grados” ( SC 64).

Sus ritos se encuentran en el Ritual de la iniciación cristiana de adultos (1972). Por otra parte, el Concilio ha permitido que “en tierras de misión, además de los elementos de iniciación contenidos en la tradición cristiana, pueden admitirse también aquellos que se encuentran en uso en cada pueblo siempre que puedan acomodarse al rito cristiano” ( SC 65; cf.

  1. SC 37-40).1233 Hoy, pues, en todos los ritos latinos y orientales, la iniciación cristiana de adultos comienza con su entrada en el catecumenado, para alcanzar su punto culminante en una sola celebración de los tres sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía (cf.
  2. AG 14; CIC can.851.865-866).

En los ritos orientales la iniciación cristiana de los niños comienza con el Bautismo, seguido inmediatamente por la Confirmación y la Eucaristía, mientras que en el rito romano se continúa durante unos años de catequesis, para acabar más tarde con la Confirmación y la Eucaristía, cima de su iniciación cristiana (cf.

  • CIC can.851, 2.868).
  • La mistagogia de la celebración 1234 El sentido y la gracia del sacramento del Bautismo aparece claramente en los ritos de su celebración.
  • Cuando se participa atentamente en los gestos y las palabras de esta celebración, los fieles se inician en las riquezas que este sacramento significa y realiza en cada nuevo bautizado.1235 La señal de la cruz, al comienzo de la celebración, señala la impronta de Cristo sobre el que le va a pertenecer y significa la gracia de la redención que Cristo nos ha adquirido por su cruz.1236 El anuncio de la Palabra de Dios ilumina con la verdad revelada a los candidatos y a la asamblea y suscita la respuesta de la fe, inseparable del Bautismo.

En efecto, el Bautismo es de un modo particular “el sacramento de la fe” por ser la entrada sacramental en la vida de fe.1237 Puesto que el Bautismo significa la liberación del pecado y de su instigador, el diablo, se pronuncian uno o varios exorcismos sobre el candidato.

  1. Este es ungido con el óleo de los catecúmenos o bien el celebrante le impone la mano y el candidato renuncia explícitamente a Satanás.
  2. Así preparado, puede confesar la fe de la Iglesia, a la cual será “confiado” por el Bautismo (cf Rm 6,17).1238 El agua bautismal es entonces consagrada mediante una oración de epíclesis (en el momento mismo o en la noche pascual).

La Iglesia pide a Dios que, por medio de su Hijo, el poder del Espíritu Santo descienda sobre esta agua, a fin de que los que sean bautizados con ella “nazcan del agua y del Espíritu” (Jn 3,5).1239 Sigue entonces el rito esencial del sacramento: el Bautismo propiamente dicho, que significa y realiza la muerte al pecado y la entrada en la vida de la Santísima Trinidad a través de la configuración con el misterio pascual de Cristo.

  1. El Bautismo es realizado de la manera más significativa mediante la triple inmersión en el agua bautismal.
  2. Pero desde la antigüedad puede ser también conferido derramando tres veces agua sobre la cabeza del candidato.1240 En la Iglesia latina, esta triple infusión va acompañada de las palabras del ministro: “N., yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”.

En las liturgias orientales, estando el catecúmeno vuelto hacia el Oriente, el sacerdote dice: “El siervo de Dios, N., es bautizado en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”. Y mientras invoca a cada persona de la Santísima Trinidad, lo sumerge en el agua y lo saca de ella.1241 La unción con el santo crisma, óleo perfumado y consagrado por el obispo, significa el don del Espíritu Santo al nuevo bautizado.

Ha llegado a ser un cristiano, es decir, “ungido” por el Espíritu Santo, incorporado a Cristo, que es ungido sacerdote, profeta y rey (cf. Ritual del Bautismo de niños, 62).1242 En la liturgia de las Iglesias de Oriente, la unción postbautismal es el sacramento de la Crismación (Confirmación). En la liturgia romana, dicha unción anuncia una segunda unción del santo crisma que dará el obispo: el sacramento de la Confirmación que, por así decirlo, “confirma” y da plenitud a la unción bautismal.1243 La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha “revestido de Cristo” ( Ga 3,27): ha resucitado con Cristo.

El cirio que se enciende en el Cirio Pascual, significa que Cristo ha iluminado al neófito. En Cristo, los bautizados son “la luz del mundo” ( Mt 5,14; cf Flp 2,15). El nuevo bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo Único. Puede ya decir la oración de los hijos de Dios: el Padre Nuestro,1244 La primera comunión eucarística,

  1. Hecho hijo de Dios, revestido de la túnica nupcial, el neófito es admitido “al festín de las bodas del Cordero” y recibe el alimento de la vida nueva, el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
  2. Las Iglesias orientales conservan una conciencia viva de la unidad de la iniciación cristiana, por lo que dan la sagrada comunión a todos los nuevos bautizados y confirmados, incluso a los niños pequeños, recordando las palabras del Señor: “Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis” ( Mc 10,14).

La Iglesia latina, que reserva el acceso a la Sagrada Comunión a los que han alcanzado el uso de razón, expresa cómo el Bautismo introduce a la Eucaristía acercando al altar al niño recién bautizado para la oración del Padre Nuestro.1245 La bendición solemne cierra la celebración del Bautismo.

  1. En el Bautismo de recién nacidos, la bendición de la madre ocupa un lugar especial. IV.
  2. Quién puede recibir el Bautismo 1246 “Es capaz de recibir el Bautismo todo ser humano, aún no bautizado, y solo él” (CIC, can.864: CCEO, can.679).
  3. El Bautismo de adultos 1247 En los orígenes de la Iglesia, cuando el anuncio del Evangelio está aún en sus primeros tiempos, el Bautismo de adultos es la práctica más común.

El catecumenado (preparación para el Bautismo) ocupa entonces un lugar importante. Iniciación a la fe y a la vida cristiana, el catecumenado debe disponer a recibir el don de Dios en el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.1248 El catecumenado, o formación de los catecúmenos, tiene por finalidad permitir a estos últimos, en respuesta a la iniciativa divina y en unión con una comunidad eclesial, llevar a madurez su conversión y su fe.

  1. Se trata de una “formación, aprendizaje o noviciado debidamente prolongado de la vida cristiana, en que los discípulos se unen con Cristo, su Maestro.
  2. Por lo tanto, hay que iniciar adecuadamente a los catecúmenos en el misterio de la salvación, en la práctica de las costumbres evangélicas y en los ritos sagrados que deben celebrarse en los tiempos sucesivos, e introducirlos en la vida de fe, la liturgia y la caridad del Pueblo de Dios” ( AG 14; cf.

Ritual de iniciación cristiana de adultos, Prenotandos 19; Ibíd,, Sobre el tiempo del catecumenado y de sus ritos 98).1249 Los catecúmenos “están ya unidos a la Iglesia, pertenecen ya a la casa de Cristo y muchas veces llevan ya una una vida de fe, esperanza y caridad” ( AG 14).

“La madre Iglesia los abraza ya con amor tomándolos a sus cargo” ( LG 14; cf CIC can.206; 788). El Bautismo de niños 1250 Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo (cf DS 1514) para ser librados del poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios (cf Col 1,12-14), a la que todos los hombres están llamados.

La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de su nacimiento (cf CIC can.867; CCEO, can.681; 686,1).1251 Los padres cristianos deben reconocer que esta práctica corresponde también a su misión de alimentar la vida que Dios les ha confiado (cf LG 11; 41; GS 48; CIC can.868).1252 La práctica de bautizar a los niños pequeños es una tradición inmemorial de la Iglesia.

  • Está atestiguada explícitamente desde el siglo II.
  • Sin embargo, es muy posible que, desde el comienzo de la predicación apostólica, cuando “casas” enteras recibieron el Bautismo (cf Hch 16,15.33; 18,8; 1 Co 1,16), se haya bautizado también a los niños (cf.
  • Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr.

Pastoralis actio 4: AAS 72 1139). Fe y Bautismo 1253 El Bautismo es el sacramento de la fe (cf Mc 16,16). Pero la fe tiene necesidad de la comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse.

Al catecúmeno o a su padrino se le pregunta: “¿Qué pides a la Iglesia de Dios?” y él responde: “¡La fe!”.1254 En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo sólo conduce al umbral de la vida nueva.

El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana.1255 Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres. Ese es también el papel del padrino o de la madrina, que deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o adulto, en su camino de la vida cristiana (cf CIC can.872-874).

  • Su tarea es una verdadera función eclesial ( officium ; cf SC 67).
  • Toda la comunidad eclesial participa de la responsabilidad de desarrollar y guardar la gracia recibida en el Bautismo.V.
  • Quién puede bautizar 1256 Son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero y, en la Iglesia latina, también el diácono (cf CIC, can.861,1; CCEO, can.677,1).

En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar (cf CIC can.861, § 2) si tiene la intención requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria. La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia al bautizar.

  • La Iglesia ve la razón de esta posibilidad en la voluntad salvífica universal de Dios (cf 1 Tm 2,4) y en la necesidad del Bautismo para la salvación (cf Mc 16,16). VI.
  • La necesidad del Bautismo 1257 El Señor mismo afirma que el Bautismo es necesario para la salvación (cf Jn 3,5).
  • Por ello mandó a sus discípulos a anunciar el Evangelio y bautizar a todas las naciones (cf Mt 28, 19-20; cf DS 1618; LG 14; AG 5).

El Bautismo es necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este sacramento (cf Mc 16,16). La Iglesia no conoce otro medio que el Bautismo para asegurar la entrada en la bienaventuranza eterna; por eso está obligada a no descuidar la misión que ha recibido del Señor de hacer “renacer del agua y del Espíritu” a todos los que pueden ser bautizados.

Dios ha vinculado la salvación al sacramento del Bautismo, sin embargo, Él no queda sometido a sus sacramentos,1258 Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que quienes padecen la muerte por razón de la fe, sin haber recibido el Bautismo, son bautizados por su muerte con Cristo y por Cristo.

Este Bautismo de sangre como el deseo del Bautismo, produce los frutos del Bautismo sin ser sacramento.1259 A los catecúmenos que mueren antes de su Bautismo, el deseo explícito de recibir el Bautismo, unido al arrepentimiento de sus pecados y a la caridad, les asegura la salvación que no han podido recibir por el sacramento.1260 “Cristo murió por todos y la vocación última del hombre en realmente una sola, es decir, la vocación divina.

En consecuencia, debemos mantener que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo conocido sólo por Dios, se asocien a este misterio pascual” ( GS 22; cf LG 16; AG 7). Todo hombre que, ignorando el Evangelio de Cristo y su Iglesia, busca la verdad y hace la voluntad de Dios según él la conoce, puede ser salvado.

Se puede suponer que semejantes personas habrían deseado explícitamente el Bautismo si hubiesen conocido su necesidad.1261 En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos.

En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (cf 1 Tm 2,4) y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: “Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis” ( Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo.

Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo. VII. La gracia del Bautismo 1262 Los distintos efectos del Bautismo son significados por los elementos sensibles del rito sacramental.

La inmersión en el agua evoca los simbolismos de la muerte y de la purificación, pero también los de la regeneración y de la renovación. Los dos efectos principales, por tanto, son la purificación de los pecados y el nuevo nacimiento en el Espíritu Santo (cf Hch 2,38; Jn 3,5). Para la remisión de los pecados.1263 Por el Bautismo, todos los pecados son perdonados, el pecado original y todos los pecados personales así como todas las penas del pecado (cf DS 1316).

En efecto, en los que han sido regenerados no permanece nada que les impida entrar en el Reino de Dios, ni el pecado de Adán, ni el pecado personal, ni las consecuencias del pecado, la más grave de las cuales es la separación de Dios.1264 No obstante, en el bautizado permanecen ciertas consecuencias temporales del pecado, como los sufrimientos, la enfermedad, la muerte o las fragilidades inherentes a la vida como las debilidades de carácter, etc., así como una inclinación al pecado que la Tradición llama concupiscencia, o metafóricamente fomes peccati : «La concupiscencia, dejada para el combate, no puede dañar a los que no la consienten y la resisten con coraje por la gracia de Jesucristo.

  1. Antes bien “el que legítimamente luchare, será coronado” ( 2 Tm 2,5)» (Concilio de Trento: DS 1515).
  2. Una criatura nueva” 1265 El Bautismo no solamente purifica de todos los pecados, hace también del neófito “una nueva creatura” ( 2 Co 5,17), un hijo adoptivo de Dios (cf Ga 4,5-7) que ha sido hecho “partícipe de la naturaleza divina” ( 2 P 1,4), miembro de Cristo (cf 1 Co 6,15; 12,27), coheredero con Él ( Rm 8,17) y templo del Espíritu Santo (cf 1 Co 6,19).1266 La Santísima Trinidad da al bautizado la gracia santificante, la gracia de la justificación que : — le hace capaz de creer en Dios, de esperar en Él y de amarlo mediante las virtudes teologales ; — le concede poder vivir y obrar bajo la moción del Espíritu Santo mediante los dones del Espíritu Santo ; — le permite crecer en el bien mediante las virtudes morales,

Así todo el organismo de la vida sobrenatural del cristiano tiene su raíz en el santo Bautismo. Incorporados a la Iglesia, Cuerpo de Cristo 1267 El Bautismo hace de nosotros miembros del Cuerpo de Cristo. “Por tanto somos miembros los unos de los otros” ( Ef 4,25).

El Bautismo incorpora a la Iglesia, De las fuentes bautismales nace el único pueblo de Dios de la Nueva Alianza que trasciende todos los límites naturales o humanos de las naciones, las culturas, las razas y los sexos: “Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo” ( 1 Co 12,13).1268 Los bautizados vienen a ser “piedras vivas” para “edificación de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo” ( 1 P 2,5).

Por el Bautismo participan del sacerdocio de Cristo, de su misión profética y real, son “linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz” ( 1 P 2,9).

  • El Bautismo hace participar en el sacerdocio común de los fieles,1269 Hecho miembro de la Iglesia, el bautizado ya no se pertenece a sí mismo ( 1 Co 6,19), sino al que murió y resucitó por nosotros (cf 2 Co 5,15).
  • Por tanto, está llamado a someterse a los demás ( Ef 5,21; 1 Co 16,15-16), a servirles (cf Jn 13,12-15) en la comunión de la Iglesia, y a ser “obediente y dócil” a los pastores de la Iglesia ( Hb 13,17) y a considerarlos con respeto y afecto (cf 1 Ts 5,12-13).

Del mismo modo que el Bautismo es la fuente de responsabilidades y deberes, el bautizado goza también de derechos en el seno de la Iglesia: recibir los sacramentos, ser alimentado con la palabra de Dios y ser sostenido por los otros auxilios espirituales de la Iglesia (cf LG 37; CIC can.208-223; CCEO, can.675,2).1270 Los bautizados “renacidos como hijos de Dios están obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios por medio de la Iglesia” ( LG 11) y de participar en la actividad apostólica y misionera del Pueblo de Dios (cf LG 17; AG 7,23).

Vínculo sacramental de la unidad de los cristianos 1271 El Bautismo constituye el fundamento de la comunión entre todos los cristianos, e incluso con los que todavía no están en plena comunión con la Iglesia católica: “Los que creen en Cristo y han recibido válidamente el Bautismo están en una cierta comunión, aunque no perfecta, con la Iglesia católica,

Justificados por la fe en el Bautismo, se han incorporado a Cristo; por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón por los hijos de la Iglesia católica como hermanos del Señor” ( UR 3). “Por consiguiente, el bautismo constituye un vínculo sacramental de unidad, vigente entre los que han sido regenerados por él” ( UR 22).

Sello espiritual indeleble.1272 Incorporado a Cristo por el Bautismo, el bautizado es configurado con Cristo (cf Rm 8,29). El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble ( character ) de su pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación (cf DS 1609-1619).

Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado.1273 Incorporados a la Iglesia por el Bautismo, los fieles han recibido el carácter sacramental que los consagra para el culto religioso cristiano (cf LG 11). El sello bautismal capacita y compromete a los cristianos a servir a Dios mediante una participación viva en la santa Liturgia de la Iglesia y a ejercer su sacerdocio bautismal por el testimonio de una vida santa y de una caridad eficaz (cf LG 10).1274 El “sello del Señor” (San Agustín, Epistula 98, 5), es el sello con que el Espíritu Santo nos ha marcado “para el día de la redención” ( Ef 4,30; cf Ef 1,13-14; 2 Co 1,21-22).

  1. El Bautismo, en efecto, es el sello de la vida eterna” (San Ireneo de Lyon, Demonstratio praedicationis apostolicae, 3).
  2. El fiel que “guarde el sello” hasta el fin, es decir, que permanezca fiel a las exigencias de su Bautismo, podrá morir marcado con “el signo de la fe” ( Plegaria Eucarística I o Canon Romano ), con la fe de su Bautismo, en la espera de la visión bienaventurada de Dios —consumación de la fe— y en la esperanza de la resurrección.

Resumen 1275 La iniciación cristiana se realiza mediante el conjunto de tres sacramentos: el Bautismo, que es el comienzo de la vida nueva; la Confirmación, que es su afianzamiento; y la Eucaristía, que alimenta al discípulo con el Cuerpo y la Sangre de Cristo para ser transformado en Él.1276 “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” ( Mt 28,19-20).1277 El Bautismo constituye el nacimiento a la vida nueva en Cristo.

Según la voluntad del Señor, es necesario para la salvación, como lo es la Iglesia misma, a la que introduce el Bautismo.1278 El rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o derramar agua sobre su cabeza, pronunciando la invocación de la Santísima Trinidad, es decir, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.1279 El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende: el perdón del pecado original y de todos los pecados personales; el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo.

Por la acción misma del bautismo, el bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y hecho partícipe del sacerdocio de Cristo.1280 El Bautismo imprime en el alma un signo espiritual indeleble, el carácter, que consagra al bautizado al culto de la religión cristiana.

Por razón del carácter, el Bautismo no puede ser reiterado (cf DS 1609 y 1624).1281 Los que padecen la muerte a causa de la fe, los catecúmenos y todos los hombres que, bajo el impulso de la gracia, sin conocer la Iglesia, buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad, pueden salvarse aunque no hayan recibido el Bautismo (cf LG 16).1282 Desde los tiempos más antiguos, el Bautismo es dado a los niños, porque es una gracia y un don de Dios que no suponen méritos humanos; los niños son bautizados en la fe de la Iglesia.

La entrada en la vida cristiana da acceso a la verdadera libertad.1283 En cuanto a los niños muertos sin bautismo, la liturgia de la Iglesia nos invita a tener confianza en la misericordia divina y a orar por su salvación.1284 En caso de necesidad, toda persona puede bautizar, con tal que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia, y que derrame agua sobre la cabeza del candidato diciendo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”,

¿Cuáles son los tres principales frutos del bautismo?

Las gracias que se reciben en el Bautismo – UC Existen diferentes motivos por los cuales se bautiza a los niños. En alguna ocasión hemos visto que el sacerdote se niega a administrar el Bautismo a alguien porque considera que la motivación no es la correcta.

Puntos a desarrollar: El Bautismo es el sacramento por el cual el hombre nace a la vida espiritual, por medio de la purificación con agua y la invocación a la Santísima Trinidad. El Bautismo consagra a la persona humana, la reserva para Dios. Este Sacramento ocupa el primer lugar entre todos los sacramentos porque al borrar el pecado original, se nos abren las puertas de la fe, la posibilidad a los demás sacramentos y nos hace miembros de la Iglesia. Por el Bautismo llegamos a formar parte de la Iglesia, nos invita a la vida de Jesús que se vive en ella, nos convida a vivir unidos unos con otros, con los sacerdotes, los Obispos y el Papa. Este es el inicio de nuestra vida cristiana que alcanza su plenitud en Cristo.

En el Bautismo recibimos como un regalo de Dios las tres virtudes teologales: FE, ESPERANZA Y CARIDAD. Estas virtudes nos la da Dios por su infinito amor, porque no hemos hecho ningún mérito para que se nos den. También se reciben los dones del Espíritu Santo.

La fe recibida en el Bautismo debe crecer y hacerse cada día más fuerte para dar frutos abundantes de santidad. Debe desarrollarse por medio de un continuo y creciente conocimiento de Dios, de Cristo, de su Iglesia y de la vida de gracia. La fe nos hace santos. En el Bautismo el amor infinito de Dios se comunica a nuestra vida.

Nuestro amor a Dios lo demostramos: pensando en Él con frecuencia, cumpliendo los Mandamientos, frecuentando los sacramentos, haciendo buenas obras y amando a los demás. Con el Bautismo recibimos muchas promesas, de las cuales la primera es la vida eterna y las gracias necesarias para alcanzarla.

Ni el dolor, ni el sufrimiento, ni nada debe disminuir nuestra esperanza. Mediante el Bautismo se debilita la tendencia al pecado, pero no es una fórmula mágica, hay que luchar contra el pecado. Se nos da la gracia sacramental que nos permite recibir los auxilios espirituales necesarios para vivir cristianamente y poder alcanzar la santidad, viviendo dentro de la Iglesia.

Se nos marca con el carácter bautismal, que es esa huella invisible en el alma que nos asemeja a Cristo y que nos marca como pertenecientes a Dios. Por ello, este Sacramento no se puede recibir más que una vez en la vida. También nos compromete a la evangelización y a una vida de apostolado.

Podemos decir que este Sacramento es lo más importante que podemos recibir en nuestra vida. Representa el inicio de nuestra vida cristiana. Es como la semilla que se pone en la tierra para que crezca y llegue a dar frutos, mas es necesario que se prepare el terreno y que se abone para lograrlo. Aplicaciones en la vida diaria: Meditar junto a la pila bautismal, si hemos dado la importancia debida al hecho de ser bautizados y si hemos incrementado nuestra vida de fe o la hemos dejado disminuir.

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¿Qué exige el compromiso bautismal?

Nos comprometimos a: Entrar en la Iglesia de Jesucristo. Ser llamados por Su nombre. Servir a Dios y observar sus mandamientos.

¿Que simboliza la vestimenta blanca?

Qué significa el color blanco en fin de año – En las fiestas de Navidad y Año Nuevo es común preguntarse de qué color debe ser mi ropa interior, pero también surge el interrogante sobre el por qué vestirse de color blanco. El blanco es el color que representa la pureza y se cree que puede influir de manera positiva en la vida al llevarlo puesto, El blanco representa la pureza. Es un tono acromático, por ende, se dice que es dueña de una luz que representa la suma de todos los colores. Al usarlo se atraen nuevas energías para comenzar el año nuevo renovados y de forma positiva.

¿Qué significa la vestidura blanca según la Biblia?

Las vestiduras blancas del Apocalipsis son, ante todo, concedidas por el Cordero y su Padre. Los que así son revestidos, son los que han guardado –atesorado y puesto por obra– el testimonio de Dios.

¿Que simboliza el vestido blanco y el cirio pascual?

(ZENIT – 16 mayo 2018). – La última catequesis sobre el Bautismo ha estado dedicada a la vestidura blanca y a la vela encendida, que simbolizan la «dignidad del bautizado» y su «vocación cristiana», ha explicado el Papa.

¿Qué significa la luz blanca en el bautismo?

1243). La vela bautismal es otro símbolo que se utiliza durante la ceremonia. Encendida del cirio pascual, la vela bautismal es un signo que, a través de Cristo, los bautizados se convierten en la luz del mundo. El bautismo nos hace discípulos para el mundo y nos llama a vivir la misión de la Iglesia.