Que Tendencia Ideologica Prevalece Actualmente En La Educacion Publica?

Que Tendencia Ideologica Prevalece Actualmente En La Educacion Publica
La escuela pública está enfrentando los nuevos desafíos propios de una sociedad que se sacude, de manera turbulenta, siguiendo los avatares del paradigma económico neoliberal. En el pasado, el objetivo esencial de la educación a cargo de los Estados nacionales era asegurar la cohesión social, mediante la enseñanza universal de los principios democráticos, trasmitiendo los valores, las normas de convivencia y las pautas culturales que las sociedades capitalistas de lo siglos XIX y XX requerían para perpetuarse y reproducirse.
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¿Qué es la ideología en la educación?

Es la ideología la que permite unir el entorno de la persona con su propia identidad, es el puente entre lo macro social y lo micro social ; un concepto inconmensurable compuesto de valores personales, creencias y determinadas maneras de pensar que brindan una explicación del mundo en que vivimos.
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¿Qué son las ideologías y cuáles son sus principales características?

Ideología y análisis del discurso* Teun A. VAN DIJK ** Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, España. RESUMEN En este artículo se discuten algunos de los problemas que surgen del acercamiento analítico del discurso en el estudio de la ideología. Dado que las personas generalmente adquieren, expresan y reproducen sus ideologías por medio del texto o del habla, es muy pertinente un estudio analítico del discurso de la ideología.

  1. Aunque el enfoque en este trabajo está en la interfaz de discurso-ideología, su marco teórico multidisciplinario está articulado por la triangulación fundamental de discurso, cognición y sociedad.
  2. Este marco es crítico de los acercamientos tradicionales a la ideología –sobre todo desde las ciencias sociales y la filosofía– porque éstos no teorizan adecuadamente acerca de la naturaleza sociocognitiva y las estructuras de las ideologías y su reproducción discursiva.

Este trabajo, sin embargo, no tratará en extenso los acercamientos clásicos a la ideología (entre muchos estudios históricos de ideologías). Palabras clave: Discurso, ideología, sociedad, política. Ideology and Discourse Analysis ABSTRACT In this article some of the problems which arise when analytically approaching discourse in a study of ideology are discussed.

  • Given that people generally acquire, express and reproduce their ideologies by written or spoken methods, an analytical study of ideological discourse is pertinent.
  • Even when the focus of this paper is the interface or ideological discourse, the theoretical framework is articulated by the fundamental triangulation of speech, cognition, and society.

This framework is critical of traditional approaches to ideology, especially from the perspective of the social sciences and philosophy, since these methods do not adequately theorize in relation to the socio-cognitive nature of the structure of ideologies, and their discursive reproduction.

  • This paper however does not extensively treat classical approaches to ideology (among many historical studies of ideology).
  • Ey words: Discourse, ideology, society, politics.
  • Recibido: 16-01-2005.
  • Aceptado: 14-04-2005 LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA Antes de ocuparme de un análisis de las relaciones entre la ideología y el discurso, es necesario resumir brevemente el marco teórico en el que haré explícitas estas relaciones 1,

DEFINICIÓN DE IDEOLOGÍA La primera suposición es que cualesquiera sean las ideologías, son principalmente algún tipo de ‘ideas’, es decir, son sistemas de creencias, Esto implica, entre otras cosas, que las ideologías, como tales, no comprenden las prácticas ideológicas o las estructuras sociales (p.ej., iglesias o partidos políticos) basadas en ellas.

También implica que una teoría de la ideología necesita un componente cognoscitivo que pueda dar cuenta apropiadamente, por ejemplo, de las nociones de ‘creencia’ y de ‘sistema de las creencias’, dado que de éstas se ocupa la ciencia cognoscitiva contemporánea. En segundo lugar, así como no hay ningún idioma privado, no hay ninguna ideología privada o personal.

De allí que los sistemas de creencias son socialmente compartidos por los miembros de una colectividad de actores sociales. Sin embargo, no cualquier colectividad desarrolla o necesita una ideología, y puede argumentarse que éste es sólo el caso para algunos tipos de grupo – típicamente en relación con otros grupos– y no para comunidades como, por ejemplo, comunidades culturales, nacionales o lingüísticas.

En otros términos, las ideologías consisten en representaciones sociales que definen la identidad social de un grupo, es decir, sus creencias compartidas acerca de sus condiciones fundamentales y sus modos de existencia y reproducción. Los diferentes tipos de ideologías son definidos por el tipo de grupos que ‘tienen’ una ideología, tales como los movimientos sociales, los partidos políticos, las profesiones, o las iglesias, entre otros.

En tercer lugar, las ideologías no son cualquier tipo de creencias socialmente compartidas, como el conocimiento sociocultural o las actitudes sociales, sino que son más fundamentales o axiomáticas. Ellas controlan y organizan otras creencias socialmente compartidas.

Así, una ideología racista puede controlar las actitudes sobre la inmigración, una ideología feminista puede controlar las actitudes sobre aborto o techos de vidrio en el lugar de trabajo o conocimiento sobre la desigualdad del género en la sociedad, y una ideología social puede favorecer un papel más importante del Estado en los asuntos públicos.

De allí que las ideologías sean creencias sociales fundamentales de naturaleza bastante general y abstracta. Una de sus funciones cognoscitivas es proporcionar coherencia (ideológica) a las creencias de un grupo y así facilitar su adquisición y uso en situaciones cotidianas.

Entre otras cosas, las ideologías también especifican qué valores culturales (libertad, igualdad, la justicia, etc.) son importantes para el grupo. En cuarto lugar, como fundamento sociocognitivo de grupos sociales, las ideologías son adquiridas gradualmente y (a veces) cambian a través de la vida o de un período de la vida, y ahí que necesitan ser relativamente estables.

Uno no se vuelve pacifista, feminista, racista o socialista de la noche a la mañana, ni hace un cambio de perspectiva ideológica básica de uno día para otro. Normalmente son necesarias muchas experiencias y discursos para adquirir o cambiar las ideologías.

En consecuencia, la variabilidad a menudo observada en las opiniones ideológicas de miembros de un grupo debe ser considerada como de carácter personal o contextual, y de ningún modo justifica el rechazo de la noción de una ideología de grupo compartida, estable 2, También lo contrario es cierto: si bien las ideologías pueden ser desarrolladas gradualmente por (los miembros de) un grupo, también se desintegran gradualmente; por ejemplo, cuando algunos miembros ya no creen en una causa y ‘salen’ del grupo, cuando las quejas del grupo no han sido atendidas, o bajo un cúmulo de otras condiciones sociales y políticas, como por ejemplo, fue el caso de los movimientos pacifistas y antinucleares de los años setenta 3,

A veces, se comparten las ideologías de manera tan amplia que ellas parecen haberse vuelto parte de las actitudes generalmente aceptadas de una comunidad entera, como creencias obvias u opinión, o sentido común. Así, mucho de lo que hoy ampliamente se acepta como derechos sociales o humanos, tales como muchas formas de igualdad del género, eran y son creencias ideológicas de los movimientos feministas o socialistas.

  • En ese sentido, y por definición, estas creencias pierden su naturaleza ideológica en cuanto se convierten en parte del ideario social común.
  • Es sólo en este sentido que yo estaría de acuerdo en usar la frase ‘el fin de la ideología’, dado que, obviamente, nuestro mundo contemporáneo está repleto de las ideologías, especialmente por aquéllas que niegan ser ideologías.

LO QUE NO SON LAS IDEOLOGÍAS Éstas son propiedades bastante generales de las ideologías, pero que ya las definen de modo diferente de varios otros acercamientos. Así, las ideologías no son creencias personales de personas individuales; ellas no son necesariamente ‘negativas’ (hay ideologías racistas así como las hay antirracistas, comunista y anticomunistas); no son algún tipo de ‘falsa conciencia’ (lo que sea que eso signifique); no son necesariamente dominantes, pues también pueden definir resistencia y oposición; no son iguales a discursos u otras prácticas sociales que las expresan, reproducen o promulgan; y no son iguales como cualquier otra creencia o sistemas de creencias socialmente compartidos 4 ; este artículo, sin embargo, tiene la intención de debatir con otros acercamientos, así que no detallaré en general la crítica a los acercamientos tradicionales.

LAS FUNCIONES SOCIALES DE LAS IDEOLOGÍAS Las ideologías, así definidas, tienen muchas funciones cognoscitivas y sociales. En primer lugar, como se explicó más arriba, ellas organizan y fundamentan las representaciones sociales compartidas por los miembros de grupos (ideológicos). Segundo, son en última instancia, la base de los discursos y otras prácticas sociales de los miembros de grupos sociales como miembros de grupo,

En tercer lugar, permiten a los miembros organizar y coordinar sus acciones (conjuntas) y sus interacciones con miras a las metas e intereses del grupo en su conjunto. Finalmente, funcionan como parte de la interfaz sociocognitiva entre las estructuras (las condiciones, etc.) sociales de grupos por un lado, y sus discursos y otras prácticas sociales por el otro.

Así, algunas ideologías pueden funcionar para legitimar la dominación, pero también para articular la resistencia en las relaciones de poder, como es el caso de las ideologías feministas o las pacifistas. Otras ideologías funcionan como la base de ‘pautas’ de conducta profesional –por ejemplo para periodistas o científicos.

Diré muy poco sobre las muchas funciones sociales y políticas de las ideologías, especialmente considerando que éstas han recibido amplia atención en las teorías clásicas 5, Debe hacerse énfasis, sin embargo, en que las estructuras cognoscitivas de las ideologías necesitan ser ajustadas a sus funciones sociales por (los miembros de) los grupos.

  1. LAGUNAS Y PREGUNTAS ABIERTAS Aunque esta teoría da cuenta de muchas propiedades generales de las ideologías, hay todavía lagunas importantes y preguntas abiertas.
  2. LAS ESTRUCTURAS DE LAS IDEOLOGÍAS La pregunta más importante es la naturaleza cognoscitiva precisa de las ideologías: ¿cuáles son sus contenidos y estructuras precisas? ¿Si el socialismo, feminismo y neoliberalismo son ideologías, a qué exactamente se parecen? Esta pregunta muy general es tan difícil de resolver como la pregunta fundamental sobre las estructuras precisas del conocimiento.

Sobre la base de las maneras como las ideologías organizan actitudes sociales, tales como las relacionadas con la inmigración o el aborto, y en vista de sus funciones sociales, yo he supuesto un esquema ideológico general que consiste en un conjunto de categorías básicas que definen la auto-identidad de grupos (criterio de identidad, actividades típicas, objetivos, normas y valores, grupos relacionados y recursos o falta de recursos básicos).

  • Estas categorías explican muchas propiedades de las ideologías, pero no estoy seguro de que ellas apliquen igualmente bien a todas las ideologías, tales como las ideologías religiosas, ideologías políticas o ideologías profesionales, entre otras.
  • Sin embargo, lo que sí parece ser el caso, es que, para que las ideologías puedan ser adquiridas y usadas, necesitan algún tipo de organización, como es el caso también para otros sistemas de creencias.

Así, es improbable que ellas sean meramente un largo y desordenado conjunto de creencias (la noción de organización de estructuras cognoscitivas, por ejemplo, en términos de schemata (esquemas), es una de las características principales de la psicología cognoscitiva moderna 6,

  1. La hipótesis sobre la naturaleza organizativa de las ideologías no implica en forma alguna que ellas sean consistentes.
  2. No son sistemas lógicos, sino socio-psico-lógicos.
  3. Así que pueden muy bien ser heterogéneas o incoherentes, sobre todo en sus primeras fases, más espontáneas, aunque varios ideólogos (escritores, líderes, maestros, predicadores, etc.) pueden intentar mejorar la coherencia por manifiestos explícitos, catecismos, teorías, y así sucesivamente.

De manera que, aunque las ideologías organizan otras creencias sociales de grupos, esto no significa, por una parte, que estas otras creencias sociales son consistentes, cuando nosotros también sabemos que las bien conocidas creencias racistas sostienen que los inmigrantes son perezosos y no quieren trabajar, y al mismo tiempo que ellos ocupan nuestros lugares de trabaj o 7,

  • Nosotros también sabemos que las personas usan varias estrategias para eliminar o hacer caso omiso de las inconsistencias entre las creencias ideológicas y los hechos con que se las confronta 8,
  • ¿LAS IDEOLOGÍAS SÓLO COMO CREENCIAS ‘FUNDAMENTALES’ DE UN GRUPO? Otro punto sobre el que no estoy seguro todavía, es si sólo deben identificarse las ideologías por lo que se refiere a las creencias fundamentales de grupo, como ya lo he hecho más arriba, o si deben concebirse de manera más amplia como consistentes de todas las creencias ideológicas de grupo, es decir, incluyendo el conocimiento y las actitudes grupales más específicos.

Prefiero la primera opción ‘axiomática’, en primer lugar, porque excluye la posibilidad de que meras opiniones personales o una sola actitud de grupo (digamos sobre la energía nuclear) sea etiquetada de ‘ideología’. Segundo, al limitar las ideologías a las creencias fundamentales, permitimos variaciones o cambios de creencias menos fundamentales dentro de la ‘misma’ ideología –de la misma manera como variantes personales y regionales existen del ‘mismo’ idioma.

En lugar de creencias ‘fundamentales’, nosotros también podemos hablar de creencias ‘nucleares’, o de cualquier otra metáfora teórica que sea más útil. En el último de los casos, actitudes más específicas basadas en tales creencias ideológicas nucleares necesitan ser descritas como periféricas. ¿SON LAS IDEOLOGÍAS ‘CONOCIDAS’ POR TODOS SUS MIEMBROS? En tercer lugar, aunque las ideologías por definición son socialmente compartidas, obviamente no todos los miembros de grupos las ‘conocen’ igual de bien.

Como es el caso de los idiomas naturales, hay diferentes grados de ‘experticia’ en un grupo. Los miembros pueden hablar o actuar sobre la base de la ideología adquirida, pero no siempre pueden formular sus creencias explícitamente. Por otra parte, hay expertos, maestros, líderes y otros ‘ideólogos’ que enseñan, explican, inculcan y explícitamente reproducen las ideologías de grupo 9,

De la misma manera, podríamos asumir que no todos los miembros se identifican con un grupo ideológico de la misma manera, y con igual fuerza 10, Esto sugiere que los individuos puedan ser ‘más o menos’ miembros de grupos ideológicos –y que la noción de un grupo ideológico se define como un conjunto abigarrado de actores sociales.

Se hace necesario asumir que las variaciones en experticia e identificación dan cuenta de los hechos empíricos y proporcionan la flexibilidad necesaria a la teoría. LA BASE SOCIAL DE LAS IDEOLOGÍAS: ¿QUÉ TIPO DE COLECTIVIDAD? Finalmente, uno de los problemas más difíciles tiene que ver con la exacta base social de las ideologías.

Se ha supuesto que ellas son propiedades de ‘grupos sociales’ y que estos grupos pueden ser conjuntos abigarrados. Pero obviamente no todas las colectividades sociales son ‘grupos ideológicos’. Los pasajeros de un autobús no lo son, como tampoco, los profesores de alguna universidad. Por tanto, es necesario satisfacer varios criterios sociales sobre la durabilidad, continuidad, prácticas sociales, intereses, relaciones con otros grupos, y así sucesivamente, incluyendo también la base fundamental de identificación de grupo: un sentimiento de pertenencia al grupo que se expresa típicamente por el pronombre nosotros,

Algunos grupos sociales pueden ser definidos sólo o primariamente en términos de sus ideologías y representaciones sociales compartidas, y los discursos y otras prácticas sociales basadas en ellas, como es el caso de las feministas y de los racistas.

Otros grupos, tales como organizaciones políticas o grupos de profesionales, no sólo pueden compartir una ideología (profesional, política) sino que pueden organizarse en una membresía explícita: tarjeta ( carnet ) de afiliación, reuniones, instituciones, organizaciones, y así sucesivamente. En esta perspectiva parece pertinente distinguir entre (varios tipos de) grupos sociales, por una parte, y comunidades culturales, por otra.

Los primeros tienen ideologías –relacionadas con sus metas e intereses respecto a otros grupos– mientras que los últimos tienen otras creencias generales, tales como conocimiento, normas y valores –que no necesitan relacionarse con las de otras comunidades culturales.

  • Así, los hablantes del inglés son una comunidad (lingüística) cultural, mientras que los maestros de inglés son un grupo social (profesional).
  • El primero no tiene, como tal, ninguna ideología, mientras que el segundo bien puede tenerla.
  • Se necesita hacer más trabajo teórico acerca del tipo de colectividades que comparten ideologías.

Provisionalmente, yo los he llamado ‘grupos’ y los he distinguido de las comunidades. Ellos también deben distinguirse de las categorías sociales, como aquéllas de género o etnicidad: las mujeres o las personas negras per se no tienen ideologías, pero las feministas o los antirracistas si las tienen.

  1. No obstante, los feministas y los pacifistas son diferentes de un tipo de colectividad normalmente más organizada como la de profesionales o la de colectividades políticas.
  2. Los racistas o los conservadores apenas parecen formar un ‘grupo’ en el sentido de una colectividad organizada de personas, como es el caso de un partido racista.

Ellos son más ‘comunidades de creencia’ que grupos que coordinan sus acciones. Sin embargo, las feministas, pacifistas, racistas y conservadores no sólo son colectividades que comparten creencias ideológicas. También influyen sobre ellos, y hablan entre ellos y con otros en función de sus ideologías.

Ellos son más o menos explícitamente identificados como tales, y defienden sus puntos de vista y a otros que comparten sus puntos de vista. A veces, como es el caso de los racistas, no pueden comprender ni admitir que son tales- lo que también muestra que las etiquetas de ideologías no son auto-atribuidas.

En otras palabras, las colectividades ideológicas también son comunidades de prácticas y comunidades de discurso. Ellas pueden o no organizarse como partidos políticos u organizaciones. No es que el partido o el club sean ideológicos como organizaciones, sino que es ideológica la colectividad de personas que los componen.

Es por estas razones que decidí adoptar provisionalmente el término de ‘grupo ideológico’, es decir, una colectividad de personas definida principalmente por una ideología compartida y por las prácticas sociales basadas en ella, sea que estén o no organizadas o institucionalizadas. Otros grupos, como los profesionales, pueden organizarse primero, por ejemplo, para promover o proteger sus intereses, y desarrollan ideologías (profesionales) para sustentar tales actividades.

Consideramos que una teoría más amplia de la organización social, por ejemplo, en los tipos diferentes de colectividades, está estrechamente relacionada con una teoría sociocognitiva acerca del tipo de creencias o de las representaciones sociales de estas colectividades.

  • Es por esta razón que también distingo entre comunidades epistémicas o lingüísticas, por un lado, y grupos ideológicos u organizaciones, por otro.
  • Pero también pensamos que puede ser necesaria una extensa tipología de ‘grupos ideológicos’, por ejemplo, en cuanto se refiere a su organización, durabilidad, acciones colectivas, así como a la naturaleza de las ideologías mismas: un movimiento social pacifista como un tipo de ideología diferente de, por ejemplo, la religión compartida por los miembros de una iglesia.

LA IDEOLOGÍA Y PROCESO DEL DISCURSO Se han definido las ideologías como creencias fundamentales que subyacen en las representaciones sociales compartidas por tipos específicos de grupos sociales. Estas representaciones son a su vez la base del discurso y de otras prácticas sociales.

  • También se ha supuesto que las ideologías son principalmente expresadas y adquiridas a través del discurso, esto es, por interacción comunicativa hablada o escrita.
  • Cuando los miembros de un grupo explican, motivan o legitiman sus acciones (grupales), lo hacen típicamente en términos de discurso ideológico.

Sin embargo, una cosa es presumir que las ideologías están ‘en la base’ del discurso, y muy otra proporcionar una teoría detallada de los reales procesos (cognoscitivos) involucrados en la producción o la comprensión de tal discurso ‘prejuiciado’. De hecho, ¿cuán exactamente ‘conocemos’ un discurso racista, sexista, o neoliberal cuando lo leemos o escuchamos? Para contestar esta pregunta, de nuevo resumiré algunas suposiciones básicas, en parte arraigadas en la teoría contemporánea de procesos discursivos de la psicología cognoscitiva, y en parte basadas en nuevas hipótesis que extienden tal teoría 11,

EL CONTEXTO El uso del idioma en general, y la producción del discurso y comprensión en particular dependen de, e influyen en las propiedades relevantes de la situación comunicativa tal como son interpretadas por los usuarios del idioma. Estas ‘definiciones de la situación’ de carácter subjetivo o ‘contextos’ son representados como modelos específicos en la memoria episódica: son los denominados modelos de contexto 12,

Estos modelos de contexto controlan muchos aspectos del proceso de discurso y aseguran que un discurso sea socialmente apropiado, Como es el caso para todos los modelos mentales subjetivos, los modelos de contexto pueden ser ideológicamente ‘prejuiciados’ como resultado de actitudes subyacentes que son de por sí ideológicas.

  1. Los modelos de contexto prejuiciados pueden dar por resultado discursos prejuiciados; pueden, por ejemplo, resultar en un tono u opción léxica más o menos cortés.
  2. Así, la manera como algunos hombres hablan a o sobre las mujeres obviamente (también) dependerá de la manera como ellos se representan a las mujeres en general, y a un interlocutor femenino en particular, como sabemos que se da en el texto y habla machistas.

Lo mismo funciona en la comprensión del discurso, la cual también depende de si los hablantes son percibidos o no como ideológicamente parcializados. MODELOS El significado o el ‘contenido’ del discurso es controlado por las interpretaciones subjetivas por parte de los usuarios del idioma de la situación o eventos de los que trata el discurso, esto es, por sus modelos mentales.

Las personas entienden un discurso si pueden construir un modelo de él. Así, las noticias sobre la guerra en Irak típicamente son producidas y entendidas sobre la base de modelos subjetivos de escritores y lectores acerca de esta guerra. Como es el caso para los modelos de contexto, también estos ‘modelos de evento’ pueden ser ideológicamente prejuiciados, de nuevo sobre la base de subyacentes actitudes e ideologías socialmente compartidas.

Los modelos de eventos prejuiciados típicamente dan lugar a discursos ideológicos en los cuales se describen más o menos negativa o positivamente eventos o actores, dependiendo del prejuicio ideológico del modelo mental. Éste es especialmente el caso en todos los discursos sobre eventos y acciones específicos, tales como noticias, editoriales, artículos de opinión e historias cotidianas sobre experiencias personales.

  1. CONOCIMIENTO Aunque el contexto y los modelos de evento son de carácter personal y subjetivo, los miembros de una comunidad también comparten creencias sociales más generales, tales como el conocimiento, las actitudes y las ideologías.
  2. Estas creencias generales controlan la construcción de modelos específicos y, en consecuencia, también controlan indirectamente la producción y la comprensión del discurso.

Lo más fundamental es el conocimiento compartido de varios tipos, ámbitos o alcances dentro de las comunidades (cultura, nación, ciudad, organización). Dado que este conocimiento es, por definición, adquirido y compartido por todos los miembros competentes de esas comunidades, normalmente el mismo se da por supuesto.

En este sentido, los significados del discurso son como icebergs de los cuales se expresan explícitamente sólo parte de los significados no dados por supuestos. En virtud de que los propios miembros de las comunidades presumen que éstas no son ideológicas, su conocimiento tampoco es ideológico dentro de la comunidad,

Esto significa que su conocimiento se da por sentado, incluso para diferentes grupos ideológicos y hablantes de una comunidad. Es ese conocimiento compartido, presupuesto, dado por sentado lo que hace posible el discurso, la comunicación y la comprensión mutua, incluso a través de los límites ideológicos del grupo.

En otros términos, según esta teoría, todas las otras creencias socialmente compartidas, y también las ideologías de grupo, se basan en, y presuponen el conocimiento general de la comunidad. Lo mismo es cierto para la construcción de modelos mentales y los discursos basados en ellos: la interpretación del significado y de la referencia es un proceso en que se activan y forman varios tipos de conocimiento.

Claro, los miembros de otras comunidades pueden describir el conocimiento que una comunidad da por sentado como ‘mera creencia’ (superstición, etc.) y, en consecuencia, considerarlo como ideológico. Y lo que hoy puede describirse como ‘creencia religiosa’, puede haberse presupuesto como ‘conocimiento’ en una fase temprana de una comunidad cultural.

  • Notemos finalmente que la noción de conocimiento tal como se usa aquí se define en el ámbito de la comunidad, y no se refiere a creencias individuales.
  • Es decir, como es el caso de las ideologías, algunos miembros individuales de una comunidad pueden saber más que otros como resultado, por ejemplo, de una educación diferente.

Esto es, dentro de una comunidad, puede estratificarse o diferenciarse el conocimiento, según los varios tipos de experticia. La palabra ‘gen’ puede usarse en el idioma cotidiano y en el periódico u otro discurso público, pero se puede presumir que menos personas sabrán qué son los ‘genes’ que las personas que saben qué son los automóviles y los televisores.

En otros términos, como ocurre con un macro nivel de descripción de las creencias compartidas por un grupo, el concepto de conocimiento es una abstracción y una idealización, como es el caso del concepto de un ‘idioma’ natural compartido por una comunidad, y qué realmente es ‘conocido’ y usado de maneras bastante diferentes por los miembros de la comunidad.

Uno podría aventurar una hipótesis ‘minimalista’ del conocimiento como podría hacerlo para el idioma –por lo que se refiere a las creencias cotidianas que comparten todos los miembros competentes, cualquiera sea su educación. Sin embargo, esto de nuevo requiere una definición de ‘competencia’ o ‘normalidad’ cultural lo cual, a su vez requiere un tipo de análisis similar.

  • Otra opción es usar como término medio un nivel bajo que podría ser definido para todos los miembros de la comunidad que hayan terminado la instrucción obligatoria.
  • En otras palabras, la naturaleza ‘compartida’ del conocimiento en una comunidad necesita ser definida más allá, tanto cognoscitiva como socialmente.

Por el momento, sin embargo, tomamos la decisión práctica de decir que el conocimiento son las creencias de una comunidad que son presupuestas en sus discursos públicos dirigidos a la comunidad en su conjunto, como es el caso para la mayoría de los discursos de los medios de comunicación de masas.

LAS CREENCIAS DE GRUPO Por otro lado, dentro de las comunidades pueden formarse grupos sobre la base de objetivos, metas, intereses o prácticas diferentes. Estos grupos también comparten creencias, tales como conocimiento, actitudes e ideologías. Así, los racistas pueden compartir la creencia acerca de la superioridad blanca, una creencia que ellos pueden dar por sentada y que, en consecuencia, definen como ‘conocimiento’.

Los grupos también pueden tener creencias valorativas más complejas, tales como las actitudes sobre la inmigración, el aborto o la eutanasia 13, Las creencias de grupo son característicamente ideológicas, en el sentido de que ellas son controladas y organizadas por ideologías subyacentes.

Ellas controlan los modelos de contexto y de evento de sus miembros cuando éstos hablan como miembros del grupo, y así indirectamente las estructuras del discurso controladas por estos modelos prejuiciados. En algunos tipos de discurso, las creencias generales de grupo pueden influenciar directamente el discurso, y no a través de modelos mentales específicos.

Éste es, por ejemplo, el caso en la propaganda política, los sermones, y otros discursos ideológicos que caracterizan las creencias generales de un grupo. Las creencias ideológicas de grupo toman diferentes formas, dependiendo de sus funciones sociales.

  • Algunas creencias pueden expresarse para influir en la política social o promover una causa, como puede ser el caso para los feministas, los antirracistas o los pacifistas.
  • Otras creencias se enfocan más hacia las normas y valores de prácticas cotidianas de miembros de grupos, como es típicamente el caso de grupos profesionales, tales como los métodos de investigación de los académicos o las prácticas de los médicos.

Aunque las funciones pueden diferir, supondré que estas prácticas tienen la misma base ideológica. Así, la manera como un machista trata a una mujer está en mucho determinada de la misma manera que un médico tradicional trata a su paciente, por ejemplo presuponiendo ignorancia por parte del (o de la) paciente.

  • Y las feministas pueden organizarse de la misma manera como lo hacen los profesionales.
  • En otras palabras, aunque podemos distinguir tipos diferentes de grupos sociales y tipos diferentes de ideologías con funciones diferentes, yo supondré que nosotros también necesitamos una teoría general de la ideología y sus funciones que haga abstracción de tales diferencias.

EL PROCESO ESTRATÉGICO Sobre la base de los modelos ideológicamente prejuiciados y de las creencias socialmente compartidas que hemos discutido, los hablantes de un idioma producen y entienden estratégicamente tanto el habla como el texto, en forma lineal, palabra por palabra, oración por oración, turno por turno.

  • Todas las formas fonológicas, lexicales o sintácticas pueden así ser controlados por las representaciones subyacentes, como también es el caso para los significados locales y globales y las acciones en las que se ocupan los usuarios del idioma.
  • La entonación, los pronombres, las nominalizaciones, la selección y cambio de tema, el nivel de especificidad o precisión de la acción o la descripción del actor, la calidad de implícito, el tomar turnos para hablar, las interrupciones, la cortesía, los argumentos y falacias, las estructuras narrativas, el estilo o las figuras retóricas, entre un cúmulo de otras estructuras del discurso puedan así ‘indexar’ estratégicamente la ideología del hablante o del escritor.

Como veremos más adelante, la estrategia general que controla estos variados movimientos y estructuras está basada en la subyacente polarización intragrupal-extragrupal de las ideologías: Nuestras cosas buenas y Sus cosas malas tenderán a ser enfatizadas, como también es el caso de la mitigación de Nuestras cosas malas y Sus cosas buenas.

DE LA IDEOLOGÍA AL DISCURSO De este breve sumario de algunos de los procesos sociocognitivos subyacentes en la producción y comprensión del discurso ideológico, vemos que la relación entre las ideologías y el discurso es compleja y a menudo bastante indirecta. El discurso puede depender tanto de contextos ideológicamente prejuiciados, como de la manera ideológica en que los participantes interpretan los eventos a partir de modelos mentales subjetivos o, más directamente, de creencias generales de grupo que son ideológicamente controladas.

Esta teoría también permite que dadas las condiciones contextuales específicas, los hablantes puedan, por supuesto, esconder o disimular sus opiniones ideológicas. De hecho, los feministas, los antirracistas o los pacifistas no siempre muestran sus opiniones, incluso en situaciones cuando sería relevante y apropiado.

  • Es decir, el discurso no siempre es ideológicamente transparente, y el análisis del discurso no siempre nos permite inferir cuáles son las creencias ideológicas de las personas.
  • Esto siempre depende de la definición que los participantes hagan de la situación comunicativa, esto es, depende del contexto.

En otros términos, nuestro concepto de ideología no es determinista: los miembros no siempre ni necesariamente expresan o manifiestan las creencias de los grupos con los cuales se identifican. Además, el discurso ideológico es siempre variable tanto personal como contextualmente.

Esto es estratégicamente cierto en negociaciones internacionales y en situaciones de discusión de acuerdos en que puede ser pertinente la omisión de declaraciones ideológicas explícitas. Esto no significa que las ideologías sean cada vez más menos importantes en un mundo globalizado, sino que sólo en algunos contextos no se hacen manifiestas para que los conflictos puedan resolverse más fácilmente.

Obviamente, esto también tiene una considerable influencia en las metodologías empíricas para el estudio de la ideología. En el habla intragrupal, pueden darse por supuestas las creencias ideológicas, y en la charla con personas extragrupales las creencias ideológicas pueden ser censuradas o modificadas, por ejemplo, como se hace en el discurso ‘políticamente correcto’.

  • En ambos casos, el estudio empírico de la relación entre la ideología y el discurso necesita de métodos indirectos, especiales, o discretos.
  • ESTRUCTURAS IDEOLÓGICAS Y ESTRATEGIAS DE DISCURSO Si las ideologías son adquiridas, expresadas, promulgadas y reproducidas por el discurso, esto debe tener lugar a través de varias estructuras y estrategias discursivas.

Por ejemplo, el pronombre nosotros es una de esas estructuras, típicamente usada por el hablante para referirse directamente a su grupo endógeno. En teoría, y dependiendo del contexto, cualquier estructura variable del discurso puede ser ideológicamente ‘marcada’.

La entonación específica, la tensión o el volumen en la expresión de una palabra o frase pueden ser interpretadas como sexista o racista. La preferencia por temas específicos puede expresar una ideología machista o neoliberal, y así sucesivamente. Debe enfatizarse que las ideologías pueden influenciar sólo las estructuras del discurso contextualmente variables.

Obviamente las estructuras gramaticales obligatorias no pueden marcarse ideológicamente porque ellas son las mismas para todos los hablantes del idioma y en ese sentido son ideológicamente neutrales. Sin embargo, puede haber algún debate, acerca de si algunas reglas gramaticales generales son ideológicamente inocentes, como es el caso de las expresiones de género.

Algunas estructuras variables son ideológicamente más ‘sensibles’ que otras. Por ejemplo los significados son más sensibles al marcado ideológico que las estructuras sintácticas, porque las ideologías son sistemas de creencias y las creencias característicamente tienden a ser formuladas como significados en el discurso.

Las estructuras sintácticas y las figuras retóricas tales como las metáforas, las hipérboles o los eufemismos se usan para dar o restar énfasis a los significados ideológicos, pero, como estructuras formales, ellos no tienen ningún significado ideológico.

Así, no hay ningún tipo de hipérbole, pronominalización, o entonación específicamente racista o antirracista –aunque haya preferencia por metáforas racistas o sexistas– sólo los significados que son modificados por ellas. Nosotros hemos presupuesto que las estructuras ideológicas del discurso son organizadas dentro de los constreñimientos de los modelos del contexto, pero también como función de las estructuras de las ideologías subyacentes y las representaciones sociales y modelos controlados por ellas.

Así, si las ideologías son organizadas por la bien conocida polarización intra y extragrupal, entonces también podemos esperar que tal polarización sea ‘codificada’ en el habla y en el texto. Esto puede manifestarse, como hemos sugerido, por el uso de los pronombres nosotros y ellos, pero también por los posesivos y demostrativos tales como nuestra gente y esa gente, respectivamente.

  1. Así, presumimos que el discurso ideológico es generalmente organizado por una estrategia general de auto-presentación positiva (alarde) y la presentación negativa del otro (detracción).
  2. Esta estrategia puede operar en todos los ámbitos, de tal manera, generalmente que se hace énfasis en nuestras cosas buenas y se desestiman nuestras cosas malas y se hace lo contrario con los Otros, cuyas cosas malas serán destacadas, y de quienes las cosas buenas se empequeñecerán, se esconderán o se olvidarán.

Cuando al discurso se aplica este principio polarizante general se afectan tanto las formas como los significados. Así, nosotros podemos reforzar las propiedades negativas de los terroristas informando actos repugnantes cometidos por ellos (un asunto de significado o de contenido), pero entonces se acentúan las características formales extensa y repetidamente: inserción en primera página, con grandes titulares, con fotografías repugnantes, y así sucesivamente.

También podemos hacer esto con el uso de recursos sintácticos, por ejemplo informando de actos repugnantes llevados a cabo por agentes activos, responsables, esto es, refiriéndose a ellos en posiciones tópicas primarias en cláusulas y oraciones, y no como agentes implícitos o en oraciones en voz pasiva en las cuales se resta énfasis a los agentes.

En otras palabras, hay muchas maneras discursivas de reforzar o mitigar las cosas buenas/malas de nosotros/ellos, y de marcar ideológicamente el discurso. En el análisis crítico del discurso (ACD) ésta es la teoría más o menos normal. Podemos resumir algunas de las maneras como los discursos codifican las ideologías subyacentes en la Tabla 1, haciendo énfasis en que ninguna de las estructuras del discurso codifica singularmente a una función comunicativa e interaccional –es decir, todas esas estructuras también pueden usarse por otras razones y para otras funciones.

  1. La tabla puede ofrecer sólo una selección pequeña de estructuras del discurso.
  2. Está organizada según los ámbitos del discurso, tales como significados, léxicos, sintaxis, estructuras profundas, formatos, estructuras retóricas y estructura interaccional, tanto globales como locales –es decir, por Formas, Significados y Acciones.

En cada uno de estos ámbitos podemos encontrar la codificación de ideologías subyacentes, y esto generalmente ocurre al hacer énfasis a o restando énfasis de muchas maneras a las propiedades buenas o malas de Nuestro propio grupo y las propiedades buenas o malas del Otro grupo 14, PROBLEMAS DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO IDEOLÓGICO INTENCIONALIDAD Dentro del marco del análisis del discurso ideológico presentado hasta ahora, hay varios asuntos y problemas que necesitan atención especial. El primer problema que me gustaría tratar puede etiquetarse con el polémico concepto de ‘intencionalidad’, entendida aquí en el sentido de la teoría de la acción, y no en el sentido filosófico de ‘aboutness ’, por ejemplo de proposiciones,

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Tanto como participantes ideológicos así como analistas podemos preguntarnos si rasgos específicos del discurso, tales como oraciones en voz pasiva o nominalizaciones son aspectos ‘intencionales’ del discurso ideológico, o si tales estructuras son principalmente automatizadas y, en consecuencia, escasamente controladas por la conciencia.

Los participantes pueden darse cuenta de tales situaciones cuando son criticados por una palabra sexista o racista y entonces se defienden afirmando ‘que ellos no quisieron decir eso’, o que esa ‘no era su intención’. También por estas razones, muchos principios en el análisis de la interacción excluyen las intenciones de sus objetos de investigación, por ejemplo, con el argumento de que las intenciones no pueden observarse directamente, y segundo, que lo que cuenta socialmente es cómo son entendidos (escuchados) los discursos por los participantes, cualesquiera sean lo las intenciones del hablante 16,

Éste también es un principio de algunos tratamientos legales y políticos a acciones y discursos sociales –sea que uno intente hacer un comentario sexista, racista u otro comentario ofensivo, uno está sujeto a saber las posibles interpretaciones y las consecuencias de su discurso. En otros términos, lo que cuenta son las (previsibles) consecuencias sociales, y no las intenciones (buenas o malas).

Si bien social y legalmente tal posición puede ser legítima, teóricamente plantea problemas. De hecho, no hay fundamento a priori por el cual deban favorecerse las interpretaciones subjetivas de destinatarios por sobre las intenciones igualmente subjetivas de los hablantes.

De hecho, ninguna de ellas es ‘observable’, y las dos son nociones igualmente vagas. En términos cognoscitivos, las dos son (fragmentos de) modelos mentales de algún tipo. Los hablantes pueden ‘defender’ sus ‘buenas’ intenciones remitiéndolas a otros discursos y actos, o citando fuentes que puedan garantizar intenciones.

Los destinatarios fortalecen sus interpretaciones si no son los únicos que interpretan un discurso de una determinada manera. Si los hablantes y los destinatarios son antagonistas ideológicos, tal situación puede típicamente desembocar en un conflicto –y algunos conflictos incluso terminan en la corte, por ejemplo, cuando alguien publica un artículo racista o hace un comentario racista en un discurso público.

  1. Así, teóricamente debe tenerse presente que, como tales, las palabras, las frases, los temas o las entonaciones no son ideológicamente prejuiciados.
  2. Es su uso específico en situaciones comunicativas específicas lo que los hace tales –como sabemos ocurre con el uso de palabras racistas obvias como “negro” por, digamos, un miembro del KKK, o por un líder afroamericano, respectivamente.

Parte de este contexto es no sólo quién habla a quién y en qué papel, sino también las intenciones del hablante, sea que éstas se hagan explícitas o no en el discurso. Claro, por su frecuente uso ideológico, las palabras pueden remitir a asociaciones fuertes con significados ideológicos, como es el caso del “libre mercado”.

Sin embargo, siempre son el texto, el contexto, y el uso de las palabras los que son ideológicos: la frase “libre mercado” frecuentemente puede usarse tanto en un tratamiento neoliberal como en uno anti-neoliberal, siendo una posición a favor, y la otra en contra. Así, si los modelos mentales subyacentes o las representaciones sociales de hablantes no son controlados por alguna ideología, entonces, por definición, tampoco lo son las intenciones y el modelo mental del contexto; en consecuencia, el discurso no puede ser ideológicamente prejuiciado.

Los destinatarios que no conocen al hablante (tampoco sus representaciones sociales e ideología) pueden así muy bien malentender o malinterpretar al hablante. A menudo, tales malentendidos pueden ser resueltos mediante preguntas, explicaciones o negociación adicionales (“¿Qué quiere usted decir…?”).

En otras palabras, sea que adoptemos o no una posición social o legal en la cual las ‘buenas intenciones” no cuentan en el discurso, sino que lo que cuenta es cómo el discurso llega y es interpretado, necesitamos hacer énfasis en que teóricamente necesitamos considerar las intenciones y las interpretaciones como parte de la comunicación ideológica.

Sólo entonces seremos capaces de explicar las disputas, los problemas y los conflictos ideológicos así como otras propiedades de la interacción ideológica. Las intenciones no son ni más ni menos misteriosas que las interpretaciones –ellas son tal para cual, esto es, modelos mentales subjetivos de los participantes.

  • Y sólo (cuando estemos concientes de eso) es cuando seremos capaces de formular preguntas más detalladas tales como cuáles propiedades del discurso pueden ser conscientemente controladas, y cuáles no.
  • Así, en general la selección de un tema es evidentemente más ‘intencional’ que la estructura sintáctica detallada o la entonación de una frase.

La selección de palabras está a medio camino (entre la selección de tema y la estructura sintáctica) –la lexicalización es principalmente automática dado que tiene como base los modelos mentales subyacentes y el léxico, pero a menudo las palabras específicas son deliberadamente escogidas, y dependen del género y el contexto (que son) bastante controlados, sobre todo en la comunicación escrita.

  1. No hay ninguna duda de que en un importante discurso político de un presidente o de un candidato presidencial prácticamente cada palabra es escogida en función de sus presuposiciones e implicaciones ideológicas y comunicativas.
  2. Es decir, cuando el mando comunicativo general es estricto, la expresión del discurso ideológico se hace más consciente.

En algunos contextos, por otro lado, tanto el control del discurso como el control ideológico serán en gran medida automatizados. (SOBRE)INTERPRETACIÓN IDEOLÓGICA Las estructuras del discurso tienen muchas funciones: cognoscitivas, interaccionales y sociales.

  • Ninguna de ellas es exclusivamente ideológica.
  • Por ejemplo, las oraciones en voz pasiva y las nominalizaciones esconden o sirven de fondo a la actuación.
  • Esto puede tener una función ideológica en el texto o el contexto ideológicamente prejuiciados –por ejemplo, para mitigar nuestra actuación y responsabilidad respecto a acciones negativas, podemos llevar localmente la estrategia ideológica discursiva general de la autopresentación positiva intragrupal.

Sin embargo, debemos tener cuidado de no sobreinterpretar los datos del discurso. A menudo se usan oraciones en voz pasiva y nominalizaciones cuando los agentes son desconocidos, cuando acaban de mencionarse y no deben repetirse, o cuando se enfoca a otros participantes –como se hace con las víctimas de acciones violentas en lugar hacerlo con los perpetuadores.

Esto significa que tales datos nunca deben ser descritos aisladamente, sino en relación con el texto (co-texto) en conjunto y con respecto al contexto –quién está hablando con quién, cuándo, y con qué intención. Lo más importante, también teóricamente, es comprender que el discurso no es sólo expresar o reproducir ideologías.

Las personas hacen al mismo tiempo muchas otras cosas con las palabras. CONTEXTUALIZACIÓN La teoría del procesamiento ideológico del discurso perfilada arriba tiene un componente explícito que da cuenta de la contextualización, definida en términos de modelos de contexto subjetivos de los participantes.

  1. Estos modelos dinámicamente actualizados representan lo continuamente relevante para cada participante en cada momento del texto o del habla.
  2. Hemos visto que ese contexto modela la producción y comprensión del discurso.
  3. También hemos presupuesto que estos modelos de contexto pueden ser ideológicamente prejuiciados, por ejemplo, cuando los hablantes se representan y evalúan a sus interlocutores en términos de ideología racista, sexista u otra.

Los modelos ideológicos de contexto normalmente llevan a discursos ideológicos o a interpretaciones ideológicas del discurso. Sin embargo, también hemos visto que la expresión de obediencias ideológicas puede ser (en parte) controlada. Respecto al problema de intencionalidad discutida anteriormente, esto significa que podemos tener discursos que se producen en un contexto ideológico pero apenas muestran rastros o marcadores de tal contexto (incluso la ideología del hablante) –o por lo menos no muestran ninguna expresión explícita que sea interpretada como ideológica por muchos de los destinatarios.

  1. Pero otros destinatarios pueden muy bien ser capaces de entender las expresiones ideológicas ‘codificadas’ –expresiones que para otros destinatarios pueden permanecer veladas.
  2. Por consiguiente, es crucial para todo análisis del discurso ideológico, hacer explícito cuál es exactamente la situación social y cómo es representada por los participantes en sus modelos de contexto.

Si un destinatario, basado en experiencias anteriores, define a un hablante como un chauvinista masculino, entonces mucho de lo que él diga será ‘escuchado’ como una expresión de machismo sea que haya o no señales de contextualización que garanticen tal interpretación.

Como observadores externos o analistas de tales interacciones esto puede plantear el problema de (sobre)interpretación discutido anteriormente: ¿qué hacer si no podemos encontrar expresiones abiertas de ideología? Desde mi punto de vista, no debemos preocuparnos tanto por lo que los analistas puedan hacer o dejar de hacer sino más bien por lo que hacen realmente los participantes.

Así, si los destinatarios interpretan los discursos como ideológicos sobre bases contextuales, aun cuando no haya ningún marcador ideológico evidente, entonces debemos considerar tales ‘(sobre)interpretaciones’ en la teoría. Es decir, los modelos mentales que construyen los receptores cuando interpretan el discurso pueden también ser construidos sobre la base de inferencias acerca de las intenciones ideológicas de los hablantes, inferencias hechas a partir de previas experiencias, rumores u otra información confiable acerca del hablante.

De hecho, ésta es, en primer lugar, la manera como ‘escuchamos’ a los hablantes: basados en modelos de ‘ímpresiones’ generales previas de ese hablante. No hay duda que esto también puede llevar a interpretaciones ideológicas prejuiciadas de discursos –sobre todo cuando hablantes individuales son juzgados no sobre la base de discursos previos u otras prácticas sociales sino sobre la base del número de miembros de su grupo.

Obviamente, la teoría también debe responder por tales prejuicios ideológicos. IDEOLOGÍA, CONOCIMIENTO Y PRESUPOSICIÓN La distinción entre ‘mera’ ideología y ‘verdadero’ conocimiento ha sido parte de la discusión sobre la ideología desde la invención de esa noción por Destutt de Tracy hace más de 200 años.

  1. Aunque esa distinción tiene muchas implicaciones que no pueden discutirse en este trabajo, deben hacerse aquí algunos comentarios pertinentes para el análisis del discurso ideológico.
  2. Primero que todo, defino el conocimiento como las creencias certificadas y compartidas por una comunidad (de conocimiento) dónde la certificación tiene lugar por el criterio (epistémico) históricamente variable o por ‘métodos’ (por ejemplo, la observación, la experiencia directa, las fuentes fiables, la inferencia, los experimentos y otros ‘métodos’) de esa comunidad.

En otras palabras, el conocimiento no es ‘la creencia justificada verdadera’, como la ha definición clásicamente la epistemología, sino las creencias aceptadas por una comunidad. Dicho de otro modo, nuestra definición es pragmática, en lugar de semántica, y relacionada con una teoría consensual de conocimiento restringida a comunidades de conocimiento específicas.

  1. Por un lado, esto hace relativo e intersubjetivo al conocimiento, esto es, relativo a una comunidad y sus miembros; pero, por otro lado, ‘objetivo’ dentro de la comunidad, sobre la base de la certificación socioculturalmente aceptada en esa comunidad.
  2. Segundo, debe reiterarse que –a diferencia de algunas concepciones críticas del conocimiento– nuestra teoría de la ideología no implica que todo el conocimiento sea ideológico.

Al contrario, es el conocimiento general compartido por una comunidad (el terreno común) que constituye el fundamento de todas las representaciones sociales de una comunidad y, en consecuencia, también de las ideologías de los varios grupos sociales de tal comunidad.

  • El forcejeo y el debate ideológicos presuponen tal conocimiento general.
  • Por ejemplo, para tener posiciones ideológicas diferentes sobre la inmigración, los miembros necesitan en primer lugar saber qué es inmigración.
  • Sin embargo, como se han definido anteriormente, las ideologías son la base de las representaciones sociales de grupos, incluyendo su conocimiento.

Es decir, el conocimiento de grupo bien puede estar fundamentado ideológicamente. Así, si los racistas alegan ‘saber’ que los negros son intelectualmente inferiores, entonces tal ‘conocimiento’ es evidentemente ideológico: puede ser conocimiento para ellos, pero hoy es mera creencia prejuiciada, para otros –y puede haber sido una creencia consensual y, por tanto, conocimiento, hace dos siglos.

  1. Nótese, sin embargo, que ése es también el caso para creencias que muchas personas pueden sostener que son verdad, como el conocimiento feminista sobre las desigualdades del género, siempre que haya grupos que crean que ese conocimiento es una creencia ‘meramente feminista’.
  2. Sólo si una creencia es compartida y presupuesta en todo discurso por todos los grupos en una cultura, es cuando podemos hablar de conocimiento cultural general –no obstante que haya grupos sociales (estudiosos, movimientos sociales) que desafíen tales creencias consensuales.

Entonces, en el análisis del discurso ideológico, queremos examinar los textos con proposiciones que se afirman o se presuponen (ser verdad, ser compartido, o ser dado por sentado), y, consecuencialmente, se presentan como conocimiento. Sin embargo, el análisis del contexto puede revelar que los hablantes afirman o presuponen tal conocimiento en su condición de miembros de grupo, en cuyo caso el conocimiento bien puede ser ideológico y calificado de ‘mera creencia’ o prejuicio por los miembros de otros grupos.

A menudo, los miembros de grupo saben que las creencias que ellos sustentan no son (todavía) compartidas por otros grupos, y en ese caso ellos afirmarán y explícitamente (tratarán de) certificar(án) tales creencias como conocimiento en su comunicación con los miembros de otros grupos. A propósito, éste no es sólo el caso para creencias prejuiciadas, creencias religiosas, supersticiones, sino también para muchas creencias científicas u otras ‘nuevas’.

En consecuencia, una buena prueba empírica para distinguir el conocimiento cultural general del ‘conocimiento de grupo’ y de las ideologías, es el uso de presuposiciones en todos los discursos públicos de todos los grupos en una cultura y en un momento dado,

Claro, más adelante puede resultar que tal conocimiento estuviese ideológicamente fundamentado pero, en ese caso, ya no sería generalmente presupuesto. De esta discusión debe concluirse que, por lo menos de acuerdo con las definiciones de conocimiento y de ideología dadas aquí, no es cierta la suposición de que todo conocimiento es ideológico.

De nuevo, las creencias de un grupo pueden ser ideológicas para algunos observadores o analistas críticos, desde el punto de vista externo, de otra comunidad epistémica, pero si esas creencias son generalmente aceptadas por los miembros de una comunidad, tales creencias, por definición son denominadas, presupuestas, usadas y consideradas como conocimiento.

EL ANÁLISIS DE LA IDEOLOGÍA COMO ‘ANÁLISIS CRÍTICO’ La teoría de la ideología y del discurso tal como aquí se presenta y en la cual se definen las ideologías en términos generales, y no meramente como dominantes o como legitimación para la desigualdad, puede dar la impresión de haber perdido su arista ‘crítica’.

Nada es menos cierto. Al contrario, esta teoría ofrece un marco mucho más explícito para el estudio crítico. Las definiciones que hemos hecho de las ideologías, pueden ser usadas como fundamento para el análisis de los discursos y las prácticas sociales tanto de los grupos dominantes como de los dominados, tanto para los de la opresión como para los de la resistencia.

Es por esto que podemos hablar tanto de la ideología racista como de la antirracista, de la sexista como la feminista, de la neoliberal y de la socialista. En otros términos, no seguimos la vieja distinción de Mannheim (1936) 17 entre las ideologías y utopías. Las estructuras básicas y las funciones de las ideologías son las mismas: auto-representar al grupo y la membresía e identificación de sus miembros, organizar sus prácticas o luchas sociales y promover los intereses del grupo y sus miembros con respecto a otros grupos.

De esto se desprende que es teóricamente incoherente e improductivo reservar la noción de ideología y la crítica ideológica sólo para las ideologías dominantes. De hecho, es característico del discurso ideológico atribuir las ideologías sólo a ‘nuestros´antagonistas y ‘la verdad’ a ‘nosotros’.

Sin embargo, así como necesitamos una noción general de poder que también puede incluir formas de resistencia o de contrapoder, necesitamos una noción general de ideología. El análisis crítico del discurso puede entonces muy bien enfocar especialmente a los grupos dominantes y sus ideologías. Una teoría más explícita de la ideología y sus relaciones con el discurso como la que hemos presentado aquí permite el análisis mucho más detallado de los procesos que se desarrollan en la adquisición, usos y cambios de ideologías en el discurso.

Un ACD adecuado requiere de instrumentos teóricos precisos, no nociones vagas, tradicionales (tales como la de ‘falsa conciencia’). Su pertinencia crítica depende de la precisión de su análisis, de la selección de sus objetos de análisis y crítica, de sus objetivos y de la posición ética y política de los estudiosos que se dedican a él.

  • IDEOLOGÍA VS DISCURSO Hay áreas de investigación, como la psicología discursiva por ejemplo, que reducen las estructuras mentales (tales como las actitudes) a estructuras discursivas, con el argumento de que los discursos son observables y son sociales, mientras que las mentes no lo son.
  • Esto implica que, desde esa perspectiva, las ideologías no pueden ser definidas en términos de algún tipo de representación mental, sino sólo en términos de las estructuras del discurso que las expresa o representa.

En otro trabajo sobre ideología hay una tendencia a identificar ideología con discurso y otras prácticas sociales. Aunque la teoría aquí presentada obviamente da cuenta del discurso ideológico, no reduce las ideologías a sólo el discurso –ni lo hace con otras nociones cognoscitivas tales como conocimiento, opiniones, actitudes o normas y valores.

Estas nociones cognoscitivas son de un orden teórico distinto –se usan en una teoría de la mente– del de una teoría del discurso que es una teoría de interacción social. Uno de los argumentos contra la reducción de las ideologías u otras creencias socialmente compartidas es que pueden ser expresadas, representadas o producidas no sólo por el discurso, sino también por otras prácticas sociales, como la dominación, el empoderamiento, la discriminación, la opresión, la exclusión, la resistencia, la oposición, el disentimiento, y así sucesivamente.

Además, las personas pueden ‘tener’ ideologías sin realmente expresarlas o actuar todo el tiempo de acuerdo con ellas. De hecho, las personas a veces NO pueden actuar (no trabajan, no votan, etc.) cuando se espera que lo hagan por razones ideológicas –como en el caso de declararse una huelga.

  1. La reducción de la ideología al discurso no permite un análisis ideológico de otras prácticas sociales.
  2. Es cierto que generalmente las ideologías son expresadas, adquiridas y reproducidas explícitamente por el discurso, pero no exclusivamente por él.
  3. Muchas ideologías, tales como el sexismo, están siendo adquiridas y practicadas por imitación de las acciones de otros, no sólo por explicaciones discursivas o por maestros.

Es falaz el argumento que parece favorecer un acercamiento exclusivamente discursivo a la ideología, sobre la tesis de que los discursos son más ‘sociales’ y ‘observables’ que las mentes. Primeramente, hemos hecho énfasis en que las ideologías son creencias de grupo compartidas, esto es, son tanto social como mentalmente compartidas.

Igual que los idiomas, las ideologías son sociales, porque sus funciones también son sociales. Segundo, normalmente se definen los discursos como estructuras abstractas de forma, significado e interacción –y no (meramente) como ondas sonoras o marcas gráficas/visuales/electrónicas o movimientos musculares que físicamente los expresan.

Los elementos lexicales, las estructuras sintácticas, los significados y las interacciones no pueden ser ‘observados’ directamente, sino que son sujetos a interpretaciones e igualmente cualesquiera objeto abstracto de la teoría lingüística, o constructos mentales de los usuarios del idioma.

  1. En otros términos, a menos que uno niegue la naturaleza cognoscitiva del significado y la comprensión, cualquier definición empírica de discurso implica nociones cognoscitivas de algún tipo.
  2. En suma, rechazar las nociones cognoscitivas tales como conocimiento, creencias, opiniones e ideologías, entre otras, sobre la base de su ‘observabilidad’ es una falacia conductista (en términos de los defensores contemporáneos de tales perspectivas, quizás mejor llamada ‘interaccionista’).

Una sólida teoría del discurso ideológico relaciona explícitamente ideologías y discursos, pero como objetos teóricos o empíricos de tipo diferente. LA ADQUISICIÓN DISCURSIVA DE IDEOLOGÍAS Aunque las ideologías pueden ser adquiridas por la socialización de grupo en muchas prácticas sociales, por ejemplo, en la casa, en la escuela, en el trabajo o en el bar, las fuentes primarias y los medios del ‘aprendizaje’ ideológico son el habla y el texto.

Es decir, las ideologías normalmente no son adquiridas imitando meramente las acciones de otros miembros de grupo. Tales procesos de observación y participación normalmente se acompañan de razones y explicaciones (por ejemplo, ‘Nosotros no admitimos X, porque las personas como nosotros no se mezclan con personas como X) que pueden implicar (tácita o explícitamente) auto-atribuciones de superioridad y atribuciones de inferioridad o ‘diferencia’ a otros.

Así, desde la infancia, los niños gradualmente aprenden algunos elementos básicos de ideologías de género, de etnicidad, de clase, de religión, de política, y así sucesivamente, creciendo, participando y educándose en los respectivos grupos sociales de que son miembros.

Cada uno de estos grupos tiene modos más o menos explícitos, formalizados e institucionalizados de enseñar las ideologías a los nuevos miembros, por ejemplo, mediante reuniones especiales, la instrucción, la catequesis, libros de texto, folletos de propaganda, sermones, y así sucesivamente, esto es, por medio de varios tipos de discurso.

Considerando que algunos géneros de discurso pueden fijar las ideologías más o menos implícitamente, el discurso ideológico didáctico es mucho más explícito al formular los contenidos generales del esquema ideológico del grupo: quiénes somos (de dónde venimos, cuál es nuestra apariencia, quién puede ser miembro de nuestro grupo, etc.); qué/a quién apoyamos, cuáles son nuestras normas y valores, quiénes son amigos y quiénes enemigos, cuáles son nuestros recursos de poder, etc.).

Esto proporciona razones y argumentos en cuanto se refiere a las normas generales y valores, y en consideración de los intereses del grupo y sus miembros; sobre lo que es bueno y malo, justo o injusto. Da ejemplos, y proporciona imágenes de dioses y líderes venerados y de otras personas ejemplares. Cuenta historias sobre héroes y villanos.

Así, el discurso ideológico desarrolla gradualmente el marco ideológico general del grupo. Éste es un proceso lento. Los niños menores escasamente tienen nociones ideológicas. La mayoría de las ideologías son explícitamente adoptadas y aprendidas en la adolescencia o la temprana adultez –típicamente cuando las personas son estudiantes, y necesitan dar un significado más amplio tanto a sus acciones y objetivos como al mundo en que viven.

  • Éste no es el lugar para detallar el proceso de aprendizaje ideológico pero, si aceptamos que tal adquisición tiene lugar principalmente a través del discurso, entonces podemos conjeturar que esto pasa siguiendo el proceso inverso de la producción ideológica del discurso esbozada anteriormente.
  • Las personas interpretan los discursos como modelos mentales.

Los marcadores ideológicos como los enumerados en la Tabla 1 orientan a los destinatarios en la manera como son representados los actores de los grupos endógenos y de los grupos exógenos en tales modelos mentales. Tanto el texto como el contexto de la comunicación repetida del mismo tipo conducen a la generalización y abstracción de modelos mentales y a actitudes más generales, basadas en el grupo.

  1. Y finalmente, varias actitudes en una parcela de la sociedad pueden ser incluidas en proposiciones ideológicas más generales.
  2. Es decir, las ideologías pueden aprenderse desde abajo, a saber, generalizando los modelos mentales (las experiencias, las historias concretas) hacia representaciones mentales socialmente compartidas y normalizadas, o desde arriba por la instrucción ideológica explícita por parte de ideólogos de varios tipos (líderes, maestros, sacerdotes, etc.).

Algunas ideologías tenderán a ser aprendidas más explícitamente y, en consecuencia, desde arriba tales como aquéllas de metodología científica, religión, e ideologías políticas (el pacifismo, etc.). Otras son mucho más implícitas e integradas a las prácticas de vida cotidiana, como las ideologías de género, raza o clase.

  1. Ellas tienden a ser explícitas en casos de conflicto, lucha o resistencia.
  2. Será una de las mayores tareas empíricas del análisis del discurso ideológico examinar sistemáticamente las estructuras y estrategias de estos diferentes tipos de discursos ideológicos y su papel en la adquisición y reproducción de ideologías por los miembros de grupos, y por los grupos en conjunto.

Muchos de estos procesos sociales y cognoscitivos de adquisición pueden estudiarse por el análisis sistemático de tales textos y contextos didácticos. EJEMPLO Finalmente examinaremos un ejemplo. Consideremos el siguiente artículo de fondo publicado en el The Sunday Telegraph el 8 de agosto de 2004: The Sunday Telegraph PinkoPaper (periódico pinko ) 08/08/2004) La semana pasada el izquierdista Instituto para la Investigación de la Política Pública (IPPR, por sus iniciales en inglés), con tambaleante previsibilidad, produjo otro informe que intenta persuadirnos de que todavía el Gobierno no está haciendo lo suficiente para disminuir la diferencia de ingreso entre “ricos y pobres”.

  • Los más pensantes comentaristas de la Izquierda han empezado a ver eso como un callejón sin salida.
  • Como escribió John Rentoul de The Independent : “Las tendencias en la distribución del ingreso y la riqueza en las economías libres están más allá del poder de influencia de los gobiernos democráticos.

debe decirle al IPPR que lo empuje.” Pero un periódico en Gran Bretaña todavía es resueltamente redistribucionista, al publicar un artículo principal que alaba el IPPR bajo el subtítulo “El aumento en la desigualdad británica del ingreso y la riqueza marca una tendencia preocupante”.

  • No, no era el Morning Star,
  • Era el Financial Times,
  • En verdad, esto fue menos sorprendente de lo que podría parecer.
  • Desde hace varios años el FT se ha estado poniendo más y más rosado en sus enfoques políticos: después de todo, apoyó a Neil Kinnock en 1992.
  • Si esto es lo que los sanamente avaros lectores del FT esperan encontrar es otra cuestión.

Su circulación en el Reino Unido totalmente pagada ha caído en un tercio durante los últimos cuatro años, y su circulación es ahora de apenas 100.000. La posición política del FT ha ayudado a ganar a su jefe, Marjorie Scardino, una “damehood” (señoría).

  1. Dudamos que esto sea de algún modo un consuelo para los accionistas de la compañía.
  2. Para este autor, los lectores y el analista por igual, el autor de este editorial es un editor de un periódico conservador británico y, como tal, miembro de un grupo ideológico.
  3. Con esta información en su modelo de contexto este editorial está siendo construido, interpretado y analizado como un texto ideológico.

El tema global del texto es una crítica a un informe de IPPR sobre las diferencias en el ingreso en el Reino Unido y al apoyo que el Financial Times da a este informe. Es decir, también es ideológico el tema global que organiza este editorial dado que las diferencias entre ricos y pobres son un problema acerca del cual la Izquierda y la Derecha tienen actitudes diferentes, como también se muestra en este editorial.

El titular, expresando parte del tema principal, resume su crítica al FT usando el adjetivo y juego de palabras ‘pinko’, refiriéndose implícitamente a ambos: el color característico de las páginas del FT, por una parte, y al significado político de ser ‘rosado’, esto es, de ser influenciado por la Izquierda, asociado con el color rojo, por la otra.

Al ser acusado de opiniones ‘izquierdistas’, se categoriza al FT así como un antagonista político del Sunday Telegraph, es decir, como parte del grupo exógeno, como Ellos. La aliteración ‘pinko paper’ retóricamente da énfasis a la característica negativa también atribuida al FT.

Nótese que los titulares están primero y arriba, y normalmente en una tipografía más grande que la del texto –es decir, hay también marcadores visuales que dan énfasis a la importancia del tema global del texto. El cuerpo del editorial proporciona una descripción de uno de Ellos, a saber el Instituto de Investigación de la Política Pública (IPPR), caracterizado principalmente como ‘izquierdista’ y, en consecuencia, como antagonista ideológico, y de estar cerca del gobierno laborista actual.

La implicación política de tal descripción es que si uno de Ellos dice o escribe algo malo, eso también se aplica al resto de Ellos, esto es, a la Izquierda en general, y al gobierno laborista de Tony Blair en particular. Según la estrategia ideológica global descrita anteriormente, el Sunday Telegraph –él mismo con ‘previsibilidad’ asombrosa– caracteriza el informe del IPPR en condiciones muy negativas, a saber, el ser ‘predecible’, implicando con eso que la Izquierda siempre dice las mismas cosas, mientras que el uso de la hipérbole retórica ‘tambaleándose’ da énfasis a esta característica negativa.

El uso del adjetivo ‘ otro ’ tiene las mismas implicaciones ideológicas que la calificación negativa de ‘predecible’. Las comillas en “rico y pobre” no sólo marcan que ésta probablemente es la expresión del informe de IPPR, sino que al mismo tiempo los señala la distancia ideológica del Sunday Telegraph con respecto a tal descripción de diferencias de clase en el Reino Unido.

El segundo párrafo hace uso de una maniobra persuasiva muy conocida, que consiste en citar, aprobatoriamente a alguno de los antagonistas ideológicos como argumento en apoyo de la propia posición, argumentación falaz muy conocido, que implica que ‘si uno de ellos mismos lo dice, entonces debe ser verdad’.

Este antagonista simplemente no es presentado ni descrito como periodista de The Independent, sino que también lo describe positivamente como ‘más pensante’, implicando ideológicamente con eso que otros en la Izquierda son ‘menos pensantes’ que es un eufemismo por ‘tonto’. En otros términos, la proposición ideológica subyacente en estas maniobras y descripciones son ‘Nosotros somos inteligentes y Ellos son tontos’, una apreciación que también se expresa en la bien conocida descripción aliterada derogatoria muy conocida de ‘la Izquierda Chiflada’ ( Loony Left ).

La cita de The Independent es una formulación directa de una actitud neoliberal sobre la redistribución del ingreso, como también sugiere la caracterización valorativa de ‘economías libres’; así mismo la expresión ‘más allá del poder de influencia de los gobiernos democráticos’ políticamente implica una norma de que los gobiernos no deben interferir en la economía –una proposición ideológica básica de la ideología neoliberal.

Citando aprobatoriamente este fragmento, el Sunday Telegraph implica que está de acuerdo con esta proposición, y se auto-califica como portavoz de ideologías neoliberales. La metáfora ‘callejón sin salida’ es un rechazo ideológico negativo explícito a la redistribución del ingreso en el cual pueden describirse los planes de acción política como tipos de camino –aquéllos que tienen el futuro (están abiertos), y aquéllos que no lo tienen (están cerrados).

El resto del editorial selecciona entonces al antagonista ideológico principal del editorial. A la prensa generalmente no le gusta criticar a la prensa. Sin embargo, en este caso, la aparente alineación con la Izquierda de un periódico del establishment para la comunidad comercial y, por tanto defensor potencial de puntos de vista conservadores y neoliberales, resulta una inaceptable traición para el Sunday Telegraph y, en consecuencia, es severamente criticada.

  1. La negación retórica “No era The Morning Star ”, da énfasis a que esta posición ‘izquierdista’ del FT no se esperaba.
  2. La descripción del FT como “resueltamente redistribucionista” es una caracterización ideológica, hiperbólica, de una de las proposiciones de las ideologías izquierdistas o socialistas y, por lo tanto, es ideológicamente descalificada e (implícitamente) rechazada y criticada por el Sunday Telegraph,

En el penúltimo párrafo, la referencia “sorprendente” confirma la implicación inferida antes, en el sentido de que uno no esperaría tal posición ‘izquierdista’ del FT, Esto continúa con una descripción negativa más general del FT que se pone más “rosado y más rosado” desde hace años, en otros términos, más izquierdista –que a los ojos del Sunday Telegraph es, como tal, una descalificación.

  1. Estas palabras también proporcionan detalles locales a la referencia negativa global acerca del FT en el titular (“Pinko Paper”).
  2. Vemos que no hay mayor argumentación acerca del apoyo del FT al informe de IPPR.
  3. Basta que un periódico influyente apoye un informe izquierdista de una organización izquierdista para ser descalificado.

Como un argumento para la declaración general que ‘explica’ esta posición del FT, a saber, que el FT se ha vuelto un periódico izquierdista, el Sunday Telegraph cita un caso de ‘evidencia histórica’: que el FT apoyó a Neil Kinnock, político izquierdista muy conocido.

Como criterio de argumentación normal, el uso de un ejemplo para apoyar una evaluación general usualmente se calificaría como una falacia. El último párrafo finalmente atribuye la criticada posición ‘izquierdista’ del FT a mala dirección, específicamente de su jefe Marjorie Scandino, y apoya el argumento diciendo que la circulación del FT en el Reino Unido “ha caído un tercio”, y el argumento se extiende y apunta que a los accionistas no les gustará eso.

En otros términos, nosotros encontramos ‘legítimos’ argumentos comerciales contra la insostenible posición ideológica atribuida al FT : los únicos argumentos que el FT y sus accionistas entenderán. Note la aparentemente exhaustiva referencia a “su circulación en el Reino Unido totalmente pagada” que parece sugerir que la imputación no puede sostenerse cuando se tiene en cuenta la circulación completa (incluyendo la del extranjero) –una muy conocida falacia de manipulación de las estadísticas.

Aparte de cuadrarse positivamente con los (“sanamente avaros”) accionistas del FT, al ser consistente con su ideología neoliberal, el Sunday Telegraph finalmente ataca a Scandino personalmente atribuyendo su damehood (señoría) a su posición política – un ataque personal en la forma de la muy conocida falacia ad hominem,

La implicación política es obvia, pues está claro que se trata de una decisión de un gobierno laborista. Al atacar ideológicamente y descalificar al FT y a su directora, el Sunday Telegraph está apuntando al mismo tiempo a sus antagonistas principales: el Partido Laborista y a Blair.

Con estos pocos y sucintamente analizados ejemplos de un editorial, vemos cómo una ideología conservadora subyacente se articula en los textos rutinarios en la prensa. Se critica a una de las típicas proposiciones ideológicas de la Izquierda, que es la redistribución del ingreso, y con eso se critica a quienes la defienden: al IPPR, y sobre todo al importante periódico –que sorprendentemente– la apoya: el Financial Times,

Las estrategias utilizadas para descalificar a los antagonistas ideológicos siguen el esquema perfilado arriba –el tema negativo global en el titular, los juegos retóricos de palabras (‘pinko’), hipérboles (‘tambaleante’, ‘resueltamente’), metáforas (‘callejón sin salida”), falacias (las autoridades, sola evidencia del caso, ad hominem, etc.), selección de/y alabanza a antagonistas ideológicos que están de acuerdo con la posición de uno, y una descripción negativa general del antagonista ideológico y sus posiciones (‘predecible’, implícito ‘tonto’, ‘más y más rosado’), entre otras manipulaciones.

  • Obviamente, este texto sólo constituye un fragmento diminuto de la inmensa cantidad de posibles marcas ideológicas en el discurso.
  • Sin embargo, este ejemplo ilustra cómo las ideologías subyacentes controlan gran parte de las estructuras de este texto, tales como el titular y el tema principal, los adjetivos, las citas, las descripciones de personas y de la institución, y mucha de su retórica.

En un editorial breve como éste, el apropiado debate ideológico apenas se presenta –sólo se declara brevemente y se implica que el Sunday Telegraph rechaza la redistribución del ingreso y en general la interferencia del Estado en el mercado, esto es, rechaza cualquier posición ideológica ‘izquierdista’, caracterizándose y confirmándose así como conservador en el contexto del Reino Unido, y más generalmente como neoliberal.

La estrategia principal es no explicar por qué la redistribución del ingreso es “un callejón sin salida”, sino la de atacar personas influyentes e instituciones –y finalmente el gobierno– que puedan apoyar tal posición. Nótese finalmente que este texto no es sólo cualquier texto accidental. Es un editorial de un importante periódico de ‘calidad’, en un país importante, posiblemente leído por centenares de miles de las personas.

Incluso, aun cuando estos lectores sepan muy poco acerca de los detalles y posibles beneficios de la redistribución del ingreso, este editorial les ayudará a formarse ideas o a reforzarlas en sus mentes para tomar una posición firme contra tal idea (chiflada) ‘izquierdista’.

Al mismo tiempo, el ataque contra el Financial Times y su directora significa que la lucha ideológica no es un sofisticado debate ideológico acerca de los pros y los contras de la redistribución del ingreso, sino una detracción populista de los antagonistas por medio de todos los trucos discursivos en el repertorio retórico –como los ataques ad hominem y la descripción negativa general de los oponentes.

Nuestro análisis también muestra cómo las ideologías se co-producen y reproducen institucionalmente por poderosas empresas (mercantiles) como los periódicos. Sus editoriales expresan directamente el punto de vista editorial dominante, y son, a su vez los portavoces fieles de los dueños.

  1. Es decir, los discursos ideológicos son discursos colectivos de grupos, y de muchas maneras indirectas y sutiles reflejan las posiciones ideológicas de sus organizaciones y sus intereses.
  2. Deben analizarse con cuidado tales vínculos entre la empresa, los contenidos del periódico y las posiciones ideológicas que puede mostrarse por el hecho mismo de que el Sunday Telegraph critica que otros periódicos, como el Financial Times, a veces pueden defender ideológicamente políticas ‘inconsistentes’ como la de distribución de la riqueza.

De la misma manera en que las ideologías pueden ser complejas, y combinan a veces grupos de elementos incoherentes, también el discurso ideológico no siempre es una manifestación directa, coherente y transparente de las ideologías subyacentes. Como hemos sugerido antes, todo depende del contexto.

El control ideológico no es determinista sino estratégico. CONCLUSIONES Contra el fondo de una teoría multidisciplinaria de la ideología, este trabajo resume algunas de las relaciones entre ideologías y discurso. Definidas como representaciones de grupos socialmente compartidas, las ideologías son los fundamentos de las actitudes de grupo y otras creencias, y así también del control ‘parcial’ de prejuiciados modelos mentales personales que sustentan la producción del discurso ideológico.

Esta teoría no sólo da cuenta de las maneras como se producen y se entienden los discursos ideológicos, sino también cómo las ideologías mismas son discursivamente producidas por los grupos y adquiridas por sus miembros. Se enfatiza que las ideologías no sólo son expresadas por el discurso –y de allí que no debe reducirse tampoco al discurso- sino también pueden expresarse y representarse por otras prácticas sociales.

  • Sin embargo, la adquisición y legitimación ideológica, y en general las opiniones ideológicas son usualmente discursivas.
  • Se muestra cómo las ideologías se relacionan con el conocimiento.
  • Así la presunción de que todo el conocimiento es ideológico se rechaza como demasiado estricta, porque el conocimiento cultural general se presupone y es aceptado por todos los grupos ideológicamente diferentes.
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También se defiende que una teoría general de la ideología como la que se presenta aquí no pierde su arista crítica –al contrario, una teoría más explícita de la ideología está mejor equipada para examinar críticamente las ideologías y sus prácticas discursivas.

Cuando las ideologías son proyectadas sobre el discurso, se expresan típicamente en términos de sus propias estructuras subyacentes, tales como la polarización entre la descripción positiva del grupo endógeno y la descripción negativa del grupo exógeno. Esto puede tener lugar no sólo explícitamente por medios proposicionales (los temas, los significados, etc.), sino también por muchas otras manipulaciones discursivas que dan o quitan énfasis a Nuestras/Sus Cosas Buenas/Malas, como los titulares y la posición, las estructuras sonoras y visuales, la lexicalización, la estructura sintáctica, los movimientos semánticos como los negadores, y una cantidad de figuras retóricas y movimientos argumentativos.

Así, en todos los niveles del texto y del habla podemos observar la influencia del ‘prejuicio’ ideológico de los modelos mentales y las representaciones sociales subyacentes basadas en las ideologías. Se advierte sin embargo que no todas las estructuras del discurso son controladas ideológicamente, y que ninguna estructura del discurso tiene sólo funciones ideológicas.

  1. Todo depende del contexto, definido aquí como los modelos mentales subjetivos (que pueden ellos mismos ser ideológicos) que representan propiedades relevantes de situaciones comunicativas.
  2. Por vía de ilustración final, se analiza brevemente un editorial del Sunday Telegrah (sobre la redistribución del ingreso en el Reino Unido), y se muestra cómo, de hecho, la subyacente ideología conservadora, neoliberal de este periódico controla todos los niveles y muchas propiedades del editorial.

Al mismo tiempo, tal editorial muestra cómo son reproducidas en la sociedad las ideologías conservadoras y neoliberales –por ejemplo por el uso de ataques personales, descrédito de los antagonistas (‘la Izquierda Chiflada’, ‘Pinko Paper’), entre muchos otros movimientos– por instituciones poderosas como los periódicos.

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Goldman SR (Eds.) The construction of mental representations during reading, 123-148. Mahwah, NJ, USA: Lawrence Erlbaum Associates.32. Van Dijk TA (2001). Discourse, ideology and Context. Folia Linguistica XXXV/1-2, 11-40.33. Van Dijk TA (2004). Discourse, knowledge and ideology. En: Pütz M J N & van Dijk T A (Eds.), Communicating Ideologies.

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Journal of Applied Social Psychology,6: 159-176. Nota * Trabajo presentado en Ideology Symposium, Oxford, Septiembre, 2004. La traducción castellana del original en inglés revisada y autorizada por el autor, fue realizada por la Dra. Ana Irene Méndez (Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela).

  • Estoy en deuda con Michael Freeden por invitarme a este interesante simposio así como por sus comentarios a la primera versión de este papel.
  • Me gustaría también agradecer a Sophie Duchesne sus muy útiles comentarios sobre los fundamentos sociológicos de la noción de ideología, así como a Matthew Humphrey, David Kettler, Bo Strath y Ernesto Laclau para otras preguntas y sugerencias 1,

Para detalles, ver Van Dijk, T.A. (1998a). Ideology: A Multidisciplinary Approach, London: Sage.2, Converse, P.E. (1964). “The nature of belief systems in mass publics”. In D.E. Apter (Ed.), Ideology and discontent, New York: Free Press.3, Curran, T.F. (2003).

Soldiers of peace. Civil War pacifism and the postwar radical peace movement. New York: Fordham University Press. Oberschall, A. (1993). Social movements. Ideologies, interests, and identities, New Brunswick, NJ: Transaction. Van der Pligt, J. (1992). Nuclear energy and the public, Oxford: Blackwell.4, entre muchos estudios sobre las ideologías que defienden una o más de estas tesis, ver por ejemplo, Billig, M.

(1982). Ideology and social psychology: Extremism, moderation, and contradiction. New York: St. Martin’s Press. Eagleton, T. (1991). Ideology. An introduction, London: Verso Eds. Larraín, J. (1979). The concept of ideology, Athens: University of Georgia Press.

  • Thompson, J.B. (1984).
  • Studies in the theory of ideology,
  • Berkeley: University of California Press.5,
  • Ver las referencias dadas más arriba; sobre el papel del liberalismo y el socialismo en la política, ver, por ejemplo, Freeden, M. (1996).
  • Ideologies and political theory.
  • A conceptual approach.
  • Oxford: Clarendon Press.6,

Ver, entre otros muchos estudios, por ejemplo a Anderson, J.R. (1980). Cognitive psychology and its implications, San Francisco: W.H. Freeman. Schank, R.C. & Abelson, R.P. (1977). Scripts, plans, goals, and understanding: An inquiry into human knowledge structures.

Hillsdale, N.J.: L. Erlbaum.7, Ver también las discusiones sobre la naturaleza de cognición política, por ejemplo, en Lau, R.R., & Sears, D.O. (Eds.). (1986). Political cognition, Hillsdale, NJ: Erlbaum. Feldman, S. (1988). Structure and Consistency in Public Opinion: The Role of Core Beliefs and Values. American Journal of Political Science, 32, 416-440.8,

Zanna, M.P., Klosson, E.C., & Darley, J.M. (1976). “How television news viewers deal with facts that contradict their beliefs: A consistency and attribution analysis”. Journal of Applied Social Psychology,6: 159-176.9, Para las diferencias entre ‘expertos’ y ‘novatos’ en la cognición política, ver, por ejemplo, Fiske, S.T.

& Kinder, D.R. (1981). “Involvement, expertise, and schema use: Evidence from political cognition”. In N. Cantor & J.F. Kihlstrom (Eds.), Personality, cognition and social interaction, Hillsdale, NJ: Erlbaum.10, Vallacher, R.R. & Wegner, D.M. (1989). “Levels of Personal Agency: Individual Variation in Action Identification”.

Journal of Personality and Social Psychology, 57: 660-671.11, Para más detalles, ver a Van Oostendorp, H. & Goldman, S.R. (Eds.). (1999). The construction of mental representations during reading. Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum.12, Van Dijk, T.A. (1999). “Context models in discourse processing”.

  • In: van Oostendorp, Herre, & Goldman, Susan R.
  • Eds.), The construction of mental representations during reading.
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  • Mahwah, NJ, USA: Lawrence Erlbaum Associates.13,
  • Van Dijk, T.A. (1984).
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Benjamins Co.; (1987). Communicating racism: Ethnic prejudice in thought and talk, Newbury Park, CA: Sage Publications, Inc.; (1993). Principles of Critical Discourse Analysis. Discourse & Society 4(2): 249-83.14, Para los estudios críticos de ideología en el discurso, ver, por ejemplo: Caldas-Coulthard, C.R.

& Coulthard, M. (Eds.). (1996). Texts and Practices: Readings in Critical Discourse Analysis. London, England: Routledge. Fairclough, N.L. (1995). Critical Discourse Analysis: The Critical Study of Language. Harlow, England: Longman. Fowler, R. (1991). Language in the news: Discourse and ideology in the British press.

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“Opinions and ideologies in the press”. In A. Bell & P. Garrett, Approaches to media discourse, Oxford: Blackwell; (1999). “Context models in discourse processing”. In: van Oostendorp, Herre, & Goldman, Susan R. (Eds.), The construction of mental representations during reading. (pp.123-148). Mahwah, NJ, USA: Lawrence Erlbaum Associates; (2001).

“Discourse, ideology and Context”. Folia Linguistica XXXV/1-2, 11-40;Van Dijk, T.A. (2004). “Discourse, knowledge and ideology”. In Martin Pütz, JoAnne Neff & Teun A. van Dijk (Eds.), Communicating Ideologies. Multidisciplinary Perspectives on Language, Discourse and Social Practice,

  1. Pp.5-38).
  2. Frankfurt/Main: Peter Lang. Wodak, R. (1989).
  3. Language, Power, & Ideology: Studies in Political Discourse.
  4. Amsterdam: Walter Benjamins. Wodak, R.
  5. Meyer, M. (Eds.). (2001).
  6. Methods of critical discourse analysis,
  7. London: Sage.15, Brand, M. (1984).
  8. Intending and acting.
  9. Toward a naturalized action theory.

Cambridge, Mass.: MIT Press.16, Duranti, A. (2001). “Intentionality”. In A. Duranti (Ed.), Key Terms in Language and Culture (pp.129-131). Malden, MA: Blackwell.17, Mannheim, K. (1936). Ideology and utopia: An introduction to the sociology of knowledge, London New York: K.
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¿Qué es la ideología y ejemplos?

Lo primero que debemos hacer antes de empezar a desentrañar el término ideología es proceder a establecer el origen etimológico del mismo. En concreto está claro que procede del griego y está conformado por la unión de dos partículas de dicha lengua: idea, que se define como “apariencia o forma”, y el sufijo – logia, que puede traducirse como “estudio”. Que Tendencia Ideologica Prevalece Actualmente En La Educacion Publica El comunismo puede ser entendido como una ideología.
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¿Qué es la ideología que promueve?

Hablamos de ideología cuando una idea o conjunto de ideas determinadas interpretadoras de lo real son consideradas como verdaderas y son ampliamente compartidas conscientemente por un grupo social en una sociedad determinada.
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¿Cómo influyen las ideologías en la sociedad?

LA IDEOLOGÍA DENTRO DEL DISCURSO POLÍTICO Se podría hablar de la ideología como un elemento que da sentido, acciona y participa en la agitación de la vida social y permite a algún sujeto observar cómo funciona en las relaciones sociales, puesto que ahí es evidente su efecto.

  1. Su papel no puede ser visible como el trasfondo del discurso, su verdadera intención regula aquello que se percibe en el acontecer social, es decir, las relaciones entre los grupos y facciones de la sociedad.
  2. En ese sentido podríamos hablar del discurso ideológico en sentido « metaphoriko », referido por Jacques Derrida.1 Cuando define la metáfora como lo que constituye al sujeto de los enunciados se refiere al discurso que refiere el hablante o el escritor que decimos que somos, o quienquiera que crea que se sirve de metáforas y que habla « more metaphorico »,

El emisor polariza el verdadero discurso de la argumentación, siendo varias las interpretaciones que pueden captar el o los oyentes, lectores u observadores en sí. Siguiendo a Derrida el contenido o materia del discurso ideológico metafórico o no, puesto que puede decirse sin ambigüedades, lleva consigo el mensaje oculto en el mismo momento en que el llamado sujeto cree que lo designa, lo expresa, lo orienta, lo conduce, lo gobierna «como un piloto en su navío».2 De acuerdo con Slavoj Zizek 3 respecto a la ideología en relación con el discurso metafórico puede designar varios aspectos desde una actitud independiente de la realidad social -la mentalidad o el pensamiento voluntario de cada persona- hasta un conjunto de creencias orientadas a la acción -su conducta que obedece a una voluntad ideologizada-, siendo el medio indispensable para que los individuos vivan sus relaciones dentro de una estructura social puesto que las regula.

  1. Así las ideas que pueden ser falsas -como las impregnadas en un discurso legitimando una ratificación constitucional- pueden irregularizar las relaciones para legitimar un poder político dominante.
  2. En ese sentido sigo a Óscar Correas en su interpretación de la filosofía política de la teoría kelseniana; Kelsen pone el fenómeno político, el poder y sus relaciones, como elemento fundamental en su concepción del Derecho: las normas, dice decenas de veces, «son el sentido de actos de voluntad, voluntad cuyo objetivo es el control social», 4 por lo tanto se hace presente en toda relación humana sea pública y privada.

Más adelante Correas vuelve a argumentar la postura kelseniana acerca del Derecho como «técnica social que consiste en normas, que tienen el efecto en la conducta de los dominados, de hacer que éstos se comporten como quiere el dominador», dando un efecto positivo o negativo dentro de los sujetos a los que se refiere el discurso argumentativo.

Dentro del ámbito familiar aparece la moral como guía de la voluntad y regula lo bien o mal visto; siendo un consenso establecido mediante mecanismos que condicionan el pensar -normas modales, religiosos dogmaticos-, 5 que también da pie al surgimiento del fundamentalismo extremo e institucionalización de la violencia -caso de los islámicos y de los vascos haciendo referencia a los movimientos que tienden afectar a la sociedad civil, y para el caso latinoamericano los enfrentamientos armados entre delincuencia organizada y grupos paramilitares-.

Aunque ello se torne como una crítica hacia esos movimientos la relación es análoga hacia los «pueblos» que buscan su independencia -País Vasco, pueblos indígenas, pueblo irakí e iraní, y demás minorías no en el sentido demográfico sino de subordinación y sujeción- que buscan su autodeterminación bajo sus propias lógicas de gobierno y formas de religión que aún mantienen sus propios procedimientos de regulación.

Ahí el estigma o valor negativo se generaliza a través de la ideología dominante y los medios masivos de comunicación como la televisión, programas de radio, «periodismo amarillista», tienden a la desinformación de la población y por lo tanto a distorsionar y/o manipular la realidad de acuerdo con sus propios intereses sean económicos y de obtención de poder en el mayor de los casos o de otra índole.

Otros medios son los programas de superación personal, creación de patologías que no obedecen a disfunciones síquicas o fisiológicas, literatura superficial que sólo da soluciones en algunos casos fantásticos sin remontarse al trasfondo de los elementos que crean y reproducen la ideología establecida y las problemáticas que genera.

De esa forma, dentro de los procedimientos considerados como ideológicos se encuentra el hecho de trasformar en eterna una condición: «así es y así será», que puede estar históricamente limitada como se ha visto en algunos acontecimientos en países que han cambiado su realidad sociocultural y económico política como ejemplo de avance democrático, o en otras palabras hacia su devenir.

Esta preposición mantiene relación directa con la noción de «democracia por venir» de Jacques Derrida.6 El filosofó francés analiza la democracia como proceso en autodeconstrucción porque ella misma «remueve sus límites y socava sus propios límites»; 7 esto debido a ese factor que el método filosófico derridiano lleva consigo, la deconstrucción de la democracia -la disemina como un discurso escrito-, puesto que no se presenta con sus propios preceptos y por lo tanto siempre la proyecta hacia el devenir.

En ese sentido Derrida plantea que la «democracia por venir» no se refiere a un concepto sinónimo actual de democracia, incluso que no ha existido más que en sus proposiciones clásicas, 8 puesto que ella misma se autolimita mediante los intereses entre facciones políticas que no atienden a la democracia como posibilidad probable y perfectible.

En referencia a ello la democracia como ideología lleva inmersa su contradicción, y al ser el discurso político de los actuales gobiernos neoliberales se limita a las estructuras Y procesos institucionales de tipo nacional-estatal -política formal-, dejando de lado el ejercicio de la ciudadanía y ahora de mercado -acuerdos multi y trasnacionales-; su crisis además se hace evidente dentro de la «cultura política»y los ideales de la sociedad, es decir, las creencias y sentimientos que ordenan y dan significado a un proceso político, ello conduce a la «pérdida de los ideales políticos y a las normas de actuación de una comunidad política, donde las biografías de los miembros de dicho sistema y comunidad juegan un papel primordial».9 En ello radica su imposibilidad y contradicción como sistema político y es parte del «autolímite» que se forja, al cual se refiere Derrida como límite de su posibilidad.

LO IDEOLÓGICO EN LA VIDA SOCIAL Los mecanismos ideológicos se identifican dentro de alguna necesidad superior en un sujeto contingente -como la fundamentación del dominio masculino en la naturaleza de las cosas-. Esa contingencia que no tiene su base en lo real, pues si bien el género masculino presenta características fisiológicas diferentes se internaliza el discurso -estableciéndose el mecanismo ideológico- interiorizado en la sique haciendo de ello una forma de subordinación y se le otorga un significado.

Este procedimiento no solo afecta en el ámbito familiar, sino a niveles más generales dentro de las sociedades, dando un efecto negativo hacia tendencias sexuales distintas e identidades diferentes, y por lo tanto recae en una especie de xenofobia -o temor, además de darle valores negativos a lo «diferente»- como lo sucedido hacia los homosexuales -homofobia- y a «otras» culturas.10 Para Zizek, también es ideológico el procedimiento opuesto de no reconocer la necesidad de percibirla como si fuera una contingencia insignificante de poca importancia, como un suceso externo, secundario, etc., hasta descuidar o dejar de lado la lógica interna del sistema que engendra esa crisis que es la misma hegemonía que causa la institucionalización del mecanismo ideológico dentro de la persona que adentra el discurso.11 En ese sentido, la ideología es lo contrario a la internalización de la contingencia externa, su verdadero valor reside en la externalización del resultado de una necesidad interna -cuando nos identificamos con un tipo de ideología y la justificamos-, siendo esa externalización el resultado objetivo conductual que se espera de quien emitió el discurso ideológico.

  1. Su propuesta es hacer la crítica de la ideología, identificando la necesidad oculta en lo que aparece como una mera contingencia.
  2. Es con ello que diversos discursos asociados con formas de sujeción y/o dominio tienden a enajenar al sujeto genérico, puesto que él o ella no se siente con la «capacidad» de poder des-ideologizarse de la persona, colectivo o comunidad que pretende establecer el control, o bien suele entrar en competencia hasta tender a terminar la relación con una tercera persona o bien con ambas.

Esa relación de la comunidad discursiva hacia el sujeto contingente tiende a la no emancipación que tiene la persona individual al verse como miembro del grupo alienado, que bien podría pretenderse proyectarse fuera de ella, y por lo tanto formar otra comunidad, alejándose de quién o quienes emiten el discurso aprehensivo, puesto de lo que trata es de aprehender al «otro».

Como forma de sujeción indirecta, en el caso mexicano, que conlleva un discurso ideológico de dominio, lo proyecta uno de los antropólogos de mayor envergadura, Gonzalo Aguirre Beltrán, al hablar del «proceso dominical» definido como «juego de fuerzas que hace posible la dominación y los mecanismos que se ponen en obra para sustentarla».12 Esta idea es fundamental para el entendimiento del terreno ideológico a escala conceptual y como mecanismo de dominación.

Siguiendo con Slavoj Zizek, dentro del terreno de la teoría de la ideología aparece la inversión análoga en relación con la problematización deconstructivista de la noción de la culpa subjetiva y su posible fundamento en el establecimiento del Derecho, y sus modalidades como normas que dan sentido a la acción y por ello la responsabilidad personal, ya que son quienes emiten los juicios y valorizaciones.

Por ejemplo, la noción de un sujeto moral y criminalmente responsable de sus actos obedece a una necesidad ideológica, que es ocultar lo que puede hacerse explicito; de esa forma operan las preposiciones histórico discursivas, 13 que además de proporcionar el contexto para la acción y dominio del sujeto -puesto que delimita su campo de acción y le fija la coerción-, también definen de antemano las coordenadas de su significado -hasta donde se quiera llegar a conocer.

De acuerdo con la postura de Slavoj Zizek el sistema sólo puede funcionar si la causa de su mal funcionamiento se ubica en la «culpa» -física o moral, y por lo tanto en la subjetividad- del sujeto responsable, haciéndole creer que la culpabilidad reside en él y así poder deslindar al operador del sistema.

La culpa hacia las circunstancias llevada a los extremos refleja para el autor cuándo nosotros, los sujetos hablantes, estamos disponiendo siempre y ocupados en referir las circunstancias que predeterminan el espacio donde desenvolvemos nuestra actividad; es decir, el contexto social como proceso dinámico cargado de ideología, «lo hice porque así debe ser», y en ese sentido el sujeto sigue siendo alienado.

Un ejemplo más concreto de esa misma ambigüedad se encuentra en la crítica «progresista» concerniente al sicoanálisis. En este caso, el reproche es que la explicación sicoanalítica del malestar y el sufrimiento síquicos a través de complejos libidinales inconcientes-primitivos reprimidos -la castración, en sentido lacaniano-, o aun por medio de una referencia directa a la «pulsión de muerte», vuelve invisibles las verdaderas causas de la destructividad.

Esta crítica del sicoanálisis encontró su expresión teórica definitiva en la rehabilitación de la idea de que la causa final del trauma síquico es el abuso sexual en la infancia, introduciendo la noción fantasmática de la infancia, de Freud. En lugar del análisis concreto de las condiciones sociales externas, es decir, su desenvolvimiento en la vida social -la familia patriarcal, su papel en la totalidad de la reproducción del sistema capitalista y demás-, se ofrece la historia de los estancamientos libidinales no resueltos; en lugar de las condiciones sociales que llevan a la guerra -como el interés por alcanzar poder y hegemonía los países imperialistas y fundamentalistas- se nos ofrece la «pulsión de muerte»; en lugar del cambio de las relaciones sociales, se busca una solución en el cambio síquico interior, en la «maduración» que nos habilitaría para aceptar la realidad social tal como es y como quiere el dominador, y por lo tanto «armónica», hablando en sentido irónico.

En esta perspectiva, la lucha misma por el cambio social es denunciada como una expresión del complejo de Edipo no resuelto. La paradoja dentro de éstos es que al querer apartarnos de lo que experimentamos como ideología es la forma precisa de volvernos sus esclavos al adentrar esa misma represión interna como un elemento intrínseco al sujeto y sique humana.

Siguiendo lo anterior, con la llegada de las corrientes posmodernistas en las ciencias sociales y dentro de la Antropología sociocultural se tiende a dar múltiples interpretaciones y definiciones que dan concepto a fenómenos de base ideológica; si bien son emergentes se despojan de su contexto histórico, material, funcional y estructural, que forman el fenómeno dado, y en su totalidad son fundamento mismo del proceso emergente, quedándose sobre el campo metodológico, viendo el fenómeno en alguno de sus distintos niveles.

Si bien son herramientas de análisis para los «no lugares» o lugares del anonimato, por lo tanto no se hacen visibles los referentes del fenómeno de acuerdo con Marc Augé.14 La Antropología simbólica tiene mucho que decir tomando los referentes históricos para el análisis de los símbolos interiorizados en nuestra sique, conformadores de creencias, ideologías, colectivos y agrupamientos socioculturales; y conjugando sus elementos mediante el analogismo de sus componentes forman un estilo barroco.15 Los símbolos se nos presentan en la vida social; y ellos mismos conllevan su autorreferente que se refleja dentro de la sique y se exterioriza en nuestra conducta mediante los mismos elementos que los forman, permitiendo así interpretarlos y expresarlos con distintos léxicos y acciones conductuales.

EL MENSAJE OCULTO. LA DOMINACIÓN CARGADA DE IDEOLOGÍA El concepto de ideología debe ser desvinculado de una función ilusoria, 16 como una representación errónea de la realidad o distorsionado de su contenido social, que son los que se hablaron en el primer apartado. De esta forma, la ideología no es necesariamente «falsa», contiene un elemento positivo de certeza que resulta bastante preciso, puesto que lo importante no es el contenido afirmado como tal, sino el modo como este contenido se relaciona y se utiliza con la posición subjetiva supuesta -la intención del emisor- por su propio proceso de enunciación, reflejándose en la conducta del dominado.

Estamos dentro del espacio ideológico en sentido estricto desde el momento en que este contenido discursivo puede ser verdadero-falso, positivo- negativo, o las mismas dicotomías en sentido inverso. Debido a que conlleva una lógica oculta es funcional respecto de alguna relación de dominio social -poder, explotación, subordinación, desigualdad, discriminación o bien de reproducción del contenido en sí- de un modo no trasparente.

  • El dominio social, en términos sicológicos, es la motivación de la voluntad.
  • Esa misma lógica de legitimar la relación de dominación debe pertenecer oculta para resultar efectiva -el caso de los ordenamientos jurídicos, como las constituciones nacionales, estatales y los organismos encargados de la observación de esos preceptos como las instituciones de impartición de justicia o los observadores de derechos humanos-.

Esa misma legitimidad es ideológica en el sentido de que no menciona los motivos de la intervención, que como antes mencioné puede tener diversos fines sean positivos y/o negativos. La ideología puede servir como un elemento primordial en la investigación antropológica ya que permite explicar la realidad social de la dominación y la explotación, o bien hacerla apologética, además de posibilitar el análisis social más acorde con la realidad objetiva y el acontecer humano dentro de distintos niveles sociales y en su totalidad.

Slavoj Zizek hace la distinción entre una triada de definiciones y perspectivas de la ideología de acuerdo con las concepciones de Hegel respecto a la misma, considerándola en sí -el contenido-, para sí -la utilidad-, en y para sí -su totalidad-, que es lo que posibilita la reproducción del sistema.

Su reconstrucción de la noción de ideología se centra en trasformar la no ideología -considerando a la voluntad sin contenido ideológico o falsa conciencia, en palabras de Marx-; en otras palabras, la conciencia de cómo el apartarse de la ideología nos lleva a su interior, que es el contenido mismo o su verdadera intención.17 En primer punto se encuentra la ideología «en sí», que es la noción inmanente de la ideología como una doctrina, un conjunto de ideas, creencias, conceptos y demás, destinados a convencernos de su «verdad», y sin embargo al servicio de algún interés de poder inconfeso.

Aquí la ideología se presenta como una comunicación distorsionada sistemáticamente: un texto cuyo significado público y oficial se encuentra bajo la influencia de intereses sociales para la emancipación o bien para la dominación que se encuentran inconfesos, separados de su intención real, un texto en el que nos enfrentamos a una tensión, sobre la que no se reflexiona, entre el contenido del texto explícitamente enunciado y sus presuposiciones pragmáticas.

Para efectos del presente artículo es en esta noción de ideología «en sí» que voy a centrarme, y en la importancia de esclarecer estos elementos que conforman la ideología en relación con el Derecho como mecanismo del Estado nación. Acá haremos hincapié en la definición de Max Weber sobre las superestructuras e infraestructuras internas de las comunidades políticas o Estados, es decir: « aquellas comunidades cuya acción consiste en que los partícipes de ella se reservan la dominación ordenada dentro de un ámbito, y de la acción de los hombres que se sitúan en él de un modo permanente o sólo provisional, teniendo preparada para el caso la fuerza física, normalmente armada» ( Weber 2004: 661 ).

  • Esa fuerza física o coacción de la que se sirven las comunidades políticas tienen en común el uso legítimo de la fuerza y el control -soberanía-; al igual que la dominación organizada sobre un ámbito de dominio -su jurisdicción-.
  • De esa forma regulan mediante ordenaciones las relaciones entre los hombres «en el interior» de sus conciencias y espacio geográfico; distribuida la observación entre diferentes poderes – ejecutivo, legislativo, judicial, además de otro tipo de instituciones-, incluyendo los religiosos -regulado por medio de las creencias y moral establecida.

Ello supone el uso de la fuerza, que puede ser una fuerza no violenta -síquica pero no corpórea- y ello no se encuentra en una sola comunidad. La comunidad política que puede no estar constituida como tal y por lo tanto constituye una «comunidad en cuestión» es referida por Derrida, caracterizándola como identidades políticas unidas mediante intereses de clase, y forman una agrupación o facción de interés común que no crean democracia como posibilidad perfectible, sino estrategias con intereses particulares.

  • Ahí radica la contradicción de la democracia que hablamos en el primer apartado.
  • Este tipo de agrupaciones en su acción comunitaria suponen normalmente la presión destinada a amenazar y aniquilar en algunos casos la vida y la libertad de los movimientos, tanto de los extranjeros como de los partícipes.

El rango que poseen las asociaciones políticas modernas se debe al prestigio que impone en el ánimo de sus componentes -haciéndoles creer que obtendrán una valoración por encima de su persona- o bien la creencia específica en la legitimidad de la acción comunitaria que ellas establecen inclusive y justamente cuando incluye la coacción física.

La creencia en la «legitimidad» específica de todas las acciones emprendidas por tal tipo de comunidad puede incrementar en gran medida bajo el cometido que sólo ciertas comunidades políticas como el Estado se consideran como la única capacitada para permitir o conceder una autorización para que las demás comunidades en general usen «legítimamente» la coacción física, de lo contrario atentarían contra la soberanía.

Esa fuerza legítima -síquica y corpórea- se mantiene encapsulada en el sistema de ordenaciones a las que se le atribuye tal «legitimidad» específica. Se trata del orden y/o sistema jurídico, cuya creación se le atribuye hoy de un modo exclusivo a la comunidad política, porque esta ha llegado a ejercer normalmente el monopolio que consiste en dar fuerza, mediante la coacción física, a tal sistema de normas en caso de que no sean obedecidas: Carta Magna o Constitución política en donde se establece la norma fundante -en sentido kelseniano-, que no se trata más que una ficción además de sus organismos de observación y vigilancia de la, ley en éste caso escrita, y el límite de la legalidad.

  • LA IDEOLOGÍA DOMINANTE DENTRO DEL DERECHO POSITIVO -O EL CARÁCTER MONISTA DEL DERECHO Para algunos autores, como Hans Kelsen, el Derecho tiene una existencia global y parte de la idea de que este fenómeno social forma parte de un único sistema universal.
  • El sistema jurídico global -estatal- toma en cuenta los fenómenos jurídicos descritos como constituyendo otro derecho, pero este sistema global unifica los fenómenos de aquel derecho diferente quedando fuera del sistema global y por lo tanto no constituye un autentico derecho para calificarlo como sub-derecho.18 Este carácter monista, monopolizante del Derecho se basa en que un sistema jurídico sólo existe cuando las normas que constituyen a dicho sistema son producidas exclusivamente por el Estado; y las normas que son producidas fuera de la esfera del Derecho estatal no son consideradas como Derecho.

Para la formación y vigencia de un sistema jurídico no es necesario que se estructure a partir de un orden lógico y coherente instaurado en una Constitución, por lo tanto sus normas no se encuentran sistematizadas como las normas estatales. Además de que las normas son una parte del sistema jurídico pero éste no se reduce a ellas.

El sistema normativo jurídico y sus normas concernientes al ámbito del Derecho positivo oficial-estatal se limita ante la realidad social, puesto que la sociedad se fundamenta en su hacer cotidiano -la costumbre como ley-, quedando muchas formas de resolución fuera del ámbito del Derecho y por lo tanto del Estado nación al considerar además actos humanos y acciones colectivas como fuera de ley, es donde la Antropología sociocultural y las ciencias sociales tienen mucho que decir debido a que el Derecho y su estudio dogmatico en muchos casos es ineficiente.

Los casos de ineficacia del Derecho estatal han dado como resultado la formación de otros procesos y procedimientos que tienen que ver con el todo social.19 La normatividad o la alternancia del derecho positivo-estatal se forman y desarrollan en el acontecer social; su contenido, las dinámicas sociales, es plural y se da en diferentes contextos al igual que sus formas de sociedad, urbanas: metrópolis-ciudades; étnicas y sociales, rurales campesinos- tradicionales -indígenas-, y todas se mantienen condicionadas por su cultura, en consecuencia por sus formas de proceder.

De esa forma cada grupo constituido, sea legal o ilegal, 20 que se institucionaliza o crea relaciones permanentes, conlleva sus propias normatividades o formas de actuar y proceder. Un ejemplo de fenómenos de ineficacia en contexto urbano es el realizado por Boaventura Souza Santos, 21 en el Derecho ejercido en las favelas brasileñas.

El autor plantea la ineficacia del Derecho estatal frente a la producción de normas alternativas y la creación de espacios diferentes para la solución de conflictos en Latinoamérica. Souza Santos ve en el Derecho de las favelas el contenido de normas del derecho oficial -refuncionalizadas, flexibilizadas- y otras más como alternativa a la legalidad y ante la crisis que ejerce y reproduce el aparato estatal; y por lo tanto al Derecho como organismo y mecanismo del Estado nación y la República como ámbito de su jurisdicción.

Esta forma de pluralismo jurídico presupone la existencia de una diversidad de sistemas en un mismo momento y espacio territorial y no una pluralidad de normas jurídicas. Así, lo que coexiste son sistemas jurídicos con sus propias formas de proceder en alternancia al Derecho positivo oficial, fungen normatividades que dan sentido a sus lógicas y pueden ser de la misma naturaleza, puesto que escrito o no llevan inmersa la coerción a manera de sanciones síquicas o físicas.

Para el jurista italiano Santi Romano la coexistencia de pluralidad de sistemas jurídicos es resultado de una crisis en la hegemonía del Estado moderno debido a que éste se formó por la eliminación y absorción de órdenes jurídicos superiores e inferiores, monopolizando la producción jurídica sin conocer el funcionamiento de aquellos; por lo tanto mantiene una dominación ideológica.22 En la vida social es donde se ha edificado paralelamente, y en ocasiones en oposición al Estado, una serie de órdenes o sistemas que precisamente por no ser reconocidos por el Estado no tienen posibilidad de asegurarse una eficacia completa.

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A pesar de ello, el Derecho estatal, en la medida que no reconoce e ignora a estos sistemas, es ineficaz, siendo indicador de las problemáticas de la actualidad y descontento de la sociedad. La visión monista del Derecho considera a éste como derivado únicamente del Estado, dando como resultado que el concepto sea utilizado de forma limitada.

El Derecho tiene su punto central en la sociedad misma, es un derecho viviente que puede ser utilizado para distintos fines y posee relación directa con la vida social. De esta forma, pueden hacer uso de él todos los miembros y grupos de una sociedad, no solo los reconocidos jurídicamente sino también los que son omitidos o despreciados por el mismo Derecho.

  1. De lo dicho anteriormente se desprende la idea de que el Derecho no es producto exclusivo del Estado debido a que su origen y fundamento se encuentra en la sociedad, puesto que es un mecanismo regulador del orden interno de las relaciones sociales.
  2. El Derecho es un conjunto de reglas que determinan la posición y función de los individuos miembros de un grupo social y, específicamente, la condición de dominación o subordinación en la que se encuentran, así como asigna tareas dentro del grupo y en muchos casos omitiendo al individuo, sus garantías individuales y los derechos colectivos.

Dentro de la concepción positivista en la que se inserta la propuesta de Kelsen, el Derecho es siempre una técnica de control social, utilizando la forma del derecho subjetivo -se instituye en las conciencias- y es producto del poder. Las normas las establecen y trasgreden quienes tienen el poder suficiente para hacerlo -antes, ahora y en el futuro-.

  • Debido a ello es por lo cual los movimientos sociales adquieren el carácter de movimientos de liberación, sea mediante el activismo, las armas o bien la palabra.
  • Para Norberto Bobbio la emergencia del pluralismo jurídico se debe por un lado al nacimiento y desarrollo del historicismo jurídico, a través de la Escuela Histórica del Derecho, que afirma que los derechos tienen su génesis de forma directa o indirecta en la conciencia popular, denominada en el ámbito del Derecho académico como iusnaturalismo -¿la costumbre cómo fuente de Derecho?-.

Esta primera forma de pluralismo jurídico presenta un carácter estatista, en el sentido de que existen variados ordenamientos nacionales porque existen muchas naciones que tienden a formular cada una un orden estatal propio. Esta primera formulación del pluralismo jurídico a la que se refiere Bobbio resulta ser limitada, debido a que no se desprende de la idea de que las naciones, y por lo tanto el Estado, son quienes poseen la legitimidad para producir y reproducir el Derecho.

  • La otra etapa de desarrollo corresponde a la institucional, que parte de la premisa de que existe un sistema jurídico en donde exista una institución, es decir, un grupo social organizado y permanente, y ese grupo puede ser ilegal dentro de un marco de legalidad formando corruptelas.
  • La aportación realizada por Marx, en lo que concierne a la interpretación del Derecho, es el enfocarlo como una normatividad que no se genera en abstracto o al margen del Estado sino como producto de una formación económico-social históricamente determinada y en la que existen ciertas relaciones de poder y control de la sociedad, debido a la existencia de una lucha entre propietarios y no propietarios de medios de producción; es decir, con la instauración de la propiedad privada.

Es en el prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política donde Marx sugiere esa puntualización del Derecho. Ahí hace referencia a la adecuación de la estructura -relaciones sociales de producción- o base económica de la sociedad hacia una superestructura en la que ubica el Estado, la política y el Derecho.

  1. La dominación de lo «económico» lo ubica únicamente en la sociedad capitalista.
  2. Es en esta época histórica dada donde la estructura económica de la sociedad resulta la base real sobre la que se alza la superestructura jurídica y política, y le corresponden determinadas formas de conciencia social que el régimen de producción de la vida material es quien determina y condiciona al proceso de la vida social, política y espiritual, volviendo a la sociedad y sus individuos sujetos determinantes.

Como propone Durand Alcántara, el marxismo no elaboró una teoría general del Derecho, por lo tanto surgieron diversas interpretaciones acerca de la idea del Derecho en Marx y Engels, entre las de mayor importancia se encuentran las de N. Reich, 23 que considera que no existe una sola teoría del Derecho en Marx-Engels sino cuatro; siendo las siguientes: «Como instrumento de dominación de clase», esta es la tesis en la que se reconocen todos aquellos declarados marxistas; «el núcleo originario y original de la teoría marxista del derecho es el descubrimiento del derecho como ideología», esta tesis también está muy difundida y ha dado lugar a una vasta literatura de crítica de la ideología jurídica, en particular de la ideología del Derecho burgués; «la teoría marxista del derecho es una teoría crítica emancipativa», con esta expresión el autor se refiere a los escritos de Paul y de Böhler, quienes se inspiran, a través de Habermas, en la escuela de Frankfurt; «es una teoría del mejor derecho; es una ciencia de la legitimación», este sería el caso, según el autor, de los teóricos del Derecho en la ex Unión Soviética y de los países socialistas, quienes se han valido de las ideas de Marx sobre el Derecho para proveer una justificación y un fundamento «científico» a la práctica del Derecho en sus respectivos Estados.

De acuerdo con Alcántara, en el contexto de la sociología jurídica, Marx y Engels a pesar de no haber desarrollado una teoría acabada del Derecho rompen con los moldes naturalistas y positivistas que no hicieron sino explicar al Derecho como una entidad abstracta y neutral, es decir, despojándolo de su base sociocultural.

Marx y Engels fueron capaces de advertir que el orden social en que se estructura la normatividad jurídica está dado con base en el poder de una determinada clase social -capitalista neoliberal dentro del bloque histórico actual. Otra de las aportaciones más significativas a las ciencias sociales en su conjunto y en particular al conocimiento jurídico es la escuela desarrollada por Antonio Gramsci.24 Al igual que Marx, Gramsci no desarrolló una teoría del Derecho debido a que no fue el objeto particular de sus estudios.

La concepción de Gramscí se refiere a la categoría de formación económica social no como un conjunto de bloques estructura-superestructura- sino como un todo interaccionado. De esa forma, existen dos grandes planos, por un lado el de la «sociedad civil», es decir, el conjunto de organismos calificados de públicos y privados; en segundo punto el de la «sociedad política o Estado», que son a los que corresponde la función de «hegemonía» que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad, y a la de «dominio directo» y de mando que es expresada en el Estado y el gobierno jurídico y mantiene relación con lo dicho en el primer apartado sobre el mecanismo ideológico que agita al acontecer y las relaciones sociales.

Estas funciones son precisamente organizativas y conectivas. El Estado se concibe como organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones favorables para la máxima expansión de ese grupo; pero este desarrollo y esta expansión se conciben y se presentan como la fuerza motriz de una expansión universal de un desarrollo de todas las energías «nacionales»; esto es el grupo dominante que se coordina concretamente con los intereses generales de los grupos subordinados, y la vida estatal se concibe como un continuo formarse y superarse de equilibrios inestables -en el ámbito de la ley- entre los intereses del grupo fundamental y los intereses de los grupos subordinados; equilibrios en los que los intereses del grupo dominante prevalecen.

  1. LA CULTURA DENTRO DE LA IDEOLOGÍA: EL PROCESO EMANCIPATIVO Más que una adecuación científica del Derecho, Gramscí contribuye a orientar el sentido político-cultural del mismo.
  2. En su concepción el ejercicio de la normatividad jurídica surge como expresión del bloque estatal, en consecuencia la aplicación «justa de la normatividad jurídica» se resuelve en el marco de una correlación de fuerzas de los niveles antes mencionados.

La sociedad subalterna, esto es, las clases subordinadas, sujetadas de la población, puede ser capaz de establecer su «contra hegemonía», creando espacios en los que sus intereses comiencen a adquirir expresión; este es el sentido que a escala mundial adquiere la legislación civil: trabajadores al servicio público y por lo tanto del Estado, obreros y demás trabajadores sindicalizados, campesinos urbanos mestizos e indígenas, los derechos sociales más que la multiculturalidad, el diálogo intercultural, respetando a las diferencias mediante lo particular que hay en la diversidad.

  • Todo ello en buena medida permea la normatividad social de los países de América Latina, Norteamérica, Europa, y otros en los cuales los conflictos armados y los movimientos que aglutinan a diferentes sectores de la sociedad fueron y son su expresión.
  • Para Gramsci no toda la normatividad jurídica surge como una determinación de la hegemonía clasista, sino también puede provenir de la correlación de fuerzas, es decir, del ascenso y creación de espacios por parte de clases y sectores sujetos de la sociedad que ejercen su derecho no escrito pero sí efectivo en esos espacios, y es un ejemplo del jaque que se establece a la soberanía estatal-nacional junto con los acuerdos multilaterales que se establecen con multinacionales que tienden a contradecir las leyes constitucionales, siendo un procedimiento que se da tanto de los dominantes en el segundo caso y los dominados en el primero.

En segundo plano se encuentra el paso del «en sí» al «para sí», que en términos de Slavoj Zizek es la ideología en su exteriorización/otredad: el momento sintetizado por la noción althusseriana de aparatos ideológicos de estado, AEI, que también hace referencia a lo dicho en párrafos anteriores.

Althusser entrevé que las representaciones de la ideología siempre harán referencia al mundo en el cual viven los hombres -la otredad de cada persona o colectivo- además de estar en la vida de los hombres, en sus relaciones con la naturaleza, con la sociedad, con el orden social y en sus actividades, incluyendo la práctica económica y política.25 Designa la existencia material de la ideología en prácticas ideológicas, rituales e instituciones.

La creencia religiosa, por ejemplo, no es meramente, ni principalmente, una convicción interna, pero la Iglesia como institución y sus rituales -la oración, el bautismo, la confirmación, la confesión- lejos de ser una mera exteriorización secundaria de la creencia interna corresponden a los mecanismos mismos que la generan.

En ese sentido se podría ampliar el concepto de Ricoeur, que maneja Robert Ulin, 26 sobre el poder de los símbolos como medios ideológicos para asimilar y conformar el destino humano, muestran con claridad la irreductible dimensión moral y cultural de todas las interacciones que las mismas relaciones humanas están informadas por un proceso de racionalidad comunicativa, es decir, por normas de expectativa mutua.

La historicidad de esas normas simbólicas -en el sentido que crean una relación de identidad- es importante para la comprensión de las formaciones sociales. Esas normas se adentran dentro de las estructuras políticas, económicas e ideológicas de una formación social, y se presentan, ha decir de Robert C.

  • Ulin, como la base económica y la superestructura ideológica.
  • Para este autor, dentro del análisis se debe estudiar el intercambio de símbolos, o la interacción comunicativa, en que se basa la posibilidad de la producción y la reproducción; y menciona que si bien los escritos de Marx sobre el lenguaje son escasos, reconocía claramente la importancia del intercambio simbólico en el proceso de producción.

El elemento esencial dentro de ese concepto es el trabajo y su organización, donde el trabajo era no solo la apropiación instrumental de la naturaleza, sino también la cooperación de sujetos humanos a través de símbolos mutuamente inteligibles. Así el proceso de producción está permeado por ideas, conceptos y supuestos culturales que corresponden, como parte de la superestructura base productiva ideológica como carga de información y su reproducción en la sociedad, y que por el contrario son esenciales para su constitución y significado.

Por lo tanto, el proceso de producción social en su conjunto, y esto es la producción y reproducción de la vida social, sólo es posible a través de intercambios comunicativos y procesos simbólicos mutuamente inteligibles que norman y posibilitan las interacciones entre los sujetos. No son únicamente actividades superestructurales, como los rituales y la política, las que se objetivan en la comunicación simbólica, sino todas las actividades humanas que incluyen la producción de bienes materiales y la reproducción de la vida social, refiriéndonos a su dinámica y actividad de las personas.

Es el carácter social del proceso de producción como una serie de intercambios simbólicos lo que permite al antropólogo distinguir, incluso en el nivel de reglas o leyes formales, las racionalidades alternativas -además de las oposiciones binarias en sentido de Levi-Strauss como procesos cognitivos- de los sistemas sociales y económicos.

  1. Es así como trabajo y cultura implican necesariamente un intercambio simbólico; la cultura se basa en el interés constitutivo de conocimiento que responde a la racionalidad comunicativa o normas de expectativa mutua.
  2. La validez de dichas normas se basa en intenciones comprendidas mutuamente así como en obligaciones públicamente reconocidas.

La cultura encarna como medio de comunicación en lenguaje ordinario, o lo que Clifford Geertz llama sistemas ordenados de significados y símbolos. La comprensión y la obligación mutuas son pues lo que distingue entre la racionalidad comunicativa de la cultura y la racionalidad instrumental de la producción, puesto que todos tendemos a adquirir lo necesario para reproducir nuestra vida.

Para E.P. Thompson la categoría de la experiencia no solo aporta el vinculo con lo concreto -su actividad- con respecto a la participación de los sujetos humanos en el mundo sino que además «media entre el ser social y la conciencia social».27 Así, debido a la experiencia en el modo de producir, es que se ejerce una presión sobre otras actividades y por la práctica mantenida que la producción se sostiene.

No es la relación entre conceptos, por tanto, lo que determina la existencia de la humanidad en el mundo, sino más bien las interacciones reales de sujetos humanos en condiciones históricamente determinadas, y por lo tanto en bloques y periodos históricos con sus formas de raciocinio además de cargas de pensamientos.

La categoría de la experiencia es dialéctica: los modos de existencia no se realizan simplemente por medio de una acción histórica no reflexiva: más bien la vida social se desarrolla mediante la praxis de sujetos históricos determinantes, compartiendo códigos sociales instituidos y mantenidos en la vida social.

La idea de que los sujetos históricos son tan determinantes como determinados es importante para captar el concepto de interpretación histórica de Thompson y su distinción a partir de la periodicidad o la cronología. Thompson sigue estrictamente la afirmación de Marx, referente a que «los hombres hacen su propia historia pero no siempre de acuerdo con las condiciones de su propia elección», esto resulta pertinente para lo que nos ocupa debido a que el dominio ideológico por lo tanto realiza su función, que es precisamente el mantenimiento de un statu quo o estado de cosas.

Esta importante afirmación implica que la experiencia histórica tiene una intencionalidad que bien puede ser dirigida, evidenciado en las sociedades étnico-nacionales, en la medida en que hechos pasados pueden ser vistos como resultado de un complejo proceso de acciones significativamente constituidas.

Si bien Thompson insiste en que los sujetos humanos conforman el mundo a través de la experiencia vivida, la intencionalidad de la vida histórica sí presenta limitaciones. Estas limitaciones son de varios tipos y revelan tanto las similitudes como las diferencias existentes entre el método de Thompson y la hermenéutica.

Gadamer, Ricoeur y Thompson reconocen que la experiencia histórica vivida tiene una determinación retrospectiva y otra prospectiva. La dimensión retrospectiva de la experiencia histórica vivida es la ontología de la tradición cultural que dicta costumbres y tradiciones como maneras particulares de accionar.

Las expectativas mutuas que colectivamente representan la identidad social -proyecto comunitario compartido por un grupo social, como el caso de la reproducción de los sistemas normativos comunitarios o los sistemas de cargos en sociedades indiomestizas- o están internalizadas en forma de identidad personal -identidad étnica o cultural-, o se hallan informadas por la historicidad de una tradición cultural socialmente compartida.

  1. Tanto la identidad como el significado de una acción o un hecho específico, así como sus posibles interpretaciones, dependen de un pasado simbólicamente constituido cuyo horizonte se extiende hasta el presente.
  2. De tal modo que la actualidad está mediada no solo por la tradición cultural sino también por lo que ella considera posible.

La persistencia de un pasado cultural vivido que limita y conforma el futuro es la dimensión prospectiva de la experiencia histórica. Los actos de cosujetos que devienen objetivados en el registro histórico -historia cronológica- tienen su origen en las determinaciones históricas de la tradición cultural.

  1. Los acontecimientos y los actos humanos adquieren su sentido a través de la cultura vivida, pero la cultura debe ser entendida también como una limitación de lo posible.
  2. Además la dialéctica de las limitaciones y las posibilidades, tal como se expresan mediante la experiencia histórica mediada por la experiencia cultural, es lo que define el carácter único o la particularidad de los contextos históricos.

Thompson privilegia la intencionalidad de la experiencia histórica y con ello no agota el concepto que tiene de historia social. La historia social difiere de la periodicidad convencional y la reciprocidad hermenéutica que acentúa la dimensión vivida concreta de múltiples grupos sociales y sus interacciones.

  1. De esa forma, los historiadores sociales presentan la historia como un proceso en virtud de que tratan de captar a los sujetos humanos en el curso de sus vidas cotidianas.
  2. Thompson examina la naturaleza de esas interacciones y la historia que se va produciendo en términos de explotación y dominación -aquí entraría la crítica a la ideología dominante ahora neoliberal implantada mediante aparatos de dominio que establecen normas de sujeción-.

El hecho de que Thompson subraye la actividad autoformativa e intencional de los humanos en la constitución y trasformación del proceso histórico contribuye al carácter único de su enfoque ante la historia social con respecto a la explotación y dominación, ya que el proceso histórico no solo lo capta como sucesos y periodicidades sino también como procesos que conllevan un origen -además de un sentido y significado-, y al ser captados por los sujetos de la historia se vuelven movimientos sociales de carácter emancipativo.

De acuerdo con Max Horkheimer, en Teoría Crítica menciona: «hay quienes piensan que cada época expresa un aspecto del ser humano, o incluso que la historia como un todo revela dicho ser; esta opinión nace de una forma de ver las cosas de la que puede decirse que exagera lo armónico» ( Horkheimer 1990: 50 ); y continúa señalando que no hay duda de que los individuos pertenecientes a una época determinada suelen tener ciertas semejanzas en su constitución física, lo cual hace posible que se establezcan tipos, pero éstos solo caracterizan a grupos particulares dentro de la sociedad.

Pone como ejemplo que en Grecia no había únicamente ciudadanos sino también esclavos, y en Francia no solo había «grandes señores» sino también campesinos, burgueses, así como proletariado urbano. El ser de los miembros de cada una de estas clases servía de fundamento a las formas sociales tanto al ser de los otros.

  • Es verdad que los hombres se asemejan unos a otros dentro de su época como en toda la historia.
  • Comparten necesidades prácticas y también coinciden en particularidades del sentir y del creer, además que comparten necesidades.
  • En efecto, las representaciones morales y religiosas suelen ser provechosas para los grupos sociales en formas muy diversas como sostenimiento y esperanza de las sociedades, por consiguiente también cumplen funciones muy distintas en la economía síquica de sus miembros; las ideas de Dios y de la eternidad pueden servir para justificar sentimientos de culpa o para que brille la esperanza en medio de una vida miserable -segunda función ideológica que menciona Slavoj Zizek de acuerdo con los AEI de Althusser-.

En lo superficial, ellas parecen gozar del mismo reconocimiento. Pero estas semejanzas entre los distintos grupos no se fundan en una esencia humana unitaria. De tal forma que las cualidades humanas están continuamente influidas y trasformadas por las situaciones más diversas, es decir, los contextos y especificidades de cada sociedad y periodo histórico en particular conformadores de la historia social que capta a las sociedades en sus antecedentes, quehaceres y cotidianidad.

No hay una fórmula especifica que determine de una vez por todas las relaciones entre individuo, sociedad y naturaleza, así como la naturaleza de lo social, o remontándonos a Levi-Strauss el paso del estado natural al social. Si bien de ningún modo puede considerarse la historia como el despliegue de una esencia humana unitaria sería igualmente ingenua la fórmula fatalista inversa, es decir, que el curso de las cosas está dominado por una necesidad independiente de los hombres, o en otras palabras, la historia sin contenido social.

La filosofía trataba de explicarse por qué los hombres actuaban de un modo y no de otro, y exige pautas para ello. La filosofía busca explicarse eso mediante interrogantes y explicaciones metafísicas de sentido a lo existente y desconocido. En vez de satisfacer la exigencia de los individuos de encontrar un sentido para la acción o bien captar lo que nos condiciona, acciona y dirige nuestra conducta de cierta manera, cosa que se puede lograr según Horkheimer, descubriendo las contradicciones sociales e indicando su superación práctica; la filosofía trasfigura el presente al elegir como tema la posibilidad de la vida «auténtica» ¿Cuál sería esa vida auténtica en particular? ¿Cómo el individuo debe ser?; o aun de la muerte «auténtica».

Y así emprender la tarea de dar a la existencia una significación más profunda. De acuerdo con esa misma concepción los hombres satisfacen sus cambiantes necesidades y deseos y se defienden de la muerte no porque crean que con ello obedezcan a un imperativo absoluto, sino porque persiste el anhelo de felicidad y el horror a la muerte.

Horkheimer manifiesta que la representación de un poder protector que se halla fuera de la humanidad desaparecerá en el futuro; en cuanto lo que intervenga en las relaciones de los hombres ya no sea la fe en este consuelo sino la conciencia de su abandono, y por lo tanto los valores que trae consigo la fe y tales relaciones llegaran a ser directas.

Cuando la relación de los hombres con su trabajo, cultura, sociedad y respeto a los demás -actividad fundante y fundadora además de constitutiva del hombre en los tres primeros rubros- sea reconocida y configurada como la propia relación que hay en ellos los mandamientos morales -que se encuentran impregnados de ideología- estarán superados.

La moderna Antropología filosófica forma parte de los últimos intentos de encontrar una norma que otorgue sentido a la vida del individuo en el mundo tal como ella es ahora. Existe un antagonismo entre la Filosofía antropológica y el materialismo que no recae en el principio del reconocimiento de objetivos; sin embargo, el materialismo entiende la estructura de toda teoría, sobre todo de la suya propia, como dependiente de determinados intereses y valoraciones.

La Antropología tiene en común con el pensamiento dialéctico el rechazo de una supuesta neutralidad de valoración -a través de oposiciones dualistas, o en otras palabras la comparación-, también la conciencia de la propia historicidad constituye un tema principal de la Antropología moderna y hace ver el nexo de teoría y praxis que apunta a la inclusión de la Antropología en una teoría dialéctica de la historia.

En la cuestión del individuo y la sociedad, tema principal de la Antropología, se pone especialmente de relieve la relación con la verdad, el conocimiento objetivo. En este punto ha ejercido influencia la construcción jurídico-política de Hobbes, quien concibió al hombre como egoísta y medroso.

De acuerdo con Horkheimer en relación con lo planteado por Hobbes, 28 por su esencia el individuo está totalmente aislado y sólo tiene en vista su propio bienestar. La sociedad únicamente estriba en que cada uno, por el hecho de existir dentro del Estado, celebra y aprueba un contrato por medio del cual renuncia a todo poder individual y a toda arbitrariedad, o en palabras de Rousseau: el contrato social.

A pesar de su egoísmo, el individuo debe poseer la capacidad de mantener sus promesas. Esa contradicción que Hobbes no entendió como tal para Horkheimer, en algún modo carece de realidad. Para que esas promesas fueran no solo hechas sino mantenidas con alguna regularidad existía -a causa del egoísmo- un supuesto necesario: el aparato jurídico altamente desarrollado; con todo el poder de la clase dominante como fundamento y por lo tanto reproduciendo ese dominio mediante esas normas.

Por otra parte, desde el comienzo no solo estuvo en juego la vida social, sino que también la vida en común dentro de los Estados significaba una promesa de cada individuo: como miembro de esta comunidad, me atengo a sus prescripciones; no he de robar ni matar ni pensar mal de los señores reinantes.

¿Cómo se explicó Hobbes los comportamientos disruptivos, ya que no se trata de un consenso en el que todos los individuos estuvieran de acuerdo con esa situación? Si en los últimos siglos era inherente al mantenimiento del trato el que las promesas se respetaran por lo menos sin una intervención continua del poder, ahora ya no es la fidelidad, es decir, el contrato, lo que mantiene el «orden» social, sino que es el poder el que dictamina la obediencia, cultura y trasgresión de las normatividades como una serie de códigos que norman los comportamientos.

Los procesos económicos, merced a las relaciones sociales, actúan sobre todo el mundo espiritual, y con ello sobre la condición misma de la naturaleza humana. BIBLIOGRAFÍA Alcántara, Carlos D., 1987, Derechos indios en México Derechos pendientes, Universidad Autónoma de Chapingo, México. Althusser, Louis, 1977, La filosofía como arma de la revolución, Siglo XXI, México, pp.7-146 (Cuadernos de pasado y presente).

Augé, Marc, 1993, Los no lugares. Espacios del anonimato, Gedisa, Barcelona, pp.6-128. Beltrán, Gonzalo, 1987, Regiones de refugio. El desarrollo de la comunidad y el proceso dominical en Mestizoamérica, INI, México, pp.7-343 (Serie Antropología social).

Beuchot, Mauricio, 2007, «La hermenéutica analógica y el problema de la filosofía latinoamericana», en La Hermenéutica en América Latina. Analogía y Barroco, coordinado por Samuel Arriarán, ITACA, México, pp.16-177. Correas, Óscar (comp.), 2003, El otro Kelsen, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, pp.7-418.

Derrida, Jacques, 1997, La retirada de la metáfora, Escuela de Filosofía Universidad, ARCIS, pp.1-25, en http:// www.philosopia.cl, Derrida, Jacques, 2005, Canallas. Dos ensayos sobre la razón, Trotta, Madrid, pp.7-192. Durand, Carlos, 1987, Derechos indios en México Derechos pendientes, Universidad Autónoma de Chapingo, México, pp.18-355.

  1. Foucault, Michel, 2007, La arqueología del saber, Siglo XXI, México, pp.45-95.
  2. Horkheimer, Max, 1990, Teoría Crítica, Amorrortu, Buenos Aires, pp.7-291.
  3. Elsen, Hans, 1934, La teoría pura del derecho, Labor-Barcelona, España, pp.1-80.
  4. Rotz, Esteban, 1984, «Cultura y análisis político», Nueva Antropología,

Presencia de Marx en la Antropología Mexicana, v. VI, n.23, pp.2-167. Masferrer, Elio, 2007, ¿Es del César o es de Dios? Un modelo antropológico del campo religioso, CIICH, UNAM, México, pp.11-307. Romano, Santi, 1966, El orden jurídico, Dalloz, París.

  1. Slavoj, Zizek (comp.), 2004, Ideología.
  2. Un mapa de la cuestión, FCE, México, pp.7-382.
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  5. Souza, Boaventura, 1977, «The law of the oppressed: the construction and reproduction of legality in Pasagarda», Law and Society.

Review, n.12. Texier, Jacques, 1975, Gramsci. Teórico de las superestructuras, Ediciones de cultura popular, México, pp.3-65. Uc, Víctor M., 2007, « La imposible Filosofía de la Democracia de Jaques Derrida », Tesis de maestría, UNAM, México, pp.1-148. Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons
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¿Cuáles son las concepciones ideológicas?

Las concepciones ideológicas están relacionadas con las miradas que los sujetos construyen a lo largo de su vida individual y sociocultural acerca de la realidad social, del mundo, del cosmos, de las cosas.
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¿Qué función cumple la ideología en la sociedad?

El objetivo de la ideología es legitimar un status quo determinado, controlando a un sector de la población e impidiendo y frenando su avance. El alcance de una ideología se hace sentir en todos los niveles de la sociedad, al grado de generar una falsa percepción de la realidad en sus integrantes.
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¿Cómo es el sistema educativo en la actualidad?

Conoce el Sistema Educativo Nacional Secretaría de Educación Pública | 19 de marzo de 2015

El Sistema Educativo Nacional está compuesto por los tipos: Básico, Medio Superior y Superior, en las modalidades escolar, no escolarizada y mixta.La educación de tipo básico está compuesta por los niveles Preescolar, Primaria y Secundaria. El tipo Medio-Superior comprende el nivel de bachillerato, así como los demás niveles equivalentes a éste, y la educación profesional que no requiere bachillerato o sus equivalentes.

El tipo superior es el que se imparte después del bachillerato o de sus equivalentes. Está compuesto por la licenciatura, la especialidad, la maestría y el doctorado, así como por opciones terminales previas a la conclusión de la licenciatura, como los estudios de Técnico Superior Universitario.
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¿Qué es la ideología para el marxismo?

En términos generales, Marx presenta a la ‘ideología’ como un conjunto de ideas, conceptos y creencias destinados a convencer universalmente acerca de una verdad que obedece a intereses particulares, es decir, a los intereses de una clase que se presenta como dominante.
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¿Cuando la ideología se pueden generar fanatismo?

Cuando una persona sustituye su conciencia, y deja de funcionar como sujeto único, por una ideología o creencia, despoja al enemigo de su condición humana.
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¿Qué es de izquierda y de derecha?

Las nociones de izquierda y de derecha conllevan de forma implícita una oposición en política, Ambos términos nacen en la Francia de 1789, durante el inicio de la revolución francesa, para posteriormente extenderse a gran parte de los sistemas políticos del mundo. Las particularidades de esta bipolarización, en líneas generales, se enfrentan y oponen:

  • Los valores de igualdad jurídica, solidaridad, diversidad, pluralismo, secularismo, Estado laico, internacionalismo, justicia social, Estado de bienestar y ambientalismo ( izquierda política )
  • Los valores de nacionalismo, conservadurismo, autoridad, ​ identidad nacional, orden jerárquico, militarismo, tradición, reaccionarismo y religión ( derecha política )

En cuanto a los valores de trabajo, libertad, mérito, justicia, sin duda son más transversales, a pesar de que el sentido que se atribuye a estos términos puede variar según quien sea que los utiliza. ​ Dado que las nociones de derecha política y de izquierda política son desarrolladas con más detalle por separado, en este artículo nos orientaremos a un posicionamiento relativo de ambos conceptos.
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¿Qué es la política en la actualidad?

La política ​ es el conjunto de actividades que se asocian con la toma de decisiones en grupo, u otras formas de relaciones de poder entre individuos, como la distribución de recursos o el estatus, ​ También es el arte, doctrina o práctica referente al gobierno de los Estados, ​ promoviendo la participación ciudadana al poseer la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para garantizar el bien común en la sociedad,

  1. Puede usarse positivamente en el contexto de una “solución política” que sea comprometedora y no violenta, ​ o descriptivamente como “el arte o la ciencia del gobierno”, pero a menudo también tiene una connotación negativa.
  2. ​ Por ejemplo, el abolicionista Wendell Phillips declaró que “no jugamos a la política; la lucha contra la esclavitud no es una broma para nosotros”.

​ El concepto se ha definido de diversas maneras, y los diferentes enfoques tienen puntos de vista fundamentalmente diferentes sobre si debe usarse de manera extensiva o limitada, empírica o normativa, y sobre si el conflicto o la cooperación son más esenciales para él.

La política es la ciencia del poder y la capacidad de una persona o un grupo de personas de influir sobre la voluntad de los demás aun estando en contra de su propia voluntad. En la política se implementan una variedad de métodos, que incluyen promover las propias opiniones políticas entre las personas, negociar con otros sujetos políticos, hacer leyes y ejercer la fuerza, incluida la guerra contra los adversarios.

​ ​ ​ ​ ​ La política se ejerce en una amplia gama de niveles sociales, desde clanes y tribus de sociedades tradicionales, pasando por gobiernos locales, empresas, instituciones modernas y estados soberanos, hasta el nivel internacional, En los estados nacionales modernos, la gente a menudo forma partidos políticos para representar sus ideas.
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¿Qué es la ideología institucional?

La ideología institucional preserva el modelo y la realidad que éste expresa de cuestionamientos que pueden conmover la certeza de los individuos respecto de su adecuación, su capacidad, su potencia.
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¿Qué es la ideología de la clase dominante?

Ideología dominante o discurso dominante es la ideología o discurso que dominan frente a otras ideologías o discursos con los que compiten por la hegemonía cultural, Habitualmente es la ideología que defiende los intereses de las clases dominantes, aunque también puede imponerse como dominante (o ” pensamiento único “) la ” corrección política ” que implica la adopción de puntos de vista “del vencido” ​ o de los oprimidos ; ​ que de otro modo son discursos minoritarios y marginales,

El concepto de lo “discursivo” está fuertemente relacionado con la ” comunicación de ideas”. En una sociedad como la sociedad postindustrial, una sociedad de la comunicación donde hay diferentes y numerosos “discursos”, “relatos” o “narrativas” competitivas (particularmente en el ámbito de lo identitario, como pueden ser los del feminismo, el racismo, el nacionalismo, el comunalismo ​) que se disputan la hegemonía o “dominio discursivo” ( discursive dominance ); si ninguno de tales discursos competitivos se impone en la psyche de la gente, se produce la discordia ( discord ).

Un discurso dominante es una formación discursiva vencedora, la que sobrevive al mayor rango de críticas en distintos medios y foros.
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¿Qué son las ideologías de izquierda?

La mayoría de los partidos políticos de izquierda son partidarios de integrar políticas que fomenten el estado del bienestar, donde el Estado garantice el acceso por parte de todos los ciudadanos a derechos básicos como la sanidad, la educación, la prestación por desempleo o las pensiones de jubilación, entre otros.
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¿Qué es ideología resumen corto?

Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.
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¿Cuáles son los aspectos ideológicos de la filosofía de la educación?

Funciones de la Filosofía de la Educación –

  1. Función reflexiva: consiste en interpretar las relaciones que se establecen entre la educación, sociedad y la vida humana, para luego comprender el significado y el sentido de la educación para la vida y el desarrollo de lo seres y sociedades humanas.
  2. Función analítica: busca establecer los conceptos y términos referentes al proceso educativo y calificar los problemas fundamentales de la educación.
  3. Función Crítica: cuestiona los fundamentos de las prácticas, saberes y teorías educativas: principios, fines y valores.
  4. Función normativa: consiste en establecer una normatividad de carácter teológico, ético, axiológico, genérico y universal para todo proceso educativo. Además establece racionalmente los principios explicativos y constitutivos de la educación.

La filosofía educativa se centra en dos aspectos fundamentales; la y el propósito de la educación. También cuestiona la transmisión de valores morales, ya que la educación es el arte de transmitir a las nuevas generaciones, así como el fundamento y el contenido de una cultura.

  • Iván Mendoza
  • UTEL Editorial

: Filosofía de la Educación – BLOG | Utel
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¿Qué es la ideología institucional?

La ideología institucional preserva el modelo y la realidad que éste expresa de cuestionamientos que pueden conmover la certeza de los individuos respecto de su adecuación, su capacidad, su potencia.
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¿Como la escuela reproduce la ideología dominante?

Es decir, el sistema escolar reproduce la ideología porque ésta se realiza como un conjunto de prácticas determinadas, que tienen lugar en el contexto de Aparatos de Estado determinados.
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