Cada centro decide – La gran duda es saber si un profesor está en posición de quitar el móvil a un alumno. En España, a nivel general, no está regulado el uso de dispositivos electrónicos personales en el aula. La consejería de educación de cada Comunidad Autónoma e incluso cada centro, pueden decidir sus propias políticas.
- Básicamente, con esto queremos dejar claro que cada colegio o centro educativo puede prohibir que los alumnos utilicen estos dispositivos en las aulas;
- Por lo general, esta norma la establecen dentro de sus propias normativas;
Incluso, si el propio centro no prohíbe que los alumnos lo utilicen, el docente sí podrá hacerlo siempre y cuando sea dentro de sus clases. En cambio, si no está vetado su uso , el profesor no podrá requisárselo al alumno. Solamente tendrá esa autoridad cuando esa medida esté establecida dentro de la normativa interna del colegio.
- Es decir, si dentro de la normativa del centro educativo se establece la prohibición del uso de cualquier dispositivo, incluyendo a los smartphones, cualquier profesor que vea un terminal podrás confiscarlo si quiere;
Por este motivo es fácil encontrarse colegios de una misma Comunidad Autónoma en los que esté totalmente prohibido acudir con ellos al colegio, mientras que otros ofrezcan una mayor permisividad dando luz verde a su uso en los tiempos de recreo o entre clases. .
Contents
- 1 ¿Por qué no me pueden quitar mi celular en la escuela?
- 2 ¿Qué hacer cuando un profesor te humilla?
- 3 ¿Qué hacer con un celular en la escuela?
- 4 ¿Por qué los profesores no te pueden quitar el móvil?
- 5 ¿Qué pasa si un profesor insulta a sus alumnos?
- 6 ¿Por qué es bueno llevar celular al colegio?
- 7 ¿Cuando no se debe usar el celular?
¿Por qué no me pueden quitar mi celular en la escuela?
Por tratarse de un objeto personal, la Secretaría de Educación Pública no puede prohibir el uso de teléfonos celulares en las escuelas, pero se exhorta al acuerdo entre padres de familia y autoridades de la institución para regular su uso con el objeto de no afectar el aprovechamiento escolar.
El delegado de la Secretaría de Educación Pública en Tamaulipas, Gerardo Terán Cantú, señaló que si bien se comparte la idea de que no se puede utilizar el aparato dentro de las aulas, es necesario que dialoguen padres y maestros para establecer reglas claras sobre la operación del mismo.
En ese sentido señaló que hay casos exitosos donde se han fijado reglas para que los estudiantes sean los menos afectados por sus propias acciones, al hacer uso de los aparatos de telefonía celular en las escuelas. “Es complicado el uso del teléfono, si tiene que haber una reglamentación, un alumno no puede estar chateando o hablando por teléfono en plena clase, ni siquiera el maestro, si hay reglas que deben cumplirse”, señaló.
Reconoció que no se requiere tanto la prohibición, dado que en todos los planteles hay sistemas de Internet, por lo que se necesita una mejor práctica de las tecnologías de la información indicando que cada escuela tiene el derecho de fijar sus reglas de común acuerdo con los padres de familia.
“No se debe estar en contra del uso de la tecnología, esto implica nuevos retos, debemos estar en contra del mal uso de la misma, en eso es donde debemos estar atentos, la tecnología está para siempre”, señaló Terán Cantú. Por tratarse de un objeto personal, la Secretaría de Educación Pública no puede prohibir el uso de teléfonos celulares en las escuelas, pero se exhorta al acuerdo entre padres de familia y autoridades de la institución para regular su uso con el objeto de no afectar el aprovechamiento escolar.
El delegado de la Secretaría de Educación Pública en Tamaulipas, Gerardo Terán Cantú, señaló que si bien se comparte la idea de que no se puede utilizar el aparato dentro de las aulas, es necesario que dialoguen padres y maestros para establecer reglas claras sobre la operación del mismo.
En ese sentido señaló que hay casos exitosos donde se han fijado reglas para que los estudiantes sean los menos afectados por sus propias acciones, al hacer uso de los aparatos de telefonía celular en las escuelas. “Es complicado el uso del teléfono, si tiene que haber una reglamentación, un alumno no puede estar chateando o hablando por teléfono en plena clase, ni siquiera el maestro, si hay reglas que deben cumplirse”, señaló.
Reconoció que no se requiere tanto la prohibición, dado que en todos los planteles hay sistemas de Internet, por lo que se necesita una mejor práctica de las tecnologías de la información indicando que cada escuela tiene el derecho de fijar sus reglas de común acuerdo con los padres de familia.
“No se debe estar en contra del uso de la tecnología, esto implica nuevos retos, debemos estar en contra del mal uso de la misma, en eso es donde debemos estar atentos, la tecnología está para siempre”, señaló Terán Cantú..
¿Qué cosas no pueden hacer los maestros?
¿Qué hacer cuando un profesor te humilla?
¿Qué hacer con un celular en la escuela?
¿Qué hacer si tu profesor te quita el celular?
Los docentes tendrán que aumentar su dosis de paciencia pues, de ahora en adelante, les será prohibido decomisar los celulares a los estudiantes que lo utilicen para entretenimiento durante la lección. La prohibición está contenida en una directriz que el Ministerio de Educación Pública (MEP) tiene lista y hará circular en los próximos días.
“El docente no puede decomisarles el teléfono porque es un bien privado. Está prohibido por ley. Su uso está permitido dentro del salón de clases solo para fines educativos, supervisado por el docente”, explicó Kerly León, jefa de Derechos Estudiantiles del MEP.
Si un alumno insiste en utilizar el celular dentro del aula, el educador deberá llamar a sus padres para que sean ellos quienes efectúen el decomiso. “Durante los recreos, los alumnos podrán utilizar su celular para fines recreativos, mientras no sea para ver pornografía.
- En este caso, el personal del centro educativo debe llamar a los padres del menor y a la Policía”, dijo León;
- Los docentes que decomisen un teléfono pueden verse expuestos a un procedimiento disciplinario;
Para Ana Doris González, presidenta del Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), el educador se siente impotente porque no puede controlar el uso del celular de los estudiantes en clase. “Hay que implementar un llamado de conciencia de los padres.
Utilizar un teléfono durante la clase es prohibido; es un tema de norma, valores y respeto a los espacios. Es algo que debe venir desde la familia, independientemente de la norma”, añadió. Derechos. Las opiniones sobre esta nueva directriz se dividen entre el derecho de los alumnos a que se les respete su bien y el de los docentes a dar su lección.
En el Liceo de San José, en barrio México, el reglamento del centro faculta a los educadores a pedir a sus alumnos apagar su teléfono y, en caso de que lo utilicen sin autorización, decomisarlo. “El docente tiene derecho a que lo escuchen. Que se prohíba a un profesor intervenir en una situación de un celular en el aula hace que él no tenga su espacio, porque el alumno está interrumpiendo su deber y derecho de dar sus lecciones”, expresó Benny Ng Hidalgo, director del Liceo.
Esta posibilidad cambiaría con la vigencia de la directriz. Para Iván Ceciliano, director del Liceo Luis Dobles Segreda, en La Sabana, es necesario establecer controles, pues no se puede permitir que los alumnos estén distrayéndose en sus lecciones.
“Cuando están en clases, se les advierte de que deben tener el celular apagado. Si lo usan, se les puede hacer boleta. Les llamamos la atención y, si insisten en utilizarlo, se les lleva a la Dirección”, explicó Ceciliano. Para apoyo didáctico, el móvil resulta una gran herramienta para los docentes; es por eso que en este liceo, algunos de ellos lo permiten para estos fines.
¿Por qué los profesores no te pueden quitar el móvil?
Una inminente ley abre la puerta para regular el uso de los celulares y tablets en los colegios. – El 23 de noviembre, el representante a la Cámara por Boyacá Rodrigo Rojas se grabó a sí mismo a las afueras del Congreso de la República: en un video de 47 segundos le anunció al país la aprobación del proyecto de ley “Entornos seguros de aprendizaje” con el que pretende regular el uso de dispositivos tecnológicos personales –celulares y tablets– en los salones de clase de escuelas y colegios.
La iniciativa comenzó su camino por los vericuetos legislativos en agosto de 2018. Sin embargo, la contingencia del covid-19 la archivó, a pesar de contar con el visto bueno en Cámara y Senado. A principios de junio de 2021, Rojas la radicó de nuevo.
Esta vez fue la vencida: el articulado recibió el respaldo de los legisladores. Por el momento, falta la firma del presidente Iván Duque para que la norma sea ley. Antes de final de año –piensa Rojas– lo será. Parte de los argumentos a favor de la propuesta fue tomada por el político del trabajo académico “Riesgos y potencialidades del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación”, realizado en 2017 por el Grupo de Investigación en Comunicación y Estudios Culturales de Eafit.
- Las pesquisas ofrecieron datos interesantes, dicientes: a la sazón el 41 % de los niños en Colombia navegó en exceso por internet mientras el 35 % vio contenido sexualmente explícito y el 20 % recibió mensajes con contenido sexual;
Aunque no hay registros recientes, muchos de los entrevistados para esta nota coinciden que se disparó la cantidad de tiempo de los adolescentes en el mundo virtual. El avance de la tecnología –veloz, imparable– casi nunca coincide con las normas y las convenciones para evitar sus riesgos.
“Una docente de la Universidad de Harvard decía que así como debíamos asimilar los avances tecnológicos, también teníamos que avanzar en términos de legislación para prevenir los riesgos que conlleva este avance”, responde el representante Rojas al ser preguntado por el origen del proyecto.
Silvana de Pía, rectora del Colegio Bilingüe Leonardo Da Vinci, es tajante: “Para mí, el proyecto se demoró mucho”. Y, en seguida, cuenta que Italia hace años reglamentó el uso del celular en los espacios educativos. ¿Prohibir o regular? A primera vista, la tarea de restringir la presencia de los dispositivos móviles en cualquier sitio es ir contra el río del tiempo.
No obstante, algunas instituciones educativas lo han hecho con éxito. En el claustro regentado por de Pía hay una caja en la entrada para depositarlos al inicio de la jornada y recogerlos al final. “No hay necesidad del celular.
Es un lujo que entorpece la atención de los muchachos”. Una experiencia similar viven los estudiantes de la institución educativa Tomás Carrasquilla, de Medellín. Andrea Gutiérrez –docente de ciencias naturales en dicho colegio– tampoco cree necesario el celular en las aulas: “En nuestra institución nunca hemos permitido el uso de celulares, desde siempre”.
Ambas coinciden en calificarlo de distractor en el proceso educativo. “En la clase no es correcto usar el celular porque los estudiantes no tienen la suficiente madurez y capacidad para manejar los tiempos”, dice Gutiérrez.
Además de causante de la falta de concentración, lo consideran una barrera para la interacción entre los compañeros. De alguna manera, ambas chulean la propuesta legislativa. Por su parte, Jaime Pinzón –profesor del Antonio José de Sucre, de Itagüí– lee con luz distinta la incidencia del móvil en el proceso formativo.
En lugar de proscribirlo, lo suma a sus metodologías de enseñanza. “El celular permite que los jóvenes puedan consultar, profundizar, participar de manera diferente y eso hace, inclusive, que algunos se motiven”.
Eso sí, aclara de inmediato, la compañía del profesor y la claridad en los acuerdos son vitales para no sucumbir a las salidas fáciles de la internet. “Se requiere de mucho control, mucha dirección de grupo en el momento que se utiliza y unos acuerdos muy específicos”.
Aún más, no soslaya la responsabilidad de los padres de familia y de la planta docente en el uso desmedido de las redes sociales: “Si el joven se distrae es porque sus intereses están en otro lado. Ya no es problema de la tecnología sino del joven y del docente”.
La pregunta vital del asunto es la de ¿cómo enseñarles a generaciones crecidas con las narrativas de la web? El futuro inmediato En todo caso, una vez la firma presidencial refrende la ley “Entornos seguros de aprendizaje”, el Ministerio de Educación Nacional tendrá seis meses para ajustar los detalles de su puesta en marcha: modificaciones de los manuales de convivencia y lineamiento generales.
- Tal cosa no se traducirá en el destierro de los celulares y de las tablets de los pupitres y los patios de recreo;
- La telefonía móvil –expresa el parágrafo del artículo cuatro del texto legislativo– solo en casos excepcionales y en determinados horarios podrá ser vedada de tajo;
Lo de verdad importante –según el representante Rojas y los maestros consultados– es la consciencia de la responsabilidad compartida en “el uso adecuado de las herramientas tecnológicas”. Para Rojas la importancia del proyecto radica en que “abrió el debate frente a la responsabilidad que deben tener los padres de familia en el buen uso de estas herramientas.
Muchas veces los padres delegan su papel en este tipo de herramientas”. La ausencia de un contexto propicio para la formación integral de la ciudadanía del futuro es una realidad palpable para los docentes.
“La comunidad educativa necesita una mayor participación de los padres”, concluye Pinzón.
¿Qué pasa si el profesor llega 20 minutos tarde?
31- ¿Cuáles son las obligaciones del profesor? En la primera clase comunicará los objetivos propuestos para el curso, las condiciones de regularidad, modalidades de trabajo y fechas en la que se tomarán las evaluaciones. (Res. 14367/99). 32- ¿Cuánto tiempo se debe esperar al profesor? El tiempo de tolerancia es de 20 minutos desde la hora señalada para empezar la clase, pasados los 20 minutos los alumnos podrán retirarse.
- En caso de que la clase comenzara una vez pasados los 20 minutos, el profesor no podrá, a ningún efecto, realizar actividad alguna tendiente a controlar la regularidad, así como tampoco podrá realizar ningún tipo de evaluación;
(Res. 14. 367/99). 33- ¿Qué es el curso dirigido? Es una modalidad de cursada alternativa. Los alumnos que habiendo cursado materias en condición de regular, hubiesen obtenido una nota inferior a cuatro, podrán optar entre recursar la materia o inscribirse en curso de estudio dirigido.
El alumno lo podrá cursar simultáneamente con las materias de los cursos regulares. Dicho curso dirigido no se contabilizará a fin de computar el máximo de materias que pueden cursarse anualmente. (conforme Res.
1391/86). 34- ¿Qué materias se pueden cursar por curso dirigido? Todas las materias del C. y las cinco materias obligatorias del C. comunes a todas las orientaciones. 35- ¿Cuál es la duración del curso dirigido? Los cursos de estudio dirigido se desarrollan los días miércoles en clases de una hora y media, durante un cuatrimestre, aun tratándose de una materia anual.
- (Res;
- 1391/86);
- 36- ¿Qué sucede si se reprueba el curso de estudio dirigido? En dicho caso, el alumno deberá recursar la materia;
- (Res;
- 1391/86);
- 37- ¿Cuáles son los requisitos para rendir una materia libre? Deben respetarse las correlatividades;
Los alumnos deberán rendir el examen sobre la base del programa de la cátedra a su elección, ante una mesa compuesta por no menos de 2 profesores de la misma. (Res. 402/90). 38- ¿Se puede rendir libre una materia que se está cursando? No podrá anotarse a rendir tal materia hasta finalizado el cuatrimestre.
39- ¿Qué sucede si se desaprueba el examen libre? El alumno que no aprobase el examen libre, queda inhabilitado para inscribirse en el turno de mesa libre inmediato siguiente, para la misma materia. (Res.
402/90). 40- ¿Qué son los Cursos de Verano y de Invierno? Son cursos regulares que se realizan durante el mes de febrero y julio respectivamente. Se podrá cursar solamente una materia (Conforme Resoluciones 8282/97 y 1867/04 respectivamente). 41- ¿Qué materias se pueden cursar en el Curso de Verano / Invierno? Pueden ser cursadas en Verano e Invierno todas las materias del C.
excepto “Elementos de Derecho Penal y Procesal Penal”, “Contratos Civiles y Comerciales” y “Elementos de Derecho Comercial”. También podrán ser cursadas las materias obligatorias del C. comunes a todas las orientaciones, excepto “Derecho de Familia y Sucesiones” (Conforme Resoluciones 8282/97 y 1867/04).
42- ¿Cuál es la carga horaria de los Cursos de Verano / Invierno? Se deberá concurrir a la Facultad de lunes a viernes hasta cubrir 48 horas de clase en el caso de materias cuatrimestrales y de 4 puntos, 36 horas de clase en el caso de las materias de 3 puntos, y 24 horas tratándose de materias de 2 puntos.
- Cada clase tendrá una duración de 2 horas diarias;
- (Conforme Resoluciones 8282/97 y 1867/04 respectivamente);
- 43- ¿Qué son las renuncias? La renuncia al curso implica la expresa intención de abandonarlo;
- Ello implica que el alumno renunciante no figurará en el acta de calificaciones del curso;
Por otra parte, al solicitar ser inscripto para cursar la misma materia en el periodo inmediato siguiente, solo será asignado si quedasen vacantes disponibles, es decir, no rige para su caso, el criterio general de asignación de materias (Conforme Res.
- N° 1631/01);
- 44- ¿Dónde se realiza la renuncia a los cursos? Se realiza a través de la web oficial de la Facultad ingresando al Sistema de Renuncias Online ( http://proyectobases;
- derecho;
- uba;
- ar/renuncias/log;
php ), hasta la fecha establecida por el calendario académico ( http://www. derecho. uba. ar/academica/calendario_academico. php )..
¿Qué pasa si un profesor sale con una alumna?
Las relaciones entre profesores y alumnas mayores de edad, en un contexto como el universitario, son legales, legítimas, no son un delito ni deberían serlo, sin embargo, la pregunta es otra ¿Son éticas? ¿Son justas? En esa relación desequilibrada de poder ¿son consentidas? ¿Hay una responsabilidad del cuidado? 1.
- El reglamento de la universidad es claro: no se permiten relaciones sexo/sentimentales entre alumnas y alumnos y profesores o profesoras mientras las primeras (el uso del femenino no es casual) cursen activamente las materias dictadas por los segundos;
Es lo que lógicamente puede regularse desde la norma y la prohibición, que finalmente no tiene ninguna relevancia a la hora de tejer relaciones humanas o resolver problemáticas sociales. Las relaciones entre profesores y alumnas mayores de edad, en un contexto como el universitario, son legales, legítimas, no son un delito ni deberían serlo, sin embargo, la pregunta es otra: ¿son éticas? ¿son justas? En esa relación desequilibrada de poder ¿son consentidas? ¿Hay una responsabilidad del cuidado? 2.
Tengo 18 años recién cumplidos. Me siento de muchos más, aunque parezco de 20. La diferencia es irrelevante, porque desde que tengo cédula la adultez da toda igual. Estudio en una universidad privada, privadísima, exclusivamente diseñada para que se eduquen ahí las élites de un ya muy elitista país.
En mi universidad hay un profesor: es lindo, rebelde, cool, canchero, fotógrafo y sensible. Además, posa de crítico de la ridícula opulencia y ostentación de la Universidad en la que él trabaja y yo estudio: no es una crítica contundente, que lo exponga, ni lo arriesgue, siquiera una crítica constructiva políticamente, pero sí que le sirve para construirse de un personaje interesante e inteligente: un hombre diferente.
- Muchas chicas de la universidad gustan de él y su estilo desparpajado;
- Tiene 38 años y una barba pareja, con algunas canas;
- Usa tenis y jeans sin preocuparse demasiado por nada;
- Las chicas le coquetean un montón, él siempre coquetea de vuelta;
Se rumorea que tiene una novia, o una ex novia, o varias ex novias, quienes también desfilan como alumnas por la universidad. Se rumorean muchas cosas. La post-adolesencia y primera adultez de las mujeres (y de las personas) se caracteriza por una enorme fragilidad y necesidad de aprobación y atención.
Por supuesto, que en la vida de las mujeres ese sentimiento de afirmación e importancia está dictado por la atención de los hombres. A las mujeres se nos enseña desde muy chiquitas que, mal que bien, nuestro destino debe ser gustarle a los tipos y que nos quieran y nos cuiden.
En mi generación el discurso era más que los hombres nos consideraran inteligentes y valiosas, pero que toda nuestra existencia fuera validada por ser elegibles para algún varón. Fuimos socializadas para priorizar y necesitar la atención de los hombres y para competir con otras mujeres con ese fin.
Yo estuve profundamente convencida de que yo era más inteligente que las demás porque él se había fijado en mí 4. El profesor me coquetea igual que le coquetea a todas, pero dice que soy muy inteligente, que soy especial.
Me siento especial. Apenas termina el semestre, casi como si lo tuviera cronometrado y sin ninguna improvisación sobre la legalidad de sus deseos, me invita a salir. A mí, no a las demás. Siento como si hubiera ganado una especie de carrera y también tengo la certeza de que hay en ese “triunfo” un mérito personal.
Tomamos café, charlamos, me manda mensajes tratándome de usted: porque eso hacían los hombres cool en Bogotá y al cabo de unos encuentros nos damos besos. Al cabo de otro par de encuentros empezamos a coger.
Él tiene una novia (otra alumna de la universidad, apenas un par de años mayor que yo) pero accedo al trato de oficiar como una especie de amante/amiga/pareja ocasional -claramente desfavorecedor-, porque no conozco de muchas más relaciones, ni modelos de relación, ni tengo tiempo para fundar mi propio paradigma, o entender que un trato unilateral es más una imposición que una negociación y porque no quiero parecer una niña remilgada.
- Quiero que el profesor me quiera y me desee y siga convencido de que parezco una persona mayor, libre de los prejuicios de la conservadora sociedad Bogotana, de ser tan “diferente” a todas las demás, como me dice siempre, así él y yo sepamos que no lo soy;
No hay ningún delito en el hecho de que una mujer mayor de edad voluntariamente acceda a tener relaciones sexuales y afectivas con un hombre 20 años mayor, tampoco debería haberlo, no es una cuestión para el derecho penal. Sin embargo, el momento presente merece que hagamos otras preguntas.
La disparidad de poder entre un profesor, que es una figura de autoridad académica, simbólica y social, y una alumna, es sospechosa, como mediadora de deseo del primero ¿A partir de qué se constituye el deseo sexual con una persona de un rango social y simbólico tan inferior? Dicho de otro modo ¿Qué calienta tanto a tantos hombres docentes de salir con sus alumnas? Además, ¿por qué lo hacen en su mayoría sólo los hombres? La segunda pregunta es el contexto: las diferencias de edad pueden amortiguarse con los años, al alcanzar algún equilibrio profesional, adquisitivo, simbólico y de experiencias entre dos personas que se llevan 20 años de diferencia.
No es lo mismo una mujer de 45 con un hombre de 65 a una post-adolescente de 18 y un adulto de 38. No es un delito, ni es ilegal, pero ¿es ético? ¿Cuál es la gracia si no hay igualdad de condiciones? ¿Cuál es el gusto de los hombres por la vulnerabilidad de las mujeres jóvenes? 6.
- Empezamos una especie de relación en la que siento que siempre estoy perdiendo;
- Es como jugar a las cartas con una mano de otro juego: nunca tengo ni siquiera posibilidades de ganar;
- Deja a su novia, no queda claro si es para estar conmigo y tampoco queda claro si la deja o no;
Ejerce una especie de tortura emocional constante a partir de compararme con todas las demás mujeres. Todo el tiempo. Yo nunca soy suficientemente linda, ni suficientemente flaca, ni suficientemente especial como las demás, pero me cuesta entender que es un ejercicio de crueldad: nunca grita, nunca levanta la voz, nunca deja de hablarme con suavidad y condescendencia.
Aparece y desaparece, cogemos cuando quiere, como quiere, porque quiere. No me niego porque no quiero dejar de ser especial y porque el “NO” es una construcción aprendida para la mayoría de las mujeres, no una posibilidad.
Es un vínculo tan cruel que siempre parece estar a punto de romperse, como un hilito frágil, sujeto únicamente por mi buen comportamiento y que yo haga lo que hay que hacer: lo que él diga. Tampoco me niego, porque negarse es de las chicas rogadas y yo soy chévere, parezco más grande, soy “distinta” a las demás, como dice él y eso me hace especial.
Hay una diferencia clara entre una relación en la que las cosas salen mal, porque simplemente no se dan, entre personas que están en igualdad de condiciones y la responsabilidad y el cuidado que conlleva sostener un vínculo sexoafectivo con alguien cuando la persona encargada de poner todas las condiciones está en una posición tanto más privilegiada de poder: económico, social, simbólico, estructural, histórico e institucional.
No escribo esto con el ánimo de condenar los vínculos con disparidad de edad, pero sí con la intención de indagar sobre el deseo que genera la vulnerabilidad de las mujeres menores y sobre la naturalización que se hace de las relaciones de mujeres muy jóvenes con hombres mayores.
También merece cuestionarse ¿Cómo se genera el consentimiento en esos vínculos? ¿Cuáles son las pautas para negarse a experiencias que una persona desconoce y la otra no? ¿Cómo construye la persona más joven su propio criterio de placer y deseo si está totalmente supeditada a las condiciones impuestas por quien sabe, puede y conoce más? ¿Cómo se formula un “NO” frente al chantaje emocional de saberse inferior? ¿Cómo se consolidan los límites, si una de las dos personas no tiene experiencias ante las cuales referenciar sus vivencias? La cultura occidental nos ha enseñado a naturalizar las relaciones entre mujeres menores y varones mayores desde la colonia, con los años se han adaptado los márgenes de la legalidad, pero el esquema de hombre mayor se sostiene ¿No es eso terriblemente patriarcal? Las grandes obras de la literatura se han dedicado a romantizar esos vínculos y con ellos resaltar la vulnerabilidad y fragilidad de las mujeres (dada necesariamente por menor experiencia y edad) como una virtud de la que gustan los varones.
No por nada los medios llevan años repitiendo que los hombres se sienten amenazados por las mujeres “profesionales y seguras”. Hombres que cuidan a mujeres menores que no conocen el mundo ni pueden mediar solas sus deseos y sus decisiones y bueno, Lolita.
Ni hablar de los cánones de belleza hegemónica que representa la juventud. Ante ese desequilibrio de poder, de experiencia, de vivencia, de recursos económicos y sociales y de conocimiento ¿Es posible construir relaciones que no sean violentas? ¿No hay en ese inherente ejercicio de sometimiento un necesario ejercicio de violencia? 8.
Lo llevo a mi casa, a donde mi familia y amigos. Nadie dice nada de ese señor canoso conmigo, porque yo siempre fuí la excéntrica de la familia y porque es un tipo bien: goza de toda la legitimidad social que le da ser un hombre, blanco, escolarizado y heterosexual de la clase más privilegiada.
Entre las personas de clases acomodadas bogotanas hay una enorme cantidad de barbaridades permitidas a quienes son del mismo clan. La gente lo quiere, sus amigos lo quieren y los míos también. Todo el mundo quiere escucharlo hablar.
Trato de ser memorable para todas las personas de su círculo y trato de resultar interesante, inteligente, independiente y graciosa entre gente que me lleva 20 años. No quiero parecer un accesorio para mostrar, pero el lugar me resulta inevitable: no entiendo los chistes, ni las referencias y casi ni hablo el lenguaje que hablan esas personas tanto más mayores que yo que, además, son amigos suyos, no míos.
- Es bastante la presión, pero acepto el reto: él dice que soy especial y yo le voy a creer;
- No quiero que nadie se de cuenta de que soy una niñita que apenas está pisando el mundo, así que finjo todo lo que debería saber;
No sé si algún amigo o amiga suya le habrá dicho algún día que yo parecía demasiado jovencita, me imagino que no, porque todo el mundo me mira con una especie de ternura, como se mira al perrito nuevo de algún conocido con el que no se intenta hablar, pero al que se le toca la cabeza al pasar.
- Pasa un tiempo y empiezo a sentir que el trato es demasiado injusto;
- Le gané una carrera a las demás mujeres que concursaban, pero el premio se me asemeja más a una trampa;
- Siento pena, hoy, por esa infame competencia por el amor de los hombres -el suyo específicamente- y por ese revisar y sospechar de todas las demás: odiar a las mujeres es parte del machismo que nos moldeó el sentido común;
Al poco tiempo, mi vida con él se convierte en pura ansiedad y angustia, pero tardo demasiado en darme cuenta de que ya no sé cómo irme. No tengo las herramientas para salir de esa relación. A veces, cuando estamos juntos en el carro y para en un semáforo, me imagino abriendo la puerta y yéndome lejos.
Puedo sentir la libertad de abandonarlo, el aire fresco de dejar de soportarlo y de quererlo, puedo imaginar cómo va a ser mi vida sin ese peso insoportable sobre los hombros. Sin embargo no lo hago: nunca me bajo del carro.
Nunca me voy, porque ya no sé cómo moverme de ese lugar y estoy llena de miedos, manías e inseguridades que no sentía antes de estar con él. Me pregunto si estará bien hablar en primera persona sobre algunos temas. Nunca lo resuelvo del todo, pero sí tengo la certeza de que el feminismo nos atraviesa la vida con la misma contundencia con la que lo hizo la violencia machista y que el diálogo y la teoría feminista nos obliga a revisarnos, re-vernos y narrarnos.
- Lo personal es político y también es colectivo y nuestras preguntas íntimas suelen compartirse por otras mujeres;
- Reivindico el valor de contar nuestras vidas y mirarlas desde ésta perspectiva, porque creo que las formas de violencia que naturalizamos y soportamos tienen que ser visibles para no repetirse, porque creo que en el ejercicio de escribirnos y leernos en otras hay una especie de reparación;
10. Cuando finalmente lo dejo, me dice que nunca estuvo enamorado de mí y nunca estaría enamorado de mí y que quizás nunca nadie me ame, porque a fin de cuentas soy muy complicada. El tono de su voz es tan dulce, que me tomó muchísimo tiempo entender las dimensiones innecesarias de ese insulto, pero lo siento como una especie de maldición que tiene una potencia metafísica y fundacional en mi vida, lanzada por el que yo considero y recuerdo como mi gran primer amor y que me representaba una autoridad, a pesar de tener la certeza de que no es una percepción recíproca y que seguramente él me recuerda como una más entre la galería de las ex alumnas con las que salió.
Me cuesta muchos, muchísimos años, desmitificarlo del todo. No comprendo el daño, ni las violencias ejercidas en esa dinámica dispar de poder hasta mucho tiempo después. Estuve convencida de que era normal que las relaciones implicaran ese nivel de ansiedad e inseguridad, poca capacidad de negociación y diálogo y que la culpa siempre era toda mía.
También la responsabilidad. Sin embargo, apenas entiendo y reconozco que en el desbalance de nuestras biografías había implícito un gran ejercicio de violencia y, como mínimo, una falta de cuidado, se lo escribo. Se lo cuento de manera amable, con algo parecido a un cariño y una búsqueda de reivindicación en el reconocimiento de un daño que necesito que ratifique que yo no me imaginé.
- O quizás porque pasó mucho tiempo y tengo -en el momento de escribirle- un ánimo constructivo y una fe renovada en que él puede cambiar y no va a salir con más post-adolescentes como lo era yo;
- Me responde que no lo ve así, que finalmente todo el mundo me veía como una persona mayor, él también, y que recuerde que yo era muy especial, “distinta a todas las demás”, repite;
Como si esa comparación odiosa tuviera hoy algún valor para mí, como si compararme con las demás mujeres tuviera algún valor. Por un minuto vuelvo a sentirme de 18 años: visible y deseada por una figura que me generaba admiración. Frágil y valorada por el criterio ajeno, valiosa únicamente por ser registrada por él y todo lo que representaba para la sociedad a la que pertenecí.
- Pero después recuerdo todo lo demás y constato, a pesar de que me duela, que no había nada especial en mí, más que la ingenuidad de no reconocer la violencia y no haber aprendido -como nos enseñan los años- a poner límites, irnos a tiempo y formar relaciones en paridad;
Él debe saber bien que sus mediocres formas de manipulación no tendrían lugar con alguien más de su edad, al menos más de mi edad actual, o que la mayoría de sus encantos se desvanecerían fuera de la universidad, pero es claro que eso no le interesaba entonces. .
¿Qué pasa si un profesor insulta a sus alumnos?
Cómo denunciar a un profesor maltratador – En caso de que los padres hayan confirmado que existe algún tipo de maltrato físico, verbal o psicológico por parte de un profesor hacia un alumno, es necesario actuar de forma inmediata. Lo primero que se debe hacer es acudir al propio profesor o a las autoridades del centro educativo. Esto dependerá de la gravedad del acoso y de la apertura por parte del profesor. En muchos casos, es preferible acudir directamente a la dirección del colegio. Es importante hacer un acercamiento por escrito , grabar las reuniones o conservar copia de las actas que se firmen durante estas.
Estos documentos serán pruebas importantes en caso de que la intervención del colegio no sea suficiente. Si existen pruebas del acoso, los padres también deberán presentarlas ante las autoridades del colegio.
Si la intervención del colegio no es suficiente, el siguiente paso es poner una denuncia administrativa ante la Consejería de Educación que corresponda. Si el caso lo necesita, esta puede abrir un expediente al profesor e imponerle alguna sanción. Si ninguna de estas instancias ha funcionado, la última opción para los padres es acudir a la vía judicial para denunciar al profesor maltratador.
¿Cómo soportar a un profesor?
¿Cómo saber si le caes bien a un profesor?
¿Cuándo se puede despedir a un profesor?
TIEMPO DE AVISO DE DESPIDO – Para las Corporaciones la inspección del trabajo aplicando el artículo 71 de estatuto que aplica en forma supletoria el código del trabajo ha indicado que el plazo para notificar la desvinculación o la no renovación de las contratas es 30 días.
¿Dónde esconder el celular?
Tristemente es la realidad que se vive hoy en día. Los robos de celulares son constantes y se llegan a robar hasta 6000 por día. Nadie quiere que esto le pase, pero a veces es inevitable usar el celular en la vía pública. Te dejamos un par de consejos sobre cómo evitar el robo de tu celular: Usalo en modo «manos libres»: cuando tengas que hacer un llamada que no puedas posponer, tratá de usar auriculares. Lo esencial es que tu aparato esté guardado. Localización en el transporte público: es el lugar donde más se roban los teléfonos. Lo hacen de todas las formas, desde afuera del colectivo o subte, trepándose de la ventana. Otra opción es desde adentro del transporte, subiendo como un pasajero más y, al bajar, se lo roban. En este caso podés salir lastimado. Suele haber mucha violencia en este tipo de robos. Escondelo : no lo guardes en los lugares habituales. El bolsillo de la campera o del pantalón es un muy mal sitio. Probá guardarlo en algún bolsillo interno de la cartera o de la mochila, donde no sea sencillo de sacar. Evitá caminar por lugares sin iluminación: sería lo ideal. Los ladrones esperan en estas áreas para no llamar la atención y poder realizar el robo «tranquilos». Tomar el camino con más luz no siempre es el más práctico, pero es lo más seguro. Cuidado en las esquinas: las esquinas son más que peligrosas. Hay que prestar atención constantemente porque los ladrones pueden pasar corriendo y quedamos sin saber para dónde escaparon. Genial, ahora sabemos cómo guardar tu teléfono. Pero hay ocasiones en que no queda otra opción más que entregarlos. En el caso de que corra riesgo nuestra vida o nos vayan a lastimar, es mejor dejar un bien material.
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¿Cuáles son las reglas del uso del teléfono?
¿Cuando no se debe usar el celular?
¿Por qué es bueno llevar celular al colegio?
Ventajas En la actualidad todos estamos acostumbrados a usar el teléfono móvil, si bien es cierto que, por desgracia, no siempre lo utilizamos adecuadamente tanto adultos como menores. De hecho, el phubbing , o la acción de prestar atención al móvil en lugar de a las personas con las que estamos acompañados, es algo cada vez más frecuente también entre los y las menores.
Sin embargo, este es un tema que pueden trabajar con el móvil en las aulas de manera ventajosa: 1. aprender a hacer un buen uso de la tecnología. Dentro del aula se pueden establecer normas que deben cumplirse.
Así como el profesorado sabe utilizar este aparato tecnológico, puede enseñárselo a su alumnado. Además, esto permite trabajar de manera real temas de seguridad y enfatizar la competencia digital. acceso a Internet en todo momento, aunque no se disponga del aula de ordenadores del centro.
Disponer de móviles en las aulas permite una mayor flexibilidad para realizar tareas conectadas sin necesidad de disponer del aula de informática. Esto abre un mundo de posibilidades desde el pupitre o el lugar donde se encuentre el alumno: acceder a los documentos del profesorado, leer el periódico, consultar y participar en el blog del aula, aprender a buscar, usar el diccionario, crear, editar y publicar contenido de texto, audio, imagen… 3.
uso de herramientas educativas tecnológicas. Sin necesidad de disponer de otros elementos, sino de los que los propios alumnos tienen, se puede trabajar con realidad aumentada dentro del aula, QR , realizar evaluaciones o quiz en el momento, completar proyectos con el uso de redes sociales , uso de aplicaciones específicas por materias o competencias, etc.
- aumento de la motivación y participación;
- El uso de los móviles permite una comunicación diversa según las necesidades de cada alumno o alumna, lo que permite que la metodología se personalice según sus necesidades, así como el modo de trabajo, de consulta, etc;
permite realizar el seguimiento del método de enseñanza-aprendizaje. Como en toda tarea, la tecnología móvil permite a los estudiantes llevar su propio registro diario de actividades, planificar el estudio en tiempo y calendario, registras sus ideas, etc.
Como veíamos en el caso de la gamificación , puede facilitar una mejora en el seguimiento, así como introducir, por ejemplo, evaluación continua. Retos La utilización del móvil en el aula implica la necesidad de trabajar todas sus bondades, pero también pasa por asumir y hacer frente a los retos que supone introducirlo en el día a día escolar.
Por supuesto, el no utilizar el móvil en el aula puede ser una respuesta más que adecuada, ya que depende de las características del alumnado y del profesorado. Así, algunos retos que son necesarios afrontar son: 1. divergencia de acceso a la tecnología.
- La realidad es que los menores comienzan a tener acceso a los móviles a los 8 años (de hecho suele ser el regalo estrella en el momento de la comunión), si bien es cierto que, en 2014, a los 12 años el 70% disponía de móvil y a los 14 el 85%, según el estudio “Menores de edad y conectividad móvil en España” de Protégeles;
Además, el sistema operativo y tecnología también es diverso según la edad, lo que implica que no siempre todo el alumnado pueda realizar todas las actividades bien porque no poseen teléfono, bien porque no disponga de la tecnología necesaria. Con todo, esto puede trabajarse realizando usos que no dependan del dispositivo, sino de la acción en sí.
normativa diversa a nivel estatal, regional y de centro. Actualmente no existe una normativa igualitaria en todo el Estado, ni dentro de una misma comunidad autónoma y, ni siquiera, entre centros de una misma ciudad.
Por ello, es un reto el uso o no de estos dispositivos ya que puede vulnerar normativas concretas y que cada docente deberá tener en cuenta. En este post de [email protected] realizan un análisis en profundidad de este reto. proceso de adaptación. La dispersión, puesta de límites, niveles de atención… son algunos de los grandes miedos que se tienen en un proceso de introducción del uso de los móviles en las aulas.
Si bien es cierto que pueden darse, los profesores que lo han utilizado muestran que no son hechos más distintos que con la introducción de otros elementos como fueron los ordenadores. Para minimizarlos, es importante marcar normas de uso del smartphone para todas las personas del colegio, también los adultos, e incluso hacer partícipes a los y las estudiantes en su redacción.
uso inadecuado del teléfono móvil. En ocasiones el uso del teléfono móvil puede conllevar acciones negativas hacia otras personas como ciberbullying o ciberacoso, sextorsion, publicaciones negativas sobre docentes en redes sociales, etc. , si bien esto no es consecuencia del uso en el aula, sino del uso de manera genérica, cosa que utilizando el móvil en el aula se podría trabajar en grupo.
¿Cómo afecta el celular en clase?
El mal uso de celular (Smartphone) dentro del aula de clases, genera un bajo rendimiento académico de los estudiantes universitarios (hipótesis correlacional). Las aplicaciones móviles (redes sociales) aumentan los índices de bajo rendimiento académico (hipótesis que establece relación de causalidad).
¿Qué desventajas trae el uso del celular para el estudiante?
En la actualidad, muchos centros educativos están optando por desterrar los teléfonos móviles de sus instalaciones, prohibiéndolos taxativamente. Sin embargo, al hacerlo, las ventajas de su uso educativo se pierden por el camino, ¿vale la pena usarlos o realmente es mejor desecharlos? – Últimamente se están sucediendo las noticias sobre la prohibición del uso de los teléfonos móviles dentro del aula, o incluso dentro de los centros educativos. Muchas son las voces, expertas e inexpertas, que enumeran las virtudes implícitas o los perjuicios inherentes a estos gadgets. La realidad es que el uso de los smartphones entre nuestros jóvenes es un hecho irrefutable y la pregunta que debemos hacernos es si podemos aprovechar esa dependencia en beneficio de la educación o si, por el contrario, debemos convertir nuestras aulas en un oasis libre de esta tecnología. INCONVENIENTES Pasemos a ver, en primer lugar, algunas de las razones por las que sería bueno mantener nuestras aulas como espacios libres de smartphones: – Falta de preparación docente: se debe desarrollar la competencia digital del profesorado. – No se realiza un uso responsable. Empleo indebido de cámara de fotos y vídeo: ciberbulling. Discusiones por Whatsapp. – Supone fomentar el consumismo. Se producen robos de móviles. Favorece las comparaciones entre alumnos, perjudicando la convivencia. Subraya la desigualdad económica entre los estudiantes.
Esto propiciaría otro tipo de relaciones sociales y fomentaría el empleo de otro tipo de recursos. Divergencia de acceso. – Promueve la falta de disciplina en el aula. Implica menos concentración por parte de los estudiantes.
Sirve para copiar, con chuletas. Puede distorsionar el ritmo normal de las clases. – Limita la imaginación y deteriora el funcionamiento cognitivo. – Posibles consecuencias físicas y psicológicas: daños cervicales, estrés visual, insomnio, obesidad infantil, sedentarismo, dependencia o adicción.
– Supone un escollo al adecuado desarrollo de las competencias sociales, originándose el conocido como phubbing , esto es, prestar más atención al móvil que a las personas. – Promueve el uso abreviado, no correcto e inadecuado de la lengua.
– Existencia de legislaciones autonómicas, regionales y estatales contradictorias. – Acompañado, en muchos casos, de una falta de objetivos pedagógicos. Empleado como un fin y no como un medio. Está limitando y retrasando los necesarios cambios educativos de fondo.
- VENTAJAS En relación a las ventajas, podemos destacar las siguientes: – Ser consecuentes con la realidad, eliminar su presencia sería artificial;
- – Desarrollo de la competencia digital, promoviendo el pensamiento crítico , por ejemplo en la búsqueda de información;
Uso de herramientas educativas tecnológicas. Enseñar a hacer un buen uso de estos recursos, mediante la prevención y una educación tecnológica. – Promueve la autonomía y el autocontrol de la propia conectividad. – Incentiva la creatividad y la imaginación. – Permite hacer tareas conectados o desconectados.
- Aprendizaje asíncrono;
- Posibilidad de organizarse mejor, comunicarse y trabajar colaborativamente entre compañeros;
- – Aumento de motivación y participación;
- Aprendizaje a través del juego;
- Más entretenido;
- – Permite realizar un seguimiento del proceso de enseñanza y aprendizaje;
Monitorización. Evaluación formativa. Sirve al docente y al alumno para: realizar test (de evaluación, coevaluación o autoevaluación), controlar asistencia o el ruido en una clase. Puede usarse como agenda, cronómetro, calculadora o reloj. – Desdibuja las barreras entre profesores y alumnos, promueve una cercanía.
- Debemos ser los mediadores tecnológicos que nuestros estudiantes necesitan, estrechando la brecha digital entre educación y tecnología;
- Bien empleado, puede conllevar la incorporación de nuevas metodologías;
– A los alumnos les permite, entre muchas otras posibilidades: acceder a contenidos extra, buscar información , conectarse y colaborar de forma instantánea, usarlo como pizarra digital, para compartir notas, para leer el periódico, para escuchar música, consultar datos, para hacer, ver, editar y compartir fotos, vídeos, imágenes, enlaces o documentos. – Conexión con los padres. Con aplicaciones como Remind. – Posibilidades de acceso a la educación en países subdesarrollados. – Ahorro en inversión con respecto a PCs o aulas de informática. Carácter ecológico. – Microenseñanza y microaprendizaje : redes sociales, aprendizaje informal y constante.
También puede emplearse como diccionario, traductor o grabadora , para encontrar puntos en un mapa o para estudiar vocabulario e idiomas. – Empleo de apps y recursos digitles. Usos educativos de Whatsapp.
Para terminar, no puedo dejar de dar mi opinión. Personalmente, no prohibiría el uso de los teléfonos móviles en el aula, los entiendo como un recurso educativo más, que nos servirá para desarrollar ciertas competencias, muy necesarias hoy en día, además de suponer una dosis extra de motivación para nuestros estudiantes, que no es poco.
Como cualquier otro recurso educativo, los profesores deberemos saber cómo usarlo y establecer ciertos límites, tal y como se hace con otras herramientas. En el pasado se cuestionó el uso de Internet en los centros educativos, por el acceso indebido que podían hacer nuestros alumnos, y hoy, es algo que se da por hecho.
El móvil es un ordenador portátil, manejable y altamente atractivo para los estudiantes. No podemos desaprovechar esta oportunidad. Aunque, como siempre, nada es blanco o negro y cada centro, cada profesor y cada contexto, requerirá una respuesta acorde a sus circunstancias, puesto no se puede, ni se debe, generalizar.
- Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria