Como Sor Juana Defiende Su Derecho A La Educacion?

Como Sor Juana Defiende Su Derecho A La Educacion
Muchas y muchos se identifican con la validez de sus afirmaciones sobre las mismas oportunidades, afirmó la doctora en Historia y directora de la Sede UNAM-Canadá (Escuela de Extensión Universitaria), Alicia Mayer González. – Mirtha Hernández Mar 11, 2021 Sor Juana Inés de la Cruz fue una monja que vivió en un ámbito cerrado para la participación de la mujer, en el cual defendió la igualdad entre hombres y mujeres para acceder a la educación y al conocimiento. Hoy, muchas y muchos nos identificamos con la validez de sus afirmaciones sobre las mismas oportunidades, afirmó la doctora en Historia y directora de la Sede UNAM-Canadá (Escuela de Extensión Universitaria), Alicia Mayer González.

“Es extraordinariamente significativo que la voz de Sor Juana siga conectando con los lectores actuales, en particular con las mujeres en su lucha por la igualdad”, agregó Mayer al ofrecer la conferencia virtual De Sor Juana a Nuestros Días: la Lucha por la Igualdad de Género, en el contexto del Día Internacional de la Mujer.

La especialista en Historia Colonial explicó: las opiniones de la monja jerónima sobre el amor, la misoginia y la igualdad entre los sexos le granjearon la animadversión de autoridades de la Iglesia, a quienes enfrentó con la retórica. Como Sor Juana Defiende Su Derecho A La Educacion En su Carta a Sor Filotea de la Cruz mostró ser una mujer intelectualmente avanzada a su tiempo, pero no tuvo la oportunidad de hacer escuchar su voz como actualmente la tienen ellas. “Esto es precisamente lo que nos hace identificarnos, cariñosa, empáticamente con Sor Juana: sus luchas internas y sus clamores de equidad que son de una tremenda actualidad”, expresó.

Mayer comentó que en su Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, la décima musa sostuvo que las mujeres eran capaces de hacer más que la filosofía de la cocina, defendió el derecho de estudiar sin importar el sexo, pero este impulso de saber y aprender la sometió al fuego de la persecución, al crisol del tormento.

“La carta es una defensa de la dignidad intelectual de las mujeres y este magistral trabajo es uno de los productos más importantes de la producción literaria en el México Colonial, así como un testimonio de su postura contra la marginación de la mujer en términos de educación, conocimiento y enseñanza”.
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¿Qué hizo Sor Juana para ejercer su derecho a la igualdad?

Secuencia didáctica 7 – Ayuda para tu tarea de Formación Cívica y Ética 2. Fortaleza Académica Santillana Secundaria Segundo – Respuestas y explicaciones ¿Por qué sor Juana no podía asistir a la universidad? Respuesta: Porque en aquella época las mujeres no tenían los mismos derechos que hoy.

  1. ¿Qué tuvo que hacer sor Juana para ejercer su derecho a la igualdad en cuanto a educación se refiere? Respuesta: Lo que ella hizo fue estudiar por su cuenta.
  2. Si estuvieras en el lugar de sor Juana, ¿de qué manera ejercerías tu derecho a la igualdad de oportunidades de desarrollo? Respuesta: Probablemente haría lo mismo que ella, de ejecutar mi desarrollo de manera privada y en secreto, arriesgándome a que me descubran.

Escribe cinco ejemplos de oficios y profesiones que se consideran exclusivos de hombres y cinco de mujeres. Respuesta:

  • Hombres:
  • Albañil
  • Lava carros
  • Bombero
  • Piloto
  • Informático
  • Mujeres:
  • Ama de casa
  • Diseño industrial
  • Moda
  • Niñera
  • Trabajo Social

Identifica distintos estereotipos de genero que todavía estén presentes en tu comunidad; tres sobre hombres y tres sobre mujeres. Explica de que manera atentan contra los derechos humanos. Respuesta: Hombres Los hombres modernos se dedican al hogar: Los hombres deben dedicarse al hogar de la misma manera que lo hacen las mujeres.

  1. Los hombres son mas fuertes: Aunque en algunas ocasiones esto es verdad, no necesariamente los hombres deben ser mas fuertes que las mujeres.
  2. Los hombres deben trabajar mas: Al igual que el primer ejemplo, debe de tratarse de igualdad de genero, ambos poner de su parte.
  3. Mujeres

La mujer no tiene la suficiente autoridad para ocupar cargos directivos: Numerosos ejemplos desmontan este estereotipo. Las mujeres han demostrado que tienen las mismas capacidades que los hombres para ocupar altos cargos y dirigir equipos. Las mujeres deben cuidar a los hijos: Esto es falso, ambos padres deben cuidar a los hijos, para que los dos tengan libertad de hacer sus actividades en su tiempo.
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¿Qué hizo por la educación Sor Juana Inés de la Cruz?

Estudiaba en la biblioteca de su abuelo en la Hacienda de Panoayan, algo de por sí ya llamativo en un tiempo en el que las mujeres no tenían acceso a la educación ni a la cultura. En 1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana, donde ya destacaba por su talento y precocidad.
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¿Que defiende Sor Juana Inés de la Cruz?

Los últimos años de Sor Juana Inés de la Cruz – Como Sor Juana Defiende Su Derecho A La Educacion Jorge Sánchez Hernández: La monja, ca.1980, Serie de retratos de sor Juana Inés de la Cruz, óleo sobre tela, colección particular, exhibida en Las Bodegas del Molino, Puebla, México. En 1686 Sor Juana Inés de la Cruz se queda sin el apoyo de los virreyes al cesar sus funciones en el cargo, lo que la expone a algunas dificultades.

Para entonces, la escritura de Sor Juana era abundante y abarcaba muchas materias y géneros, en los que se implicaba también el humor. Había adquirido nuevos tonos que la hicieron ser acusada de “muy profana”. En 1687, tras el famoso Sermón del mandato del sacerdote portugués Antonio Vieira, Sor Juana Inés escribe una fuerte crítica llamada Crisis de un sermón, que será publicada en 1690 con el título de Carta atenagórica,

Ese mismo año, recibe una carta del obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, firmada con el seudónimo de Sor Filotea de la Cruz. En esta, el obispo le reprende por la Carta atenagórica (que él mismo publicó), y señala la inconveniencia de que, en su condición de mujer, se dedique a escribir sobre asuntos profanos en lugar de escribir sobre la recta devoción.

En contrapartida, entre 1690 y 1691 Sor Juana Inés escribe una carta conocida como Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, donde defiende la dignidad del conocimiento y el derecho de las mujeres a la educación. En el año de 1693 restablece relaciones con su confesor Antonio Núñez de Miranda, de quien se había alejado mientras recibía la protección del virrey donde de Paredes.

La frecuente oposición de la curia que Sor Juana Inés sufrió en esos años hizo que, finalmente, desistiera de la vida intelectual y entregara sus libros y artefactos científicos, tras lo cual ratificó sus votos en 1694. En sus últimos años, sor Juana se dedicó al cuidado de sus hermanas en el convento, en tiempos donde azotaba la peste en la ciudad.
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¿Qué hizo Sor Juana Inés de la Cruz para entrar a la universidad?

Mártir del conocimiento, según Amado Nervo, es la figura literaria más importante del Barroco mexicano. Ingresó en un convento para escapar del matrimonio – Sor Juan Inés de la Cruz No es frecuente que, en estos tiempos, las carreras universitarias consigan despertar el interés de los alumnos más que apagarlo, pero, mientras cursaba mi grado en Lengua y Literatura Españolas–nombre desafortunado para referirse a la antigua Filología Hispánica–, me conmovió profundamente la historia de Sor Juana Inés de la Cruz, la figura literaria más importante del Barroco mexicano y, posiblemente, del Barroco de toda Hispanoamérica,

E igual que me conmovió entonces el que la misma mujer que escribió el célebre poema «Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón» acabara convencida de que, como mujer, no debía escribir, ahora me sorprende con la misma intensidad el silencio del feminismo hacia los silencios de sor Juana. Juana de Asbaje y Ramírez nació entre 1648 y 1651 cerca de la ciudad de México, nueva España.

Hija ilegítima de una mujer criolla, la propia sor Juana nos cuenta cómo aprendió a leer con apenas tres años, siguiendo a su hermana mayor a la escuela de lectura para niñas. La maestra que comenzó a enseñarle siguiéndole su juego muy pronto descubrió las aptitudes de la niña.

Lo que comenzó como una travesura pronto se convirtió en la llave que le abrió a Juana la puerta de la sabiduría. Con ocho años Juana quería que la enviaran disfrazada de hombre a la Universidad, pero su madre, prudentemente, la envió a México con unos parientes. Juana leía y estudiaba por su cuenta cuantos libros caían en sus manos.

Consciente de que necesitaba saber latín para acercarse al saber de los clásicos, se cortaba cuatro o seis dedos el cabello y si cuando le volvía a llegar hasta el punto en que se lo había cortado no se sabía la lección, se lo volvía a cortar en pena de rudeza, que no le parecía razón que estuviese vestida de cabellos cabeza que estaba tan desnuda de noticias.

Cerca de los dieciséis años se había convertido en una jovencita hermosa, lúcida y cuya fama de sabia llegó a los oídos del virrey, el marqués de Mancera, que la llamó a la corte para que sirviera como dama de compañía de su esposa, la marquesa Leonor. Allí fue sometida a una científica lid en la que cuarenta profesores universitarios de distintas disciplinas la examinaron.

Después de verla desembarazarse con total soltura de las preguntas, argumentos y réplicas, el marqués afirmó que parecía un galeón real defendiéndose de pocas chalupas. En 1669 Juana ingresó en el convento de San Jerónimo, De su Carta de respuesta a su confesor, el padre Núñez de Miranda, y de su famosa Respuesta a sor Filotea es fácil extraer que no ingresó en el convento por vocación religiosa, sino para escapar al matrimonio,

  1. Ella era consciente de que en el convento iba a tener las distracciones propias de la vida religiosa, pero consideró que era el mejor camino para seguir estudiando,
  2. Mártir del conocimiento, como ha dado en llamarla Amado Nervo, no siempre fue fácil.
  3. En la Respuesta menciona cómo la superiora fue la primera en perseguirla y prohibirle estudiar durante tres meses y ella obedeció, pero solo en cuanto a no tomar libro porque aunque no estudiaba en los libros, estudiaba en todas las cosas que Dios crio, sirviéndome ellas de letras y de libro toda esta máquina universal.

Y así su celda se convirtió en centro del saber de su época. En ella recibía la visita de los virreyes, los marqueses de Mancera primero, los de la Laguna después, con los cuales también entabló una estrecha amistad. Su relación con la marquesa María Luisa, la Lisi de sus versos, nos ha dejado algunos de los más hermosos poemas amorosos del Barroco español.

  1. Siguiendo los cánones amatorios impuestos por el amor cortés y la lírica petrarquista, los poemas de sor Juana dirigidos a la marquesa desprenden un lirismo que nos traspasa y nos hace preguntarnos de inmediato acerca de la naturaleza de ese amor.
  2. Ríos de tinta hay escritos sobre ello, sin que la crítica se ponga del todo de acuerdo sobre si se encuentra dentro de las fórmulas habituales hacia los benefactores o si las excede.

Tal vez por su estrecha amistad, tal vez porque al ser dos mujeres se les permitía una mayor libertad y acercamiento, lo que se observa es una pasión que desborda la simbología de la época, aunque lo haga en un plano estrictamente platónico. Ser mujer, ni estar ausente, / no es de amarte impedimento, / pues sabes tú que las almas / distancia ignoran y sexo.

Estos escritos profanos dieron lugar a severas voces discordantes, La más dolorosa debió de ser la de su confesor, el padre Núñez. Fruto de los continuos ataques de este es la Carta de 1682 en la que sor Juana se enfrenta a él y defiende su derecho a estudiar y a escribir. En la carta termina agradeciéndole la preocupación por la salvación de su alma pero le invita a que la deje porque hay otros caminos para salvarse.

Hacia 1690, con los marqueses de la Laguna en España y publicando allí la obra de sor Juana Inés, nuestra poeta alcanzó su momento de mayor fama y reconocimiento. La publicación de Inundación castálida recibió un sinfín de alabanzas de escritores y literatos españoles.

Pero en México la situación no era tan positiva. Al frente de la iglesia estaba el arzobispo Aguiar y Seijas, misógino exacerbado. Su posible enemigo, el obispo Fernández Santacruz, amigo de sor Juana, le pidió a la monja que escribiera una crítica a un sermón de un jesuita amigo del arzobispo: La carta Athenagórica,

Este texto de sor Juana se publicó acompañado de una carta firmada por una tal sor Filotea, una figura tras la cual parece ser que se escondía el propio Fernández Santacruz. Esta carta en la que se criticaba que sor Juana no limitara su ingenio a escribir sobre materias religiosas dio pie a la poeta a escribir la Respuesta a sor Filotea, que se podría considerar el primer escrito feminista de América.

En él sor Juana menciona a mujeres sabias de la historia y de la biblia, como Santa Catalina o la mismísima Hipatia de Alejandría, con la que llega a sentirse identificada; critica las envidias de que es objeto y reivindica el derecho a la mujer al estudio y al conocimiento. Esta Respuesta inició una polémica cuya violencia difícilmente pudo prever Juana.

Con sus protectores en España, el nuevo virrey debilitado por unos motines, el abandono de Fernández Santacruz y los ataques misóginos de Aguiar y Seijas, sor Juana se fue quedando aislada y sola. Octavio Paz nos dibuja nítidamente el asedio que debió de sufrir.

Vendió su biblioteca —sus más de cuatro mil libros—, suplicó al padre Núñez que volviera a ser su confesor y, finalmente, en 1692 dejó de escribir. En 1695 murió al atender a sus hermanas en una epidemia. Murió, aunque de algún modo ya había muerto antes, con su renuncia, con su silencio. Algunos autores han querido ver en esta renuncia un mero gesto para salvarse de la Inquisición,

Se apoyan en el espíritu rebelde y combativo de sor Juana y en que ha aparecido un inventario según el cual encontraron en su celda ciento ochenta libros. Es más fácil admirarla así, indomable, invencible. Pero ese inventario no aclara cuándo fue realizado, y su biógrafo, Calleja, señala que no dejó en su celda más que tres libritos de devoción y muchos cilicios y disciplinas.

  1. ¿Conversión entonces? Tal vez, aunque cuesta creer en una posible llamada de la fe en una persona que ha reiterado que se hizo monja para que le estorbasen lo menos posible en el estudio.
  2. Queda una última explicación que haría su silencio aún más terrible, la explicación por la que el feminismo la ha olvidado: la convencieron, la rompieron, dominaron su espíritu y la llenaron de sentimientos de culpa.

Su rendición no fue un acto exterior, sino interior. Incapaz de luchar contra todos, terminó creyéndose culpable de los males de su país, culpable del pecado de elación, de vanidad, culpable de querer leer y escribir y defender con su alma la igualdad de las mujeres.
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¿Qué argumentos usaba Sor Juana para justificar su postura?

Pablo A.J. Brescia A Sara Poot Herrera, maestra. cabeza que es erario de sabiduría no espere otra corona que de espinas.

(Respuesta a Sor Filotea de la Cruz)

digo que esto no es replicar, sino referir simplemente mi sentir. ¿no tienen alma racional como los hombres? —85→ Los últimos años de Sor Juana Cuando Dorothy Schons tituló su señero artículo de 1926 « Some Obscure Points in the Life of Sor Juana Inés de la Cruz» identificó para siempre al formidable adversario con el que se enfrenta la crítica sobre la Fénix de México: esos puntos oscuros, esos segmentos de vida y obra reticentes que ponen en jaque o, por lo menos, en lista de espera las investigaciones e interpretaciones sobre la mayor figura literaria del siglo XVII americano.

Los últimos años de su vida son —86→ especialmente turbios: ¿reclusión voluntaria o involuntaria?; ¿vuelo hacia la virtud o trampas de la fe? Por esta razón, son, además, objeto de controversia. Pero este apartado inicial no sólo refiere al período 1690-95 sino también a la profusión de estudios críticos en los últimos ocho años (1990-98); son los últimos años sobre sor Juana.

Tres factores principales contribuyen a tal interés. En primer lugar, aparecen las conmemoraciones de su natalicio (¿1648? ¿1651?) o de su fallecimiento (1695), junto con el aniversario de la publicación de textos como la Carta Atenagórica (1690, en adelante CA ) o la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691, en adelante RSF ) 2,

Entre algunos de los libros más importantes para el período señalado pueden mencionarse Feminist Perspectives on Sor Juana Inés de la Cruz (1991); «Y diversa de mí misma / entre vuestras plumas ando», homenaje organizado por El Colegio de México en 1991 (1993); la Memoria del Coloquio Internacional Sor Juana Inés de la Cruz y el pensamiento novohispano (1995); el proyecto de la Universidad del Claustro de Sor Juana Sor Juana y su mundo: una mirada actual (1995); la edición de Sor Juana Inés de la Cruz y sus contemporáneos (1998) y el anejo de la revista Tinta, Sor Juana & Vieira, trescientos años después (1998).

En segundo lugar, debe tenerse en cuenta la continua revisión crítica que sigue suscitando la obra. Entre los múltiples enfoques existentes, cabe señalar el libro de George H. Tavard, Juana Inés de la Cruz and the Theology of Beauty. The First Mexican Theology (1991); el de Alessandra Luiselli, El Sueño manierista de Sor Juana Inés de la Cruz (1993); el de José Pascual Buxó, El enamorado de Sor Juana (1993); el de Margo Glantz, Sor Juana Inés de la Cruz: ¿hagiografía o autobiografía? (1995); y tres volúmenes muy recientes: la colección de artículos de Georgina Sabat de Rivers, En busca de Sor Juana (1998); la lectura que hace Jean-Michel Wissmer en Las sombras de lo fingido: sacrificio y simulacro en Sor Juana Inés de la Cruz (1998) y la monografía de Pamela Kirk, Sor Juana Inés de la Cruz: Religion, Art and Feminism (1998).

La última escena en este panorama tal vez sea la más decisiva. En 1980 los estudios sorjuaninos recibieron una fuerte sacudida con la Carta al Padre Núñez (en adelante CPN ), que se situaría hacia 1682 3, Quince años después, Elías Trabulse da noticias de la Carta de Serafina de Cristo (en adelante CSC ), otra carta en torno a sor Juana, firmada el primero de febrero de 1691.

El historiador mexicano habla por primera vez de este documento en «La guerra de las finezas. —87→ La otra Respuesta a Sor Filotea en un manuscrito inédito de 1691», ponencia leída en el Coloquio Internacional Sor Juana Inés de la Cruz y el pensamiento novohispano (Toluca, México, abril de 1995) 4,

Trabulse, a partir de una secuencia de entregas «parciales», elabora una serie de hipótesis -basadas en recientes hallazgos y datos históricos- que otorgan autoría material de la carta a sor Juana y plantean nuevas relaciones (sospechadas en algunos casos, insospechadas en otros) con los personajes de su entorno.

Este proceso culmina con su edición de la CSC en 1996 5, Un año antes, y gracias a la labor de María Águeda Méndez y su equipo de investigación que cataloga los textos marginados por la Inquisición mexicana, aparece un artículo de Ricardo Camarena Castellanos sobre La fineza mayor, sermón leído el 26 de enero de 1691 en el convento de San Jerónimo, en la ciudad de México.

  • En esta oratoria, luego publicada, el clérigo Francisco Xavier Palavicino Villarasa elogia abiertamente a sor Juana 6,
  • El sermón fue requisado por la Inquisición y su autor reprendido por adular a una «mujer introducida a teóloga y escriturista» (Dorantes 1997, p.64) 7,
  • Podría argüirse que esta efervescencia crítica y estos nuevos aportes documentales ya no sugieren sino que obligan a una relectura de la vida y obra de la monja jerónima para reanudar los nexos entre autor, texto, contexto y lector.
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Mi trabajo se inscribe en esta necesidad y, más específicamente, en las diversas cartas que tienen a sor Juana como remitente o como destinataria. El planteamiento propone una estrategia de correspondencias, es decir, intenta identificar y analizar los cruces entre estos documentos que permitan trazar las coordenadas en las que aspira a moverse y moldearse el «pensamiento sorjuanino».

En esta ocasión, reparo en un aspecto poco explorado -la argumentación de la fineza que propone —88→ sor Juana en la CA – para, desde allí y en relación con las otras cartas, examinar la tensión entre ciertos paradigmas institucionales presentes en el contexto sociocultural de la época y la pugna de sor Juana por construir un espacio físico y textual propio que, a la vez, participe y se diferencie de este contexto.

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Doble final: el post-scriptum de la Carta Atenagórica El tema visible de la CA es el debate teológico sobre cuál fue la mayor fineza (favor) de Cristo para con los seres humanos. En la primera parte de la carta, sor Juana resume los argumentos que el famoso jesuita portugués Antonio Vieira había urdido en su Sermão do mandato 8 contra las posiciones de San Agustín, Santo Tomás y San Juan Crisóstomo, defiende las finezas propuestas por éstos y refuta la tesis de Vieira.

Aquí se mueve dentro del campo discursivo instaurado por las estructuras jerárquicas (la corte virreinal y los estamentos eclesiásticos, por ejemplo) y los paradigmas ideológicos oficiales de la sociedad novohispana del siglo XVII. En el terreno de la disquisición teológica, uno de estos paradigmas es la apelación al argumento de autoridad para apoyar el propio razonamiento.

El uso que hace sor Juana de este recurso es magistral ya que pone gran cuidado en basar su crítica en las palabras de los Padres de la Iglesia y en las Sagradas Escrituras. Por ejemplo, al detenerse en la posición de San Agustín sobre la fineza de Cristo dice que éste justifica su posición probándola con el texto de Juan 15:13 ( maiorem hac dilectionem nemo habet, ut animam suam ponat quis pro amicis suis ) y luego por discurso.

(Méndez Plancarte 1951-57, p.415) 9

Sor Juana pasa a distinguir dos términos para una fineza ( a quo y ad quem ) y a elaborar su argumentación en defensa de San Agustín, apoyándose constantemente en la autoridad del texto bíblico; examina la Resurrección, la Eucaristía, la Encarnación y los pasajes sobre Jacob y Ester, antes de refutar «las razones del autor» ( ibid.

P.418). De esta manera, diferencia no sólo su argumentación sino también su método del de Vieira, quien se jacta de no recurrir a la Biblia o la —89→ Patrística para probar su fineza 10, La «elación» de este procedimiento debe reprocharse 11 ya que, según la disertante, « cree el orador que puede aventajar su ingenio a los de los tres Santos Padres y no cree que puede haber quien le iguale» ( ibid.

, p.435), Sor Juana sabe que es necesario que tanto su argumentación como su estrategia discursiva se conformen de acuerdo con ciertos cánones de escritura y de comportamiento para no «tener ruidos» 12 con nadie. Por eso, su disquisición sigue los carriles ya señalados.

  1. En la conclusión de la primera parte, sor Juana pone lo dicho bajo la censura del destinatario y de la Iglesia católica -como corresponde a una fiel y obediente monja respetuosa de las instancias superiores- y se despide con un «vale».
  2. Pero hay una posdata: son nueve párrafos que ilustran la tesis de sor Juana sobre la mayor fineza de Cristo.

Dice el inicio de esta segunda parte: «Bien habrá V. md. creído, viéndome clausurar este discurso, que me he olvidado de ese otro punto que V. md. me mandó que escribiese: Que cuál es, en mi sentir, la mayor fineza del Amor Divino». Aquí hay un giro: la interpretación propuesta no coincide con ninguna de las reseñadas anteriormente: «Como hablamos de finezas, dije yo que la mayor fineza de Dios, en mi sentir, eran los beneficios negativos; esto es, los beneficios que nos deja de hacer porque sabe lo mal que los hemos de corresponder».

  • Sor Juana razona de la siguiente manera: Dios quiere hacernos finezas ya que va con el «corriente natural» de su infinita bondad, amor y poder.
  • Pero los seres humanos pueden ser ingratos o usar mal los «regalos» divinos, dañándose a sí mismos.
  • Ergo, cuando Dios no nos hace una fineza, nos está haciendo la mayor fineza.

Es de notar la estructura paradójica (la palabra refiere etimológicamente a «contrario a la opinión común») del argumento: por lo general se asume que Dios es generoso porque da finezas; aquí se adopta la posición contraria. —90→ Inmediatamente, sor Juana, para proteger su argumentación, apela a la Biblia y halla dos ejemplos de esta abnegada renuncia divina.

Del Evangelio de San Mateo recoge la crítica que le hacen los habitantes de Nazareth a Cristo. A causa de esta ingratitud, el Hijo de Dios decide no hacerles finezas para, según sor Juana, «no darles la ocasión de cometer mayor pecado» 13, Del Génesis toma el diluvio universal para demostrar las consecuencias de una fineza mal utilizada.

Dios se ha regocijado en la creación del mundo pero, ofendido por la maldad demostrada por sus criaturas, decide destruir a los seres humanos y sentencia: «me arrepiento de haberlos hecho». Aparece luego en esta prueba un «desvío» que trata el tema de la envidia; a esto volveré más adelante.

Hacia el final, sor Juana arguye que esta definición «negativa» de fineza debe trascender el discurso especulativo y transformarse en servicios prácticos; de este modo, las finezas adquirirán una cualidad positiva. Sor Juana mantiene entonces la coherencia entre su definición general de fineza (actos de amor, con el énfasis en «actos») y la argumentación con la que propone su propia fineza, ya que ambas postulan un pasaje de la reflexión teológica a la ejecución práctica ( ibid.

, pp.435-439) 14, Dentro de la intrincada argumentación de la CA, sor Juana intenta crear un espacio que nazca de la intersección entre las diversas reglas (conventuales, inquisitoriales, de amistad y recelo) que regulan el discurso novohispano y la libertad de razonamiento a la que aspira su propia intelectualidad.

  • En esta carta, que ha sido entendida bien como disertación teológica, bien como manifiesto político, la fineza propuesta por sor Juana incluye una dimensión personal cuya textualización apunta a la formación de un pensamiento.
  • Este pensamiento, presente en otros textos pero muy especialmente en las cartas que rodean a sor Juana, se basa en dos pilares centrales: la envidia y el libre albedrío, elementos que examino a continuación.

—91→ En perseguirme, mundo, ¿qué interesas? 15 El tema de la envidia es medular en la CPN, Allí, sor Juana se queja de su situación y enarbola una defensa que pone en escena -con impecable humor- las contradicciones que resultan de la combinatoria de acusaciones que formulan sus detractores: ¿De qué envidia no soy blanco? ¿De qué mala intención no soy objeto? ¿Qué acción hago sin temor? ¿Qué palabra digo sin recelo? Las mujeres sienten que las exceda.

(Alatorre 1987, pp.620-621; se moderniza ortografía)

Debe recordarse, sin embargo, que sor Juana se dirige a su por entonces confesor. Como observa Mabel Moraña: «en este juego de apropiaciones y máscaras barrocas, Núñez de Miranda es siempre el otro Esta posicionalidad variable del otro requiere de la monja una similar capacidad de acomodación retórica y pragmática» (Moraña 1998, p.323),

El padre Núñez es uno de los personajes centrales, aunque no único, para examinar la envidia como tema y problema en la obra de sor Juana. Lo que me interesa subrayar aquí es el uso insistente que hace sor Juana de este tópico que «no será materia para una carta, sino para muchos volúmenes muy copiosos» (Alatorre 1987, p.621),

A pesar de que no pueda elaborar un tratado sobre el asunto, sor Juana le da otro uso: argumenta con él. Es de notar que, en la CA, la prueba que utiliza para su fineza recorre un curioso camino: de una estructura de «prúebase por discurso-pruébase por texto» -es decir, enunciado que plantea una hipótesis-ejemplos que confirman la validez de la proposición- a una diatriba (¿digresión?) contra la envidia 16,

En el Comulgador Penitente (la primera edición de este volumen es de 1664; se vuelve a editar en 1690 en la misma imprenta que imprime la CA ) Núñez combina varios de sus intereses: la doctrina de la frecuente comunión, la regla 18 de la Congregación de la Purísima y, por supuesto, la admonición a las monjas.

Allí exclama: Pues tú, que eres hija de Dios, ¿cómo no te desprecias, antes te precias de tan viles ejercicios; olvidada de ti misma de tu sobrenatural ser, de tus altas y (en realidad de verdad) divinas obligaciones? Dime, ¿esos pensamientos en que —92→ te devanas son dignos de una hija de Dios? Esas ocupaciones, esos divertimientos, esos designios, ¿son dignos de una hija de Dios? Esta exhortación parece hecha para sor Juana (Trabulse 1995a, pp.56-57).

(Méndez Plancarte 1951-57, pp.438-439; énfasis mío)

Son las maneras de hacer uso de las «mercedes» que Dios nos dio -y no las mercedes mismas, que son naturales y representan un agobio- las que deben ser objeto de envidia. Hay un error en la argumentación de estos «envidiosos». Si quieren envidiar, envidien bien, parece decir la monja jerónima.

Este uso de la envidia como herramienta argumentativa privilegiada reaparece en la RSF, Además de la admirable narrativa sobre la inclinación a las letras, hay en este texto tres pasajes definitorios. Dos de ellos son ya clásicos para los estudiosos de sor Juana: el catálogo de mujeres sabias ( ls.845-907) y la disquisición sobre el dictum de San Pablo Mulieres in Eclesiis taceant ( ls.908-1259).

El otro requiere atención especial en este trabajo: las reflexiones sobre la envidia ( ls.527-714). Allí, sor Juana toma el motivo de aquel «que se señala -o le señala Dios, que es quien sólo lo puede hacer- es recibido como enemigo común» y se hace eco de la máxima de Maquiavelo – «aborrecer al que se señala porque desluce a los otros» 17 – para equiparar sus pesadumbres con las sufridas por Cristo ante los fariseos.

  1. Sor Juana enfatiza lo inexplicable -¿lo irracional?- del sufrimiento del Hijo de Dios, condenado por hacer milagros: «¿Cómo es posible que no les arrebatara las almas, que no fuesen enamorados y elevados tras él?».
  2. La irritación de sor Juana es tal que no puede dejar de señalar que «así es, que cuando se apasionan los hombres doctos prorrumpen en semejantes inconsecuencias», un tiro por elevación no demasiado elevado hacia sus críticos.

Sor Juana luego dedica la parte final de su argumento a comentar críticamente la —93→ corona de espinas que recibe Cristo de los soldados 18 y el milagro de la resurrección de Lázaro; es decir, hace una exégesis de nuevos pasajes bíblicos para apoyar su argumentación.

Concluye que «menos intolerable es para la soberbia oír las reprensiones que para la envidia ver los milagros» (Méndez Plancarte 1951-57, pp.453-457), El tópico de la envidia en la CA y en la RSF le sirve a sor Juana para defender su «infeliz habilidad de hacer versos» ( ibid., p.452). La idea se relaciona con su perspectiva acerca del talento natural; en la RSF habla de «este natural impulso que Dios puso en mí» ( ibid.

, p.444). Lógicamente, no podría criticarse algo dado por vía natural (y no adquirida) porque no se ha participado en su elección; es más, según la monja jerónima, es «cargo». Renunciar (como quería Núñez y tal vez otros personajes de su entorno) a este «don» sería contra natura y, dado que Dios dispone los bienes naturales, contra la voluntad divina.

  1. Nací con y con él he de morir 19 Esta determinación de vivir y morir respetando sus propias convicciones alude al tema del libre albedrío, el otro elemento clave en la formación del pensamiento de sor Juana.
  2. Las estrategias argumentativas y la fineza propuesta en la CA hallan su fundamento en esta noción.

La autora no se basa en las Sagradas Escrituras al enunciar su «sentir» aunque, como se dijo anteriormente, sí apoya su demostración con algunos ejemplos bíblicos. Su tesis habrá escandalizado a muchos; la primera crítica conocida es la del obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa Cruz en la Carta de Sor Filotea de la Cruz (en adelante CSF ), texto que servirá de «prólogo» a la CA : Por más que la discreción de V.

(Méndez Plancarte 1951-57, p.696) 20

La apuesta de sor Juana por la libertad de acción era, si no radical, sí arriesgada, aun dentro de la polémica que suscitó el tema en su época 21, Para su —94→ posición de mujer (monja) e intelectual en el siglo XVII novohispano, lugar que requería un precario equilibrio entre obediencia debida y vocación librepensadora, proponer que el regalo más grande que nos hace Dios es sacrificar su propia libertad para dejarnos libres y poder manejar así nuestro propio destino era exponerse a reproches como los de Fernández de Santa Cruz, e incluso más serios.

  1. En la CSC se dice que ha salido «no sé qué soldado castellano a la demanda del valentísimo Portugués» ( Carta de Serafina de Cristo, p.37) 22,
  2. Si se lee «demanda» como defensa de Vieira -según el DRAE, «salir a la demanda» es, en términos forenses, mostrarse parte en un pleito, oponiéndose al que es contrario en él y, en su acepción figurativa, hacer oposición a otro o defender alguna cosa- es claro que había oposición a la postura de sor Juana y a su «intromisión» en asuntos teológicos.

Un lector contemporáneo como Robert Ricard, por ejemplo, se quejaba de las complicaciones silogísticas que usa sor Juana para rebatir a Vieira y, en cuanto a la fineza que postula la poeta novohispana, comentaba: ¿Quién no se juzgaría defraudado? Esta carta, en la que una emoción sincera y un sentimiento profundo surgen a menudo debajo de la pedantería escolástica y la agudeza, a veces fuera de lugar, de una preciosidad sutil, acaba por un juego de espíritu.

En una obra anterior, la monja mexicana había hecho de la Encarnación la mayor fineza de Cristo; aquí, y aun teniendo en cuenta que no habla de Cristo encarnado, sino de Dios, puede decirse que la mujer de letras ha vencido a la religiosa. El argumento que presenta sor Juana no lo convence; a Ricard no se le escapa la posible analogía entre su reflexión y la carta del obispo de Puebla, escrita dos siglos y medio antes; incluso indica que sor Filotea «no se equivocaba del todo» ( id.).

En un artículo muy reciente Emil Volek, desde una mirada favorable hacia sor Juana y crítica hacia Fernández de Santa Cruz, habla de la lógica «algo torcida» del suplemento de la CA y de su «dialéctica alucinante» (Volek 1998, p.339), Habría que examinar si esto realmente es así, si se considera el hecho que sor Juana labora para formar su pensamiento de acuerdo con los dos ejes que se han venido discutiendo en este trabajo y, por ende, construye su propia lógica.

  • El mismo Volek entiende que, aunque sor Juana cuenta con instrumentos inadecuados (afirmación discutible), «en el escrito de la autora no se trata sólo de teología: su fin y su tema final es la libertad humana » ( ibid., p.348).
  • 95→ Como dice la monja jerónima en la CA, «es menester acordarse que Dios dio al hombre libre albedrío con que puede querer y no querer obrar bien o mal, sin que para esto pueda padecer violencia, porque es homenaje que Dios le hizo y carta de libertad auténtica que le otorgó» (Méndez Plancarte 1951-57, p.431).

Ese «homenaje» es la fineza mayor para sor Juana. La pregunta es: ¿fue imprudente esgrimir esta carta en esta instancia, de esta manera? Lo que puede afirmarse sin temor al equívoco es que el concepto de libre albedrío, esencial para entender la lucha por crear un discurso propio, es congruente con la apología de la vocación intelectual en la RSF y con la defensa armada en la CPN,

  • Con este tópico sor Juana organiza un contraataque contra aquellos que impugnan sus actividades.
  • En la CPN invoca el asunto para interpelar a Núñez: «¿Cuál era el dominio directo que tenía V.R.
  • Para disponer de mi persona y del albedrío (sacando el que mi amor le daba y le dará siempre) que Dios me dio?»; más adelante pregunta, ya en tono de franca sorna: «¿Restringióse y limitóse la misericordia de Dios a un hombre, aunque sea tan discreto, tan docto y tan santo como V.R.

?» (Alatorre 1987, pp.623, 626). Nótese cómo se contrapone la figura divina -símbolo de libertad- a la figura de Núñez, que evoca palabras como «dominio», «restricción» y «límite». Sor Juana reclama su derecho a elegir y a despedir, si fuera necesario, a su confesor espiritual.

  • Sin embargo, en la Plática doctrinal (1679) Núñez señala que el voto de obediencia significa la renuncia de las monjas al libre albedrío.
  • María Dolores Bravo afirma que el Testamento místico de Núñez (publicado póstumamente) «demanda de la religiosa una absoluta autoenajenación, física, intelectual y anímica» (Bravo 1993, p.41); estos dos ejemplos provocarían una evidente fricción con la «disposición natural» de sor Juana 23,

Con la CPN la monja jerónima se despide de su confesor, pero los últimos hallazgos apuntan hacia una continuidad en el hostigamiento o, al menos, un sostenido recelo por parte de Núñez o de personajes asociados con él 24, ¿Cómo proceder frente a esta encrucijada? En la CA, para afirmar el derecho a réplica sor Juana planeó una estrategia: contrastó su «humildad» frente a la supuesta arrogancia de Vieira y, quizás, de sus críticos: «A vista del elevado ingenio del autor aun los muy gigantes parecen enanos.

  1. ¿Pues qué hará una pobre mujer?» (Méndez Plancarte 1951-57, p.434).
  2. La extensión del término «autor» podría pasar de la «máscara» de Vieira (sor Juana no lo nombra en la CA ; sí aparece en la CSF, en la CSC y en la RSF ) a Núñez 25 y a otros oscuros personajes.
  3. Sor Juana, «pobre mujer», no sólo inicia —96→ con esta estrategia la defensa de su vocación de escritora y pensadora -luego cristalizada en su brillante y valiente respuesta autobiográfica- sino que también solidifica los ejes de su pensamiento.

En la RSF la mayoría de las referencias a la libertad de elección se enlazan explícitamente con la CA, ese «crimen» que ha cometido: ¿Fue aquella más que referir sencillamente mi sentir con todas las venias que debo a nuestra Santa Madre Iglesia? Pues si ella, con su santísima autoridad, no me lo prohíbe, ¿por qué me lo han de prohibir otros? ¿Llevar una opinión contraria de Vieyra fue en mí atrevimiento, y no lo fue en su Paternidad llevarla contra los tres Santos Padres de la Iglesia? Mi entendimiento tal cual ¿no es tan libre como el suyo, pues viene de un solar? ¿Es alguno de los principios de la Santa Fe, revelados, su opinión, para que la hayamos de creer a ojos cerrados? ¡Ay, la incorregible sor Juana y sus preguntas! Aquí el cuestionamiento parece personal pero no lo es: sor Juana opone al discurso oficial que calla la palabra del «débil», en términos -no absolutos, por cierto- de Josefina Ludmer, el derecho (masculino y femenino) al disentimiento porque «como yo fui libre para disentir de Vieyra, lo será cualquiera para disentir de mi dictamen» ( ibid.

, 469). Este derecho, arguye la poeta novohispana, está protegido por la Santa Madre Iglesia -máxima autoridad- en tanto uno observe los procedimientos del caso («venias»); a él recurre al despedirse de su confesor: «Conque podré gobernarme con las reglas generales de la Santa Madre Iglesia mientras el Señor no me da luz de que haga otra cosa, y elegir libremente padre espiritual» (Alatorre 1987, p.626).

Destaca el énfasis que sor Juana pone en el entendimiento para cimentar su posición, rasgo que se repite en otros momentos y que sería clave para la conformación de su pensamiento. Un extraño género de martirio 26 La reflexión sobre la envidia y el libre albedrío en las cartas que rodean a sor Juana (enfocada en estas páginas no tanto en su variante temática sino en su utilización como estrategia argumentativa) ha tenido como objetivo analizar la tensión que se produce entre discurso institucional y espacio subjetivo, contexto y texto, paradigmas ideológicos oficiales y paradigmas alternativos.

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En estas conclusiones, lo que planteo son una serie de hipótesis que esperan su demostración; la idea es construir perspectivas que aspiren a identificar algunos de los puntos centrales del «pensamiento sorjuanino». —97→ En el espacio personal que construye sor Juana para su discurso, la envidia, como se ha visto, tiene una función importante.

¿Cuál sería la correspondencia que subyace en el plano público? Podría postularse un paradigma de la competencia, Según el padre Calleja, sor Juana, a los ocho años, compite por un premio (un libro, por supuesto) y compone una loa; a los diecisiete años ocurre el famoso examen ante los cuarenta sabios, aprobado con mayúsculo éxito (Calleja 1980, pp.141, 143).

  1. Luego sigue la competencia literaria imaginaria con Quevedo, Lope, Calderón y el magno Primero Sueño, de tintes gongorinos.
  2. En la Nueva España, se «enfrenta» amistosamente con Carlos de Sigüenza y Góngora en la composición de arcos triunfales 27 y no tan amistosamente con el padre Núñez, también autor de arcos triunfales, villancicos y profuso tratadista religioso 28,

¿Cómo responde sor Juana a este paradigma de la competencia? Lo concibe como diálogo, como estímulo intelectual, como prueba de inteligencia y entonces su obra se transforma en el inextinguible sol del cielo literario novohispano 29, Éste sería el efecto positivo.

  1. Es aclamada; el motivo del «aplauso no solicitado» aparece en la CPN ( «los aplausos y las celebraciones vulgares ¿los solicité?» Alatorre 1987, p.621) y en la RSF ( «¿quién no creerá, viendo tan generales aplausos, que he navegado viento en popa y mar en leche?» Méndez Plancarte 1951-57, p.452).
  2. Y tanto el sermón predicado por Palavicino como la CSC demuestran que la competencia sobre ciertos asuntos (las finezas de Cristo, por ejemplo) podía ser peligrosa.

Ahora bien, ¿cómo responden los otros ante el ineludible protagonismo de la monja jerónima? Con la envidia. Alatorre y Trabulse han tratado el tema de los «celos profesionales» que podía haber suscitado la fama de sor Juana en el padre Núñez, por ejemplo (Alatorre 1987 y Trabulse 1995a).

  1. No sería el único caso, seguramente.
  2. Éste sería el efecto negativo.
  3. Pero lo que aparenta ser queja en sor Juana se convierte en estrategia de pensamiento y argumentación: contra la envidia, defiende los dotes naturales y sólo la justifica cuando éstos se utilizan erróneamente, es decir, cuando las acciones «no corresponden» a las mercedes que otorga Dios.

Y aquí se produce un enlace significativo: en la RSF sor Juana habla de la «fuerza de su inclinación» y de los problemas que ha tenido por ello: —98→ Entre las flores de esas mismas aclamaciones se han despertado tales áspides de emulaciones y persecuciones, cuántas no podré contar, y los que más nocivos y sensibles para mí han sido, no son aquellos que con declarado odio y malevolencia me han perseguido, sino los que amándome y deseando mi bien (y por ventura, mereciendo mucho con Dios por la buena intención) me han mortificado y atormentado más que los otros.

(Méndez Plancarte 1951-57, p.452)

En este pasaje se aúnan el motivo del «aplauso no solicitado», el tema de la envidia, resultado del paradigma de la competencia, y tal vez haya que pensar en algo más: ¿no estará poniendo a funcionar sor Juana su teoría sobre los beneficios negativos, aplicada a su caso? Se diría que es una exhortación a sus más «amorosos» detractores (vaya paradoja): «no me hagan más favores, que la mayor fineza es dejarme libre», parece decir sor Juana.

  • En la competencia sor Juana funciona adecuadamente.
  • El efecto nocivo de este paradigma (el discurso «envidioso» de los otros) perturba su espacio privado y por esto se apropia del tópico y lo convierte en estrategia de argumentación.
  • Con el libre albedrío es al revés: la respuesta privada de sor Juana ante el paradigma público de la obediencia -uno de los cuatro votos, junto con el de castidad, pobreza y clausura, que hacían las religiosas al enclaustrarse- perturba el espacio oficial de las reglas religiosas y, en consecuencia, a sus intransigentes defensores.

El tema es prevalente en las cartas de sor Juana. En la CPN, sor Juana aduce que haberse rehusado a componer el Neptuno Alegórico «era inobediencia» (Alatorre 1987, p.619); en la CA repite constantemente que la escribe porque se lo han pedido y debe responder (Méndez Plancarte 1951-57, p.412 y passim ); en la RSF protesta que sólo escribe por obedecer y habla de la «reverencia» que le debe a Fernández de Santa Cruz ( ibid.

, pp.464, 474-475). Asunción Lavrin, entre otras, ha incursionado e iluminado el terreno de la obediencia debida de las monjas hacia sus superiores. En «Vida conventual: rasgos históricos» dice que la RSF es una mezcla de desafío y atrición. Por eso concluye: «el cuerpo de la Respuesta es una mezcla de expresión de libre albedrío y de reiteración de obediencia» (Lavrin 1995, pp.56-63).

Recuérdese la admonición de Fernández de Santa Cruz en la CSF : «Letras que engendran elación, no las quiere Dios en la mujer; pero no las reprueba el Apóstol cuando no sacan a la mujer del estado de obediente» (Méndez Plancarte 1951-57, p.695), Sin embargo, se ha visto cómo sor Juana defiende su derecho a pensar libremente y cómo se vale de esa opción en sus argumentaciones; cuando es necesario, sólo declara obediencia a la Santa Iglesia.

Habría que decir que este énfasis en la libertad de pensamiento es lo que permite a las lecturas feministas hablar de un «reto al orden falocéntrico literario» en la obra de sor Juana (por ejemplo, Bergmann 1983, p.182). Lo que destaca del análisis de Lavrin y que sirve a nuestro enfoque es ese vaivén áspero entre la presunta libertad del espacio literario y la camisa de fuerza instaurada en la vida de la mujer en el siglo XVII; esto también se convierte en —99→ estrategia argumentativa para sor Juana.

Uno no puede dejar de preguntarse sobre las causas del ocaso del libre albedrío (léase la escritura) 30 en la poeta novohispana y plantearse si no fue un «exceso de obediencia» (la redacción de la CA ) 31 lo que provoca el colapso final. Frente a la tensión entre paradigmas públicos (competencia/obediencia) y respuestas públicas (brillo intelectual/cumplimiento formal) y privadas (argumentación a partir de la envidia; argumentación a partir del libre albedrío), ¿existe una tercera vía, un atisbo de resolución en la obra de sor Juana? En otro trabajo, me he ocupado de señalar las posibles direcciones de relectura de la CA 32,

  1. Una de ellas propone concentrarse en la fineza que presenta sor Juana como condensadora de esos conflictos.
  2. ¿Es en el post-scriptum de la carta donde sor Juana intenta, por un lado, mantener una arquitectura argumentativa que atiende tanto a los procedimientos retóricos de la época como a los paradigmas señalados (aun en un documento que, en principio, era de carácter privado) y, por el otro, rebatir ya no a Vieira sino a sus detractores a partir de ejes de pensamiento propios? En este delicado juego de proporciones, sor Juana no pierde nunca la razón.

Una hipótesis posible es entonces construir un paradigma (marginal) para caracterizar el pensamiento de sor Juana: la racionalidad, En la RSF dice confesarse «con la verdad y claridad que en mí es siempre natural y costumbre»; intenta justificar su inclinación a las letras porque se lo indicó «la primera luz de la razón»; al ocuparse de los sufrimientos de Cristo dice que la eminencia que más padece la envidia «es la del entendimiento» (Méndez Plancarte 1951-57, pp.443, 444, 455).

La razón es natural en sor Juana; hasta el mismo Fernández de Santa Cruz lo reconoce (y refuerza el argumento sobre los «dotes naturales» que alberga la monja jerónima): «Éste es uno de los muchos beneficios que debe V. md. a Dios; porque la claridad no se adquiere con el trabajo e industria: es don que se infunde con el alma» ( ibid.

, p.694). Esta claridad fundamentada en la razón y conjuntada con el ánimo inquisitivo es quizá lo que irrita a algunos de sus lectores. —100→ En la CA, el contexto es diferente. Sor Juana se refiere primero al «entendimiento humano, potencia libre y que asiente o disiente necesario a lo que juzga ser o no ser verdad».

La libertad de pensamiento vuelve a aparecer, esta vez como calificadora de la razón 33, Más adelante, y teniendo en cuenta el asunto que la mueve a escribir, sor Juana no deja de recordar que a ella le interesa la argumentación: «Allá verá V. md. en el sermón lo elegante de esta prueba; que a mí me importa, primero, averiguar la forma de este silogismo, y ver cómo arguye el Santo y cómo replica el autor».

La razón se liga aquí a la argumentación silogística: «pruébolo por razón», dice sor Juana ( ibid., pp.413, 420, 425). Y es justamente la argumentación de la CA – «la viveza de los conceptos, la discreción de sus pruebas»- lo que admira sor Filotea ( ibid.

  1. P.694). Como ejemplo de esta «viveza» no puede dejar de citarse el argumento que presenta sor Juana para refutar la proposición de Vieira sobre el llanto de Magdalena por Cristo, ausente al pie de la cruz y presente ante el sepulcro.
  2. Vieira infiere que hay mayor dolor en la ausencia que en el momento de la muerte.

Sor Juana contesta que un dolor muy grande inhibe nuestras acciones y movimientos; cuando se modera, se exhala el llanto, «de donde se prueba, por razón natural, que es menor el dolor cuando da lugar al llanto luego no son indicio de muy grave dolor las lágrimas, pues es un signo tan común, que indiferentemente sirven al pesar y al gusto» ( ibid.

  1. Pp.418-419).
  2. Las pruebas textuales que permiten hablar de la racionalidad como rasgo central en el pensamiento de sor Juana están ya condensadas en la CPN,
  3. Allí, dos veces aparece el conflicto entre fuerza y razón: «Ojalá y la santidad fuera cosa que se pudiera mandar, que con eso la tuviera yo segura.

Pero yo juzgo que se persuade, no se manda». Sor Juana se reserva la capacidad de juzgar (razonar) la viabilidad de una proposición. Ante el afán que muestra Núñez por indicarle el camino de la salvación, sor Juana hace una distinción clave: «Si es mera caridad, parezca mera caridad y proceda como tal, suavemente, que el exasperarme no es buen modo de reducirme, ni yo tengo tan servil natural que haga por amenazas lo que no me persuade la razón » (Alatorre 1987, p.624; énfasis mío).

Más allá de la lección doctrinal que le da sor Juana a su confesor (la caridad es suave y usted no lo es), lo que se deduce de este pasaje es que el único modo de persuasión válido para sor Juana es la argumentación razonada; su naturaleza rechaza otros métodos que no se conducen con su «servil natural» 34,

Y aquí hay otro cruce posible; la frase se enlazaría con lo que dice Calleja en su biografía: «la caridad era su virtud —101→ reina: si no es para guisarlas la comida, o disponerlas los remedios a las que enfermaban, no se apartaba de su cabecera» (Calleja 1980, p.145) 35 y también con la caridad, virtud de los serafines de Dios, como posible respuesta a la envidia, relación que examina Sara Poot Herrera en un trabajo reciente 36,

Como vimos en nuestro recorrido por las cartas que rodean a sor Juana 37, desde una lectura moderna puede argumentarse que el poder equitativo y universal de la razón para persuadir -no el de la emoción ni el del autoritarismo- fue algo en lo que la monja jerónima creyó con fervor, no así sus contemporáneos.

Por esto, este paradigma racional, para seguir con las paradojas, no era modelo o, por lo menos, no era un modelo oficial y, por tanto, aplicable. La racionalidad, en el caso de sor Juana, debía ser neutralizada por la obediencia y la envidia. En los intersticios de su obra, sor Juana se permitió diferir.

Por eso la pregunta de la (sin dudas ya) pensadora novohispana, planteada en el último epígrafe, era tan pertinente: « ¿no tienen alma racional como los hombres?». ALATORRE, Antonio.1986. «Sor Juana y los hombres». Estudios, 7, pp.7-27. ALATORRE, Antonio.1987. «La Carta de Sor Juana al P. Núñez». Nueva Revista de Filología Hispánica, 35.2, pp.591-673.

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TRABULSE, Elías.1995d. Los años finales de Sor Juana: una interpretación (1688-1695), México, Condumex. TRABULSE, Elías.1996. La memoria transfigurada: tres imágenes históricas de Sor Juana, México, Universidad del Claustro de Sor Juana. VOLEK, Emil.1998. «La señora y la ilustre fregona: las trampas de comunicación, teología y poder entre Sor Filotea y Sor Juana» en Margo GLANTZ ( ed.), Sor Juana Inés de la Cruz y sus contemporáneos, México, Universidad Nacional Autónoma de México y Centro de Estudios de Historia de México Condumex, pp.333-357.

WISSMER, Jean-Michel.1998. Las sombras de lo fingido: sacrificio y simulacro en Sor Juana Inés de la Cruz, México, Instituto Mexiquense de Cultura.
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¿Que quería ser Sor Juana?

Nuestros recomendados de la semana: – Entra en vigor la modificación del Código Penal que castiga con prisión a quienes intenten obstaculizar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. La norma, que entrará en vigor el 1 de julio, prohíbe la interrupción del embarazo a partir de las 15 semanas y no contempla la excepción en casos de incesto o violación.

  1. Una mexicana de 17 años, y una de sus amigas fueron intoxicadas en una fiesta de graduación.
  2. La Fiscalía de Ciudad de México investiga el deceso como feminicidio.
  3. La nueva creación de las responsables de ‘GLOW’ recoge ocho fábulas feministas que llevan sus propuestas hasta extremos surrealistas pero con una base muy real.

📽️ Una película La fotoperiodista de EL PAÍS México Adriana Kong nos recomienda Petite Maman, de Céline Sciamma. Una película de una gran ternura sobre el duelo infantil y que aborda con misterio el amor de una madre por su hija. “En la primera secuencia la niña protagonista se despide de las ancianas de una pulcra residencia.

  • Recorre un largo pasillo diciendo adiós a cada residente hasta que en la última habitación ya no hay nadie a quien despedir”, sobre la cinta que publicó EL PAÍS.
  • 📷 Una fotógrafa Gladys Serrano, también de la redacción de EL PAÍS México, nos recomienda el trabajo de su colega, una fotógrafa procedente de Ciudad Nezahualcóyotl.

No se pierdan su serie: ” Como Sor Juana Defiende Su Derecho A La Educacion Una imagen de la serie ‘La muerte sale por el Oriente’ Si quiere suscribirse para recibir este boletín en su correo,, : Sor Juana no quería ser santa, quería ser sabia
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¿Que tuvo que hacer Sor Juana para poder estudiar?

Sor Juana Inés de la Cruz 1648 – 1695 Nació en el Estado de México, Nepantla, el 12 de noviembre de 1648. Sus padres fueron Pedro Manuel de Asbaje e Isabel Ramírez. Se crío en la Hacienda de Panoaya con su abuelo materno, Pedro Ramírez. Cuando tenía tres años, acompañaba a su hermana mayor a sus clases en Amecameca, en donde tomó clases con una profesora de primeras letras mintiéndole a la maestra al decirle que su madre ordenaba que también a ella le diera clases.

A los seis años ya sabía leer y escribir. Entonces se le ocurrió pedir a su madre que la enviase a la universidad vestida de hombre. Ante la predecible negación, se conformó estudiando en la biblioteca de su abuelo. Su madre la llevó a la capital de virreinato y la alojó en casa de una tía de la niña, allí recibió del padre Martín de Olivar sus primeras clases de latín, el que llegó a dominar con maestría.

Perseverante en el estudio, Juana Inés se fijaba un límite de tiempo para aprender algo, y si no lo lograba se iba recortando el pelo. Juana Inés tenía 16 años cuando llegaron a México el nuevo virrey, don Sebastián de Toledo, y su esposa, Leonor María Carreto, marquesa de Mancera a quien la inteligencia, la apostura y, probablemente, también el desamparo de la joven, impresionaron favorablemente.

  • Juana Inés empezó a sobresalir por sus grandes conocimientos y su memoria así como por su belleza y talento, cobrando fama en la corte como dama de honor de la virreina.
  • Los virreyes protegieron a Juana de manera resuelta.
  • El virrey, admirado ante los conocimientos que la joven demostraba, dispuso que fuera examinada en público frente a numerosos hombres doctos en ciencias y artes, y profesores de la Universidad.

Juana Inés salió airosa contestando con soltura las preguntas que le plantearon. Aunque admirada por su intelecto y cortejada por su belleza natural, ingresó al convento de San José de las Carmelitas Descalzas, ya que éste era el único camino para una mujer que quisiera dedicarse al estudio.

Apenas tres meses después de su ingreso, se vio obligada a abandonar el convento, pues la severa disciplina de la orden provocó trastornos en su salud. Permaneció un año y medio en Palacio y después regresó a la vida religiosa. Entró al convento de San Jerónimo poco antes de cumplir los veintiún años de edad, el 24 de febrero de 1669; ahí tomó los votos definitivos y se convirtió en Sor Juana Inés de la Cruz.

Dentro del convento, Juana fue una monja piadosa y rigurosa con sus obligaciones, sin embargo, el estudio de la ciencia y las letras fueron siempre para Sor Juana su mayor satisfacción. Esto le acarreó constantes reprensiones por parte de su confesor, el padre Antonio Núñez de Miranda, el cual consideraba que sus intereses eran totalmente impropios en una religiosa.

  • En el convento, Sor Juana desempeñó los cargos de archivista y encargada de la contaduría y dos veces fue nominada como priora, cargo que rechazó.
  • En 1674, el virrey marqués de Mancera y su esposa regresaron a España.
  • El 8 de mayo de 1680 se designa como nuevo virrey, el marqués de la Laguna.
  • Él y su esposa, María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga llegaron a aquilatar también la obra de Sor Juana.

La marquesa buscó la amistad de Sor Juana y se convirtió en su protectora, fue en ese periodo de su vida que Sor Juana produjo la mayor parte de su obra. De 1669 hasta 1695 Sor Juana vivió en el convento. La protección de los virreyes le abrió muchas puertas y sus trabajos fueron bien acogidos para festejos y ceremonia oficiales, lo que le trajo reputación, influencia y beneficios económicos.

Sus trabajos, precedidos de su prestigio, fueron conocidos en España y América del Sur. Gracias a Sor Juana el convento se convirtió en un foro donde se discutían toda clase de temas, ya fueran literarios, teológicos o filosóficos. De Sor Juana se dice que tenía una gran biblioteca que contaba con más de 4,000 volúmenes, además de muchos mapas e instrumentos, tanto científicos como musicales.

Sor Juana escribe su obra hacia finales del siglo XVII, tiempo en que regía el estilo barroco en el arte. Sus características más importantes son el uso constante de los adjetivos, el gusto por las imágenes opuestas y las metáforas exageradas. Sor Juana Inés de la Cruz y don Carlos de Sigüenza y Góngora son los representantes más sobresalientes del barroco mexicano.

Dentro de la obra de Sor Juana convivieron tres géneros diferentes: la poesía, el teatro y la prosa. La poesía lírica de Sor Juana comprende más de doscientas piezas que pueden ser clasificadas según la rima y la métrica en sonetos, romances, décimas, redondillas, villancicos, liras y otras. Una gran parte de sus versos están dedicados al tema amoroso, ya sea porque estuvo enamorada de alguien, ya sea por su amor y devoción hacia Dios.

Otra parte de sus obras fue escrita por encargo, en gran medida, de los marqueses de la Laguna. Uno de sus poemas más importantes es «Primero Sueño». Escribió cinco obras de teatro: dos comedias y tres autos sacramentales. La más famosa de sus obras es: “Los empeños de una casa”, representada por primera vez el 4 de octubre de 1683.

  • Los autos sacramentales son piezas teatrales realizadas en un acto que se representaban en la fiesta de Corpus Christi.
  • En estas creaciones se combinaban elementos precolombinos con la tradición cristiana, con un gran contenido simbólico y complejo, muy característico de la época barroca.
  • Los autos sacramentales que escribió Sor Juana fueron: “El divino Narciso”, “El mártir del Sacramento” y “El cetro de José”.

Pocas obras en prosa de Sor Juana han llegado a nuestros días. Las más conocidas son la “Carta Atenagórica” y la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz”. En la Carta Atenagórica, Sor Juana analiza un sermón del famoso predicador jesuita Antonio Vieira, y de una manera muy sutil señala los errores teológicos del sermón.

  1. El obispo de Puebla, Fernández de Santa Cruz, le envía una carta firmada con el pseudónimo de Sor Filotea de la Cruz en la que la exhorta a apartarse de las letras y dedicarse por completo a la religión.
  2. En respuesta a Sor Filotea de la Cruz, Sor Juana le envía una carta en la cual consigna los datos más importantes que se tienen sobre su personalidad, sus gustos y aficiones literarias, e incluso las preocupaciones que sus preferencias le causaron en el claustro; además se declara a favor de la cultura de la mujer mexicana y defiende el derecho de disentir.

En 1694, en ocasión de su 25 aniversario en el convento, Sor Juana obsequió todas sus pertenencias a favor de los pobres, se deshizo de sus queridos libros, instrumentos y mapas, hizo confesión general y redactó dos protestas que firmó con su sangre.

  • El año siguiente, en 1695, surgió una epidemia de peste en la ciudad de México, y en pocos días la enfermedad se hizo presente en el convento de las jerónimas.
  • Sin curación posible para esa enfermedad en esos tiempos, Sor Juana se dedicó a cuidar a las monjas enfermas y desgraciadamente se contagió.
  • Murió el 17 de abril de 1695.

Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de El Fénix de América y La décima Musa. : Sor Juana Inés de la Cruz
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¿Qué aporto Sor Juana Inés de la Cruz a las mujeres?

La voz de Sor Juana conecta con las mujeres en su lucha por la igualdad • Respondió con valentía al discurso y actuación masculina dominante, aseveró Alicia Mayer González, directora de la Escuela de Extensión UNAM-Canadá • Prevalece el modelo hegemónico machista: Manuel Vázquez Valdés, secretario Académico de esa sede

  • Sor Juana Inés de la Cruz fue una monja quien vivió en un ámbito cerrado para la participación de la mujer, en el cual defendió la igualdad entre hombres y mujeres para acceder a la educación y al conocimiento, afirmó la directora de la Escuela de Extensión UNAM-Canadá, Alicia Mayer González.
  • Hoy, muchas y muchos nos identificamos con la validez de sus afirmaciones sobre las mismas oportunidades, puntualizó la doctora en Historia.
  • “Es extraordinariamente significativo que la voz de Sor Juana siga conectando con los lectores actuales, en particular con las mujeres, en su lucha por la igualdad”, agregó Mayer al ofrecer la conferencia virtual “De Sor Juana a nuestros días: la lucha por la igualdad de género”.
  • La especialista en Historia Colonial explicó: las opiniones de la monja jerónima sobre el amor, la misoginia y la igualdad entre los sexos le granjearon la animadversión de autoridades de la Iglesia, a quienes enfrentó con la retórica.

Sor Juana, insistió, es una figura que ha fascinado a sus lectores por casi 400 años. Hombres y mujeres sucumben a sus talentos intelectuales y prueba de ello es que ha tenido biógrafos de la talla de Octavio Paz, quienes aportaron elementos importantes de su personalidad.

  1. En su “Carta a Sor Filotea de la Cruz” mostró ser una mujer intelectualmente avanzada a su tiempo, pero no tuvo la oportunidad de hacer escuchar su voz como actualmente la tienen ellas.
  2. “Esto es precisamente lo que nos hace identificarnos, cariñosa, empáticamente con Sor Juana: sus luchas internas y sus clamores de equidad que son de una tremenda actualidad”, expresó.
  3. Mayer comentó que en su “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz”, la décima musa sostuvo que las mujeres eran capaces de hacer más que la filosofía de la cocina, defendió el derecho de estudiar sin importar el sexo, pero este impulso de saber y aprender la sometió al fuego de la persecución, al crisol del tormento.

“La carta es una defensa de la dignidad intelectual de las mujeres y este magistral trabajo es uno de los productos más importantes de la producción literaria en el México Colonial, así como un testimonio de su postura contra la marginación de la mujer en términos de educación, conocimiento y enseñanza”.

La voz de la pluma de Sor Juana fue silenciada y se le confinó a un claustro absoluto, dijo. “Se adaptó a la realidad restrictiva lo más que pudo, en ocasiones, no con sutiles desafíos; pero cuando su potente y luminosa presencia se hizo evidente y se le cuestionó, ella respondió con valentía al discurso y actuación masculina dominante.

En su narrativa criticó el autoritarismo, los códigos y normas restrictivas que afectaban a las mujeres”, agregó.

  • En tanto, Manuel Vázquez Valdés, secretario Académico de la Escuela de Extensión UNAM-Canadá destacó: Sor Juana fue admirable y talentosa, ícono de la lucha de la mujer en la sociedad; es importante rememorarla porque el modelo hegemónico machista prevalece.
  • Se refirió a la presencia de las mujeres en las universidades y expuso que en instituciones canadienses y en la UNAM se estableció que las conductas vejatorias no son bienvenidas en estas comunidades.
  • En el caso de la Universidad Nacional se amplió la conformación del Tribunal Universitario para darle perspectiva de género; se creó un organismo autónomo de la Rectoría que atiende los casos de violencia de género y se fortaleció la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención de la Violencia de Género, entre otras acciones.
  • Además, anunció, en la UNAM-Canadá se creará una comisión interna para la observancia y ejecución permanente de las políticas universitarias a favor de la igualdad de género.
  • #UNAMosAccionesContralaCovid19
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¿Quién hizo que las mujeres pudieran estudiar?

El Porfiriato, a través del proyecto educativo de Justo Sierra, fue una época donde la mujer adquirió mayor presencia en lo público, ya que la búsqueda de la alfabetización de la sociedad dio cabida a que las mujeres ‘recibieran la encomienda’ de elaborar nuevos programas de estudio para los infantes, siguiendo el ‘
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¿Que la hizo destacar a Sor Juana?

Sor Juana Inés de la Cruz, máxima exponente de la literatura hispanoamericana del siglo XVII La escritora desafió los límites de su tiempo y compuso uno de los más importantes poemas de la historia literaria hispánica, el Primero sueño. El Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec, alberga el cuadro Sor Juana Inés de la Cruz de Miguel Cabrera, quizá el retrato más conocido de Juan Ramírez de Asbaje, también conocida como la Décima Musa.

  • A 324 años de su fallecimiento, recordamos a la religiosa jerónima quien es considerada la máxima exponente de la literatura hispanoamericana del siglo XVII y la última gran poeta de los Siglos de Oro en español.
  • Aunque su fecha de nacimiento y defunción han sido muy discutidas, se estima que nació en San Miguel Nepantla el 12 de noviembre de 1651 y se estableció el 17 de abril de 1695 como el día en que acaeció su muerte a causa de tifus.

Fue sepultada en el coro debajo de la iglesia del templo de San Jerónimo que hoy es la Universidad del Claustro de Sor Juana. Con una vida intelectual intensa, Sor Juana abarcó todos los saberes de su época y escribió numerosos poemas tanto líricos como cortesanos y filosóficos, comedias teatrales, obras religiosas y villancicos.

Aprendió a leer y escribir a los tres años y a los ocho escribió sus primeros versos. A pesar de brillar en la corte virreinal de Nueva España, ya que fue dama de honor de la esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo y apadrinada por los marqueses de Mancera, en 1669 ingresó a la vida monástica guiada por anhelo de conocimiento.

Junto con Juan Ruiz de Alarcón y Carlos de Sigüenza y Góngora, la Décima Musa ocupa un destacado lugar en la literatura novohispana, que en lo lírico se adscribe al barroco español y que en lo dramático va de lo religioso a lo profano. En vida, Sor Juana gozó de gran popularidad, ya que siguió los modelos literarios de la época y en muchos casos los superó.

Su poesía, rica en complejas figuras del lenguaje, conceptos ingeniosos y referencias a la mitología grecolatina, destaca por una deslumbrante belleza sonora, ingenio refinado y profundidad filosófica como puede apreciarse en su poema más importante y largo con 975 versos, Primero sueño de 1692.En el terreno de la dramaturgia escribió las comedias Los empeños de una casa y Amor es más laberinto, compuso tres autos sacramentales: San Hermenegildo, El cetro de San José y El divino Narciso, este último considerado el mejor de los tres, que incluye villancicos de calidad lírica excepcional.Aunque la prosa de la autora es menos abundante, también tiene brillantez, como los textos devotos de la célebre Carta athenagórica y la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, uno de los escritos en prosa más importantes de toda la literatura novohispana. Sor Juana, el mayor milagro artístico del virreinato novohispano, fue inmortalizada no sólo por su obra sino también por el pincel de Miguel Cabrera, uno de los máximos exponentes de la pintura barroca del virreinato.

Este retrato de 2.07 por 1.48 cm fue pintado en 1750, por lo que se trata de una copia, ya que la poeta murió en 1695. La muestra en primer plano, sentada en su escritorio, con una de sus manos en un libro abierto y la otra en su rosario, lo que denota un compromiso tanto con el aprendizaje como con la religión.
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¿Qué hizo Sor Juana por el feminismo?

En “Hombres necios”, uno de poemas más famosos, deja claro su forma de pensar: – ” Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? ” Es por eso que hoy en día, Sor Juana Inés de la Cruz es considerada como precursora del movimiento feminista porque aunque en ese momento el término no existía, su valentía y ganas de aprender sirvieron para que años más tarde muchas mujeres se motivaran y la tomaran de ejemplo.
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¿Por qué Sor Juana se disfrazo de hombre?

12.11.2021 08:03 horas Sor Juana Inés de la Cruz, escritora y feminista en el siglo XVII rne Mujeres luchadoras y activistas por sus derechos ha habido muchas a lo largo de la historia. Diferentes perfiles que convergen en un mismo propósito: conseguir tener acceso a la educación, tener derechos civiles y políticos y conseguir avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres.

Es el caso de Sor Juana Inés de la Cruz, que nació tal día como hoy de 1651. Está considerada la escritora más grande del barroco en las letras hispanoamericanas y una auténtica pionera y luchadora, que en el siglo XVII, cuando la mujer no gozaba de privilegios que le permitieran dedicarse a la literatura, consiguió escribir y publicar decenas de obras.

Además, algunas de ellas son reflejo de cómo esta religiosa abogó por la igualdad de sexos y por el derecho de la mujer a adquirir conocimientos. Es el caso de Respuesta a Sor Filotea y Hombres necios, auténticos documentos de liberación para la mujer.

Quiso estudiar en la Universidad pero como era algo vetado al género femenino llegó a disfrazarse de hombre para poder hacerlo porque algo que siempre tuvo como bandera fue reclamar los derechos de la mujer a la educación. Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillananota era su nombre de pila. Fue una religiosa jerónima y escritora del antiguo virreinato español, lo que sería el actual México, uno de los exponentes del Siglo de Oro de la literatura en español.

Dedicó su vida a estudiar de manera autodidacta y a los 16 años logró entrar en la corte, donde su talento atrajo a la virreina Leonor de Carreto. Sin embargo, su ambición por aprender y escribir la llevó a ingresar en la vida monástica en 1696. Pasó 26 años en el Convento de San Jerónimo, donde desarrolló su deslumbrante obra lírica.
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¿Que se le exigia como mujer a Sor Juana?

En la respuesta a Sor Filotea de la Cruz, esto es, al clérigo rancio y poco ventilado de seseras, Sor Juana Inés de la Cruz reivindica el derecho de las mujeres al acceso al conocimiento.
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¿Que lucha por la igualdad de género?

Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer – La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) es el principal órgano internacional intergubernamental dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
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