Que Es La Psicologia Social De La Educacion Definicion?

Que Es La Psicologia Social De La Educacion Definicion
Por tanto, podríamos definir la Psicología Social de la Educación como la disciplina que estudia el proceso educativo como proceso social, las interacciones que implica y el contexto en el que se produce.
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¿Qué es la psicología social de la educación?

RESENHAS Hacia una psicología social de la educación Alicia Viviana Barreiro Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas/ Universidad de Buenos Aires – Argentina. [email protected] SUSANA SEIDMANN, CLARILZA PRADO DE SOUSA (Org.) BUENOS AIRES: TESEO, 2011, 238 p El libro organizado por Susana Seidmann y Clarilza Prado de Sousa es el resultado de las discusiones originadas en el verano del 2008 en el Seminario Internacional Argentina-Brasil, realizado en Buenos Aires, al que asistieron investigadores de ambos países dedicados al estudio de problemáticas vinculadas a la educación.

  1. El objetivo principal del seminario fue dar los primeros pasos en la conformación de “una psicología social de la educación”.
  2. Tal como señalan las organizadoras en la introducción al libro, el objeto de estudio de esta nueva subespecialidad estaría constituido por los procesos simbólicos que tienen lugar en los procesos educativos.

Los distintos autores reunidos en torno a esta problemática se ocupan, desde diferentes perspectivas, del estudio de los conocimientos de sentido común, en tanto intervienen constitutivamente en los procesos simbólicos que enmarcan y determinan las relaciones entre la enseñanza y el aprendizaje escolar.

El aporte central de este trabajo es introducir el análisis de los componentes de la vida cotidiana (creencias, conocimientos, emociones, etc.) en el ámbito escolar, dedicado específicamente a la enseñanza de los conocimientos validados científicamente. Asimismo, estudiar los procesos constitutivos de los sujetos de la educación (educadores y alumnos), requiere ubicarlos en un marco político, que no remite solo a las buenas condiciones de trabajo, sino también a los objetivos y la direccionalidad de su formación.

Esta obra puede leerse de manera lineal, siguiendo el orden de los capítulos, aunque también es posible establecer un recorrido a partir de tres temáticas transversales que, si bien se encuentran presentes en todos los capítulos, adquieren mayor saliencia en algunos de ellos: relevancia de la teoría de las representaciones sociales para el estudio de la identidad docente; articulaciones entre la psicología social y la psicología del desarrollo; propuestas metodológicas para el estudio de los fenómenos educativos.

  1. En el primer capítulo, Clarilza Prado de Sousa y Lúcia Pintor Santiso Villas Bôas analizan la potencialidad del concepto de “representaciones sociales” para estudiar las significaciones colectivas presentes en los procesos educativos.
  2. Señalan que, durante la segunda mitad del siglo XX, los estudios desarrollados en el contexto brasileño (y podríamos agregar también en el argentino) han llevado a explicaciones dicotómicas, centradas de manera excluyente en los procesos psicológicos o sociológicos implicados en las situaciones educativas.

Justamente, la potencialidad de la teoría de las “representaciones sociales” reside en permitir atrapar los fenómenos psicosociales, ubicados en la intersección entre lo psicológico y lo social. Así, la psicología social introduce en el estudio del campo educativo la pertenencia grupal de los sujetos, en contraposición a los enfoques centrados en el desarrollo de capacidades o características personales, tanto de los docentes como de los alumnos.

Dicho de otro modo, la teoría de las representaciones sociales permite estudiar la constitución del sujeto social en el contexto escolar, al postular que la subjetividad es una construcción históricamente situada, que se lleva a cabo en la relación con otros, por ejemplo, un maestro se constituye como tal en la relación que establece con sus alumnos y viceversa.

Esto último se pone de manifiesto en los hallazgos de las autoras respecto de la representación social hegemónica de la función docente en Argentina, Portugal y Brasil cuyos contenidos refieren a la vocación, a las prácticas de cuidado y a la angustia propia de una actividad cuyo éxito depende del otro.

La psicologización y la sociologización que tuvieron lugar en el estudio de los procesos educativos, también se produjeron en el modo de pensar la identidad docente. Es en este sentido, Vera Maria Nigro de Souza Placco y Vera Lucia Trevisan de Souza, señalan que en los abordajes centrados en procesos psicodinámicos, en la imagen de sí, en la autoestima o en el rol o las actitudes de los docentes, se ha perdido las esencia psicosocial del fenómeno.

El recorrido analítico que realizan las autoras pone de manifiesto que la pluralidad de sentidos que se le ha dado al término “identidad” demanda un trabajo particular para los investigadores que se dediquen a su estudio: la elucidación de su polisemia, para poder asumir una perspectiva entre las múltiples posibles de manera reflexiva.

Particularmente, en el caso de la identidad docente, su abordaje requiere pensarla en relación dialéctica con los otros agentes de los procesos educativos, especialmente los alumnos, es decir, se vuelve necesario asumir un enfoque psicosocial para su estudio. En este sentido, Susana Seidmann, Sandra Thomé y Jorgelina Di Iorio, señalan que en las distintas corrientes teóricas que componen en la actualidad la psicología social existe un consenso en torno a pensar la identidad individual como un proceso social, que se lleva a cabo en la relación dialéctica entre el yo, el mundo social y los otros.

Específicamente, la teoría de las representaciones sociales, enfatiza la interdependencia social de los individuos, en contraposición al individualismo característico de la denominada “psicología social psicológica”. Las autoras enfatizan la potencialidad del concepto de “representación social” para la comprensión de los fenómenos educativos, en tanto se basa en una ontologia dialogal: su punto de partida es la tríada ego/alter/objeto.

En los procesos dialógicos las antinomias presentes en el sentido común (themathas) se actualizan convirtiéndose en núcleos de sentido constitutivos de las representaciones sociales. De esta manera, los sujetos de la educación se construyen en relaciones de oposición entre significados y de implicación en los fenómenos dialógicos de la experiencia social.

Específicamente, las autoras describen sus hallazgos respecto de las representaciones de los maestros sobre su rol docente, en los que se pone de manifiesto la tensión entre profesionalización/profesión y vocación/profesionalización. Por su parte, José Antonio Castorina, se ocupa de las bases epistemológicas sobre las que se puede establecer la compatibilidad entre la teoría de las representaciones sociales y el programa de investigación de la psicología genética que ha asumido una posición constructivista crítica.

Con este objetivo, analiza las relaciones entre ambas disciplinas centrándose en: la concepción del objeto de conocimiento; el tipo de constructivismo asumido y el modo de pensar el cambio representacional. Asimismo, plantea la relevancia de la tesis de la “polifasia cognitiva”, propia de la psicología social, para el estudio de los procesos de aprendizaje de las ciencias sociales.

Tal como señala el autor, ya no es posible pensar en el desarrollo universal de nociones que progresan hacia estados de mayor validez de los conocimientos, porque no se trata de la construcción de conocimientos por parte de un sujeto solitario, sino que los significados y prácticas sociales de las que los individuos participan restringen sus posibilidades para comprender el mundo, a la vez que las posibilitan.

De esta manera, la contribución fundamental de la psicología social para la comprensión de los procesos de aprendizaje es el haber puesto de manifiesto que las identidades sociales de los alumnos intervienen en los procesos que se desarrollan en la sala de clases y haber posicionado a los sujetos de la educación en un contexto social e histórico constituido por sistemas significantes que los anteceden porque forman parte de la memoria colectiva de su grupo de pertenencia.

Asimismo, Abigail Alvarenga Mahoney y Laurinda Ramalho de Almeida analizan las relaciones entre la psicología social y la psicología del desarrollo a partir de la teoría de Henri Wallon. Para este autor, el ser humano es genéticamente social, es decir, el psiquismo humano se transforma constantemente por las relaciones entre los componentes genéticos y los sociales, entre los que se destacan los procesos educativos formales.

El sí mismo se desarrolla en función de su identificación con los intereses, objetivos y aspiraciones de su grupo de pertenencia, y a su vez, por la diferenciación necesaria para ocupar un lugar determinado en la conformación social. Por lo tanto, las autoras afirman que la escuela no puede considerar al niño independientemente de su entorno.

Señalan que son necesarios análisis que combinen un nivel de análisis sociológico, para comprender el grupo social al que pertenecen los alumnos, con las distintas etapas del desarrollo descriptas por Wallon respecto de las relaciones que los niños de distintas edades establecen con su entorno social.

Este autor concebía a la escuela como un campo privilegiado para integrar los polos del individuo y la sociedad en los procesos formativos. Asimismo, la institución escolar abre nuevas posibilidades para el establecimiento de relaciones interpersonales en el tránsito por los distintos grupos que la conforman.

El papel de los grupos que integran la institución escolar, y el del profesor como mediador en el aula, podrían llevar a el establecimiento de un medio de desarrollo en el que se construya un ambiente emocional cognitivo y motor favorable para la formación de individuos solidarios y responsables a nivel social, contribuyendo a la generación de mejores condiciones de vida.

Respecto de las estrategias metodológicas que la psicología social puede aportar para el estudio de los fenómenos educativos, Tarso Mazzotti y Alda Judith Alves-Mazzotti, proponen el análisis retorico un instrumento para la identificación de las representaciones sociales, en tanto éstas se constituyen en contextos de conversación en las que se utilizan argumentos para persuadir a otros.

En las diversas interacciones sociales, las personas deliberan sobre las creencias y valores construidas a lo largo de la historia de su grupo, sobre lo que es aceptable o no. Las representaciones sociales se construyen en la negociación de significados que se realiza a partir de las posiciones de los participantes en esas interacciones, de allí la riqueza del análisis retórico para estudiar los “lugares de preferencia o argumentos preferibles” utilizados por los interlocutores, es decir, aquellos esquemas argumentales (de cantidad, cualidad, orden, etc.) que son considerados válidos por los grupos a los que los interlocutores pertenecen, esto es, las razones que alegan para defender lo que consideran preferible hacer o los valores que orientan sus prácticas.

Sin duda, la pertinencia de las técnicas de análisis retorico para la investigación de representaciones sociales requiere ser puesta a prueba mediante su utilización en investigaciones empíricas, lo cual llevará a su perfeccionamiento y ajuste a este objeto de estudio para el cual no fueron diseñadas.

No obstante, permitirá recontextualizar los enunciados discursivos que, en gran parte de las investigaciones sobre representaciones sociales, son incluidos como una colección de dichos o palabras suficientes en sí mismas para expresar los significados grupales.

Otra estrategia metodológica fructífera para indagar la existencia de representaciones sociales como mediadores simbólicos de los procesos educativos, es la construcción de biografías de formación docente, un método que dentro de las historias de vida se ha consolidado en las ciencias sociales. A este respecto, Marília Claret Geraes Duran y Norinês Panicacci Bahia revisan distintos trabajos que han puesto de manifiesto que gran parte de los recuerdos almacenados en la memoria humana dependen de un proceso de construcción social, asimismo establecen interesantes relaciones con la teoría sociohistórica, en tanto ésta concibe a la memoria humana como el resultado de la internalización de los signos culturales en la interacción con otros.

Proponen el uso de la biografía de formación como estrategia para estudiar representaciones sociales, porque permite acceder a una réplica interiorizada de la historia del sujeto al momento de formarse y por ello posibilita aproximarse al proceso de construcción de su identidad docente.

  • Tal como plantean las autoras, recordar narrativamente la propia historia implica un proceso de subjetivación.
  • Esto último implica una ruptura con un enfoque basado en supuestos epistemológicos clásicos que considera a las biografías como estrategias para recolectar información oral, para pensarlas como un proceso dialectico en el que se constituye el mismo sujeto al recordar.

Así, las autoras afirman que las biografías de formación son fructíferas para la indagación de representaciones sociales porque éstas se constituyen de manera conjunta con las identidades sociales de los individuos. Además, el método biográfico es emancipador, en tanto permite a los adultos, al elaborar sus identidades, criticar las ideologías en las que se encuentran sumergidos, lo cual abre un abanico de posibilidades para su uso en la formación docente.

Finalmente, Claudia Davis y Wanda Maria Junqueira de Aguiar presentan los aportes de la ergonomía francesa como una alternativa para superar la dicotomía entre saber y acción en la investigación y formación docente. Los enfoques tradicionales del trabajo y la formación docente priorizan de manera dicotómica o bien los aprendizajes conceptuales de tipo académico, o bien la formación en las prácticas.

Por el contrario, el dispositivo para el análisis de las prácticas profesionales que ha desarrollado la ergonomía francesa permite articular esos dos campos de la formación docente, realizando una reflexión conceptual sobre las prácticas efectivas que tienen lugar en el aula.

Desde esta perspectiva, la actividad docente es entendida como “un sistema de actividad”, tal como este es descripto por la teoría sociohistórica. Las autoras describen los pasos que requiere este dispositivo de análisis de las prácticas docentes, centrándose particularmente en una de sus herramientas más originales y fructíferas: la autoconfrontación (simple o cruzada).

Señalan que este procedimiento permite desplegar un proceso formativo que de lugar a la transformación de las prácticas, a partir de la observación y reflexión de los docentes sobre su propia actividad y la interlocución con sus pares, Sin duda este libro constituye un aporte fundamental para poner en relieve los aportes de la psicología social para el estudio de los fenómenos educativos.
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¿Qué aporta la psicología social en la educación?

La Psicología social de la educación estudia el proceso educativo como proceso social, las interacciones que implica y el contexto en el que se produce. Es decir, es aquella disciplina que estudia la interacción y los productos sociales en el contexto de situaciones y problemas educacionales, centrando principalmente su atención en las organizaciones educativas como la escuela entre otras.

  1. Se trata de toda una visión del proceso educacional a través de los ojos de un Psicólogo social.
  2. La Psicología social aporta a la práctica educativa y contribuye a ésta por ser la única rama de la Psicología que estudia los procesos interpersonales, ya que los fenómenos y procesos educativos son eminentemente dados por las relaciones con otros.

No obstante, para que esta nueva rama pueda consolidarse, es necesario que: En primer lugar, ésta salga del ámbito académico y se traslade a lo cotidiano; y por otro lado, exista una estrecha relación entre los profesionales de la Psicología social y de la Educación,
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¿Cómo se define la psicología social?

¿Qué es la Psicología Social? –

  • La Psicología Social es una que estudia la conducta y el funcionamiento de la mente de una persona como consecuencia de su entorno social.
  • Sondea cómo puede socializar un individuo, cómo piensa, siente y actúa, influido por la presencia o ausencia de otras personas en su ambiente.
  • Asimismo, se caracteriza por examinar el comportamiento humano y señalar el desarrollo psicológico que debería tener el ser humano a determinada edad.
  • También, por estudiar las relaciones entre sujeto a sujeto, grupo a grupo y sociedad a sociedad y determinar patologías o formas inadecuadas de conducta.
  • La Escuela de Psicología Social tiene contacto con dos ramas principales: Sociología y Psicología General.
Psicología Social Sociología
Individuo como actor social Estructura y funcionamiento de grandes grupos e instituciones
Procesos internos del sujeto: cogniciones (pensamientos), los afectos o las actitudes Propiedades del propio grupo y menos en los individuos y las relaciones que mantienen
Método experimental es más sistemático Fenómenos macro-económicos sociales

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  • Estas dos disciplinas están interesadas en cómo los individuos se comportan en grupos. Sin embargo, existen diferencias reales entre el trabajo de ambas:
  • Si la psicología social estudia al individuo como actor, el sujeto de acción, la sociología se centra más en la estructura y el funcionamiento de grandes grupos o instituciones.
  • Para usar una metáfora simple, se podría decir que mientras los sociólogos estudian el bosque, los psicólogos sociales están interesados ​​en el árbol dentro de ese bosque.
  • Hoy en día, algunas disciplinas parecen estar muy alejadas, dado el nivel de análisis diferencial del comportamiento humano. Uno puede tomar el ejemplo de la psicología clínica (centrada en el nivel del individuo, intra-individual) y la psicología social.
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    ¿Qué es la psicología social y cuál es su objetivo?

    La Psicología de la Intervención Social busca mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas tanto en situaciones de normalidad y conflicto, como en las de necesidad o carencia.
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    ¿Qué es la psicología social y ejemplo?

    La psicología social es el estudio de las relaciones sociales y cómo estas influyen y modifican la conducta, los pensamientos y sentimientos de las personas. Quizá te has dado cuenta que tu comportamiento cambia según la compañía o el contexto en el que te encuentres.
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    ¿Qué es la psicología educacional resumen?

    La psicología recoge numerosas especializaciones y disciplinas. ¿Sabes qué es la psicología educativa? Analizamos en qué consiste y sus competencias. – La psicología educativa es la rama de la psicología que se encarga de estudiar el aprendizaje y el desarrollo humano en el ámbito de la educación. Sus investigaciones, siempre bajo un marco científico, buscan optimizar los aprendizajes y el rendimiento de los alumnos.

    Estos estudios se traducen en nuevos planteamientos sobre las estrategias educativas eficaces y los programas de intervención más novedosos. De esta definición podemos extraer el segundo foco de atención de la psicología educativa: la instrucción del profesorado. Es decir, las investigaciones psicoeducativas están ligadas a la innovación, ya que permiten aplicar nuevos modelos y técnicas de enseñanza en las aulas.

    La psicología de la educación no solo se ciñe al ámbito escolar, Sus principios teóricos y prácticos también se aplican en otros contextos, como el militar, la salud pública o la familia. De hecho, los humanos no dejamos de aprender y desarrollarnos como individuos cuando terminamos nuestros estudios académicos.
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    ¿Cuál es la importancia de la psicología social?

    Psicología social, importante en el enfrentamiento de problemas actuales

    Con jornada académica, la Facultad de Psicología celebra 40 años de la incorporación de esta disciplina

    Con gran participación inició la Primera Jornada de Psicología Social José Luis Couttolenc Soto Xalapa, Ver.07/09/2016.- La psicología social juega un papel importante en el estudio científico de cómo los pensamientos, sentimientos y comportamientos de una persona son influidos por la presencia real, imaginada o implícita de otras personas, y permite además abordar y enfrentar los problemas actuales; además es considerada una de las cuatro grandes ramas de la psicología, junto con la clínica, la educativa y la organizacional.

    • Con este concepto iniciaron este miércoles 7 de septiembre los trabajos de la Primera Jornada de Psicología Social -continuarán 8 y 9- organizada por la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana (UV), inaugurada por el secretario Técnico de la Secretaría Académica, Mauricio Eliseo Aguirre Serena.
    • El director de la Facultad, Juan Grapain Contreras, expresó que se llevarán a cabo conferencias y talleres, que serán un referente para el acercamiento de los estudiantes de la carrera hacia el papel actual de la psicología social en torno a la realidad actual, así como su pertinencia ante las nuevas problemáticas sociales que se presentan.
    • Destacó que los alumnos tendrán la oportunidad de conocer “de viva voz, cómo es que llegó la psicología social a la Facultad de Psicología en esos años marcados por el conductismo, cómo se instauró y cómo cambió el currículum de formación, porque todos sabemos el compromiso social de nuestra Facultad”.

    Juan Grapain invitó a participar en las actividades de los días 8 y 9 de septiembre

    1. Por su parte Arturo Marinero Heredia, coordinador de la Unidad Psicosocial y del evento, apuntó que es importante celebrar los 40 años de la psicología social porque desde su fundación, en 1976, “esta Facultad tuvo un modelo tanto de enseñanza como de paradigma que le sostenía absoluta y totalmente conductista”.
    2. Agregó que su aparición fue un parteaguas que dio origen a otras corrientes en psicología “que miran a un sujeto social, histórico y psíquico, apareciendo otras teorías como el psicoanálisis que tiene una visión social del sujeto; es entonces cuando cambia el rumbo de nuestra Facultad y del programa de estudio, y junto con ello hasta los modos de intervención”.
    3. Durante los tres días del evento se contará con la participación de reconocidos especialistas en la materia, quienes tendrán a su cargo las conferencias, talleres, cursos, foros y conversatorios que incluye el programa.

    La psicología social es definida también como la ciencia que estudia los fenómenos sociales e intenta descubrir las leyes por las que se rige la convivencia; investiga las organizaciones sociales y trata de establecer los patrones de comportamiento de los individuos en los grupos, los roles que desempeñan y todas las situaciones que influyen en su conducta.
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    ¿Cuáles son los 3 enfoques de la psicología social?

    Artículos La psicología social como fuente teórica de la comunicología. Breves reflexiones para explorar un espacio conceptual común Social Psychology as a theoretical source of communicology Brief reflections to explore a common conceptual space Marta Rizo García* * Doctora en comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Profesora–investigadora de tiempo completo de la Academia de Comunicación y Cultura de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y del Centro de Estudios sobre la Ciudad de la misma institución. Correo electrónico: [email protected], Fecha de recepción: 18/09/2005 Fecha de aceptación: 4/12/2005 Resumen Este texto busca explorar las aportaciones de la psicología social a la comunicología. En un primer momento se exponen los conceptos básicos de la psicología social, para posteriormente establecer relaciones entre éstos y el espacio conceptual de la comunicología. La psicología social se aborda como fuente histórica del pensamiento comunicológico, no tanto como disciplina independiente. En este sentido, el interés del artículo radica en la posibilidad de vincular ambas disciplinas, de relacionar conceptos comunes y, finalmente, de apuntar algunas líneas de reflexión, tanto teóricas como empíricas, que tomen en cuenta las nociones y enfoques comunes —o cercanos— entre la psicología social y la comunicología. Las reflexiones presentadas forman parte del trabajo realizado en el marco del Grupo Hacia una Comunicología Posible (Gucom). Palabras clave: Comunicología, psicología social, interacción, comunicación, relaciones sociales. Abstract This text seeks to explore the contributions of Social Psychology to Communicology. At the outset, the basic concepts of Social Psychology are exposed, later to establish relations between these and the conceptual space of Communicology. Social Psychology is approached as the historical source of thinking about communication, not as independent discipline. In this sense, the interest of the article is in the possibility of linking both disciplines, to relate common concepts and, finally, to point out some lines of reflection, theoretical as well as empirical, that take into account the common or similar approaches that Social Psychology and Comunicology share. The reflections presented here were made within the framework of the Grupo Hacia una Comunicología Posible (Gucom, Working Group for a Possible Communicology). Key words: Comunicology, Social Psychology, interaction, communication, social relations. INTRODUCCIÓN: INTERACCIÓN Y COMUNICACIÓN La comunicación se ha definido desde enfoques muy distintos a lo largo de su historia como campo de pensamiento. Uno de ellos, el que pone el acento en las definiciones originarias del término, 1 es el que la vincula con la interacción. La comunicación, como fundamento de la interacción social, es el mecanismo que ha hecho posible la existencia de lo que llamamos sociedad. Es el principio básico de la organización social, y como tal, es requisito indispensable para las relaciones sociales. Todo ello pone de manifiesto que la comunicación es un proceso social articulado en torno al fenómeno de compartir, de poner en común, de vincular. Esta primera aproximación al concepto de comunicación apunta hacia la necesidad de profundizar en la exploración de su materia prima, la interacción. Y para ello, una de las estrategias posibles es la revisión del espacio conceptual de una de las disciplinas que más han abordado la interacción: la psicología social. La elección no es azarosa, es parte de la propuesta teórica del Grupo Hacia una Comunicología Posible, 2 que parte de la existencia de cuatro grandes dimensiones de estudio de la comunicología —expresión, difusión, interacción y estructuración—, y de siete fuentes teóricas básicas para la reconstrucción del pensamiento comunicológico —economía política, cibernética, semio–lingüística, sociología funcionalista, sociología crítica–cultural, sociología fenomenológica y psicología social—. Siendo las dos últimas fuentes las menos exploradas y trabajadas en el campo académico de la comunicación, por el predominio de los estudios sobre medios de difusión, se considera primordial un primer acercamiento a sus espacios conceptuales, así como a sus posibles aportaciones hacia una construcción teórica de la interacción y, por ende, de la comunicación. En este trabajo nos centramos únicamente en la fuente psico–social.3 La interacción es escenario de la comunicación, y a la inversa. No existe una sin la otra. En el proceso de comunicación los sujetos proyectan sus subjetividades y modelos del mundo, interactúan desde sus lugares de construcción de sentido. En términos muy generales, la interacción puede ser comprendida como “el intercambio y la negociación del sentido entre dos o más participantes situados en contextos sociales” (O’Sullivan, et al., 1997: 196). Otra definición, también general, apunta que “en la interacción social, el acento está puesto en la comunicación y la reciprocidad entre quienes promulgan, utilizan y construyen los códigos y las reglas” (O’Sullivan, et al., 1997: 196). Ambas definiciones ponen de manifiesto que sólo hay interacción social si hay una reciprocidad observable por parte de otros. En el proyecto Hacia una Comunicología Posible, la interacción es definida como el “corazón de la comunicología” (Galindo, 2003), y en un sentido más específico, se la define como la relación entre sistemas de comunicación, para diferenciarla de los sistemas de información o medios de difusión. Generalmente se asocia el término interacción al de comunicación interpersonal, a las relaciones de comunicación en situación de co–presencia. Por ello, hay que establecer algunas ideas básicas que ayuden a entender qué es la comunicación interpersonal y cómo ésta se relaciona con la interacción. Para empezar, se considera que la comunicación interpersonal es la base de todas las comunicaciones humanas, al comprender interacciones en las que los individuos ejercen influencia recíproca sobre sus respectivos comportamientos, siempre en una situación de presencia física simultánea. En la relación de interacción, cada interlocutor intenta adaptarse al comportamiento y expectativas del otro, puesto que la interacción implica el establecimiento de reglas, normas y dinámicas compartidas. Siguiendo a Goffman (1971), las interacciones son la realización, regular y rutinaria de los encuentros, es decir, son situaciones sociales completas, lo cual las aleja de los actos lineales de transmisión de información. EXPLORACIÓN DEL ESPACIO CONCEPTUAL DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL La psicología social nace a principios del siglo XX. En 1908 se publican dos de las obras que se consideran fundadoras de este campo de conocimiento: Social Psychology: An Outline and Source Book, de E.A. Ross; e Introduction to Social Psychology, de W. McDougall. En términos generales, y a pesar de que todavía no parece haber consenso en el establecimiento de límites que separen la psicología social de los campos de la psicología y la sociología, se suele marcar como objetivo principal de la psicología social la armonización de los enfoques individuales y sociales en la reflexión sobre la realidad. El interés básico de esta disciplina radica en el análisis de las interacciones sociales entre individuos y entre grupos humanos. Existen muchas definiciones de la psicología social. Entre ellas, destacan las que ponen el acento en su carácter de disciplina que estudia “las influencias que las personas tienen sobre las creencias o conductas de otros” (Aronson, 1979), o bien aquellas que afirman que la psicología social intenta comprender “cómo el pensamiento, los sentimientos o la conducta de los individuos están influidos por la presencia actual, imaginada o implícita de los demás” (Allport, 1968), o las que la definen como el “estudio científico de las manifestaciones de comportamiento de carácter situacional suscitadas por la interacción de una persona con otras personas o por la mera expectativa de tal interacción, así como de los estados internos que se infieren lógicamente de estas manifestaciones” (Rodrigues, 1981). En todos los casos sobresalen las referencias a la influencia social y a la interacción entre individuos, sea esta última real o imaginaria. Una de las corrientes de mayor importancia dentro del pensamiento psico–social, aunque en algunos casos se ha ubicado dentro de corrientes de corte más sociológico y fenomenológico, es el llamado Interaccionismo Simbólico, cuyo origen se fecha en 1938, cuando Herbert Blumer bautiza con este nombre a la corriente. El interaccionismo simbólico pone el acento en la importancia de la negociación de sentido entre sujetos sociales; considera que la conducta humana no se basa en el esquema de estímulo–respuesta propuesto por el conductismo más radical; otorga un enorme privilegio al estudio de los contextos sociales en los que tienen lugar las interacciones cotidianas entre individuos; y pone énfasis en la necesidad de tomar en cuenta la interdependencia que existe entre las variables que participan en una situación concreta de interacción. El punto de partida básico del interaccionismo simbólico, 4 y que lo sitúa de lleno en las reflexiones aportadas por los enfoques psico–sociales, es que los seres humanos no viven aislados, sino formando parte de grupos y en interacción permanente con otras personas. Así, se retoma la dialéctica entre lo individual y lo social, que ha guiado el pensamiento de la psicología social desde sus inicios. El espacio conceptual de la psicología social tiene un carácter eminentemente interdisciplinario. Sus reflexiones se han constituido a partir del contacto con otros enfoques y perspectivas, de ahí que en ocasiones se complique su definición y la acotación de su especificidad como mirada sobre lo social. Desde su nacimiento, la psicología social aborda temas relacionados con la influencia social y la interacción, pero en términos más específicos, se pueden enlistar algunos conceptos o campos de reflexión privilegiados por el enfoque psico–social, a saber: la percepción social, la cognición social, las actitudes, la persuasión, la socialización, las conductas sociales, la personalidad, el comportamiento y la estructura de los grupos sociales, la relación entre el ambiente y el comportamiento, y la comunicación humana, entre otros. A su vez, dentro de las reflexiones sobre la comunicación humana desde la perspectiva psico–social, destacan referencias al lenguaje verbal y no verbal, a los rumores y a la construcción de la opinión pública.5 Como se puede observar, la psicología social se ha interesado por un amplio abanico de fenómenos que han sido también abordados por otras disciplinas. En términos generales, todos los fenómenos comparten el ser a la vez individuales y sociales, lo cual delimita ya una de las especificidades de este enfoque. La amplitud del espacio conceptual de esta disciplina —si es que así puede ser denominada— conlleva a una gran variedad de teorías, entre las cuales, además del interaccionismo simbólico ya señalado, destacan el psicoanálisis social, el conductismo social, la teoría del aprendizaje social, las teorías del intercambio social, la teoría de la Gestalt y el sociocognotivismo, entre otras. Pese a que todas ellas parten de una misma premisa general —los hechos sociales no pueden abordarse sin tomar en cuenta al sujeto individual, y a la inversa—, cabe destacar que cada propuesta acentúa elementos o fenómenos específicos. Después de exponer de forma general la historia de la psicología social, haré una breve referencia a las especificidades de cada una de estas teorías. Un poco de historia: de la génesis a la actualidad de la psicología social La psicología social es una disciplina relativamente reciente. Sus antecedentes básicos se pueden hallar durante la primera mitad del siglo XX, en el desarrollo de las ciencias sociales en Francia (Durkheim, Tarde, Le Bon), Alemania (Marx), Gran Bretaña (Spencer) y en Estados Unidos (James). La psicología social toma un rumbo distinto cuando empieza a desarrollarse como disciplina independiente. Esto sucede, fundamentalmente, a partir de los inicios de la teoría de la Gestalt, el psicoanálisis, el conductismo y las aportaciones de la Escuela de Chicago. También Max Weber (1978), con su teoría de la acción social, George Simmel (1977), con el estudio de las acciones recíprocas, y William I. Thomas (1928), con el estudio de las actitudes, contribuyeron a la consolidación de un espacio conceptual específico para la psicología social. Sin embargo, como autores principales debemos señalar a Charles H. Cooley (1902; 1909), quien estudió las bases psico–sociales de las relaciones interpersonales y la vida social; y a George H. Blumer (1968), como impulsor del interaccionismo simbólico. Ambos autores estuvieron vinculados fuertemente con la propuesta sociológica de la Escuela de Chicago. Como su nombre lo indica, la psicología social debe su existencia a dos disciplinas: la psicología y la sociología. En el contexto de la primera, la psicología social se consolida con las aportaciones del neoconductismo, la psicología de la Gestalt y la teoría del campo, así como con los aportes de los estudios de procesos cognitivos, sobre todo los de Vygotski (1985). Por su parte, en el contexto sociológico la psicología social debe su existencia al interaccionismo simbólico, al funcionalismo estructural de Parsons (1968) y, en menor medida, a los estudios sobre la personalidad autoritaria realizados desde la Escuela de Frankfurt. En la actualidad, la psicología social sigue su curso en estos dos contextos. Dentro de la psicología, las principales aportaciones son las de la investigación sobre los procesos de atribución causal (Heider, 1958), la cognición social (Barlett, 1995; Neisser, 1967), la categorización social (Bruner, 1995) y las representaciones sociales (Moscovici, 1986); mientras que en el contexto de la sociología, destacan en la actualidad la teoría de la estructuración de Giddens (1998), la sociología figurativa de Norbert Elias (1987; 1990) y el constructivismo estructuralista de Pierre Bourdieu (1993; 1998). Teorías psico–sociales: un breve apunte El psicoanálisis, pese a que no se puede considerar propiamente una teoría psico–social, ha tenido ciertas repercusiones en la psicología social, sobre todo cuando ha confluido con otras ciencias sociales como la antropología y la sociología. Ya Sigmund Freud (1921) había afirmado que la psicología individual era sobre todo social, es decir, que las conductas sociales —colectivas— podían ser explicadas a partir de los mismos principios psicoanalíticos con los que se explicaba el comportamiento individual. El concepto de superyó y la consideración de la sociedad como producto de la naturaleza y como represora del individuo son los principales aportes del psicoanálisis social. Por su parte, el conductismo social representa una reacción ante el predominio del conductismo positivista hasta entrados los años 60. El primer psicólogo social conductista fue F. Allport (1968), al cual se debe la utilización de la metodología experimental en psicología. A grandes rasgos, las premisas del conductismo social pueden sintetizarse en las siguientes: el hombre es ante todo su conducta, considerada como la reacción a estímulos externos; el comportamiento humano es predecible; el proceso de socialización es un proceso de aprendizaje. La última idea aproxima la teoría del conductismo social a la del aprendizaje social, que trata de explicar el comportamiento humano y la personalidad a partir de los postulados obtenidos de los experimentos sobre aprendizaje. Las teorías del intercambio social han sido abordadas por la antropología, la sociología y, por supuesto, la psicología social. A partir del concepto de “regla de reciprocidad”, los representantes de estas teorías hablan de las motivaciones humanas en términos de costes y beneficios, así como de la interdependencia que se da entre los individuos que participan en una interacción. La teoría de la Gestalt, quizá la más conocida y representativa de este abanico de propuestas psico–sociales, construye conocimiento científico a través de la experimentación, y parte de la consideración del ser humano como un sujeto con capacidad para realizar actividades constructivas, y con capacidad para recibir, utilizar, manipular y transformar la información. Para la Gestalt, el todo es distinto a la suma de las partes, lo cual acerca esta teoría a los enfoques sistémicos iniciados por Heinz Von Foerster (1991); el campo de estimulación está constituido por fenómenos interconectados y no por elementos aislados; y por último, el campo perceptivo está organizado por el campo estimulativo. Por último, el enfoque del sociocognitivismo se inscribe en las teorías cognitivas de la psicología social. En concreto, el sociocognitivismo propone un paradigma alternativo al conductismo, y se fundamenta en las teorías cognitivas del procesamiento de información, mismas que abordan los procesos de apropiación e interpretación de la información por parte de los sujetos cognoscentes. Este breve recorrido por las teorías de la psicología social pone de manifiesto la amplitud del espacio conceptual de esta disciplina, es decir, su multiplicidad de enfoques y la diversidad de temáticas que ha abordado. Conceptos básicos de la psicología social Si bien las líneas anteriores ya ponen de manifiesto algunos de los conceptos básicos de la psicología social, nos parece importante realizar un mapa conceptual que los sitúe de forma relacional. Para ello, se ha revisado un conjunto de cinco obras generales sobre esta disciplina. Para Mendoza y González (2004), la psicología social estudia los pensamientos colectivos, y todo su desarrollo teórico se centra en la tensión entre lo individual y lo social. Algunos de los conceptos básicos señalados por estos autores son la afectividad colectiva, los sistemas simbólicos colectivos, la relación entre memoria y olvido, las identidades sociales y las actitudes y pensamientos. Deutsch y Krauss (2001) exponen cuatro teorías concretas en psicología social. Dentro de la primera, la teoría de la Gestalt, destaca el concepto de acto comunicativo; la disonancia cognoscitiva es el concepto básico de la teoría del campo; el autocontrol y el comportamiento lo son de las teorías del refuerzo; dentro de la teoría de la personalidad, los autores ubican los conceptos de cultura y personalidad, y en la última teoría que abordan, la teoría del rol, establecen como ejes conceptuales el estatus, el sí–mismo y los roles. Por su parte, Gómez y Canto (1997) abordan una larga lista de conceptos para explicitar la especificidad de la psicología social como disciplina. Entre ellos destacan la percepción social, la cognición social, las actitudes, la persuasión, las relaciones sociales, los grupos sociales, la comunidad y la comunicación humana. Estos autores abordan teorías similares a las presentadas en los párrafos anteriores, como la teoría del aprendizaje social, el interaccionismo simbólico, el psicoanálisis social y la teoría del campo, por citar sólo algunas. En un sentido similar, Lindgren (2003) revisa conceptos como asociación, atracción, aprendizaje social, motivos y actitudes, estatus, conducta, roles sociales, percepción social, liderazgo, procesos grupales y comunicación, entre otros. Y lo mismo sucede en la obra de Rodrigues (1981), donde el autor establece como conceptos básicos la interacción, la influencia, las actitudes y la intimidad interpersonal, entre otros. UNA LECTURA PSICO–SOCIAL DE LA INTERACCIÓN A pesar del enorme espectro de significados que abarca el concepto de comunicación, es indiscutible su base socio–psicológica. Desde este punto de vista, la comunicación es concebida como un fenómeno simultáneamente individual y social. Por un lado, el individuo ocupa un lugar central en el proceso de comunicación, elemento que ha sido sobre todo estudiado por los psicólogos cognitivos. Por el otro, la comunicación tiene una esencia fundamentalmente social, por lo que el centro de la reflexión sobre la comunicación no es tanto el individuo sino la relación. A grandes rasgos, la psicología social considera tres niveles de análisis en los que se pueden ubicar los fenómenos de interacción: la comunicación personal, en el plano de la intersubjetividad; la comunicación interpersonal, que focaliza su atención en las relaciones entre participantes de una misma interacción; y la comunicación de masas, que por tener como eje central a los medios de difusión de información no parece ser tan adecuada para abordar las aportaciones de la psicología social al concepto de interacción. Como se ha dicho anteriormente, la psicología social se centra fundamentalmente en dos fenómenos: la interacción y la influencia social. La primera se erige como el objeto básico de la disciplina, y aparece definida como la conducta o comportamiento de un conjunto de individuos en los que la acción de cada uno está condicionada por la acción de otros. Es, por tanto, un proceso en el que una pluralidad de acciones se relaciona recíprocamente. En este sentido, en lo que concierne a la interacción, la psicología social estudia procesos interpersonales, personas en relación con otras personas, formando parte de grupos, y no personas aisladas. El centro del análisis es, pues, la relación entre sistemas de comunicación. La relación entre la interacción y la influencia social se explica a partir del carácter situacional del comportamiento: cada interacción, considerada en su contexto y en toda su variedad y extensión, equivale a una situación de influencia específica. Dentro del espacio conceptual de la psicología social, lo “social” se refiere directamente a la interacción, en tanto que el comportamiento humano siempre implica a otros. De esta consideración emerge el concepto de sociedad con que se trabaja desde este enfoque, que lo utiliza de forma amplia para designar al conjunto de seres humanos que conviven en un área común, pertenecen a una misma cultura y colaboran a la satisfacción de sus necesidades. Aunque la psicología social estudia cuatro niveles —individuo, interacción, posiciones sociales e ideología—, por las especificidades y objetivos de este texto, interesa sobre todo ahondar en el segundo nivel. En la interacción, los individuos son situados unos en relación con otros. Este nivel se interesa por la interacción y las consecuencias que se derivan de ella, y se basa, sobre todo, en relaciones inmediatas. Como ya se ha dicho, gran parte de las investigaciones en psicología social se sitúan en este nivel de la interacción, y de este interés provienen asuntos como la atracción interpersonal, la cohesión, el liderazgo, la percepción social, la dinámica de grupos, las presiones situacionales, la comunicación, etcétera. En todos estos temas se ignora o se deja en un segundo plano lo referente a las posiciones sociales y a la ideología. En definitiva, en detrimento del contexto más amplio en el que tiene lugar la interacción, se toma como eje básico de análisis la interacción inmediata, la situación de relación misma. También el tratamiento del tema de la socialización está articulado con referencias constantes a la interacción. Según el enfoque psico–social, la internalización o interiorización del mundo ocurre en la interacción con los demás. Es por esto que los grupos son considerados como los laboratorios esenciales para comprender las relaciones entre los individuos.6 Definidos como lugares de intercambio y construcción psicológica y social, las funciones atribuidas a los grupos son la puesta en común, la definición de fronteras, el establecimiento de relaciones interpersonales y la construcción de organizaciones sociales. La psicología social concibe la comunicación como un término incluyente, que abarca todo contacto o interacción entre sujetos; toda conducta humana, según este enfoque, se basa en la comunicación, por lo que es imposible la socialización del hombre sin comunicación. En el marco del proyecto Hacia una Comunicología Posible, se ha puesto de manifiesto que la Interacción es el asunto central de la psicología social, considerada como fuente teórica de la comunicología. En autores como Alex Mucchielli (1998), la comunicación es interacción; y también lo es en autores pertenecientes a los enfoques constructivistas, como Tomás Ibáñez (1988), entre otros. La construcción interdisciplinaria de la psicología social ha permitido que sus reflexiones en torno a la interacción y a la comunicación se hayan visto ampliadas con las aportaciones de enfoques como la teoría de sistemas y las psicologías cognitivas. En ambos casos, la comunicación es comprendida como interacción, ya sea entre los sujetos y el entorno, ya sea entre sujetos. Un apunte sobre el interaccionismo simbólico y sus aportes para comprender la interacción y la comunicación La corriente del interaccionismo simbólico, surgida en 1938 cuando Herbert Blumer la bautiza con este nombre, parte de la importancia de la comunicación en el desarrollo de la sociedad, la personalidad y la cultura. Según este enfoque, el individuo es a la vez sujeto y objeto de la comunicación, en tanto que la personalidad se forma en el proceso de socialización por la acción recíproca de elementos objetivos y subjetivos en la comunicación. Esta consideración convierte al interaccionismo simbólico en una corriente de pensamiento que se sitúa a caballo entre la psicología social —por su énfasis dado a la interacción— y la sociología fenomenológica —por la consideración de la interacción como base para la construcción de consensos en torno a las definiciones de la realidad social. La importancia otorgada a la interacción por parte del interaccionismo simbólico puede sintetizarse en tres puntos importantes. El primero, el valor dado a la alienación del sentido de la comunicación cotidiana y al importante papel que juega en la sociedad la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro. El segundo punto pone de manifiesto que la realidad social se explica a través de las interacciones de los individuos y los grupos sociales; de esta manera, esta corriente se opone a las ideas del determinismo social. El tercer punto es el que concierne a la metodología, que en el caso del interaccionismo simbólico se caracteriza por el uso extendido de estudios de caso, el predominio absoluto de procedimientos inductivos y el abordaje de la realidad en términos micro–sociales y sincrónicos. Este último aspecto se relaciona con una de las consideraciones apuntadas en el apartado dedicado a la psicología social, a saber: el abordaje de las situaciones de interacción inmediatas en detrimento de los análisis contextuales e históricos. En estrecha relación con lo anterior, el interaccionismo simbólico pone énfasis en la interacción de los individuos y en la interpretación de estos procesos de comunicación en las situaciones inmediatas, y no presta atención a las estructuras sociales, a los sistemas ideológicos y a las relaciones funcionales, sino al mundo de significados dentro del cual actúan los sujetos. Esta corriente destaca la naturaleza simbólica de la vida social. La finalidad principal de las investigaciones que se realizaron desde el interaccionismo simbólico fue el estudio de la interpretación por parte de los actores de los símbolos nacidos de sus actividades interactivas. En Symbolic Interaccionism, Herbert Blumer (1968) establece las tres premisas básicas de este enfoque: 1) los humanos actúan respecto de las cosas sobre la base de las significaciones que estas cosas tienen para ellos, o lo que es lo mismo, la gente actúa sobre la base del significado que atribuye a los objetos y situaciones que le rodean; 2) la significación de estas cosas deriva, o surge, de la interacción social que un individuo tiene con los demás actores; y 3) estas significaciones se utilizan como un proceso de interpretación efectuado por la persona en su relación con las cosas que encuentra, y se modifican a través de dicho proceso. De estas premisas se extrae que el análisis de la interacción entre el actor y el mundo parte de una concepción de ambos elementos como procesos dinámicos y no como estructuras estáticas. Así entonces, se asigna una importancia enorme a la capacidad del actor para interpretar el mundo social. George Herbert Mead (1934), con su propuesta de conductismo social y su conceptualización del “sí mismo”, por un lado, y Erving Goffman (1959), con su modelo dramatúrgico para el análisis de la interacción, por el otro, son los dos autores más representativos del interaccionismo simbólico. Uno de los conceptos de mayor importancia dentro de la corriente del interaccionismo simbólico fue el de self, propuesto por George Herbert Mead (1934). En términos generales, el self (“sí mismo”) se refiere a la capacidad de considerarse a uno mismo como objeto; el self tiene la peculiar capacidad de ser tanto sujeto como objeto, y presupone un proceso social: la comunicación entre los seres humanos. El mecanismo general para el desarrollo del self es la reflexión, o la capacidad de ponernos inconscientemente en el lugar de otros y de actuar como lo harían ellos. Es mediante la reflexión que el proceso social es interiorizado en la experiencia de los individuos implicados en él. Por tales medios, que permiten al individuo adoptar la actitud del otro hacia él, el individuo está conscientemente capacitado para adaptarse a ese proceso y para modificar la resultante de dicho proceso en cualquier acto social dado. Por otra parte, en los años 60 y 70 destaca la obra de Erving Goffman (1922–1982), conocida por su extraordinaria minucia descriptiva, vertebrada por la idea de que la interacción social agota su significado social más importante en la producción de apariencias e impresiones de verosimilitud de la acción en curso. En Goffman (1971), la sociedad se muestra como una escenificación teatral en que la vieja acepción griega de “persona” recobra plenamente su significado. El modelo planteado por Erving Goffman recibió el nombre de enfoque dramático o análisis dramatúrgico de la vida cotidiana, y puede sintetizarse a partir de tres consideraciones básicas. En primer lugar, permite comprender tanto el nivel macro (institucional) como el micro (el de las percepciones, impresiones y actuaciones de los individuos) y, por lo tanto, el de las interacciones generadas en la vida social y generadoras de ella. En segundo lugar, el poder interpretativo de este modelo tiene como límites el de los mundos culturales análogos al de las sociedades anglosajonas. Por último, Goffman lleva su reflexión sobre la interpretación dramática hasta sus últimas consecuencias. Así entonces, el autor retoma los elementos esenciales de su análisis para acercarse al problema del individuo. Es decir, lleva a la práctica el principio dialéctico que establece la relación y el enriquecimiento entre cada una de las fases de la investigación y, aplicando el conocimiento sobre los dos primeros niveles, logra explicar elementos de las actuaciones individuales inicialmente no definidos. Uno de los elementos más decisivos de la obra de Erving Goffman fue la conceptualización del “ritual”. Desde su perspectiva, más que un suceso extraordinario, el ritual es parte constitutiva de la vida diaria del ser humano, por lo que se puede decir que la urdimbre de la vida cotidiana está conformada por ritualizaciones que ordenan nuestros actos y gestos corporales. En este sentido, los rituales aparecen como cultura encarnada, interiorizada, cuya expresión es el dominio del gesto, de la manifestación de las emociones y la capacidad para presentar actuaciones convincentes ante otros. Del concepto de ritual propuesto por Goffman (1971) se derivaron dos ideas importantes. La primera, la de relacionar los rituales con el proceso de comunicación, pues los rituales se ubican en la categoría de actos humanos expresivos, en oposición a los instrumentales. Además de ser un código de conducta, el ritual es un complejo de símbolos, pues transmite información significativa para otros. La segunda idea consiste en relacionar los rituales con los movimientos del cuerpo, ya que la ritualización actúa sobre el cuerpo produciendo la obligatoriedad y asimilación de posturas corporales específicas en cada cultura. Como se ha podido observar, el interaccionismo simbólico es una corriente que retoma tanto elementos de corte psico–social como consideraciones más sociológicas que pueden inscribirse en las reflexiones de la sociología fenomenológica. El modelo dramatúrgico; los conceptos de ritual, situación, encuentro, marco (frame), máscara social, sí mismo y yo espejo, entre otros, son algunas de las herencias básicas que esta corriente de pensamiento ha dejado para los posteriores análisis y acercamientos a la interacción social. RELACIONES CONCEPTUALES ENTRE PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNICOLOGÍA Los aportes de la psicología social a la conceptualización de la interacción podrían permitir hablar de la construcción de una posible psicología social de la comunicación (Cuesta, 2000). Esta sub–disciplina debiera constituirse con base en los trabajos sobre influencias, actitudes, personalidad, grupos, etcétera, pero con la especificidad de fijarse, principalmente, en el papel que la interacción social juega en la construcción de cada uno de estos elementos. Como se ha señalado anteriormente, el enfoque psico–social pone el acento en tres tipos de comunicación: la personal, la interpersonal y la masiva, siendo las dos primeras las más adecuadas para hablar de la interacción en términos de relación de co–presencia. La revisión de obras teóricas sobre psicología social deja entrever la relación entre esta disciplina y la ciencia de la comunicación, o “comunicología”, como preferimos llamarla. En términos generales, y con la finalidad de presentar sólo una hipótesis en torno a las posibles relaciones conceptuales entre ambos campos del saber, podemos establecer algunas áreas temáticas “de frontera”, es decir, que han sido tomadas en cuenta tanto por la psicología social como por la comunicología, aunque en el caso de la segunda su relevancia se haya visto disminuida por el auge y predominio de los estudios sobre medios de difusión masiva. Por este motivo, hablaremos de áreas temáticas posibles, y no tanto de objetos que hayan sido profundamente abordados por la ciencia de la comunicación. Los grandes temas “de frontera” hallados, de menor a mayor complejidad, son los siguientes: afectividad, cognición, persuasión, comunidad y relaciones sociales. Aunque todas estas áreas temáticas van interrelacionadas, a efectos del análisis se consideran por separado. En primer lugar, la afectividad es retomada como uno de los conceptos básicos de la psicología social (Mendoza y González, 2004; Rodrigues, 1981), sobre todo dentro del terreno de las actitudes y la configuración de la personalidad de los individuos. En este tenor, se considera la afectividad como parte de la tensión entre el individuo y la sociedad, ya que es un rasgo incorporado individualmente pero construido socialmente. En segundo lugar, encontramos la cognición y todo lo que tiene que ver con la construcción social de conocimientos, la percepción social y el conocimiento social común o doxa (Gómez y Canto, 1997; Lindgren, 2003; Alvaro y Garrido, 2003). El área de la persuasión, como tercer tópico de interés para la psicología social (Rodrigues, 1981; Lindgren, 2003; Gómez y Canto, 1997), se erige como un tema básico para hablar de la toma de decisiones y de la influencia social, nuevamente marcadas por la tensión entre el individuo y la sociedad. La comunidad y las relaciones sociales, íntimamente ligadas, configuran las últimas áreas temáticas (Mendoza y González, 2004; Gómez y Canto, 1997; Lindgren, 2003; Alvaro y Garrido, 2003). La comunidad, en tanto configuradora de sentidos de pertenencia y constructora de asociaciones sociales; y las relaciones sociales, como proveedoras de sistemas simbólicos y roles sociales asociados a grupos sociales que, por el efecto de compartir los primeros, se constituyen con base en una identidad social determinada. Como se puede ver, el terreno de la psicología social es amplio y diverso. Aunque a primera vista pudiera parecer que las áreas temáticas señaladas se alejan completamente del campo de conocimiento de la comunicología, el interés de este texto es poner de manifiesto los puntos de conexión entre ambas disciplinas. Cabe destacar, como ya se ha señalado en algún otro momento, que la dimensión comunicológica que más se nutre de la fuente de la psicología social es la interacción, comprendida como la relación entre sistemas de comunicación, y no sólo reducida al campo que comúnmente se conoce como “comunicación interpersonal”. En este sentido, dentro de la interacción caben las áreas antes mencionadas: la afectividad, en tanto implica la afectación mutua entre dos o más sujetos, lo cual ya implica la relación entre sistemas de comunicación diferentes; la cognición, como macro–tema que vincula individuo, sociedad y construcción de conocimientos, para los cuales nuevamente es necesaria la puesta en común de visiones procedentes, como mínimo, de dos sistemas de comunicación distintos; la persuasión, sobre todo vinculada con la influencia social, es obviamente dependiente de la interacción entre dos o más sujetos, en este caso con la especificidad de que uno de estos sujetos tiene la pretensión explícita de afectar o influir sobre el otro; la comunidad, porque en sí misma requiere de la existencia de sujetos o sistemas de comunicación que, por ser semejantes, establecen relaciones y se asocian hasta lograr un sentido de pertenencia que los convierte en grupo; y por último, las relaciones sociales, que son fruto principalmente de la interacción social entre sujetos y grupos diversos, con roles e identidades diversas. Somos conscientes de que el mapa conceptual presentado es aún provisional e incompleto, de ahí que sea presentado sólo a modo de hipótesis de trabajo, como detonante de reflexiones posteriores en torno al tema. Lo que sí queda claro es que tanto la psicología social como la comunicología tienen en la interacción uno de sus ejes problemáticos de atención básico. A MODO DE CIERRE: INTERACCIÓN Y COMUNICACIÓN Estas páginas han pretendido mostrar las posibilidades y conexiones entre dos disciplinas aparentemente lejanas: la psicología social y la comunicología o ciencia de la comunicación. En ambos campos de conocimiento la interacción cobra una relevancia especial como objeto de estudio: la psicología social pone el énfasis en los procesos mismos de interacción social inmediatos, a partir de conceptos como influencia, relación social, afectividad, comunidad y grupo, entre otros; la comunicología, como ciencia en construcción, se interesa en la interacción como dimensión básica de la construcción de la vida en sociedad, y la comprende como relación entre sistemas de comunicación, entre sujetos o grupos de sujetos con códigos, sistemas de información y formas de cognición distintas que dialogan y se vinculan. También ambos enfoques comparten la importancia otorgada a lo que hemos denominado “el descubrimiento del otro”. La interacción es siempre comunicación con otro distinto a uno mismo, y es mediante este proceso que los sujetos sociales adquieren capacidad reflexiva para verse a sí mismos y para instituir o dar forma y sentido a la realidad social que los rodea, tanto desde el punto de vista psico–social como desde el enfoque comunicológico. De la interacción entre los hombres se produce la comunicación en el sentido más pleno, de modo que la comunicación humana es la expresión más completa y rica de la comunicación, sobre todo en su sentido original de comunión, comunidad y puesta en común. “De entre las cosas con que el hombre se enfrenta en el mundo, hay una singular que lo asombra y hasta lo confunde: los otros hombres, a quienes reconoce características similares a las suyas e idéntica capacidad de experimentarse a sí mismo y al mundo” (Cárdenas, 2003). La interacción, con la comunicación en su centro, está ligada al lenguaje. El hombre, al comunicar, está instalado en el lenguaje y desde él se comunica. Por tanto, el lenguaje está en la base de la comunicación humana, es el vehículo privilegiado de la interacción social. Y el lenguaje ha sido, y es, un objeto de primordial atención para la psicología social. Las reflexiones no se agotan. Son muchas las preguntas por resolver, los conceptos por re–definir, las teorías por explorar. Este texto es sólo una aportación más, y se enmarca en los trabajos realizados desde el Grupo Hacia una Comunicología Posible. Lo interesante será ir construyendo las matrices conceptuales para explorar más en profundidad las relaciones entre la comunicología y otras fuentes teóricas, además de la psicología social. BIBLIOGRAFÍA Allport, F. (1924) (1968), Social Psychology. Cambridge: Houghton Mifflin. Álvaro, José Luis y Alicia Garrido (2003), Psicología social. Perspectivas psicológicas y sociológicas. Madrid: McGraw Hill. 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NOTAS 1 El concepto de “comunicación” viene del latín communicatio, y hace referencia a la acción y efecto de comunicar o comunicarse, así como al trato y la correspondencia entre dos o más personas. “Comunicar”, por su parte, también es un término de procedencia latina, communicare, y se refiere a hacer a otro partícipe de lo que uno tiene, así como a descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo.2 Para mayor información, ver textos publicados en el Portal de Comunicología, disponible en www.geocities.com/comunicologiaposible > 3 Esta ponencia se inscribe en el programa de investigación “Psicología Social y Comunicología” que la autora está desarrollando en el marco de las actividades del Grupo Hacia una Comunicología Posible (Gucom) y de la Red de Formación en Teorías de la Comunicación y Comunicología (Redecom).4 El apartado “Un apunte sobre el interaccionismo simbólico y sus aportes para comprender la interacción y la comunicación” de este texto profundiza en las aportaciones del interaccionismo simbólico en la conceptualización de la interacción y la comunicación.5 Sobre el tratamiento psico–social de la opinión pública, ver Noelle–Neumann (1995).6 Kurt Lewin (1948) es el fundador de la dinámica de grupo. Toma de la psicología de la Gestalt la consideración de que el todo no es lo mismo que la suma de las partes. Lewin afirma que el grupo como totalidad es un sistema cerrado que está constituido por una fuerza o energía. Dado que las energías internas al grupo pueden ser positivas o negativas, el foco de reflexión de la dinámica de grupos propuesta por Lewin es el análisis de los cambios que se dan en los grupos, su evolución.
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    ¿Qué es la psicología social conclusion?

    La psicología social es la rama de la psicología interesada en investigar la naturaleza y causas del comportamiento individual en situaciones sociales de forma exacta, objetiva, escéptica y libre de prejuicios.
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    ¿Qué es la psicología con tus propias palabras?

    La psicología es la disciplina que investiga sobre los procesos mentales de personas y animales. La palabra proviene del griego: psico- (actividad mental o alma) y -logía (estudio). Esta disciplina analiza las tres dimensiones de los mencionados procesos: cognitiva, afectiva y conductual,

    • La psicología moderna se ha encargado de recopilar hechos sobre las conductas y las experiencias de los seres vivos, organizándolos en forma sistemática y elaborando teorías para su comprensión.
    • Estos estudios permiten explicar su comportamiento y hasta en algunos casos, predecir sus acciones futuras.

    A aquellas personas que desarrollan el estudio de la psicología se las denomina psicólogos, Esto significa, aquellos que analizan el comportamiento de los seres vivos desde un enfoque científico. Sigmund Freud, Carl Jung y Jean Piaget son considerados como algunos de los psicólogos pioneros. Que Es La Psicologia Social De La Educacion Definicion La psicología se dedica a analizar los procesos mentales.
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    ¿Cómo se clasifica la psicología social?

    Esta se divide en psicología social sociológica y psicología social psicológica.
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    ¿Cuáles son los principios de la psicología social?

    Principios de la psicología social Esta es la naturaleza biológica del hombre que incide directamente en nuestras conductas con otros seres humanos. Estos estímulos y su interpretación moldean nuestra forma de sentir, pensar e interactuar con los demás.
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    ¿Cómo es la psicología social en la actualidad?

    La Psicología Social en la actualidad tiene un espacio en la sociedad moderna que no puede ser sustituido por el de ninguna de sus llamadas disciplinas afines. Las demandas que el desarrollo social impone no dan cabida a disputas sobre qué parte de la disciplina debe abordarla.
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    ¿Qué es la psicología de la educación según autores?

    La psicología educativa se trata de una rama de la psicología que tiene como objeto de estudio la conducta humana (1). Concretamente, los cambios de conducta que se producen en el proceso de enseñanza-aprendizaje en los entornos educativos.
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    ¿Cuándo surge la psicología de la educación?

    La historia más específica de la psicología educativa se inicia entre 1890 y 1920 (Beltrán, 1983, 1984; Zimmer- man y Schunk, 2003).
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    ¿Cómo se origina la psicología de la educación?

    La fuente original de la psicología de la educación se suele encontrar en los trabajos sobre aprendizaje y diferencias individuales de Edward L. Thorndike (1874-1949). En su obra, Thorndike trató aspectos de la psicología que para él estaban implicados en los procesos educativos.
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    ¿Qué es la psicología social de Pichon Riviere?

    Aportaciones a la didáctica de la Psicología Social por Pichon Rivière

    • Enrique Pichon Rivière
    • Caracterización de la escuela
    • La escuela de la psicología social se define como una institución centrada en el aprendizaje y fundamentada en un esquema conceptual, referencial y operativo en el campo de la psicología social.
    • El esquema conceptual referencial y operativo

    Caracterizamos al ECRO como conjunto organizado de nociones y conceptos generales, teóricos, referidos a un sector de lo real, a un universo del discurso, que permite una aproximación instrumental al objeto particular concreto. Este ECRO y la didáctica que lo vehiculiza están fundados en el método dialéctico.

    El método dialéctico, por el que se desarrolla la espiral del conocimiento, implica un tipo de análisis que a partir de los hechos fundamentales, las relaciones cotidianas- devela los principios opuestos, las tendencias contradictorias, fuentes configuradoras de la dinámica de los procesos. Este método es el que permite la producción del conocimiento de las leyes que rigen la naturaleza, la sociedad, el pensamiento, tres aspectos de lo real comprometido en lo que denominamos «hombre en situación».

    Con el término «hombre en situación» intentamos caracterizar un objeto de conocimiento, en una tarea que reintegre lo fragmentado por un pensamiento disociante que oscurece las relaciones entre sujeto, naturaleza y sociedad. Psicología social La psicología social a la que apuntamos se inscribe en una crítica de la vida cotidiana.

    • Abordamos al sujeto inmerso en sus relaciones cotidianas.
    • Nuestra conciencia de estas relaciones pierde su trivialidad en la medida en que el instrumento teórico y su metodología nos permiten indagar la génesis de los hechos sociales.
    • Coincidimos con la línea abierta por H.
    • Lefèvre, para quien las ciencias sociales encuentran su realidad en «la profundidad sin misterios de la vida cotidiana».

    La psicología social que postulamos tiene como objeto de estudio el desarrollo y transformación de una relación dialéctica, la que se da entre estructura social y fantasía inconsciente del sujeto, asentada sobre sus relaciones de necesidad. Dicho de otra manera, la relación entre estructura social y configuración del mundo interno del sujeto, relación que es abordada a través de la noción de vínculo.

    1. Para nosotros el ser humano es un ser de necesidades, que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan.
    2. El sujeto no es sólo un sujeto relacionado, es un sujeto producido en una praxis.
    3. No hay nada en él que no sea la resultante de la interacción entre individuo, grupos y clases.
    4. Si esa relación es el objeto de la psicología social, su campo operacional privilegiado es el grupo, que permite la indagación del interjuego entre lo psicosocial (grupo interno) y lo sociodinámico (grupo externo), a través de la observación de las formas de interacción nos permite establecer hipótesis acerca de sus procesos determinantes.

    La psicología social como disciplina que indaga la interacción en sus dos aspectos, intersubjetivo (grupo externo) e intrasubjetivo (grupo interno), es significativa, direccional y operativa. Se orienta hacia una praxis, de donde surge su carácter instrumental.

    Su punto de partida es una práctica.La experiencia de esa práctica, conceptualizada por una crítica y una autocrítica, realimenta y corrige la teoría mediante mecanismos de rectificación y ratificación, logrando una objetividad creciente. Se configura una marcha en espiral sintetizadora para elaborar una logística y construir una estrategia, que a través de la táctica y la técnica dé carácter operativo a planificaciones de distinto tipo para que pueda realizarse el cambio aspirado, que consiste en el desarrollo pleno de la existencia humana a través de la modificación mutua del hombre y la naturaleza.

    ¿Por qué nuestra valoración de la praxis? Porque sólo ella introduce la inteligibilidad dialéctica en las relaciones sociales y reestablece la coincidencia entre representaciones y realidad. Nuestro ECRO es un instrumento interdisciplinario, es decir, articula aportes de distintas disciplinas, en la medida en que resulten pertinentes al esclarecimiento del objeto de estudio.

    • Estos aportes provenientes del materialismo dialéctico, el materialismo histórico, el psicoanálisis, la semiología y las contribuciones de quienes han trabajado en una interpretación totalizadora en las relaciones entre estructura socioeconómica y vida psíquica.
    • A partir de esos aportes se puede construir una psicología que ubique el problema en sus premisas adecuadas.

    La didáctica La didáctica que postulamos emerge del campo mismo de la psicología social. Señalamos con esto que reformularemos una metodología para operar en el campo del aprendizaje a partir de las contribuciones que la psicología social hace a la comprensión del proceso de aprendizaje.

    1. Denominamos didáctica a una estrategia destinada no sólo a comunicar conocimientos (tarea informativa) sino básicamente a desarrollar aptitudes y modificar aptitudes (tarea formativa).
    2. La articulación de lo informativo y formativo se cumple en la construcción de un instrumento: ECRO, que ubique al sujeto en el campo (lo referencial), le permita abordarlo a partir de elementos conceptuales, comprenderlo y operar sobre él mediante las técnicas adecuadas.

    Esta «situación» en el campo y el pensar y operar sobre él implica la necesidad no sólo de manejo teórico sino de la elaboración de las ansiedades emergentes en toda situación de cambio. En esto consiste el oficio del psicólogo social, objeto de nuestra formación.

    Nuestra didáctica puede ser caracterizada como de núcleo básico, interdisciplinaria y grupal, instrumental y operacional. Aclaremos el significado de estos términos Núcleo básico Según las hipótesis de los investigadores en el campo de la educación de adultos, la transmisión de conceptos universales, fundamentos de cada disciplina específica, permite acelerar el proceso de aprendizaje, a la vez que hace posible mayor profundidad y operatividad en el conocimiento.

    el núcleo básico está constituido por esos conceptos universales y el aprendizaje va de lo general a lo particular. Interdisciplinaria y grupal Lo interdisciplinario está aquí considerado en dos niveles; uno ya ha sido mencionado.y estaría dado por los aportes que de distintas disciplinas se integran en el ECRO, en la medida en que resultan pertinentes al esclarecimiento del objeto de estudio.

    El otro sentido lo interdisciplinario estaría relacionado con el sentido de la búsqueda de la mayor heterogeneidad posible en términos de edad, actividad, formación, sexo, en la composición de los grupos que deberán reelaborar la información. La heterogeneidad permite que cada miembro del grupo aborde la información recibida en común, aportando un enfoque y un conocimiento vinculados con sus experiencias, estudios y tareas.

    En un primer momento del itinerario del grupo se da una fragmentación del objeto de conocimiento, por las distintas modalidades de impacto y de receptividad frente al mismo. Esta heterogeneidad de enfoques y aportes debeconjugarse,alterándose funcionalmente, complementándose, hasta llegar a una integración o construcción enriquecida del objeto de estudio.

    La heterogeneidad apunta básicamente a la ruptura de los estereotipos en la modalidad de aproximación al objeto de conocimiento, estereotipos que, por carencia de confrontación, suelen potencializarse en los grupos homogéneos. Sobre esta fundamentación formulamos la regla «a mayor heterogeneidad de los miembros, heterogeneidad adquirida a través de la diferenciación de roles desde los cuales cada miembro aporta al grupo su bagaje de experiencias y conocimientos y una mayor homogeneidad en la tarea lograda por la sumación de la información (pertinencia), el grupo adquiere una productividad mayor (aprendizaje)».

    En síntesis, la posibilidad de una didáctica interdisciplinaria se apoya en la preexistencia en cada uno de nosotros de un esquema referencial. Estos esquemas y modelos internos se confrontan y modifican en la situación grupal, configurándose a través de la tarea un nuevo esquema referencial que emerge de la producción del grupo.

    1. Instrumental y operacional Como estrategia de formación en psicología social tomamos como punto de partida la ubicación del sujeto, su inserción en un campo específico(la situación grupal).
    2. Esto le permite vivir una experiencia de campo a la vez que lo dota de herramientas teóricas para comprender su propia inserción, las características del campo y los recursos técnicos para operar sobre él.

    Esta inserción en el campo grupal y la instrumentación técnica deben ser paulatinamente extendidas a otros campos de la operaciónde la psicología social (institucional o comunitario) La noción de aprendizaje Está sustentada en una didáctica que lo caracteriza como la apropiación instrumental de la realidad, para modificarla.

    La noción de aprendizaje se vincula íntimamente con el criterio de adaptación activa a la realidad, a través de lo cual se explicita la ideología que sustenta esta institución. Entendemos por adaptación activa, aprendizaje de lo real, la relación dialéctica mutuamente modificante y enriquecedora entre sujeto y medio.

    Aprender es realizar una lectura de la realidad, lectura coherente, no aceptación acrítica de normas y valores. Por el contrario, apuntamos a una lectura que implique capacidad de evaluación y creatividad (transformación de lo real).

    1. Esta concepción del aprendizaje como praxis, como relación dialéctica, nos lleva necesariamente a postular que el enseñar y el aprender constituyen una unidad, que deben darse como proceso unitario, como contínua y dialéctica experiencia de aprendizaje en la cual el rol docente y el rol alumno son funcionales y complementarios.
    2. Nuestro instrumento de trabajo. El grupo operativo
    3. Supuestos teóricos
    4. Hemos adoptado como instrumento primordial de trabajo y de tarea e indagación la técnica operativa de grupo, partiendo de la hipótesis de que el grupo es una estructura básica de interacción, lo que la convierte de hecho en una unidad básica de trabajo e interacción.
    5. Definimos al grupo como el conjunto restringido de personas, ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna, que se propone en forma explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad.

    Los conjuntos sociales se organizan en unidades para alcanzar mayor seguridad y productividad. La unidad grupal tiene en muchos casos la característica de una situación espontánea. Pero los elementos de ese campo grupal pueden ser a su vez organizados.

    Queremos decir con esto que la interacción puede ser regulada para potencializarla, para hacerla eficaz en vista a su objetivo. Nace así la técnica operativa que apunta a instrumentar la acción grupal. La técnica operativa Esta técnica se caracteriza por estar centrada en la tarea: es decir, que privilegia la tarea grupal, la marcha hacia el logro de sus objetivos.

    Toda situación de aprendizaje, haciendo extensiva la noción de situación de aprendizaje a todo proceso de interacción, a todo tipo de manipuleo o apropiación de lo real, a todo intento de respuesta coherente y significativa a las demandas de la realidad(adaptación), genera en los sujetos dos miedos básicos, dos ansiedades básicas que hemos caracterizado como el miedo a la pérdida y el miedo al ataque: a) Miedo a la pérdida del equilibrio ya logrado en la situación anterior, y b) Miedo al ataque en la nueva situación en la que el sujeto no se siente adecuadamente instrumentado.

    1. Ambos miedos que coexisten y cooperan configuran, cuando su monto aumenta, la ansiedad ante el cambio, generadora de la resistencia al cambio.
    2. Dicha resistencia al cambio se expresa en términos de dificultades en la comunicación y el aprendizaje.
    3. El desarrollo del grupo se ve obstaculizado por la presencia del estereotipo en el pensamiento y la acción grupal.

    La rigidez y el estereotipo constituyen el punto de ataque principal. Allí se centra la tarea que se realiza mediante el abordaje y la resolución de los medios básicos en un trabajo compartido de esclarecimiento grupal. Este esclarecimiento implica el análisis, en el «aquí y ahora» de la situación grupal, de los fenómenos de interación, los procesos de adjudicación y asunción de roles, las formas de la comunicación, en relación con las fantasías que generan esas formas de interacción; los vínculos entre los integrantes, los modelos internos que orientan la acción (grupo interno) y los objetivos y tarea prescripta del grupo.

    Un paso importante en este proceso de esclarecimiento, de aprender a pensar, es un trabajo orientado hacia la reducción del índice de ambigÜedad grupal por la resolución dialéctica de las contradicciones internas al grupo, que toman la forma de dilema, paralizando la tarea a través del enfrentamiento entre individuos o subgrupos.

    La situación dilemática esteriliza el trabajo grupal y opera como defensa ante la situación de cambio. El análisis sistemático de las contradicciones (análisis dialéctico) constituye la tarea central del grupo. Este análisis apunta básicamente a indagar la infraestructura inconsciente de las ideologías que se ponen en juego en la interacción grupal.

    Estas ideologías, sistemas de representaciones con gran carga emocional, suelen no formar ni en cada sujeto, ni en cada unidad grupal, un núcleo coherente. La coexistencia interna al grupo y al sujeto de ideología del signo contrario determinan distintos montos de ambigÜedad que se manifiestan como contradicción y estancamiento de la producción grupal (estereotipa).

    La técnica operativa apunta a que el grupo constituya un ECRO de carácter dialéctico, donde las contradicciones relativas al campo de trabajo deben referirse al campo mismo de la tarea grupal (praxis). Itinerario del grupo y relaciones cotidianas Cuando la técnica operativa se aplica a un grupo centrado en el aprendizaje -en este caso particular, en el aprendizaje de la psicología social-, éste parte del análisis de las situaciones cotidianas para alcanzar, en sucesivos momentos de comprensión, un conocimiento objetivo.

    • El acontecer del grupo centra así la investigación del aprendiz de la psicología social en el fenómeno universal de la interacción, de donde surge el reconocimiento de sí y del otro en un diálogo y en un intercambio permanentes que sigue una trayectoria en espiral.
    • La información -la herramienta teórica- debe ser abordada desde lo cotidiano para hacerlo comprensible, para dar valor de uso a esa herramienta teórica en una praxis.
    • De allí que insistamos en la importancia de partir del análisis de las llamadas fuentes cotidianas «vulgares» del esquema referencial.

    La técnica operativa del grupo, sean cuales fueren los objetivos que en el grupo se propongan (diagnóstico institucional, aprendizaje, creación artística, planificación, etc.), tiene por finalidad que sus integrantes aprendan a pensar en una coparticipación del objeto de conocimiento, entendiendo que pensamiento y conocimiento no son hechos individuales sino producciones sociales.

    El conjunto de integrantes como totalidad aborda las dificultades que se presentan en cada momento de la tarea logrando situaciones de esclarecimiento, movilizando estructuras estereotipadas que operan como obstáculo para la comunicación y el aprendizaje y que se generan como técnica de control de la ansiedad ante el cambio.

    La tarea del coordinador. El coordinador mantiene con el grupo una relación asimétrica, requerida por su rol específico: el de co-pensor. Su tarea consiste en reflexionar con el grupo acerca de la relación que los integrantes del mismo establecen entre sí y con la tarea prescripta.

    Cuenta con dos herramientas: el señalamiento que opera sobre lo explícito y la interpretación que es una hipótesis acerca del acontecer implícito que tiende a explicitar hechos o procesos grupales que no aparecen como manifiestos a los integrantes del grupo, y que funcionan como obstáculo para el logro del objetivo grupal.

    El equipo de coordinación, integrado por coordinador y observador, cada uno desde su rol específico y a partir de un ECRO que le permite la comprensión de las leyes estructurantes del proceso grupal, detecta las situaciones significativas (emergentes) que desde lo explícito remiten como signo a formas implícitas de interacción.

    La interpretación se incluye como herramienta en la técnica del grupo operativoen la medida en que se permite la explicitación de lo implícito. ¿Qué sentido tiene esta explicitación? La dialéctica grupal consiste en una relación entre procesos implícitos y acontecer explícito, entre lo manifiesto y lo latente.

    La interpretación se incluye en esta dialéctica aportando la campo información que permite el autoconocimiento grupal, lo que genera nuevas formas interactivas. La interpretación operativa modifica el campo grupal, permie a partir del autoconocimiento la re-estrcturación de las relaciones entre los miembros y con la tarea.

    Opera en el campo de obstáculo a fin de mostrarlo para lograr una re-organización grupal que permita elaborarlo. El obstáculo puede estar dado en el proceso de aprehensión del objeto, en la red de comunicación, etc. La interpretación excluye explícita o implícitamente un criterio de realidad o esquema referencial, a partir del cual se analiza la situación del grupo.

    El valor de la interpretación está dado por la operatividad, es decir, su función reestructurante con vistas al objetivo del grupo. La interpretación consiste en la decodificación del sentido de lo emergente. Es un aporte de significados al grupo. El esquema de evaluación La constatación sistemática de ciertos procesos grupales nos ha permitido construir un modelo que recoge las distintas formas de interacción grupal.

    1. Los vectores de esa categorización incluyen: los procesos de afiliación, pertenencia, cooperación, pertinencia, comunicación, aprendizaje, telé, actitud ante el cambio y capacidad de planificación.
    2. La situación central a evaluar y en la que convergen los distintos vectores de análisis es la actitud ante el cambio, que se modifica en términos de incremento o resolución de los miedos básicos, generadores del estereotipo.
    3. A quienes está dirigida la escuela de psicología social
    4. La escuela está abierta a todos aquellos que, sean cuales fueren sus estudios y formación previa, se interesen en realizar un aprendizaje centrado en la comprensión de los fenómenos de interacción y el análisis del proceso social, particularmente lo que hace a la relación entre la estructura social y la vida psíquica.

    Campo de acción de la psicología social. La psicología social, como disciplina y herramienta técnica, instrumenta para el abordaje, indagación, diagnóstico, planificación y operación en los distintos ámbitos en los que se cumplen procesos de interacción.
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    ¿Cómo se aplica la psicología social?

    ¿Qué puedes hacer como psicólogo social? – El papel principal del psicólogo social es el de mejorar la calidad de vida de las personas; con su intervención evalúa, diagnostica y valora las situaciones de un grupo social, esto a través de actividades que ayuden a determinar las necesidades que existen para una buena interacción social.
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