Para Que Vamos A La Escuela?

Para Que Vamos A La Escuela

¿Para qué vamos a la escuela? – La escuela es el lugar donde se enseñan conocimientos y habilidades a los niños y niñas de hoy para que tengan oportunidades y puedan elegir a qué quieren dedicarse cuando sean adultos. Además, la escuela es donde aprenden a convertirse en ciudadanos que construyan un futuro mejor mañana.

Es, también, un agente socializador y un espacio para aprender las normas de convivencia. La educación no debe limitarse a enseñar a sobrevivir, debe enseñar a transformar. La misión de la escuela está más o menos clara, pero la metodología a veces confunde el fin.

Muchos alumnos y alumnas creen que la misión principal de ir al colegio es aprobar, no aprender. Y ahí es donde tenemos que empezar a debatir acerca de la metodología.

¿Por qué los niños van a la escuela?

27 Ago La importancia de la escuela infantil para el desarrollo del niño – Posted at 17:01h in Artículos Los tres primeros años de vida son cruciales en el desarrollo del niño. En este período aprende a mantenerse en pie, a caminar, a sentarse adecuadamente, a interactuar con los demás, a comunicarse y desarrollar las habilidades cognitivas básicas.

Al incorporarse a la escuela podrá interactuar con niños de su edad y encontrará un nuevo entorno que estimula otras capacidades, no solo a nivel cognitivo, también social y emocional. Los centros de educación infantil de primer ciclo (0-3 años) llevan a cabo una labor extraordinaria con los niños y todo ello no sería posible sin el trabajo de educadoras competentes e implicadas con y para los pequeños.

En nuestra Escuela, las educadoras programan actividades a diario diseñadas para conseguir un desarrollo integral de los niños, planifican contenidos, objetivos, ejes transversales e integran el desarrollo de las inteligencias múltiples. Las principales ventajas de la Escuela Infantil son:

  • Crea nuevos espacios de interacción con niños de su misma edad y con adultos que potencian su desarrollo.
  • Estimula la comunicación verbal y gestual a través del juego y otras actividades grupales.
  • Fortalece los vínculos afectivos con las personas y estimula la empatía.
  • Contribuye al logro de la independencia y la autonomía infantil, así como a la formación de hábitos y rutinas.
  • Fortalece la autoestima y estimula el autocontrol emocional y la asertividad en la resolución de conflictos.
  • Desarrolla las habilidades motoras finas, fundamentalmente a través de los juegos y actividades plásticas. Además, también estimula la coordinación motora a partir de aquellos juegos que involucran las habilidades físicas.
  • Enseña al niño las normas básicas de convivencia y de respeto hacia los demás, así como las reglas y los límites.
  • Desarrolla su creatividad e imaginación, fundamentalmente a través de los cuentos y los juegos de roles.
  • Favorece el desarrollo del lenguaje y la adquisición de palabras nuevas, que amplían considerablemente el vocabulario del niño.
  • Potencia la adquisición de habilidades cognitivas complejas y estimula el desarrollo del pensamiento.

Marisa Serralta Martínez Coordinadora pedagógica.

¿Cuál es el sentido de la escuela?

¿Por qué deben ir los niños y los jóvenes a la escuela? ¿Cuáles son los objetivos de la escolarización? ¿Para qué sirve todo este esfuerzo que hacemos, que hacen nuestros niños y jóvenes, sus familias, los docentes, las escuelas, la sociedad en su conjunto? ¿Qué vale la pena aprender en un mundo cambiante, crecientemente complejo, problemático y desigual? ¿Qué significa hoy estar alfabetizado? ¿Qué deberíamos enseñar hoy en la escuela? ¿Quién debe decidirlo? ¿Puede el currículo abarcarlo todo? ¿Qué da la escuela que no dan otros contextos educativos? ¿Es posible pensar en una educación a prueba de futuro? ¿Qué sentido tienen conceptos como las competencias o las habilidades? Porque, en definitiva, preguntarse por qué aprender es preguntarse por el sentido y el fin de la escuela.

  1. Y porque dependiendo de las respuestas que demos a estas preguntas orientaremos el sistema educativo en distintas direcciones y, en consecuencia, empujaremos la sociedad hacia futuros distintos;
  2. Preguntarse sobre  qué  debemos aprender tiene fuertes implicaciones  pedagógicas, metodológicas y organizacionales;

También, evidentemente,  ideológicas y políticas. Porque modificar  los qué  supone repensar no sólo los contenidos del currículo, sino también nuestras concepciones sobre cómo aprendemos y cómo enseñamos, la organización escolar y las relaciones pedagógicas que establecemos con los otros.

Preguntarnos qué debemos aprender en la escuela es preguntarnos por la escuela que queremos para nuestros hijos y es también preguntarnos por el mundo que queremos construir. La escuela, sostiene Carlos Skliar, tiene que ver con pasar el mundo a los nuevos para que hagan algo diferente con él, esperando que sea algo mejor.

La escuela que queremos para nuestros hijos es aquella que les permita movilizar los conocimientos adquiridos para entender el mundo y poder actuar sobre él. Que les oriente para responder e intervenir de la manera más apropiada posible con respecto a los problemas que les va a deparar la vida.

Aquella que les ayude no solo a construir su proyecto vital individual, sino también un proyecto de vida en común con los otros. La escuela es también el único y último lugar donde para muchos individuos se juega la invención de otro lenguaje y la concreción de otros destinos.

El lugar donde existe la posibilidad de transformar ciertas existencias en otras y percibir que no hay destinos trazados de antemano (Carlos Skliar). Es el lugar por antonomasia de las posibilidades. La falta de reflexión compartida sobre estos asuntos, sostiene Daniel Brailovsky, conduce por lo general a la naturalización de los discursos dominantes, que tienden a ser los más conservadores.

Decía Paulo Freire que “esperar a que la enseñanza de los contenidos, en sí misma, provoque mañana la inteligencia radical de la realidad es asumir una posición espontaneista y no crítica. Es caer en la comprensión mágica del contenido atribuyéndole una fuerza crítica por sí mismo.

” La escuela que necesitamos no puede, por tanto, quedarse solo en la enseñanza y aprendizaje de contenidos disciplinares. Tampoco como mero vehículo de transmisión de las habilidades básicas para ganarse la vida. La escuela que necesitamos debe buscar ante todo formar intérpretes críticos que se planteen preguntas: ¿Quién dijo esto? ¿Por qué lo dijeron? ¿Por qué deberíamos creerlo? ¿Quién se beneficia de que lo creamos y nos guiemos por ello? (Apple y Beane).

Ni las competencias, ni las llamadas habilidades del siglo XXI agotan evidentemente aquello que es importante que nuestros hijos y jóvenes aprendan hoy en la escuela (la escuela es mucho más que una lista de conocimientos, es mucho más incluso que unos aprendizajes comprobables), pero conversar y debatir sobre ellas nos permitirá afrontar críticamente las preguntas que nos hemos planteado y, en último término, nos permitirá dar un sentido común y compartido a la escuela y sus aprendizajes.

Decía Hannah Arendt que la educación es el punto en el que decidimos si amamos el mundo lo bastante como para asumir una responsabilidad por él y así salvarlo de la ruina que, de no ser por la renovación, de no ser por la llegada de los nuevos y los jóvenes, sería inevitable.

  • Eduquemos, por tanto, para que el mundo perdure más allá de nosotros mismos;
  • Luchemos contra la reproducción de las desigualdades;
  • Trabajemos por desnaturalizar los destinos truncados;
  • Abramos posibilidades para todos;

Pensemos juntos la escuela que queremos. Carlos Magro, Presidente en Asociación Educación Abierta.

¿Qué es lo que se aprende en la escuela?

Las primeras etapas de aprendizaje de los niños son difíciles y pueden surgir algunas dudas de a quién le corresponde cada tarea. Qué aprenden los niños en el colegio y qué aprenden en casa no es algo que esté delimitado y eso puede suponer un problema para el desarrollo del niño.

  1. Y sin olvidar en ningún momento que la responsabilidad educativa del niño recae primeramente sobre los padres, podemos establecer en líneas generales cuál es la tarea del colegio y cuál la de los padres;

Te contamos qué aprenden los niños en el colegio y en casa. Para Que Vamos A La Escuela Antes de llegar a Preescolar , la mayoría de los niños han pasado ya alguna temporada en la guardería , que es el lugar ideal para que los más pequeños practiquen tareas de motricidad, atención y sociabilidad. Una vez en Preescolar, los niños empiezan a identificar las letras , los números, las formas y los colores. En esa misma etapa educativa, los niños son capaces de aprender a unir letras, a identificar palabras y a leer textos sencillos. Igualmente pueden aprender a hacer cuentas básica , como sumar y restar, sin olvidarnos de otras facetas del aprendizaje básico como pueden ser las manualidades simples para relacionar objetos y pintar para identificar las formas y los colores.

Es tarea del colegio desarrollar en los niños todas aquellas habilidades básicas que necesitarán a lo largo de toda su vida académica o social. Es decir, aprender a leer, a escribir, a contar. pero también a compartir, respetar y vivir en sociedad.

Sin embargo, que los niños acudan al colegio no exime a los padres de su responsabilidad educativa. De nada sirve que un niño aprenda a identificar la letra A, si cuando llegue a casa ese aprendizaje no se refuerza. Para Que Vamos A La Escuela Por eso insistimos en la responsabilidad educativa de los padres. Claro que la mayoría de las personas no están dotadas de conocimientos pedagógicos, pero con un poco de intuición , todo el mundo puede reforzar lo aprendido en el cole. Jugar a identificar las letras que el niño va a aprendiendo observando los letreros comerciales, por ejemplo, es una forma muy divertida para que el niño continúe aprendiendo sin esfuerzo.

Recordar en casa los números a base de canciones y hacer sencillos cálculos con objetos es una buena forma de que el niño afiance sus conocimientos. Y por supuesto no podemos olvidarnos de los valores que debemos inculcar a nuestros hijos.

El desarrollo de su personalidad, la autoestima, la seguridad, la tolerancia y el respeto es tarea fundamentalmente de los padres. No podemos pretender enviar a nuestros hijos al colegio y que regresen a casa con el abecedario aprendido, sabiendo dar la hora o contando los caramelos que tienen en bolsillo y además de eso, que sean personas educadas, respetuosas, ingeniosas, tolerantes y sociables.

Porque los primeros años del niño son un aprendizaje continuo y esa labor es, sobre todo, de los padres. Puedes leer más artículos similares a Qué aprenden los niños en el colegio y en casa , en la categoría de Aprendizaje en Guiainfantil.

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¿Por qué es importante que los niños asistan a la escuela?

La escuela da a los niños la oportunidad de aprender a convivir con los demás. Ahí adquieren conocimientos básicos para comprender el mundo en que viven, y desarrollan habilidades para el estudio y para la comunicación. En todo el país se trabaja con un mismo programa.

¿Qué es la escuela reflexión?

La escuela es una entidad que aprende y que necesita aprender de la propia experiencia para poder crecer y mejorar pedagógicamente. Por eso, tanto el alumnado como el profesorado han de poder participar en la construcción diaria como miembros de un proyecto educativo globarl, má allá de la participación en el aula.

También es importante una participación amplia e intensa de las famlias en simbiosis con el contexto de que forman parte. Ha de conseguirse que el centro sea un espacio educativo que unos y otros sientan como propio.

En este sentido, la separación de las etapas educativas en diferentes edificios y lugares dificulta el desarrollo de proyectos educativos, que deberían tener coherencia a lo largo de la eduación del alumnado (persistencia de enfoques, traspaso entre etapas, flexibilidad en el currículo, recursos, etc.

Esto supone que los centros han de tener líneas de trabajo y proyectos construidos colectivamente, estables a largo plazo y evaluados periódicamente, con plantillas estables que asuman el proyecto educativo y que se impliquen y participen más allá de su responsabilidad en el aula.

Por eso es necesario establecer mecanismos y momentos de análisis, reflexión y valoración de los objetivos planteados como una comunidad, de su línea pedagógica, de los proyectos, de la organización de la que se dota, y que todo quede recogido y sistematizado como legado colectivo.

Esto significa que el profesorado ha de entender que es formador y educador, que tiene una función de docente reflexivo y de investigador sobre su práctica, y por eso ha de tener una formación específica sobre este tema, así como tiempos y espacios para desarrollar este cometido (observar, identificar, analizar, diagnosticar, crear, valorar, evaluar, compartir, corregir, proponer, etc.

La escuela es un ente que educa de forma sistémica, con sus proyectos con y sin incidencia en la comunidad, con su organización, el diseño del espacio, las normas y horarios, en el recreo, el comedor, con la selección de contenidos, con su participación en el contexto, etc.

El alumnado siempre ha de ser el centro de su actividad y de sus objetivos; ha de estar en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, pero no solo en las actividades del aula, sino en la escuela en general como un espacio en el que se generan todas las actividades que por definición son educativos.

Por esto es importante que se piensen y creen los ámbitos educativos (participativos, curriculares, metodológicos, organizativos, etc. ) y los ambientes y espacios propicios para que se genere aprendizaje, se desarrollen competencias y se construyan valores, dado que la educación y la formación del alumnado es la que da sentido al centro educativo.

  • Además de estar abierta al mundo, la escuela ha de fomentar, en todos los ámbitos educativos, la participación del alumnado, el profesorado y de las familias;
  • Y organizativamente ha de dotarse d una estructura flexible, de mecanismos y normativas que permitan una vida democrática real y la participación en la gestión de tiempos, espacios, normas, proyectos, etc;

a través de sus órganos de gestión. Hay que facilitar el trabajo en red con todos los agentes implicados. Pero también, en el centro no se puede respirar imposición, autoritarismo, marginación, relegación, etc. haciendo sentir que algún miembro de la comunidad educativa, y especialmente del alumnado, es el último eslabón.

La escuela ha de hacer vivir, experimentar y construir los valores y principios de convivencia que en algunos casos se presentan como eslóganes publicitarios en la jornada de puertas abiertas, o se argumentan como proncipios básicos de un manual cuando se quiere llamar la atención o imponer un castigo.

Hay que establecer niveles de participación, discutidos y consensuados, en los diferentes ámbitos educativos, a través de los cuales cada colectivo, según sus capacidades, intereses y responsabilidades, pueda cooperar en la creación de la comunidad de aprendizaje y en el desarrollo de los proyectos consensuados.

  1. Esto quiere decir que el liderazgo en un centro ha de ser compartido y socializado, fomentando que tanto el profesorado como el alumnado desarrolle y convierta sus mejores competencias en su responsabilidad en la aportación al proyecto común;
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Y la organización del centro lo ha de posibilitar. Todos los colectivos han de conocer, asumir, comprender y participar en el proyecto educativo del centro. Como nos educa de forma global, la escuela ha de ser inclusiva; ha de recoger la diversidad de la realidad social y comentar la inclusión de las diversidades físicas, culturales, de ritmos y de forma de aprendizaje.

  1. El mismo desarrollo de la inclusión en las aulas, como proyecto del centro, ya supone una fuente de aprendizaje para el alumnado y el profesorado, tanto en conceptos como en valores, porque la escuela es una representación de la diversidad social (entorno próximo, diversidad familiar, migración…) en la que han de vivir y en la que habrán de hacer sus aportaciones de mejora;

En este marco de diversidad también ha de pensarse en las competencias que priorizar, en los valores que construir, en los contenidos curriculares y en su selección, en las metodologías de aprendizaje, en los recursos disponibles, en la evaluación y la función, en los espacios… Pero la inclusión ha de tener los recursos necesarios y, en los casos en que sea necesaria una atención más especializada, el alumnado debe poder ser atendido en centros que le puedan dar esta atención.

¿Qué esperas de tu hijo en la escuela?

¿Qué espera que su hijo aprenda en la escuela? – El 36,7 por ciento de los encuestados respondió que esperan que, al egresar, sus hijos sean capaces de trabajar en equipo, entablar relaciones positivas, colaborar y compartir. … El 18,5 por ciento respondió que espera que su hijo aprenda.

¿Por qué y para que se aprende?

Es una pregunta que pareciera difícil de responder, pero sin embargo intenta responder a una de las condiciones más naturales de la existencia, no sólo del hombre, sino de todas las especies animales. Las siguientes razones por las cuales creo que aprendemos surgen de ocurrencias y de experiencias que han ido moldeando mi forma de entender el aprendizaje.

​ Porque somos humanos  – Como seres humanos, al igual que todos los animales, tenemos sentidos y percibimos el mundo de diversas maneras, que mueven emociones y sentimientos, en una compleja red de estímulos y respuestas, intencionales y no, que forman parte de nuestra naturaleza. No podríamos considerarnos seres humanos, o ni siquiera animales, si no aprendiéramos. De igual manera que un perro aprende a sentarse, o un venado a correr de los lobos, aprendemos a buscar nuestra comida, nuestra seguridad y nuestro placer. Por tal motivo es imposible aprender sin considerar nuestra naturaleza humana, sin centrar los aprendizajes en el sujeto.

Porque el aprendizaje es inevitable – Nuestros sentidos, las percepciones y experiencias que vivimos, generan nuevas conexiones neuronales. Esto es un proceso que no podemos controlar, y que es parte de la fisiología básica de todos los seres vivos, un estimulo genera una respuesta, y esa respuesta es recordada para que si el estímulo fue positivo, se pueda buscar de nuevo, o si fue negativo, se pueda evitar.

Estás podrían estar en orden de relevancia, aunque esta relevancia pueda ser subjetiva. En este sentido es inevitable para todos nosotros, aprender algo. A veces no somos conscientes de que aprendemos cosas nuevas, pero siempre, toda experiencia, trae consigo aprendizajes.

Es necesario entonces considerar que los aprendizajes esperados, no son todos los que se cumplirán. Eses currículo oculto que a veces no hacemos evidente, debe evidenciarse y esperar tantos aprendizajes como personas existimos. Porque deseamos algo en la vida – Buscamos siempre algo mejor, algún objeto, situación o persona que mejore nuestras condiciones de vida.

Por tal razón, aprendemos a funcionar el el sistema para poder conseguir lo que deseamos. El éxito, la paz, el amor o la felicidad son ejemplos de lo que deseamos obtener en la vida, y por ende causantes de lo que aprendemos.

Estos deseos deben venir de nosotros mismos, de lo que nos llama. No de los supuestos estándares impuestos por un sistema que pretende integrarnos a su fuerza productiva y de consumo, sino a estándares propios de autogestión, de retos propios significativos, y del deseo de vivir en un mundo mejor con los otros Porque somos curiosos – Nacemos con una innata curiosidad.

Cuando somos bebés nos metemos cosas a la boca para sentir texturas y sabores. Tocamos tierra, agua, lodo, masilla, y todo lo que podamos para sentir. Nos preguntamos qué, por qué, para qué y cómo constantemente sobre las cosas que suceden a nuestro alrededor.

La curiosidad es innata del ser humano. Esto hace necesario replantear la forma impostora de la educación, y devolverle su carácter científico-investigativo, o incluso filosófico, aprendiendo desde la curiosidad. Porque el mundo nos asombra – Es difícil no querer saber más sobre el mundo, sobre como viven los demás, sobre los animales y plantas, sobre los peligros.

El mundo nos presenta un sin fin de estímulos, pero además una belleza impresionante, y un sin fin de sensaciones que percibimos a través de nuestros sentido, que es prácticamente imposible evitar querer saber más sobre la belleza del mundo.

Además, es necesario aprender sobre el medio en el que nos desenvolvemos desde un enfoque sistémico y complejo, no dentro de nuestras limitaciones comunitarias, sino integrando también una vision universal de como nuestras particularidades repercuten en las generalidades.

  • Porque queremos tener el control – Por que no queremos que el clima nos tome por sorpresa, que nos suceda algo malo, no queremos tener accidentes, o por que simplemente necesitamos controlar un poco de la naturaleza para alimentarnos y sobrevivir como especie;

Aprendemos porque tenemos que controlar nuestras vidas, y lo que hacemos con ellas, y así poder decidir el rumbo de las mismas, y el papel que deseamos desempeñar en este planeta. Porque queremos saber cosas – Desde saber como los nombres de nuestros amigos, hasta querer saber sobre el origen del universo, todos queremos saber más. ​

Porque queremos saber hacer cosas – Amarrare las agujetas, prepararse de comer, vestirse, moverse de un lado a otro, hasta desempeñar las funciones laborales que me generen ingresos, todos queremos siempre saber hacer nuestras cosas. Saber algo significa tener las competencias necesarias para hacer frente a la vida, para comer, para relacionarnos, para vivir. Necesidades que surgen desde nuestra naturaleza e instintos, hasta las necesidades que hemos creado como especie creativa y transformadora, y más aún, para las necesidades que deseamos replantearnos, o redefinir, y las acciones que estas requieren. Aprendemos no solo a hacer, sino a desarrollar nuevas formas de hacer cuando estas no existen

Porque queremos saber quiénes somos – Por que al aprender de/con los otros, nos identificamos en ellos, y entendemos quienes somos nosotros. Pues no somos solos, sino el producto de la relación entre varias personas. Así se vuelve relevante la necesidad de generar comunidades de aprendizaje que permitan entendernos, vernos y sentirnos como un conjunto, como otros en los otros. Una necesidad de encontrar nuestras verdaderas identidades, las cuales surgen del colectivo, no de lo individual.

  1. Hay algo que nos haces ser metiches, chismosos, y si pudiésemos llevar esa curiosidad a buenas prácticas los aprendizajes sería de gran utilidad;
  2. Retomando un poco la idea de desarrollar un pensamiento científico, filosófico, que nos ha permitido descubrir muchas cosas, buenas y malas, y ahora nos permite también comprender que podemos mejorar continuamente;

Porque no estamos solos – Las interrelaciones nos ayudan a aprender, a ser, a vivir con los demás, además de aprender conocimientos y a saber hacer con los demás. Aprendemos de nuestros padres, de nuestros profesores, de nuestros amigos y enemigos, y de los otros seres vivos. El aprendizaje es un proceso inevitable, y que se moldea por quiénes somos, cómo nos expresamos y qué queremos en la vida. Así que sería importante reconocer que por estas y tal vez muchas otras razones, es necesario reconceptualizar la educación y comenzar a pensar como podemos diseñar experiencias de aprendizaje que saquen provecho de estas razones, para que tomen relevancia en la vida de nuestros estudiantes.

  1. Y por eso, la educación debe dejar atrás el individualismo y la fragmentación, para dar paso a la colaboración, a lo colectivo, a lo que nos hace una especie poderosa, pero a su vez interdependiente del mundo que compartimos con los otros (humanos y no humanos);

Debemos considerar las características inherentes del aprendizaje. Si quieres saber más al respecto,  regístrate en nuestra página  y recibirás por correo guías prácticas de implementación y otros recursos sobre este y muchos otros temas relacionados a la innovación educativa en el siglo XXI.

¿Qué se puede hacer en la escuela?

¿Qué tan importante es la escuela?

INTRODUCCIÓN La escuela compone el eje y núcleo central y primordial de la educación; tanto en la comunidad como en la familia, por tanto, su papel como institución está enmarcado en dos direcciones una formar y la otra preparar, para lograr la formación integral del hombre para la sociedad en la cual se va a desenvolver.

Para Echavarría (2003 ), constituir la escuela como escenario de formación y socialización connota dos tipos de reflexiones: la primera refiera la configuración de los elementos pedagógicos, metodológicos y estructurales propicios para la orientación de los procesos de enseñanza y aprendizaje; y la segunda se connota en la estructuración de la escuela como escenario de formación y socialización.

Partiendo de lo anterior, la escuela es el lugar donde el estudiante va a retener, comprender y hacer uso activo del conocimiento trasmitido, por lo que las prácticas educativas deben estar encaminadas a la reflexión y participación activa con el fin de desarrollar la mente en los diferentes ámbitos del individuo, esto permite tener mayor comprensión no solo de los temas académicos que se presentan, sino también de las enseñanzas que la vida le brinda a cada uno, donde el individuo podrá expresar sus ideales, habilidades, aptitudes, que darán espacio a la interacción, construcción y desarrollo de sus potencialidades.

El presente trabajo aborda la importancia de la escuela, el profesor y el trabajo educativo en función de lograr la disminución de la deserción escolar en el contexto educativo colombiano, teniendo como objetivo reflexionar sobre la significación de la escuela y el profesor como agencia y agente educativo, respectivamente y el papel que deben jugar en la disminución de la deserción escolar.

DESARROLLO “La escuela, como ente educativo, desempeña un papel prioritario en la formación de las personas, puesto que ella, como institución social, debe responder a la necesidad de formar a las nuevas generaciones según los intereses que el Estado conciba en la dinámica de sus relaciones económicas, sociales, políticas y culturales, tanto nacionales como internacionales.

Así, la escuela fue creada por la sociedad y a ella se debe, por tanto, su misión es formar hombres para que, mediante el trabajo, satisfagan las necesidades que de ella brotan. Su esencia es, entonces, resolver los problemas que emanan de las necesidades sociales” (Álvarez, 1996: 248).

La institución educativa proporciona espacio de formación individual y colectiva, en el cual se realiza un proceso de identidad según la sociedad y actividades de socialización con los pares, por lo que se debe considerar como un espacio de trasmisión, no solo de conocimientos académicos sino de múltiples culturas, prácticas y expresiones sociales.

Es innegable que en todo proceso educativo, del nivel básico hasta la educación superior, el trabajo en equipo juega un papel determinante en la formación de los alumnos; y que la labor de los profesores requiere cada vez más del trabajo cooperativo, por lo que es de importancia vital el colegiar todas y cada una de las actividades que el personal desarrolla.

Para Álvarez “[. ] la relación entre maestros y estudiantes es algo más complejo que el proceso de enseñanza aprendizaje y está integrada por la relación sistémica existente entre siete componentes:

  • Primero, el problema, la situación de un objeto que genera una necesidad en un sujeto que desarrolla un proceso para su transformación.
  • Segundo, el objetivo, el propósito, la aspiración que el sujeto se propone alcanzar en el objeto para que, una vez transformado, satisfaga su necesidad y resuelva el problema.
  • Tercero, el contenido, los diferentes objetos de las ciencias que ha construido la cultura.
  • Cuarto, el método, la organización interna del proceso docente-educativo en tanto procesos de comunicación y acción; son los pasos desarrollados por el sujeto en su interacción con el objeto, a lo largo del proceso docente-educativo.
  • Quinto los medios, herramientas que se utilizan para la transformación del objeto.
  • Sexto, la forma, organización adoptada desde el punto de vista temporal y organizacional en la relación docente-discente para desarrollar el proceso docente-educativo.
  • Séptimo, la evaluación, constatación periódica del desarrollo del proceso, de modificación del objeto” (Álvarez, 1996: 247-248).

Esta relación forma un sistema de interacción entre maestro y estudiante, que no solo se desarrolla a nivel académico, sino también personal, lo que contribuye a que los estudiantes generen confianza hacia su docente y puedan desarrollar habilidades sociales que permiten una mejor comunicación y comprensión, en esta relación el objetivo es que el maestro acompañe al estudiante y le de herramientas para afrontar situaciones, además de revelar la importancia de la educación y de un proyecto de vida que defina y aclare las aspiraciones del individuo. Es así como la escuela y los maestros se convierten en un elemento fundamental en el desarrollo del estudiante, no solo a nivel académico sino personal, pues brindan herramientas para afrontar situaciones de la vida, de esta forma, ante la deserción escolar, las instituciones deben generar nuevas prácticas educativas que atraigan a los estudiantes y les brinden confianza y estabilidad, lo cual puede estimular deseos de permanecer en la escuela y buscar alternativas para no desertar de esta. Las instituciones educativas deben diseñar estrategias que mitiguen la deserción en los estudiantes, por lo que el Ministerio de Educación Nacional expone las siguientes estrategias:

  • La primera se enfoca a integrar “instituciones educativas” que estén en capacidad de ofrecer todo el ciclo básico. […] Si una sola institución se encarga de asegurar el ciclo educativo desde el grado 0 al grado undécimo, reduciremos los problemas de obtención de cupos y abriremos mayores espacios en torno a la consistencia de los programas de calidad educativa.
  • La segunda estrategia está asociada al diseño de los planes de mejoramiento y al fortalecimiento de las instituciones educativas en los frentes de gestión de recursos y de tipo pedagógico, para lograr que los estudiantes alcancen mayores niveles de logro. A partir de los resultados de las evaluaciones, todas las instituciones educativas deberán proponer y formular planes de mejoramiento, lo que les permitirá definir nuevas metas, corregir sus deficiencias, reforzar sus fortalezas, mejorar sus estrategias pedagógicas y aumentar las tasas de promoción con buenos niveles de calidad.
  • La tercera tiene que ver con la pertinencia. Tenemos que motivar a los niños por el acceso al conocimiento, por el desarrollo de la capacidad crítica y el pensamiento propio alrededor de sus propias realidades y de sus proyectos de vida, y generar vínculos constructivos con su institución, sus maestros y sus comunidades.
  • La cuarta tiene que ver con la flexibilidad de los modelos educativos que se implementan, que deben ser capaces de adaptarse a las necesidades de los niños y a las especificidades de cada región del país. (Ministerio de Educación Nacional, 2003).
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Estas estrategias no solo se deben implementar en la zona urbana sino también en la rural, pues allí no se cuentan con programas que permitan relacionar la familia, escuela y comunidad, por lo que es necesario buscar alternativas en los modelos educativos, es decir, modificar la pedagogía donde sea posible introducir pequeños grupos trabajando con estrategias de educación personalizadas y colaborativas, buenos materiales educativos que permitan el avance gradual de los alumnos, así como lazos estrechos con la comunidad a través de proyectos de desarrollo local (Ministerio de Educación Nacional, 2001) De esta forma los profesores en compañía de la institución educativa, deben tener en cuenta las estrategias dadas por el Ministerio de Educación Nacional y crear un programa interdisciplinario que trabaje con la familia y la comunidad, implementando un modelo educativo acorde a las necesidades de los estudiantes, donde se apoye, se motive, se acompañe y se vigile el proceso de enseñanza-aprendizaje, garantizando una mejor calidad de vida para los estudiantes y la sociedad. Desde esta lógica de pensamiento, hay que destacar la importancia del trabajo educativo y sus potencialidades en la atención a la deserción escolar. Todo proceso pedagógico se desarrolla desde la interrelación armónica de lo instructivo, lo educativo y lo desarrollador.

La deserción escolar se da a partir del debilitamiento de estos tres componentes de la actividad pedagógica. La debilidad en el conocimiento, en la instrucción, repercute en la educación del estudiante y lleva a manifestaciones de desinterés por el estudio, por la escuela y a la salida del sistema.

Para combatir la deserción escolar, hay que luchar contra las causas que la provocan y en esta tarea el trabajo en la dirección de la educación de los sentimientos y valores, juega un papel esencial. El trabajo educativo contribuye a la formación integral de las nuevas generaciones, fortaleciendo el sentido de pertenencia social, que le permite visualizar su compromiso con los sectores sociales más necesitados y vulnerables, siendo partícipes de los problemas que le permiten a los ciudadanos necesitados alcanzar su propio desarrollo, el de su comunidad y la nación.

Desde el trabajo educativo se busca que los estudiantes se formen a través de la prevención, atención y reducción de situaciones que afectan el desarrollo, fomentando la participación en el área educativa y social que genera mejoramiento emocional e intelectual, mejorando las condiciones de vida de los estudiantes, lo cual se puede implementar en las diversas instituciones educativas que buscan disminuir los índices de deserción escolar.

Martínez, propone desarrollar las siguientes actividades educativas: “(1) la adopción de centros preescolares o escuelas primarias para dotarlas de mobiliario, aulas, material didáctico, muros perimetrales, etc. (2) Reforestación en calles, parques, ríos, etc.

(3) Alfabetización de jóvenes y adultos. (4) Acompañamiento a organizaciones comunales en sus proyectos. (4) Actividades de mejoramiento del medio ambiente. (5) Voluntariado en organismos de beneficencia. (6) Participación en campañas de salubridad” (Martínez, 2016).

El trabajo educativo en Colombia, podría mejorar los indicies de la educación en la zona urbana y rural, mediante la creación de programas educativos que se encarguen de enseñar a la población que ha desertado, en donde la pedagogía debe cambiar a una forma más dinámica, lo que atraerá ciudadanos con ganas de superarse y mejorar las condiciones de vida de sí mismos y sus familiares.

  1. Al generar actividades que incluyan a las poblaciones vulnerables, se motivará a estudiar con herramientas que brinden alto rendimiento; las principales características que deben tener estos proyectos están en la comunicación, la confianza, la motivación, el apoyo, la comprensión, entre otras, que busquen aumentar la cobertura educativa en las distintas zonas del país, promoviendo cambios positivos en la educación y disminuyendo el porcentaje de desertores en el país;

Este proyecto educativo contribuye a aumentar los índices de educación del país, para lo cual se realizan campañas que abarcan desde la alfabetización, hasta la enseñanza de la educación básica, donde su mayor impacto se centra en las poblaciones vulnerables y de escasos recursos.

  1. El trabajo educativo debe vincularse al Proyecto Educativo Institucional de las instituciones educativas, dándole oportunidades a los estudiantes de acceder a una educación distinta y pensada en sus necesidades, además se podrá vincula a actores como familia y la comunidad del que ha sido desertor e integrarlo de nuevo al proceso de formación educativa, para lo cual se debe trabajar en conjunto con el Estado, la sociedad, la escuela, la familia, para hacerlo productivo y de alto cubrimiento;

Es importante que se desarrolle el trabajo educativo, como parte importante del proceso de socialización y que en el participen todos los agentes y agencias socializadoras. La socialización es un proceso de interacción con distintos entornos, en el cual se aprende normas, actitudes, creencias, que enseñan a desempeñarse correctamente en ámbitos como; el familiar, el escolar, laboral y social.

  • Flores manifiesta que la socialización es el “[;
  • ] proceso de contacto e interacción que los niños deben realizar respecto de las demás personas;
  • Esta es una construcción paulatina que permite la apropiación de las características observadas en el entorno” ( Flores, 2010 : 15);

Se asume la socialización como el proceso por el cual los individuos, en su interacción con otros, desarrollan las maneras de pensar, sentir y actuar que son esenciales para su participación eficaz en la sociedad. Por medio del mismo los seres humanos aprenden e interiorizan, en el trascurso de su vida, los elementos socioculturales de su medio ambiente, los integra a la estructura de su personalidad, bajo la influencia de experiencias y de agentes sociales significativos, y se adaptan al entorno social al que pertenecen.

  • “La formación del hombre es el objetivo de la educación, para lograrlo necesita trasmitir la cultura y regular el proceso de su asimilación por parte de cada sujeto social, propiciando su socialización;

En el proceso de socialización la educación juega un papel importante y junto a ella las agencias socializadoras: escuela, familia, comunidad, los medios de comunicación masiva, entre otros. En el marco de ese proceso se desarrolla la personalidad en todas sus potencialidades y elementos integrantes” ( Altavaz, 2012 : 27).

  1. Dentro del proceso de socialización se hacen presentes los agentes que permiten incorporar a los individuos a la sociedad, mediante espacios de reflexión, interacción, dinamismo, dialogo, entre otros, además son instancias para la trasmisión de conocimientos, normas y valores;

Entre las agencias de socialización se encuentran: la familia, los grupos de iguales, la escuela, los medios de comunicación masiva, la iglesia, entre otros, las cuales influyen de forma positiva o negativa en la deserción escolar; por ejemplo, la familia al presentar problemas económicos propicia que el estudiante deje de estudiar por falta de dinero o por la necesidad de trabajar para generar ingresos familiares, por otra parte, la separación de los padres, la violencia, el descuido, por parte de los padres o acudientes, el cambio de domicilio, entre otros factores, generan deserción en los estudiantes.

Las familias pueden tomar un papel de apoyo y comprensión hacia el estudiante, donde se preocupen por su desempeño académico y participen de las actividades de las instituciones educativas, con el fin de fortalecer las relaciones entre estudiante-escuela-familia, lo que ayuda a la disminución de este fenómeno.

En el caso de la escuela, esta agencia de socialización, cuando no juega el rol que le corresponde, presenta falencias en la metodología de aprendizaje, pues los estudiantes buscan una mayor comprensión de los temas que se tratan y cuando no se llega a esto, se generan problemas que llegan a verse en la repitencia de los grados, lo cual da paso al fracaso escolar, y esto funda pensamientos negativos en los estudiantes que les hacen optar por abandonar sus estudios, ya que se sienten frustrados y no cuentan con una motivación para seguir estudiando.

Por lo que, las instituciones educativas deben reestructurar la metodología de enseñanza y generar estrategias pedagógicas que ayuden a una socialización más activa dentro de las aulas de clase y fuera de las mismas, de esta forma los estudiantes se sentirán motivados a estudiar y continuar con los procesos educativos durante los años escolares.

Los grupos de iguales realizan exigencias hacia el cumplimiento de normas estipuladas dentro del grupo, allí el individuo busca ser aceptado y en ocasiones esto le puede traer enfrentamientos entre las normas que fueron interpuestas en la familia y la escuela y las que debe cumplir para hacer parte de este grupo social, por otro lado, al ser rechazado y acosado por un grupo de personas, genera conflictos que afecta la autoestima y autonomía del individuo lo que le hace desertar.

Sin embargo, los grupos de iguales también pueden ser un factor protector y proporcionar apoyo a los demás, ante situaciones de motivación y acompañamiento escolar, como por ejemplo utilizar el plan padrino en materias que se le dificulten a otros estudiantes y así disminuir las posibilidades del fracaso escolar y por ende la deserción.

Los medios masivos de comunicación constituyen una fuente de gran influencia en la socialización de las distintas situaciones que presenta la sociedad a nivel, regional, nacional o internacional, y provee información frente a las situaciones que se presenta, por lo que se proporciona diferentes percepciones de la realidad en la que se vive, lo cual afecta de forma directa o indirectamente a los individuos.

  • Es así como los agentes de socialización (profesores, padres, vecinos, amigos, entre otros) forman parte de las acciones y decisiones de los estudiantes hacia el abandono o permanencia en la institución educativa, pues mediante la interacción con ellos, generan herramientas que podrán permitirles aprovecharlas en la disminución de este fenómeno;

Es importante que los agentes socializadores formen parte del proceso de educativo de manera activa y continua, pues mediante la comprensión, acompañamiento, supervisión, motivación y apoyo hacia los estudiantes, se ayudará a mejorar la situación que se está presentando.

“La educación, en cualquier etapa del desarrollo social, tiene la función de socializar a las nuevas generaciones; lo cual significa, prepararlas para vivir en sociedad, para convivir como ciudadanos responsables, capaces de cumplir funciones cívicas y poseedores de un sistema de valores que le permita actuar en correspondencia con su contexto social.

La educación como actividad sistemática, está llamada a formar a las personas en su condición de ciudadano. Destacando esta función de la educación, el Doctor en Ciencias Fabelo (2003 ), señala que educar significa socializar, es decir, transformar al educando en un ser social, en parte constitutiva de una comunidad humana particular, único modo posible para hacerlo representante y partícipe del género humano” ( Altavaz, 2012 : 28).

La educación es el deber que le corresponde cumplir tanto a la escuela, como a la familia y a la comunidad, pues estas están encargadas de trasmitir conocimientos, costumbres, creencias, ideales, etc. , que ayudan al individuo a relacionarse con sus entornos.

El rol de la familia en la educación de los estudiantes no solo se centra en participar de las actividades académicas dentro de la institución educativa, sino también en ser mediadores de aprendizaje, es decir, apoyarlos y acompañarlos en este proceso.

Los docentes deben tener la capacidad de escuchar dudas e inquietudes, para así orientar de forma adecuada a los estudiantes, así asumen un papel de apoyo, comprensión y motivación en el aula de clase, en la cual se plantean diversas formas de enseñanza y adaptación de los individuos, para evitar la deserción escolar.

Se requieren maestros comprometidos, que trabajen en el logro de mejores resultados de aprendizaje, que crezca el conocimiento intelectual del alumno, que busquen entender, ayudar y sacar adelante al estudiante para que encuentre una empatía con el sistema educativo.

El educador debe ser el facilitador, colaborador y orientador del aprendizaje del educando, por lo tanto, es el responsable de la calidad de la enseñanza junto con el hogar y las autoridades educativas.

Acosta expone que: “El maestro debe interactuar con las instituciones y los padres de familia en lo que se refiere a las metas de desarrollo integral del niño. Ser docente de educación inicial es tener la oportunidad de enfrentarse cada día a una caja de sorpresas: una sonrisa, el llanto, un logro, un interrogante difícil de responder, situaciones que hacen del ejercicio académico un rol gratificante y un reto permanente” ( Acosta, 2016 : 5).

Parta Vergara “Los actores motivan al estudiante para permanecer en la institución educativa, se relacionan con el apoyo que obtiene de su núcleo familiar para desempeñar sus actividades académicas, su relación con compañeros de clase y la misma institución, la cual juega un papel importante y hace que el estudiante sienta ese deseo de asistir y permanecer por compartir espacios de conocimiento y recreación, y también el acercamiento y la relación que pueda establecerse entre el docente y el estudiante, que en gran forma genera un vínculo que ayuda a su continuidad en el ciclo educativo” ( Vergara, 2014 : 18).

La relación de estos actores, garantizan el proceso de enseñanza-aprendizaje, proporcionando apoyo, comprensión, motivación, asistencia, trabajando de manera conjunta, para lo cual debe existir una comunicación asertiva entre estas partes, de esta forma habrá mayor entendimiento y se podrá actuar desde las posiciones de cada actor.

Según Navarro “La relación escuela-familia se plantea desde la escuela porque a esta le interesa que sus esfuerzos sean adecuadamente complementados por los actores no-escolares (la familia) que pueden, sin embargo, cumplir un rol educativo.

A la inversa, para la familia, el desempeño de la escuela es importante puesto que espera que los aprendizajes escolares sean también aprendizaje para la vida, esto es, que resulten aplicables al desempeño actual y futuro del estudiante fuera de la escuela” ( Navarro, 2004 : 71).

Mientras que la comunidad ha optado por ser un espectador ante la educación de los individuos, expone situaciones que lo motiva a los estudiantes a dejar de estudiar como lo es la falta de oportunidades, tanto para él, como para la familia, también pueden adquirir dinero fácil mediante situaciones ilegales, la aceptación de un grupo social los incita a desertar y muchos factores más que dan paso a este fenómeno.

La comunidad debe ser quien esté pendiente y apoye el trabajo con los individuos ante el proceso de educación, es decir, velar por el cumplimiento de este derecho fundamental. También este contexto debe generar y aumentar oportunidades para el individuo y su familia, promover herramientas de afrontamiento ante situaciones conflictivas.

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Este contexto le permitirá al individuo tener herramientas para continuar con el proceso de aprendizaje. La relación de la escuela, la familia y la comunidad debe propiciar el desarrollo y crecimiento de cada individuo, pues estos entornos le permiten socializarse en distintas situaciones, generando un aprendizaje basado en las vivencias cotidianas.

Asimismo, esta relación demuestra que los entornos nombrados, proporcionan espacios de aprendizaje, comparten responsabilidades a la hora de formar nuevas generaciones y afrontan diversos retos en el momento de educar de manera conjunta a los individuos.

  • Esta relación se convierte tanto en un derecho como un deber colectivo, es decir, que todos podemos acceder a la educación, pero debemos cumplir con algunas obligaciones como acompañamiento y apoyo familiar, motivación, mejoramiento de la pedagogía escolar, cumplimiento de las obligaciones académicas, aumento de oportunidades, entre otras;

La relación entre las familias, las escuelas y la comunidad debe basarse en el apoyo, acompañamiento y conservación de la comunicación asertiva, para velar por un buen desempeño en los estudiantes, lo que permitirá garantizar el derecho a la educación, promover pautas y estrategias educativas que mitiguen la deserción escolar en las instituciones.

  • CONCLUSIONES La escuela constituye el núcleo central y primordial de la educación; tanto en la comunidad como en la familia, por tanto, su papel como institución está enmarcado en dos direcciones una formar y la otra preparar, para lograr la formación integral del hombre para la sociedad en la cual se va a desenvolver;

La interacción entre maestro y estudiante se debe desarrollar a nivel académico y a nivel personal, lo que contribuye a que los estudiantes generen confianza hacia su docente y puedan desarrollar habilidades sociales que permiten una mejor comunicación y comprensión En esta relación el objetivo es que el maestro acompañe al estudiante y le de herramientas para afrontar situaciones, además de revelar la importancia de la educación y de un proyecto de vida que defina y aclare las aspiraciones individuales La escuela y los maestros se convierten en un elemento fundamental en el desarrollo del estudiante, al brindar herramientas para afrontar situaciones de la vida Ante la deserción escolar, las instituciones deben generar nuevas prácticas educativas que atraigan a los estudiantes y les brinden confianza y estabilidad, lo cual puede estimular deseos de permanecer en la escuela y buscar alternativas para no desertar de esta, lo cual debe ser contenido esencial del trabajo educativo..

¿Cuál es el sentido de la escuela en tiempos de pandemia?

Más allá de lo curricular… – El encuentro con otros, el intercambio de ideas, de aprendizajes, de experiencias, las emociones que nos transmiten los demás, el aprender a socializar, a ser autónomo… Son infinitas las enseñanzas de la escuela más allá de lo estrictamente curricular.

De ahí que la vuelta al colegio sea imprescindible y más importante en ciertos casos que algunos de los riesgos que se puedan correr. Inés Dussel reconoce aún más: “Creo, por ejemplo, que lo que está sucediendo a nivel de las disciplinas artísticas, del diseño, de los medios digitales, vale la pena mirarlo porque es uno de los espacios donde vemos más transformaciones, junto con el de la Lengua, con respecto a las didácticas.

Aparecen cosas nuevas, aparecen didácticas más de la creación, de la participación, confusas muchas veces, no muy interesantes otras, pero a veces sí. Y a mí me gustan mucho algunas. También ahí el sistema francés, por ejemplo, está poniendo mucho más Historia del Arte, medios digitales… Y a mí me gusta mucho esa idea de que Historia del Arte sea una disciplina importante porque, si vas a trabajar hoy como trabajamos —redes sociales—, la imagen es importante”.

¿Cuál es la escuela que queremos?

Ir hacia ‘la escuela que queremos ‘ implica fortalecer los espacios de participación de los distintos actores para promover la formación de sujetos de derechos. Ir hacia ‘la escuela que queremos ‘ requiere un abordaje de la convivencia escolar puesto que implica generar lazos sociales y aprender a vivir con otros.

¿Cuál es el sentido de la escuela César Coll?

“Un aprendiz competente no se identifica por lo que ya ha aprendido y puede demostrar que sabe en una prueba de rendimiento, sino por lo que todavía no sabe, pero es capaz de aprender”, escribía César Coll hace unos años en un recomendable e inspirador texto de título revelador: ” La educación formal en la nueva ecología del aprendizaje [1] “.

  • Un texto en el que Coll también sostenía que “sería un error pensar que no hay relación alguna entre ser un buen estudiante y ser un aprendiz competente;
  • ” Palabras que, aunque el mismo Coll matiza afirmando que aún sería peor pensar y actuar como si fueran lo mismo, nos invitan claramente a huir de posiciones dogmáticas y oposiciones simplificadoras que nos alejan de una comprensión profunda de la complejidad educativa;

La enseñanza está lejos de ser una tarea sencilla. Es una actividad incierta, contextualizada y construida siempre en respuesta a las particularidades de la vida diaria en las escuelas [2]. La enseñanza es una tarea compleja, “laboriosa, paciente y difícil.

Mucho más de lo que la gente cree y muchísimo más de lo que piensan los políticos,” dice Francisco Imbernón [3]. Está lejos de ser un asunto técnico. Al contrario, es algo profundamente ligado a la acción y a la práctica.

Es una práctica racional, reflexiva e intencional pero también subjetiva y altamente incierta. Requiere improvisación, conjetura, experimentación y valoración [4] , cualidades muy alejadas de una concepción puramente técnica de la misma. Requiere, por parte de los profesionales, de una continua reflexión sobre, desde y en la práctica [5].

No puedo plantearme qué enseñar y qué aprender, si no pienso en qué tipo de sociedad quiero promover y en qué tipo de persona en esta sociedad quiero promover. Volviendo sobre las palabras de César Coll resultan especialmente clarificadoras también en momentos como los actuales en los que conceptos como escuela , enseñanza , estudio , maestro , y estudiante han sido en gran parte sustituidas, como ha sostenido Gert Biesta [6] , por un nuevo lenguaje en torno al aprendizaje (entornos de aprendizaje, la mediación del aprendizaje, el aprendizaje y el aprendiz).

Una tendencia que Biesta ha denominado aprendificación de la educación (learnification of education) y que consistiría en la sustitución del lenguaje educativo por el lenguaje del aprendizaje y en “la tendencia a referirse a los maestros como facilitadores del aprendizaje, a la enseñanza como la creación de oportunidades de aprendizaje, a las escuelas como ambientes de aprendizaje, a los estudiantes como aprendices y a los adultos como adultos aprendices, al campo de la educación de adultos como el aprendizaje a lo largo de la vida y a la educación en general como el proceso de enseñanza/aprendizaje.

  1. [7] ” Aunque Cesar Coll nos alerta de que no podemos separar al estudiante del aprendiz, sabemos que no son términos sinónimos, y que no es lo mismo hablar de estudiar que hablar de aprender, ni es lo mismo ser estudiante que ser aprendiz;

Y si hablamos de la escuela, de su sentido y de educar en la escuela, parece razonable recordar, como señala Larrosa [8] , citando a Robert McClintok, que el concepto educativo fundamental sería el estudio y no la enseñanza ni el aprendizaje. El “estudio no tiene que ver con adquirir conocimientos o competencias o, en general, con el logro de resultados de aprendizaje, sino con la formación del sujeto y con la transformación de su relación con el mundo, es decir, con hacerla más atenta, cuidadosa, densa y profunda [9] ” (McClintock, 1971).

  1. Donde la idea de formación del sujeto sería clave;
  2. La educación tiene que ver con lo que nos pasa, “y en tanto que nos pasa nos forma, nos transforma, nos deforma o nos conforma [10] ” La escuela es el dispositivo del que nos hemos dotado para realmente conseguir que las personas nos construyamos como personas;

El problema con el lenguaje del aprendizaje en el discurso educacional “es que hace más difícil, sino imposible, las preguntas decisivas acerca del contenido, el propósito y las relaciones. [11] ” Y, como sostiene César Coll en esta conversación, no tiene sentido, no puedo “plantearme qué enseñar y qué aprender, si no pienso en qué tipo de sociedad quiero promover y en qué tipo de persona en esta sociedad quiero promover”.

  • Es más, continúa, “cuando yo, profesor, intento concretar esto en mi aula, no puedo hacerlo si no paso por situaciones concretas;
  • Entonces, tengo que elegir y eso me lleva al tema de la dimensión ética, moral, ideológica;

” La enseñanza siempre está orientada hacia algo y es una actividad profundamente situada. La educación, a diferencia del aprendizaje, está siempre enmarcada por un telos , por unos fines, por un sentido de propósito. “Lo que me llevará a decir si tengo o no yo que poner algo es pensar que ese algo que tengo que poner en el currículum va en la línea de lo que yo pienso que toda persona debería hacer y poder hacer en esta sociedad o no”.

Siempre hay que elegir. La cuestión del propósito es la cuestión educativa central. “Solamente cuando tenemos claridad de lo que queremos lograr a través de nuestros esfuerzos educativos es posible tomar decisiones significativas sobre el qué y el cómo de tales esfuerzos, es decir, decisiones sobre los contenidos y los procesos [12] “.

Por eso el lenguaje de los aprendizajes y de las competencias es un lenguaje insuficiente. “Se pensó que el hacer una definición de lo que enseñar y aprender por competencia, es decir, poner el énfasis en la aplicabilidad, en la funcionalidad, en la experiencia, en lo situado, iba a resolver el problema del sentido y el problema del fracaso”, dice.

Una competencia, dice Coll en esta conversación, siempre está ligada a un contexto. Y ese contexto es un contexto situado y cultural”. La pregunta sería: ¿cómo avanzamos hacia una definición de las competencias que no las convierta en algo puramente técnico, algo formal, algo burocrático que haya que llenar poniendo no sé cuántas columnas, sino que les dé esta dimensión moral, ética e ideológica? El sentido de la escuela, el fin fundamental de la educación escolar sería entonces “decidir la clase de persona que queremos ser y la clase de mundo en el que queremos vivir, diferenciar con claridad los intereses de los que partimos para abrirnos a nuevos intereses que amplíen nuestro horizonte personal, superar la satisfacción de los deseos inmediatos para dar cabida a los deseos deseables [13] “.

Esta defensa de la escuela, de la enseñanza y del estudio como categorías educativas y la crítica a aproximaciones dominadas por el lenguaje de la calidad, la eficiencia, el rendimiento, lo que funciona y la medición, no ignora la necesidad, casi urgencia, de pensar y repensar la escuela.

Para César Coll, el sentido último de la escuela sigue siendo el mismo. “Es el dispositivo del que nos hemos dotado para realmente conseguir que las personas nos construyamos como personas”, sostiene. “El problema que tiene la escuela es que esa sociedad para la que sigue formando a los ciudadanos ha cambiado profundamente.

” Por eso es importante repensar la escuela. “Hay que repensar profundamente la escuela para que pueda seguir cumpliendo su función porque es la única que lo puede hacer como institución. ” Repensar la escuela, para Coll, no es tanto una cuestión de ampliar infinitamente los currículos, incorporando nuevas asignaturas o listas interminables de habilidades.

Tampoco, solo, una cuestión de abrir la escuela al entorno, ni traer el entorno a la escuela. Se trata más bien de entender la escuela como “un nodo de una red de contextos de actividad que ofrecen recursos y oportunidades para aprender”.

O recuperando una bella imagen que nos sugiere César Coll en la conversación, entender que la escuela puede y debe hacer también una función de vestíbulo desde el cual acceder a otros entornos de aprendizaje a los que, de otra manera, no se podría acceder o solo podrían acceder algunos.

Por eso su insistencia en que las políticas educativas ya no pueden ser únicamente políticas escolares. Si algo hemos aprendido de la situación provocada por la pandemia es que las enormes desigualdades que se siguen dando en el mundo de la educación ya no se pueden abordar sólo desde la escuela.

Las políticas de equidad tienen que seguir siendo escolares, pero no pueden seguir siendo solo escolares. Necesitamos más escuela que nunca, pero la escuela sola no puede. Carlos Magro @c_magro [1] Coll, C. (2013). La educación formal en la nueva ecología del aprendizaje: tendencias, retos y agenda de investigación en Rodríguez Illera, J.

  1. (Coord;
  2. ) Aprendizaje y Educación en la Sociedad Digital;
  3. 166 [2] Marcelo, C;
  4. (2001);
  5. Aprender a enseñar para la Sociedad del Conocimiento;
  6. Revista Complutense de Educación Vol;
  7. 12 Núm;
  8. 2 (2001) 531-593;
  9. Obtenido de http://revistas;

ucm. es/index. php/RCED/article/viewFile/RCED0101220531A/16749Revista [3] Imbernón, F. (2017). Ser docente en una sociedad compleja. Barcelona. Grao. 21 [4] Marcelo, C. (2001). Aprender a enseñar para la Sociedad del Conocimiento. Revista Complutense de Educación Vol. 12 Núm.

2 (2001) 531-593. Obtenido de http://revistas. ucm. es/index. php/RCED/article/viewFile/RCED0101220531A/16749Revista [5] Schön, D. (1983). The Reflective Practitioner. New York: Basic Books. [6] Biesta, G. (2004). Against learning.

Reclaiming a language for education in an age of learning. Nordisk Pedagogik, 23, 70–82. [7] Biesta, G (2016). Devolver la enseñanza a la educación. Una respuesta a la desaparición del maestro. Pedagogía y Saberes No. 44. Universidad Pedagógica Nacional. Facultad de Educación.

2016. pp. 119–129. 121 [8] Larrosa Bondía, J. (2019). Vindicación del estudio como concepto educativo: a propósito de aprender/estudiar una lengua. Teri. 31, 2, jul-dic, 2019, pp. 131-151 [9] MacClintoc, R. (1971). Towards a place for study in a world of instruction.

Teachers College Record, 73(2), 161-205 [10] Larrosa Bondía, J. (2018). A contracorriente de las últimas tendencias, el especialista Jorge Larrosa propone no descartar la vieja escuela. Disponible en https://ladiaria. com. uy/educacion/articulo/2018/7/a-contracorriente-de-las-ultimas-tendencias-el-especialista-jorge-larrosa-propone-no-descartar-la-vieja-escuela/ [11] Biesta, G.

(2012). Giving teaching back to education: responding to the disappearance of the teacher. Phenomenology & Practices, vol 6, No. 2, pp. 35-49. [12] Biesta, G (2016). Devolver la enseñanza a la educación. Una respuesta a la desaparición del maestro.

Pedagogía y Saberes No. 44. Universidad Pedagógica Nacional. Facultad de Educación. 2016. pp. 119–129. 123 [13] García Moriyón, F. (2017). Prólogo al libro de Gert Biesta, El bello riesgo de educar. Madrid. Ediciones SM. 11.