El Sistema Educativo Español se estructura en enseñanzas de régimen general y en enseñanzas de régimen especial. Se incluyen dentro de las primeras la educación infantil, la educación primaria, la educación secundaria obligatoria, el bachillerato, la formación profesional y la educación universitaria.
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¿Cómo era la educación de los españoles?
Desde la época medieval hasta siglo SXIX en España la educación estuvo en manos de la Iglesia, sin un sistema de escolarización. Los hijos de familias acomodadas y con títulos nobiliarios tenían acceso a la educación. Además, en algunas localidades (pocas) los párrocos enseñaban a leer a los niños.
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¿Cómo era la educación en España en el siglo XIX?
Las historia de la educación en el siglo XIX en España. – La primera ley educativa en España fue la Ley de Instrucción Pública de 1857 conocida como Ley Moyano. Con esta ley se intentaba solucionar el grave problema de analfabetización en España. Con la Ley Moyano, se implantan los grandes principios del moderantismo histórico.
Estos son la gratuidad relativa para enseñanza primaria, la centralización, la uniformidad, la secularización y la libertad de enseñanza limitada. La Primera Enseñanza era impartida en las escuelas gratuitamente. Aun así, son los niños de familias de clase media los que realmente van a la escuela. Los de clase baja, debido a los problemas económicos de sus familias, hacía que los niños resultasen mucho más útiles como mano de obra.
Por otra parte, los niños de clase alta eran educados por institutrices en sus propias casas. Las institutrices vivían con la familia que las contrataba y se encargaban de la educación de los menores de la familia. La mujer ocupaba un papel pasivo donde no era común su culturización, por lo que se usaron medios exclusivos para ellas, creando materias específicas dentro de la educación. Magisterio era la única titulación apta para las mujeres. Había tanto maestras como maestros en las aulas, aunque el número de maestros era mayor. Los maestros de los pueblos probablemente ni siquiera tenían título. Eran los más sabios los que se encargaban de esta ardua tarea. Estos daban clase incluso en la calle porque muchos pueblos no podían permitirse tener aulas. Esperamos que os haya gustado este breve acercamiento a la Historia de la educación en el siglo XIX. Próximamente seguiremos con más post sobre este tema.
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¿Cómo era la educación en los años 70 en España?
Constaba de tres cursos, de los 15 a los 18 años, con materias comunes en primer curso y una moderada diversificación en función de la especialidad (Letras, Ciencias, y Mixtos de ambos). A su término si se superaban con éxito las enseñanzas se obtenía el título de Bachiller.
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¿Cuando empezo el sistema educativo español?
Es en el siglo XIX donde se empieza a regular el Sistema Educativo de nuestro país, y como primer paso de organización surge, en 1836, el Plan General de Instrucción Pública, al que le sigue en 1845 el Plan Pidal, en el que se es- tablecen la centralización y secularización de la enseñanza.
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¿Cómo era la educación de los españoles antes de la conquista?
Hidalgo / 12.10.2016 06:23:37 Antes de la conquista española, en lo que ahora es México, sobresalían las culturas Olmeca, la tolteca, la azteca, la maya, la náhuatl, la totonaca, la zapoteca, la mixteca, la tarasca, entre otras. Estos pueblos, tenían diferentes formas de economía, social y política.
Algunos habían desarrollado sociedades urbanas y otros se dedicaban a la agricultura o eran cazadores y recolectores. Me interesa apuntar, lo referente a educación de dos grandes culturas: la azteca y la maya. Reconocer su cosmovisión respecto a la educación es importante para valorar la esencia cultural de México y orientar el sentido en la formación integral de nuestros educandos.
La educación en los Aztecas tenía como propósito fundamental, formar la personalidad del individuo, lo cual se expresaba en lengua náhuatl como “in ixtli, in yollotl”, “alcanzar el rostro y el corazón”. Si bien les enseñaban un oficio, también les infundían el amor por él.
- En toda actividad se les inculcaba un gran sentido de la familia y del grupo humano.
- La característica fundamental en la educación de los Aztecas era activa e integral.
- Vega Cauich, 2007).
- Los dos principios fundamentales que guiaron la educación en los Aztecas, desde el hogar hasta la escuela eran: el del autocontrol por medio de una serie de privaciones a que debía acostumbrarse el niño y el conocimiento de sí mismo y de lo que debe llegar a ser, inculcado a base de repetidas exhortaciones paternas y de los maestros.
Una segunda etapa en el proceso de educación se abría con la entrada del niño a los centros educativos. La educación especializada más importante se llevaba a cabo en el Tepochcalli (si se quería ser guerrero) o en el Calmécac si iban a dedicarse a las ciencias (Vega Cauich, 2007) La elección de uno u otro dependía de la voluntad de los padres, guíados por los consejos del sacerdote que leía los horóscopos de la fecha del nacimiento del niño, y, aunque el Calmécac era el destino habitual de la aristocracia, no era exclusivo, sino un colegio abierto a todos.
- Había colegios separados para hombres y mujeres. (J.L.
- Guerrero s/f).
- La diferencia entre un colegio y otro podríamos ponerla en lo intelectual.
- El Tepochcalli miraba más a la formación práctica, para la guerra y el trabajo; el Calmécac más a la académica.
- Los del Tepochcalli, por ejemplo: “.
- Siendo ya hábil para la pelea, llevábanle y cargábanle las rodelas, para que las llevase a cuestas Iban todos juntos a trabajar dondequiera que tenían obra, a hacer barro, o paredes, maizal, o zanja o acequia y traer leña a cuestas de los montes.” (SAHAGUN.
s/f) En el Calmécac, en cambio, sin descuidar la guerra se atendía más al estudio: “Tenían maestros prelados que les enseñaban y ejercitaban en todo género de artes militares, eclesiásticas y mecánicas y de astrología por el conocimiento de las estrellas, de todo lo cual tenían grandes y hermosos libros de pinturas y caracteres de todas estas artes por donde las enseñaban.
- Tenían también libros de su ley y doctrina a su modo por donde los enseñaban, de donde hasta que doctos y hábiles no los dejasen salir sino ya hombres.” (DURAN Fr.
- Diego O.P S/f).
- En relación a la educación de los Mayas, B.
- Adriana (2009) nos dice que predominaron la religión y la agricultura y por ello que su educación giro en torno de ellas.
Se establecieron como fines esenciales de la vida entre los mayas, al servicio de la religión. Los mayas reconocían las diferentes variantes del hombre y la mujer maya. La niñez, la adolescencia y la madurez. La educación de los pueblos mayas tenía las características siguientes: a) Se desarrollaba en forma paralela al adelanto de los instrumentos de producción.
- Y al acendrado espíritu religioso; b) Era de carácter mimético y tradicional; c) Las habilidades y destrezas se referían al cultivo del maíz y a las labores del hogar; d) Existía deferencia entre la educación del hombre y la mujer.
- La educación maya tenía carácter asistemático, o sea que en ella no existía una planificación rígida y supervisada por las clases dominantes.
Los sacerdotes tenían dentro de sus atribuciones la observación de los astros y del cálculo del tiempo. La educación mimética se desarrollo en gran medida pues los mozos reverenciaban mucho a los ancianos y ancianas y tomaban de ellos y de ellas sus consejos.
En las actividades públicas se reunía el pueblo y eran de carecer religioso, guerrero y recreativo y el ritual para participar en esas actividades pertenecía al saber popular. El cual se transmitía en una forma oral, de generación en generación. Entre los mayas se le dio mucha importancia a la educación ética y a la educación femenina: empleaban las danzas en muchas de sus conmemoraciones religiosas y recreativas.
En donde exhibían hermosos trajes, por lo que su educación estética fue magnífica. La educación de la mujer se diferenciaba de la del varón. A ella se les enseñaba la discreción y las madres se preocupaban por irles enseñando todo lo bueno que ellas sabían.
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¿Cómo era la educación en España en los años 40?
LA EDUCACIÓN ESCOLAR EN LOS AÑOS 40 A partir de la realización de un trabajo individual en la asignatura de Tendencias Contemporáneas de la Educación el cual consistía en investigar cuáles han sido los cambios en la educación escolar desde nuestros abuelos hasta nuestros hermanos o primos, me ha resultado verdaderamente interesante dicha investigación y por ello quiero compartir los resultados obtenidos.
- Para ello realicé varias entrevistas a miembros de mi familia y así, contrastar resultados.
- Gracias a dichas entrevistas, he podido conocer cómo era la escuela de los años 40′, qué material utilizaban, el carácter del profesorado o las asignaturas que tenían,entre otros muchos aspectos.
- La escuela de los años 40′ no tenían ningún tipo de recurso para mantener el aula caliente en época de invierno, debían ir muy abrigados, cosa que no podían permitírselo ya que era un periodo en el que no se podían comprar la indumentaria correcta.
Respecto a la edad en la que comenzaban el colegio era alrededor de los seis y siete años, e incluso muchos de ellos no acudían, ya que era mucho más importante mantener la familia y los padres preferían que sus hijos trabajasen en el campo antes que ir a la escuela.
Tenían un sólo profesor, el cual impartía todas las asignaturas. Entre ellas destacaban: Lengua Española, Geometría, Aritmética, Historia de España o Ciencias de la Naturaleza. No estudiaban ninguna lengua extranjera, ya que lo más importante era el nacionalismo español; la Religión y la Historia Española.
Se recuerda al profesor como alguien muy autoritario y respetado. Los alumnos eran castigados físicamente cuando no cumplían las normas impuestas en el aula. La religión estaba vigente en el día a día, debían rezar al entrar y al salir del aula, al igual que tenían la obligación de saludar al profesor cuando entraba a clase.
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¿Cómo era la educación en el siglo XVI en España?
Las órdenes mendicantes – En el siglo XVI la enseñanza estaba en manos de las órdenes mendicantes que se empeñaron en difundir la religión católica imponiéndola implacablemente, ese fue el antecedente de la educación en la Nueva España. Estas órdenes fundaron importantes colegios para indígenas como el de Santa Cruz de Tlatelolco, de enseñanza superior, que instruía a los indígenas nobles en bellas artes y filosofía, se fundó en 1536, desapareciendo a finales del siglo XVI.
Otros colegios importantes fueron El Colegio de San Pablo en la ciudad de México, y el de Tiripetio en Michoacán, donde enseñaban lectura, escritura, gramática latina, retórica, filosofía, música y medicina mexicana. Contaron con destacados maestros como García de Cisneros, Fray Juan Focher, Fray Juan de Gaona, Vasco de Quiroga, Fray Juan de Zumárraga y Fray Pedro de Gante, quien fundó la primera escuela de artes y oficios: San José de los Naturales en 1527.
Todos ellos fueron humanistas destacados que, junto con alumnos sobresalientes que accedieron a estudios superiores, llevaron a cabo importantes trabajos de rescate de su antigua cultura. El Colegio de San Juan de Letrán inició con el nombre de “Colegio para mestizos” y fue creado en 1548 por autorización del rey.
- Recibía 600 mil pesos procedentes de la minería, aportaciones particulares y limosnas.
- Su labor era recoger y sustentar por cuenta del gobierno a los niños mestizos abandonados, aunque posteriormente se aceptarían otros niños cuyos padres los enviaban a instruirse.
- Se enseñaba doctrina y gramática latina, así como vocabulario indígena.
Los alumnos de Letrán estaban divididos en dos clases: los que aprendían un oficio en tres años y los que estudiaban letras en siete años.
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¿Cómo era la educación en el siglo 18 en España?
A medida que avanza el siglo XVIII y conforme se extiende la Ilustración, crece la preocupación entre las clases acomodadas por la educación de sus vástagos, tanto varones como hembras. No obstante, la femenina se trata de un tipo de educación no regulada aún y menos generalizada que la masculina, que contó con iniciativas oficiales como los Reales Seminarios de Nobles,
El censo de Floridablanca de 1787 arroja una proporción bastante elocuente: un total de 25 colegios con 642 alumnas frente a 160 con 3.793 alumnos (ápud Bolufer, 2005: 5). Según costumbre en el Antiguo Régimen, era una educación separada por sexos y existía una evidente diferenciación entre las escuelas elementales, tuteladas en su mayoría por organismos públicos que impartían primeras letras a las clases bajas, y los colegios para señoritas, regidos por órdenes religiosas.
Entre estos destacaron los Colegios del Real Patronato, fundados por iniciativa real desde tiempos de los Habsburgo, como es el caso del de Nuestra Señora de Loreto, que a finales del siglo XVIII reformó sus Constituciones de 1637 y añadió nuevas materias como la aritmética, geografía e historia, la propia lengua y música (Nava, 1996: 87), que se sumaban a las habituales femeninas de labores y doctrina cristiana; no se mencionaban ahí idiomas modernos.
- En esa época se establecieron en España otras órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza femenina como las Salesas, las Dominicas y las Hijas de María, que se encargaron de dotar de formación adecuada a las niñas nobles o hijas de las élites emergentes (Franco 1994: 239).
- Precisamente las primeras regentaron el Colegio del Monasterio de la Visitación en Madrid, del Real Patronato, que fue la primera institución femenina que incluyó idiomas, dentro de un plan que menciona el francés junto a las lenguas clásicas, música y labores de costura y bordados (ibíd.: 240, n.36).
Convertido en centro de prestigio, se formaron en él señoritas nobles de distintos lugares de España, e incluso la condesa de Montijo pudo adquirir allí conocimientos suficientes para convertirse en traductora al español de la obra del jansenista Nicolás Le Tourneux, Instrucción sobre el sacramento del matrimonio y sobre las ceremonias con que la Iglesia le administra (1774) (Bolufer, 2008: 155-156).
Hubo también iniciativas educativas laicas como la de Pablo de Olavide, quien en 1768 propuso crear colegios donde se enseñara gramática, francés, geografía e historia, dibujo, baile, música, y nociones de cosmología, poesía y declamación, aunque no prosperó (Bolufer, 2005: 5). Así, existían pocos centros femeninos, por lo cual muchas aristócratas eran educadas por preceptores privados y otras de las clases medias también aprendían en sus casas, supervisadas por sus madres; entre las lecciones que recibían estaban el francés o el baile, impartidas por profesores contratados, que se anunciaban como tales en la prensa (Bolufer, 2005: 5).
La presencia de traductoras en el panorama, sobre todo a partir del último tercio del siglo XVIII y principios del siglo XIX, revela que un buen número de mujeres aprendió idiomas de una forma u otra. Es destacable la elevada proporción de ellas frente a los varones en el estamento aristocrático; entre la burguesía algunas como María Rosario Romero Masegosa confesaron haberlos estudiado de modo autodidacta para hacer de la traducción su modus vivendi (López-Cordón, 1996: 110, n.78).
El cómputo de traducciones por mano femenina se eleva a veintisiete, sobre todo de títulos franceses y de temática formativa o edificante (Bolufer, 2008: 155-156). Asimismo, constan testimonios esporádicos de señoritas que realizaban exámenes públicos como exhibición de sus talentos excepcionales, entre ellos los idiomas, que despertaban mucha expectación (Bolufer, 2000: 218).
En 1768 María Rosario Cepeda se examinó públicamente en Cádiz de castellano, francés, latín y griego y por falta de tiempo no realizó el examen de italiano; por ello el Ayuntamiento la nombró regidora honoraria de la ciudad y le dedicó un retrato con la leyenda: “insigne por su erudición en varias lenguas”, aunque años después esa misma corporación rechazó la petición de una maestra francesa de abrir una escuela para señoritas (Bolufer Peruga, 2000: 219, n.61).
En 1785 Carlos III autorizó a María Isidra de Guzmán y de la Cerda, hija de los marqueses de Montealegre, a examinarse para obtener el grado de doctora de la Universidad de Alcalá; los ejercicios consistieron en una disertación filosófica en latín y gramática griega, latina, castellana, francesa e italiana, entre otras materias (De Azcárate, 2000: 37-39).
En septiembre de ese mismo año la infanta Carlota Joaquina, a sus diez años, realizó en Lisboa diferentes pruebas, la última de las cuales fue un examen de gramáticas y lenguas portuguesa, española y francesa, según publicó la Gaceta de Madrid, En 1797 la nieta del conde de Marcel de Peñalba, Venturina González de Cienfuegos y Carrió, participó en el Instituto Asturiano de Gijón en un certamen en que realizó una traducción directa del castellano al francés y otra inversa, e “hizo el análisis de esta lengua, muy bien, muy bien”, según anotó Jovellanos en su Diario, quien por ello le regaló un ejemplar de Las veladas de la quinta de la condesa de Genlis (Jovellanos, 1999: 720).
Los casos de Josefa Amar y Borbón, que publicó en 1790 el Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres, que contenía un plan educativo para las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres, y los del almirante Mazarredo, que pidió al matemático Isidoro Morales redactase otro adecuado para la educación de su hija, aparecido en 1796, sitúan los idiomas como pieza relevante de la educación femenina.
Además, revelan un cambio de sensibilidad en la percepción de cuál había de ser su educación, aunque entonces aún estuviera reducida a las hijas de las élites (Gimeno Puyol: 2012). A las nuevas actitudes habían contribuido famosos textos pedagógicos europeos sobre la educación femenina, que se difundieron por España traducidos o en versión original: Fénelon, Tratado de la educación de las hijas (trads.1769, 1770), Charles Rollin, Educación y estudios de los niños y niñas y jóvenes de ambos sexos (trad.1781) y Madame de Lambert, Nuevas reflexiones sobre las mujeres.
Carta sobre la verdadera educación (1727). Los ilustrados españoles también generaron un debate en torno a las capacidades y necesidades educativas femeninas, mediante diversas publicaciones: Benito Jerónimo Feijoo, “Defensa de las mujeres” ( Teatro crítico universal, XVI, t. I, 1726); el anónimo Discurso sobre el lujo de las señoras (1788); Jovellanos, Memoria leída en la sociedad Económica de Madrid sobre si se debían o no admitir en ella las señoras (1786); Josefa Amar y Borbón, Discurso en defensa del talento de las mujeres y de su aptitud para el gobierno y otros cargos en que se emplean los hombres (1786); y la Apología de las mujeres de Inés Joyes (1798).
Los textos de Jovellanos y Amar y Borbón fueron parte de una encendido polémica en el seno de la Sociedad Económica de Amigos del País Matritense, que alcanzó gran repercusión en los periódicos Memorial Literario y La Pensadora Gaditana (Ortega, 1988: 317-320).
Amar y Borbón, Josefa (1994): Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres, María Victoria López-Cordón (ed.), Madrid, Cátedra. Azcárate Ristori, Isabel de (2000): Una niña regidora honoraria de la Ciudad de Cádiz, Cádiz, Quorum Libros Editores. Bolufer Peruga, Mónica (2000): “Galería de «mujeres ilustres» o el sinuoso camino de la excepción a la norma cotidiana”, Hispania LX/1, 204, 181-224. – (2005): “Transformaciones culturales: luces y sombras”, en Historia de las mujeres en España y América Latina, vol.2: El mundo moderno. España y América colonial, Madrid, Cátedra, 479-510. – (2008). La vida y la escritura en el siglo XVIII. Inés Joyes: Apología de las mujeres, València, Publicacions de la Universitat de València. Capel Martínez, Rosa María (2007): “Mujer y educación en el Antiguo Régimen”, Historia de la educación 26, 85-110. Franco Rubio, Gloria (1994): “Patronato regio y preocupación pedagógica en la España del siglo XVIII: El Real Monasterio de la Visitación de Madrid”, Espacio, Tiempo y Forma (Serie IV, Historia Moderna 7), 227-244. Gallego Abaroa, Elena (2006). “La educación de las mujeres en los discursos ilustrados”, Mediterráneo Económico 9, 83-94. Gaceta de Madrid (14-X-1785) 82: 669-670. Gimeno Puyol, María Dolores (2012): “Los idiomas en la educación femenina en la España del siglo XVIII: Josefa Amar y Borbón y José Isidoro Morales”, in Félix San Vicente y María Luisa Calero Vaquero (coords.), Discurso de género y didáctica. Relato de una inquietud, Bolonia / Córdoba, CLUEB, 53-68. Gutiérrez Zuluaga, Isabel (1972): Historia de la educación, Madrid, Narcea. Jovellanos, Gaspar Melchor de (1999): Diario,2º, María Teresa Caso Machicado y Javier González Santos (ed. crítica, prólogo y notas), Obras completas, tomo VII, Oviedo, Ayuntamiento de Gijón, Instituto Feijoo. López Cordón, María Victoria (1996): “Traducciones y traductoras en la España de finales del siglo XVIII”, en Cristina Segura y Gloria Nielfa (eds.), Entre la marginación y el desarrollo: Mujeres y hombres en la historia. Homenaje a María Carmen García-Nieto, Madrid, Ediciones del Orto, 89-112. Nava Rodríguez, María Teresa (1992): La educación en la Europa Moderna, Madrid, Síntesis. – (1996): “Mujeres y alumnas en la Edad Moderna: en torno a un Colegio del Real Patronato”, in Cristina Segura y Gloria Nielfa (eds.), Entre la marginación y el desarrollo: Mujeres y hombres en la historia. Homenaje a María Carmen García-Nieto, Madrid, Ediciones del Orto, 73-88. Negrín, Olegario (1984): Ilustración y educación. La Sociedad Económica Matritense, Madrid, Editora Nacional. Ortega, Margarita (1988): “La educación de la mujer en la Ilustración”, Revista de Educación nº extraordinario- La educación en la Ilustración española, 303-326. Pérez Pacheco, Pilar (2006): “La mujer del Setecientos: entre la educación y la costumbre. Hacia una nueva lectura de Amar y Borbón, Cadalso, Moratín y Jovellanos”, en Dolores Fernández López, Mónica Domínguez Pérez y Fernando Rodríguez-Gallego (eds.), Campus Stellae: haciendo camino en la investigación literaria, Santiago de Compostela, Universidade de Santiago de Compostela, t. I, 487-495. Piquer Desvaux, Alicia (2012): “Femmes lectrices / femmes apprenantes: le rôle et la place de la femme dans l’enseignement du français en Espagne aux XVIII e et XIX e siècles, Documens pour l’histoire du français lanmgue étrangère dans l’Europe moderne, 47-48, 157-171. Vázquez Madruga, María Jesús (1999): María Isidra Quintina de Guzmán y la Cerda, la Doctora de Alcalá, Alcalá de Henares, Centro Asesor de la Mujer.
¿Cómo era la educación en los años 60 en España?
La educación durante la Dictadura española estaba marcada por la división de géneros. Niñas y niños debían estudiar por separado y las materias también eran diferentes; ellas recibían lecciones para ser excelentes amas de casa y ellos aspiraban a una carrera profesional. Así era la educación en la época.
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¿Cómo era la educación en los 70 y 80?
Recapitulando, el periodo 1970 -1980 representó el momento de expansión acelerada de las oportunidades escolares, pero en los años ochenta baja el ritmo de crecimiento en primaria y secundaria drásticamente, y si bien preescolar mantiene el ritmo, a partir de la segunda mitad muestra un claro estancamiento.
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¿Quién decide el sistema educativo en España?
El Sistema Escolástico en España – En España la educación es una competencia compartida entre el Estado y las comunidades autónomas, El Estado determina la estructura general del sistema educativo, como por ejemplo: tipologías, niveles, cursos, requisitos.
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¿Cómo se formó el sistema educativo?
Grecia – No fue hasta la antigua Grecia cuando aparece algo parecido a lo que entendemos hoy como sistema educativo. Inicialmente eran clases que recibían los hijos de clase social alta pero posteriormente el sistema pasó a ser controlado por el gobierno y se democratizó a todas clases sociales.
Con un importante matiz, dejaban fuera a las mujeres y los esclavos. El objetivo de ese sistema educativo era crear ciudadanos que sirvieran al fortalecimiento del estado y para ello se cultivaba no sólo la mente y el espíritu sino también el cuerpo. Aparece la escuela peripatética que escenificaba el aprendizaje tomado de la abierta observación de la naturaleza a través de paseos al aire libre, donde maestros y discípulos compartían un estado dinámico de pensamiento caracterizado «por el tránsito» de las ideas, el debate,
Gracias a la expansión helenística durante la época de Alejandro Magno, esta aproximación a la educación acabó calando en lugares tan distantes como India, China y Oriente Medio.
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