Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron?

Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron
El bombardeo ‘por error’ durante la Segunda Guerra que dejó 86 niños muertos en Dinamarca: ‘Bajé al sótano con un compañerito que no sobrevivió’.

¿Qué pasó con los niños de la Segunda Guerra Mundial?

Junto con los adultos mayores, los niños tenían la tasa más baja de supervivencia en los campos de concentración y de exterminio. Las personas de más de 50 años de edad, las mujeres embarazadas y los niños pequeños eran enviados de inmediato a las cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau y de otros centros de exterminio.

¿Cuál fue la ciudad más destruida en la Segunda Guerra Mundial?

Bombardeo de Dresde
Parte de la Segunda Guerra Mundial Parte de bombardeos estratégicos durante la Segunda Guerra Mundial
Dresde tras el bombardeo vista desde lo alto de la torre del ayuntamiento. Famosa foto de Richard Peter.

¿Qué era la hipo en Copenhague?

Miembro armado de la HIPO Los Cuerpos HIPO (en danés: HIPO-korpset ) era un cuerpo de policía auxiliar danés, establecido por la Gestapo alemana el 19 de septiembre de 1944, cuando la policía civil danesa se disolvió y la mayoría de sus oficiales fueron arrestados y deportados a campos de concentración en Alemania. La mayoría de los miembros de la HIPO fueron reclutados de las filas de colaboradores nazis daneses. La palabra HIPO es una abreviación de la palabra alemana Hilfspolizei (“policía auxiliar”). El objetivo de la HIPO era ayudar a la Gestapo como unidad de policía auxiliar.

La HIPO se organizó de manera muy similar a la de la Gestapo. Algunos hombres estaban uniformados para ser visibles mientras otros trabajaban en secreto vestidos de civil. Los hombres uniformados vestían un uniforme negro con la insignia de la policía danesa.

La HIPO, como la Gestapo, tenía sus propios informantes. La principal diferencia fue que la mayoría de la Gestapo eran alemanes que trabajaban en un país ocupado, mientras que la HIPO estaba compuesto en su totalidad por daneses que trabajaban para los ocupantes alemanes.

Durante el último invierno de la guerra, varios miembros de HIPO fueron torturados y asesinados. Como represalia, el cuerpo aterrorizó a la población civil e hizo explotar casas, fábricas e incluso los jardines de Tivoli.

El Grupo Lorenzen , también conocido como Sección 9c , era un grupo paramilitar armado de daneses subordinados a la HIPO. Después de la guerra, haber servido en la HIPO se convirtió en uno de los crímenes de colaboracionismo de carácter retroactivo. De doscientos a trescientos miembros de la HIPO fueron procesados bajo estas leyes.

¿Qué país bombardeo Copenhague?

La ocupación de Dinamarca por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial se extendió desde el 9 de abril de 1940 hasta el 5 de mayo de 1945. Comenzó con la invasión de Dinamarca por el III Reich en la Operación Weserübung y concluyó cuando soldados británicos consiguieron la rendición de las unidades de la Wehrmacht estacionadas en suelo danés, sin afrontar resistencia apreciable.

¿Cuántos niños quedaron huérfanos en la Segunda Guerra Mundial?

S emanas antes de que el régimen nazi iniciara su descenso a los infiernos,  Adolf Hitler  pronunció uno de sus discursos más infaustos: “¡Si el pueblo alemán no está dispuesto a emplearse a fondo para sobrevivir, no le quedará otra que desaparecer!”.

  • En su delirio, el comandante supremo del Reich pensaba que los mejores alemanes habían muerto en los campos de batalla;
  • El resto, los que le habían fallado, incluidos los niños y las mujeres, solo merecían morir;

En Prusia Oriental, el dirigente nazi Erich Koch sabía que llegaría el Ejército Rojo, pero se había negado a consentir la evacuación de los civiles germanos al considerarla una medida “derrotista”. Su decisión causó el caótico éxodo masivo de la población en pleno invierno, con temperaturas de 25 grados bajo cero y con el continuo ametrallamiento de aviones y carros de combate rusos a los civiles que huían en tan precarias condiciones.

En aquella vorágine, muchos niños fueron separados de sus padres, quedando aislados, desorientados y hambrientos. Entre el 12 de enero y mediados de febrero abandonaron sus hogares en las provincias orientales casi ocho millones y medio de alemanes.

En el caso de Königsberg, capital de Prusia Oriental, el último tren de refugiados salió el 22 de enero. Dos días después las fuerzas del mariscal soviético Konstantin Rokossovsky alcanzaron las orillas de la laguna del Vístula, aislando la región del resto de Alemania.

Durante aquellos días de sangre y fuego, los pequeños que habían perdido a sus padres se refugiaron en los bosques para no ser detectados por las patrullas del Ejército Rojo. Pronto fueron bautizados como los ‘niños lobo’, ( Wolfkind  en alemán).

Su trágica epopeya fue un episodio de la Segunda Guerra Mundial olvidado por la Historia. Antes de que se adentraran en Alemania, los rusos fueron aleccionados para vengarse de las atrocidades que los soldados de Wehrmacht habían cometido en su país. Algunos panfletos lo dejaban claro: “Mata a todos los alemanes, también a sus hijos.

¿Qué comían los judíos en el Holocausto?

Auschwitz Auschwitz era el campo más grande establecido por los alemanes. Era un complejo de campos que poseía un campo de concentración, uno de exterminio y uno de trabajos forzados. Estaba ubicado cerca de Cracovia, Polonia. El complejo de campos de Auschwitz estaba formado por tres grandes campos: Auschwitz I, Auschwitz II (Birkenau) y Auschwitz III (Monowitz).

Más de un millón de personas perdieron la vida en Auschwitz; nueve de cada diez eran judíos. Las cuatro cámaras de gas más grandes podían contener a 2. 000 personas al mismo tiempo. Sobre la entrada al campo había un cartel que decía: ARBEIT MACHT FREI, que significa “el trabajo te hace libre”.

En realidad, ocurría todo lo contrario. El trabajo se convertía en otra forma de genocidio que los nazis llamaban “exterminación a través del trabajo”. Las víctimas que se libraban de la muerte inmediata por ser seleccionadas para trabajar eran sistemáticamente despojadas de su identidad individual.

Les afeitaban la cabeza y les tatuaban un número de identificación en el antebrazo izquierdo. Los hombres eran obligados a vestir harapientos pantalones y chaquetas a rayas y las mujeres usaban vestidos de trabajo.

Tanto a los unos como a los otros se les daban zapatos o a veces zuecos que no eran del tamaño justo. No tenían ninguna muda de ropa y dormían con la misma ropa con la que trabajaban. Cada día era una lucha por sobrevivir en condiciones insoportables. Los prisioneros vivían en primitivas barracas que no tenían ventanas ni estaban aisladas del calor ni del frío.

  • No había baño; solamente había un balde;
  • En cada barraca había unas 36 literas de madera y los prisioneros dormían de a cinco o seis en forma transversal en la plancha de madera;
  • Una sola barraca albergaba a 500 prisioneros;

Los prisioneros siempre tenían hambre. La comida consistía en sopa aguada hecha con carne y verduras podridas, un poco de pan, algo de margarina, té o una bebida amarga parecida al café. Tener diarrea era común. La gente, debilitada por la deshidratación y el hambre, contraía fácilmente las enfermedades contagiosas que se propagaban por el campo.

  1. Algunos prisioneros realizaban trabajos forzados dentro del campo en la cocina o como peluqueros, por ejemplo;
  2. Las mujeres solían clasificar las pilas de zapatos, prendas y otras pertenencias de los prisioneros, que se enviaban a Alemania para que se usaran allí;

Los depósitos de almacenamiento de Auschwitz-Birkenau, ubicados cerca de dos crematorios, eran llamados “Canadá” porque los polacos consideraban que ese país era un lugar de muchas riquezas. En Auschwitz, como en cientos de otros campos del Reich y la Europa ocupada donde los alemanes usaban personas que realizaban trabajos forzados, los prisioneros también eran empleados fuera de los campos, en minas de carbón y canteras, y en proyectos de construcción, en excavación de túneles y canales.

Bajo la supervisión de guardias armados, sacaban con palas la nieve de las rutas y limpiaban los escombros de las vías y las ciudades atacadas durante asaltos aéreos. Una gran cantidad de personas que realizaban trabajos forzados con el tiempo fueron usadas en fábricas que producían armas y otros productos que sostenían el esfuerzo bélico alemán.

Muchas empresas privadas, como I. Farben y Bavarian Motor Works (BMW), que producían motores de automóviles y aviones, buscaban ávidamente el uso de prisioneros como fuente de mano de obra barata. Escaparse de Auschwitz era casi imposible. Había cercas electrificadas de alambre de púas que rodeaban el campo de concentración y el centro de exterminio.

  • Los guardias, apostados en las numerosas torres de vigilancia, estaban equipados con ametralladoras y rifles automáticos;
  • Las vidas de los prisioneros estaban bajo el completo control de los guardias, quienes por capricho podían infligirles crueles castigos;

Los prisioneros también eran maltratados por otros prisioneros que eran elegidos para supervisar a los demás a cambio de favores especiales de los guardias. En Auschwitz se llevaron a cabo crueles “experimentos médicos”. Hombres, mujeres y niños eran usados como sujetos experimentales.

  • El médico de las SS, Josef Mengele, llevó a cabo dolorosos y traumáticos experimentos en enanos y gemelos, incluso en niños pequeños;
  • El objetivo de algunos experimentos era encontrar mejores tratamientos médicos para los soldados y aviadores alemanes;

Otros experimentos buscaban mejorar los métodos para esterilizar a las personas a quienes los nazis consideraban inferiores. Muchas personas murieron durante los experimentos. Otros fueron asesinados después de finalizar la “investigación” y fueron despojados de sus órganos para continuar estudiándolos.

  1. La mayoría de los prisioneros de Auschwitz sobrevivían apenas unas semanas o unos meses;
  2. Aquellos que estaban demasiado enfermos o demasiado débiles como para trabajar eran condenados a morir en las cámaras de gas;

Algunos se suicidaron arrojándose contra el alambrado electrificado. Otros parecían cadáveres ambulantes, quebrados física y espiritualmente. Pero otros prisioneros estaban decididos a mantenerse con vida.

¿Cuál fue el bombardeo más grande de la historia?

Los sucesos más importantes que ocurrieron el 14 de febrero en la historia – – El 14 de febrero de 1876, Alexander Graham Bell hizo su primera solicitud de registro de patente para su invento, el teléfono. Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron – Hoy en 1945, las fuerzas aliadas de la Segunda Guerra Mundial iniciaron el bombardeo más voluminoso jamás visto en el continente europeo, contra la ciudad alemana de Dresde. En los ataques aéreos en los que se usaron también bombas incendiarias, murieron al menos 100. 000 personas. Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron                                         – El 14 de febrero de 1989, se colocó en la órbita de la Tierra el primero de los 24 satélites que forman el Sistema de Posicionamiento Global. Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron – Hoy en 2003, murió Dolly , la primera oveja mamífera clonada del mundo. Dolly nació siendo clonado en una fábrica biotecnológica de Escocia y se hizo la “oveja más famosa del mundo”. Vivió 6 años y tuvo 6 crías. Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron.

¿Cuál fue el bombardeo más grande del mundo?

Reseñas Historias revisionistas del bombardeo de Dresde Luis Vergara Anderson Consideraciones a partir de una lectura de Frederick Taylor, Dresden. Tuesday, February 13, 1945. Nueva York, HarperCollins, 2005 (2004),         [ Links ] 518 pp. 1 Departamento de Historia / UIA LOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS Como lo refiere Taylor en su libro (p.

92), a las pocas horas de iniciada la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939, el presidente de los entonces neutrales Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, exhortó a los combatientes a restringir los bombardeos a blancos estrictamente militares.

Francia e Inglaterra (que declararían la guerra a Alemania el día 3 de septiembre) manifestaron al día siguiente su disposición de actuar de acuerdo con la exhortación; Alemania hizo lo propio el día 18 del mismo mes (una vez que sus tropas habían llegado a Varsovia, por lo que esta ciudad podía ser considerada como un objetivo militar).

No había transcurrido un año cuando Alemania comenzó (7 de septiembre de 1940) a bombardear Londres de manera sistemática, 2 iniciando una serie de bombardeos que se prolongaron hasta el 10 de mayo de 1941 con un saldo de decenas de miles de muertos y más de un millón de viviendas destruidas o seriamente dañadas.

3 Otra veintena de ciudades inglesas fue objeto de bombardeos durante el mismo período, resultando particularmente notorio el caso de Coventry, bombardeada en varias ocasiones y muy decisivamente la noche del 14 de noviembre de 1940. A partir de la designación de Arthur Travers ” Bomber ” Harris 4 como Comandante de la Bomber Command (febrero, 1942), el bombardeo indiscriminado de las ciudades alemanas ( Area bombing ), esto es, el bombardeo efectuado no sólo ni principalmente con el propósito de destruir objetivos industriales y militares, sino sobre todo para causar la muerte de civiles (y así desmoralizar a la población), se volvió en los hechos un programa estratégico central.

Quizá con un exceso de simplificación, puede decirse que en términos generales la técnica empleada consistía en que las primeras oleadas de bombarderos dejaran caer bombas con grandes cargas explosivas (que destruyeran techos, ventanas, tuberías, y que crearan todo tipo de obstáculos para el tránsito de carros de bomberos), seguidas de otras que vaciaran bombas incendiarias.

De lo que se trataba era de crear “tormentas de fuego” que incendiaran de manera incontrolable y con muy elevadas temperaturas, extensas zonas de las ciudades. Lübeck, una ciudad con una población del orden de los 150,000 habitantes, fue el primer blanco en este programa.

Fue bombardeada por 234 aparatos la noche del 28 al 29 de marzo de 1942. Se dejaron caer en total 160 toneladas de bombas explosivas y 144 toneladas de incendiarias. El incendio podía ser visto por las tripulaciones de los bombarderos desde una distancia de más de 160 kilómetros.

Un tercio de la ciudad fue totalmente destruido (incluyendo la catedral que databa del año 1173). El número de muertos ascendió a 320 (p. 125). A Lübeck siguió Colonia (30 de mayo, “la noche de los 1,000 bombarderos”). En enero de 1943, durante el encuentro de Roosevelt y Churchill en Casablanca, los dos jefes de estado acordaron emprender de manera coordinada los bombardeos en Alemania: los ingleses bombardearían un objetivo por la noche y los americanos lo harían de día (siguiendo el procedimiento del “bombardeo diurno de precisión” o Daylight precision bombing ).

  • Así ocurrió en Hamburgo a lo largo de una semana en julio (donde la peor tormenta de fuego tuvo lugar la noche del 27 al 28); el saldo en términos de muertes fue del orden de 30,000;
  • Hacia el fin de la Guerra, prácticamente todas las ciudades alemanas grandes y medianas (más de 80,000 habitantes) habían sido severamente bombardeadas;

El número de civiles muertos por estas acciones se estima entre 300,000 y 600,000. Los civiles ingleses muertos en bombardeos efectuados por los alemanes fueron del orden de los 60,000, incluidos los causados por las bombas voladoras V1 lanzadas entre junio de 1944 y marzo de 1945, y los misiles balísticos V2 que cayeron sobre Londres –también fueron arrojados sobre París, Amberes, Lille, Norwich y Lieja– entre septiembre de 1944 y el término de la Guerra.

5 El general norteamericano Curtis LeMay desempeñó con respecto al Japón el papel que jugó en Europa Arthur Harris en relación con Alemania. Inicialmente, cuando los americanos dispusieron de islas localizadas de manera que pudieran alcanzar con sus bombarderos a Japón, intentaron emplear el bombardeo diurno de precisión.

Sin embargo, las condiciones metereológicas (vientos, en particular) usualmente prevalecientes sobre Japón hicieron inefectivo este modo de proceder. En adición a lo anterior, los establecimientos en los que se llevaban a cabo las actividades productivas se encontraban, a diferencia de lo que ocurría en Alemania, muy diseminadas en las áreas urbanas.

  • A principios de 1945 el general LeMay tomó la decisión de reemplazar los bombardeos diurnos de precisión efectuados desde gran altura por bombardeos nocturnos efectuados a relativamente bajas alturas y orientados a producir tormentas de fuego;

Como en Alemania, aunque en un período de tiempo mucho más corto (febrero a julio de 1945) y con mayores grados de destrucción, las ciudades fueron severamente dañadas (por lo general con niveles de destrucción superiores al 40%, con frecuencia del orden del 60% o 70% y en algunos casos cerca del 100%).

  • La noche del 9 al 10 de marzo tuvo lugar el bombardeo con bombas convencionales más destructivo de toda la historia: 41 kilómetros cuadrados de Tokio fueron completamente arrasados, y el número de muertos sobrepasó los 100,000;

Los días 6 y 9 de agosto fueron destruidas mediante explosiones nucleares las ciudades de Hiroshima (140,000 muertos según estimaciones quizá poco conservadoras) y Nagasaki (80,000 muertos), respectivamente. El número total de muertos por los bombardeos de 1945 sobre Japón se estima en 500,000, y en 5,000,000, el de personas cuya vivienda fue destruida.

Consta que el general LeMay comentó en una ocasión que si los aliados hubieran perdido la contienda él hubiera sido juzgado por crímenes de guerra. Pretendió justificar su actuación argumentando que su deber era el de llevar a cabo los bombardeos a fin de concluir la guerra lo más pronto posible y así perder menos vidas (presumiblemente norteamericanas).

A las tripulaciones de los bombarderos se les decía: “en Japón no hay civiles”, a fin de reducir los escrúpulos que tenían en relación con la destrucción que ocasionaban. UNA HISTORIA REVISIONISTA DEL BOMBARDEO DE DRESDE Las discusiones sobre la legalidad y/o la moralidad de los bombardeos indiscriminados sobre ciudades comenzaron a darse durante el desarrollo mismo de la Guerra y la literatura al respecto es vastísima.

6 En adición a estas discusiones de índole general, tres casos han sido objeto de tratamiento más particular: las destrucciones de Hiroshima y Nagasaki mediante bombas atómicas –¿no podría haberse logrado el mismo efecto de convencimiento mediante demostraciones efectuadas en lugares no habitados?–, y la destrucción de la ciudad de Dresde durante la noche del 13 al 14 de febrero de 1945 (por la Real Fuerza Aérea) y el día siguiente (Octava Fuerza Aérea norteamericana), en la que participaron unos 1,100 bombarderos que dejaron caer cerca de 3,500 toneladas de bombas sobre la ciudad.

Las razones que tradicionalmente se han esgrimido para explicar la atención diferenciada a este último caso son: a) Dresde era ante todo una ciudad cultural (por sus monumentos y las actividades que en ella se llevaban a cabo, tales como fabricación de porcelana muy fina, chocolates y relojes) y no constituía un objetivo militar legítimo (no había objetivos militares de importancia).

  1. Era conocida (así el título del tercer capítulo del libro de Taylor) como “la Florencia del [río] Elba”);
  2. b) La destrucción de la ciudad era innecesaria según una racionalidad puramente militar, ya que la derrota total de Alemania era ya un hecho inevitable;

c) En la ciudad (que al inicio de la Guerra tenía una población del orden de los 650,000 habitantes) se encontraban cientos de miles de refugiados civiles (aproximadamente 200,000) que venían huyendo del avance del Ejército Rojo. d) El número de muertes ocasionadas por el bombardeo fue enorme (más de 100,000), comparable o superior al causado meses después en Hiroshima o en Nagasaki.

Dos libros, entre otros, contribuyeron de manera especial a que las afirmaciones anteriores se volvieran lugares comunes: Te Destruction of Dresden (1963) de David Irving, 7 y Slaughterhouse-Five (1969) de Kurt Vonnegut.

8 El primero pretende ser un relato histórico riguroso sustentado en muy diversas fuentes (notablemente entrevistas) en el que se sostiene que el número de muertos fue de al menos 135,000. 9 Su fuente principal para esta afirmación fue Hanns Voight, encargado de un centro que operó en las semanas posteriores al bombardeo para lo relativo a personas desaparecidas durante el mismo.

Slaughterhouse-Five ( Matadero-Cinco ) de Vonnegut fue una exitosísima novela semi-autobiográfica (en la figura del personaje Billy Pilgrim) escrita por un sobreviviente y testigo presencial del bombardeo que por entonces era un prisionero de guerra –el título se refiere al espacio en el que se encontraba confinado antes del bombardeo–, y proporciona la misma cifra que Irving, lo cual no es de sorprender, ya que éste constituyó la fuente de Vonnegut a este propósito.

10 Vonnegut sostuvo siempre que el bombardeo había sido una atrocidad sin sentido alguno. Estos dos libros vinieron a constituir, para la generación de la posguerra, la referencia obligada para todos los interesados en la historia de la Segunda Guerra Mundial y en las polémicas sobre aspectos éticos a los que dio que dio lugar.

Lo más notable del libro de Taylor es que pretende mostrar la falsedad de esas afirmaciones; es decir, conforma una empresa revisionista que, a través de un argumento de nivelación, rechaza la singularidad del caso en relación con la destrucción de las otras ciudades alemanas.

Para la generación de la posguerra informada sobre el asunto por Irving y Vonnegut, la aparición del libro de Taylor pudo constituir en un primer momento una especie de escándalo: tendía a legitimar de alguna manera lo que se tenía como uno de los mayores, si no es que el mayor, crimen de guerra perpetrado por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

Más de uno emprendió su lectura empeñado en descubrir y denunciar las falacias y falsedades que daba por hecho que escondía el texto. REVISIONISMOS, LA HISTORIKERSTREIT Y EL DEBATE SOBRE LOS LÍMITES DE LA REPRESENTACIÓN En lo relativo a los discursos históricos, se entiende por revisionismo el análisis crítico de lo que historiográficamente se tiene por establecido como un hecho histórico o como una interpretación correcta del mismo.

El término suele emplearse también con frecuencia para lo que con mayor precisión –aunque con poca ortodoxia en el uso del español– podría nombrarse negacionismo o revisionismo negacionista, y que consiste en la negación de lo que historiográficamente se tiene como hechos históricos.

Así entendidos los términos, el libro de Taylor es un relato histórico revisionista, más no negacionista. Las discusiones más profundas sobre revisionismo han tenido lugar en relación con la historización del Holocausto (o Shoah ).

Tres debates a este respecto (vinculados, sobre todo los últimos dos) particularmente importantes fueron: a) la llamada Historikerstreit (“disputa de los historiadores”), ocurrida en Alemania entre 1986 y 1989; 11 b) el debate “History, Event, and Discourse”, que tuvo lugar en la sede de Los Angeles de la Universidad de California en enero de 1989, en el que Hayden White y Carlo Ginzburg presentaron concepciones contrapuestas en torno a la verdad en la historia; y c) la conferencia “Nazism and the Final Solution: Probing the Limits of Representation”, llevada a cabo al año siguiente también en la sede de Los Angeles de la Universidad de California, y que dio lugar a la publicación en 1992 de Probing the Límits of Representación.

  • Nazism and the “Final Solution” , editado por Saul Friedlander;
  • 12 En todos ellos la cuestión central fue la relativa a la singularidad del Holocausto; las posturas revisionistas, siempre sosteniendo que el exterminio había tenido lugar y que constituyó un crimen horrendo, rechazaban la interpretación que afirmaba tal carácter;

Aquí radica la diferencia con el revisionismo de Taylor: él no propone, estrictamente hablando, una interpretación del bombardeo de Dresden, sino demostrar que los datos proporcionados en la versión tenida por buena a partir de Irving y Vonnegut son equivocados.

DRESDEN. TUESDAY, FEBRUARY 13, 1945 El cuerpo del libro de Taylor se encuentra estructurado en tres partes: I) “Florencia sobre el Elba” (trece capítulos); II) “Guerra total” (once capítulos); y III) “Después de la caída” (seis capítulos).

La primera parte es una historia de Dresde desde el siglo XIII hasta principios de 1945. La segunda, un impresionante y muy detallado recuento del bombardeo (noche del 13 al 14 de febrero de 1945 y mañana de día 14) y de de sus antecedentes inmediatos. En la tercera se prosigue la historia de la ciudad desde la tarde del día 14 de febrero hasta el presente.

  1. Para su relato, Taylor empleó como fuentes documentos de numerosos archivos ingleses, norteamericanos y alemanes; una gran cantidad de materiales impresos (la relación de los citados en el texto ocupa seis páginas); y los testimonios de 24 personas entrevistadas;

El texto combina de manera ágil y funcional las informaciones provenientes de los tres tipos de fuentes. Taylor leyó en la década de los sesenta a Vonnegut, y sobre la destrucción de Dresde conoció tan solo lo que nombra “la leyenda” (“porque ésta era prácticamente lo único que se había impreso [sobre el asunto])”, (p.

XII). Sin embargo, mucho más tarde, después de leer Dresden im Luftkrieg (1977) de Götz Bergander 13 (testigo presencial del bombardeo a los 18 años de edad a quien Taylor entrevistó durante su investigación conducente al libro), así como Lebenszeichen (1994) y Martha Heinrich Acht (2000) de Matthias Neutzner, 14 su visión del asunto era otra: El cuadro que surgió frente a mí no era en manera alguna uno de una ciudad “inocente”, sino de una ciudad que funcionaba normalmente (tanto en el sentido universal como en el del contexto de la Alemania nazi) que era extraordinaria por su belleza.

Esto no quiere decir que haya que ir al otro extremo y afirmar que Dresde “merecía” ser destruida, sólo que era, de conformidad con los estándares del tiempo, un blanco militar legítimo. La cuestión es si ciudades enemigas, necesariamente habitadas por grandes números de civiles y con hermosas edificaciones, pero también con muchos establecimientos manufactureros vitales, comunicaciones y servicios de gran importancia para el esfuerzo bélico de aquella nación, debían ser bombardeadas a pesar de la elevada probabilidad de causar un alto número de bajas entre no combatientes.

Esta cuestión permanece como una que puede y debe desencadenar apasionados argumentos morales y legales, incluso en la era de las denominadas “bombas inteligentes” (p. XIII). Taylor precisó que su libro no resolvería este asunto, pero que confoaba en que pondría de manifiesto un marco moral ambivalente de mayor complejidad que los que hasta entonces habían sido manejados.

Es revelador a este propósito el título del último capítulo de la primera parte: “¿Una ciudad de nula importancia militar o industrial?”; comienza de la siguiente manera: Según el manual de 1944 de la Oficina de Armamentos del Alto Comando del Ejército Alemán, la ciudad de Dresde contenía 127 fábricas a las que se les habían asignado sus propios códigos manufactureros de tres letras, a través de los cuales invariablemente se les hacia referencia [.

  • Esto garantizaba secreto, al tiempo que permitía a las autoridades militares identificar las fuentes manufactureras de armas, municiones y equipos individuales;
  • Una autoridad del Museo de la Ciudad de Dresde describe la lista de los códigos del manual como “muy incompleta” [;

] (p. 148). Por lo que concierne al número de muertes causadas por el bombardeo, hay que decir que Taylor incluye un apéndice, 15 “Contando los muertos”, en el que repasa las más importantes estimaciones a este respecto, incluidas las de los principales autores que dieron lugar a la “leyenda” (Irving y McKee).

16 La lectura cuidadosa de este apéndice y la consulta, cuando es posible, de las fuentes en él citadas, conducen de manera inevitable a la conclusión que hoy día se da como consenso entre los autores que con más seriedad han investigado el asunto, consenso éste basado en las mejores fuentes disponibles, en el sentido de que el número total de muertos en Dresde a causa de los bombardeos del 13 y el 14 de febrero de 1945 se encuentra entre 25,000 y 40,000, siendo probable que la cifra real fuera más cercana al extremo inferior de este intervalo que al superior.

Hay quienes hablan incluso de cifras del orden de 18,000. EL NUEVO CONSENSO Ha quedado ya registrado que Irving, en la primera edición (1963) de su The Destruction of Dresden, afrmó que el número de muertos había sido de al menos 135,000 y que su fuente había sido Hanns Voight, encargado de un centro que operó en las semanas posteriores al bombardeo para lo relativo a personas desaparecidas.

Mucho más tarde se supo que esa cifra correspondía a una estimación de Voight basada en factores tales como relaciones de ropas, joyas y otros efectos personales de las víctimas, y el número de personas desaparecidas al término de la Guerra (p.

444). En los años sesenta apareció una supuesta copia de una Tageshefehl 47 (“Orden del día 47” de la SS y el cuerpo de policía de Dresde) en la que se hacía referencia a ¡202,040 muertos confirmados y 250,000 estimados en total! Todo parece indicar, como lo señala Taylor (pp.

370 y 444-446) que el documento original mencionaba justamente 20,204 muertos confirmados y un total estimado de 25,000, y que a cada una de estas cifras se les agregó un cero con fines de propaganda. Alexander McKee sostuvo veinte años más tarde sin mayor fundamento que las autoridades alemanas habían contabilizado 256,000 muertos.

Partió de una cifra de 35,000 como un mínimo bien probado y consideró procedente duplicarla para llegar a una de 70,000 para arribar a lo que consideraba su mejor estimación, aunque advirtió que nunca podría saberse a ciencia cierta el número real de muertos (p.

446). 17 Taylor menciona también (p. 371) a un prisionero de guerra en Rusia, Fritz Kuhn, que recibió una carta de su padre, un sobreviviente del bombardeo, en la que se menciona una cifra de 150,000 muertos.

Hasta aquí “la leyenda”. ¿Cómo se forjó el nuevo consenso? En el “Reporte final de las altas autoridades policíacas y el SS-Fuehrer para la región del Elba”, entregado el 15 de marzo, se incluye la primera estimación oficial del número de muertos. De él, Taylor, reproduce lo siguiente (pp.

351-352): Valoración al 10 de marzo por la mañana: 18,375 caídos, 2,212 seriamente heridos, 350,000 sin casa y reubicados para un plazo largo [. ] El número total de muertos, incluidos extranjeros, se estima –con base en experiencias previas y valoraciones efectuadas durante el tiempo de recolección de cadáveres– en aproximadamente 25,000.

Bajo las masas de escombros, especialmente en el corazón de la ciudad, es posible que se encuentren algunos miles más de cuerpos, los cuales son irrecuperables por el momento. Asienta Taylor que “los datos sobre el número de muertes proporcionados no se sustentan en estimaciones burdas.

El proceso de registro de y contabilización de los muertos –y de sus pertenencias– fue extremadamente meticuloso” (p. 352). Unos días antes (el 4 de marzo), Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda, con todos los incentivos para exagerar las cifras, 18 había publicado el artículo “La muerte de Dresde: un faro para la resistencia”, en el que se refiere a ” decenas de miles [énfasis añadido] de quienes laboraban bajo las torres [de los monumentos arquitectónicos de la ciudad] que han sido sepultados en fosas comunes sin posibilidad alguna de identificación” (p.

371). Comenta Taylor que en el artículo de Goebbels no había mención alguna de “fábricas y mano de obra esclava, ni de destacamentos de soldados y trenes que transportaban tropas, ni del “área defensiva” secreta de Dresde, sólo de tesoros culturales y placeres artísticos inocentes, ya perdidos para siempre” (p.

371). 19 En las del apéndice “Contando los muertos”, Taylor proporciona, entre otras, las siguientes informaciones: en 1955 Max Seydewitz, primer alcalde de Dresde de la posguerra, publicó “con todo el respaldo de Alemania Oriental [la República Democrática Alemana]” (p.

443), Die Unbesiegbare Stadt ( La ciudad inconquistable ), 20 en la que sostuvo que los muertos habrían sido 35,000 (o algunos miles más). En la preparación de su libro, Seydewitz contó con los datos proporcionados por un tal Zeppenfeld (Taylor parece desconocer su nombre de pila), jardinero principal del Heidefriedhof, un cementerio grande en las afueras de la ciudad.

Consta, según muchas de fuentes de calidad, que fue allí donde fue sepultada en fosas comunes la gran mayoría de los muertos. A decir de Seydewitz, Zeppenfeld sostuvo que se había determinado el número de muertos en el bombardeo sumando los sepultados en el Heidefriedhof y el número de los cadáveres incinerados en la ciudad (que Zeppenfeld supuso en 9,000, cuando la cifra real según la versión auténtica del Tageshefehl 47 fue de 6,875, y que también fueron enterradas en el Heidefriedhof), con lo cual se arribaba a la cantidad de 28,746.

Añadiendo a ésta el número estimado de muertos sepultados en otros sitios, Seydewitz llegó a su número de 35,000. Estas informaciones, empero, pueden ser mejoradas. En 1993 fueron hallados en el Archivo de la ciudad de Dresde documentos que permiten afirmar que el número de muertos sepultados en el Heidefriedhof entre febrero y abril de 1945 –incluidos aquellos incinerados cuyas cenizas fueron enterradas– fue de 17,295.

A esta cifra hay que añadir las correspondientes a los sepultados en otros dos cementerios: 3,462 en el Johannisfriedhof y 514 en el Neue Annenfriedhof. Se llega así a un total de 21,271. Entre el fin de la Guerra (8 de mayo de 1945) y 1966 fue recuperado un total adicional de 1,858 cuerpos entre las ruinas de la ciudad.

(Irving habla de miles cada semana al principio del período de posguerra). Tres libros constituyen el centro del nuevo consenso, el de Taylor y dos anteriores (empleados por Taylor en la preparación del suyo): el de Götz Bergander, Dresden im Luftkrieg: Vorgeschichte-Zerstörung-Folgen (1977), 21 que ya ha sido mencionado, y el de Friedrich Reichert, Verbrannt bis zur Unkenntlichkeit – Die Zerstörung Dresdens 1945 , (1994).

22 Para el primero el número de muertos fue algo mayor a 35,000; para el segundo, el número se ubicó entre 25,000 y 35,000, siendo la cifra real probablemente más cercana al extremo inferior que al superior.

¿Cómo es posible que testigos presenciales del bombardeo que sobrevivieron al mismo (como fue el caso del padre de Fritz Kuhn) hayan alimentado de buena fe “la leyenda”? Para responder a esta pregunta, Taylor da la palabra a Götz Bergander (p. 425): La dificultad que ofrecen las inquietantes leyendas sobre Dresde es que están edificadas sobre una base de verdad, a saber, las impresiones personales dejadas por unas terribles horas en las que las vidas y el ser mismo de las personas se encontraron amenazadas.

Aquellos que fueron capaces de salvarse, que tuvieron que pasar por la experiencia de muros de llamas, la tormenta de fuego, los incontables y previamente desconocidos espectáculos y sonidos, se encuentran después comprensiblemente preparados para defender sus percepciones subjetivas.

A fin de cuentas, para Taylor (pp. 405-406), [. ] en términos prácticos Dresde fue un bombardeo fuerte en una secuencia mortal completa de bombardeos masivos, que por razones diversas –viento, condiciones metereológicas, ausencia de defensas y, sobretodo, aberrantes deficiencias en materia de protección contra bombardeos para la población en general– produjo el peor sufrimiento.

Puede ser, sin embargo, que ni siquiera esta formulación sea del todo correcta. Darmstadt, Kassel, Pforzheim y Würzburg eran más pequeñas y no obstante puede argumentarse que no padecieron menos. Proporcionalmente hablando, Pforzheim sufrió mucho más durante la noche del 23 al 24 de febrero de 1945 al perder una sexta parte de su población –17,600 seres humanos– y un estimado del 83% de su área construida.

¿QUIÉN ES DAVID IRVING? En adición a su libro sobre el bombardeo de Dresde, Irving es autor de más de treinta libros, la mayoría de ellos sobre aspectos de la Segunda Guerra Mundial escritos desde una perspectiva muy favorable a las grandes personalidades del nazismo.

23 En 1993 la historiadora Deborah Lipstadt publicó el libro Denying the Holocaust: the Growing Assault on Truth and Memory, 24 en el que denunció a Irving como un negacionista en relación con el Holocausto.

Tres años después Irving demandó por difamación ante una corte inglesa a Lipstadt y a Penguin Books (que había publicado la edición inglesa del libro. ) La estrategia seguida por Lipstadt y Penguin Books fue la de demostrar que sus afirmaciones sobre Irving eran justificadas.

  1. La defensa contrató a varios expertos como testigos, entre los que destaca el prestigiado historiador Richard Evans, quien, tras cerca de dos años de trabajo, produjo un informe de más de 700 páginas de extensión sobre la obra de Irving, Lying about Hitler, History, Holocaust and the David Irving Trial , en el que sostuvo que en ella se faltaba a la verdad histórica;

25 El fallo de la corte fue adverso a Irving: las afirmaciones de Lipstadt eran justificadas. Posteriormente, Irving fue juzgado en Austria por haber negado que el holocausto hubiera tenido lugar –lo que constituye un delito en aquel país– y sentenciado a pasar tres años en prisión (aunque en los hechos permaneció encarcelado menos de un año).

Desde hace ya mucho tiempo, David Irving, el más importante inspirador de “la leyenda” de Dresde es considerado por los estudiosos serios de la Segunda Guerra Mundial como un autor negacionista, antisemita y pronazi.

LOS DATOS Y LAS INTERPRETACIONES: ¿DOS TIPOS DE REVISIONISMO? En la medida en la que se pueda hacer una distinción entre afirmaciones de datos validables o falsables (en el uso popperiano del término) mediante el método histórico crítico, y la trama, argumento, interpretación o representación elaborada por el historiador en un ejercicio de imaginación histórica, se podrá hablar de dos tipos de revisionismo : revisionismo de datos y revisionismo interpretativo.

  1. Suponiendo la validez de esta distinción (que sólo posee una nitidez analítica y que siempre se desdibuja en mayor o menor grado en los discursos históricos concretos), el revisionismo de Taylor corresponde al primer tipo, en tanto que el que se refiere a la singularidad del Holocausto, al segundo;

En cuanto a lo primero, téngase presente a este respecto que Taylor rehúsa tomar partido –interpretar– en lo concerniente a la legalidad o la moralidad del bombardeo: ” Dresden: Tuesday, February 13, 1945 no se pronunciará sobre estas cuestiones, aunque es mi convicción que pondrá de manifiesto un marco moral más complejo y ambivalente que el que hasta ahora ha sido generalmente reconocido” (p.

XIII). Si adicionalmente se sostiene que verdad o falsedad pueden ser predicados de las afirmaciones de datos, más no de las tramas, argumentos, interpretaciones o representaciones en cuanto tales, es decir, que no puede hablarse con propiedad de verdad argumental o verdad de interpretaciones, habría que concluir que, en tanto que es posible pronunciarse sobre revisionismos de datos con sustento en rendimientos obtenidos por la aplicación del método histórico crítico, un juicio sobre un revisionismo interpretativo sólo podrá sustentarse en criterios distintos de los de verdad, por ejemplo en criterios éticos.

CONCLUSIÓN: VÍCTIMAS Y VICTIMARIOS El libro de Taylor convence de que el número de muertos en el bombardeo de Dresde se encuentra efectivamente entre 25,000 y 40,000. Ofrece argumentos sólidos (aunque quizá no tan convincentes) de que la ciudad en febrero de 1945 “era, de conformidad con los estándares del tiempo [énfasis añadido], un blanco militar legítimo” (p.

  1. XIII);
  2. Cuando las bombas voladoras alemanas comenzaron a ser empleadas, los alemanes podían calcular con precisión el momento del impacto pero no el lugar del mismo;
  3. Cuando caían sobre Londres, los ingleses informaban a los alemanes a través de agentes dobles que los impactos habían tenido lugar al poniente de la ciudad;

Al actuar los alemanes en función de esta información desplazaban los sitios de impacto cada vez más al este (a razón de unos tres kilómetros por semana) con una densidad de población menor a la de la capital. Un socialista miembro del gabinete de guerra, Herbert Morrison, protestó por ello ante Churchill argumentando que este proceder implicaba que, por salvar vidas londinenses, se sacrificaban las de habitantes de Kent y de Essex.

Churchill respondió diciendo que la guerra era en sí un mal ( War is an evil thing ) y luego preguntó retóricamente a Morrison si proponía que para terminarla Inglaterra se rindiera. 26 Ante la airada negativa de su interlocutor, Churchill sentenció: “Mucho me temo entonces, señor, que, en orden a vivir, debamos jugar a ser Dios”.

La verdad es que sin duda War is an evil thing. Siempre lo ha sido, pero nunca como en el siglo XX, cuando los pavorosos medios puestos a su servicio por la ciencia y la técnica fueron inevitablemente devastadores tanto para soldados como para civiles.

  1. La guerra se orienta a la destrucción del enemigo, y en esa racionalidad aquélla ha de emprenderse por todos los medios disponibles y los fines siempre terminan por justificar los medios (sobre todo en el caso de los vencedores);

Los bombardeos indiscriminados (convencionales y nucleares) practicados sobre ciudades durante la Segunda Guerra Mundial (tanto por ingleses y norteamericanos como por alemanes) son una expresión de esto. Taylor –así como los otros autores partícipes de los que hemos denominado “el nuevo consenso”– ha demostrado que el caso de Dresde no revistió la singularidad que, debido a Irving y a Vonnegut, por décadas se dio por hecho que tenía.

Dresde fue un caso más; pero ¿un caso más de qué? Aquí es donde se inserta el debate en torno a si los bombardeos indiscriminados de ciudades fueron inmorales y/o ilegales. Pero la cuestión puede ampliarse y radicalizarse a un tiempo: ¿No será acaso la guerra en sí el mayor de los crímenes, como acaba de ser insinuado? El 25 de marzo de 1945 Churchill dirigió un memorando al jefe de su estado mayor, el general Lionel Ismay, en el que manifiesta que a su juicio “había arribado el momento de revisar la cuestión del bombardeo de ciudades alemanas simplemente en aras de incrementar el terror”.

Expresamente hizo referencia en este memorando al caso de Dresde, aunque especificó que su inquietud respondía más a los intereses de los aliados que a los del enemigo. (p. 376). Arthur Harris, que defendió siempre la política de los bombardeos indiscriminados a las ciudades alemanas con el argumento de que éstos debilitaban decisivamente el esfuerzo bélico alemán y preparaban el camino para las fuerzas aliadas invasoras terrestres, rechazó indignado la acusación de que constituyeron un género de terrorismo (p.

377). Por otra parte, consta que a fines de marzo de 1945 Harris, parafraseando a Otto Von Bismarck, declaró que “no consideraba que el total de las ciudades alemanas aún no destruidas ‘valiera los huesos de un solo granadero británico'” (p.

378). Unos días después de la destrucción de Dresde comentó un tanto proféticamente que así como el momento de gloria de los grandes acorazados había tenido lugar durante las primeras décadas del siglo XX, el de los bombarderos había sido la guerra que entonces terminaba: las armas del futuro serían cohetes (p.

  1. 389);
  2. Pero, ¿qué portarían esos cohetes y cuáles serían sus blancos? En octubre de 1962 el mundo estuvo al borde de la aniquilación de la humanidad por un nuevo tipo de destrucción indiscriminada de ciudades;

Desde hace ya muchas décadas el número de ojivas nucleares con capacidades destructivas que van desde decenas de kilotones hasta decenas de megatones es mucho más que suficiente para la destrucción completa de la humanidad. Se estima que la cantidad en existencia de estos artefactos alcanzó un máximo de aproximadamente 65,000 hacia 1985, y que actualmente su número es algo más que 23,000.

  1. 27 War is an evil thing y con la tecnología a su disposición parecería que la destrucción de las ciudades alemanas durante la Segunda Guerra Mundial era inevitable, como lo será la de la humanidad toda si llega a haber una tercera;

Hacia el final de su libro, Taylor pregunta retóricamente: “¿Acaso alguien realmente esperaba que el mundo respondiera [a las agresiones alemanas] con guantes de cabritilla a fin de no dañar los tesoros artísticos de Alemania y no matar civiles?” (p. 411).

War is an evil thing y el mal no debe practicarse. ¿Habría, entonces, que responder afirmativamente a la pregunta que Churchill le formuló a Morrison? La verdad es que no se trata de una disyuntiva. La vida y la obra de Mohandas Karamchand Gandhi, contemporáneo de Roosevelt, Churchill y Hitler, y que es conocido universalmente como el Mahatma, lo puso de manifiesto.

Él supo bien que siempre será preferible ser víctima a ser victimario. Él no se rindió jamás. Él declaró alguna vez que había muchas causas por las que estaba dispuesto a dar su vida, pero ninguna por la que estuviera dispuesto a tomar la vida de otro. Cuando todos sepamos que es preferible ser víctima que victimario y todos lo pongamos en práctica dejará de haber tanto víctimas como victimarios.

La iniciativa será siempre de quienes se encuentren dispuestos a ser víctimas con tal de no ser victimarios. Bibliografía 1) Frederick Taylor, Dresden. Tuesday, February 13, 1945, Nueva York , Harper Collins, 2005 (2004).

2) David Irving, The Destruction of Dresden, Londres, William Kimber and Co. , 1963. [ Links ] 3) Kurt Vonnegut, Slaugtherhouse-five, Nueva York, Delacorte/Seymour Lawrence, 1969. (Existe una traducción al español, realizada por Margarita García de Miró, de esta obra: Matadero cinco, o la cruzada de los niños.

  • Barcelona, Anagrama, 1991);
  • [ Links ] 4) Alexander McKee, The Devil’s Tinderbox: Dresden, 1945, Nueva York, E;
  • Dufon, 1982;
  • [ Links ] 5) Sven Lindqvist, Un dog un;
  • Bombernas athundrade, Estocolmo, Albert Bonniers Förlag, 1999;

(Existe una traducción al español, realizada por Sofía Pape: Historia de los bombardeos. Madrid, Turner, 2002). [ Links ] 6) Rudolf Augstein, et al. , “Historikerstreit”: Die Dokumentation der Kontroverse um die Einzigartigkeit der Nationalsozialistschen Judenvernichtung , Munich, Piper Verlag, 1987.

  1. [ Links ] 7) Saul Friedlander, Probing the Limits of Representation , Nazism and the “Final Solution”;
  2. Cambridge/Londres, Harvard University Press, 1992;
  3. [ Links ] 8) Götz Bergander, Dresden im Luftkrieg: Vorgeschichte, Zerstörung, Folgen;

Würzburg, Flechsig-Buchvertrieb, 1998 (ed. Revisada). [ Links ] 9) Matthias Neutzner, Lebenszeichen: Dresden im Luftkrieg 1944/45. Dresde, Sandstein, 1994; Martha Heinrich Acht: Dresden 1944/45. Dresde, Verlag der Kunst, 2003. [ Links ] 10) Max Seydewitz, Die Unbesiegbare Stadt: Zeitstärung und Wiederaufbau von Dresden.

Berlín, 1955. [ Links ] 11) Deborah Lipstadt, Denying the Holocaust: The Growing Assault on Truth and Memory, Nueva York, Free Press, 1993. [ Links ] 12) Richard J. Evans, Lying about Hitler, History, Holocaust and the David Irving Trial.

Nueva York, Basic Books, 2001. [ Links ] 13) William Stevenson, A Man Called Intrepid. The Secret War. Nueva York/Londres, Harcourt Brace Jovanovich, 1976. [ Links ] Notas 1 Todas las páginas a las que se hace referencia en el cuerpo del texto corresponden a esta edición.

  • (Existe también una edición inglesa publicada con el mismo título por la editorial Bloomsbury en Londres en 2005);
  • 2 Antes (14 de mayo de 1940) había forzado la rendición de los Países Bajos mediante el bombardeo del corazón histórico de Rotterdam, con un saldo de aproximadamente 1,000 muertos, 85,000 viviendas severamente afectadas o destruidas en un área de 2;

6 km2 arrasados. Belgrado, del 6 al 10 de abril de 1941 (en la operación “castigo”, así designada porque constituyó la reacción ante la decisión de tomar partido con los aliados por parte de los militares que acababan de tomar el poder en Yugoslavia) con un saldo de muertos que, según las estimaciones más conservadoras, rondaría los 3,000, y según las más aventuradas se ubicaría cerca de los 24,000.

3 Los bombardeos indiscriminados sobre ciudades tuvieron su comienzo durante la Guerra Civil Española. Guernika (26 de abril de 1937) es emblemática a este respecto. El 24 de agosto de 1940, durante los esfuerzos de la Luftwaffe por destruir a la Real Fuerza Aérea, tanto en el aire como en tierra, accidentalmente fueron dejadas caer algunas bombas sobre zonas residenciales de Londres.

La noche siguiente 43 bombarderos ingleses bombardearon por vez primera Berlín, sin causar daños de importancia. 4 También conocido como Butcher (carnicero) Harris. 5 En total fueron lanzadas 9,251 bombas VI, de las cuales 2,419 cayeron sobre sus blancos, y 3,172 misiles balísticos V2.

6 Hay alegatos a favor de cada una de las cuatro posiciones posibles: 1) fueron legales y morales, 2) fueron legales pero inmorales, 3) fueron ilegales pero no inmorales, 4) fueron ilegales e inmorales.

7 Londres, William Kimber and Co. , 1963. En adición a estas discusiones, debe considerarse la correspondiente a la utilidad (en relación al esfuerzo bélico) de los bombardeos. Muchos autores sostuvieron por mucho tiempo que ésta era desproporcionadamente baja.

  • Taylor (pp;
  • 413-416) rechaza esta postura;
  • 8 Nueva York, Delacorte/Seymour Lawrence, 1969;
  • (Existe una traducción al español, realizada por Margarita García de Miró, de esta obra: Matadero cinco, o la cruzada de los niños;

Barcelona, Anagrama, 1991). 9 Esta cifra fue variando en ediciones posteriores del libro. En la primera edición habló de un rango de posibilidades que iba de 100,000 a 250,000. En una tardía publicada en 1995 sostuvo que el número de muertos podría llegar a alcanzar 100,000.

  1. 10 En Slaughterhouse-Five Vonnegut sostiene también (en la voz de Billy Pilgrim) que en Dresde perecieron más personas que en Hiroshima y Nagasaki combinadas;
  2. En adición a Irving y a Vonnegut, Taylor menciona en su libro varias veces el libro de Alexander McKee, The Devil’s Tinderbox: Dresden, 1945 (Nueva York, E;

Dufon, 1982), en el que se hace referencia a estimaciones de hasta 250,000 muertos y se concluye que una cifra de 70,000 es razonable. Todavía en 1999 el sueco Sven Lindqvist en su Un dog un. Bombernas athundrade (Estocolmo, Albert Bonniers Förlag, 1999) habla de 100,000 civiles muertos.

(Existe una traducción al español, realizada por Sofía Pape: Historia de los bombardeos. Madrid, Turner, 2002). 11 Véase a este respecto Rudolf Augstein, et al. , “Historikerstreit”: Die Dokumentation der Kontroverse um die Einzigartigkeit der Nationalsozialistschen Judenvernichtung , Munich, Piper Verlag, 1987.

12 Saul Friedlander, Probing the Limits of Representation , Nazism and the “Final Solution”. Cambridge/Londres, Harvard University Press, 1992. 13 Edición revisada: Dresden im Luftkrieg: Vorgeschichte, Zerstörung, Folgen. Würzburg, Flechsig-Buchvertrieb, 1998.

  1. 14 Lebenszeichen: Dresden im Luftkrieg 1944/45;
  2. Dresde, Sandstein, 1994; Martha Heinrich Acht: Dresden 1944/45;
  3. Dresde, Verlag der Kunst, 2003;
  4. (El título del segundo libro es debido al hecho de que en el código de la red de defensas aéreas alemanas, se hacía referencia a Dresde mediante “Martha Heinrich Ocho”);

15 Es el Apéndice B, pp. 443-8. 16 A decir verdad, antes de esto menciona la cifra oficial manejada por el gobierno de la República Democrática Alemana (según fue publicada por el político comunista Max Seydewitz) y a la que se hará referencia un poco más adelante.

17 A decir de Taylor (p. 446), McKee declaró que mencionar una cifra menor había impedido la publicación de su libro en Alemania con el título Das Deutsche Hisroshima ( La Hiroshima alemana ). El libro fue publicado en inglés en 1982 con el título The Devil’s Tinderbox: Dresden 1945 (Nueva York, E.

Dufon). 18 Los altos mandos nazis deliberadamente deseaban que la población civil tuviera una imagen terrorífica de lo que les ocurriría si quienes habían bombardeado Dresde ganaban la guerra, para que de esta manera estuviera dispuesta a continuar luchando.

Taylor refiere (p. 371) que en las ruinas de muros a lo largo de todo el territorio alemán aparecía escrito lo siguiente: “Disfruta la guerra, ya que la paz será terrible”. 19 Según testimonios dados en los juicios de Nuremberg, Goebbels estimó el número de muertos en 40,000 (p.

372). 20 Max Seydewitz, Die Unbesiegbare Stadt: Zeitstärung und Wiederaufbau von Dresden. Berlín, 1955. 21 Munich, Wilhelm Heyne Verlag, 1977. 22 Dresde, Dresdner Museum, 1994. 23 Después de su libro sobre el bombardeo de Dresde, probablemente su libro más conocido sea Hitler’s War publicado en 1977 (y antes, en 1975, en alemán con el título Hitler und seine Feldherren ( Hitler y sus generales ).

El libro ha sido objeto de innumerables críticas y discusiones, por lo general negativas, aunque historiadores de mucho prestigio como John Keegan y (en menor grado) Hugh Trevor-Roper han formulado comentarios favorables.

Las dos afirmaciones más criticadas del libro son a) que Hitler ni ordenó ni tuvo conocimiento del Holocausto (rechazada universalmente y en concreto por Keegan y por Trevor-Roper), y b) que Churchill ordenó el asesinato del general polaco Sikorski (rechazada, entre otros, por Trevor-Roper).

  • La mayor parte de los libros de Irving (y en sus diversas ediciones) se encuentran disponibles en el Internet para quien quiera consultarlos, guardarlos en el disco duro de su computadora o imprimirlos;

24 Nueva York, Free Press, 1993. 25 Richard J. Evans, Lying about Hitler, History, Holocaust and the David Irving Trial. Nueva York, Basic Books, 2001 (véase en particular la sección 5. 2 “The Bombing of Dresden”); del que existe una versión electrónica que puede ser consultada en la página http://www.

¿Cuál fue el país más bombardeado en la Segunda Guerra Mundial?

7 septiembre 2016 Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron Fuente de la imagen, USAF Pie de foto, Se estima que unos 288 millones de bombas de racimo y unos 75 millones de bombas de otros tipos sin explotar quedaron esparcidas en Laos al finalizar la guerra. Las bombas “caían como la lluvia”. Así describió un ciudadano de Laos los intensos, secretos y devastadores bombardeos a los que fue sometido su país por parte de Estados Unidos durante la guerra de Vietnam entre las décadas de 1960 y 1970. Esas palabras fueron recuperadas este martes por el presidente Barack Obama, quien se convirtió en el primer mandatario estadounidense en ejercicio en visitar ese país del sureste asiático, al que describió como “la nación más bombardeada de la historia”.

“Dada nuestra historia aquí, creo que Estados Unidos tiene la obligación moral de ayudar a sanar a Laos “, dijo Obama. Tendrán mucho para hacer. De acuerdo con las agencias internacionales que se encargan de labores de retirada de las armas, unos 288 millones de bombas de racimo y unos 75 millones de otro tipo de bombas sin explotar quedaron esparcidas en Laos al terminar la guerra.

Durante los próximos tres años se gastarán unos US$90 millones para retirar los explosivos que aún quedan. Eso, luego de haber gastado US$100 millones en las últimas dos décadas con el mismo fin.

¿Cuántos niños murieron en una sombra en mi ojo?

Barcelona 17/03/2022 18:27 Actualizado a 17/03/2022 18:34 La película  Una sombra en mi ojo  es la última novedad de la plataforma Netflix que está causando auténtico furor. Este drama bélico estrenado el 9 de marzo cuenta cómo, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, pilotos británicos bombardearon una institución educativa situada en Copenhague por error. La tragedia provocó 120 víctimas mortales, entre las cuales 86 niños.

¿Por qué Alemania no invadio Suecia?

Breve reseña histórica de la época Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, las defensas suecas se encontraban en muy malas condiciones. Esto fue causado por el hecho de que durante la guerra de 1914-1918, el país se mantuvo neutral, a pesar de su clara simpatía por la causa alemana, pero además, hubo una notable reducción en sus fuerzas armadas en 1925.

Esto les llevó a planificar un rearme inmediato, el cual continuó durante los años que duró el conflicto, en especial ante la amenaza soviética, después de la invasión de Finlandia; la amenaza latente de Alemania y la amenaza aliada que fue comunicada oficialmente en 1940.

Ante aquella situación, la principal preocupación de Suecia fue cómo mantenerse neutral, a pesar de que sus simpatías con la causa alemana estaban intactas y hasta tal vez engrandecidas debido a los éxitos de Hitler en Europa. Cuando Alemania invade a Dinamarca y Noruega -porque de no hacerlo lo hubieran hecho los Ingleses quienes planificaron la invasión de los dos países para asegurarse sus minerales o para evitar que este fuera a caer en manos alemanas-  Suecia comienza a preocuparse por su situación militar, que se ve amenazada por Alemania, los Aliados y Rusia.

De hecho, el 5 de Abril de 1940, los ingleses le comunican a los suecos que si no cesan el suministro de minerales a los alemanes, los Aliados se verían forzados a tomar las medidas necesarias para cortar esos suministros.

Por todo ello, muchos pensaron que no había forma de mantenerse al margen del conflicto. Un punto muy importante para Alemania fue, que los suecos decidieron formar un gobierno de coalición, con todos los partidos representados en el Parlamento, excepto el Partido Comunista.

Alemania no tenía razones para atacar a Suecia por varias razones. Primero porque Alemania dependía del mineral de las minas suecas del norte, en especial hierro que representaba el 40% de las necesidades alemanas.

Muchos piensan que de atacar a Suecia los alemanes hubieran encontrado minas destruidas. Segundo, porque Suecia exportaba rodajes de bolas a Alemania, partes que eran vitales para mantener la maquinaria bélica. Tercero, porque los alemanes usaban las vías de comunicación terrestre de Suecia (carreteras y ferrocarriles) para transportar hombres y pertrechos a Noruega y Finlandia.

Por último, lo mencionado antes, el gobierno era totalmente anti-comunista. Por tanto Alemania no tenía ningún motivo para tener pretensiones contra ese país. El acuerdo inicial con Alemania fue de permitir el transporte de un tren diario con 500 hombres desde Trelleborg hasta Korsnj y uno semanal con 500 hombres desde Trelleborg a Narvik.

Cuando Alemania solicitó a Suecia, el 23 de Junio de 1941, el permiso para transportar toda la División Englelbrecht desde Noruega hasta Rusia, pasando por Suecia, surgió una crisis en el gabinete. Todos los partidos estaban de acuerdo, excepto los social demócratas y el rey Gustav V, manifestó que abdicaría se no se les otorgada el derecho de paso.

Finalmente el permiso fue otorgado el día 25 de Junio. El día 11 de Julio Alemania pide permiso nuevamente para transportar una División y su equipo desde Trelleborg hasta Tornio. Los preparativos militares suecos para detener la invasión aliada contra el norte de Escandinavia contó con 100 mil soldados en las fronteras del norte y en las minas unos mil hombres estaban a cargo de la custodia.

En el sur, la situación era distinta, los mandos militares solicitaron la movilización debido a los reportes de inteligencia sobre los movimientos de tropas en los puertos alemanes del Báltico. Sin embargo el gobierno consideró que era injustificado.

Pero, durante el conflicto, Suecia aceptó refugiados que llegaban de los países vecinos. Unos 80 mil niños refugiados de Finlandia fueron aceptados bajo la protección sueca. Hubo en total alrededor de un millón de refugiados de todas las nacionalidades, pero, cuando Alemania comenzó a retroceder después del desastre de Stalingrado, las políticas suecas hacia Alemania cambiaron y lo hicieron también por las presiones de los Aliados.

Por esa razón y viendo que la causa alemana era una causa perdida, decidieron primero detener el transporte de tropas y luego las exportaciones comenzaron a sufrir retrasos, hasta detenerse totalmente. El día 5 de Agosto de 1943, Suecia informó al gobierno alemán que el transporte de tropas por su territorio había llegado a su fin.

En esos meses Suecia comenzó a entrenar tropas danesas y noruegas para una próxima reconquista de esos países y al final de la guerra estaba preparada para ayudar en la reconquista de Noruega, pero la capitulación alemana hizo que no se llevara a cabo.

Toda esa situación llevó a que después de la guerra los propios suecos criticaran la supuesta neutralidad de su país, aunque muchos pensaron que la forma como procedieron era necesaria para evitar una confrontación con los alemanes. Pero, lo cierto es, que la historia es escrita por los victoriosos, la crítica se centró en la exportación de hierro a los alemanes, pero no tomaron en cuenta que las exportaciones de rodamientos de bolas para los ingleses fue mayor que para los germanos.

¿Qué son los daneses?

Daneses (danskere)
Ubicación   Dinamarca
Descendencia Aprox. 6,6 millones (2015)
Idioma Danés
Religión Predominantemente luteranos ; minorías de otras religiones.
  Dinamarca – 4. 963. 806   Estados Unidos – 1. 430. 897   Canadá – 200. 035   Brasil – 140. 000   Australia – 100. 000   Alemania – 100. 000   Suecia – 42. 602   Reino Unido – 18. 493   España – 8. 944   Groenlandia – 6. 500   Nueva Zelanda – 3. 507   Islandia – 2. 802   Islas Feroe – 2. 800   Irlanda – 809
[ editar datos en Wikidata ]

Los términos danés y dinamarqués [ 1 ] ​ pueden referirse a:

  • Gente con antepasados daneses o pertenecientes a esa etnia, ya sean habitantes de Dinamarca , emigrantes o descendientes de emigrantes.
  • Miembros de la minoría étnica del sur de Schleswig , una antigua provincia danesa.
  • Cualquiera cuya lengua materna es el danés.
  • Nacidos o ciudadanos de Dinamarca, lo que incluye una minoría alemana germanoparlante en Jutlandia del Sur.

¿Cuánto tardó Alemania en invadir Dinamarca?

  • Fiona Macdonald
  • BBC Culture

15 octubre 2018 Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron Fuente de la imagen, Getty Images Pie de foto, Alemania invadió Dinamarca el 9 de abril de 1940 y ocupó el país hasta la caída de los nazis, en mayo de 1945. El 29 de septiembre de 1943, un rabino danés interrumpió el servicio matinal en la sinagoga de Krystalgade en Copenhague y dijo: “No tenemos tiempo para continuar con las oraciones”. “Tenemos noticias de que este viernes por la noche, la noche entre el 1 y el 2 de octubre, la Gestapo vendrá y arrestará a todos los judíos daneses.

Tienen una lista de direcciones y vendrán a la casa de cada judío y nos llevarán a todos a dos grandes barcos que esperan en el puerto de Copenhague y a los campamentos en el continente”, advirtió Marcus Melchior.

“Hay dos cosas que deben hacer”, dijo además el rabino. “Número uno, mantenerse alejados de sus hogares el viernes por la noche. No sabemos lo que sucederá después, pero el viernes por la noche no estén en sus casas”. “Número dos, transmitan esta noticia a todos sus amigos, familiares, a quien puedan, para que también sepan que deben irse de la casa para el viernes”.

Y los días que siguieron marcaron una de las historias de resistencia más notables de la Segunda Guerra Mundial. Fuente de la imagen, Getty Images Pie de foto, La gran mayoría de los judíos de Dinamarca lograron escapar hacia Suecia, con la ayuda de la población civil.

Bajo las órdenes de Hitler, los judíos de Dinamarca debían ser deportados el 1 de octubre de 1943. Pero en el transcurso de unas pocas semanas, una red subterránea que contó con la ayuda de la población no judía del país logró que casi 8. 000 personas fueran trasladas en pequeñas embarcaciones hasta la neutral Suecia , donde estaban fuera de peligro.

¿Quién ataca Copenhague?

Segunda batalla de Copenhague
Guerras napoleónicas Parte de Guerras napoleónicas y Guerra de las Cañoneras
Incendio de Copenhague como resultado de los bombardeos.

¿Qué pasó con los niños en la guerra?

Las consecuencias de la guerra en los niños – «Más de un millón de niños han muerto en los últimos diez años como resultado de guerras comenzadas por adultos, bien por ser objetivos civiles o muertos en combate como niños soldados. El número de niños heridos o discapacitados es tres veces mayor, habiendo incluso más sufriendo enfermedades, malnutrición, violencia sexual y sufriendo duras dificultades y penurias. (1)» Consecuencias directas Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron Pese al hecho de que las guerras afectan también a los adultos, desafortunadamente los niños son, demasiado a menudo, las víctimas directas e indefensas de los horrores cometidos contra sus familias. En cada conflicto, numerosos niños son asesinados, heridos o incluso explotados. Otros son encarcelados, forzados a dejar su país para sobrevivir o a unirse a las fuerzas armadas convirtiéndose en “niños soldados”. Muchos se encuentran huérfanos y sin protección.

Un incontable número niños ha sido enfrentado a la angustia de la pérdida de sus hogares, sus pertenencias y personas cercanas. En tales condiciones, todas las constantes necesarias para el desarrollo de los niños son seriamente coartadas y los daños psicológicos de los conflictos armados son incalculables.

Otras consecuencias pueden ser añadidas a esta lista. Frente a los horrores de la guerra, los niños son sujetos a profundos traumas emocionales que los marcan y cambian para siempre. Estas heridas emocionales son difíciles de cicatrizar y tienen serias repercusiones en su vida futura.

Estos niños, incapaces de crecer en una atmósfera de confianza y habiendo tenido que hacer frente a atrocidades desde muy jóvenes, desarrollan la convicción de que la violencia es una forma como cualquier otra de resolver disputas, y por ello es difícil enviar un mensaje de paz y de seguridad internacional a futuras generaciones.

Consecuencias indirectas Los niños son también afectados por la guerra de una forma más indirecta. Los conflictos armados, además, conllevan la destrucción de infraestructuras y servicios básicos (hospitales, escuelas…), lo que impide a los niños tener acceso a la educación, a la sanidad y a otros cuidados.

¿Quién cuidaba a los niños después de la Segunda Guerra Mundial?

Nicholas Winton organizó el rescate de 669 niños destinados a campos de concentración nazi. Sus acciones le valieron el apodo de Schindler británico, en referencia al alemán Oscar Schindler, quien salvó a más de 1. 000 judíos.

¿Cuántos niños nacieron en la Segunda Guerra Mundial?

Frecuentemente, cuando un alemán contemporáneo se queja del creciente incumplimiento en la llegada y salida del transporte público, recurre a una frase de cajón que ha hecho carrera en las tres generaciones nacidas desde la capitulación germana. “Hasta en los peores momentos de la Segunda Guerra Mundial tres cosas funcionaron perfectamente en Alemania: los tranvías, la burocracia y la recolección de estadísticas.

Hoy solo funcionan dos”, dicen. Suena a humor negro, pero es una verdad histórica. Una llamada a la Central de Estadísticas, con sede en Wiesbaden, corrobora la afirmación, en lo que atañe a las estadísticas.

(Lea también: Tras derrota en la Segunda Guerra, 860. 000 alemanas fueron violadas) ” En 1945 nacieron en Alemania 527. 000 bebés. Siento decirle que por motivos ajenos a esta dependencia no podemos establecer cuántos varones y cuántas mujeres. En todo caso, ese año se registró el nacimiento de 493.

  • 000 bebés menos que en 1944 y 373;
  • 000 menos que en 1946;
  • La cifra del 46 se mantuvo más o menos en esa escala hasta 1964, cuando se produjo un boom de nacimientos correspondiente a 1’370;
  • 000;
  • Esto no ha vuelto a suceder;

¿Necesita que le repita el número año por año?”. El funcionario de turno en esa dependencia parece no tener necesidad de respirar. Dicta datos y cifras con tales destreza, eficiencia y amabilidad que apabulla. Esta corresponsal hizo la consulta para acceder al número de nacimientos en el año histórico de 1945 y la terminó con tres páginas rellenas de estadísticas valiosísimas –el alma numérica del pueblo germano– desde 1933 hasta nuestros días.

Y mucha más información sobre el destino de los nacidos en 1945, el año del fin de la guerra. En circunstancias de la peor calamidad en la historia reciente de la humanidad, bajo un promedio de siete bombardeos diarios, liderados por tres potencias y tropas de quince nacionalidades, medio millón de niños cumplieron, vivos, la cita con su nacimiento, por lo que clasificaron en la Central de Estadísticas y, sobre todo, en la historia de la nueva Alemania.

(Lea también: 70 años del fin del horror de la Segunda Guerra Mundial) Todavía no existe nombre en alemán para esos bebés del 45, pero basta con pasar revista al estado en que quedó el territorio germano meses antes y después de la capitulación y al estado de ánimo de sus habitantes para reconocerles el grado de sobrevivientes.

Con el transcurso del tiempo y de los hechos que protagonizaron, esos niños nacidos en circunstancias extremas y que hoy tienen los mismos 70 años de edad que la capitulación han demostrado ser componentes de una cosecha carismática de seres humanos, líderes guerreros y pacifistas.

Aquellos bebés acunados entre las ruinas de la Alemania nazi fueron los mismos jóvenes que a la edad de 23 y 24 años lideraron en Alemania, en París y en el resto de Europa las revueltas estudiantiles de mayo de 1968, que marcaron un hito en la historia a nivel mundial.

  • Salieron a la calle a protestar contra la guerra de Vietnam, reclamaron un nuevo sistema de educación e impusieron un nuevo estilo de vida, desinhibido, libertario y solidario;
  • Pero, sobre todo, según se desprende de sus testimonios entregados a este diario, memorias y anteriores entrevistas, los jóvenes de la cosecha 1945, conjuntamente, arrastraron a sus contemporáneos nacidos en el 44, 46, 47 en la dinámica de propiciar el rompimiento del mutismo enfermizo de sus padres sobre su participación y responsabilidad en la Segunda Guerra, un enorme servicio a su historia y al país que encontraron sus futuros hijos;

El ‘Káiser’ Tres germanos y un judío franco-alemán representan esa buena cosecha humana. Sus nombres y biografías ya son legendarios. Se trata, entre otros, del director de cine Wim Wenders, (París Texas, El cielo sobre Berlín, Buena Vista Social Club), el campeón y entrenador de fútbol Franz Beckenbauer y Daniel Cohn-Bendit (‘Danny el rojo’), líder de las revueltas de mayo de 1968 , quien conjuntamente con Tom Koenigs, hoy delegado del Gobierno alemán para el proceso de paz en Colombia, y Joscka Fischer, exministro de Exteriores de Alemania, fundaron y consolidaron el Partido Verde en Alemania y Francia.

  1. (Lea aquí: Tras 70 años, Alemania mantiene vivo el recuerdo de la atrocidad nazi) Wim Wenders nació el 14 de agosto de 1945, en Düsseldorf , tres meses y medio después de su gran compañero en la nueva cinematografía alemana, el también director Rainer Werner Fassbinder, nacido el 31 de mayo, quien murió en 1982, luego de revolucionar la historia del cine con películas como El matrimonio de María Braun y Berlín-Alexander Platz, con las que erigió un monumento a las mujeres y ciudades al final de la Segunda Guerra;

De la biografía de Wim Wenders, por su parte, se destaca el haber crecido en un hogar católico de clase media acomodada, en la que los padres no tenían tiempo para hablar con su hijo. “El silencio de los mayores, tanto padres como parientes, fue un tema que me sugestionaba mucho.

  1. Crecí cavilando sobre eso;
  2. De esas cavilaciones surgió, después, la necesidad de crear un personaje cinematográfico que leyera el pensamiento de la gente;
  3. Ese personaje encontró forma en el ángel de El Cielo sobre Berlín;

Sin duda, es una reelaboración de ciertas experiencias de la infancia”, consignó el director en su biografía cinematográfica. Bombardeo Escuela Copenhague 1945 Cuantos Niños Murieron Wim Wenders es una de las mayores figuras del nuevo cine alemán, un movimiento que entre 1960 y 1980 se caracterizó por la influencia francesa y los bajos presupuestos en sus películas. Foto: Archivo particular. “Leer el pensamiento de sus mayores” también fue una costumbre practicada en la infancia por el ‘Káiser’, Franz Beckenbauer, nacido el 11 de septiembre de 1945, en Giesing, a las afueras de Múnich. El padre de Beckenbauer era un funcionario de la Oficina de Correos y su madre, una ama de casa hacendosa cuya mayor preocupación era mantener todo en orden en el hogar.

  1. Bekenbauer amaba a su madre “por sobre todas las personas en esta tierra”, según ha dicho en varias entrevistas, pero, al tiempo, estar en su casa le resultaba aburrido por “esa costumbre de no hablar claramente de las cosas;

Entonces, como todo niño de mi generación, criado con cercanía al campo, me la pasé callejeando y jugando en la calle”, y de esa forma evadió el silencio generacional de sus padres. Su refugió en el fútbol, que se convirtió en la mejor manera de rendirle tributo a su héroe de infancia , un tío paterno, jugador de fútbol, “con quien incluso de niño podía hablar de todo, sin que en determinado momento se quedase callado, meditativo y definitivamente fuera de mi alcance”, dijo Beckenbauer hace algunos años a una cadena de televisión germana.

  • Esta ha sido una de las pocas ocasiones en que ha accedido a hablar sobre su biografía antes de ocuparse de su carrera profesional en el fútbol, que comenzó precisamente en los años 60;
  • ¿Y la guerra? “De mayo del 68 no hay mucho más para decir;

De mi infancia, un par de frases: pregunte a su alrededor, entre los de mi generación, y comprobará que hay un hilo conductor. Todos nosotros necesitábamos romper el silencio de nuestros padres y mayores. El silencio que predominaba en mi casa, en mi infancia, entre Fráncfort y París, no era el silencio de los culpables o responsables, sino el de las víctimas.

Era un mutismo doloroso. Encontrar amigos que sentían en cierta forma lo mismo que yo, en Alemania, fue una revelación y también un alivio para mí”, dijo Daniel Cohn-Bendit desde París a EL TIEMPO. Daniel Cohn-Bendit nació el 4 de abril de 1945, en Montauban, provincia francesa.

Sus padres, judíos alemanes, emigraron de Berlín a Francia en 1933, huyendo del nazismo, que acorraló y sentenció a muerte a sus tíos y abuelos, quienes decidieron libremente quedarse en Alemania. En Francia, el padre de Cohn-Bendit no logró establecerse como abogado y cayó en el alcoholismo.

  • La madre sostuvo el hogar, trabajando día y noche en una fábrica, por lo que tanto Daniel como su hermano se criaron prácticamente solos;
  • En los años cincuenta, la familia se estableció de nuevo en Alemania, esta vez en Fráncfort, donde Daniel Cohn-Bendit escogió la nacionalidad alemana sobre la francesa;

Desde 1966 hasta 1968, vivió alternadamente en Fráncfort y París, liderando, bajo el nombre de ‘Danny el rojo’, la revolución estudiantil de mayo del 68. ” Nuestro mayor logro. Nuestro ideal era el de sacudir las estructuras del silencio que se habían enquistado en la sociedad.

Comenzamos por sacudir a nuestros padres. Les exigimos que hablaran sobre lo que habían hecho durante la guerra”, recuerda otro de los protagonistas de ese tiempo, Tom Koenigs, hoy figura en Colombia por ser el delegado especial de Alemania para el proceso de paz.

“Mi padre murió el 27 de abril de 1945. Es decir, doce días antes de que terminara la Segunda Guerra. Lo asesinaron las SS (Escuadras de Defensa), por haber desertado del ejército genocida de Hitler. Pero mi familia calló ese hecho y sostuvo todo el tiempo que él había caído en combate, para no atraer sobre sí el escarnio y para que mi madre no perdiera la pensión de viudez que le correspondía y con la que pudo sacarnos adelante a mí y a mi hermano”.

  1. “El silencio sobre toda esa historia era tan pesado y tan generalizado en mi infancia que yo, solo hasta los 17 años, pude ver una foto de un campo de concentración;
  2. Allí comenzó el tiempo de hacer preguntas;

La mayoría de integrantes de mi generación se las hicieron a sus padres a partir de su adolescencia: ¿Qué hiciste tú en la guerra? ¿Qué sabías tú del Holocausto? ¿Participaste del genocidio? Solo entonces comenzó el trabajo sobre el pasado. Es decir, la recuperación de la memoria histórica que hoy, setenta años después del fin de la Alemania nazi, todavía no termina “, concluye Koenigs.

¿Qué sucede con los niños en la Primera Guerra Mundial?

Muchísimos niños quedaron huérfanos como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. El CICR trabajó con las Sociedades Nacionales de algunos países que estaban en guerra en pos de organizar refugios para niños, que siguieron funcionando durante mucho tiempo después de que finalizó la Primera Guerra Mundial.

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